La aventura de Tom Érase una vez un país olvidado, con una provincia olvidada, con un pueblo olvidado, en el que vivía un niño olvidado llamado Tom. No recuerdo por qué los han olvidado. Un día Tom estaba en casa, viendo la televisión, cuando de repente sus amigos le llamaron a la puerta para irse a pasear por la montaña. Justo entonces, anunciaron por la televisión que en 2 minutos comenzaría “3,2,1...¡Responde!”, su programa favorito. Tom quería ver el programa, pero también le gustaría ir con sus amigos, ya que siempre se divertían. ¿Qué hará Tom? CAMINO DE LA MONTAÑA Tom prefirió ir a la montaña con sus amigos, pensando que sería más sano que ver la tele. Fueron por el camino de siempre, y por el camino pensaron en qué hacer. Unos decían de ir al Refugio, a pasar la tarde; otros preferían irse al Gran Campo a jugar a fútbol o algo. Mientras lo discutían, cuando casi habían llegado, se encontraron con que había obras en mitad del camino. Jesús recordó que había oído hablar a su padre sobre unas obras de asfaltado, pero que eran la semana que viene. Al parecer las habían adelantado. Alex propuso ignorar las obras y pasar. Sólo llevaban hecho un pequeño agujero, podían saltarlo sin problemas, pero no sabían si debían pasar. Vieron allí cerca a unos obreros, y les preguntaron si el camino de detrás de la valla era peligroso. Uno de los obreros les dijo que no, pero que aun así no debían pasar, puesto que en unas horas el agujero sería enorme. Sin embargo, ellos tenías muchísimas ganas de ir a jugar. ¿Que deberían hacer? PASAR VOLVER CAMINO SALTAR Como pensaron que los obreros no avanzarían mucho, decidieron saltar el agujero cuando ningún obrero mirara. De todos modos, los obreros habían dicho que no era peligroso. Ellos habían ido muchas veces allí, y no recordaban que hubiera habido nunca ningún derrumbamiento ni nada parecido. Así que saltaron el agujero y marcharon hacia su refugio. Durante el camino, un niño, llamado Javier, se tropezó y cayó en unos arbustos, pero descubrió una zona de la montaña que no habían visto nunca. Se lo contó a sus compañeros. Todos arrancaron los arbustos para poder verlo, y se dieron cuenta de que era un gran valle, plano y deshabitado, más grande incluso que el Gran Campo. Además, estaba en un lugar protegido del viento y, apuntó Marcos, el más listo del grupo, probablemente protegido de las nubes y la lluvia, ya que estaba rodeado de montañas y lo más seguro era que las nubes subieran a la montaña, se enfriaran, descargaran la lluvia allí y bajaran sin lluvia. Sin embargo, estaba rodeado por pequeños acantilados. No eran muy altos, pero si querían bajar o subir, tendrían que hacerlo por aquellas pendientes y podía ser peligroso. Empezaron a discutir hasta que se dieron cuenta de que armaban mucho jaleo y podían llegar a oírlos, y decidieron votar directamente si bajaban a explorar, o iban a su refugio, como siempre. ¿Cuál fue el resultado de la votación? EXPLORAR REFUGIO CAMINO DE EXPLORAR Como se aburrían de ir siempre al refugio, decidieron ir a explorar aquel nuevo lugar. Bajaron con cuidado por la pendiente, y se dieron cuenta de que aquel lugar era genial. Como había dicho Marcos, estaba protegido del viento y se estaba bastante bien. No había un lugar para hacer un Refugio, pero había un saliente que cubría un área relativamente grande, y si se ponía a llover de golpe, podían refugiarse ahí hasta que pasase la lluvia. Estuvieron toda la tarde acondicionando el lugar, jugando, explorando un poco en busca de cuevas o grietas secretas, etc. Al comenzar a atardecer, todos decidieron volver a sus casas. Subieron el acantilado, pero se dieron cuenta pronto de que era el lado equivocado, ya que se habían olvidado de señalizar la entrada. Estuvieron un buen rato buscando el camino correcto, hasta que se cansaron y Max propuso parar a descansar y pensar algo que hacer. Finalmente, después de meditar, debatir y descartar muchas propuestas, se encontraron con 2 posibles soluciones, ¿Cuál deberían elegir? SUBIR A SEGUIR UN ÁRBOL BUSCANDO CAMINO SUBIR A UN ÁRBOL Decidieron que subir a un árbol para ver el alrededor era lo más sensato, ya que el camino de vuelta no estaba tapado por árboles, se veía bastante bien; así que Pablo, el mejor escalador del grupo, subió al árbol más alto que vieron por ahí cerca. Cuando bajó, después de un rato, estaba llorando. Los demás le preguntaron qué le había pasado, si se había hecho daño al bajar, o le había mordido alguna ardilla. Él les respondió que no se había hecho daño, ni le habían mordido. Lo que le había pasado era que, al llegar arriba, lo único que había visto eran árboles. No había visto ni una casa, ni un sendero. Además, había visto que estaba anocheciendo. Todos se pusieron muy tristes, pero después de relajarse un poco recordaron aquella vez que se habían ido de excursión con el colegio a la montaña, y el monitor les había dicho que, si alguna vez se perdían en el bosque de noche, lo mejor era hacer fuego y dormir en un lugar resguardado del viento. Así que volvieron a la nueva zona que habían encontrado, y bajo aquel saliente montaron su refugio temporal. Mientras intentaban hacer el fuego 2 personas, los demás montaban guardia. Tardaron un buen rato en encender el fuego. Cuando lo consiguieron, se echaron a dormir, aunque les costó un poco por el frío, y el miedo. Al amanecer continuaron la búsqueda y, sin saber cómo, acabaron en la parte trasera de su Refugio. Entraron y comieron las reservas que tenían ya que tenían mucha hambre. Volvieron al pueblo y les cayó una bronca enorme de parte de sus madres por salir por toda la noche sin su permiso, además de un castigo de 2 semanas sin salir y quedarse sin aquel videojuego que llevaban esperando tanto tiempo. POR DESOBEDECER LAS REGLAS FIN Volver al inicio CAMINO SEGUIR BUSCANDO Por alguna extraña razón, pensaron que subir a un árbol podía ser peligroso, el que subiera podía caerse sin querer y hacerse daño, o podía estar lleno de ramas con púas, o incluso podía haber ardillas que les mordieran y les hicieran heridas. Como no se les ocurría ninguna otra solución, siguieron intentando encontrar el camino de vuelta. Tras horas, al fin dieron con el camino correcto, pero era de noche y no veían mucho. Recordando aquella vez en la que se fueron de excursión con la escuela a la montaña, que cuando se hizo de noche, como las tiendas de campaña se habían roto, el monitor les dijo que lo mejor en aquellos casos era hacer un pequeño fuego y entrar en una cueva, si había una cerca, o cualquier lugar resguardado, si no encontraban ninguna. Volvieron al Refugio, que estaba en una pequeña cueva, y encendieron un fuego con la yesca y los palos especiales para encender fuego, que casi siempre funcionaban. Encendieron un fuego e intentaron dormir, pero les costó ya que no tenían mantas. Cuando amaneció, volvieron al pueblo y sus madres se enfadaron muchísimo por haber ido afuera durante toda la noche sin su permiso, y por ignorar la señal de las obras. Se llevaron un castigo de no poder volver a quedar en 2 semanas, y se quedaron sin aquel videojuego que llevaban esperando tanto tiempo. Se pusieron muy tristes y decidieron no volver a saltarse las normas nunca. POR DESOBEDECER LAS REGLAS FIN Volver al inicio CAMINO DEL REFUGIO Pensaron que explorar podría ser peligroso, y podían llegar a perderse, así que decidieron ir a su Refugio y dejar aquel camino para más adelante. Después de unas horas jugando y divirtiéndose, decidieron volver a casa. Cuando llegaron al lugar de la zanja, vieron que se había hecho mucho más ancha, y no podrían saltarla ni rodearla. Al otro lado había unos obreros, y intentaron llamarles la atención. Cuando les oyeron, les preguntaron por qué habían pasado, si la señal decía claramente NO PASAR. Ellos les explicaron lo ocurrido, y los obreros tendieron una pasarela con unos tablones de madera para que los niños pudieran volver. Al llegar a sus casas se dieron cuenta de que los obreros habían avisado a sus padres, y les cayó una regañina y dos semanas sin salir y, además, sin aquel videojuego que llevaban meses esperando. Se quedaron muy decepcionados y decidieron no volver a romper las normas nunca. POR DESOBEDECER LAS REGLAS FIN Volver al inicio CAMINO DE VOLVER Como no querían enfadar a sus madres, y además podía ser peligroso, decidieron volver al pueblo. Mientras volvían, vieron entre unos matojos un objeto extraño, negro, parecía una bola. Lo cogieron y se dieron cuenta de que, al moverlo, emitía un pequeño tintineo. Tom pensó que podía ser una especie de hucha, y buscaron una piedra para romperla. Encontraron una bastante grande y dura, y golpearon aquella extraña hucha hasta que se rompió. Dentro habían varios billetes y monedas, y Pablo propuso contarlos para ver cuánto dinero había. Empezaron a contar billetes y monedas cuando Javier se dio cuenta de que, detrás del billete de mayor valor, había pegada una nota que decía: “Quédate con el dinero, si lo has encontrado. Yo no lo necesito :)”. La pandilla no sabía qué hacer. Al final de mucho debate, decidieron quedarse con el dinero, como decía la nota. Además, se dieron cuenta de que había suficiente dinero para comprar aquel videojuego que llevaban tanto tiempo esperando, cuando lo sacaran. Se alegraron mucho y siguieron caminando hacia el pueblo. Nada más llegar vieron que estaban montando lo necesario para las fiestas del pueblo, como todos los años, y ellos pensaron en ayudarles, como hacían todos los años, pero se enteraron de que también habían sacado por fin el videojuego que tanto tiempo estaban esperando. No sabían si ir a comprar el juego y jugarlo, o ir a ayudar a montar las fiestas del pueblo. ¿Qué harán? VIDEOJUEGO FIESTA CAMINO DEL VIDEOJUEGO Como tenían muchísimas ganas de jugar a ese videojuego, decidieron ir a comprarlo. Así que fueron a la tienda y se gastaron el dinero que habían encontrado, pero como no era suficiente, aportaron algo de sus ahorros, ya que iban a compartirlo. Cuando lo compraron, estaban muy emocionados y pensaron a qué casa iban para probarlo. Había que tener en cuenta que, como eran las fiestas, no todos los padres estaban en casa, y ninguno tenía las llaves de su propia casa ya que sus padres no los consideraban “lo suficientemente responsables”. Decidieron, al final, ir a la casa de Tom. Su abuela no había ido a las fiestas del pueblo, así que les podía abrir. Cuando llegaron, casi se tropezaron de las ganas que tenían de entrar. Enchufaron la consola, la encendieron, introdujeron el disco en el porta discos... y les salió un mensaje de error. ¿Qué pasaba? Pues que el juego necesitaba conexión a Internet, y Tom no tenía de eso en su casa. Ninguno de la pandilla tenía. Y para colmo, no podían devolver el juego porque la tienda cerraría por las fiestas, el límite de tiempo para devolver el juego eran 24 horas y, además, ya lo habían abierto. Todos lloraron porque habían perdido sus ahorros, arrepintiéndose de no haber ido a la fiesta, ya que, si hubieran ido, podrían haber comprado el juego más tarde, se habrían fijado en lo de la conexión a Internet y lo habrían devuelto. Aún así, decidieron ir a las fiestas para que se les quitara la tristeza de encima. Al llegar, vieron que habían empezado hace rato y estaban haciendo una conferencia sobre videojuegos. Interesados, decidieron acercarse a escucharla, y vieron que quien la daba era ¡el dependiente de la tienda de videojuegos! Le explicaron lo que les había ocurrido durante un descanso y el dependiente les dijo que no se preocuparan, que al acabar las fiestas él aceptaría la devolución. FIN Volver al inicio CAMINO DE LA FIESTA Después de pensarlo mucho, decidieron ir primero a las fiestas y, cuando acabasen, comprar el videojuego. De todos modos, pensaron, las fiestas sólo eran 5 días al año, y el videojuego lo podrían comprar casi cuando quisiesen. Fueron a las fiestas, se divirtieron muchísimo y, al acabarlas, fueron a comprar el videojuego. Pero, al coger la caja, Tom se fijó en un icono extraño, al lado del indicador de +7. Preguntaron al dependiente qué significaba, y este les dijo que esa versión del juego requería conexión a Internet. Como ninguno de la pandilla tenía conexión a Internet, preguntaron si había una versión que no la necesitase. El dependiente les dijo que sí había una, pero salía 2 días más tarde. La pandilla pensó que merecía la pena esperar y, cuando sacaron aquella versión, gastaron los ahorros de todos en comprarlo (lo compartirían) y fueron a casa de Tom a probarlo (tenía el televisor más grande). Cuando llegaron, casi se tropezaron de las ganas que tenían de entrar. Enchufaron la consola, la encendieron, introdujeron el disco en el porta discos... y comenzó el juego. Estuvieron horas jugando de lo increíble que era aquel videojuego, y se repartieron el videojuego en 1 día cada uno (en la pandilla eran 7). Se divirtieron mucho con aquel videojuego y siguieron siendo amigos durante mucho tiempo. FIN Volver al inicio CAMINO DE LA TELE Tom tenía muchas ganas de ver ese programa, así que les dijo a sus amigos que no le apetecía ir a la montaña. Sus amigos se fueron, y Tom se puso a ver el programa. Diez minutos después, justo cuando iban a anunciar el ganador, ¡puf! se estropeó la antena de la televisión. Se lo dijo a su madre, y ella llamó a un técnico. Éste dijo que llegaba en unas 3 horas, ya que al parecer era una avería de varias casas, y estaban muy ocupados, aunque apenas tardaran 20 minutos en arreglar la avería. Tom se puso triste, ya que tenía muchas ganas de ver el programa, y salió de casa. Mientras caminaba, pensó qué debía hacer mientras esperaba a que el técnico llegase y arreglase la antena. Después de mucho meditar (y un helado) se encontró con 2 opciones: Ir a buscar Dar una a sus vuelta por amigos el pueblo CAMINO BUSCAR A SUS AMIGOS Tom no quería quedarse solo, así que decidió ir a buscar a sus amigos, a ver si todavía podía alcanzarlos e ir con ellos. Corrió hacia la montaña, por el camino por el que ellos siempre iban. A mitad de camino, tropezó con una piedra, por correr tan deprisa. Cuando se iba a levantar para seguir con su camino, vio enfrente suya a lo que parecía un cachorro de perro perdido. Éste empezó a lamerle la herida que Tom se acababa de hacer en la rodilla, y empezó a bajarle el escozor. A Tom le caía bien aquel perrito, y decidió llevárselo con él. Por todo el camino estuvo pensando su nombre, pero al final pensó que no quería quedárselo él. Lo cuidarían entre toda la pandilla y, por tanto, le pondrían nombre entre todos. Siguió su camino y, cuando estaba pensando parar a descansar... ¡Los vio! Estaban al girar por un sendero. Los alcanzó corriendo y les explicó lo que había pasado y cómo había conocido al perrito. Uno de sus amigos, Jaime, le dijo que no se preocupara por lo del programa, a él no se le había estropeado la televisión, ya que era de satélite (su familia era adinerada, pero no era una de esas tan arrogantes) y, como también le gustaba mucho aquel programa, había conectado a la televisión un USB que le permitía grabar lo que estuviera saliendo en la televisión, y que cuando volviesen lo verían juntos. Luego Max, que era algo así como el representante de la pandilla, ya que era el más ingenioso y casi siempre pensaba lo mismo que la pandilla, dijo que estaban de acuerdo con quedarse el perrito. Tom se puso muy contento y, junto a su pandilla, fue al refugio de siempre y se lo pasó muy bien jugando, comiendo unos snacks que había llevado Pablo, charlando, contando historias de terror a oscuras, asustándose... Por cierto, al final decidieron llamar al perro Spoky y descubrieron que era un husky. FIN Volver al inicio CAMINO VUELTA POR EL PUEBLO Pensó que sus amigos estarían ya muy lejos, probablemente ya habían llegado al refugio, y sabía perfectamente que la entrada al refugio estaba planeada para sólo poder entrar con 2 personas o más. Él solo no podría entrar. Así que decidió ir a dar una vuelta por el pueblo. Estuvo caminando un buen rato, y visitó la tienda de Daniel, la única tienda del pueblo y que además vendía unas chuches más ricas que las de la ciudad. Entró y, con algo de calderilla que llevaba en el bolsillo, se compró un par de chicles y unas cuantas regalices. Se marchó feliz de la tienda, ya que aquel día las regalices estaban más buenas que de costumbre. Siguió caminando y salvó a un gatito de un perro que le estaba persiguiendo, sólo porque el pobre gato le había cogido un trozo de pescado. Siguió dando vueltas y, al llegar a la plaza, vio a unos hombres montando un escenario móvil en un extremo de ella. Intentó averiguar por qué lo estarían montando, hasta que recordó... ¡Hoy empezaban las fiestas del pueblo! Se acercó y pidió ayudar en algo, como hacía todos los años. Los obreros, le dijeron que habían reservado un trabajo perfecto para él: pasar debajo del escenario y pegar unos cables. El agujero por donde entrar era más o menos de su tamaño, por lo que él aceptó encantado. Una vez colocados los cables, siguió ayudándoles en otras tareas como cargar cosas, o colgar los focos... Al final de la tarde, todos estaban cansados y un obrero compró unas limonadas. Tom también se tomó una, y justo vio a sus amigos llegando hacia la plaza. Les contó lo que había hecho. Al final todos decidieron ayudar a montar cosas y las fiestas se inauguraron antes de lo previsto, gracias a la ayuda de los niños. A cambio, el organizador de las fiestas les dio 10€ a cada uno para comprar lo que quisieran en los puestos. FIN Volver al inicio