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El régimen de la Restauración. Características
y funcionamiento del sistema canovista
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1 Introducción
El 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos proclamaba, a través de un pronunciamiento militar, a don Alfonso de Borbón Rey de España. Comenzaba así la Restauración, un largo periodo
histórico caracterizado por la retirada del ejército de la vida política, la estabilidad constitucional, la modernización económica y el Conservadurismo social.
2 Proclamación de Alfonso de Borbón como rey de España
Cansada la sociedad española de las incertidumbres políticas del Sexenio Democrático, se decidió proclamar al infante don Alfonso de Borbón como rey de España y restaurar en su figura la monarquía legítima
de los Borbones. A pesar de los obstáculos, los alfonsinos siempre contaron con los apoyos de la burguesía, de
los intereses cubanos y del Vaticano.
Cánovas redactó el 1 de diciembre de 1874 un manifiesto que el príncipe firmó en Sandhurst. Sin embargo, Arsenio Martínez Campos proclamó rey a don Alfonso de Borbón a finales de diciembre tras un pronunciamiento en la Plana de Sagunto. Contra los deseos de Cánovas, la monarquía borbónica había sido restaurada mediante un golpe militar pero cuyo hecho consumado aceptó.
Tras su entrada triunfal en Madrid en enero de 1875, el nuevo rey no defraudó a nadie.
3 Los principios doctrinales de la Restauración
El sistema político de la Restauración fue ideado y ejecutado por Antonio Cánovas del Castillo con la
ayuda de Práxedes Mateo Sagasta. Los principios doctrinales de la Restauración eran:
La superación de la inestabilidad política anterior y consecución pacificación social y política del país.
Se realizaba una síntesis entro lo viejo y lo nuevo –constitución interna– constituida por unos principios
políticos esenciales que no podían ser discutidos para ningún español.
Se impone el sentido de la realidad y la política debe verse como algo adaptado a las circunstancias del
tiempo y del lugar.
Civilismo frente a militarismo.
Cánovas es enemigo de las posturas inflexibles, por lo que propone buscar acuerdos.
Se imponía un pacto entre todas las fuerzas políticas, que quedaría fundamentado en una nueva constitución.
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4 La Constitución de 1876
Una comisión formada por seis miembros y presidida por Alfonso Martínez fue la encargada de preparar
el anteproyecto de constitución. La nueva Constitución se promulgaba el 30 de junio de 1876 como resultado
de un equilibrio entre la Constitución moderada de 1845 y la revolucionaria de 1869, que restauraba la concepción del liberalismo doctrinario según la cual la soberanía reside en las Cortes con el Rey.
En cuanto a los derechos de los españoles, se recogían los derechos individuales característicos del liberalismo progresista: la seguridad personal, la inviolabilidad del domicilio, la libertad de residencia, de conciencia, de expresión y de enseñanza, los derechos de reunión y de asociación y confesionalidad del Estado.
Las Cortes son bicamerales: el Senado y el Congreso de los Diputados, iguales en facultades. Los miembros de estas cámaras eran elegidos por cinco años, pudiendo ser reelegidos indefinidamente.
Se pudo pasar del sufragio censitario restringido al sufragio universal. La Ley Electoral de 1878 se inclinó
primero, mientras que la Ley Electoral de 1890 introducía un elemento democrático que permitía ejercer el
voto a todos los españoles varones mayores de veinticinco años.
Las facultades atribuidas formalmente al monarca eran ejercidas de hecho por sus ministros. Algunos de
los poderes de la Corona eran la inviolabilidad del Rey, la potestad legislativa compartida con las Cortes, sancionar y difundir las leyes, las declaraciones de guerra, ratificaciones de paz, etc.
La Constitución de 1876 fue la más larga de la historia de España y la que proporcionó a la vida política
mayor estabilidad. Existía un desfase entre la Constitución de 1876 y la realidad de una España en su mayor
parte campesina y analfabeta, lo que originó un extraño funcionamiento del sistema.
5 El funcionamiento del sistema político de la Restauración
5.1 Los partidos políticos
Cánovas concibió el funcionamiento de la vida política española sobre la base de dos partidos políticos –
bipartidismo– que se alternasen en el poder: son los partidos dinásticos. Cánovas se consagró a configurar su
propio partido, el Conservador, que se apoyaba en las clases altas, y el Partido Liberal, sostenido por las clases
medias urbanas y la burguesía industrial cuyo líder fue Sagasta.
Cánovas, Sagasta y los reyes don Alfonso y doña María Cristina se entendieron perfectamente entre sí. A
la derecha y a la izquierda de los dos partidos dinásticos se situaron otras formaciones políticas, como la
Unión Católica de Alejandro Pidal y el regionalismo catalán.
Fuera del sistema quedaban los partidos antidinásticos. En la extrema derecha estaban los carlistas, fieles
al pretendiente Carlos VII; y en la extrema izquierda, una buena parte de la oposición republicana, el anarquismo y el socialismo de Pablo Iglesias.
El sistema canovista contaba con una amplia base social integrada por la burguesía, y un importante apoyo institucional prestado por el ejército y por la Iglesia.
5.2 La alternancia pacífica de los partidos
Para gobernar en el sistema canovista se necesitaba una doble confianza: la de las Cortes y la de la Corona. El cambio en el poder debía regirse por el resultado electoral: no se podía gobernar si no se tenía la mayoría en las cámaras.
Sin embargo, la mecánica de la alternancia de los partidos fue otra, ya que el sistema funcionó de arriba
abajo: los partidos conservador y liberal se cedieron el poder periódicamente el uno al otro, pero no a consecuencia de un cambio del electorado expresado a través de las urnas, sino por obra de un acuerdo mutuo o de
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su desgaste interno. Se caracterizaba por el fraude electoral, donde el partido encargado de formar el gobierno
y de convocar las elecciones siempre resultaba ganador.
Convocadas las elecciones, el ministro de la Gobernación realizaba el «encasillado», es decir, decidía los
diputados que iban a ser elegidos por cada circunscripción electoral. A continuación, el gobernador civil de
cada provincia manipulaba las elecciones, previo acuerdo con los caciques a los que compraba los votos, recurriendo al favor popular o utilizando la violencia. Si estas medidas no daban el resultado previsto, se recurría al
«pucherazo», donde aparecían más votos que electores al haber contado votos de vecinos muertos.
5.3 Oligarquía y caciquismo
La alternancia en el poder estaba predeterminada por el acuerdo entre los sectores políticos y sociales, lo
que se denominaba la oligarquía y el caciquismo.
La oligarquía estaba formada por los dirigentes políticos de ambos partidos. A su servicio estaba el cacique, una persona de gran poder económico en la comarca, y que empleaba su poder para dominar políticamente a los habitantes de su zona de influencia. Aunque el caciquismo se dio por toda España, fue en Andalucía donde tuvo mayor arraigo.
El fenómeno era propio de una sociedad mayoritariamente rural, subdesarrollada y analfabeta. A pesar de
sus imperfecciones, la alternancia en el poder dio estabilidad a la vida política española. Pero el caciquismo y
la farsa electoral eran inmorales, por lo que se llevaban en sí el origen de la crisis del sistema, sobre todo a partir de 1898 debido a que daba lugar a un poder arbitrario e inmoral: el enchufismo, el padrinazgo y la subordinación. La corrupción se convirtió así en una práctica normal en todos los ámbitos y niveles de la sociedad.
6 La política española durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María
Cristina
Durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina la pacificación social fue el primer objetivo de la Restauración, Cánovas procuró llegar a un consenso con el ejército y la Iglesia.
Los intereses fundamentales del sistema canovista fueron la terminación de la Tercera Guerra Carlista y la
pacificación de Cuba. Con Alfonso XII, el ejército logró vencer los núcleos carlistas obligando a Carlos VII a
huir a Francia en 1876. La pacificación de Cuba se consiguió a través del Convenio de Zanjón. Merece destacarse la labor legislativa con la Ley Municipal y Provincial y Códigos de Comercio y Civil.
7 El reinado de Alfonso XIII y la crisis de la Restauración
7.1 Crisis y quiebra de la monarquía constitucional
Cuando en 1902 Alfonso XIII es declarado mayor de edad e inicia su reinado, el sistema de la Restauración presenta el desprestigio de la práctica caciquil y farsa electoral, conciencia de los españoles por el «desastre
del 98».
Todo ello favoreció la intensificación del regeneracionismo, movimiento intelectual que surgió tras el
«desastre del 98» que denunciaba la decadencia de España y planteaba reformas para superarlas. Su máximo
representante fue Joaquín Costa. El regeneracionismo se une a la generación del 98.
Desde el inicio de su reinado Alfonso XIII dio claras muestras de su interés por el regeneracionismo.
7.2 Crisis de la Restauración: los problemas del reinado de Alfonso XIII
Desde 1898, año de la muerte de Cánovas, el sistema de la Restauración entró en crisis por:
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El fallecimiento de sus principales líderes: Cánovas, Sagasta.
Crisis interna de los partidos. La constitución de 1876 siguió vigente y se mantuvo el turnismo hasta
1923, aunque los líderes de los partidos políticos cambiaron. A partir de 1909, el sistema de la Restauración experimento una serie de crisis y problemas que condujeron definitivamente a su desaparición.
La cuestión de la guerra de Marruecos. En el reparto colonial de África, España había puesto sus ojos
en Marruecos. España consigue estar presente en Marruecos por la Conferencia de Algeciras de 1906 y el
Tratado Hispano-francés de 1912. Marruecos quedó dividido en dos protectorados, uno al sur, adjudicado a Francia, de mayor extensión y riqueza, y otro al norte, concedido a España, en las montañas de Rif,
más pequeño y pobre. Pronto las cabilas rifeñas se rebelaron e iniciaron una guerra de guerrillas dirigidas
principalmente por Abd-el-Krim, que pusieron en jaque al ejército español. Hasta 1925, se sucedieron
una serie de campañas que sólo consiguieron éxitos parciales que estuvieron marcadas por desgracias, como la del Barranco del Lobo en 1909 y la de Annual en 1921. Una guerra tan larga y sangrienta es lógico
que tuviera profundas consecuencias sociopolíticas:
La semana trágica de Barcelona en 1909, que es una insurrección popular que tiene lugar en dicha
ciudad, cuyo detonante fue la movilización de reservistas catalanes para la guerra de Marruecos.
Tras el desastre de Annual en 1921 tiene lugar el Expediente Picasso que es un informe redactado
por el general Juan Picasso que pretendía investigar los hechos y responsabilidades del desastre de
Annual.
Crisis de 1917, año en el que tienen lugar problemas como protestas militares, políticas y sociales, donde
la violencia estuvo presente. El sindicalismo fue ganando posiciones y nace el partido comunista de España PCE. Se entendió, entonces, que la única salida era la formación de un gobierno de concentración nacional presidido por Maura e integrado por las figuras principales de los partidos dinásticos. La falta de
entendimiento hizo que a finales de 1918 este gobierno se deshiciera. A partir de esta fecha y hasta 1923
se entró en un periodo de gran inestabilidad política.
8 Conclusión
En este ambiente de deterioro político, dos acontecimientos en 1921 agravaron la situación: el asesinato del
jefe de gobierno Eduardo Dato por un grupo anarquista y el desastre de Annual y su expediente Picasso.
Ambos sucesos conmovieron la opinión pública, de manera que al general Miguel Primo de Rivera, desde
Barcelona, le bastó con un telegrama para dar un golpe de estado el 13 de septiembre de 1923, comenzando
así un Régimen autoritario y dictatorial.
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