PENTECOSTÉS II (poema) En un tiempo viejo, una vieja Ley tronó, en un monte también viejo. -voces de fuego esculpiendo la piedra. Eato ocurrió en un tiempo viejo en un monte viejo… Ahora, en un cenáculo cerrado por el misterio de extraña comunión; ahora, con las entrañas secas y los ojos blancos -arrugas y ceguera del Sinaí, Ahora, temblando en el núcleo del Huracán y del Trueno; Ahora, quemados por el Fuego ferviente, hablamos contra el espíritu del miedo. ¿Temprana borrachera matinal o embriaguez del Soplo? ¿Olor a mosto al comienzo del día o el buen perfume de los dones? -¡No lo sé! Pero sí sé que ahora aprendí a caminar sin muletas por rutas oscuras… y lo hago cantando… (HM)