104 LATERCERA Sábado 18 de junio de 2016 DIRECTOR DE ESCENA Sociedad Cultura Marcelo Lombardero El argentino comenzó como barítono y cantó hasta 2005 . En 1994 hizo su debuit como director de escena, justamente con Mahagonny, y entre 2005 y 2007 fue director del Teatro Colón. R El jueves se estrena la ópera de Brecht y Kurt Weill, una dura crítica al sistema de mercado. FOTO: TEATRO MUNICIPAL. Auge y Caída de Mahagonny: Brecht, el anticapitalista, llega al Teatro Municipal R El director argentino Marcelo Lombardero adaptó la historia original a un estudio de TV. RR Boceto de la propuesta de Lombardero para Auge y caída de Mahagonny. Rodrigo González M. Entre San Francisco y Los Angeles, a medio camino de las dos grandes ciudades de California, un grupo de forajidos huye de la policía con un buen botín a cuestas. Los lidera una mujer de armas tomar, Leocadia Begbick, una ex prostituta con escasa piedad, mucho maquillaje y demasiada am- bición. Junto a sus secuaces decide fundar Mahagonny, una ciudad ubicada en medio de ninguna parte, lejos de la policía, pero en la ruta de los ocasionales viajeros ávidos de la trilogía del vicio: juego, burdeles y alcohol. El inicio de la ópera Auge y caída de la ciudad de Mahagonny tiene toda la claridad de una arenga social y política, con personajes que son símbolos y con parlamentos abundantes e incisivos. No se trata de una ópera común y para algunos ni siquiera lo es: la obra que se estrena en Chile el próximo jueves tiene texto de Bertolt Brecht (1898-1956), el influyente dramaturgo alemán que revolucionó la idea del teatro dramático para hablar de teatro épico o dialéctico. El germano, como se sabe, pro- ponía que cada personaje representara una idea y que cada montaje entregara un mensaje a los espectadores. Estrenada en 1930 en la honorable y muy clásica Opera de Leipzig, Mahagonny llega por primera vez al Teatro Municipal en una propuesta del director de escena argentino Marcelo Lombardero. Mientras la propuesta original de Brecht y el compositor Kurt Weill dibujaban una historia que transcurría en esta ciudad del juego en el Oeste americano, Lombardero traslada todo hasta nuestros días y transforma el escenario en un gran set de televisión. Sin embargo, según el régisseur, lo que no cambia es lo más importante para ser fiel a Brecht: la condena al capitalismo salvaje que predicaba el alemán, intelectual estrella del marxismo. “Si vamos a hablar de ese tema, me parece que situar la ópera en el período de la república de Weimar, a fines de los años 20, con una mirada historicista y con el perfume expresionista de la Alemania de ese momento, es traicionar el espíritu original, una irresponsabilidad y, además, es hacerse el tonto”, dice Lom-