Ministerio Público Procuración General de la Nación

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L1L1ANA ESTHER Y OTRO C/INSTITUTO MEDICOS ANTARTIDA y OTRO
C
S.C. P 741, L. XLII
Ministerio Público
Procuración General de la Nación
s
u p r e m a C o r t e:
- I Los señores jueces de la Sala A de la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Comercial resolvieron confirmar el decisorio que
Para así decidir, el tribunal a-quo
decretó la caducidad de instancia.
sostuvo que en autos se había operado el plazo prescripto en el artículo
310 ¡nc. 2° del Código Procesal Civil· y Comercial de la Nación -según texto
anterior a la reforma de la Ley 25.488-, agregando que, aún en caso de
duda,
el
escrito
de
desparalización
no
representaba
actuación
con
virtualidad interruptiva, en tanto éste no había sido acompañado de una
petición concreta relacionada con el trámite de autos. Agregó, que la
posterior presentación devenía extemporánea por haberse vencido el plazo
del referido artículo -según T.O. Ley 25.488- (v. fs. 916 y 944 de los autos
principales,
a
los
que
me
referiré
en
adelante
salvo
indicación
en
contrario) .
Contra ese pronunciamiento, la parte actora interpuso
recurso extraordinario federal, cuya denegatoria dio lugar a la presente
queja (v. fs. 948/955, 978 Y 26/33 del cuaderno respectivo).
II La
peticionante
sostiene que la alzada interpretó de
manera arbitraria y autocontradictoria los antecedentes de la causa sobre
las disposiciones del artículo 310 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación. Atribuye, asimismo, carácter definitivo a la sentencia apelada
por la imposibilidad, frente a las previsiones de los artículos 3987 y 4041
del Código Civil, de obtener el dictado de una sentencia sobre el fondo de
la cuestión. Alega que la Cámara omite aplicar al sub examine el derecho
vigente,
no
prioriza
el
estado
de autos,
1/4
ni
contempla
las
sucesivas
remisiones
sufridas por el expediente en razón de las contingencias
concursales de uno de los codemandados (v. fs. 948/955).
En apretada síntesis, la recurrente reseña que - el 2 de
agosto de 1988- se promovió la acción de daños y perjuicios contra el
médico obstetra
Juan Carlos Cornelli y el Instituto Médico Antártida S.A.
por una supuesta mala praxis sufrida por su hija -menor de edad- al
momento de su nacimiento, señalando que el proceso se hallaba en
condiciones de dictar sentencia definitiva en año 1993, pero que debido al
concurso
de
uno
de
los
codemandados
se
dispuso
la
remisión
del
expediente al fuero comercial, donde se solicitaron como medida para
mejor proveer nuevas pericias neurológicas y obstétricas. Arguye que, una
vez concluido el concurso de la coaccionada y habiendo cesado el fuero de
atracción, las actuaciones regresaron a su fuero de origen, llevándose a
cabo
la
pericia
neurológica,
restando solamente
la producción
de la
pericial obstétrica.
III Cabe
señalar,
en
primer
lugar
que,
V.E.
ha
sostenido reiteradamente que los pronunciamientos que desestiman el
pedido de caducidad de instancia no revisten carácter de sentencias
definitivas en los términos del artículo 14 de la Ley 48, pues no impiden la
continuación del juicio, ni producen agravios de imposible o insuficiente
reparación ulterior (v. Fallos 286:86; 289:193; 307:1608, entre otros). Pero
complementariamente,
ha
establecido
que
cabe
dar por cumplido
el
recaudo cuando se trate de una resolución que, sin ser de esa naturaleza,
origine, como ocurre en el sub lite un agravio de imposible o insuficiente
reparación ulterior por encontrarse, eventualmente, prescripto el derecho
de la accionante (v. fs. 26 vta. 29 del cuaderno respectivo).
2/4
Por otra
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parte, si bien es cierto que lo atinente a la caducidad de la instancia remite
al estudio de cuestiones fácticas y de derecho procesal, materia ajena como regla y por su naturaleza - a la instancia del artículo 14 de la ley 48,
también lo es, que, conforme a reiterada jurisprudencia del Tribunal, tal
doctrina admite excepción cuando el examen de aquellos requisitos se
efectúa con injustificado rigor formal que afecta a la garantía de defensa
en juicio.
Establecido
ello,
cabe
destacar
que,
independientemente de la falta de precisión del a quo, en cuanto, al
régimen
legal aplicable a la controversia,
el pronunciamiento atacado
omite consideraciones de aspectos conducentes del juicio y trasunta un
excesivo
rigor formal
presentado
al descartar los efectos
por la parte actora,
impulsorios del escrito
a fojas 908, relegando tener en cuenta
que el proceso llevaba más de 15 años de trámite, involucra a una menor
discapacitada
y, que encontrándose los autos para dictar sentencia, se
dictó una medida para mejor proveer, suscitándose con posterioridad una
cuestión de competencia. Tampoco el tribunal tuvo en cuenta que, quien
solicitó se sacara la causa de "paralizados" revestía el carácter de un
nuevo patrocinante legal,
por lo que al
no encontrarse los autos en
casillero, le resultaba dificultoso cuando no imposible efectivizar cualquier
otra petición, habiendo, además,
precisado en su pedido que lo formulaba
a ese fin (v. fs 51/96, 563/564, 747, Y 853).
A mayor abundamiento, no es ocioso agregar que
V. E tiene establecido en numerosos pronunciamientos, que la perención de
la instancia debe responder a las particularidades de cada caso, y que por
ser un modo anormal de terminación del proceso y de interpretación
restrictiva,
la aplicación que de ella se haga debe adecuarse a ese
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carácter sin llevar ritualistamente el criterio que la preside más allá del
ámbito que le es propio (v.
doctrina de
Fallos:
308:2219,
319:1142,
320:38). Especialmente cuando -como en el sub examine - el proceso se
inició el 2 de agosto de 1988 (v. fs. 116/138), el trámite se encuentra en
estado
avanzado,
existe
una
abundante
producción
de
prueba
ta~to
testimonial como pericial, que los justiciables han instado -reitero -durante
años (v. doctrina de Fallos:310:1009) y, las actuaciones transitaron por la
situación del artículo 483 del CPCCN (v. fs. 563/564 Y 853).
- IV Por todo lo expresado, y si V.E lo estima pertinente, entiendo
que corresponde hacer lugar a la queja, declarar procedente el recurso, y
en ejercicio de las facultades que el artículo 16 de la Ley 48 confiere al
Tribunal.revocar la sentencia apelada.
Buenos Aires,
5~
de junio de 2007.
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