Introducción - educadorperinatal

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Carrera Huerta Saudi
Ensayando
Introducción
La úlcera por presión es una complicación que no debería existir en el medio
hospitalario.
La úlcera por presión puede evitarse si se identifica correctamente a los pacientes
de alto riesgo y se instauran de forma precisa las medidas de prevención.
La úlcera por presión pone de manifiesto un fallo asistencial por parte de alguno o
algunos de los miembros del equipo que cuida al enfermo.
La prevención de las úlceras por presión constituye un importante reto para la
enfermería, debiendo convertirse en un parámetro indicativo de la calidad de los
cuidados dispensados en el medio hospitalario.
El hecho de existir multitud de productos farmacológicos en el tratamiento de las
úlceras por presión pone de manifiesto la ineficacia individualizada de todos ellos.
Nudo o cuerpo
Las ulceras por presión (antes llamadas ulceras por decúbito) son áreas
localizadas de necrosis tisular, que aparecen cuando los tejidos blandos quedan
comprimidos ante la prominencia ósea y una superficie externa durante un periodo
prolongado de tiempo.
La isquemia aparece cuando la presión sobre la piel (32mmHg o presión de cierre
de los capilares) es superior a la presión del interior de los pequeños vasos
sanguíneos periféricos que aportan sangre al tejido. El tejido muscular y el graso
no toleran un descenso del flujo sanguíneo y son, por lo tanto, menos resistentes a
la presión que la piel.
Si la lesión se repite, no se alivia, puede producir una lesión tisular irreversible en
un tiempo tan reducido como 90 min.
Los puntos de presión sobre las prominencias Oseas es en donde se producen las
ulceras por presión, los mas frecuentes son las siguientes: sacro, talones, codos,
maléolos laterales, trocánteres mayores y tuberosidades isquiáticas.
Las ulceras por presión suponen un grave riesgo para el estado de salud del
usuario. Una rotura de piel, como la que se observa en los estadios II a IV de las
ulceras por presión, elimina la primera línea de defensa del organismo frente a la
infección. Cuando una ulcera está situada en el tejido subcutáneo, a tevés de la
herida se pierden líquidos corporales ricos en proteínas y electrolitos. Una ulcera
por presión puede prolongar la morbilidad e interferir en el tratamiento
rehabilitador y de soporte que recibe un usuario.
Un número significativo de usuarios presenta riesgo de sufrir ulceras por presión;
resulta critico que la enfermera responda con un enfoque preventivo agresivo. El
cuidado es complejo, debido a las múltiples variables que interviene en cada
usuario, en cuanto al riesgo de presentar ulceras por presión. Incluso los usuarios
con riesgo elevado que reciben un cuidado enfermera completo pueden presentar
ulceras, a pesar de los esfuerzos de la enfermera. Cuando se desarrolla una
ulcera por presión, la enfermera debe explorar los posibles variables precipitantes,
debe intentar minimizar los efectos de esa variable y proponer un tratamiento para
el cuidado de la ulcera.
Manifestaciones clínicas.
Se manifiestan como una zona eritematosa no blanqueable, pérdida epitelial,
solución de continuidad o formación de escaras sobre prominencias óseas.
Según su extensión se clasifican en:
• Estadío 1: eritema de la piel no blanqueable intacta.
• Estadío 2: pérdida cutánea limitada a la epidermis o dermis.
• Estadío 3: necrosis cutánea con compromiso del tejido subcutáneo; puede
comprometer la aponeurosis sin atravesarla.
• Estadío 4 : compromiso muscular u óseo.
Directrices
La nutrición adecuada es importante en la prevención y el tratamiento de las
ulceras por presión. Una dieta rica en proteínas con cantidad suficiente de
calorías, vitaminas y minerales puede mantener el estado normal de los tejidos y
favorecer la curación. En la mayoría de los usuarios el objetivo de conseguir un
equilibrio nitrogenado positivo puede alcanzarse con un ingesta dietética de 30 a
35 Kcal/kg/ día.
Hay que cambiar la posición del usuario con frecuencia para aliviar la presión
sobre los capilares su0preficiales y permitir que los tejidos compensen la isquemia
temporal. Cambi8ar la posición del usuario cada 1 0 2 hrs contribuirá a minimizar
la formación de las ulceras por presión.
Las camas y los colchones especiales distribuyen la presión sobre las partes del
cuerpo en decúbito de manera más uniforme. Los usuarios con mayor riesgo de
presentar ulceras por presión deben colocarse en estas camas lo antes posible.
Cuando el usuario esté sentado, utilizar almohadas para la silla. Animarlo a
realizar cambios posturales cada 15-30 minutos mientras permanezca en la silla.
No exponer la piel del usuario a la humedad o a una temperatura elevada. La
incontinencia, la diaforesis y el drenaje de las heridas son factores que favorecen
la maceración de las capas superficiales de la piel. Un lavado y secado completos
contribuirán a mantener la integridad de la piel.
Inspeccionar con frecuencia la ropa de cama para asegurarse de que está limpia,
seca y sin arrugas. La ropa de cama que forme arrugas puede crear una presión
contra las capas de la piel.
Eliminar cualquier cosa que pueda aumentar la lesión por la isquemia, como el
masaje y los “donuts” (neumáticos de aire o espuma).
Controlar cuidadosamente la ulcera por presión en lo referente a su proceso de
curación. A menudo están indicados en los cambios en la terapia. El tratamiento
que hay que prescribir para las ulceras por presión puede variar según la
extensión de la ulcera y las enfermedades subyacentes del usuario.
Tratamiento
a) Sistémico: incluye Nutrición calórico proteica adecuada, aporte vitamina C,
Zinc.
Uso de Antibióticos por vía sistémica: solo indicado en casos de bacteremia y/o
sepsis, celulitis u osteomielitis; los gérmenes más frecuentes son bacilos gram (-),
enterococo y polimicrobiano.
b) Medidas locales: La indicación de antibióticos tópicos y antisépticos en
controvertido. Los antisépticos locales como la sulfadiazina de plata obtuvo
mejores resultados que la povidona yodada en disminuir los recuentos bacterianos
en las lesiones, pero no superior que la irrigación con suero fisiológico. No se
recomienda la aplicación tópica de povidona ya que disminuye la posibilidad de
cicatrización por poseer un efecto tóxico sobre los fibroblastos.
Eliminar el tejido necrótico: promueve la cicatrización y previene la infección.
Cuando está cubierta por una escara dura, se sugiere una evaluación para un
desbridamiento quirúrgico.
El uso de apósitos especializados, como los de poliuretano (Tegaderm) o de
hidrocoloide (Duoderm) facilitan la cicatrización cuando se aplican sobre úlceras
Superficiales limpias y sin tejido necrótico. Acumulan líquido seroso sobre la
herida y permite la inmigración de células epiteliales. No tienen utilidad sobre
úlceras profundas.
Conclusión
Las ulceras por presión pueden y deben evitarse con los adecuados cuidados de
enfermería dentro de un plan general que incluye el trabajo multidisciplinar
medico, enfermera, familiar, paciente. Hay que buscar el tratamiento ideal para
cada tipo de úlcera y en muchos casos utilizar diferentes tratamientos según se
observe la evolución, las ulceras por presión si tienen cura con los cuidados
adecuados, y no tiene por qué haber un empeoramiento, si no al contrario debe de
existir una mejoría con el tratamiento adecuado.
Referencias:
Potter, P. (1999). Cuidado de las ulceras por presión , Madrid: Elsevier.
http://www.cvsp.cucs.udg.mx/guias/TODAS/IMSS_104_08_ULCERAS_POR_PRESION_A_NIVEL_INT
RAHOSPITALARIO/IMSS_104_08_EyR.pdf
http://escuela.med.puc.cl/publ/manualgeriatria/PDF/EscarasUlceras.pdf
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