EL ESTADO SOCIAL DE LOS MUDÉJARES EN LA CORONA DE

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EL ESTADO SOCIAL DE LOS MUDÉJARES
EN LA CORONA DE CASTILLA-LEÓN
I: INTRODUCCIÓN
Desde la conquista de Toledo acaecida en 1085 por el Rey de Castilla-León Alfonso VI
hasta la conquista de Granada llevada a cabo por los Reyes Católicos, todos los
monarcas de Castilla-León tuvieron que hacerse cargo de la población de estos
territorios y otorgar una serie de Fueros y ordenanzas, en los cuales quedaban
especificadas las pautas que regirían la convivencia entre los diferentes grupos
religiosos y culturas de los reinos hispánicos, estableciendo normas, privilegios y
prohibiciones otorgadas por los reyes hacia sus vasallos moros, ya fuera siervos, libres o
tornadizos, en las ciudades que iban siendo conquistadas.
Los poderes políticos y en este caso la Monarquía, tuvieron que crear un marco legal
donde la convivencia entre los cristianos y los musulmanes estuviera dentro de la
normalidad, ya que estos últimos pasan de ser enemigos a ser vecinos.
II. ESTADO LEGAL DE LOS VASALLOS MUDÉJARES.
En el periodo anterior, donde la legislación foral, fruto de la Edad Media, no se había
desarrollado ampliamente, los esclavos eran considerados, solamente como “cosas” y no
como personas, tal y como venía siendo refrendado tanto por el derecho romano como
por el visigodo, en el Liber Iudiciorum, que perdurará en la época musulmana y que
tendrá su continuación en el Fuero Juzgo, traducción del Liber Iudiciorum ordenada
por Fernando III .Todavía en el Fuero de Nájera, concedido por Alfonso VI, en 1076,
se consideran a los esclavos sarracenos con una gran desconsideración hacia sus vidas
donde cada una de ellas se valoraba en doce sueldos y medio. Será en el Fuero de Jaca,
dado por Sancho Ramírez, donde se les considera como personas y no como bestias.
Legalmente, su condición no se diferenciaba tampoco de la de los siervos cristianos.
En el Fuero de Castilla, el viejo, se reconoce el derecho de hacer justicia hacia los
cristianos y moros sólo al monarca. En el Fuero de León y en el de Villavicencio, se
concede la libertad a los siervos que fuesen a poblar estas villas, a excepción de los
“moros comprados” y de sus hijos, que deberán ser devueltos al señor al que
pertenezcan.
En el Fuero de Miranda de Ebro, otorgado por Alfonso VI (1099), extendía sus
disposiciones a todos los pobladores.
Las modificaciones de la ley de mudéjares en el reino de Toledo, viene dado por el
Fuero de Madrid. Sus disposiciones generales y las referidas a los mudéjares, en
particular, se pueden agrupar en tres clases:
-
1ª: Las disposiciones que penan hurtos y heridas.
2ª: Las que arreglaban las relaciones entre los moros, horros (moros libres) o
libertos con los señores a los que pertenecían.
3ª: Las formas de los juicios.
En materia de hurtos se disponía, que si la persona que lo cometía era un moro libre las
penas aplicadas serían distintas que si el moro era cautivo. En el primer caso las penas
solían ser capitales (ahorcamiento) y en el segundo se aplicaban, normalmente
mutilaciones de manos o pies. Por lo tanto esta disposición coloca al esclavo moro en
mejor condición que el mudéjar libre.
En materia de heridas, se establece que si el moro hiere a un cristiano, éste tenía que
pagar setenta sueldos por la herida. Esto sólo se podía aplicar siempre y cuando fuera
encontrado culpable, previa declaración de los testigos que obligatoriamente debían ser
uno cristiano y otro moro.
En cuanto a la legislación establecida por Fernando III, se aplicarán los fueros existentes
a las poblaciones reconquistadas. Pero tuvo que hacer frente a un problema, la
población. Los territorios conquistados eran muy extensos y poco poblados. Esta
situación viene dada por que población musulmana había huido de las grandes ciudades
y núcleos de población antes de ser conquistados por las tropas cristianas y la mayoría
de ellos se habían dirigido hacia el sur. Esta práctica era bastante habitual, pues hay que
recordar que la doctrina del Islam, aconseja a todos los musulmanes que vivan en
territorios conquistados por los cristianos, buscasen refugio en tierras controladas por el
Islam. Pero la realidad era otra y todavía en el s. XIII existían grandes cantidades de
población musulmana que vivía en Castilla.
Los musulmanes fueron utilizados para repoblar los territorios conquistados y obligados
a instalarse en las poblaciones de nueva planta.
Estos musulmanes repobladores podían ir acompañando a un señor, como siervos o
esclavos que eran o, por el contrario darles una carta de población propia que les
permitía habitar un lugar determinado, si se trataba de un grupo.
En cuanto a la legislación, el rey será la única persona que tenga derecho sobre la vida
de los musulmanes, ya que le pertenecen y son de su propiedad. Éstos deben vivir bajo
su protección sin tener miedo por su seguridad, a cambio deben observar las leyes y
respetar la propiedad ajena.
En las poblaciones ocupadas principalmente por cristianos, los moros no podían tener
mezquitas de nueva construcción, ni podían celebrar públicamente las ceremonias de su
culto, pero si podían mantener las mezquitas antiguas, sobre las cuales, el rey ejercía su
patronato.
A los moros, en este momento, se les prohibió abrazar otra religión que no fuera la
verdadera, o sea el cristianismo, imponiéndoles multas de cien mil maravedíes, además
de ser declarados esclavos del rey. Esta ley era aplicada tanto a los moros como a los
judíos.
La seguridad civil de los sarracenos estaba protegida. Todo aquel que cometiera un
atentado contra los muslimes debería pagar con su sangre a las aljamas que tuvieran este
privilegio.
En cuanto a los enjuiciamientos, muchas veces los mudéjares eran incapacitados como
testigos y no podían prestar declaración, ya que pertenecían a otra religión y no
procesaban el cristianismo.
Tampoco podían ser voceros o abogados en cuestiones de cristianos, sólo podían ejercer
como tales en sus propias causas, defendiendo a uno de los suyos, pero nunca en contra
de un cristiano.
También se prohibía los matrimonios mixtos y en el tema de la lactancia, práctica muy
habitual en esta época, una cristiana no podía criar a un hijo de un moro.
Pero esta misma legislación permitía que los esposos moros pudieran permanecer
unidos, en el caso de que uno de ellos abrazara la religión cristiana. Para ello se permitía
que el moro convertido al cristianismo, pudiera conservar a su mujer, aun en el caso de
que tuviera más de una.
La práctica de la poligamia entre los moros hispanos no era demasiado habitual, ya que
tras la Reconquista, las clases dirigentes no permanecieron en la Península y sólo quedó
una gran cantidad de población dedicada, sobre todo, a la agricultura y la artesanía, con
lo que su situación económica no les permitía mantener varias esposas, tal y como rezan
las disposiciones del Corán.
La prohibición de vivir y comer con los cristianos no era extensiva a todos los moros,
pero si obligatoria para los hebreos.
Otra prohibición que aparece en esta legislación, trata sobre la blasfemia. La blasfemia
estaba penada con el embargo de los bienes, poniendo al blasfemo en presencia del rey,
y éste podía disponer de él a su antojo.
Desde antiguo se había intentado adoptar un distintivo que cada sarraceno portara en su
vestimenta y los distinguiera del resto. Para ello se decretaron una serie de ordenanzas,
como las de Sevilla (1252) por las cuales se les prohibía llevar el cabello, vestimenta y
calzado como venían haciendo siguiendo sus costumbres t tradiciones.
Después de estas disposiciones, aparecen otras nuevas, que son las disposiciones de
morada, ley promulgada en las Cortes de Jerez de 1268, por las cuales los moros y los
judíos no pueden vivir en los mismos barrios donde moran los cristianos. En este
momento aparecen los barrios diferenciados para cada grupo religioso. Esto será
obligatorio para los hebreos, pero no tanto para los musulmanes, ya que todavía en
tiempos de Alfonso X, no se obligaba a los musulmanes a ocupar barrios apartados o
morerías.
Las disposiciones y ordenanzas dadas por Alfonso X sobre los mudéjares, son una suma
de las disposiciones anteriores, de las cuales son herederas y otras nuevas reflejadas en
Las Partidas.
En el espacio de dos siglos, tiempo que transcurre desde las primeras disposiciones
entre hasta las promulgadas por los Reyes católicos, hay variaciones sobre el estado
social del pueblo sometido.
Era notable el empeño del clero español para mantener intacta la pureza de la fe
cristiana. Estos pormenores quedaron reflejados en los distintos concilios realizados,
durante el s. XIV, en Castilla –León. Ya Alfonso X había intentado la conversión de los
musulmanes mediante la predicación y el convencimiento.
El primer Concilio se reúne en Valladolid en 1322 y allí se trataron varios puntos:
- 1º: Sobre las ofensas que inferían los infieles al culto de la religión cristiana.
- 2º: Sobre el grave daño que producía a los católicos la comunicación con moros y
con judíos.
- 3º: Al desamparo en que la poca caridad de los fieles dejaba a los musulmanes
convertido al cristianismo.
En el Concilio de Palencia (1388) se pone de manifiesto:
-1º: La separación de los moros y judíos en barrios apartados.
-2º: Comienzan las disposiciones sobre la generalización de las morerías y juderías
como lugares habituales de residencia de los infieles.
En cuanto a las disposiciones civiles, se impusieron, habitualmente, a todos los
sarracenos del territorio. En la imposición de la legislación mudéjar podemos señalar
cuatro momentos principales: las disposiciones de Alfonso XI, las de Enrique de
Trastámara, las de Juan II y las de Don Enrique IV.
Con Alfonso XI, se aplican a los moros una serie de prohibiciones, como las de ser
pesquisidores, recaudadores de las rentas reales o almojarifes y arrendadores de las
mismas.
Tampoco podrán utilizar nombres cristianos, costumbre que hasta este momento estaba
bastante arraigada entre los moros de la Península.
También se les prohibía hacer contratos y practicar la usura.
Estas disposiciones fueron mantenidas y reiteradas por Enrique de Trastámara.
En cuanto a Juan II, este monarca amplia las disposiciones promulgadas por los
anteriores. Desde este momento, se les exige a los moros que lleven distintivos en sus
ropas como un capuz o capellar de color amarillo verdoso y una luneta sobre el
hombro derecho.
En 1412, la reina madre Doña Catalina, impulsó:
- La formación de cercados para las morerías
- Se les prohibió la realización de cualquier oficio público, así como el comercio
con los cristianos.
-También intentó que los moros fueran juzgados, solamente, por tribunales
cristianos.
- Les prohibía que comiesen con cristianos. Tampoco podían tener tiendas de comer
y de beber.
- No podían ejercer diversos oficios como son: especieros, cirujanos y boticarios.
- No podían visitar ni administrar medicinas a ningún cristiano.
Enrique IV intentó proteger a sus vasallos mudéjares. Formaron parte de su guardia y
pudieron conservar sus usos, costumbres y vestimentas.
Esta situación perduró hasta el reinado de los Reyes Católicos quienes restablecieron,
aunque de una forma parcial, la antigua legislación, modificando algunos
ordenamientos anteriores y los de Juan II.
Desde la rendición de Málaga, cuyos habitantes fueron sometidos y esclavizados, ya
que no habían podido hacer frente a las elevadas cantidades de dinero exigidas para su
liberación. Se les hace una serie de concesiones extraordinarias que estarán en vigor
hasta la toma de Granada.
Las capitulaciones dadas en 1487, por los Reyes Católicos en Málaga estipulaban:
-1º: Todos los habitantes musulmanes serán recibidos como vasallos.
-2º: Deberán seguir pagando los diezmos a los reyes cristianos como hasta ahora
habían venido haciendo al rey de Granada.
-3º: Podían mantener sus costumbres
-4º: Que los renegados no fueran afligidos con violencias.
-5º. Que pudieran optar a pasar a África pasado un año de las capitulaciones
aquellos que quisiesen. Para ello, los musulmanes dispondrán de navíos que los
trasladen, aunque deberán pagar un pasaje y un tanto por ciento por los bienes que
transporten.
-6º: Mantienen sus almuédanos, aljamas y alfaquíes.
-7º: No se les obliga a llevar señales que los identifiquen en los vestidos.
-8º: Podían comerciar en todas las zonas cristianas, incluso en la frontera, siempre
que tuvieran autorización del alcalde del lugar.
-9º: Tenían la prohibición de comerciar con el reino de Granada hasta que éste no
hubiese sido conquistado. Así como ayudar a los habitantes de este reino y mucho
menos a los fugitivos ya fuesen cristianos o musulmanes.
-10º. No podían juntarse carnalmente con los cristianos. Por lo tanto se prohibían los
matrimonios mixtos. Su incumplimiento estaba penado con la pena de muerte.
-11º: Podían establecerse en cualquier territorio de la Corona de Castilla para
comerciar o residir.
-12º: Se les pagará un salario justo cuando realicen labores de reparación y
reconstrucción de las fortalezas dañadas en las campañas militares.
-13º: También deberán entregar todas las plazas conquistadas a los reyes cristianos.
Mucho más ventajosas fueron las capitulaciones de Almería, donde se les otorgaba los
siguientes derechos:
-1º: Podían ser juzgados por sus alcaldes.
-2º: Podían conservar las rentas de sus aljamas.
- 3º: Se establecía que los cristianos no pudieran entrar en las casas de los moros en
contra de su voluntad, como tampoco podían hacerlo en sus mezquitas.
-4º: Seguridad a los navíos venidos de tierra de moros a su puerto.
-5º: Que fueran libres cuantos nativos viniesen de tierra de cristianos a Almería, Baza
y Guadix.
-6º: Se les eximía durante tres años del gago de todo pecho y tributo.
-7º: La administración de las rentas de la mezquita, hospicios y escuelas estarán
depositadas en manos de los alfaquíes.
-8º: Declara muslimes de derecho a los hijos de moros y cristianas.
-9º: No se admitirán al cristianismo a las moras antes de ser amonestadas por parte de
los suyos, como tampoco las renegadas sin declaración de su voluntad ante cristianos y
moros.
En cuanto a las Capitulaciones otorgadas a Granada por los Reyes Católicos en 1491,
no difieren en demasía de las vistas anteriormente.
-1º: Los Reyes musulmanes deben entregar la ciudad de Granada, el Albaicín y los
arrabales en el plazo de cuarenta días.
-2º: En este plazo todos los moros se entregarán a los Reyes Católicos como vasallos.
Para realizar esta entrega de una forma segura se entregarán como rehenes el alguacil
Jusef Aben Comixa y quinientas personas más, pertenecientes a las principales
familias del reino Nazarí. Éstos serán puestos en libertad cuando se haya realizado la
entrega de todas las fortalezas. También será puesto en libertad el príncipe, sus esposas
y criados.
-3º: Podrán mantener sus casas, sus haciendas y heredades de forma definitiva.
-4º: No se les podrá hacer daño, siendo respetados como súbditos de los reyes que
son. Los infractores de esta disposición serán castigados por la justicia.
-5º: Podrán mantener sus mezquitas, torres y almuédanos.
-6º: Mantendrán sus usos y costumbres, así como la recaudación de sus rentas para
el mantenimiento de sus mezquitas y aljamas.
-7º: También podrán ser juzgados por sus jueces y cadíes según sus leyes. Si el pleito
es entre un moro y un cristiano, cada uno será juzgado por sus jueces, en el caso de los
cristianos por el alcalde y por sus leyes, para que no exista perjuicio entre ellos.
- 8º: No les podrán ser confiscados ni sus caballos ni sus armas, solamente aquellas
que los reyes hayan estipulado que deben ser entregadas por razones de seguridad.
-9º: Se les permite salir a Berbería a todos los habitantes de Granada, del Albaicín,
de los arrabales y las Alpujarras que así li deseen, dándoles los reyes protección tanto
para ellos, sus familias y sus bienes, bienes que podrán vender de la forma y manera
que mejor les convenga. Para ello tienen un plazo de tres años. Pasado este tiempo
deberán pedir una licencia al rey y pagar por cada uno de ellos y el flete del navío que
los traslade. En el caso de querer volver, podrán hacerlo bajo licencia real y se
acogerán a estas capitulaciones como el resto de los súbditos moros.
-10º: Los moros que decidan quedarse y someterse a vasallaje deberán llevar
distintivos que los identifiquen, tal y como ya sucedía con los judíos.
-11º: Los reyes musulmanes pagarán los diezmos cristianos, mientras que el resto de
la población pagarán los mismos tributos que pagaban a sus reyes.
- 12º: Los cristianos tendrán prohibido entrar en las mezquitas, solamente podrán
hacerlo si tienen permiso de sus alfaquís. En el caso contrario serán castigados
conforme a la ley.
- 13º: los cristianos convertidos al Islam, antes de estas capitulaciones, deberán ser
respetados. De la misma forma que los moros no deberán ser obligados a convertirse al
cristianismo.
Estas son a grandes rasgos las normativas legislativas, dadas por los diferentes reyes
de Castilla-León con respecto de sus súbditos mudéjares.
CONCLUSIÓN
Los diferentes reyes cristianos, conforme iba avanzando la Reconquista, debieron
tomar decisiones sobre la población de los territorios conquistados, otorgándoles una
serie de Fueros que regirían la vida diaria y la convivencia de los diferentes grupos
sociales. Pero la realidad es que a la toma de las ciudades siguieron la expulsión de los
habitantes que en ellas vivían, siendo repobladas por nuevos pobladores,
mayoritariamente cristianos quienes impondrán sus normas y costumbres, quedando
los musulmanes relegados a un segundo plano o siendo reducidos a la esclavitud. Será
una población claramente dominada por los vencedores, desestructurada política,
social y culturalmente, en una palabra “castellanizada”. Los tratados y acuerdos a los
que se llegaron tras la Reconquista, en la mayoría de los casos, no fueron cumplidos.
Posteriormente se les obligó a la conversión al cristianismo forzosamente, pasando de
ser mudéjares a moriscos, hubo sublevaciones y revueltas, como la acaecida en las
Alpujarras granadinas en el siglo XVI, terminando con su expulsión definitiva
decretada por Felipe III en 1609.
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