EL DE'" No hay en este recuerdo, vana popularidad de ruidosos incidentes, ni chasqui(los de pasiones insanas, ni eco:! de lucha bulliciosa, ni alar,les ri:lícu los de sen timen talislllos cursis. Es ulla escena vulgar, sencilla, sin detalles emocio nantes, desnud>), de todo neo cio oropel, tragedia sin público, pasada. en la o!lcuridad, ocurrida en un pueblo de Castilla, con mi inc1is cl'ecióu pOI' unico testigo, entt'e un anciano de cabellos blancos y una niña de cabellos rubios. No me dió naturaleza, al'te, ni facilidad para bordar con los pt'imol'es del len guaje, hilo de oro, de las inteligencias privilegiadas, ebe encaje de los hechos acaecidos, pal'a jJl'escll tarlo an te tu vj~tfl. con todas las galanuras dtl un puro estilo gl'amatical, h fwie utlo de este modo el relato interesante y agradable, i )esposeído de formas b1'1Ia8, tal como lo ', ieron mis ojos de carne á través de mi temperamento, porque las . )~as no son como las pinta la reali ' tl l, sino CO illO cada uno las vé y las siente, ahí ya mi r~c ucrdo. *** .. Era n el mes de Agosto de lIU oño cualqu iera. En las tardes tt'ur,lluilas de ¡~' luell(ls Mal'! apacibles,cel'c<lll .¡ b hora d\:i neptbculo, cuando el sol hacía su reti . ,u.la fa:,tu osa y solol11ne ante la sombra , un vie · jccillo encorvado con u 11 bácu lo por sosten) caminaba de~pacio, mu~ despacio, arl'astrando los pios débiles, haciendo chirriar con su tembloroso y anciano andar las arenas ,1el pa.sco, bordeado de árboles froodosos, dirigiéndolle á la el'mita del pel'egl'ino Ran Amaro. Su cuerpo se inclinab,l hacia la tiCl'ra, Vestía pobremente, Más aún, porque hay algo más que la pobreza, y es la. miseria. llay que expl'esar las cosa por su nombre, No vestía ... Cubrían su cuerpo, sucios alld rajos. Un 80mbl'el'0 biruota echado tiobre las sicnes, cu brin s u cabeza, dejando asomar uno-- mechones de cabellos blancos , del colol' de h ni eve. N ad ie se fij a ba en él. Estos son detalles que pasan inadvertidos, Los hombres tienen bastante con ocuparse de sí mismo~. llay una filosofía muy humana, que no presta atención ;Í. las ajenas de~graeias. El hombre compa,lectl clIantlo le mi1'ftn los demás. Entonces siente la caridad de la limosna. Qui siera yosabcr quién ejerco la cario dad del consuelo. Prefiero á esta caridad extensa, el egoismo sano. Yo parodiaría el pensamiento de "Hrenarel,.: Et pudor tiene su fatsedad, y el beso su inocencia, de este modo: La caridad tinte su kipocresía, y el egoismo su virtud, La. humanidad comparte las alegrías. Una payusada la divierte. El chiste vá siempre seguido de (¡t carcajada, El dolor no tiene amigos. E3 un rai.lo "ín eco. Los alegres lIevIl.Il á Sil alrededor, una aduladorn. code, iJlle celebl'll sus salidas, sus bromas. Los tristes vn n so lo:., 110 hay quien les acompañe. y si el que sufre es pobre, más aún, porque es cosa sabida, que á la riqueza siempre acuden golosos, Por eso aqu el hombre, mál'ehó solo. Siente el abandono de los ,lemá~, y busca á su Dios. Los pobres tienen un Dios de~nudo, Los desgra cia los u 11 Dios ch "ado ~l\ la Cruz. D& El, dice un antíguo escritor latino, que nunca u te vió rezr pero sí llorar, El personaj e de mi rel ¡wión, entraba en la reduciJa capilla de pareJes eu bier- tas pOl' ex- votos, adornada de <:'lIudros tristísimos pintados torpemente, con la santa inspiraci6n de cristiana gratitud, y que serían riaículos sino estuviese en ellos grahada la marca religio a de la fé que salva y redime. Arrodillábase y oraba con recogimiento de ascete, C011 ferTor sincero. Y si los viejo y 10'1 niños 110 fuesen ig1Jales porlíamos dtlcir que IIMab,l como un chiquillo. Terminada la larga oración, volvía con su tardo y anciano paso , á desandar lo anrtauo. Y envuelto entl'e las sombras em ulla sombra más, Y así durante muchos días, muchos ... Era la terquedad de la petición que lleva encerrada toda la felicidad de la vida. tió pl'esenciar la resurrección de un al· ma ..... EMILIO Madritl 30 Septiembre 1903. Se logró su intento, se acabaron S ,.l~ peslu·cs. Marchaba aquel día más aprisa, y el viejo de Io~ cabellos blancos venía viendo con risa franca de placer obten id o, llevando cogida en su mano rugurosa, con fuerte y rarifioso apretón, la mano diminuta y blanca de una niña de cabellos uuios. Fueron á la ermita y rezaron, oíase limpia y cristalina con souel:! alegres, la roz de la !tilla y olltrccortada, débilmcnte so nora la voz del n. nciano. Estaba el viejo 'll'rlJdillado, y la Iliña de pie, "Las cabezas juntas, m\ly jllnta ::i. La monotonía de la oración tenía l'UJJlor de besos n ueyos. -La salvó San Amaro, señor, me decía el pobre después de besar la moneda de mi lilllOsna , y respondiendo á la inttl rrogación (le mi curiosidad , "Estaba en las últimas. Xo hacía HUlS que palecer. Unas calenturas infames, me la llevaban. To dos en que !:le moría. Y yo, siernprH aquí. toclas las ta/'Cles, á la errnit¡\ á rezar por ella ... » Las última:! claridades del dítl. caluroso daban tOIlOS indecisos y ten !les .¡ las cosas todas. Era aq nel un atardecer melancólico que impregnaba de santo rrústicislIlO 1<1,; almas. Por en tre las ramas de los árboles, cargado¡; de hojas, veíanse tL'OZOS de cielo con los re;¡plandore¡; rojizos de la últillJa luz de un 001 tic fuego. Pe,¡ab,. sobre la tierra feeun.la una tt'anquiliJa(1 augusta. Lágl'iInas de sati¡;facción hum edecía n las mejillas del viejo. La niña reía alegre. Seguía el anciano re •• i.tando.: -Si Be muel'e se me va todo. Somos los dos solos. La pobre no conoció ,¡ Iltl madre. y seguía: -La creí mu el·LI.. R es ucitó; sí la res ucitó San Amaro. Eti mi nietecilla, mi nena, señor, mi alma... y la besaba en la frente, en el nacimiento de los cabellos rubios. Sonaba la. campana de la iglesia inmediata COIl toques pausados. Una bandada de pájaros dirigían su vuelo al nido. Era llegado el momento de la oracióu y del descanso. ID\ U\s\\n%\l\UO aID\%O ..... (/'1 .... 6 donde $e Iral/e. ER~ESTO OHUVESKI. Tuve d gusto antes de ayer de ver tu nombre en la prensa, no al pie d e tus celebérrimo!! versos tallados en piedra, sino en un sudto ruidv.>o donde dice que en Plasencia fuiste el vate laureado, a!>f, con todas sus letras. NG me cxtraí'ló la noticia icomo causar extraftezil nada que pase en los tiempos en q~e se marcha Silvela! Uuando sufri mos cobardes este yugo que avergüenza y consenti:~10s que un tonto nos tome la cabellera, ¡como quieres que yo extratie q ut:: tu re6ulles poeta y que te den en cert¡¡men::s el primer premio ... Ó lel oreja! Pero hIjo; yo que poseo con la hida)guta manchega, que tú tan mal has pintado en no sé cuantos poemas, una franqueza más grande aún más que tu dl svergüenz&, quiero amargarte la dicha y a fin que no te lo creas, contando con tu perdón te voy á soltar dos frescas. ¿Quieres decirme ¡Oh, Tdémaco! por qué te llaman poeta esa colección de amigos que te acaricia las crencl:p.s? ¿Es porque hace;¡ ren~loncitos con las sílabas completas, que pesados y monótonos como las campanas suenan? ¿Es porque hablas de los tiempos terribles de la edad medil1. con rastrillos y murallas, y fO~liS y "ael . . ra-r porque pintas amante tus amorosas qu~rellal>! dando por ojo:! carhones y dando por diellte~ pulas? Pl.H'lUé es~~ ;:'Q¡¡J.", ami~o llenan columnas ellteras eUll un farrago estupendo de ripios y ¡cases huecas, sin que palpite en el fondo Dl un pensamiento siquiera, que demuestre á los lectores ta existencia del poeta. Tu no :;ientes; tú ha.ces versos como quien labra madera, mides, cepillas, ajustas, clavas, das J¡ja y entregas. y el alma, querido amigo, e dónde diablos te dejas esa que nadie defint pero que se muestra enérgica, y palpita eh los renglúnes, y se escapa entre las letras, como el gigante que osado quiere levantar cabez(I. No basta, no, hacer renglones como medidps COI I regla para no decirno~ naoa en una columna enlera, esas son latas pesadas que revientan á cualquiera, porque al fin de cada verso se estall mirando cor pena, más el sudor del artífice que la soltura del poeta. Trabajar con un martlllo no es trabajar con la péñola, (y p erdone que haule en cursi puesto que todo se pega.) * * Cuando tI'opiezo en In. vida con tan tas almas muertas, insensi bIes á todo ideal, cerradas á piedra y lodo á los en tnsiasm08 generosos, pegadas á la tierra COIllO la ostra á la roca, sin nobles impulsos, siu la religión qne alienta y in el amOl' que purifica, padeciendo una disupía espiri. tual incurable, pienso en tí, rn i buen viejo, que después de recorrer la escala de todos los dolures, toda la Ct're que deda Daudet, tuvi~ttl la felicidad ue encontrar UI1 san to amable y cariñoso que te permi- ~ ~ ¿q .¡¡. . : ,,".. , A.. . • Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Demócrata, El. 6/10/1903. R. TARDUCHY Pero, en fin, querido amigo, si te obstinas y te ocecas, como con la mar de gracia nos dice en chulo Carreras, en seguir dándonos latas cursi-gansi-tonto-hueras, duro con el automovll y veremos por quién queda, tú á co mponer tonterías y el público á no leerlas, ... o~~ * l' Et\ 'r l( OS Párrafo egoista y continuación Nunca me ha gustado ocuparme, en 'os trabajos periodbticos, Je mi humilde pCI:.ona, pero hay ocasiones en que por re ~p etos al mismo público que tanto me alienta debo hacerio y, .• Mi primer artfculo acerca del asunto locales para teatros en Valdepef\as, ha provocado las iras de algunas personas que se entretienen en propalar por esa ciudad algunas especies que conviene acl ara r Se dice que esta campa tia obede. ce á una venga1/za personal, procedente por no sé que agravios que con anterkridad !le me habían inferido, No tene-o por costumbre hacer profesión de valiente, ni es mi oficio similar al de los barateros d~ presidio, pero cuando se me infieren agravios personales sé el terreno donde debo buscar sati"facciones, y cuando alguien me ladra é intenta morder mi honra, st que existen por fortuna en EspaftaJueces rectos, capaces de administrar justicia. y dejando esto que me parece tónto, prosigo: Quedábamos en el n~mero p'a~aqq di~ ciendo las condiciones de seg~ridad para casos de incendio que debían re~Rir lo~ teatrOli, construIdos con ant~rioridad á las disposiciones que se citaban entonces. Sólo nos queda afiadir algunas consideraciones dirigidas á D. Bias Maroto, Alcalde constItucional de esa ciudad, para que, con la bu~na fé y energía que odos, amigos y adversarios, le reconoce. mos, ~o,n~ la~ medid;:¡s que estime op0t:. . l· tu nas, en cuanto se refiere al ediñciq ' c~~ bierto que existe en Valdepefias con dé's~ tino á la celeb~ación de espectáculos públicos. Me refiero al TEATRO HERAS. Entre las condiciones que, (exigida~ por el Reglamento de 188 S), DQ rCI,1QC; dicho edifiCIO estan lal siguIente!!: Primera: El pasillo de butacas, que según la disposición citada debe tener un metro treinta centímetros de anchura, r apenas He~~ á. un lnet~? en la e~~ra~~, mucho menos al llegar al sitio de la or,. questa, La distancia entre la línea perpendicular que partiendo del respaldo de las butacas (¡!) llega al suelo y el asIento dt la fila inmediata, debiendo ser de cincuenta centfJl\~trQS qe archura, ~pe~~!! llega á treinta, Los al;ientos que deb~n tener CIncuenta y cinco cenUmetros do ancho por cuarenta de salida son sillas redonuas de treinta á treinta y cinco centímetros de diámetro. Defectos son estos que los propietarios del Tea.tro podían subsanar fácilmente. ¡Ojalá pudIeran pacer lo mismo con otros! Para poner las butacas (j!) en condiciones bastaba que compraran otras de las condiciones seftaladas y las pusieran á la distancia marcada. ¡Una frioleral Segunda. Las puertas del Teatro deben ser todo lo numerosas posibles y con puertas que abran hacia la calle. Aparte de que el Teatro como tal sólo tiene una puerta, porque la otra cuando el salón adj unto se alquila se queda in- ...