Cuidado personal padres separados

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Corte de Apelaciones de Antofagasta, 13/04/2011, 27-2011
Tipo: Recurso de Apelación
Resultado: Acogido-Revoca
Doctrina
Cuando los padres se encuentran separados y el vínculo matrimonial que alguna vez los
unió, está disuelto, el juez no puede razonar como si la situación de la familia fuera normal,
donde los hijos viven y crecen unidos, bajo el alero protector de sus progenitores, sino debe
atender a la realidad especial en que se encuentran los intervinientes. Por lo mismo, no
puede estimarse que la autorización para la salida del país de un menor menoscabe la
relación regular que éste mantiene con su padre y su hermano, cuando el permiso se solicita
para que aquél viaje al extranjero por un tiempo muy acotado, y no a radicarse allí. De
concluir en forma contraria, cada vez que se solicitara la autorización para que un menor
salga del país, ésta debería ser rechazada sobre la base del eventual deterioro que su
ausencia podría irrogar a las relaciones familiares que el núcleo debe mantener. En
consecuencia, tratándose de una familia cuyo distintivo no es la mantención de una férrea
integración entre sus componentes, ni caracterizada por una interdependencia, solidaridad y
cercanía que haga que la subsistencia de cada uno de sus integrantes dependa en gran
medida del afecto, cercanía y entrañable ternura que el otro le profese, sino donde el padre
cumple en forma precaria el régimen de relación directa y regular fijado, estando el menor
al medio de las desavenencias entre sus padres, incapaces de consensuar un sistema que a lo
menos impida que su beligerancia alcance con efectos nocivos a sus hijos menores,
irrogándoles irreparable perjuicio y generando con esta conducta oposiciones poco
generosas y reveladores que la frustración y el desánimo que se cause al menor, aparece
postergado por el propósito de inferir molestia e incomodidad a la contraparte, no puede
atribuirse un efecto pernicioso a la autorización para la salida del país del menor
(considerandos 2º a 6º)
Por otra parte, nada garantiza que renunciando el menor a la oportunidad de viajar al
extranjero para perfeccionar sus estudios, quedándose en Chile, los vínculos familiares van
a experimentar alguna mejoría. Por lo mismo, si la relación está deteriorada por años, no se
ve en que forma pueda incrementar este daño el viaje al extranjero del menor por unos
pocos meses. Muy por el contrario, es probable que la negativa acreciente el resentimiento
que el hecho de hacerle perder esta incomparable e irrepetible oportunidad habría de
generar en el niño. La autorización para salir del país no se solicita para materializar un
viaje de paseo, diversión, pasatiempo o aventura, sino para tener la posibilidad de
perfeccionar el idioma inglés, de manera que no puede dejarse de lado la ventaja que
importará para el menor el aprendizaje en una ex colonia británica, de habla inglesa, cuyo
nivel educativo es superior al nacional, resultando equivocado comparar la calidad del
idioma inglés que el menor podrá aprender en dicha ex colonia británica con el que podría
adquirir en Chile (considerandos 11º y 12º).
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Legislación aplicada en el fallo :
Decreto con Fuerza de Ley N° 1 de 30/05/2000 MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de
Menores art 49; DFL_1_AR-49 Ley N° 19968 Año 2004 Ley de Tribunales de Familia art
16; LEY_19968_AR-16
Ministros:
Dagoberto Zavala Jiménez; Enrique Alvarez Giralt
Texto Sentencia Corte de Apelaciones :
Antofagasta, trece de abril de dos mil once.
VISTOS:
Se reproduce la sentencia en alzada con excepción de su considerando decimotercero que
se elimina y se tiene además presente:
Que, en estos autos RIT. V–31–2011, RUC.11–2–0037782–8, del Juzgado de Familia de
Antofagasta, pronunciándose sobre la solicitud de autorización de salida del país presentada
por doña I.I., respecto de su hija, la menor F.I.M.I., con fecha 29 de enero de dos mil once,
se ha dictado sentencia definitiva mediante la cual, luego de efectuar un análisis acerca de
las ventajas sociales y cognitivas que adquiriría la menor en el extranjero, se repara en que
éstas, valoradas en miras de su interés superior, no pueden ser tenidas como más
beneficiosas que el desarraigo que implicaría la misma, interrumpiendo el lazo
comunicacional y afectivo con su hermano mayor y el régimen de relación directa y regular
con su padre. Para ello, continúa el fallo, uno de los elementos del Principio del Interés
Superior del Niño, a saber, el ponderar la situación particular en la que se halla la menor de
autos, permite en la especie asentar que su salida del país acentuaría aún más el desapego
de su hermano mayor y el distanciamiento con su padre; de igual forma acrecentaría el
relacionamiento disfuncional de la familia, al potenciar la vinculación de uno de los padres
con los hijos respectivos, desatendiendo las estrategias destinadas al fortalecimiento de
ellos como familia, referentes de afecto y protección, elementos de vital importancia en el
desarrollo de ambos. Lo anterior, a juicio del sentenciador, se erige con mayor jerarquía
frente a los fundamentos de la pretensión incoada, a saber, el fortalecimiento y dominio del
idioma inglés y las habilidades sociales de F.I.M.I., ambos, a su juicio, perfectamente
adquiribles en nuestro país en establecimientos destinados al efecto como en el
relacionamiento con su grupo de pares y adultos, respectivamente, velando de igual manera
por el aprovechamiento de las potencialidades de F.I.M.I., ergo, por su Interés Superior,
pero sin correr el riesgo adoptado a la sazón, sino que, considerando sus circunstancias
particulares como elemento contenido en el principio del interés superior del niño, sea
situada ésta en un escenario que permita un relacionamiento con sus referentes de afecto, en
especial su hermano mayor y permita a los padres adoptar estrategias conjuntas para el
mejoramiento de la comunicación familiar con ambos hijos, objetivo que pugna
abiertamente con la solicitud pretendida en estos autos, la que no resultaría más ventajosa
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en los términos exigidos en el artículo 49 de la Ley 16.618 de Menores, motivo por el cual,
y teniendo en vista lo dispuesto en los artículos 16 inciso 2º, 32 de la Ley 19.968, 49 de la
Ley de Menores, 229 del Código Civil, artículos 3º, 9, 12 de la Convención Internacional
Sobre los Derechos del Niño, procedió a rechazar en todas sus partes, sin costas, la solicitud
de autorización de salida del país incoada.
En contra de dicho fallo, la solicitante ha interpuesto recurso de apelación, el que ha
fundado en que lo razonado no se condice con los hechos reales, puesto que la relación
personal que F.I.M.I. mantiene con su padre es del todo irregular y desafectiva. En efecto,
señala, ha quedado demostrado en juicio, en especial por las declaraciones de su abuela
materna, cuyos dichos en el fallo se han considerado como determinantes y bien instruidos,
y que, por lo demás, coinciden con las demás probanzas rendidas por su parte, que JJ.WW.
no mantiene un contacto regular con su hija que permita vislumbrar que el dañado vínculo
que mantiene con ella pueda repararse. Incluso, afirma, el demandado, desde la separación
de su cónyuge, II.II., no ha demostrado un verdadero interés por iniciar una relación
constante y duradera con su hija, ni cuando ésta se encontraba en Nueva Zelanda ni a su
regreso a nuestro país. Además, cuestiona la oposición del padre a conferir su autorización
para la salida del país de su hija, lo que se trasunta en su escrito de contestación,
presentación que funda en argumentos económicos y superfluos, para dejar para el final su
supuesto interés en retomar la vinculación con su hija, de todo lo que infiere que no ha
podido pensarse que la ausencia del país de F.I.M.I. podría dañar o impedir la relación
afectiva entre padre e hija, toda vez que el padre no presenta disposición alguna al respecto.
Agrega que el informe psicológico presentado por su parte pone de manifiesto el verdadero
sentimiento de F.I.M.I. hacia su padre, cuando dice que "la percepción que tiene (F.I.M.I.)
de las dinámicas familiares es de tensión y oposición entre sus padres, y a ratos percibe que
el padre instrumentaliza la relación de poder que tiene con ella a fin de oponerse a los
deseos y planes de la madre, más que preocuparse genuinamente de ella". En lo referente a
la relación afectiva habida entre los hermanos Tomás y F.I.M.I., ha quedado demostrado,
asegura, que no mantienen una relación fluida, constante y armónica, situación que se
arrastra desde la separación de sus padres ocurrida el año 2004. Es más, agrega, según lo
señalado por la madre, el menor Tomás visitaría a sus abuelos maternos y sólo en ese
contexto se relacionaría con su madre y hermana, limitándose a compartir el espacio físico
pero, sin, en todo caso, vincularse afectivamente con ellas. De todo ello deduce que, mal
podría pensarse que la ausencia del país de F.I.M.I., mermaría la relación entre hermanos.
Agrega que, además, es de gran interés de la madre el que su hijo Tomás, viaje también a
Auckland para que comparta la experiencia que F.I.M.I. ha tenido en Nueva Zelanda.
Señala que en el caso sub lite el sentenciador ha razonado en base a la relación afectiva
regular y permanente que debe existir entre padre e hija y hermanos, haciendo abstracción
del caso particular sometido a su decisión en el cual se ha acreditado en el proceso la
conducta desinteresada y desvinculada del padre respecto de su hija. Alega que su parte
aportó a los autos prueba suficiente para demostrar al tribunal que el tiempo que la menor
se ausentó del país, fomentó su crecimiento personal, psicológico y afectivo, como también
la adopción de técnicas para relacionarse socialmente con sus pares, y además del
perfeccionamiento del idioma inglés, todo lo cual quedó plasmado en el informe
psicológico emitido por el profesional Mario Rosas Mundaca. Finalmente, señala que de
acuerdo al artículo 19 de la ley Sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones
Alimenticias, en aquellos casos en que al alimentante se le hubieren impuesto dos veces
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alguno de los apremios contenidos en los artículos 14 y 16 de la misma ley, según indica el
numeral tercero, el juez podrá autorizar la salida del país de los hijos menores de edad sin
necesidad del consentimiento del alimentante, en cuyo caso procederá en conformidad a lo
dispuesto en el inciso sexto del artículo 49 de la Ley Nº 16.618. En autos, termina, el
demandado, en causa sobre alimentos RIT C–2285–2006, seguida ante el Tribunal de
Familia de Antofagasta, fue apercibido en dos ocasiones con orden de reclusión nocturna
por incumplir el pago de la pensión alimenticia a favor de su hija F.I.M.I., llegando a
hacerse efectivo el apercibimiento decretado en su contra con fecha 20 de noviembre del
año 2007.
CONSIDERANDO:
PRIMERO.– Que, en primer lugar, salta a la vista la manifiesta contradicción que existe
entre lo resuelto y lo admitido en distintos razonamientos del fallo, entre los que cabe
reseñar lo reflexionado en el motivo duodécimo, en la medida que allí se expresa que:
"…Los elementos que considera el principio del interés superior del niño son diversos: la
dignidad del ser humano, las características propias de los niños o ponderar las
características particulares de la situación en la que se halla; la necesidad de propiciar el
desarrollo de los niños, con pleno aprovechamiento de sus potencialidades, la consideración
de que este principio es la base para la efectiva realización de todos los derechos humanos
de los niños." Parece claro que en ninguna medida la negativa a la petición que se conduce
en autos, para que la menor pueda optar por aumentar su bagaje de conocimientos y
mejorar su desarrollo personal, se condice con la conceptualización que se hace acerca de
lo que debemos entender por velar por el interés superior del niño.
SEGUNDO: Que, en el caso sub lite, necesario resulta considerar que más bien parecería
que la niña está al medio de las desavenencias de sus padres, incapaces de consensuar un
sistema que a lo menos impida que su beligerancia alcance con efectos nocivos a sus hijos
menores, irrogándoles, como en este caso, irreparable perjuicio, generando esta conducta,
oposiciones poco generosas y reveladoras que la frustración y el desánimo que se cause a la
menor, aparece postergada por el propósito deleznable de inferir molestia e incomodidad a
la contraparte, percepción que lamentablemente ha llegado al conocimiento de la niña y que
aparece cabalmente descrita en el Informe Psicológico de autos, en el cual reseñando la
impresión que tiene F.I.M.I. de la situación familiar, su autor expresa que ella se ha
enterado de la tensión y oposición reinante entre sus padres, y se siente instrumentalizada
por su padre para oponerse a los deseos de su madre.
TERCERO: Que, en otro orden de ideas, la sentencia impugnada funda su negativa en que,
de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 16 de la Ley 19.968, de autorizarse
supletoriamente la salida del país de la menor, se mermaría considerablemente la relación
regular que ésta mantiene con su padre, JJ.WW. y su hermano Tomás. Ocurre, no obstante,
que tal argumento es de efectos más aparentes que reales, ya que al respecto cabe
considerar que el permiso no se pide para que la menor viaje al extranjero a radicarse allí
definitivamente, sino que su solicitud abarca un tiempo muy acotado, apenas superior a
nueve meses, de manera que cualquier funesta consecuencia que se quiera extraer de tan
limitada ausencia aparece como desproporcionada.
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CUARTO: Que, por lo demás, si cada vez que se impetrara una autorización para que un
menor salga del país, aunque esta apareciera revestida de fundamento plausible, se razonara
sobre la base del eventual deterioro que su ausencia podría irrogar a las relaciones
familiares que el núcleo debe mantener, aquella jamás podría acordarse.
QUINTO: Que, absurdo sería el pretender negar que el plano más propicio para que los
afectos familiares se desarrollen de una mejor manera, es aquel en que los hijos viven y
crecen unidos, bajo el alero protector de sus progenitores, los que indefectiblemente
proyectan en aquellos el amor, el cariño y el respeto, que mutuamente se profesan. Pero
este no es el caso de autos, en que los padres se encuentran separados y el vínculo
matrimonial que alguna vez los unió, está disuelto. Frente a tal constatación, parece
acertada la observación formulada por la recurrente en cuanto a que el fallo ha razonado
como si la situación de la familia fuera normal, haciendo abstracción de la realidad especial
en que los intervinientes de este juicio se debaten.
SEXTO: Que, además, esta falta de proporcionalidad al atribuirle a esta ausencia
relativamente breve un efecto pernicioso en las relaciones que ella mantiene con su
hermano y con su padre, se reafirma si se repara en que en la especie no nos encontramos
en presencia de una familia cuyo distintivo sea la mantención de una férrea integración
entre sus componentes, caracterizada por una interdependencia, solidaridad y cercanía que
haga que la subsistencia de cada uno de sus integrantes dependa en gran medida del afecto,
cercanía y entrañable ternura que el otro le profese. Muy por el contrario, el examen de los
antecedentes indica, que si bien el padre tiene un régimen de relación directa y regular
fijado, éste se ha cumplido precariamente, todo lo que deja la triste sensación que se trata
de una familia cuyos afectos se encuentran muy atenuados, lo que hace que la niña –según
el Informe psicológico evacuado en autos– vea a su padre, no como una figura negativa,
pero si distante, lo que lamentablemente encuentra correlación en cuanto a que, si la
cercanía entre F.I.M.I. y su padre es escasa, también lo es entre Tomás y su madre. Éste, a
que dudarlo, es otro elemento de juicio que se ha debido tener presente y que desvirtúa la
tesis sobre la desmesurada gravitación en un supuesto desmejoramiento de la cohesión
familiar que equivocadamente se ha atribuido en el fallo a la eventual ausencia temporal de
la menor.
SÉPTIMO: Que, así las cosas, y tal como se reprocha al alzarse, no se observa en la
sentencia de autos una fundamentación sólida y coherente, que logre convencer acerca del
acierto de lo decidido. En efecto, reiteradamente se invoca por el fallador la necesidad de
hacer prevalecer el interés superior del niño, pero no se divisa que con lo resuelto se
consiga el objetivo que se dice perseguir. En la situación de que se trata, son los padres de
los menores los llamados a fortalecer las relaciones paterno filiales, y no la niña F.I.M.I.;
son ellos sobre quienes ha de pesar la responsabilidad de generar y procurar mantener, una
relación medianamente armoniosa que dentro de su estado de divorcio, permita que los
vínculos que ellos han de cultivar con sus hijos se sostengan dentro de márgenes de
normalidad y afecto.
OCTAVO: Que, por otra parte, tampoco hay nada que garantice que renunciando la niña a
esta oportunidad de viajar para perfeccionar sus estudios, quedándose en Chile, los vínculos
familiares van a experimentar alguna mejoría. Por lo mismo, si la relación está deteriorada
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por años, no se ve en que forma pueda incrementar este daño el viaje al extranjero de la
menor por unos pocos meses. Muy por el contrario, lo más probable es que acreciente el
detrimento, el resentimiento que el hecho de hacerle perder esta incomparable e irrepetible
oportunidad, habrá de generar en la niña.
NOVENO: Que otro antecedente a tomar en consideración para resolver la petición que
ahora se deduce, lo constituye el hecho que ya una vez anteriormente, se pidió por la madre
al demandado que concediera la autorización para que la menor viajara al mismo lugar, país
en el que permaneció residiendo en la ciudad de Auckland, junto a su madre, entre el 18 de
febrero y el 21 de diciembre del año 2010, oportunidad en que ingresó a un establecimiento
educacional con el propósito de perfeccionar el dominio del inglés y la obtención de
herramientas necesarias para desenvolverse, y resulta que el padre en aquella oportunidad
prestó su aquiescencia sin inconveniente alguno. Ocurre que no se ha demostrado en autos,
que la situación vigente al momento en que dicha primera autorización se concedió hubiere
experimentado cambio, alteración o deterioro que justificare la actual negativa.
DÉCIMO: Que, en relación a esta primera permanencia de F.I.M.I. en Nueva Zelanda,
tampoco se ha alegado y menos se ha probado que a raíz de dicha estancia –que fue por un
lapso similar al de ahora–, la deteriorada situación familiar hubiere experimentado algún
grado de agravamiento, lo que constituye otro elemento de juicio que contribuye a
demostrar que ninguna relación existe entre la estabilidad de la familia y la circunstancia de
permanencia o lejanía de la menor en relación a su padre y hermano.
UNDÉCIMO: Que, quizás en el ánimo de esta Corte no se habría generado una convicción
tan acendrada de lo beneficioso de otorgar la autorización que se pide, si la petición se
hubiere conducido para materializar un viaje de paseo, diversión, pasatiempo o aventura,
pero ocurre que como se ha acreditado, el interés esencial que lleva a la niña a trasladarse al
mencionado país por un año lectivo más, es el tener la posibilidad de perfeccionar el idioma
inglés en la institución educacional denominada Murrays Bay Intermediate School,
establecimiento en donde ya cursó con éxito el programa escolar neozelandés, propósito
que por si solo justifica en plenitud la realización del viaje si se repara en la importancia
preponderante que con razón se le está otorgando por las autoridades educacionales de
nuestro país al conocimiento del inglés por parte de nuestros educandos, idioma que por
cierto importará incorporar al bagaje de conocimientos de F.I.M.I. un elemento que le va a
ser útil para toda su vida, no solamente en lo concerniente a las relaciones sociales que por
el sólo hecho de conocer este idioma, ella podrá cultivar, sino por la circunstancia que el
adquirir destrezas en esta lengua, le abrirá a futuro perspectivas profesionales
inconmensurables.
DUODÉCIMO: Que, como es de público conocimiento, como ex colonia inglesa, el
sistema educativo de Nueva Zelanda se basa en el prestigioso sistema británico, ofreciendo
instalaciones, recursos y docentes de primer nivel, y títulos apreciados y homologables en
todo el mundo, encontrándose dicho país constantemente en un rango superior cuando se
evalúa el nivel educativo de los estudiantes, por lo que resulta equivocado el pretender
comparar, como en la sentencia se hace, la calidad del idioma inglés que la menor podrá
aprender en Nueva Zelanda, con el que podría adquirir en esta ciudad, aun concurriendo a
un colegio en que dicho idioma se enseñe, no tan sólo por la diferencia en la calidad de la
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enseñanza, sino porque en Nueva Zelanda su aprendizaje trascendería de la limitación de
las aulas, ya que por ser el inglés la lengua oficial de aquel país, la niña estaría las
veinticuatro horas del día, leyendo, escuchando, hablando y pensando en dicho idioma.
DECIMOTERCERO: Que, todo lo razonado precedentemente en cuanto a la importancia
que puede tener para una niña de la edad de F.I.M.I., el permanecer por un tiempo
estudiando en un país como Nueva Zelanda –más aún si lo hace acompañada por su
madre–, se encuentra acreditado por lo expuesto por el psicólogo don Mario Rosas
Mundaca, de quién se supone que aparece dotado de los conocimientos y habilidades
necesarias para evaluar de la manera más acertada la compleja situación que se vive al
interior de la familia y la conveniencia de la niña de permanecer por un nuevo período en
Nueva Zelanda. En su Informe, no objetado, que se encuentra acompañado a los autos, el
mencionado profesional ha hecho constar respecto de la menor, que "…la experiencia que
vivió en el extranjero la impulsaron al desarrollo de habilidades no sólo en el plano
cognitivo (como el aprendizaje del idioma) sino también en el plano de las habilidades
sociales. F.I.M.I. tuvo que desarrollar capacidades para iniciar y mantener relaciones
sociales significativas con pares en un contexto social que le exigió mucha adaptación y
flexibilidad." agregando: "…que se considera que es efectivo que un tiempo más en ese
mismo contexto no sólo redundaría en el afianzamiento de los aprendizajes cognitivos que
ella ha desarrollado, sino que más importante aún desde el punto de vista psicológico, en el
de las habilidades sociales que logró desarrollar".
Con esta afirmación, paradojalmente, ha coincidido el sentenciador quién reconoce en los
siguientes términos los efectos positivos que en cuanto al desarrollo de la personalidad de
F.I.M.I. ha tenido su estancia por un año en el extranjero: "No cabe duda para este
sentenciador que la experiencia adquirida por la niña en el extranjero ha incorporado
conocimientos relevantes para su desarrollo intelectual y en sus habilidades sociales: en eso
el informe psicológico es prístino, y resulta ser un elemento de facto no discutido en la
medida que la mejora en su desarrollo resultaría evidente." Igualmente se dice en la
sentencia que: "Lo anterior, se ve refrendado con el informe sicológico acompañado en
autos, el que destaca la experiencia positiva de la permanencia en el extranjero de la niña
sujeto del proceso, quien en dicho escenario pudo desarrollar sus habilidades sociales y el
manejo del idioma antes señalado, expresando dicho profesional –siempre refiriéndose a lo
expuesto por el psicólogo– que: " F.I.M.I. presenta en general un desarrollo adecuado para
lo esperable a su edad, aun cuando presenta ciertas dificultades para establecer relaciones
sociales más extensas, y poner en práctica habilidades sociales ante grupos nuevos",
estimando que la permanencia en el extranjero permitió el desarrollo de habilidades
cognitivas y sociales, de manera que una nueva permanencia en el extranjero "redundaría
en el afianzamiento de los aprendizajes cognitivos que ella ha desarrollado, sino que más
importante aún desde el punto de vista sicológico, en el de las habilidades sociales que
logró desarrollar".
DECIMOCUARTO: Que entonces, si la sentencia ha asignado plena credibilidad y acierto
s lo expresado por el profesional, no parece coherente que a la conclusión, apartándose de
lo que manifiestamente le ha parecido como una opinión muy autorizada –fundado en
elucubraciones muy subjetivas y no acreditadas en el proceso–, se pronuncie por negar la
autorización para viajar fuera del país, tanto más cuanto que, con ello se incurre en
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contradicción con lo preceptuado por el artículo 49 de la ley 16.618, que en el fallo se
menciona, el que determina que: "El juez para autorizar la salida del menor en estos casos
tomará en consideración el beneficio que le pudiere reportar y señalará el tiempo por el que
concede la autorización".
DECIMOQUINTO: Que, por último cabe tener presente que en el caso sub judice, no nos
encontramos en presencia de un procedimiento en que pueda aplicarse el sistema de
valoración de la prueba denominado de prueba libre o de la libre convicción, método en el
cual el juez no está sujeto sino a lo que su personal apreciación le indique, convencimiento
que puede adquirir con la prueba de autos, fuera de la prueba de autos y aun contra la
prueba de autos. En efecto, el artículo 32 de la ley 19.968, que en la propia sentencia se
invoca, establece que "Los jueces apreciarán la prueba de acuerdo a las reglas de la sana
crítica. En consecuencia, no podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de
la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados". De lo anterior se sigue que,
si bien el juez al resolver sobre estas materias, no está constreñido a reglas rigurosas que le
son impuestas por la ley para la ponderación de la prueba, lo está, en cambio, a ciertas
pautas que en la disposición precedentemente transcrita, se citan, pero que en caso alguno
le permiten ni abstraerse, ni prescindir, ni preterir, al emitir su pronunciamiento
jurisdiccional, del material probatorio que le ha sido aportado por las partes, ni tampoco
para ponderarlo de una manera caprichosa o injusta, es decir, en forma arbitraria, y de
acuerdo a los requisitos con que debe cumplir la sentencia que se dicte, obliga al juez a
efectuar: "…4) El análisis de la prueba rendida, los hechos que estime probados y el
razonamiento que conduce a esa conclusión". De esta última exigencia puede, a la vez,
extraerse dos conclusiones. Por una parte, la ponderación en conciencia de la prueba no
autoriza al juez para que, apartándose del mérito del proceso, desconozca el valor de
convicción que emana de la prueba rendida en los autos, menos aún, si como en el caso sub
lite ha ocurrido, en los motivos del fallo se reconoce pleno valor de certeza a lo que por el
psicólogo en su Informe se ha expresado.
DECIMOSEXTO: Que, para que no resulte ilusoria la autorización que se otorgará, el
plazo de nueve meses y veintidós días que se ha pedido para la duración de la estadía de la
niña en el extranjero, deberá empezar a computarse desde la fecha de su viaje a Nueva
Zelanda.
Por todas estas consideraciones y lo dispuesto por los artículos 2º, 16, 32 y 67 de la ley
19.968 y Nº 1 del artículo 3º, Nº 1 del artículo 9º y artículos 28 y 29 de la Convención
Internacional de los Derechos del Niño, se resuelve:
Que SE REVOCA la sentencia definitiva de primera instancia dictada en estos autos con
fecha veintinueve de enero de dos mil once, por don Cristian Rojas Riquelme, Juez de
Familia de Antofagasta, y se declara que se hace lugar a la autorización supletoria para que
la menor F.I.M.I. viaje acompañada de su madre, doña II.II., a la ciudad de Auckland,
Nueva Zelanda, por el lapso de nueve meses y veintidós días, contados desde el día de su
partida.
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Enrique Álvarez Giralt, quién estuvo
por confirmar el fallo en alzada en virtud de sus propios fundamentos.
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Regístrese y devuélvanse.
Redacción del Abogado Integrante Sr. Dagoberto Zavala Jiménez.
Rol Nº 27–2011.
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