Algunos elementos de reflexión sobre los Jóvenes y la economía

Anuncio
Algunos elementos de reflexión sobre
los Jóvenes y la economía social
Jorge Tirenni1
Introducción
El deterioro de los indicadores económicos, sociales y laborales en periodo
1998-2003, ha sido tan pronunciado e inédito. Si bien el crecimiento económico
sustentable de la economía, la generación de nuevos puestos de trabajo y la
implementación planes sociales neouniversales, seguimos observando la
persistencia de un cuadro social complejo, en sectores con necesidades
primarias insatisfechas, ingresos por debajo de las líneas de pobreza e
indigencia y dificultades para insertarse o reinsertarse laboralmente.
Una situación particularmente evidente en el caso de los jóvenes, ellos son
quienes tienen mayores probabilidades de sufrir algún tipo de carencia y
vulneración de derechos, quedando a merced a la desafiliación social por el
creciente deterioro de las principales instancias de contención y socialización
(familia y escuela) que en general otorgan sentido de pertenencia y continuidad
a sus vidas.
La situación demográfica del presente nos está brindando a los países
latinoamericanos una gran oportunidad para el desarrollo de nuestros pueblos,
por varios años tendremos una importante generación de jóvenes y una
relación entre activos y pasivos claramente ventajosa desde el punto de vista
del desarrollo. Mientras que a mediados de este siglo, comenzará a notarse el
problema del envejecimiento de la población que significará un desafío para los
integrantes de la tercera edad y traerá consecuencias en términos económicos,
sociales y provisionales. (Rodríguez, E; 2003).
1
Docente e investigador de la UBA
1
De allí se desprende la necesidad de aprovechar esta coyuntura favorable e
instrumentar las medidas que sean necesarias para acelerar los procesos de
inclusión que permitan frenar este proceso de deterioro social y cimentar las
bases de una sociedad más justa y con mayores oportunidades para todos.
En este marco, el artículo se estructura de la siguiente manera: una primera
parte en la que desarrollaremos las características de la juventud y las
dificultades que encuentran los jóvenes para lograr un exitoso tránsito hacia la
condición adulta; una segunda parte en la que presentaremos la Economía
Social y reflexionaremos acerca de sus bondades y limitaciones como proyecto
y estrategia de inclusión social de jóvenes, y finalmente esbozaremos algunas
conclusiones generales.
Juventud: algunas definiciones básicas.
Se denomina juventud al período del ciclo de vida, en que las personas
transitan de la niñez a la condición adulta y durante el cual se producen
importantes cambios biológicos, psicológicos, sociales y culturales inherentes
al proceso de formación de la propia identidad, de emancipación y de creciente
interacción con la sociedad, característico de este período. (Rodríguez, E;
2003).
Durante esta etapa se produce la transición de la indeterminación a la
determinación, de la total dependencia/heteronomía de la infancia a la plena
autonomía, junto a una mayor interacción con el mundo adulto, generalmente
muy poco predispuesto a facilitar estas nuevas incorporaciones.
En términos hegelianos, la etapa de juventud remite al segundo momento
dialéctico del sujeto: el del particular/negativo (para sí), en el que la persona
para ser alguien y realizarse (ser sujeto), necesita salir de su abstracción,
romper con las limitaciones impuestas desde el exterior y auto limitarse, es
decir, darse un contenido particular a partir del cual, lo envuelto se desenvuelve
y entra en la existencia, se pone. Este proceso implica cambio de roles y
2
asunción de nuevas responsabilidades, que además de satisfacciones, pueden
generar tensiones, temores, incertidumbre e incomodidad.
La juventud no es un conjunto homogéneo, coherente e integrado, sino que es
un sector heterogéneo2 y en consecuencia, los jóvenes transitan y resuelven
estas tensiones de diferentes maneras según la sociedad, cultura, etnia, clase
social y género al que pertenecen.
Ahora bien, es prudente interrogarse, en el contexto actual, ¿En qué momento
una persona deja de ser un niño/a para pasar a ser un/a joven? ¿Y cuándo
deja de ser joven para convertirse en un adulto? La respuesta a estas
preguntas esta dada por la franja etaria establecida para este período de la
vida que denominamos juventud, y que es variable según los países, regiones
y conforme fueron modificándose los usos y costumbres de los pueblos3.
En el establecimiento de la edad de ingreso a la juventud, existe un
considerable consenso en priorizar los criterios derivados de enfoques
biológicos y psicológicos que hacen hincapié en las transformaciones físicas,
biológicas y psicológicas que acompañan al desarrollo de la funciones sexuales
y reproductivas, mientras que la determinación de la edad límite, suele
asociarse al cierre del ciclo educativo formal, el ingreso en el mercado de
trabajo y la formación de un hogar propio (Rodríguez, E; 2003). En el caso de
Argentina, el INDEC ha fijado este período entre los 18 y los 29 años de edad.
Dificultades en el proceso de integración social de los jóvenes.
Este complejo proceso de transición al que hiciéramos referencia, es
sumamente variable según el contexto general y particular en el que se
encuentra inserto el sujeto.
2
Ernesto Rodríguez (2003), identifica cuatro grupos juveniles claramente diferenciables: 1.Los estudiantes
universitarios, que son el prototipo de la juventud y el único sector que en el pasado participó del escenario social y
político en calidad de actor, a través de movimientos estudiantiles, 2. la juventud popular urbana excluida del acceso a
la educación media y superior que habita en zonas marginales y a menudo se organiza en grupos de esquina y
pandillas juveniles que ejercen la violencia como expresión de rechazo a esa sociedad de la que no forman parte, 3. los
jóvenes rurales que constituyen un grupo minoritario en transformación y 4. las mujeres jóvenes afectadas por una
doble exclusión (de género y etaria).
3
En esta determinación también inciden factores de índole económica y social que hacen que se acorten o alarguen
las etapas.
3
En nuestro país, las problemática vinculadas a la juventud no sólo se asocian a
aspectos de tipo sociales, económicos y laborales que afectan a la sociedad en
su conjunto, sino que, además, los jóvenes tienen menores posibilidades que
los adultos de influir en su destino y participar en la toma de decisiones que el
mundo adulto se reserva para sí, subestimando las potenciales contribuciones
de los jóvenes.
En el país tenemos una considerable población de jóvenes de 18 a 29 años
(más de 7 millones de personas que representan el 19,7% de la población
total)4 . Es una situación demográfica propicia para el desarrollo económico,
dado que la población joven ha aumentado su participación en la población
total y tenemos una relación activos-pasivos claramente favorable, que se irá
diluyendo con el correr del tiempo.
Cuadro Nº. 1: Proyecciones de distribución de la población total según franjas etarias.
100%
80%
8,00%
8%
9%
9%
8%
10%
10%
10%
11%
38,00%
38%
37%
37%
37%
37%
38%
40%
41%
25,00%
24%
23%
23%
25%
60%
40%
20%
65+
30-64 Años
25%
26%
25%
24%
29%
31%
31%
31%
29%
28%
26%
25%
24%
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
2015
15-29 Años
0-14 Años
0%
Fuente: Elaboración propia en base a las estimaciones del INDEC.
Sin embargo, los últimos datos disponibles 5 indican que un tercio de estos
jóvenes carece de ingresos suficientes para cubrir una Canasta Básica Total
(son pobres) y un 10.2% no alcanza a cubrir una Canasta Básica Alimentaria
(son indigentes). Con lo cual se presentan serias dificultades para sobrellevar
exitosamente este tránsito hacia la condición adulta, para cerrar el ciclo
escolar, insertarse en el mundo laboral y, fundamentalmente, para formar el
propio hogar y emanciparse de los padres.
4
5
Censo 2001.
Año 2005.
4
Una dificultad relacionada con la problemática habitacional, que no sólo afecta
a los jóvenes, ni exclusivamente a los sectores populares sino también a los
sectores de clase media, por la incapacidad de acceder a un adecuado
financiamiento para la adquisición del inmueble y el desmesurado costo de las
propiedades en relación a los salarios, sumado a los obstáculos existentes a la
hora de acceder a una vivienda en alquiler, por los abusivos requisitos exigidos
y la especulación inmobiliaria.
Todo esto deriva en situaciones que van desde la postergación del derecho a
formar una familia, la constitución de hogares que no logran independizarse de
los padres, y hasta familias enteras hacinadas en viviendas precarias (villas,
asentamientos, etc.), transitorias (hoteles, pensiones, inquilinatos y hogares) o
directamente en situación de calle con escasas o nulas respuestas por parte
del Estado.
Por otra parte, no podemos eludir que la situación de pobreza dificulta la
adquisición de los conocimientos formales y las competencias prácticas
fundamentales que moldean las condiciones de empleabilidad de los sujetos y
sus posibilidades de inserción en un mercado laboral cada vez más exigente,
que torna obsoletos muchos de los conocimientos y competencias que en el
pasado garantizaban un empleo
6
. La pobreza no solo restringe las
posibilidades de acceder a una educación de calidad (cada vez mas alejada del
ámbito público) sino que, además, afecta el rendimiento 7 e influye en los
niveles de deserción escolar. Además, la falta de incentivos produce que
muchos niños y jóvenes se ven obligados por sus necesidades, a abandonar
los estudios para insertarse tempranamente en el mercado laboral en
condiciones precarias e informales.
Además, la educación pública no está, hoy en día, en condiciones estructurales
de contener y menos aún de reinsertar, a todos los niños y jóvenes en edad
6
Como estamos en una situación que no es de pleno empleo, generalmente los requisitos exigidos por los
empleadores superan ampliamente los conocimiento/competencias que el desempeño del puesto requiere.
7
La insuficiencia alimentaria y la falta de contención familiar (ya sea por desarticulación del núcleo familiar como por
incapacidad real de los adultos de asistirlos) influye negativamente en el desempeño escolar de niños y jóvenes.
5
escolar 8 . Muestra signos evidentes de deterioro en su rol socializador, una
disminución de la calidad de la enseñanza impartida e incapacidad de
adaptación de los contenidos a las crecientes exigencias del mundo laboral.
Por lo tanto, termina expulsando a quienes tienen capacidad adquisitiva hacia
el sistema privado, contribuyendo de este modo al alejamiento de amplios
sectores de los espacios públicos, a la profundización de la segmentación y la
ampliación de brechas que luego se tornan insuperables, producto de una
desigual distribución de las oportunidades, que concentra en un sector muy
reducido de la población los recursos necesarios para una adaptación exitosa.
Cuadro Nº 2: Distribución de los jóvenes según máximo nivel educativo alcanzado. Año 2001.
Población
total de
Primario
18 a 29 Incompleto
años
7.161.012
8,30%
Primario
Completo
20,30%
Secundario Secundario Terciario/Univ. Terciario/Univ.
Incompleto Completo
incompleto
completo
26,60%
16,80%
22,20%
5,80%
Fuente: INDEC
Esto implica una situación paradójica en la que altos índices de desocupación9
y subocupación juvenil coexisten con situaciones de sobreocupación y
sobrecalificación involuntaria.
El desfasaje entre oferta-demanda de mano de obra y la falta de calificación y
experiencia laboral obstaculizan enormemente el acceso al primer empleo. Por
otro lado, los sistemas de pasantías muchas veces terminan facilitándole a los
empleadores la reducción del costo laboral que necesitan y en consecuencia,
toda esta situación genera una mayor exposición de los jóvenes a acceder a
trabajos precarios, irregulares y con salarios insuficientes. Con el agravante de
que este sector se encuentra desmovilizado y que el desempleo juvenil
aparentemente no figura entre las prioridades de los principales actores del
mundo laboral.
8
9
El sistema educativo se encuentra saturado y con graves problemas de infraestructura y financiamiento.
La Tasa de desocupación de jóvenes de 18 a 29 años en el Segundo Semestre de 2005, fue de 18.0 %.
6
Los sindicatos priorizan a los trabajadores que ya están incorporados al
mercado laboral formal, los empresarios utilizan maximización de sus
ganancias no identificando la potencialidad estratégica de los jóvenes y los
gobiernos focalizan su atención en los jefes o jefas de hogar adultos,
complejizando las expectativas de cambios reales en el mediano plazo.
Jóvenes excluidos: uno de los principales desafíos de las políticas
sociales
El fenómeno de exclusión social en jóvenes está relacionado con altos niveles
de pobreza, y el desigual acceso a los bienes y servicios a los que hiciéramos
referencia en el apartado anterior. Sin embargo, es preciso remarcar que la
misma excede esta carencia, porque además del componente materialeconómico, tiene un importante contenido social, simbólico y subjetivo que no
es de menor relevancia y que hace a este proceso de marginación
generalizada. Para los jóvenes no sólo es importante la adquisición de bienes y
servicios, sino que incluye espacios de interacción, normas y valores
compartidos por el resto de la sociedad. No se trata solamente de estar
efectivamente afuera de los mercados y entramados sociales, sino con tener la
sensación de estar al margen de ellos de manera involuntaria y experimentar la
certidumbre de que no hay destino.
Por supuesto que este es un problema que afecta a muchos sectores, pero se
manifiesta particularmente en los jóvenes, quizás como corolario de los altos
niveles de pobreza infantil10 y de la gran cantidad de jóvenes (aprox. 785.000)
de entre 18 y 25 años que no estudian, no trabajan, ni buscan empleo. Estos
jóvenes realmente “no saben hacia donde van”, porque no sólo no han
elaborado un proyecto de vida, sino que niegan su trayectoria y la definición de
sus metas.
La inserción laboral de estos jóvenes constituye un verdadero desafío en
materia de política pública, dado que carece de estudios, oficio y
10
Según la EPH del segundo semestre de 2006, el 40.5% de los niños menores de 14 años son pobres.
7
cultura/disciplina del trabajo. En muchos casos su autoestima esta muy dañada
por la marginación, discriminación y frustración cotidiana que los vuelve más
vulnerables a desarrollar conductas adictivas11 y violentas.
En este sentido, la cuestión que nos atañe no es la participación de los jóvenes
en las diversas manifestaciones de violencia cotidiana (en las canchas de
fútbol, en robos, en pandillas y hasta en el ámbito educativo), sino el contexto
en el que las mismas se desenvuelven. Aquellas violencias explotan como
manifestación de la indignación y la bronca que produce este desencanto diario
con el mundo adulto que es en sí mismo violento y la frustración de no poder
acceder a ciertos bienes y servicios y muy probablemente no poder hacerlo el
día de mañana. Lo cual significa que estos jóvenes han perdido la expectativa
de ascenso social, que tanto caracterizaba a nuestra sociedad.
En consecuencia, la reconstrucción de la autoestima, de un proyecto de vida y
fundamentalmente, de las expectativas futuras, no es una tarea sencilla y
requiere de un esfuerzo continuado por parte de los gobiernos y de los
principales actores sociales.
La necesidad de repensar las políticas de inserción laboral para jóvenes.
Como hemos podido observar, no resulta fácil para los jóvenes transitar este
complejo proceso que supone el recorrido de la niñez a la condición adulta,
pues existen diversos obstáculos que continuamente frustran el proceso de
emancipación, de formación de la propia identidad y de interacción creciente
con la sociedad, que aparentemente caracterizaría este pasaje.
La actual situación demográfica y macroeconómica del país, nos aporta un
contexto claramente favorable y una oportunidad inmejorable para repensar las
políticas de juventud (relativamente recientes y acotadas a cuestiones de
educación y tiempo libre) dentro de un modelo de país y con la finalidad de dar
11
Los problemas de adicciones, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos adolescentes constituyen las
principales problemáticas de los jóvenes en materia de salud. La Pasta Base Cocaína (Paco) esta haciendo estragos
en los niños y jóvenes marginales y no se observa asistencia, ni campañas preventivas acorde a la magnitud de estos
problemas.
8
respuestas efectivas e innovadoras, a las distintas problemáticas que
enfrentan.
¿Por qué es preciso repensar las políticas de juventud? Porque las persistentes
dificultades que enfrenta esta población para insertarse socialmente dan cuenta
de una respuesta inadecuada y/o claramente deficiente en materia de política
pública. Es evidente que tenemos una importante generación de jóvenes que
merecen ser tenidos en cuenta y resulta estratégico que así sea, puesto que
los jóvenes tienen un mayor potencial que los adultos, para enfrentar los
nuevos desafíos de las TICS (herramientas fundamentales en la construcción
de la sociedad del conocimiento - actual motor del crecimiento-) y la lógica de
los cambios permanentes, a los que nos expone la actual dinámica de nuestras
sociedades.
No hace falta recordar que la inserción laboral no es el único problema a
abordar, no obstante, creemos que colaboraría en gran medida a resolver
muchos de sus problemas actuales, en tanto y en cuanto el empleo garantiza
ingresos y constituye la puerta de entrada al resto de los beneficios sociales.
Facilitar la inserción laboral de los jóvenes, supone trabajar paralelamente los
problemas de oferta y de demanda de mano de obra, que en su conjunto
moldean el desempleo juvenil y la inserción laboral en condiciones precarias.
Cuando hablamos de problemas de oferta nos referimos, fundamentalmente, a
la demanda laboral insatisfecha 12 por la falta de experiencia laboral, de
calificación y/o adecuación de los conocimientos y competencias de los jóvenes
a las crecientes exigencias del mercado laboral, mientras que los problemas en
la demanda, refieren a los niveles de desocupación, subocupación,
sobreocupación y sobrecalificación para los puestos que ocupan.
12
La Demanda Laboral Insatisfecha remite a la ausencia de oferta idónea de trabajadores para responder a un
requerimiento específico por parte de las Empresas, Organismos públicos, o cualquier otra organización que actúe
como demandante de sus servicios, expresado mediante avisos clasificados en los diarios y/o internet, carteles en la
vía pública, búsquedas boca a boca, etc. Según el Indec, en el cuarto trimestre de 2007, el 11,5% de las empresas
que realizaron búsquedas, no lograron cubrir algunos de los puesto requeridos, el 52.5% de los mismos requería de
una calificación operativa, el 27.6% técnica y el 19.9% de una calificación profesional.
9
Lo que se trata es de promover un conjunto articulado de políticas económicas
y sociales que revalorice y garantice la accesibilidad de los jóvenes a los
espacios de educación y capacitación, y que fomente (con incentivos legales13
y tributarios 14 ), la incorporación de los jóvenes al mundo laboral pero en
condiciones que les permitan
seguir
estudiando
y actualizando
sus
conocimientos.
Políticas que promuevan los sectores productivos de la economía con mayor
valor agregado y generación de puestos de trabajo, que incentiven la creación
de nuevas estructuras productivas y la protección de los trabajadores de las
situaciones de precarización y explotación laboral a las que actualmente se
encuentran expuestos.
La promoción de nuevas estructuras productivas como es el caso de la
Economía Social, tiene que ver con todo esto. Es decir, con la necesidad de
frenar este proceso de deterioro y acelerar el proceso de inclusión social a
través de nuevas alternativas. La Economía Social ofrece una de carácter
asociativo y solidario, en contraposición a las lógicas imperantes de salvación
individual, que exacerban la competitividad y legitiman la exclusión de los
“incapaces”.
La Economía Social como alternativa: características, potencial y
limitaciones.
La Economía Social15 remite a un heterogéneo sector de la economía (todavía
en formación y constante mutación) que agrupa actividades económicas de
formas y contenidos diversos, pero que en lo esencial comparten una
determinada modalidad de organización productiva, de distribución de los
13
Por ejemplo con leyes que establezcan cupos generacionales.
Por ejemplo a través de subsidios a empresas para el primer empleo
15
J.L. Coraggio (
) define a la Economía Social como ““una posible (aun no constituida) configuración de recursos,
agentes y relaciones que, manteniendo algunas características cualitativas centrales del sustrato agregado de
unidades domésticas, institucionaliza reglas internas de regulación del trabajo y de la distribución de sus resultados,
articulándose y presentándose como subsistema en el conjunto de la economía, planteando la reproducción ampliada
de la vida de todos en disputa por la hegemonía frente a la lógica de la acumulación privada sin límites, propia de las
empresas de capital, así como frente
a la lógica de acumulación de poder político o de mera
gobernabilidad/legitimación del sistema social por parte de la economía pública”
14
10
ingresos, de toma de decisiones y de relacionamiento con otras unidades
productivas, que nos indican que estamos en presencia de un sector
económico que funciona con reglas y valores sustancialmente diferentes a los
que predominan en el sector privado y el sector público. Es decir, que funciona
con una lógica propia.
Cuadro Nº 3. Principales rasgos de la Economía Social.
ECONOMÍA SOCIAL
Objetivo
La reproducción
ampliada de la
vida de todos en
las mejores
condiciones
posibles
Actor Central
Valores
Organización
Tipo de
Relaciones
Tipo de
Propiedad
La comunidad
Integridad
moral,
Seguridad,
Reciprocidad,
Solidaridad,
Equidad.
Unidades domésticas,
Redes de ayuda mutua,
comunidades y
asociaciones
voluntarias diversas
Horizontales,
Flexibles,
Solidarias y
Recíprocas
Propiedad
Colectiva
Fuente: Elaboración propia.
En su concepción original, el concepto de Economía Social remite a las
experiencias de asociaciones, mutuales y cooperativas surgidas a mediados
del siglo XIX como respuesta a la explotación laboral del capitalismo, mientras
que en la actualidad, el término se ha vuelto más abarcativo hasta incluir a las
nuevas expresiones económicas autogestionarias de subsistencia surgidas del
proceso de exclusión al que dio lugar la revolución tecnológica y la
implementación acrítica del modelo neoliberal en la década de los 90, y que por
lo general suelen agruparse bajo la denominación de “nueva” Economía Social
por oposición a aquella otra de mayor antigüedad.
Nos referimos a los emprendimientos familiares, las asociaciones de
producción y de consumo, las huertas comunitarias, las redes de trueque, de
micro-crédito,
micro-emprendimientos,
las
cooperativas,
las
empresas
recuperadas, las ferias sociales, las organizaciones cartoneras y las redes de
comercio justo entre otros, que con la profundización de la crisis adquirieron
masividad y mayor visibilidad.
Estos emprendimientos suelen ver la economía desde la perspectiva de la
reproducción de la vida de sus miembros y no desde la rentabilidad del capital,
tienen una gran capacidad para generar puestos de trabajo a pesar de sus
11
bajos niveles de inversión y además recuperan muchos de los valores perdidos
en la economía de mercado, como ser la solidaridad y la democracia
participativa, pero presentan altos niveles de informalidad.
En la Economía Social no debería existir la explotación capitalista, dado que
son los propios trabajadores autoorganizados los que conducen la producción y
establecen la redistribución. Entre sus principales características, se destacan
las siguientes:

Finalidad de servicio para los miembros o a la colectividad más
que de beneficios al capital: La acumulación de medios de producción,
de consumo durable y dinero, no como fines en sí mismos sino de
manera limitada y subordinada al objetivo de la reproducción
intergeneracional de la vida en las mejores condiciones posibles16.

Primacía de las personas y del trabajo sobre el capital en el
reparto de beneficios: reglas de distribución del producto basadas en
la reciprocidad y en la necesidad, más que en la productividad
individual o en relaciones de poder al interior del emprendimiento.

La promoción del trabajo y los valores democráticos (del sujeto
responsable
que
participa
activamente
en
la
gestión
del
emprendimiento) como valores en sí mismos. Promueve la diversidad,
la responsabilidad y la no explotación del otro ni del medio ambiente.

Estructuración variable (trabajo individual por cuenta propia,
emprendimientos familiares,
comunitarios, empresa
cooperativa,
asociación mutual, etc.) y con inserción en distintos sectores de la
actividad económica (textil, agrícola, cultural, etc.).
16
La economía social es social es porque produce lazos sociales, produce sociedad y bienestar social, esto es, no
tiene una finalidad lucrativa, sino que su propósito central (su razón de ser) consiste en mejorar continuamente las
condiciones de vida de todas las personas.
12
Las unidades que componen la economía social no se caracterizan por su
estructuración interna, sino por su lógica de funcionamiento17 .No existe en su
ámbito una estructuración paradigmática como sucede con la organización
empresarial de la economía capitalista. En muchos casos, sus configuraciones
mas recientes todavía no se encuentran reguladas y cuentan con una
diversidad de actores y recursos (aportes voluntarios, financiamiento público,
venta de bienes y servicios en el mercado) que las diferencia de las
configuraciones tradicionales (empresas cooperativas, asociaciones mutuales y
asociaciones varias) que dieron vida al concepto.
El auge del sector ha sido recogido por diversos gobiernos a través de
regulaciones específicas y políticas públicas tendientes a su fortalecimiento. En
Argentina, el Plan Nacional Manos a la Obra,18 lanzado en Agosto del 2003, ha
reformulado e incrementado el apoyo estatal a los emprendimientos desde una
perspectiva multiactoral que ha sido beneficiosa para la expansión y
consolidación del sector (especialmente de las iniciativas mas recientes pero
preexistentes al plan), y la reflexión acerca de las potencialidades y limitaciones
del sector para convertirse en un verdadero espacio de inclusión social.
En el marco de este plan nacional, se desarrolla el Programa Nacional de
Inclusión Juvenil “Incluir”19, destinado a promover la integración de los jóvenes
a través de una mayor participación socio-laboral basada en la promoción de
proyectos socio-comunitarios (actividades culturales, deportivas, recreativas,
etc) y el fortalecimiento del asociativismo como herramienta para la inserción y
permanencia de los jóvenes en el mercado laboral.
17
La Unidades de la Economía Social pueden adoptar diferentes formas e incluso asumir algunos rasgos
empresariales, insertarse en diferentes ramas de la actividad, generar cuantiosos ingresos y aún así seguir
perteneciendo a este género porque lo que importa es que su sentido no sea la acumulación y la apropiación de
excedentes producidos por el trabajo ajeno, ya que entonces, sin lugar a dudas, pasaría a formar parte de la economía
capitalista.
18
El Plan “Manos a la obra” es un programa de alcance nacional orientado al desarrollo socio-productivo, lanzado en
el mes de agosto de 2003 por el Ministerio de Desarrollo Social con el propósito de asistir y financiar proyectos
productivos autogestionarios. El programa prevé una intervención integral que abarca los diversos aspectos
relacionados con la concepción, el desarrollo y la organización de los proyectos productivos. Más específicamente:
Apoyo económico y financiero, Fortalecimiento institucional, Asistencia técnica y capacitación.
19
Programa implementado por la Dirección Nacional de Juventud (DINAJU)- Secretaría de Políticas Sociales y
Desarrollo Humano del Ministerio de Desarrollo Social Nacional
13
El Programa prevé un acompañamiento estatal que incluye financiamiento20 de
hasta $7.000, capacitación21, asistencia técnica y fortalecimiento institucional22
como base elemental desde la cual construir un emprendimiento productivo o
socio-comunitario que no solo sea capaz de aportar recursos económicos
necesarios para la emancipación, sino también a la construcción de la
identidad, la revinculación social y la revalorización de sí mismos.
Desde su implementación en el año 2003 hasta el año 2007, el Plan Manos a la
Obra asistió a más de 62 mil unidades productivas y 575 mil beneficiarios, una
inversión de 415.706.846 pesos y tiene un elevado nivel de recupero de los
fondos (61%). Estos emprendimientos lograron insertarse en diversos sectores
productivos 23 y han sido generadores de numerosas fuentes de trabajo e
ingresos 24 a lo largo y ancho del país, convirtiéndose en un espacio de
contención para muchos trabajadores expulsados del mercado laboral
tradicional y para otros que comienzan a hacer sus primeras experiencias
laborales.
Emprendimientos sumamente precarios y con serias dificultades para acceder
a los recursos económicos, humanos y técnicos elementales, han logrado
sortear obstáculos, sobrevivir en el tiempo y ofrecer a sus trabajadores un
espacio de trabajo autónomo como alternativa al trabajo en relación de
dependencia,
ingresos
para
la
satisfacción
de
necesidades
básicas
insatisfechas y un lugar para la acción colectiva, la toma de conciencia y la
resocialización.
La
Economía
Social
no
es
un
producto
originario
de
los
países
subdesarrollados, es una realidad a escala internacional que genera fuentes de
20
Para el financiamiento de los proyectos se constituye un Fondo de Iniciativas Productivas. La supervisión,
acompañamiento y asistencia técnica de los proyectos elegidos es responsabilidad de la Organización Ejecutora.
21
Según se trate de un proyecto socio-comunitario o de un emprendimiento productivo, se ofrece: capacitación técnica
en temas asociados a la juventud, capacitación en oficios, en la formulación de proyectos productivos y
acompañamiento individual y grupal a través del sistema de tutorías. También se provee capacitación a los
organismos gubernamentales y organizaciones civiles involucradas en el desarrollo de los proyectos y se preveen
encuentros regionales y nacionales para el intercambio de experiencias y perspectivas.
22
Fortalecer a los organismos de juventud de todos los niveles de gobierno y a las organizaciones de la sociedad civil
que trabajen temáticas asociadas, y la articulación entre sí.
23
Existen experiencias en el sector primario, secundario y terciario, pero los emprendimientos más exitosos son los del
sector de la construcción y la reparación de vehículos que son las ramas más dinámicas de la economía. Las
experiencias menos exitosas son las del sector primario por la vulnerabilidad propia del sector.
24
El ingreso promedio mensual de los EPAC y REDES para el año 2006 fue de $403 y $879 respectivamente.
14
trabajo y tiene cuotas de mercado significativas. De manera que si logramos
vencer los obstáculos que hoy impiden la constitución de esta economía
popular en un verdadero subsistema de economía social, la alejaríamos de la
posibilidad de permanecer como una economía marginal de pobres para
pobres, estancada y funcional a la reproducción de una estructura social
empobrecida y fragmentada, para convertirse en una alternativa viable de
inserción laboral para los jóvenes. (Coraggio, JL; 2007)
Es evidetente que el sector de la Economía Social no resolverá por completo
los problemas laborales de los jóvenes, no obstante, crea un espacio, una
oportunidad para la inclusión de jóvenes, que por sus características,
encuentran mayores dificultades para ser reincorporados
laboralmente por
otros canales y un espacio donde poder materializar la responsabilidad
compartida de construir una sociedad con algún grado de homogeneidad y
valores compartidos.
De cualquier manera, el proceso no esta exento de complejidades. Ya que si
bien es cierto que la contribución de estos emprendimientos no es sólo
económica sino también psicosocial25, igualmente debemos considerar que los
ingresos reportados auque son mayores que los del Plan Jefes y Jefas de
Hogar desocupados y el Programa Familias para la Inclusión Social, siguen
siendo insuficientes para cubrir las necesidades de los trabajadores.
En cuanto al proceso productivo, existen demandas insatisfechas de
capacitación y asistencia técnica, y un proceso de descapitalización que es
riesgoso para la sustentabilidad de los emprendimientos en el mediano plazo,
también existen dificultades para la comercialización de los productos y
especialmente en el acceso a grandes compradores, por el volumen de
producción requerido y/o la escasa formalización de estas iniciativas que les
impide contar con facilidades de pago y mejorar la calidad del trabajo ofrecido.
La mayoría de los trabajadores de la Nueva Economía Social carecen de obra
social y aportes previsionales, y este no es un dato menor porque están
Contribución psico-sociales porque reconstruye la cultura del trabajo, los lazos sociales y mejora el auto concepto.
15
reproduciéndose allí condiciones de precariedad laboral que resultan
inaceptables para cualquier estrategia de inclusión social.
De manera que la sustentabilidad de los emprendimientos de la Economía
Social no puede ser pensada en términos individuales sino que requiere, para
el fortalecimiento de su autonomía, de un contexto económico, normativo e
institucional favorable26.
Requiere del aporte y compromiso de la sociedad civil y del sector público
como puede ser el caso del PMO, pero consolidada como política de Estado y
con capacidad de gestión asociada, y promover transformaciones en el espacio
simbólico y subjetivo, para la incorporación y difusión de nuevos valores que
sean la base de una cultura más democrática, solidaria y cooperativa antes que
verticalista, competitiva e individualista.
La Economía Social encuentra su razón de ser en la reproducción de la
sociedad y por eso constituye un espacio por excelencia para la reinserción
laboral de muchos jóvenes que carecen de la experiencia, conocimientos y
competencias que el mercado laboral les exige. Por otro lado, los principales
actores de la Economía Social tienen una relación de proximidad con los
jóvenes en las diferentes localidades del país, como el caso de varios
municipios del interior y del conurbano que han diagramado políticas sociales
que priorizan a los jóvenes de los sectores populares.
La potencialidad de la economía social para los jóvenes
La población joven tiene en la actualidad una importancia demográfica
significativa y una relevancia estratégica fundamental para la construcción de la
sociedad del conocimiento. Considerando los altos niveles de vulnerabilidad y
exclusión social a los que se encuentran expuestos los jóvenes de nuestro
país, así como los múltiples obstáculos existentes en su búsqueda de
emancipación, formación de identidad y de creciente interacción con la
26
Facilidades de acceso al crédito, cambios impositivos y normativos que permitan su formalización, capacitación y
aporte tecnológico por parte de universidades e institutos especializados, etc.
16
sociedad, es preciso replantearnos las políticas de juventud en general y las de
inserción laboral en particular.
En este sentido, la Economía Social, a diferencia de las lógicas egoístas de
salvación individual, ofrece una alternativa de inclusión de carácter colectivo,
asociativo y solidario, que además abre un espacio para el ejercicio de la
responsabilidad social compartida, espacio en el que pueden confluir los
aportes de los diferentes actores de la sociedad, con recursos y perspectivas
sumamente variables. Es decir, contribuciones del Estado en todos sus niveles
(a través de políticas económicas y sociales), del sector privado (en el ejercicio
de la Responsabilidad Social Empresaria), de las Organizaciones No
Gubernamentales, del mundo académico y del estudiantado (en el ejercicio del
voluntariado como retribución a la sociedad y muestra de compromiso social).
El potencial transformador de estas experiencias productivas no puede ser
contemplado única y exclusivamente desde el punto de vista de la
sustentabilidad económica de los emprendimientos y de la producción material
de objetos y servicios, sino también, desde el punto de vista de la
sustentabilidad social y la producción simbólica de valores e intercambios
sociales, que hacen que estas experiencias productivas, además de producir
objetos y proveer de una mínima base material a fuerzas sociales capaces de
plantear estructuras económicas alternativas, construya sujetos capaces de
salir del aislamiento, tomar sus propias decisiones e influir en la realidad.
Esto significa que no debemos pensar a la Economía Social como solución
exclusiva a los problemas de juventud, sino como política complementaria a un
sistema de medidas que trabajen en conjunto los problemas de oferta y
demanda de mano de obra juvenil enunciados con anterioridad y en particular
se pueden desarrollar algunas estrategias de inclusión de los jóvenes comolas
que a continuación se destacan:

Conformación de ámbitos de acompañamiento laboral. Esto es el
desarrollo de espacios de contención para jóvenes donde puedan recibir
capacitación, asistencia técnica y entrenamiento en función de su perfil y
17
sus preferencias. Esto ámbitos suelen ser muy importantes, porque no
sólo implican una futura inserción laboral sino también la adquisición
hábitos y disciplinas que conforman al trabajo, a través en diferentes
unidades de producción como las microempresas, los emprendimientos
asociativos, etc. Estas estrategias se han desarrollado en varios países
de la región, como es el caso de Brasil, en donde se obtuvieron
resultados positivos en relación al aumento del empleo en la Economía
Social.

Generación de empleos de proximidad. En la economía social hay
innumerables posibilidades de empleo en localidades con gran utilidad
fuera del denominado “trabajo productivo”. Esto implica la posibilidad de
inclusión de muchos jóvenes en actividades deportivas, recreativas,
culturales y comunitarias. La inserción “no productiva” puede traer
buenos resultados de inserción en regiones donde hay gran cantidad de
jóvenes excluidos de la educación formal y el mercado laboral.

Ampliación de las redes de microcrédito para jóvenes. Existen en
Argentina varias instituciones públicas, privadas y también mixtas que
otorgan microcréditos como herramienta de fortalecimiento de la
Economía Social. Inclusive en el año 2007, el Congreso de la Nación
aprobó la Ley de Microcréditos, destinando un fondo y tasa preferencial
para instituciones que fondeen esos recursos. El desafío es ampliar y
fortalecer las redes de instituciones que generan esta política para los
jóvenes en condición de vulnerabilidad social. De esta manera, se
generan sinergias entre las organizaciones de la Sociedad Civil y los
jóvenes, como así también se promueve su inserción laboral.

Fortalecer escuelas profesionales. Una de las problemáticas centrales
en la actualidad es la alta deserción escolar, principalmente en el nivel
secundario. Estas son causas estructurales que van desde la
imposibilidad de la escuela pública de conformar un círculo virtuoso
entre el conocimiento y producción, como así también falta de
18
infraestructura y financiamiento 27 . La conformación de escuelas de
capacitación o profesionales puede ser una alternativa muy importante
para la inserción social de muchos jóvenes en la economía social ya que
se trata de una formación dinámica, flexible y muy vinculada a la
producción local. En España ha existido una política muy clara de
fortalecimiento de estas escuelas a partir del incremento sustancial de
su financiamiento, debido a sus resultados en la inserción social de
muchos jóvenes.
En términos generales no se trata de ejecutar políticas exclusivas para jóvenes
sino estrategias trans-generacionales que impliquen la articulación con un
proyecto de país con desarrollo sustentable e inclusión social.
El proyecto debe tener una doble dirección: por un lado, pensar un rol del país
en el contexto actual globalizado priorizando la integración con nuestros
vecinos sudamericanos, y por otro lado, establecer estrategias regionaleslocales de desarrollo según sus perfiles y potencialidades. En este proyecto
con dos direcciones de manera articulada, los jóvenes deben tener un
protagonismo central.
A modo de conclusión
A manera de síntesis, se podría decir que se trata de cambiar la perspectiva
con la que tradicionalmente han sido abordadas las políticas de juventud desde
las instituciones especializadas. Lo cual implica, entre otras cosas, dejar de
contemplar a los jóvenes como problema y objetos beneficiarios de las políticas
y empezar a concebirlos como sujetos protagonistas y creadores de soluciones
(Rodríguez, E; 2003).
27
Un ejemplo de esta problemática es la desarticulación de las escuelas técnicas de las escuelas técnicas
comenzada en la década del ´90.
19
Y eso se logra abriendo espacios de participación en la toma de decisiones que
eviten el autoritarismo de los adultos, los obligue a salir de la minoría de edad y
ayude a eliminar los preconceptos, estereotipos y discursos culpabilizadores,
en pos de una apuesta a la creatividad de los jóvenes, al desarrollo de todo su
potencial y a la reconstrucción de las expectativas que la impotencia ha
erosionado.
Para ello resulta fundamental la articulación de políticas de largo plazo que
contemplen las distintas etapas del ciclo de vida de las personas y las diversas
problemáticas que enfrentan. No podemos pensar políticas de salud de
juventud sin ninguna vinculación con las políticas de salud de niñez, y tampoco
podemos abordar los problemas de inserción laboral de los jóvenes, sin un
proyecto de desarrollo endógeno.
Tenemos que atender la emergencia con políticas coyunturales masivas, pero
no podemos perder de vista el mediano y largo plazo. En síntesis, pensar en
enfoques integrales, universales, participativos y de largo plazo.
En esta línea, si la Economía Social logra superar muchos de los obstáculos
que hoy le impiden constituirse en un subsector de la economía social,
autónomo y sustentable, sin lugar a dudas ayudará a acelerar el proceso. De lo
contrario, sólo habremos contribuido a consolidar la segmentación con
espacios exclusivos para los distintos estratos de la sociedad sin ningún
contacto entre sí. No se trata de “contener” a los sectores vulnerables con una
economía de “pobres para pobres” sino de crear espacios de encuentro entre
los diferentes sectores y estratos de la sociedad, que sean la base para la
construcción de valores compartidos y consensos mínimos fundamentales, en
una sociedad que necesita superar la fragmentación y construir sujetos
portadores de derechos.
Dado que la ciudadanía no puede ser ejercida allí donde todavía existen
necesidades básicas insatisfechas. La Economía Social no resuelve las
inequidades en la distribución de oportunidades, pero al menos puede
contribuir a atenuar los resultados y a aportar la base material desde la cual
20
pueda ser construido un poder social capaz de plantear las reformas de fondo
que este país requiere para la reconversión definitiva hacia un modelo
productivo sustentable con inclusión social.
21
Bibliografía
ALTSCHULER, B y CASARIS, A. (2006). “Aportes del desarrollo local y la
economía social al desarrollo” en El desarrollo en un contexto posneoliberal.
FLACSO-CICCUS, Buenos Aires, Argentina.
BANGO, J.(2002)”Jóvenes excluidos en la Sociedad de la Información: ¿qué
políticas de juventud”. en Jóvenes excluidos en la Sociedad de la Información:
¿qué políticas de juventud?. Julio Bango. 2002.
BLEJER, L. (2006) “Desafíos del sistema financiero argentino para contribuir al
desarrollo económico y social “ en Escenarios de salida de crisis y estrategias
alternativas de desarrollo para Argentina. Neffa, Julio César; Cordono, Héctor
CEIL-PIETTE, Centro de Estudios e Investigaciones Laborales, Programa de
Tecnología, Investigaciones Económicas sobre Trabajo y Empleo, CONICET,
Buenos Aires, Argentina.
CORAGGIO, J. L (2004). “Una alternativa socioeconómica necesaria: la
economía social”.
CORAGGIO, JL. (2007) “Economía Popular y Economía Social en el contexto
de la Economía Mixta”. Módulo de Economía Social.
DUARTE QUAPPER, K (2005). “Violencias en jóvenes, como expresión de las
violencias sociales. Intuiciones para la práctica política con investigación social”
en Revista Pasos no. 120. DEI, Departamento Ecuménico de Investigaciones.
Costa Rica.
LO VUOLO, R. (2002) “Políticas alternativas para los problemas de empleo y
exclusión social”
en Cuadernos del CEPED, no. 7. CEPED, Centro de
Población, Empleo y Desarrollo, Instituto de Investigaciones Económicas,
Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
RODRIGUEZ, E () “Juventud, Desarrollo Social
22
y Políticas Públicas en
América Latina y el Caribe: oportunidades y desafíos” en Desarrollo Social en
América Latina. Temas y Desafíos para las Políticas Públicas. FLACSO, San
José, Costa Rica.
RODRÍGUEZ, E. (2003) “Políticas públicas de juventud en América Latina: de
la construcción de espacios específicos al desarrollo de una perspectiva
generacional”. en Revista de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 1, Nro.
2. CINDE, Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud, Universidad de
Manizales, Valle del Cauca, Manizales, Colombia.
SALVIA, A. (2005) “Crisis del empleo y nueva marginalidad: el papel de las
economías de pobreza en tiempos de cambio social” en Los nuevos rostros de
la marginalidad. Ed. Biblos, Buenos Aires, Argentina.
VUOTTO, M. (2007) “Instituciones de la Economía Social”. Módulo de
Economía Social.
23
Descargar