OLSEN en A. GHIHARDI Profesor de Filosofía del Derecho la Unívers íd ••d Católica de Córdoba Colección FILOSOFÍA Y DERECHO 7 . ADVERTENCIA· REPROOUCCIÓN BIBLlOGRAFICA CON FINES se .¡::} ¡\~"Il'MIPO!! Lecciones de introducción a la filosofía del derecllo oDDD EDITORIAL DE ALFREDO ASTIlEA y RICARDO BUE:-'¡OS AIRES 1080 DEPALMA EL 48 SABEn ESPECULATIYO B) Los tipos de saber científico l. El plutalismo y filosófico metodológico De una manera muy general, cOl~templando la totalidad del saber, se ha dicho que existe un saber vulgar, un saber científico Lun saber filosófico. Pero, de manera más estricta, nos interesan los dos últimos. A poco que analicemos el saber científico, advertimos que existen muchas ciencias, y que éstas han aparecido en diversos período~ de l~ hist~ria. Al mismo tiempo, fácil es advertir de inmediato que sada ciencia tiene un método W'opio, y que éste debe ser adecuado a la especial naturaleza de cada saber. De ahí se explica que el principio fundament~l de toda epistemología sea el pluralismo metodolo- ss«: • ? La fundamentación del aserto precedente se encuentra en la distinción entre objetos materiales y ohietos [ormales. El objeto material es aquel "sobre el cual re cae una actividad cualquiera -acti- ciencia, el conocimiento de la realidad en lo que inclusive en lo que es su último fundamento". 2 J. Maritain, Los grados .. " C,1pS. la realidad y EL SABEn PRÁcnco 49 vidad cognoscitiva, por cierto-, p'rescindiendo del. modo en que se hace". El objeto formal "es el especial punto de vista, es el particular aspecto desde cuyo ángulo el ente es aprehendido" 3. Así, un mismo ente -Pedro, por ejemplo- puede ofrecerse como objeto material a la Biología, a la Antropología, a la Psicología, etcétera; ciencias que lo estudiarán desde su especial punto de vista u objeto formal. Maritain ha insistido en la no siempre advertida importancia del tema 4. Quiere decir que cuando el ente individual ingresa al universo de los objetos científicos, puede ser alumbrado desde diversos puntos de vista. Según sea ello, será objeto de tal o cual ciencia, y según sea ésta, será el método utilizado para su estudio. Pero a nosotros, por ahora, nos interesa una nueva distinción, que ,abarca tanto el saber científico como el filosófico. Así, es posible, desde cierto punto de vista, distinguir dos tipos de saber:-.l!!L saber especulativo, y un saber práctico. El prime~ fundamentalmente explicativo; es el saber que indaga por 'la cosa y el fenómeno, sin otro propósito. El segundo es 1.111 saber para dirigir la conducta y la acción del hombre . .\ es, e 3 O. Derisi, II y IV. "Actualidad 4 Su antecedents 4. Ghirardi. Lecc. . ... " es Santo Tomás, Comentario ... , V, 1. EL 50 2. El saber especulativo: SABER ESPECULATIVO Sus grados El saber especulativo da origen a las ciencias especulativas. Por medio de ellas, el hombre desea conocer, simplemente para conocer. El vocablo especulativo proviene de la palabra speculum (espejo); es decir, se aspira a la verdad, al logro del fiel reflejo de la realidad. En cuanto el hombre intenta conocer, el entendimiento va en pos de lo inteligible. En el mundo de la realidad, de la existencia, se encuentran los inteligibles, alimento natural de la inteligencia humana. Y_~n esa búsqueda, la inteligencia procede por abstracción, develando diversos niveles, en un lento aproximarse a la aprehensión de lo que la cosa es. Hay, pues, distintos niveles, distintos. grados de abstracción. Los grados de abstracción comportan, por consiguiente, en su búsqueda de hondura, tres grados de "inmaterialidad o inmaterialización del objeto" S, que J acques Maritain, en su Filosofía de la naturaleza, sintetiza así: "En el primer grado, el de la física (física en el sentido general, muy universal, que esta palabra tenía para Aristóteles, puesto que abarca tanto la filosofía de la naturaleza como las ciencias de la 5 Abstraer significa separar mentalmente. y EL SABER PRÁCTICO 51 misma), el espíritu hace abstracción de la materia singular e individual, pero solamente de ésta: y ~ objeto que a sí mismo se presenta, I~<2.J2uedeexistir sin la materia sensible, ni ser concebido sin ella; su noción encierra constituyentes material-sensibles. Este objeto es el ser en cuanto sometido a mutación, por lo que Aristóteles decía: 'Ignorar el movimiento es ignorar la naturaleza'. "En el segundo grado de abstracción tenemos el conocimiento matemático. Aquí el espíritu hace abstracción de la materia sensible -es decir, de la materia en cuanto revestida de cualidades activas que caen bajo el dominio de los sentidos-, yA objeto que se presenta a sí mismo es la cantidad abstracta que no puede existir sin la materia, pero que puede ser concebida sin la materia sensible; su acción no encierra la materia sensible. "En el tercer grado de abstracción llegamos al nivel metafísico. En éste el espíritu hace abstracción de toda materia, tanto de lo que los antiguos llamaban materia sensible, propia del primer orden de visualización, como de la materia inteligible -es decir, de la extensión, de la cantidad misma, propia del segundo orden de visualización abstractiva-, y el objeto al cual conduce el saber es entonces el ser en cuanto ser, que no sólo puede ser concebido, sino que puede existir sin la materia" 6. 6 J. Maritain, Filosofía ... , p. 25. _ ADVERTENCIA - REPRODUCCIÓN BIBLIOGRÁFICA QQN PINES BOLO ACAOéMICOS EL SABER ESPECULATIVO 52 Quiere decir que, en el primer grad? ,de ,abs. , el /;} arado menos pro tunda de la intensidad traccion, abstractiva, la razón pone aparte únicamente la materia individual, y trata de penetrar la naturaleza del ser en cuanto móvil (del ser físico). Es el campo propio de las ciencias naturales y de la Filosofía de la Naturaleza. En el segundo grado de abstracción, la. razón penetra ya más intensamente, pone aparte tambi~n toda materia -no sólo lo individual-, y se gueda únicamente con la cantidad, tratando de penetrar la naturaleza del ser en cuanto extenso. Es el campo propio de las Ciencias Matemáticas. En el tercer grado de abstracción, la razón llega a lo más profundo, y p'one aparte absolutamente todo, y se gueda Únicamente con el ser en cuanto ser. Es el campo propio de la Metafísica. Como fruto de este conjunto gradual y en virtud de su inter-relación aparece una ciencia intermedia, híbrida, una ciencia cuya materia es dada por la realidad física, por las medidas que se encuentran en ella, pero cuyo objeto formal y procedimientos son matemáticos. Se ha dicho que esta ciencia intermedia, o simplemente media, es materialmente física y formalmente matemática 7. . 7 Cfr. nuestra Hermenéutica, .. , 5o" Y EL SABEH PHACTICO 3, El saber práctico lO) La íilosofía práctica en general, o filosofía T!!:!!!!!l. Habíamos dicho que el saber especulativo es fundamentalmente explicativo, que interesa a ese saber lo inteligible en toda su pureza, y que, por vía de la abstracción, la inteligencia se eleva desde la ciencia empírica h8.sta la metafísica, alcanzando niveles cada vez más alejados de la materia. .Pero si la inteligencia aspira a lo inteligible alej .indose de la materia, el hombre no es sólo espíritu, sino un compuesto del espíritu y materia. Logrado el saber especulativo, en algo así como una parábola, se produce un movimiento de retorno al universo de la existencia humana. En este nuevo con~ con lo real sensible, se da, entonces, un nuevo ~ipo de saber. Es el sabe-;:-:¡;:áctico. y se denomina así por cuanto no nos lleva fundamentalmente al saber en cnanto tal, sino al saber para obm1' y. para hacer 8. o debe entenderse, sin embargo, que el saber de tipo práctico tira por la borda los principios adquiridos por la vía del saber especulativo. Como el hombre es un ser que participa del orden natural y lo conoce, no puede abdicar -a los fines del saber práctico- de las razones de ser y de las estructuras inteligibles que le son propias. La filoB r lIíaritai!1, Los gredus. , ., l. U, p. lOf:J, C:-, 54 EL SABER ESPECULATIVO sofía práctica es un saber que tiene por objeto la acción -y, por ende, la conducta-, y, como tal, no solamente prescriptiva. Diríamos de manera lapiclaria: lo prioritario todavía es el saber; lo que le sigue es la prescripción en orden a ese saber. y a esto tiende el saber práctico. De ahí que se diga que este saber de la filosofía práctica regula desde lejos la acción, porque su "modo de discernimiento de lo verdadero es todavía típicamente especulativo" 9. El juicio gue formula la filosofía práctica es siempre un juicio de conocimiento. Su verdad es formalmente cognoscitiva, aunque, evidentemente, se trata de un conocer como fundamento de la acción. Es aún un juicio de conocimiento, pero para dirigir la acción. Si el propósito es conocer con ese fin, naturalmente que ese conocimiento ha de influir sobre la voluntad. Desde lejos se opera este objetivo siempre presente en todo el proceso, porque' el conocimiento yace y subyace en la conciencia de cada persona. Es legítimo aseverar, entonces, que desde el primer momento la filosofía práctica se dirige "hacia lo operable en, cuanto tal, y hacia la posición del acto en la existencia" lI). La filosofía moral pro<- cede de modo especulativo en cuanto a los medios de aprehender y de juzgar, y de modo práctico en cuanto a las condiciones del objeto conocido y a la marcha del razonamiento 11. El fin de la filosofía práctica es la regulación de las acciones humanas mediante los principios supremos para lograr el bien absoluto del hombre (bien absoluto naturalmente cognoscible) 12. Coherentemente, una cuestión que se plantea la filosofía práctica o filosofía moral es ésta: ¿ Cuál es el bien absoluto del hombre? Para ello debe indagar en qué consiste en el orden natural el fin último del hombre. De ahí que no pueda renunciar jamás al estudio de la persona humana, al análisis de los actos humanos, su naturaleza y mecanismo, en miras a su dirección, distinguiendo lo bueno de lo malo. Por consiguiente, será preciso conocer la regla suprema de esos actos (o sea la ley eterna, la ley natural) y las reglas inmediatas (es decir, las cuestiones que conciernen a la conciencia) 13. ,2..9) La ciencia práctica en general (o ciencia moral) . Cuando después de haber remontado por la vía exIili~ativa el conocimiento del ser, deseendemos ..F.0r la vía del conocimiento de la acción 11 9 lI) J. J. Maritain, Marítain, Los grados, .. , p. llO. Los grados ... , p. 330. 55 y EL SABER PRÁCTICO J. Maritain, Los grados .... p. 33l. J. Maritain, Introducción .. " p. 124. Maritain, Introducción ... , p. 232-33. 12 Cfr. 13 J. J EL 56 SABER ESPECULA TlVO hacia la experiencia diaria, tomamos contacto nuevamente con lo concreto y singular. Nuestra ipte.ligencia viene enriquecida, induda~lemente, 'para tomar partido con las cosas en el umvers~ <!e_e.s!as, móvil y cambiante. Es un universo de acciones humanas en un mundo temporal. Hav todavía aquí un saber, no ya filosófico, sino ostrictamente científico, en cuanto la inteligencia aspira a regular la acción. Mientras la filosofía práctica es aún explicativa, el saber es prioritario, ~n la ciencia práctica el saber deja de ser prioritario, y pasa a eouilibrarse con lo prescviptioo. Actúa la ciencia práctica como reguladora de la acción en lo singular y concreto. Es llamado por Maritain saber prácticamente práctico; pero se vale todavía del «universal y de las razones de ser" 14 Aquí el modo de saber es práctico, pues "~e tra:a de preparar la acción y de señalar sus reglas proximas" 15. Los conceptos y las nociones en las ciencias prácticas tienen un sentido muy distinto del que tienen en las ciencias especulativas. En éstas su valor es de pura inteligibilidad; en aquéllas los conceptos no son de pura inteligibilidad, sino que tratan de componer los medios para que la acción llegue a la existencia singular y concreta 16. 14 15 J. J. 16 [. Maritaín, Introducción Maritain, Introduccion Mcrita in, Introduccián , p. 114. , p. 114-15. , 1;>. 132, y EL SABEn PHÁcnco .57 En las ciencias prácticas las nociones y definiciones tienden a ser operatioas, El modo según proceden es compositivo o realtzador, y ello tiene prioridad sobre lo inteligible en cuanto tal. La verdad se orienta ahí según la dirección fundamentada en el conocer. La verdad consiste en dirigir lo que debe hacerse 17. y esta dirección se ejerce desde cerca, por oposición al nivel de la filosofía práctica, que la ejerce desde lejos. Las clases de saber práctico 4. Existen dos clases de saber práctico: hacer humano; 29) El obrar humano. 19) El 19) El hacer humano. Este tipo de saber..LJl.: gula la obra que se va a prod1.tci1·; tiene por fin dar las normas que deben regular las acciones hu~s, en cuanto éstas nos conducen a una' determinada obra. Queda involucrada aquí toda acción 9,ue pr<?_9.uzca objetos artificiales, desde una obra de arte hasta una estación espacial, pasando por el refrigerador o el tenedor. Con estas acciones se crean entes G1t'ificiales, manipulando la materia. Es la filosofía o ciencia del hacer, simplemente del hacer. En este campo no se tiel~~ nresente el bien ab17 J. ~.faril'ain. lntroduccion .. '. p. 114. nota ~l; p. :327. 58 EL SABER ESPECULATIVO soluto del hombre, sino un bien particular (lo Útil, lo agradable, la recuperación de la salud, la seguridad y el orden de las relaciones humanas, etcétera). Las n_ocion~s_~ Oltep~an exclusivamente a dirigir la obra que se ha de hacer. Es el fruto de la acción humana el que monopoliza la atención. Todo el saber se dirige a un mejor logro del ente creado artificialmente. Prescindimos del uso del libre albedrío, y orientamos nuestras acciones a la ejecución de la obra, a lo factible 18. 29) El obrar humano. El otro tipo de saber práctico es el del obrar humano. P~~ocUl'ael b~~n puro y simple; tiene como objeto. la p~rfecclOn misma del hombre que Q.l2,~La, o bien el hbre uso que hace de sus facultades"; ello "h~ce .,9ue s~a propiamente la cie~cia del O,?'t'a1': la cIencIa. de l~s actos humanos (del agibile). Esta es la filosofía práctica propiamente dicha 19. y 59 EL SABER PRÁCTICO en pmticular. No nos interesa dilucidar aquí si son verdaderas ciencias o no 20; simplemente importa conocer su existencia, y admitir que constituyen un todo ordenado de conocimi~!l-tos g1l§ también ti§!~!LP-º-J;:_obj~t9._los actos humanos. Pero si la ciencia práctica en general tiene p_Qr fu1 en definitiva, el soberano bien del hombre, las demás ciencias )2rácticas (en particular) buscaU-1tI1 bien particular del hombre. Por esa misma razón, éstas deben estar subordinadas a las ciencias ~~ culativas, en cuanto dependen de ellas, puesto que nos revelan la verdad y la naturaleza de las cosas, y, además, porque es preciso conocer el orden natural, para revelar si el fin particular y práctico que se persigue es bueno o malo. En ese sentido, el d_erecJlQ,_lª_.!?-),,~d~~l~.a.?_. l~.Jngeni.ería, etcétera, son ciencias prácticas 21. En definitiva, las ciencias prácticas en particul~q,º-ªn un bien pmticulm' del hombr~: 5 . Las ciencias prácticas en particular La acción concreta y singular 6. N osotros nos hemos referido hasta aquí solamente a la filosofía y a la ciencia práctica, en general, sin hacer referencia a ~as ciencia.s prácticas 18 J. Maritain, Introduccián ... , p, 230. - Cfr., tamb~~n, J. de Fínance, Ensayo ... , e igualmente, M. G, Casas, traroducoto» ... 19 J. Maritain, Introducción ... , p. 227 y 230. La acción humana singular y concreta. se reali~a práctico es.tL.e_U'sQ!}tacto con la acci.~~__~t>_~pa. No hay ya cn.i.la _~xis.t~ll.cia. Aquí el conocimiento 20 ;21 J. Maritaín, Introducción ... , J. Maritain, introduccián . ',-, p. 224. p. 226-27, I _ ADVERTENCIA REPRODUCCIÚN EL SAnEn 60 _CQN FIN~1I110Lp AOAOt"IC,OI ESPECUL-\TIVU ciencia, pues estamos en un nivel de acciones sin-· singulares, gulares, realizadas por seres h-u'111""10S 0.1 -o dirigidos por la voluntad que pertenece a una persona determinada 22. . 1 . 1 La voluntad coloca b ajo su dependencia <.1.la inteligencia. De ahí. que sea la virtud de la prudencia la que regule la acción singular y c.ancr:~a. Todo juicio se formulará en aras de una dtl~ec(Jon) de un obrar; la prudencia señalará la r~cti.t.l~d_(:21.1 es~ dirección, en ese obrar, y en cuanto ello se8. así, será verdadero o falso 23. C) El saber jurídico l. La raiz metaiisica de la acción moral El fundamento y l~. raíz más profunda de la acción moral es metafísica, porque el conocimiento del mundo natural es previo al conocimiento de la acción. 22 J. Maritain, Introduccián - BIBLIOGRÁFICA y EL SABER Pf\ÁCTICO Gl Es preciso conocer la realidad de la naturaleza maJer.1ª) del mundo y la realidad humana, Rara clis.cernir lOL.n~. ínsitos en el cosmos. Por otra parte, es menester conocerse a sí mismo, en una reversión de la inteligencia hacia la interioridad, para, desde ahí, intuir y profundizar reflexivamente el destino humano y los fines perseguidos por la acción humana. Pero, al agotar el estudio. del cosmos y al empujar la cuestión hasta sus límites últimos, la razón humana se encuentra con que -salvo la caída en el panteísmo- existe un Primer Principio que no pllede ser a12rehendido sino con la intelig§lcia 24. El orden, pues, que la ciencia aprehende en la Naturaleza, obedece a leyes que están ínsitas en la materia, y cuyo principio la trasciende. Ese orden natural rebasa la esfera de la naturaleza material, y se proyecta sobre la naturaleza humana informándola. De ahí que la acción humana, que participa del orden natural, se oriente según fines que la inteligencia discierne. Los fines persiguen la realización cada vez más perfecta del ser humano en el orden material y en el orden espiritual, en el plano individual y en el plano social. ... , p. 113. 1\ Iaritain cita en Los grados. .. (p. 331-32) los antecedentes recogidos en Santo Tomás y en Juan de Santo TOIllÚS, y califica de ([SU;;; delicada toda síntesis al respecto, 23 24 Aristóteles, Física, libro VIII. 62 2. EL SABER ESPECULATIVO La subordinación del saber jurídico a la filosofía moral Toda ley jurídica debe sUl2.0ner, por consiguiente." el conocimiento de la realidad natural en --sus leyes físicas, Y-la realidad humana en su vertiente moral. Así como el conocimiento del cosmos nos lleva a Dios en una parábola ascendente 25, desde ahí descendemos hacia el hombre, para delinear su conducta moral. Después de la ciencia empírica y teórica, la Filosofía de la Naturaleza, y después de ésta, la Metafísica; luego, podemos inferir una Ética que regule el obrar humano. El saber jurídico aparece, así, como una parte de la Filosofía Práctica que ti~ne como dirección darnos reglas naturalmente razonadas, con el fin de lograr el bien común de la sociedad. Y el saber j1J.rídico es una ciencia práctica, porque orde~ verdad en cuanto se dirige hacia la oE.-eración como un fin. Evidentemente, la filosofía práctica en general (o filosofía moral) y la ciencia práctica en general (o ciencia moral) son reguladoras del saber jurídico. Por eso, el derecho es parte de la Ética, aunque tiene su propio objeto formal. El saber jurídico es una ciencia práctica por su 25 Cfr. la muy significativa obra de C. Tresmontant, Comment ... Cfr., también, nuestra obrita Universo ... - Para la relación del conacimiento jurídico con el teológico, puede leerse de J. M. Martínez Dorval, La estructura ... , Cap. III de la Parte III. 63 y EL SABER PRÁCTICO obíeto; pero su modo de conocer puede ser e..§.peculativo o puede ser práctico. El modo es eSlleculatioo, cuando nos preguntamos qué es el derecho; es p'1'áctico, cuando nos preguntamos, por ejemplo, ct~ál es la lel! aplicable en un caso determinado. El fin del saber jurídico es la dirección de ciertas acciones o conductas humanas que se juzgan 1;¡3levantes. Hay aquí un modo especial de dirigir la acción de los hombres. La :q1ateria propia del saber jurídico -sea Filosofía del Derecho, sea Ciencia del Derecho- es una cierta acción humana gye se dirige o que es dirigida a un fin determinadp; quiere decir que la acción dirigida es concebida en cuanto operable, según un modo determinado. Pero ello no excluye -antes bien, lo presuponeque se considere la acción que es definida como jurídica, para conocer de ella en cuanto jurídica. Ello implica conocer qué es el derecho, cuál es su causa, su fundamento, mediante la definición, la división y la consideración de sus predicados universales. Los principios que rigen el saber jurídico -como los de todo saber práctico- "aplican la vergé!d y la ordenan para ponerla en la existepcia, y así pro.ceden de un modo com12Q§jtivo" 26. Estos _12rincipios pueden ser principios remotos del obrar, o bien principios p1'óxim~_ Pero conviene tener siem26 Cfr. J. Maritain, Los grados ... , t. II, p. 337. ! .\ \ y EL EL SABER ESPECULA TI\'O 65 SABER PRÁCTICO \' o 54 pre presente una a~vertencia,' A medida que nos aproximamos a lo smgular: al .caso ,co:1creto, el ~~ber jurídico -com~, toda clen~la pr~ctlca- ,!e. ~eDllitarse su certeza, ya en razón de la multtpltctdad de los objetos que deben considerarse, por lo cual si algo se omite, con frecuencia se verra; ya en ra. 1 'z'd d' 27 . zón d e su oaruun. t a De más está decir que el juicio prudencial mantiene toda su vigencia cuando se trata de la conducta jurídica singular y concreta. En este nivel, si bien lo especulativo puede ser muy importante, en cuanto la prudencia es un hábito, no necesariamente depende sólo del saber, sino también de la pureza de la persona. La prudencia sólo considera la conducta en el caso singular y concreto, y se hace manifiesta hic et nunc, descendiendo hasta el imperium 3. 28. Saber juríd'ico 1) metafísica Decíamos que el fin del saber jurídico es la dirección de ciertas acciones humanas que se juzgan relevantes. Esa dirección se logra racionalizando un orden mediante una autoridad. Lógico es, por supuesto, que todo ello debe ser conducente al bien común de la sociedad en que el hombre 27 28 J .. Iaritain, Los grados J. Maritain, Los grados vive. Es inconcebible un orden jurídico para un Robinson Crusoe, el derecho supone; por ende, la vida en sociedad, la racionalización de la vida en sociedad, y es, precisamente, esa racionalización la que pone de manifiesto ué conduct~s, qué acciones humanas, s~onsideradas relevantes X dignas .eje ser dirigidas. Pero ese orden jurídico está subordinado a la cie~cia y a la filosofía moral; la cienciá- la filosofía moral, a su vez, están subordinadas a la Metafísica 29. - ~~~.'~ y y Todo sistema que anatematice a la Metafísica corre el grave riesgo de ser el más metafísico d~ los sistemas, y, lo que es más grave, sin proponérs~lo. Generalmente -en_~se caso-, se es metafísico sin pensado, ya que se aceptan ciertas prenli'~as con una extensión que llevan a extrapolaciones, y con ello se dogma tiza inconscientemente. Esa dogmatización implica ya una Metafísica. En otras ocasiones, por vía metódica, al preconizarse un método como el único válido para alcanzar el saber l~ ~etafís~c~ también está implícita en los prin~ CIpIOSmetodicos, lo cual equivale a axiomatizar el punto de partida. . En otros lugares hemos insistido en la existenCIa de s~stema~. filosóficos que pregonan una postura antímetafísica, sin advertir que la Metafísica 29 , p. 340. , p. 341-42. i. Cfr. J, Maritain, Introducción ... , p. 222-23. Ghirardi. Lscc. 66 EL SABER ESPECO'LATIVO está implícita por vía de sus principios o de su método. Esto ocurre también en el saber jurídico. Tanto el empirismo como el normativismo jurídico padecen de esa afección. Estimamos que el saber especulativo que se logra en esas posturas, es legítimo, pero a condición de no afirmar que ésa (cada una de ellas) es la única vía válida para conocer el fenómeno jurídico. Y en cuanto al saber jurídico práctico, estimamos que el camino para el conocimiento del orden natural debe partir de la experiencia; pero no debe permanecer -ese saber- sumido en la experiencia (unilateralidad del empirismo). Muy por el contrario, la ciencia especulativa del orden natural, por vía de la abstracción, debe alcanzar el nivel de la Filosofía de la Naturaleza, y luego el de la Metafísica. Es aquí donde se logra el máximo grado de abstracción; es éste el dominio del ser, el campo de la profundización en el estudio de las causas primeras y de los primeros principios. S.91amente en cO~9..~imiento del orden natural y. en contacto Erofundo con "la verdadera naturaleza del ser L de s~ principios, puede fundarse un saber práctico, una filosofía moral legítima. Si, por el contrario, el saber especulativo se desvía sin ªlcanz~! ...~l.~i'y"~lmetafísico; si procede more geometrico, abando_nando el estudio del ~:, ~e co~~tit~y'~.~p'_~~ber racionalista -de herencia cartesiana y kantiana-, estudiará meramente p,osibili- y rI . SABER PRÁCTICO 67 d.ades de ser, puros seres de l~ón, que habrán abandonado su soporte real, y que jamás alcanzarán juicios de existencia. Entre un empirismo que no sale de los hechos, y un normativismo que analiza posibilidades fuera de la realidad, el tomismo, fiel a sus viejos principios acuñados en una larga tradición filosófica, se ubica en el justo medio. Sin abandonar la ex}?eriencia, y asignando la debida importancia a los hechos; sin desechar totalmente los métodos racíonalistas, que propugnan un análisis desde un punto de vista normativista puro; axiomatizando, en definitiva, formas de acción y deduciendo otras ngrmas_de menor jerarquía a Eartir de ella~ la posición en que nos ubicamos aspira a realizar una gran síntesis de posturas que califica de parciales. 4. '" EL Los grandes objetioos del saber turídico Conforme al esquema del saber, que a grandes rasgos hemos esbozado, el saber jurídico no debe perder de v~sta cuatro importantes hito&. En primer lugar, el estudio del ser. El ser es el obteto formal de la inteligencia; es el "objeto ~ue ante todo y por sí mismo i per se primo) es alcanzado por ella, y en razón del cual se ocupa todo lo demás". • ADVERTENCIA· 68 EL SABER ESPECULATIVO REPRODUCCIÓN BIBLlOGRAFICA CON FINES S9~e "¡:A¡¡~,..ICOQ y EL SABER PRÁCTICO 69 .1 En segundo lugar, se debe tratar de alcanzar la . ve1'dad como uno de los trascendentales del ser, De ni~gu~a manera se pretende negar lo útil y conveniente para una sociedad históricamente deter~inada, ni tampoco lo correcto en el razonamiento desde el punto de vista lógico. Pero tanto lo útil y conveniente, como lo correcto, deben tener por fu~damento lo verdadero, y deben estar subordinados a la verdad, En tercer lugar, la pe'l'Sona humana debe ser considerada como tal, y debe ser reconocida como una sustancia cq.!!l~esta de espíritu y materia, y con fines inalienables. En cuarto ll~gªr, la ac_ción hu.mana •. como conducta, debe merecer toda su jerarguía-, en cuanto es di~'igida al bkn común. Ello implica, naturalmente, el problema de la normatividad y de la justicia, S~ pierden de vista estos hitos, como es lógico, se operará, por defecto o por exceso, ~ cuádruple desplazamiento: se sustituirá el ser Ror el hecho o por formas vacías; la ~erdad será desplazada por lo útil o conveniente, o bien por lo correc.to _desde el punto de vista exclusivamente formal; la persona será una contingencia material, un ente de razón o un centro de imputación y nada más; y la acción humana, como corolario, no será sino un accidente en un mundo natural. Si negamos importancia al ser, a la verdad, a la persona y a la acción humanas, habremos quitado lo más excelso que tiene la humanidad. Quedaría, no obstant~1 un punto común, en el saber jurídico, entre las posiciones filosóficas, que son tan dispares. Es un punto común gue jerar~za el saber como ciencia, aUl]..q.ue2!-Ly.<110tª-ci6J1 .~~ muy distinta. Nos referimos a la pre~li~i~n _9 12revisibilidad. Por eso, en definitiva, pese a antitéticas posiciones en lucha, los juristas no cejan en mejorar el conocimiento, para reck~ir las cpncluctas futuras de los seres humanos y, especialmente, Ías decisiones de los jueces. En otras palabras, los viejos augures y profetas aún se evidencian bajo nuevas formas. 5. La especificidad del saber ju.rídico Por su típica forma de acercarse al objeto de conocimiento, las ciencias del hOIYlbre s~ 9istinguen de las ciencias naturales. Quizá, para decirio desde el primer instante, haya que subrayar que los objetos son de distinta naturaleza: en el mundo de las ciencias naturales, el objeto es un inteligible, y en el dc las ciencias humarLé!.5.e.S_._UlL _o.E.erab.{e. Las ciencias jurídicas no escapan a esa ley general. Vierten su atención hacia lo operable, hacia EL 70 SABER ESPECULATIVO lo que se hace o es posible hacer o no hacer. Y esto tiñe todo el conocimiento con su particular luz humana. Se diría que las ciencias del hombre, en nuestra época -como ha ocurrido otras veces en la historia, valga el ejemplo del período sofístico griego-, han hecho de las ciencias naturales sus siervas. Dicho en otras palabras: el centro de gravedad ha pasado del cosmos al hombre. ¿Qué influencia tiene esto en el mundo jurídico? Creemos que enorme. En primer lugar, la verdad -como lógica consecuencia- ha perdido importancia, incluso en las ciencias naturales. Pareciera que, para el hombre, es primordial saber qué puede hacer con la materia, y no tanto saber qué ella. Muchas definiciones físicas son hoy meramente operativas. Y si eso ocurre en este campo, ¿qué no diremos de las ciencias humanas? En lo que atañe a las ciencias jurídicas, es cierto que aún quedan recintos sagrados. Las facultades del juez en un asunto penal, difieren notablemente de las del juez en lo civil que trata del mismo. En el proceso civil, el juez generalmente deja la iniciativa a las partes, aunque hay excepciones muy importantes. Es decir, la verdad procesal queda casi totalmente en manos de las partes. El proceso nos mostrará una sentencia cuyo resultado ha dependido en gran medida de la diligencia y de la actividad de los auxiliares de la justicia. es y EL SABER PRÁCTICO 71 Todo esto significa que los jueces, los juristas y los abogados aparecen con un Ea}2el prot<!.gQni_fo, porque sop los artífices genuinos de ª-9uello_ gue es 012.~.TflbJ.f!.: Ellos contribuyen a haceLJg yel'dad. En la naturaleza, la verdad está ahí; es la cosa misma; hay que descubrirla. En el mundo jurídico, la verdad es hecha por el hombre; y en el proceso es mostrada, para que ella s-e plasme en sentencia. Esta existe porque -despuésalgo habrá de realizarse. Es decir, el conocimiento de la verdad deviene importante en la ulterior acción que habrá de desplegarse. De ahí que ciencia natural y ciencia humana deban guardar un equilibrio saludable. Si por la verdad alcanzamos el ser, en cuanto nos movemos en el mundo de la acción humana, esa misma verdad debe guiarnos todavía. La verdad que hacemos en el proceso no tendría sentido, si no participase de la justicia. El Derecho es la cosa justa, se ha dicho en expresión memorable. No es sólo lo justo, sino la cosa en cuanto justa, queriéndose significar -entre otras nociones- que el hombre no es soberano de un universo, sino en cuanto está en un universo, como formando parte equilibrada de él, ya que hay leyes que él no ha puesto y, sin embargo, debe acatar, so pena de no sobrevivir o de dejar de ser hombre, perdiendo incluso su calidad humana. La verdad en el proceso -sea civil, penal o de EL SABER ESPECULATIVa 72 cualquier orden- es parte del cosmos en el cual estamos inmersos, porque -aunque en eso casi no paramos mientes- nos dirigimos hacia la cosa justa. La labor del jurista, como hombre que es, contribuye a hacer la verdad. De cómo se haga depende el futuro de la humanidad. Por eso, en todo proceso, la verdad que hacemos puede revelarnos cómo somos y quiénes somos. Pero aún estamos resbalando sobre el tema, sin haber entrado en él todavía. El saber jurídico, ¿tiene especificidad? En otras palabras, ¿tiene un objeto formal propio? La inteligencia humana ilumina de manera típica el objeto de conocimiento en cada ciencia. ~emos dicho ya que, en nuestro campo, el objeto no es un inteligible,_ sino un ope- 73 y EL SABER PRÁCTlca djendo a su típica naturaleza. A tartir de ahí, c~nstruye conceptos y nociones, ela ora ~icios ..Y.. define, para sentar las bases de un saber esE.~cífíco 30. 7 iahls; El operable hunde sus raíces en lo inteligible. En primer lugar, la cosa es; en segundo lugar, la cosa es de una manera determinada. El conocimiento de la cosa 'urídica resu one el conocimíento.rlel COSlpOS del hombre,.,] e éste en ~anto se relaciona CO.ll el semejante y con las cosas ue lo rodean. El hombre acciona, canaliza sus actos, y obra en consecuencia. Ciertas acciones humanas, juzgadas relevantes, caen en el ámbito es ecífico de lo que llamamos derecho. L~ inteligencia ilumina este ob'eto de cono<;:imiento de . determinada manera, v lo hace aten- _ ADVERTENCIA. REPROOUCCIÚN BIBLlOGRAFICA CON FINES soco ACAO~MICOS -x - . 30 Juzgamos de mucho provecho la lectura del capítulo único de la Parte Primera de la obra de J. M. Martínez Dorval citada en la ~ota 25. Y, fuera de toda duda, es de capital importancia la lectura de la obra de J. J. Sanguinetti, La filosofía ... Volviendo a Martínez Dorval, sostiene que' los temas capitales de la filosofía del derecho -en lo cual coincidimos, y ya lo hemos expresado más arriba- son la esencia del derecho, los caracteres generales del derecho, la justificación del derecho, y las causas del derecho (La estructura ... , p. 43).