autoevaluación del alumno

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AUTOEVALUACION DEL ALUMNO
La autoevaluación se produce cuando un sujeto evalúa sus propias actuaciones
y/o producciones.
Este es un tipo de evaluación que toda persona realiza de forma permanente a lo
largo de su vida. Por ejemplo, frecuentemente tomamos decisiones en función de
la valoración positiva o negativa de un trabajo realizado, de la manera como
establecemos nuestras relaciones, etc.
Podemos conseguir en el colegio que mediante la autoevaluación los alumnos
puedan reflexionar y tomar conciencia acerca de sus propios aprendizajes y de
los factores que en ellos intervienen.
En la autoevaluación se contrasta el nivel de aprendizaje con los logros
esperados en los diferentes criterios señalados en el currículo, detectando los
avances y dificultades y tomando acciones para corregirlas. Esto genera que el
alumno aprenda a valorar su desempeño con responsabilidad y acepte las críticas
como un valor positivo.
Cuando programamos, en muchas ocasiones, para llegar a desarrollar las
competencias educativas, pretendemos que el alumno sea capaz de "valorar" a
veces el patrimonio artístico y cultural, la riqueza lingüística o las actitudes
solidarias, etc. en las diferentes áreas. Para aprender a valorar, el único camino
existente es poner en práctica las valoraciones en distintas circunstancias y en
diferentes ámbitos.
Una forma de evaluación es la autoevaluación del propio trabajo y la propia
actividad. Por eso, en este caso, la autoevaluación se convierte en un
procedimiento metodológico para alcanzar una de las competencias educativas
previstas: que el alumno sea capaz de valorar.
Sin embargo, al tratar la autoevaluación en el terreno educativo, hay que
considerar la conveniencia de introducir su práctica de manera gradual hasta que
el alumno se habitúe a ella.
Potenciaremos, de este modo, que el alumno sea capaz de valorar su propia labor
y el grado de satisfacción que le produce; pero la complejidad con que lo haga
dependerá de su madurez.
1
Este proceso ha de estar establecido y planificado desde cada unidad didáctica,
con la intención de que se implante de manera permanente en la rutina de clase,
por lo tanto hemos de pensar al principio en los siguientes aspectos:
NIVEL
3 años
Educación.Infantil
4 años
Educación.Infantil
5 años
Educación.Infantil
¿CUÁNDO?
Asamblea.
Asamblea.
Asamblea.
Al realizar las
correcciones de
las actividades.
1º ciclo
Educación
Primaria
Al corregir los
dictados.
Al finalizar un
tema.
Al realizar las
correcciones de
las actividades.
2º ciclo
Educación
Primaria
Al corregir los
dictados.
Al finalizar un
tema.
¿QUÉ?
Coloreado ficha.
Conceptos
básicos.
Lectura
colectiva en la
cartilla.
Dictados.
Trabajos
diarios.
¿CÓMO?
Mostrando las
producciones,
observándolas
con
detenimiento.
Con gomets de
color rojo y
verde que
pegarán en un
cuadrante-lista
de clase.
En un álbum
individual
colocarán
pegatinas
cuando se
adquieran e
interioricen.
Utilizando un
cuadrante con
gomets para
registrar los
avances
individuales.
Observando sus
producciones
Reflexionando
sobre el
proceso.
Observando sus
producciones
Dictados
Trabajos de
Plástica.
2
Expresan sus
opiniones.
Analizan los
resultados.
Piensan cómo lo
podrían hacer.
Expresan sus
opiniones.
Analizan los
resultados.
Piensan cómo lo
podrían hacer.
Expresan sus
opiniones.
Analizan los
resultados.
Piensan cómo lo
podrían hacer.
Expresan sus
opiniones.
Analizan los
resultados.
Piensan cómo lo
podrían hacer.
Trabajos de
Plástica.
Trabajos de
clase.
RESULTADOS
Reflexionando
sobre el
proceso.
Compartiendo
opiniones.
Pensando
estrategias para
solucionar
problemas.
Analizando los
resultados.
Crear
compromisos.
Compartiendo
opiniones.
Dictados.
Al realizar las
correcciones de
las actividades.
3º ciclo
Educación
Primaria
Al corregir los
dictados.
Al finalizar un
tema.
Trabajos de
casa.
Esquemas de
repaso de las
materias.
Trabajos de
Plástica.
Calificándolos
de 0 a 10.
Reflexionando
sobre el
proceso.
Observando sus
producciones
Pensando
estrategias para
solucionar
problemas.
Analizando los
resultados.
Crear
compromisos.
Algunas recomendaciones para poner en práctica la autoevaluación con
nuestros alumnos:
Para poner en práctica en el aula procesos de autoevaluación con los alumnos y
para que se consoliden como parte de las rutinas escolares debemos observar
algunas recomendaciones que enumeramos a continuación:
1º Debemos orientar a los alumnos a realizar la autoevaluación con seriedad y
con corrección, para que vayan aceptando sus propias limitaciones y animándolos
a que sean capaces de hacerlo mejor y que esta práctica sea una parte integrante
de la práctica diaria. No debe haber comparaciones que susciten desánimo o
valores negativos. Es importante que ellos tomen conciencia de la influencia que
su juicio u opinión tendrá en la valoración individual y global que posteriormente
se realice sobre su propia actuación y sus progresos.
2º Al comenzar el desarrollo de una unidad didáctica debemos facilitar a los
alumnos información detallada sobre los aspectos que se deben autoevaluar, con
el fin de que puedan auto-observarse y examinar su trabajo de forma continua y
así llegar a conclusiones válidas al final del proceso.
3º Debemos informar a los alumnos sobre las competencias que se espera
puedan desarrollar en cada caso y los criterios de evaluación del área curricular
correspondiente, de tal manera que ellos lo entiendan y puedan verificar por sí
mismos su evolución, cada uno según su momento evolutivo.
4º Tendremos que guiarnos de modo que se evite la excesiva influencia de la
subjetividad en la propia evaluación, invitándoles a que sean objetivos. Dicha
subjetividad resulta frecuente cuanto más inmadura es la persona que la realiza,
por ello la presencia y guía del docente es imprescindible.
Nuestros alumnos se caracterizan por pasar por períodos esencialmente
evolutivos y cambiantes, caracterizándose por aspectos muy concretos en
3
determinados momentos y con gran carga de subjetividad. Esta subjetividad debe
ser controlada por el maestro en el momento de poner en práctica la
autoevaluación de modo que, posteriormente, actúen con la mayor objetividad
posible según su período evolutivo. Por ejemplo: los alumnos con autoestima
baja, temperamento depresivo, de tendencia pesimista o pertenecientes a un
medio familiar poco estimulante, infravalorarán sus trabajos, mientras que los
optimistas, con alta autoestima, que poseen un medio familiar y social que los
ayuda, podrían valorar en exceso todo lo que realicen.
Las tendencias negativas o perjudiciales deben encausarse y trabajarse con los
alumnos para erradicarlas, nos valdremos del proceso de ajuste y equilibrio de la
propia evaluación por las que el alumno "aprende a valorar", lo que se pretende
en la educación.
A continuación, algunos puntos importantes que debemos considerar para aplicar
la autoevaluación:
Ejemplo: Un docente de Primaria en el área de Educación Artística decide
considerar la posibilidad de que la autoevaluación sea una actividad realizada por
sus alumnos para valorar sus producciones.
Estando en la clase, le plantea a los alumnos los aspectos sobre los cuales cada
uno se autoevaluaría, estos aspectos podrían ser los siguientes, y pueden ser o
no consignados en la siguiente tabla:
Aspectos
Puedo mejorar
Adecuado
Bueno
Uso de color
Trazos
Limpieza
Creatividad
Empleo de la técnica
El uso de este registro de auto-observación podría permitirle a cada alumno
visualizar su situación y que obtenga una valoración de sus trabajos en términos
de cada uno de los criterios planteados y, de esta manera clara, identificar los
aspectos en los que el alumno puede mejorar y los aspectos en los que ha
realizado un buen trabajo.
Sistematizando este modo de trabajo conseguiremos que en otro momento o en
una siguiente oportunidad, el mismo alumno, sin necesidad de que sea dirigido
por el maestro, pueda emplear este registro mentalmente, para evaluar otro
trabajo similar y observar, por sí solo, si ha logrado realizar bien su trabajo o si ha
conseguido progresar en los diferentes aspectos que el maestro le demandaba.
4
Dependiendo de la etapa y del nivel, las exigencias se irán dosificando y se le
plantearán indicadores consecutivos y escalonados con respecto a su actitud
frente al trabajo. Para ello podíamos establecer, según el nivel, una escala que
consideremos adecuada.
EJEMPLIFICACIÓN DE INDICADORES:
EDUCACIÓN INFANTIL
PARA EDUCACIÓN INFANTIL 3 AÑOS
Se va a realizar la autoevaluación de una ficha de coloreado en el momento de la
asamblea, utilizando para la motivación gomets de color rojo y verde que se
pegarán en un cuadrante-lista de clase.
PARA EDUCACIÓN INFANTIL 4 AÑOS
Van a autoevaluarse en conceptos básicos. Cada vez que se adquieran e
interioricen uno de los conceptos básicos, van a pegar pegatinas en un álbum
individual para motivarlos y reforzarlos.
PARA EDUCACIÓN INFANTIL 5 AÑOS
Se propone realizar una lectura de la cartilla en la asamblea, de modo colectivo y
también utilizar un cuadrante con gomets para ir registrando los avances
individualmente.
EDUCACIÓN PRIMARIA
PARA EL PRIMER CICLO DE PRIMARIA
VALORACIÓN DE MI ACTIVIDAD DIARIA
Aspectos
Si
Termino a tiempo mis tareas.
Las he realizado correctamente (limpio y ordenado).
Copio con corrección de la pizarra y del libro.
Releo lo que escribo y corrijo los errores.
Pido ayuda cuando tengo dudas.
PARA EL SEGUNDO CICLO DE PRIMARIA:
5
No
¿Cuándo?
Dentro de las actividades normales en el grupo clase en momentos puntuales.
¿Qué?
Autocorrección de dictados.
Autocorrección de actividades de casa diarias.
Autocorrección de actividades en clase.
Corrección de las actividades del compañero, para que, al evaluar,
compare sus producciones con las del compañero.
¿Cómo?
Observando sus producciones y las de sus compañeros, con atención y
sentido crítico, comparándolas con las corregidas en la pizarra.
En repasos tipo test, autoevaluar cuantitativamente sus conocimientos.
Resultados:
Expresando, ocasionalmente en voz alta, la evaluación de sus tareas, tanto
en resultados como en presentación.
Ser conscientes de sus errores para no volver a cometerlos.
Mejorar sus producciones.
PARA EL TERCER CICLO DE PRIMARIA
Actitud ante el trabajo
Opinamos: Muy de acuerdo (1), de acuerdo (2), en desacuerdo (3), muy en
desacuerdo (4).
Aspectos a autoevaluar:
VALORACIÓN DE MI ACTIVIDAD DIARIA
Aspectos
1. Me he comprometido con el trabajo del tema.
2. Mi actitud hacia las actividades ha sido buena.
3. Me he esforzado en superar mis dificultades.
4. He aprovechado las clases para aclarar dudas.
5. He sido exigente conmigo mismo en los trabajos del curso.
6. Me siento satisfecho con el trabajo realizado.
7. He cumplido oportunamente con mis tareas.
6
8. He asistido regularmente a clase.
A la vista de esta valoración, el alumno autocalifica su propio desempeño
expresando su opinión sobre la calidad del trabajo que ha realizado, utilizando
expresiones como:
* Cumplí siempre y a tiempo con lo solicitado.
* Cumplí generalmente y a tiempo con lo solicitado.
* Cumplí en ocasiones y a tiempo con lo solicitado.
* Cumplí en ocasiones y tuve problemas con el tiempo.
* Cumplí en ocasiones y dando el mínimo de mi capacidad.
* No cumplí con lo solicitado.
Después de este análisis se considera la propia autoevaluación y el trabajo
realizado y se buscan soluciones y pequeñas metas asumibles por cada uno de
ellos.
Sugerencias para favorecer nuestro trabajo:
Nuestro sistema de evaluación está basado, fundamentalmente, en la realización
de controles y exámenes, habitualmente con una finalidad principalmente
sumativa, cuando no únicamente calificativa. Por ello, nos planteamos la
utilización de otro instrumento que nos sea útil en el proceso de enseñanzaaprendizaje de nuestros alumnos. Pretendemos favorecer la participación del
alumnado en los procesos evaluativos.
Para llevar a cabo la técnica de la autoevaluación debemos tener en cuenta:
1. Tener claras las ideas (nuestras razones educativas).
2. Tener la propuesta que queremos desarrollar organizada: el proceso, las
técnicas e instrumentos a utilizar; los tiempos, las fases,...
3. Tener pensadas las soluciones a los posibles problemas que puedan aparecer
o plantearse en la práctica.
Términos habituales utilizados en la participación del alumnado en la
evaluación.
Los docentes diferenciamos algunos conceptos relacionados con la evaluación:
“Autoevaluación”: Entendemos por autoevaluación la evaluación que una persona
realiza sobre sí misma o sobre un proceso y/o resultado personal. En educación,
la mayoría de las veces que se utiliza este término es para referirse a la
autoevaluación del alumnado. Personalmente entendemos que igualmente puede
y debe referirse al profesorado.
7
“Coevaluación”: Normalmente el concepto de coevaluación se utiliza para referirse
a la evaluación entre pares, entre iguales; y una vez más, suele limitarse a la
evaluación entre alumnos. Habitualmente se refieren a tareas individuales, pero
desde el mismo momento en que en nuestras clases trabajamos con actividades
en grupos (más o menos numerosos), los procesos de autoevaluación y
coevaluación también pueden/deben ser grupales.
“Evaluación Compartida”: Utilizamos este término para referirnos a los procesos
de diálogo que mantiene el profesor con su alumnado sobre la evaluación de los
aprendizajes y los procesos de enseñanza-aprendizaje que tienen lugar. Este tipo
de “diálogo” puede ser individual o grupal.
“Autocalificación”: Cuando el alumno fija la calificación que merece. En la mayoría
de los casos se realiza tras un proceso en que el profesor acuerda con el
alumnado los criterios de calificación, pero existen otras muchas formas de
realizarlo.
“Calificación dialogada”: Dado que en el sistema educativo actual existe la
calificación del alumnado, entendemos que la calificación dialogada es una
consecuencia lógica y coherente de un proceso de evaluación compartida. En
cualquier caso, es importante tener claro que son dos procesos diferentes y, que
a pesar de que en algún caso puedan estar relacionados, es conveniente dejar
clara su separación, e incluso no entrar en este tipo de situación más veces de las
estrictamente necesarias.
“Metaevaluación”. Es la evaluación del sistema y proceso de evaluación que se ha
utilizado.
“Evaluación democrática”. La práctica de la evaluación tiene también unas fuertes
implicaciones éticas, no sólo técnicas, pues la mayoría de las cuestiones que
plantea están fuertemente relacionadas con el uso del poder. Algunas de las
características básicas que tendría que tener un proceso de evaluación
democrático son:
* La importancia del intercambio de información.
* La participación del alumnado en el proceso de evaluación.
* El desarrollo de estrategias para la negociación .
* La existencia de unas relaciones de comunicación.
* Diálogo y respeto entre profesorado y alumnado.
*Avanzar hacia procesos de autocalificación, entendida como poder compartido
y dialogado (Calificación Dialogada).
* Llevar a cabo una metaevaluación.
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Razones por las que se debe potenciar la participación del alumnado en el
proceso de evaluación.
Existen razones pedagógicas que justifican la necesidad de potenciar la
participación del alumnado en los procesos evaluativos, bajo diferentes formas de
evaluación, los organizaremos en torno a cuatro aspectos:
1. Mejora del aprendizaje y de los procesos educativos generados.
La implicación y participación del alumnado en los procesos de aprendizaje suele
ayudar a que se produzcan mejores resultados. En ocasiones porque la utilización
cotidiana, continua y formativa de los propios instrumentos de evaluación, facilita
el que el alumnado tome conciencia y asuma los aspectos fundamentales de los
contenidos de aprendizaje propuestos.
Por otra parte, la participación del alumnado en el proceso de evaluación suele
estar muy relacionada con procesos de evaluación claramente formativos, cuya
finalidad principal es buscar la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje que
tiene lugar. En este sentido, la puesta en práctica de instrumentos y momentos de
autoevaluación, permite disponer de una información más clara y continua de los
procesos de aprendizaje que están teniendo lugar, así como de las decisiones
que hay que tomar para que mejoren.
2. Análisis crítico.
La evaluación debe ayudar a que tanto el alumnado como el profesorado tomen
conciencia de los puntos fuertes y débiles de su trabajo, de una propuesta, de una
práctica educativa. Nos debe informar de cómo mejorar la práctica o los procesos,
o ayudarnos a tomar decisiones para intentar mejorarla.
Los procesos de autoevaluación pueden ayudar a centrar la atención en aprender
a valorar la calidad de un trabajo y su posible mejora, no solo limitándonos a
calificar.
3. Relación con el desarrollo de la autonomía del alumnado y la formación
de las personas responsables.
El profesorado debe mostrar responsabilidad y favorecer la implicación del
alumnado, lo que nos lleva a una concepción del aprendizaje, como
responsabilidad compartida.
En la mayoría de los casos, la implicación sistemática del alumnado en este tipo
de procesos está directamente relacionada con la adquisición de las habilidades y
recursos que se requieren para aprender a hacer las cosas de un modo cada vez
más autónomo y saber aceptar las críticas como un elemento positivo para su
proceso de formación.
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4. Adecuación con los proyectos curriculares.
El fomentar la participación del alumnado en los procesos de evaluación debe ser
una cuestión de coherencia con los proyectos educativos que se desarrollan y los
modelos y diseños curriculares que se pongan en práctica.
Estas formas de evaluación están relacionadas con planteamientos de educación
activa, participativa, crítica,... y a modelos de currículum entendidos como
proceso.
La autoevaluación como rutina
El principal objetivo de la autoevaluación diaria es que el alumnado vaya
aprendiendo a ser más consciente de lo que se le pide en cada sesión, así como
ayudarle a su mejora progresiva. El alumnado deberá valorar su comportamiento
y aprendizaje en la sesión y en función a unos criterios de autoevaluación
prefijado, como por ejemplo, los que se refieren a normas de convivencia los pone
el grupo al comienzo del curso y los referentes que los maestros proponen en
cada nuevo tema.
Las sesiones se pueden dividir en partes:
Una podría ser en la que se recuerda qué se ha hecho el día anterior y qué se va
a hacer en esa sesión, como ocurre en las asambleas de Educación Infantil.
Otra podría ser en la que se desarrolla la actividad programada, como ocurre en
Educación Primaria, al introducir un tema nuevo.
Y una tercera de autoevaluación en la que se evalúan tres o cuatro alumnos,
cada día, de manera que cada uno de ellos se autoevalúe una vez cada quincena.
El maestro podrá utilizar instrumentos diferentes para la recogida de datos:
El cuaderno en que anota todo lo que él observa y lo que dicen los
alumnos.
Una ficha de seguimiento del grupo, en la que quedan reflejadas las
valoraciones del alumnado.
Se puede utilizar el diario de clase (un cuaderno en el que al final de cada
jornada escolar, se anotan vivencias y opiniones, puede pasar cada día por
un alumno-a).
Criterios de la autoevaluación
Serán acordados a principios de curso, al mismo tiempo que son introducidas las
normas de clase. Pueden ser los siguientes:
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Aprender a dialogar:
1- Estar en silencio y sin molestar a los demás en la asamblea o en el grupo.
2- Escuchar a los demás e intervenir en la asamblea o en el grupo.
3- Traer la ropa adecuada y limpia.
4- No pegar, ni insultar a los compañeros.
5- Usar el material y las instalaciones de manera adecuada.
6- Conversar y jugar con todos.
En las programaciones didácticas
Durante el primer trimestre del curso, se introducen las normas de participación.
Si hubiese un problema con las normas de convivencia, se pararía la sesión e
intentaríamos hablar sobre ello. A partir de este momento, la última parte de la
sesión se dedicaría a preguntar a algunos alumnos por la importancia de su
cumplimiento. Si la capacidad de diálogo entre los alumnos disminuye, se
solucionaría con el tiempo a través de dos actuaciones:
1. Asociar la asamblea con el diálogo reflexivo.
2. Valorar la sinceridad más que las conductas disruptivas. Para ello se reforzará
la sinceridad sin prestar atención a la conducta disruptiva.
Estos aprendizajes son lentos, deben ir asimilándose. Cuando llegue el momento
el alumnado ya dominará los ritmos de la clase, los criterios de evaluación y se
expresarán de manera libre, es decir, sin temor a consecuencias posteriores.
En el último trimestre, los alumnos comenzarán a opinar en el momento de la
autoevaluación. Hablarán de cosas que suceden en las sesiones y harán una
valoración y buscarán soluciones desde su propia perspectiva.
Conclusiones
La principal conclusión es que la autoevaluación es posible en infantil y primaria.
El principal inconveniente es lo largo que puede llegar a resultar el proceso hasta
que el alumnado consigue autoevaluarse de forma honesta y dialogada. Al
principio puede ser duro y, en muchos momentos, parecer que se va a perder el
tiempo. Es importante creer en ello y no darse por vencido, además de ser
consciente de que todo cambio educativo es lento y difícil, y que requiere
paciencia y persistencia.
En cuanto a las ventajas que aporta, son: la implicación del alumno en el proceso
está relacionado con la mejora del autoconcepto y el nivel de competencia,
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además de hacerse conscientes de que el error no es un problema cuando existe
la posibilidad de reflexionar sobre él para tratar de evitarlo y/o superarlo.
Poco a poco, el alumnado se vuelve dialogante, le interesa la clase y va
mostrando una implicación y un interés progresivo por ella. Ello hace que sea
cada vez más motivador dar clase. Así que tanto por los resultados obtenidos
como por la coherencia con el propio ideario educativo, la experiencia merece la
pena.
Técnicas e instrumentos utilizados
Para la evaluación del alumnado se puede crear una tabla de observación tanto
individual como grupal de doble entrada. Cada alumna o alumno puede disponer
de una copia o visualizarla en un lugar determinado del aula.
La evaluación de la UD se realizará mediante el análisis de las reflexiones
grupales realizadas tras cada sesión, en el momento de la puesta en común o
asamblea final. En la última sesión pueden quedar reflejados los comentarios.
Cada alumno tiene que autoevaluarse en los diferentes criterios señalados en la
tabla, pero también coevaluar la actuación de su propio grupo.
Comentarios finales
La primera complicación con la que se encuentra el alumnado es la situación de
tener que evaluar a los compañeros. Esta situación les resulta extraña, aunque la
mayoría muestra interés y lo realiza correctamente. Dicha dificultad se refleja en
que no son todo lo objetivo que cabría esperar, sino que también les influyen otros
aspectos como afinidad y amistades-enemistades.
Suelen consultar con el compañero/a las valoraciones que poner a los demás, lo
que denota cierta falta de madurez y de criterio para realizar la valoración de sus
compañeros.
También les resulta difícil valorarse a sí mismos. Algunos tienden a ponerse
valoraciones muy altas para “compensar” las bajas que puedan ponerle los
demás.
Suelen darse valoraciones muy buenas entre los miembros del mismo grupo y a
veces muy bajas a los de otros grupos con los que rivalizan.
Lo que es evidente es que esta situación genera mucha información para el
profesorado en cuanto a las relaciones que se dan en el grupo-clase pero, sobre
todo, mucho diálogo entre el alumnado sobre la práctica y los contenidos que
están desarrollando los alumnos/as, de modo que ayuda a reforzar el aprendizaje.
En todo caso es una experiencia educativa a la que no suelen estar
acostumbrados y que, en sí misma, puede ser muy enriquecedora.
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¿Por qué implicar al alumnado en la evaluación?
El desarrollo de este tipo de planteamiento exige un profundo cambio
metodológico, tanto en la forma de organizar y llevar a cabo las actividades y
procesos de aprendizaje del alumnado, como en su evaluación,
fundamentalmente en lo que hace referencia a la utilización de la evaluación
como estrategia para mejorar y favorecer los aprendizajes, en vez de como simple
certificación del éxito o fracaso en los mismos. La evaluación es una de las tareas
fundamentales del profesorado, uno de los factores indiscutibles en la mejora de
los aprendizajes y de la calidad docente y condicionador de los procesos de
aprendizaje que se desarrollan y la calidad de los mismos.
Cuando se pretende hacer al alumno protagonista de su proceso de aprendizaje,
además de la organización de su propio currículo, la implicación del alumnado en
los procesos de evaluación de su aprendizaje se revela como una herramienta
básica para el reforzamiento y mejora de dichos procesos. En estos nuevos
planteamientos puede ser un aspecto clave el desarrollo de procesos de
evaluación formativa y compartida, dado que es un poderoso reforzador a la hora
de implicar al alumnado en sus propios procesos de aprendizaje, así como en el
desarrollo de sus capacidades de autonomía y autoaprendizaje.
Principales razones que pueden encontrarse:
• Ayuda a corregir a tiempo las lagunas y problemáticas que surgen en el proceso
de enseñanza-aprendizaje; por lo que permite mejorar los procesos de
aprendizaje del alumnado, así como los procesos de enseñanza-aprendizaje que
se desarrollan en el IES y posteriormente en la Universidad.
• Facilita el desarrollo de la capacidad de análisis crítico y la autocrítica.
• Suele mejorar considerablemente la motivación e implicación del alumnado en el
proceso de aprendizaje.
• Constituye una experiencia de aprendizaje en sí misma.
• Desarrolla la responsabilidad y autonomía del alumnado en los procesos de
aprendizaje.
• Ayuda a generar estrategias meta-cognitivas de aprendizaje, lo cual resulta
fundamental de cara al desarrollo de estrategias de formación y aprendizaje
permanente
• Es la forma de evaluación más lógica y coherente cuando la docencia se basa
en sistemas de Aprendizaje Dialógico y/o en los modelos centrados en el
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aprendizaje del alumnado y en el desarrollo de competencias personales y
profesionales.
• Mejora e incrementa notablemente el rendimiento académico en las materias en
que se implantan este tipo de sistemas de evaluación. Esta mejora considerable
de resultados es un efecto lógico de las ventajas enunciadas anteriormente.
Este tipo de proceso evaluativo ha demostrado:
1. Mejorar los procesos de aprendizaje del alumnado, así como los procesos
de enseñanza-aprendizaje que se desarrollan.
2. Facilitar el desarrollo de la capacidad de análisis crítico y la autocrítica.
3. Mejorar considerablemente
aprendizaje.
la
motivación
del
alumnado
hacia
el
4. Ayudar a corregir las lagunas y problemáticas emergentes.
5. Desarrollar la responsabilidad y autonomía del alumnado en los procesos
de aprendizaje, así como en el dominio de estrategias y capacidades de
aprendizaje y formación permanente.
6. Una mejora considerable de los resultados y el rendimiento académico del
alumnado.
Con este tipo de dinámica se incrementa notablemente el aprendizaje y el
rendimiento académico del alumnado.
Este resultado es una consecuencia lógica de todos los efectos anteriores. Pero,
sobre todo, es una de las principales calidades de toda institución educativa:
generar el máximo aprendizaje posible en el mayor número posible de alumnos.
Entendemos que no es la única cuestión, ni criterio de calidad a tener en cuenta,
pero sí es, desde luego, un aspecto sumamente importante a considerar.
La falta de competencias, conocimientos y hábitos a la hora de autoevaluarse
(especialmente cuando es la primera vez que se enfrentan a una evaluación
formativa y compartida), muestra en una parte más o menos amplia del alumnado
una clara falta de conocimiento y capacidad a la hora de realizar una
autoevaluación con cierto rigor y profundidad, igual que a la hora de establecer un
diálogo razonado sobre la misma.
Habitualmente, los aprendizajes se van desarrollando a base de experiencias. Por
tanto, el aprender a dominar mejor los procesos de autoevaluación y evaluación
compartida también requiere su tiempo; aunque es cierto que no todos necesitan
el mismo tiempo. Hay diferencias muy significativas en función de factores como:
personalidad, experiencias previas, planteamientos educativos, etc.
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En esta propuesta curricular, la autocalificación es una opción del alumno (y
también un derecho, cuando se han cumplido los requisitos acordados y el
proceso de aprendizaje ha sido correcto), pero en ningún caso una obligación ni,
mucho menos, una imposición. En estos casos, el proceso de calificación
dialogada comienza al revés: primero expone el profesor la calificación que
considera que merece el alumno, en función de los criterios dados de antemano
para, posteriormente, realizar las aclaraciones que hagan falta y dejar la
calificación definitiva.
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