“EL HORNO DE LA PALABRA” PARTE A APÓSTOL DOCTOR JOSÉ

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“EL HORNO DE LA PALABRA” PARTE A
APÓSTOL DOCTOR JOSÉ LUIS DE JESÚS MIRANDA
JESUCRISTO HOMBRE
14 de agosto de 2013
Bien, entonces, ahora vamos a Apo’s receta. La palabra.
Bien, todos busquemos Filipenses capítulo 1, verso 12. “El horno de la
palabra”, ese es el tema de esta noche. El Horno Creciendo en Gracia.
Vamos a hablar de tu experiencia en el evangelio, vamos hablar de tu vida.
Cuando lo tengan todos me dan un ¡Abba Padre!
Dice:
“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido,
han redundado más bien para el progreso del evangelio.”
El apóstol Pablo escribió en este capítulo esto. Él se puso a pensar en su vida
y pensó todo lo que a él le pasó. Usted sabe que el mató, mandó a matar a
Esteban, y él encontraba a los cristianos de aquel tiempo, los obligaba a
blasfemar, que negaran el nombre de Jesucristo, los mataba, los golpeaba, y
fue un hombre bien sufrido.
Pero, parece que se puso a recopilar todo lo que le había pasado y entonces él
lo escribe y dijo: -Miren hermanos, yo quiero que ustedes sepan que todo…
Diga: TODO.
-…todo lo que me ha sucedido a mí, ha redundado para bien del evangelio.
Pero, tú sabes que Dios no hace excepción de personas. Yo también tengo que
decir: -Todo lo que a mí me ha pasado ha redundado para bien del evangelio
en mi vida y en la vida de otros.
Y en tu vida es la misma historia. Todo lo que a ti –personalmente- te ha
pasado; doloroso, situaciones que tú no quieres ni que nadie sepa. Por eso,
cuando el sistema te decía a ti: -Mira, cuando comparezcas delante del Señor,
te van a pasar una película de todos tus hechos durante tu vida.
Y cada vez que te decían eso, tú decías: -Ay Dios mío, ojalá se hayan borrado
varios capítulos.
Pero dice aquí que todo. O sea, que nuestras vidas, todas han sido cuidadas y
llevadas conforme al propósito que tiene Dios contigo.
Hubo un escritor español -que estoy buscando la dirección para escribirle-,
porque él no tiene Biblia para lo que dice, pero él dice: -Mira si tú te crees que
tú tienes libre albedrio o libre voluntad, tú estás equivocado. Aquí el jefe -dice
él- el jefe, lleva todas las vidas bajo control. Aquí no hay nadie libre-, y tuvo
razón, porque Dios gobierna las vidas de cada uno de nosotros.
Por eso, el salmista dijo: “Por el Señor son guiados los pasos del hombre y la
mujer, cuando él cayere no quedará postrado, pues Dios sostiene su mano.”
Salomón, el hombre más sabio de la sabiduría terrenal, dijo: “Muchos
pensamientos son los que llegan a la mente de los hombres, pero sobre todos
esos pensamientos está la voluntad del Señor”, que eventualmente, se va a
ejecutar en tu vida.
Y eso Dios lo hace para domar, llevar nuestras vidas, hasta que tú te rindes.
Una de las cosas más grandes que puede suceder en tu vida es cuando tú te
rindes, cuando tú paras de pelear. Es como el caballo cerrero, que no hay
quien se le monte, porque no sujeta a nadie en sus lomos. Pero llega el
momento en que lo doman y entonces es dócil y uno puede utilizar el caballo
para buen provecho.
Pues así es nuestra vida, mientras tú sigas luchando, pues no vas a poder
decir -mira, yo ahora entiendo que todo lo que a mí me ha sucedido ha
redundado para bien de mi vida. Dios gobierna nuestras vidas.
Por ejemplo, mira lo que dice Romanos capítulo 9, para llevar el pensamiento
en esa misma línea. Romanos capítulo 9, comenzamos por el verso 11 y
comienza a darle fuerza al pensamiento, que el espíritu quiere llevarnos en
esta noche.
Dice:
“pues no habían ni aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal,
para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese,
no por las obras sino por el que llama,
se le dijo: El mayor servirá al menor.
Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
¿Qué pues diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? De ninguna manera.
Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia,
y me compadeceré del que yo me compadezca.
Así que no depende del que quiere, ni del que corre,
sino de Dios que tienen misericordia.
Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para
mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
De manera que de quien quiere, tiene misericordia,
y al que quiere endurecer, endurece.
Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque ¿quién ha resistido a su
voluntad?
Mas antes oh hombre, o mujer, ¿quién eres tú para que alterques con Dios?
¿Dirá al vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa
un vaso para honra y otro para deshonra?”
Mientras más te rindas, más llevadero va a ser la voluntad de Dios para tu vida.
Porque no depende de tus obras, depende de la elección, y Dios a ti te eligió,
pero mientras tus razonamientos y tus opiniones sigan gobernando tu vida,
mientras esa personalidad tuya dura, recia, siga luchando, más vas a sufrir.
Pero si tú eres un vaso escogido de misericordia, él ya tiene un plan trazado
para ti. Son obras preparadas de antemano, no luches, sino piensa en la vida
actual que tú llevas.
A mí me tomó años entender eso, pero es que yo no tenía a nadie que me lo
dijera. Ahora tú tienes a alguien que te lo dice. Y, qué bien me ha venido no
luchar. Yo no lucho con nada.
Yo paré eso de luchar. Si alguien me miente, pues me mintió. Si me dijo la
verdad, me dijo la verdad. Si me traicionó, me traicionó. Si me fue fiel, me fue
fiel. Esto no es cuestión del que quiere ni del que corre Dios está sobre tu vida.
Si alguien está maquinando contra ti, déjalo. Te viene bien que maquine contra
ti. Deja que Dios cumpla su propósito en ti. Si te están engañando, que te
engañen, a menos que tú te des cuenta. Pero, la lucha esa de estar pendiente
–que, qué pasó, que debí haber hecho esto, si me hubiera mudado a tiempo, si
mis padres hubieran tomado aquella decisión cuando yo era pequeño qué pena
que no la tomaron.
Entonces, uno siempre preocupado por lo que debió ser. –Pero, por poco lo
logro, por poco lo hago, pero se me olvidó-, pues si se te olvidó, déjalo así.
Reposa. Deja que el horno te dé el fuego necesario para cocinarte. (Aplausos)
Mientras mejor te cocinen más sabroso luces y más rápido te comemos. Más
rápido eres útil para lo que fuiste formado. Mientras más luches, más hay que
apretar el horno -todavía está crudo, espérate, hay que darle, vamos a dejarlo
que pase por situaciones.
–Ay apóstol, que usted no sabe todo lo que yo he sufrido.
-Si has sufrido ‘good for you’ (bueno para ti). Te vino bien.
Ahora, ¿ese sufrimiento, te ha ayudado? ¿Le ha dado ejercicio a tus sentidos
para ser una persona más sabia hoy?
Todo lo que tú puedas aprender, todo la experiencia que tú obtengas como ser
humano –especialmente- en la universidad de la vida es lo mejor que tú puedes
tener para serle de bendición a otro y eventualmente, naturalmente, para ti.
Pero, lo importante es siempre pensar en los demás. Si tú estás concentrado
en ti, primero yo, segundo yo, tercero yo, lo que sobra para mí, estás perdiendo
tu vida. Siempre es bueno que tú pienses cómo ser útil para ayudar a alguien.
Eso es maravilloso. Si tú vez la vida de Jesús, en los días de su carne, él
siempre estaba resolviendo el problema de los demás; a la mujer samaritana,
al ciego, al cojo. Aun muriéndose así –ayúdame a mi mamá que está ahí; y
perdónalos que no saben lo que hacen-, y tenemos que llegar a la estatura de
un varón perfecto.
Mientras más tú aprendas, mejor es tu vida para ser útil para el Señor. No es
en vano que tú has sufrido lo que has sufrido.
Mira lo que dice Segunda carta a Timoteo -en esta misma línea de
pensamiento- capítulo 2 verso 11.
Si no aprendes en esta lección, entonces hay otras opciones. Si tú no eres
dócil y aprendes a ser gobernado por el que trata con el barro, el alfarero,
entonces te va a ocurrir otra cosa. Caes en el terreno del rencor y el odio.
Empiezas a lamentarte y empiezas como esas personas que creen que el
mundo tiene una deuda con ellos –no, que mi papá, que esto, que esta ciudad,
que este gobierno, que yo, que no me han dado oportunidades.
Te recuerdas lo que dijo Kennedy antes de morir, él dijo: “Nunca pienses lo que
Estados Unidos puede hacer por ti, piensa lo que tú puedes hacer por Estados
Unidos.”
Es que el egocentrismo es yo, yo, -quién me ayudará, quién se ocupa de mí,
me deben, hay deudas conmigo, el mundo me ha pagado mal, la vida me ha
pagado con un limón.
Ya tú sabes el famoso dicho -si te pagaron con un limón, búscate un vaso de
agua, corta el limón pon un poquito de azúcar y haz una limonada.
Mira yo pare eso de que la gente me resuelva a mí. A mí nadie me resuelve
nada, yo resuelvo. Yo no estoy pendiente de lo que la gente pueda hacer por
mí, yo hago mis cosas. Si yo fuera a delegar todo lo que voy a hacer,
imagínate, y hay cosas que yo delego, porque este ministerio se ha llenado de
tanta cosa. Pero, para de estar esperando que alguien te dé, comienza a dar.
Mira lo que dice Segunda carta a Timoteo capítulo 2, verso 11.
“Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;…”
Aquí aplicamos A y B. Uno murió, luego todos morimos.
El B; si somos muertos, si nos rendimos en el horno de –Señor, hágase tu
voluntad-.
Con los muertos Dios trabaja. Dios usa los muertos, porque una persona que
está vivo, su ego está vivo, Dios no lo puede usar, es muy problemático. Dios
va a terminar perdiendo cada vez que te usa.
Es como hay personas que tú tienes miedo de pedirle un favor porque te va a
costar caro. Hay personas que tú dices –muchacho, yo acudiría a ella, o a él, o
a fulano, pero me va a costar-, porque hay gente que te da un favor, pero te lo
van a cobrar.
Ahora, el que está muerto, dice: -No hay problema, simplemente te ayude y ya.
No me tienes que pagar, ni tienes que llamarme, ni tienes que darme muchas
gracias, simplemente, te ayude, porque yo me beneficio ayudándote.
“…Si somos muertos con él, también viviremos con él;
si sufrimos, también reinaremos con él;…”
¿Cuántos han sufrido aquí?
Bueno, pues, reina. No te quedes de sufrido. Reina, saca de ahí un reinado,
porque el que sufre se experimenta en todo.
“…si le negáramos, él también nos negará.”
El religioso dice: -Mira, se pierde de la salvación.
Y no está hablando de salvación. Está hablando que si tú le niegas diciendo: Dios no me ha dirigido nada. Mi vida ha sido abandonada. Dios ha estado
ocupado. En cuanto a mi persona, Dios se olvidó de mí. Todo ha sido errores,
tras errores, tras errores. Mi papá es culpable, mi mamá es culpable. Esto es
culpa de aquel y de aquel y de aquel.
Mira, yo tuve un pastor en el sistema que me hirió tanto, me hirió tanto ese
pastor. Yo estuve en una iglesia, cuando el Señor me trajo a esos caminos, a la
circuncisión, que fue ahí donde yo comencé. Pues, yo cuando joven, a mí me
sucedieron muchas cosas. Me sucedieron muchas cosas, yo era ladrón,
robaba, timaba, engañaba, hacia muchas cosas. Bueno, por eso terminé preso.
Porque el que roba lo envían al infierno o sea a la cárcel. Igual que el que se
muere lo envían al infierno, al sepulcro.
Y entonces, pues yo tuve una conversión estilo arrepentimiento, la circuncisión.
Y entonces, cuando yo tuve esa conversión, de momento yo no quería hacer
nada malo. Yo dejé de fumar, dejé de hablar malo, yo no veía ni televisión, no
bebía, no bailaba, nada. Eso era una vida de santidad, por años así, jovencito,
muchos años. Y, yo me dediqué a esa iglesia. Yo me ganaba cien o ciento
cincuenta dólares, ahí estaban mis diezmos, estaban mis ofrendas. Yo iba a la
iglesia, lunes, martes, jueves, limpiaba, pintaba. Si había que comparar un
instrumento, yo decía -póngame en la lista, pastor, con cien dólares mensuales
aunque sea, en lo que voy avanzando.
Y yo estuve así como dos o tres años, dedicado a lo que era la iglesia. Y, si
algo sucedía, ahí estaba yo; si alguien tenía que cuidar algo, ahí estaba yo; si
había que limpiar, ahí estaba yo. Yo estaba ahí siempre, porque yo no tenía
más nada que hacer, más que servirle al Señor. A mí no me interesaba nada
más que estar en la iglesia y servirle al Señor.
Y entonces, pues, imagínate, yo me adapté a aquella gente. Eso fue allá en
Massachusetts. Me adapté y yo amaba a todos. Habían dominicanos, cubanos,
puertorriqueños, peruanos, guatemaltecos, ecuatorianos, había de todo. Yo no
miraba de donde eran, yo los amaba porque eran mis hermanos en Cristo.
Oye, pero esa gente era malos. Como ustedes, que ustedes son malísimos
también, lo que sucede es que la gracia anula la maldad de nuestra cultura y
de nuestras malas costumbres. Pero allí no había gracia, aquello era ley.
Y, entonces, pues yo estaba entregado a esa iglesia. Y, un día, hubo una
reunión anual, donde se nombran diferentes candidatos y como yo siempre he
sido bueno en los números era la única clase que yo pasaba con buena nota.
Pues entonces, un hermano que me quería -ese me quiso mucho-, cuando
nombraron para tesorero, él dijo: -Yo recomiendo al hermano José Luis De
Jesús.
Yo noté que las orejas de toda la congregación se pusieron rojas, porque ellos
todavía me conocían en carne, ellos no sabían el cambio que yo había sufrido.
Si en alguien podían confiar era en mí.
Buena gente eran los presos allá en la cárcel El Castillo, donde yo estuve que
eran unos criminales. Esa gente era así, muá.
¿La iglesia? La iglesia que no tiene gracia es una cueva de ladrones, sinagoga
de Satanás. Ahí es a donde más te critican y te conocen en carne.
Tú lo sabes, si tú vienes de ahí. Tú sabes las hipocresías que tú has visto en
las llamadas iglesias. Ahí no hay amigos. Eso es así. (Aplausos)
Oye sufrí. Sin embargo, después, cuando yo iba creciendo, yo le di gracias al
Señor porque esa fue mi mejor escuela. Ahí yo conocí la hipocresía, ahí yo
conocí lo que es un falso hermano, ahí yo conocí lo que es la gente envidiosa,
porque yo todo lo que tocaba se hacía oro. Y eran un montón de aburridos,
feos, mal tirados, mal vestidos y yo siempre ‘sharp’ (bien arreglado) allí, es más
debieron de haberse sentido orgullosos de que yo estaba allí, caramba. Me les
fui.
Pero mira, sufrí, hoy reino, porque todo el que sufre reina. Dios no puede ser
burlado. (Aplausos)
Continuará…
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