Diálogos con presas

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DIÁLOGOS CON PRESAS
Diálogos con presas
Gabriel Araujo Paullada
Alicia Izquierdo Rivero
RESUMEN.
La puerta de las cárceles de la Ciudad de México, como la Universidad
Autónoma Metropolitana, están abiertas al tiempo del servicio, la docencia y la investigación de los universitarios. En este marco, nuestros intereses de investigación-intervención de trabajar directamente con las presas de la cárcel de mujeres encuentra tierra
fértil. Hacemos acto de presencia y escuchamos las demandas provenientes de los
diversos sectores del Reclusorio Femenil Oriente. Poco después, construimos una propuesta de trabajo que recupere el sentido de las demandas y la ponemos en marcha. Se
trata de una relación de intercambio entre nosotros y las presas, que se da utilizando el
recurso del “Cine-debate”. Hablan y las escuchamos, hacen hablar a la institución y
registramos lo que dice, dejamos que la cárcel se muestre y la observamos. Escuchamos,
observamos y escribimos hasta llegar al momento de relatar todo el proceso.
Advertencia en torno al título del trabajo
ASÍ, SIN EUFEMISMOS, queremos llamarles presas a esas mujeres con quienes dialogamos
un poco los meses de junio, julio y agosto del año pasado. No queremos disimular la
realidad de su condición psíquica, jurídica, corporal y moral utilizando términos
menos duros quizá pero más ambiguos como el de “interna” o “reclusa”; ya que si
bien estas mujeres están internadas o recluidas es por una causa jurídica, lo que las
distingue de otras que viven esas circunstancias en otra clase de internados. No se
trata, por tanto, de faltarles al respeto. Hacerlo es, en todo caso, atribuirles nombres
que mienten disimulando su verdadera condición. Son presas por más que se les
inventen otros nombres, aludiendo con ellos a la supuesta funcionalidad institucional.
Así, ellas, a las que se les llama “internas”, saben bien su condición (probada o no) de
delincuentes. Se les ha dictado el “auto de formal prisión” y, por tanto, son y están
presas. Y cuando dejen de estarlo, es decir, cuando salgan (si salen), cargarán con el
estigma imborrable de haber sido y haber estado presas. Entonces y para siempre
serán ex-presas.
En nuestro artículo “Las cárceles mexicanas desde algunos relatos”, escrito a
principios del año 2000, hicimos un breve recuento de algunas voces que hablaban
ANUARIO 2000 • UAM-X • MÉXICO • 2001 • PP. 155-171
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
en torno a las cárceles de nuestro país, terminando con un relato que derivaba de las
primeras visitas que hicimos a las cárceles de mujeres del Distrito Federal. Transcurrió
el año dos mil y nuestra asistencia a estos sitios fue cobrando cierta regularidad, de
modo que las primeras impresiones se fueron modificando hasta convertirse en
descripciones y reflexiones. Por otro lado, lo que antes constituía un ejercicio proyectivo
de nuestras fantasías, se fue transformando en diferenciación y reconocimiento del
otro para caer, a través de un proceso de entretejimiento relacional, en un vínculo.
Así, con nuevos vínculos, complejos en cuanto a su calidad y sentido, se hizo posible
una relación de intercambio, la cual, para efectos de este ensayo, denominamos:
diálogo.
Contexto en el que se inscribe nuestra labor al interior de la cárcel
y posible explicitación de los propósitos que perseguimos con ella
Como punto de partida consideramos indispensable subrayar que el proyecto de
nuestra investigación en curso1 propone entre sus temas, la institución carcelaria. La
cárcel como uno de los aparatos privilegiados en la gestión autoritaria de la vida
colectiva moderna que llevan a efecto los gobiernos contemporáneos más allá de su
signo político. Las cárceles mexicanas como objeto de análisis, reflexión e intervención; sus prácticas, sus actores, sus acciones y los efectos de estas acciones. Así,
un primer nivel se constituirá por los objetivos de nuestra investigación que apuntan,
por un lado, a los procesos de construcción permanente de la identidad del llamado
sujeto delincuente y, por otro, a las prácticas institucionales (formas de ejercer el
poder y la violencia) y sus efectos en los actores que los viven (sufren, padecen,
toleran, resisten, etcétera).
Un segundo nivel alude al acuerdo interinstitucional que existe hace tres años
entre la Universidad Autónoma Metropolitana y el Gobierno del Distrito Federal
que hace posible la presencia de la Unidad Xochimilco, a través de sus diferentes
programas académicos y de servicio, en las cárceles de la ciudad de México. Sin
abundar en detalles, con estos programas la UAM-Xochimilco participa con las autoridades de los reclusorios de la ciudad en un proyecto que busca, según se expresa en
los documentos correspondientes “elevar el nivel de calidad de vida de los internos”.2
Esta propuesta nos abre las puertas de estos lugares, dejándonos trabajar directamente y sin trabas (creemos) con quienes son y están presos y presas. Reconocemos
y valoramos una actitud más accesible y menos recelosa.
1
“La impartición de justicia y los medios de comunicación”, proyecto aprobado por el Consejo
Divisional en abril de 1995.
2
Programa Coordinación Interinstitucional para mejorar la calidad de vida de la población penitenciaria.
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DIÁLOGOS CON PRESAS
Otro nivel ligado con el anterior, tendrá que ver con nuestro quehacer en la
docencia y el servicio. Uno de nosotros atiende la docencia del área de concentración
de psicología social. En este espacio se privilegia el análisis de las instituciones totales
(Goffman), lo que genera proyectos de investigación terminal y seminarios teóricos
para reflexionar sobre el tema. Alicia coordina el programa de Educación de Adultos
de la unidad, programa destinado principalmente a usuarios que acuden a las instalaciones de la UAM-Xochimilco (trabajadores de la Universidad y vecinos de las colonias
cercanas). Ahora, en el marco del convenio UAM-Reclusorios, las autoridades de
éstos últimos solicitan la colaboración de este programa universitario (PEAPA) como
apoyo al proceso educativo de las “internas”.
Como puede apreciarse, nuestra presencia no sólo se justifica por el convenio,
sino que se refuerza por las demandas del sector directivo. Pero además, a raíz de
nuestra presencia en estos establecimientos hemos constatado que las presas (“internas”
en el lenguaje institucional) formulan sus propias demandas en función no sólo de
sus necesidades, sino de otros componentes que convendría analizar en algún momento. Además, y esto sería parte también de este análisis, son demandas cuyo sentido
difiere al sentido que le imprime el sector directivo.3
Otro nivel tiene que ver con la forma de pensar y actuar de quienes, más allá de
su voluntad, ponen en juego sus esquemas en un espacio tan singular y tan acotado
como el de la cárcel, en donde la violencia y su correlato, el dolor, impregnan su
mirada y su quehacer. Quienes trabajamos en estos escenarios sabemos que, por más
distancia y más mediaciones que construyamos, jamás escaparemos del todo de los
circuitos imaginarios en los que la fascinación, la culpa, la angustia y el miedo son el
motor que mantiene una fuerte tensión entre la ilusión y la desilusión, la repetición
y el cambio, la desesperación y la esperanza, lo imaginado y la imaginación.
Un último nivel tiene que ver con la construcción de una estrategia (metodológica)
para hacer que las “internas” hablen, que lo hagan porque quieren y no porque
tengan que someterse a una prescripción más, entre la larga lista de obligaciones y
prohibiciones que derivan del control carcelario.
En este amplio espectro, intentaremos resumir los propósitos que perseguimos:
1. Crear vínculos con “el otro” (las mujeres presas en este caso) para saber de ellas y
de nosotros, para asemejarnos y diferenciarnos, para compadecerlas y compadecernos, para reconocer nuestra culpa expiándola. Para darle sentido a nuestro
quehacer profesional y docente, así como al quehacer de nuestros y con nuestros
alumnos. Para afirmar nuestra incapacidad de cambiar las cosas. Para buscar
culpables en otros lugares y encontrarlos en el mismo lugar de siempre. Para
3
En el Reclusorio Preventivo Femenil Oriente hicimos un trabajo para construir esta demanda,
materia prima de nuestro próximo artículo.
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
reconocer nuestros límites, para negarlos y para jugar con ellos en el filo,
restringiéndolos más o ampliándolos. Para creer en que algo se puede hacer, para
creer en lo que se hace o, simplemente, para creer.
2. Armar un escenario, crear las condiciones pertinentes para que las presas hablaran
de ellas con nosotros. Construir un clima propicio para el relajamiento, la confianza
y el deseo de hablar de sí, de lo que se siente, se piensa y se vive. Para esto, el
recurso elegido fue el “cine-debate”.
3. Un propósito más fue el de poner en relación los distintos materiales discursivos
a los que tuvimos acceso. Esto incluía la comparación y el interjuego de lo obtenido
por la vía de la estrategia del “cine-debate” con otros materiales como el que
podía derivar de charlas informales con “internas”, con quienes se pudo dar un
intercambio verbal más fecundo, o con otros materiales más estructurados como
algunos textos (libros autobiográficos) elaborados por las internas para fines
específicos y en condiciones particulares (talleres literarios).
4. Otro de los propósitos del trabajo es el de subrayar la presencia del contexto
institucional a lo largo de nuestra labor. Dicho contexto se manifiesta en todo
momento pero no siempre lo hace de manera fija, constante, tal y como Goffman
(1979) lo sugiere. También se presenta de manera irregular y arbitraria. Entonces,
este contexto oscila entre un polo regular, previsible y unitario y otro caótico e
imprevisible, difuso y fragmentario, como si esta oscilación reflejara la dinámica
de un conflicto de poderes que va de la legalidad autoritaria que clasifica y organiza
delincuentes y no delincuentes hasta el autoritarismo ilegal y corrupto que hace
jugar sus reglas a contrapelo de las reglas jurídicamente aceptadas. Para la organización de las sesiones de proyección de la película, partimos de la rigidez y
supuesta eficacia de las normas de clasificación y distribución de la población
carcelaria. Reconociendo y asumiendo estas circunstancias límite, pensamos en
abarcar todos los sectores para que pudieran estar presentes quienes quisieran y no
las que a juicio de las autoridades debieran estar. Sin embargo, a pesar del programa
de trabajo propuesto por nosotros y aceptado por las autoridades del penal, en cada
ocasión las decisiones arbitrarias por encima de la norma tanto del sector
administrativo como de los grupos autónomos de las “internas” condicio-naron su
cabal cumplimiento. La paradoja permanente de una ley por encima de la ley (que
la niega), termina al alardear su transgresión y su impunidad por afir-mar esa ley
que pretende negar.4
5. Por último, otro de los propósitos fue el de la puesta en escena de un material
expresivo producido a través del llamado “cine-debate”. Expresión que aparece
desde el momento en que supimos del interés manifiesto de algunas “internas”
4
Como en la nota anterior, lo que aquí se esboza dará lugar a un próximo trabajo que analice cómo al
echar a andar esta estrategia intervenimos en el funcionamiento de la institución y en sus paradojas.
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DIÁLOGOS CON PRESAS
en abrir y apropiarse de espacios para la diversión, la relajación, la reflexión y,
eventualmente, la búsqueda de escucha. Cabe añadir que la temática que la película propone es fundamental. No consideramos que cualquier tema hubiera sido
igualmente útil, ya que no se trata de un simple pretexto para producir un texto.
En este caso, aún a riesgo de orientar la discusión, nuestra idea fue la de generar,
a través de una pieza básica, un diálogo que tocara la condición de mujer sumisa
y, por tanto, presa (real o metafóricamente) y el efecto que tiene un tema como
éste en quien lo mira desde su condición de encierro. “Mujeres insumisas” es el
título de la película en cuestión. Se trata de una producción mexicana reciente,
en la que (más allá del análisis del lenguaje cinematográfico) cuatro mujeres del
interior del país (provincianas) viven “objetivamente” y “subjetivamente” en
condiciones de sometimiento, aunque esto varía en grados e intensidades. Así,
estas mujeres buscan salir de esa situación y plantearse un proyecto de vida distinto,
lo que implica huir del lugar en el que viven esa vida. Una de ellas regresa sin
poder cambiar su condición original y las otras, repitiendo parcialmente patrones
de violencia, logran transformar el horizonte de sus vidas. Es seguramente el papel asignado a los hombres (sometedores) quienes entre sí tienen similitudes y
diferencias. La violencia, el abandono, la huida hacia la libertad, la culpa, el
crimen, la muerte y la vida están presentes a través del ejercicio de la sexualidad,
la ambición, el amor y el dinero. Problemáticas comunes que permiten que las
mujeres sometidas en la cárcel, las presas, vean, sientan y hablen de las otras y de
ellas mismas, a veces de manera indirecta y otras, muchas más de las que esperábamos, de forma por demás directa. Algo de lo dicho en las sesiones de cinedebate constituye el material que expondremos a continuación.
Diálogos con las presas
Antes de comenzar este relato haremos algunos señalamientos. Por una parte, queremos
explicar cómo y por qué surge el “cine-debate” y, por otra, advertir al lector respecto
de la estrategia de escritura del relato, incorporando en él los diversos niveles presentes
durante todo el proceso, de los cuales hemos dado cuenta en los incisos anteriores.
Por lo que hace al programa del “cine debate”, éste cuenta entre sus antecedentes
dos clases de demandas,5 o si se quiere, dos demandas provenientes de dos fuentes
distintas dentro de la dinámica de la institución. Una está expresada por la Jefa de
unidad de apoyo técnico, quien espera de nosotros ayuda para que las presas se
distraigan y maten el tiempo. Por otra parte, tenemos la otra demanda representada
5
Usamos el término demanda en un sentido descriptivo sin abundar en precisiones que, por el
momento, nos resultan ociosas como la de distinguir demanda y encargo por ejemplo. Aquí demanda es la
expresión de los deseos individuales o colectivos en un contexto institucional determinado.
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
por el pedido de una “interna”, quien tiempo atrás señalaba la necesidad de un
espacio que pudiese ser coordinado por personas preparadas. Puso de ejemplo el
taller de creación literaria (su tanque de oxígeno, le dice) al que vienen asistiendo
desde hacía dos años un pequeño grupo de “internas” que buscan otra cosa. De esta
forma, la solicitud textualmente dirá: “hagan un grupo de reflexión, o lo que ustedes
planteen, pero que nos ayude, que nos permita leer y pensar”. Frente a ambas
demandas, evaluando nuestras posibilidades, nos inclinamos por proponer un espacio
con un determinado encuadre. Conocíamos lo que implicaba “trabajar” al interior
de la cárcel y no queríamos abrir espacios que nos exigieran un tiempo y una
dedicación de la que carecíamos. Todos sabemos las dificultades de un proceso que
incluye trabajo de campo en esas condiciones, amén de las exigencias del
procesamiento permanente del material. Se había incorporado al equipo Tania
González, egresada de la UAM-Xochimilco de la carrera de Economía, quien venía
colaborando por más de dos años en el Programa de Educación de Adultos de la
UAM-Xochimilco y estaba por terminar una segunda licenciatura, sólo que ésta era
en el área de Periodismo en la Escuela Carlos Septién. Las carac-terísticas personales
y profesionales de Tania la hacían una valiosa compañera de equipo. Con todas estas
condiciones se pensó en algo que se llamara “Cine-debate: La mujer y el cine”,
espacio que tuvo que ajustarse a diversas circunstancias, restrictivas en su mayoría, lo
que no imaginamos en un principio. La primera restricción se debió a la escasez de
recursos destinados a las actividades recreativas de las presas. Un salón en el que no
caben más de 20 personas apretadas, una televisión y una video casetera (a la que hay
que golpear frecuentemente para que funcione). Estos son los recursos para una
población de 380 “internas”. Cabe decir que cuando se hizo la propuesta de cine
debate, se dijo que había todo para que a la proyección de la película pudieran asistir
las internas que así lo quisieran. Con la experiencia acumulada hasta ese momento,
reconocemos las contradicciones entre nuestras pretensiones y los mecanismos de
control de la población instaurados en el centro, así que había que diseñar procedimientos que garantizaran, al menos, la igualdad de oportunidades para todas las
“internas”, incluyendo a quienes habitualmente permanecen excluidas. Así, ideamos
recorrer cada uno de los dormitorios con una misma película y de esta manera:
a) Libraríamos las precarias condiciones de la cárcel en cuanto a equipo e instalaciones.
b) Trabajaríamos con grupos pequeños.
c) Con la proyección cada 15 días tendríamos tiempo para trabajar cada una de las
sesiones.
d) Podríamos establecer una sana distancia con la cárcel.
Presentamos la propuesta por escrito y elaboramos los carteles para invitar a las
presas de cada dormitorio. Eran cinco sesiones de proyección, tres en sábado (asistían
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DIÁLOGOS CON PRESAS
Alicia, Tania y Gabriel) y dos en viernes (Tania y Alicia). En cuanto a los dormitorios
tomamos en cuenta esta clasificación que tiene una fundamentación jurídico-técnica
la que en los hechos no siempre se lleva a cabo. Así, de acuerdo con la clasificación6
formal, tenemos que:
• El dormitorio 1 está destinado a “internas” con “baja peligrosidad”, sin problemas
de conducta, primodelincuentes.
• El dormitorio 2 para “internas” cuya “peligrosidad es media-baja”, conductas parasociales, con pronóstico psicológico reservado, sin problemas de conducta y
primodelincuentes.
• El dormitorio 3 para “internas” de “peligrosidad media baja” con poca contaminación criminológica, primodelincuentes (casi todas) con pronóstico re-servado
también. Destaca su condición de madres de hijos pequeños o embarazadas.
• El dormitorio 4 es para “internas” con “peligrosidad media” adictas, homosexuales
y con bajo control de impulsos, primodelincuentes en su mayoría.
• El dormitorio 5 alberga homosexuales, con problemas de conducta de “alta
peligrosidad” (personalidades border o psicóticas), generalmente reincidentes.
Cabe aclarar que, junto con estos perfiles entran en juego otros que se refieren al
nivel socioeconómico de las internas (escolaridad, condición económica, etcétera).
Para la escritura de la experiencia se nos ocurrió que, además de seguir el hilo de
los acontecimientos tal como se fueron sucediendo en el tiempo, podíamos inventar
y utilizar diferentes personajes para jugar entre ellos una especie de diálogo. Los
personajes que elegimos se redujeron a tres: las presas (P), la institución carcelaria
(IC)7 y el equipo de investigación (EI). Sin embargo, las voces de estos personajes
pueden aparecer a través de diferentes portavoces, por ejemplo, la institución puede
ser dicha por los custodios, por las autoridades administrativas, por las mismas presas,
por los textos escritos que aparecen en sus paredes, por cualquiera de los integrantes
del equipo que investiga o de los alumnos que en ocasiones nos acompañaron,8
6
Desde luego que estos sistemas de clasificación aunque no soportan el mínimo rigor teórico funcionan
con base en los requerimientos jurídicos y al impreciso pero eficaz interjuego de los saberes técnicos en estos
lugares y las relaciones de poder. Hay bibliografía a este respecto. El lector seguramente se sorprenderá de
la ideología discriminatoria que subyace en estas clasificaciones, en donde una psicopatología sin bases se
confunde con una homofobia galopante.
7
Aquí el concepto de institución se toma en sentido múltiple aunque casi siempre apunta al registro
normativo. De manera tal que cuando nos referimos a esta (IC) aludimos tanto al plano particular del
establecimiento como al plano general de las cárceles mexicanas e incluso a un nivel más amplio todavía
como el de cárcel, institución jurídica, política, psíquica, etcétera.
8
Casi siempre acompañó al equipo de investigación uno o dos alumnos distintos en cada sesión. Cabe
decir que ellos no fueron parte del equipo que coordinó el “cine-debate”, este equipo quedó conformado
por Tania, Alicia y Gabriel.
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
etcétera. Con esta idea, dividimos el tiempo en cinco fases o cinco “actos” de una
supuesta representación. Cada acto se refiere a una sesión y cada uno está dividido
casi siempre en tres escenas: una previa a la exhibición de la película, otra durante
ésta y la última que se refiere al debate de la película. En distintos momentos se
incluyen notas que sirven para hacer más entendible lo que se dice. Al final del
relato, se exponen algunas reflexiones. Hechas estas preci-siones, pasamos al relato.
Primer acto. Escena 1
Son las 10:35 de la mañana del sábado 17 de junio. Alicia y Gabriel llegan en su
automóvil al estacionamiento del Reclusorio Preventivo Femenil Oriente. Falta casi
una hora para que, de acuerdo con el programa, inicie la proyección. Parece que se
han adelantado mucho. Cualquiera con sentido común psicologista dirá que están
ansiosos, y claro que lo están, pero esto no tiene que ver con el hecho de anticiparse
tanto. La razón es muy distinta. Es una “razón carcelaria” que rompe con la razón
que habita en el espacio exterior a las prisiones. Razón que emerge atravesando la
línea que divide el adentro del afuera, y que gracias a la fuerza que estas instituciones
totales tienen de marcar sus límites simbólicos más allá de los reales, es una línea
imaginaria. Uno vive de otra manera la experiencia del tiempo y del espacio. Ahí
son menos democráticos de lo que lo son fuera de este espacio de influencia. Son
absolutamente arbitrarios. Llegan a parecerse a ese tan trillado diálogo entre amo
y esclavo que dice más o menos: ¿qué hora es? (pregunta el amo), la que usted
diga, señor (responde el esclavo). Este es entonces el motivo complementario al de
la angustia. Los personajes (EI) han llegado mucho tiempo antes. Han calculado a
medias lo ponderable del tránsito carcelario para llegar hasta el lugar donde tienen
que llegar y han intentado imaginar lo imponderable, lo impredecible. Es su estado de
ánimo, la angustia y la incertidumbre aliadas a la paciencia y a las ganas de trabajar.
EI. Que tal si terminamos de leer, antes de que lleguen los demás, este artículo en el que
María Inés García empieza citando las palabras de una interna de la cárcel de mujeres
de Tepepan, para afirmar después que:
La culpa ha desaparecido de estos discursos... el sentimiento de culpa está
ausente, al igual que la conciencia de haber cometido una falta, aparece la falla,
el error en la realización del hecho delictuoso, conocido como tal, querido y
realizado (1993:147).
(Piensan) ¿Será así? Por lo pronto, supongamos que así sea y tomémoslo en cuenta
al formular las preguntas que sirvan para disparar la discusión.
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DIÁLOGOS CON PRESAS
Hay que apurarse porque se hace tarde (bajan del auto y se dirigen a la puerta,
donde por ser sábado, día de visita, hay una larga fila. Alicia toca la puerta y
muestra su credencial de la Universidad, pide que les abran, ellos no forman
parte de la visita, vienen a trabajar).
IC. ¿Qué quieren? Pasen a la otra mesa. ¡Regístrense y dejen identificación!
(Ven cuidadosamente los documentos y los envían a la “aduana” de entrada. Ahí
se les detiene).
(Custodio) -¡No pasa esto! (refiriéndose a la grabadora).
EI. Oiga, si aquí está el memorándum que lo autoriza (el tiempo corre sin prisa, se
hacen llamadas, aclaraciones, se producen confusiones y al final, con una actitud
francamente molesta, dejan pasar a los universitarios. Ellos avanzan y cruzan
uno, dos y hasta tres “retenes” más).
IC. (Custodio) ¿Quiénes son? Pongan su nombre ¿dónde van? Espérense. Pasen ustedes
(el personal de custodia tiene actitudes ambiguas que van de la agresión a la
amabilidad, pasando por la indiferencia).
EI. (Al ver imágenes dolorosas en escenas de madres presas e hijos que las visitan,
Alicia piensa en su hijo). Mi hijo, qué difícil estar en el lugar de esa madre. Me
duele la separación, por ella, por el niño, por mí, por las madres y los hijos
separados (llegan finalmente a las oficinas, esperando la llegada de la jefa del
Departamento Técnico que representa las demandas institucionales. Solamente
con ella podrán llegar a su destino —nótese la presencia de la institución).
EI. ¡Qué monserga! Mientras, habrá que pensar sobre las preguntas para echar a
andar el debate (deciden preguntar sobre la sumisión y los encierros —de aquí y
de afuera—, sobre los proyectos de los personajes, sobre la libertad, la transgresión
y la culpa).
IC. (Aparece la jefa del Departamento Técnico de visible buen humor). Buenos
días, ¿tenían mucho tiempo esperando? (recorren el área de dormitorios hasta
llegar al fondo, al área del centro escolar donde tendrán lugar todas las sesiones.
El EI y la funcionaria conversan mientras llegan las internas). Una técnica
penitenciaria9 abandonó el empleo y seguramente lo hizo porque esto no era lo
que quería, de seguro encontró algo mejor, es natural.
Poco tiempo después llegan tres presas, entre ellas Sara Aldrete,10 quien camina lentamente, encorvada, adolorida. El EI piensa que se la “madrearon”.
9
Custodios que forman parte de un proyecto reciente en el que se han incorporado a estas funciones
a profesionales egresados de distintas carreras universitarias pagándoles sueldos decorosos con el propósito
de renovar a la planta de trabajadores en las cárceles.
10
Decidimos no ocultar el nombre de esta “interna”, ya que ella misma insiste en ser identificada al
grado de haber escrito su autobiografía para que públicamente la reconozcan.
163
CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
P. Hola, aquí estamos (beso y efusivo apretón de manos de parte de Sara para Alicia
y Gabriel).
EI. ¿Qué te pasó?
P. Me operaron de
una bolita de grasa en el abdomen, la herida es pequeña pero
profunda (llegan más internas, acomodan las sillas y bromean sobre los mejores
lugares para ver la película. Sara se dirige al EI). Supe que fueron al World Trade
Center (Feria del libro) y compraron mi libro, me lo dijo Sandro (director de la
editorial Colibrí). ¿Qué les pareció? (Sara habla de la presentación que de su
libro se hizo en el Reclusorio, lamentando que en el evento no permitieran la
presencia de sus compañeras “internas”. La jefa del Departamento Técnico toma
la palabra e inaugura “formalmente” el ciclo de Cine-debate, presentando y
agradeciendo a los profesores de la UAM-Xochimilco. Una “interna” muy
participativa se da a conocer diciendo: “Ah, sí, en esta Universidad tienen una
mujer de Rectora. Patricia Aceves se llama, es mi vecina desde hace tiempo, la conozco
bien, por favor salúdenla de mi parte”).
Primer acto. Escena 2
Sentadas, con un murmullo tolerable, da inicio la proyección. A lo largo de ésta
veremos y escucharemos distintas expresiones de los personajes de esta obra. Aquí
entrará en acción otro elemento, se trata del texto de la película (TP) al que, sin ser
un personaje, incluiremos siguiendo la misma táctica para darle la voz a cada uno de
los personajes.
TP. (Imagen: Mujer brutalmente golpeada por el marido hasta romperle los dedos).
P. Luego por eso ellas los matan.
Alicia va por su libreta para anotar sus observaciones y se siente observada. Piensa
en cómo estos lugares incrementan el sentimiento de persecución.
La película se ve mal, la video casetera funciona mal.
IC. (Videocasetera). ¡Pégame! que no sirvo!
EI. ¡Toma! (Alicia le pega, pero no se compone)
P. Pégale fuerte, como si le pegaras a tu marido. O como si fueras juez.
TP. (Imagen y texto: Una de las mujeres —personaje de la película— dice: “aunque
tengamos que robar un banco pero, nos vamos a Tijuana”).
P. -No güey, luego te traen al Oriente.
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DIÁLOGOS CON PRESAS
Hay ruido afuera, una técnica penitenciaria tiene programada una actividad a la
misma hora, pero parece que es una de esas frecuentes confusiones que derivan del
manejo arbitrario del tiempo en las cárceles.
Primer acto. Escena 3
Se enciende la luz y las “internas” mueven sus bancas formando un círculo.
P. Gracias por pasar una película que muestra la vida real, mujeres sometidas que se
cansan y buscan su libertad.
EI. Ustedes ya empezaron, pero ¿cómo ven esto desde aquí, encerradas?
P. Aquí estamos por las circunstancias, el delito no es lo que más aflige sino que es
meramente circunstancial... Qué bien que las mujeres se unan, a veces las mujeres
son las peores enemigas de ellas mismas. Una mujer juez no te perdona... Hay
alternativas para salir de circunstancias que uno no acepta, la comunicación para
esto es indispensable. A nosotras las mujeres se nos juzga más duro que a los
hombres, no podemos ir en contra de las normas. Las mujeres de la película
transgredieron otras normas, no las de la “Constitución” sino las de los hombres.
EI. ¿Qué creen que sintieron estas mujeres por lo que hicieron? ¿Creen que alguien
sintió culpa?
P. La que regresó se sintió culpable ¿o tuvo miedo? ¿miedo o culpa? Si pecaron,
tienen miedo, pero también los demás temen por los pecados de otros.
EI. ¿Y eso, como se piensa en la cárcel?
P. Aquí en la cárcel, una está para perdonarse de todo, no sólo del delito por el que te
traen, sino de todo lo hecho y lo no hecho. Las que no se perdonan, regresan.
Aquí se piensa... A una la deberían de educar para vivir en la cárcel, pero una llega
aquí y no sabe qué hacer. Aquí uno aprende a conocerse, a retomar los valores y
quien no lo hace, regresa... Hay que aprender a defendernos de los que nos atacan,
golpear a quienes nos golpean... La cárcel también es un lugar donde algunas se
quitan de responsabilidades, no tienen presiones económicas, ni cargas de trabajo
terribles.
Reflexión del EI: Llama su atención lo que dicen las internas respecto de la culpa.
Ellas creen que si bien no sienten la necesidad de ser castigadas por el delito que
cometieron (la falta) sienten y aceptan la culpa en un sentido más amplio. Culpa por
haber sido como son, por haber hecho daño a los demás y por haberse hecho daño,
por haberse fallado, por ser y estar presas y tener que sufrir por ello. La culpa no está
ausente, está vinculada al dolor, al sufrimiento, y al abandono. Pero también, más
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
allá del mandato religioso o institucional que impone el arrepentimiento, cuando
ellas hablan de perdón aluden también al reconocimiento de su condición y a la
aceptación de la responsabilidad de su vida. Y así en esta línea se oscila entre
responsabilizarse o abandonarse, echando la responsabilidad a los otros. Querer salir
y temer salir. Querer regresar y no querer regresar jamás.
Segundo acto. Escena 1
Es viernes 30 de julio. Aparece T.CH11 en escena. Ella recibe al Equipo Investigador
afectuosamente, explicando los motivos de su ausencia reciente.
T.CH. (Ambos personajes —IC
y P— son hablados por ella). Ahorita les aviso a las
internas del dormitorio. ¿Saben?, he tenido muchísimo trabajo, se inundó el
Reclusorio, se salió el agua del drenaje y nos la hemos pasado limpiando y quitando
los malos olores.
Aparece la jefa del Departamento Técnico y por lo que dice parece que no le ha
quedado clara la propuesta del EI. Estaba en la creencia (muy acorde al sentido de su
demanda) de que se iban a exhibir cinco películas diferentes, no entendía por qué la
misma. Parece que lo que no se entiende, desde esta lógica institucional, es el para
qué de brindar iguales oportunidades a todas las internas de ver, si así lo quieren, la
película. Siguen llegando internas, no sólo del dormitorio 2, también del 3. Éstas
son llevadas por T.CH para que la sala se llene. La sala se satura y el EI tiene que
permanecer de pie junto con las internas que llegaron al final.
Segundo acto. Escena 2
La película se proyecta en un clima sofocante. No se toman notas, dadas las circunstancias.
Segundo acto, Escena 3
Se inicia el debate con la participación de un EI (Tania y Alicia) cansado y tenso. Las
preguntas formuladas por las integrantes del equipo mezclan el trabajo de reportera
11
T.CH., es una pieza clave para el funcionamiento del Reclusorio Preventivo Femenil Oriente. Presa
desde hace 4 años y medio, condensa y representa distintos papeles en esta obra, (a decir de ella, 150 “niñas”
están a sus órdenes para la limpieza y tareas similares.) Se encarga de llevar y traer gente para que los
distintos eventos del Reclusorio tengan una asistencia garantizada. Se mueve por el Reclusorio como “Petra
por su casa”. Pero al tiempo que desempeña este papel, parece ser una confiable representante de sus
compañeras presas. Establecimos con ella, desde el principio, un vínculo con innegable contenido afectivo.
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DIÁLOGOS CON PRESAS
con el de psicóloga y esta combinación no resulta muy afortunada.12 Se orientan las
preguntas alrededor de la cultura machista y los efectos en la vida de las mujeres en
nuestra sociedad.
P.
El hombre separa el sexo del sentimiento, la mujer no... Se necesita valor para salir
de una situación así. La que no lo tuvo regresó, el miedo la hizo arrepentirse...
Temor por cambiar y perder, pero también por llegar a la estabilidad, temor a
todo, a que te vaya mal, o a que te vaya bien... Lo que pasa es que no quieren
aparecer como son, quieren aparentar ser diferentes... No valoran lo más importante,
que son los hijos y los abandonan... Pero los hombres nunca las van a perdonar...
Aunque no hay nada de qué perdonar.
Reflexión del EI: Vuelven a la culpa y el arrepentimento. No deberían pedir
perdón y sentirse culpables, sin embargo, sí se sienten en falta. No son lo que deberían
ser. Han fallado con ellas mismas. Abandonando y abandonándose.
Tercer acto. Escena 1
Sábado 15 de julio. La Institución carcelaria (IC) habla a través de un cartel pegado
en el periódico mural del centro escolar, que llama la atención del EI, quien asombrado
lo lee. Es un texto largo que invita con un lenguaje manipulador al trabajo como
única vía para salir de la depresión, el texto está escrito bajo el título de: “La ociosidad
madre de todos los...”
Tercer acto. Escena 2
La película transcurre en medio de mucho ruido y movimiento. Entran y salen a
cada rato, comen, duermen y roncan. Hay de todo, internas que permanecen quietas,
una pareja, muy abrazadas las dos, muy juntas. Comentan los parlamentos que
aluden a lo sexual con bromas y ríen mucho.
TP. “¿Sabes, Homero?” (dice Ema) “Todas las mujeres tenemos las nalgas frías”.
P. No, manita. No es cierto, yo no.
12
Caer en la cuenta de esta situación permitió en lo sucesivo reconocer diferencias que, a fin de
cuentas, de aprovecharse redundan en una visión complementaria.
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
Tercer acto. Escena 3
Se quedan unas cuantas internas al debate. No aceptan el uso de la grabadora, es la
primera vez que se niegan a la petición que para estos menesteres siempre formula el EI.
El EI piensa que tendrán que reconstruir la entrevista. Les preguntan por lo que
provocan en ellas las historias de estas mujeres.
EI. ¿Cómo ven las historias de estas mujeres?
P. Está bien, pero es muy radical lo que hacen. Hay que pensar en los hijos, pero hay
que intentar cambiar... Hay que valorar, yo por la droga todo perdí. Hasta donde
cae uno por no valorar... Se rompen las reglas morales, como cuando uno se
droga. Uno se denigra. No hay culpables sólo inocentes, las criaturas... Si uno no
está, las criaturas se vienen abajo.
Reflexión del EI: La culpa siempre aparece, existe, aunque no se quiera. Los niños
definidos como inocentes (no culpables) son un eje de análisis. La noción de culpable
o inocente se construye condensando códigos muy distintos como el jurídico, el
moral, el psíquico y el cultural. Decir que no se es culpable no se traduce, en términos
psicológicos, en no sentir culpa. La construcción de esta identidad individual en
quienes padecen las penas de prisión, sigue siendo material privilegiado de investigación de corte psicosocial, socioantropológico, jurídico, criminológico, etcétera.
En el caso de las internas de este dormitorio en el que, de acuerdo con las características
clasificatorias, se encuentran las que son madres. La culpa y la inocencia de madres e
hijos cobra una importancia muy particular.
Cuarto acto. Escena 1
Es el viernes 28 de julio y todo está más caótico que otras veces. El tránsito por “las
aduanas” se ha hecho mucho más difícil. En el Equipo de Investigación hay situaciones
desconcertantes en el trato arbitrario y hostil de los custodios, al grado que han
llegado a producir miedo y un coraje nunca antes vivido en estos lugares. Llegan
internas que ya habían estado en sesiones anteriores.
Cuarto acto. Escena 2
Comentan en voz alta y se manifiestan con risas o con comentarios. Comienza la
proyección y hay comentarios ruidosos en las escenas sexuales y en las violentas.
Risas, exclamaciones de molestia o bromas es lo que mejor se oye. Algunas comen
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DIÁLOGOS CON PRESAS
todo el tiempo. Durante la proyección alguien del Equipo de Investigación (Alicia)
sale del salón, acudiendo al llamado de Sara (la interna autora del libro, de quien se
habla en el primer acto.)
P.
Hola Alicia, perdóname por llamarte, pero estoy muy emocionada y aterrada al
mismo tiempo. Tal vez pueda cambiar mi situación. Me van a entrevistar
próximamente de TV Azteca. Si llegara a salir, te buscaría afuera. Salúdame mucho
a Gabriel.
Sara habla mucho de ella, de sus temores, de qué debe hacer si todo se arregla y
sale libre, de lo importante de hablar de ella a través de su libro y de su fe y esperanza
en dios. Ante todo lo que Sara dice, Alicia responde escuchando de manera atenta,
resonando afectivamente a los sentimientos que Sara expresa, sin preocuparse por marcar
una distancia, involucrándose emocionalmente. Sara puede atrapar con sus demandas.
Alicia, al regresar al salón, piensa que se le ha ido el tiempo y que falta muy poco
para que termine la película.
Cuarto acto. Escena 3
EI. ¿Qué piensan de las historias de estas mujeres?
P. Yo me identifiqué, sólo faltó que me pagaran por haber utilizado mi historia.
EI. ¿Qué piensan del nombre de mujeres insumisas?
P. Es real, muchas pasamos por eso, sobre todo en este mundo de machos y más en
los pueblos. Las mujeres tienen más cargas. Los hijos. Luego los hombres no
aguantan y uno tiene que salir adelante... Hay que cambiar, pero de marido (se
ríen)... Las mujeres estamos más abandonadas que los hombres, pero aguantamos
más que ellos.
Reflexión del EI: Hay un juego ambivalente con las mujeres de la película. Aceptan
que dejen al marido sometedor y frágil pero no aceptan que se den por vencidas y no
puedan con la carga. Ellas tienen que aguantar más, y este aguante —carga— es lo que
tienen que llevar a cuestas por todo lo que han hecho, por ser mujeres y por haber
abandonado voluntaria o involuntariamente a los suyos. Aquí sin aludir a la culpa, se
alude a la penitencia que viven ahí adentro, sin el hombre y sin los hijos.
Quinto acto. Escena 1
Es sábado 5 de agosto, había pasado una semana entre la última exhibición y ésta.
Como parte de los integrantes del equipo han visitado el Reclusorio más seguido,
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA
todo parece más fácil (la entrada y el tránsito por el establecimiento). Tal parece que
algo pasa objetiva y subjetivamente que se traduce en sentirse mejor, sin trabas. Tal
vez influye que es el último acto de la obra.
Quinto acto. Escena 2
El grupo ríe más que los anteriores, juegan más. Interactúan mucho más durante la
proyección y se muestran sus relaciones afectivas que circulan más que en otras
ocasiones. Comentan con ironía los puntos álgidos de la película.
Quinto acto. Escena 3
Empieza el debate tomando ellas la palabra. Dicen su nombre antes de opinar.
Tienen nombre y quieren que se sepa. Esto habrá que resaltarlo en este grupo que
califica el color beige del uniforme como el color “borrador de identidades”.
P.
Me llamo Yolanda y pienso en la insatisfacción de la pareja que aquí se ve... Soy
Patricia y veo la unidad de las mujeres, comparten lo que sienten y arriesgan... Esas
mujeres no tenían libertad espiritual. Tanto aquí como en la calle hay encierro.
EI. Para ustedes ¿qué arriesgan estas mujeres?
P. A veces todo. Uno a veces actúa sin medir consecuencias y arriesgas todo, a tu
familia, a todo. Pero ellas quieren cambiar y ellos están atascados y no las van a
perdonar (la interna que está hablando, se dirige al hombre del EI y le pregunta
directamente), ¿usted que haría si su mujer fuera Ema?
EI. (Desconcertado) ¡No sé! (Inmediatamente después, ya menos desconcertado,
pero atrapado, complementa su respuesta). No sé, repito, pero a lo mejor lo
mismo que el esposo de Ema, la buscaría.
P. (En pleno juego gritan y aplauden) ¡Bravo! Uno tiene que pasar por muchas
pruebas y debemos aprender, aquí por ejemplo, a sobrevivir, a no dejarnos...
Aquí hay mucha disciplina. Parece un internado para chicas de moral distraída.
Se pasan.
Hablan todas al mismo tiempo y se quejan precisamente del exceso de disciplina,
del abuso. Dicen que hay quienes permanecen unidas en este lugar, como es el caso
de una madre con su hija y que las autoridades tratan de separar. Este es el tono final
de su participación hablando de su condición de mujeres insumisas en la cárcel
preventiva del oriente de la ciudad.
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DIÁLOGOS CON PRESAS
Reflexión del EI
Independientemente del tratamiento similar de los temas, comparadas con las de
los otros dormitorios,13 llama la atención la presencia decidida de una distinta forma
de posicionarse en el reclusorio. Se trata, de acuerdo con la clasificación institucional,
de internas consideradas más peligrosas. Y son ellas, las clasificadas como rebeldes
quienes hablaban de manera directa de su hartazgo. Ríen, hablan, se resisten a
someterse y lo advierten, sin embargo, su manera de conducirse encaja con lo que
formalmente está previsto por la institución carcelaria. Ante esto, la pregunta será:
¿se resisten a caer en el lugar prescrito por la institución o actúan involuntariamente
de forma obediente, ratificándolo?
Después de este breve recorrido, podemos afirmar que, si bien en parte hemos
dejado la confortable butaca del ascéptico espectador que atisba con una mezcla de
curiosidad y miedo las vidas ajenas de presos y presas, hemos dejado muchos hilos
sueltos y muchas, muchísimas preguntas sin responder. Para los fines de este artículo,
así queremos dejar todo esto: sobre la mesa, disponible, listo para seguirnos
interrogando y desafiando.
Bibliografía
Aldrete, S. (2000), Me dicen la narcosatánica, Colibrí, México, 200 p.
Araujo, G., Izquierdo, A. (2000), “Las cárceles mexicanas desde algunos relatos”, en
Anuario de Investigación 1999, v. II, Educación y Comunicación, UAM-X, México,
pp. 53-71.
Azaola, E. (1996), El delito de ser mujer, CIESAS/Plaza y Valdés, México, 185 p.
Foucault, M. (1988), Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión, Siglo XXI, México,
314 p.
García, I. (1993), “De la falta a la falla: Una historia de la culpa”, en Tramas, Subjetividad y Procesos Sociales, n. 5, UAM-X, México, pp. 141-157.
Goffman, E. (1979), Internados, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 378 p.
13
Cabe decir que la forma de posicionarse en el Reclusorio de las internas (de los distintos dormitorios)
en relación con el sistema de clasificación, no fue analizado solamente en el caso de éste. Queda pendiente
para otro momento un análisis más sistemático y más profundo sobre este punto.
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