SALUD EN LA ESCUELA Y ADOLESCENCIA. Introducción.

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XIII Congreso de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente
1ª Mesa Redonda
SALUD EN LA ESCUELA Y ADOLESCENCIA. Introducción.
Marina Magaña Hernández. Pediatra y Maestra. Coordinadora de Unidad de
Adolescencia. Hospital “Ntra. Sra. de Gracia”. Zaragoza.
La definición de SALUD ha evolucionado a lo largo de los años; según la OMS:
1937: Ausencia de enfermedad.
1976: Completo bienestar físico, psicológico y social.
1985: Capacidad de desarrollar el propio potencial personal y responder de forma
positiva a los retos del ambiente.
Así pues, SALUD es no tener enfermedades, pero también, encontrarse a gusto consigo
mismo, comunicarse, aceptarse, desarrollarse y disfrutar de cada edad y momento vital.
La ADOLESCENCIA es un periodo de la vida de gran desarrollo físico y emocional, sin
duda uno de los más dinámicos experimentados por el ser humano.
También es un periodo de elección para las intervenciones preventivas, especialmente
para adquirir conciencia individual, así como de los conocimientos, capacidades y
motivaciones para los buenos hábitos que van a marcar la SALUD futura
Las claves para lograr un futuro saludable son: INFORMACIÓN, EDUCACIÓN y
PREVENCIÓN.
Nuestros adolescentes, que disponen de tantos recursos materiales, formativos y
lúdicos, sin duda más que ninguna generación anterior, serán capaces de utilizarlos
positivamente cara a sus etapas de adultos, según haya ido evolucionando su itinerario biopsico-social en las etapas de infancia y adolescencia.
Según Edgar Faure, es fundamental la relación entre lo educativo y lo social, ya que
la educación es un mundo en sí y un reflejo del mundo, porque contribuye a
engendrar las condiciones objetivas de la propia transformación y progreso.
Toda educación ha de desempeñar una función socializadora del niño y del adolescente
con una actitud dinámica de transformación social. Para cumplir este objetivo es primordial
gozar de SALUD INTEGRAL, necesaria para lograr el bienestar social básico.
Prevenir las conductas adultas no saludables, es mucho más fácil que modificarlas una
vez iniciadas.
Está ampliamente demostrado que muchas de las conductas que inducen morbimortalidad prematura en adultos, como consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias,
conductas sexuales irresponsables, trastornos de la alimentación, falta de actividad física,
trastornos de comportamiento, se inician en la adolescencia.
Las dificultades en los aprendizajes escolares, que no detectadas a tiempo abocan a
fracaso escolar y desintegración del grupo, siempre tienen los inicios en las etapas infantiles
y/o de adolescencia.
El riesgo como posibilidad de que ocurra algún hecho indeseable, siempre está ahí. Pero
los riesgos no están separados del contexto social, sino que se interrelacionan en una
compleja red de factores e intereses sociales, culturales, económicos y ambientales.
El conocimiento de los riesgos por parte de sanitarios y educadores, debe ser un acicate
para actuar e intervenir en educación para la salud en la sociedad y en la escuela.
Son factores de riesgo, los elementos con posibilidad de desencadenar un hecho
indeseable.
Son conductas de riesgo, las actuaciones repetidas que pueden desviar el desarrollo
psico-social normal, con repercusiones perjudiciales.
Son situaciones de riesgo, las circunstancias que pueden poner en riesgo a un grupo
social o a toda la comunidad.
Pero no hemos de olvidar el factor “vulnerabilidad”, que es la susceptibilidad que tienen
determinadas personas para ser heridas, para recibir un daño o perjuicio, para ser más
vulnerables que otros frente a los posibles riesgos bio-psico-sociales.
Anthony en 1974 apuntaba que la “vulnerabilidad” tiene en cuenta que ante un mismo
riesgo no todos los adolescentes presentan iguales trastornos, siendo distintos factores
personales los que intervienen de forma fundamental y otorgan un cierto grado de
vulnerabilidad. Todo esto ocurre dentro de una dinámica de adaptación de los mecanismos
de defensa y de las propias competencias desarrolladas por el adolescente.
De nuevo estamos ante la “resiliencia” entendida como conjunto de factores de
autoprotección que salvan a quien los posee y utiliza.
Es en el Centro Escolar donde los niños y adolescentes son receptores de aprendizaje
programado y controlado. Disponen de un espacio propio para expresarse entre iguales con
la presencia constante de una autoridad moral: el maestro/profesor. Es el lugar idóneo para
enseñar a aprender, para prevenir y para promocionar la salud.
PREVENIR en salud orgánica hace referencia a saber protegerse frente a trastornos
causados por un agente biológico.
PROMOCIÓN de la salud se refiere a aprender como mejorar las conductas y estilos de
vida saludables.
Existe una red europea de Escuelas Promotoras de Salud, promovida por la OMS, la
UE y el Consejo de Europa y a la que pertenecen varios centros escolares de nuestro país,
que en su reunión anual de 1997 celebrada en Salónica, elaboró la Resolución de Escuelas
Saludables.
Es un decálogo que recopila los puntos de referencia respecto a principios democráticos,
igualdad, capacidad de acción, formación del profesorado y evaluación, así como la
colaboración y responsabilidad compartida entre los responsables de educación y sanidad
como garantes de estos dos derechos fundamentales de todo ser humano.
Como conclusión, creo que entre todos los profesionales implicados debemos trabajar
para conseguir que Salud y Escuela formen un todo inseparable con el objetivo de formar
personas que sean hacedores de su propio futuro, aprendiendo a convivir en paz y respeto
mutuo.
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