En busca de Cervantes

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En busca de Cervantes
El Ayuntamiento de Madrid impulsa el proyecto de Fernando de Pardo para hallar los restos del genio literario
Libros | 28/04/2014 - 01:00h | Última actualización: 28/04/2014 - 15:41h
Buscando a Cervantes - Los investigadores empiezan la prospección para encontrar los restos del escritor en el
Convento de las Trinitarias de Madrid. La toma de datos vía georradar e infrarrojos durará unos días
Pedro Vallín | Madrid
Al historiador Fernando de Prado se le hacía cuesta arriba que ninguna institución académica o
pública se hubiera puesto a buscar los restos de Miguel de Cervantes, orgullo y prez de las letras
españolas y mundiales. Sobre todo, considerando que hay evidencias documentales para afinar
mucho las pesquisas, pues consta que fue enterrado en el convento de las trinitarias descalzas de
Madrid, sito en la calle Lope de Vega, a pocos metros de la última morada del genio creador del
Quijote. Pero gracias a esa desazón terca y a haber hallado el apoyo del Ayuntamiento de Madrid 12.000 euros, de momento, que casi da pena decirlo-, hoy comienzan esos trabajos.
El equipo de Cóndor Georadar, a las órdenes de Luis Alvial, levantará una malla tridimensional del
subsuelo de la iglesia conventual de las trinitarias. La toma de datos se prolongarán hasta cuatro
días y a ellos seguirán varias semanas, incluso un mes, de procesado de la información.
Corra la suerte que corra la empresa, no es una búsqueda caprichosa o que requiera de la
comparecencia de una fortuna loca para que dé su ansiado fruto pues consta que Cervantes,
"persona sin fortuna" -en palabras de De Prado- cuya gloria literaria no le trajera caudal alguno
que suavizara su vejez, pidió a las monjas la bula de ser enterrado en el convento y estas
accedieron a concederle tal merced. Toda vez que una iglesia conventual es necrópolis de ingreso
mucho más restringido que los templos parroquiales, no cabe que bajo el solado de la iglesia
descansen cientos de vecinos; más bien media docena, por la evidencia documental obrante. Esto
estrecha mucho el margen de error.
El trabajo de localización por georradar, según explicó Alvial, arrojará la malla tridimensional más
densa que se haya realizado en España, con barridos cada 0,3 centímetros, y se emplearán
diferentes frecuencias -de 400 a 1.500 megahertzios-, considerando que resolución y profundidad
son inversamente proporcionales. El estudio incluirá también los paramentos verticales, pues es
cosa sabida que los restos, incluso cuando debían removerse para acometer reformas -como fue el
caso-, nunca solían sacarse del recinto sagrado. Eran reubicados "hasta en las bóvedas, si es caso",
explicó el antropólogo forense Francisco Etxeberria -prestigioso investigador de fosas comunes de
la Guerra Civil y asesor policial en casos como el infanticidio de José Bretón-, tercer cerebro de
esta operación. Etxeberria, junto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que preside, intervendrá en
la segunda fase de los trabajos, una vez localizados los eventuales osarios bajo la iglesia. Con el
detalle de lo invisible -para el que, además de los georradares, se usarán termografías infrarrojas-,
el equipo de arqueólogos dirigido por Etxeberria realizará "catas quirúrgicas", que no
comprometan la integridad patrimonial del edificio, para acceder a los restos. Subrayó que los
restos pueden aparecer en cualquier estado de conservación, según su experiencia, desde la
práctica momificación hasta una mezcla de huesos de distintos individuos en el mismo osar.
Si se hallan restos susceptibles de pertenecer a Cervantes, la tercera fase serán los análisis de
laboratorio, en los que participarán la Universidad del País Vascos, de la que Etxeberria es profesor
titular, y la Universidad Complutense de Madrid, así como un conjunto de antropólogos forenses
de diferentes centros que ya se han ofrecido a colaborar desde sus diferentes especialidades. De
Prado y Etxeberria descartaron, no obstante, que fueran a emplearse técnicas de análisis de ADN.
Recordaron que no hay descendencia directa de Cervantes -su hijo varón murió sin vástagos, y la
única nieta que dio a luz su hija murió niña- y que la de sus hermanos, dado que han transcurrido
doce generaciones (tres por siglo, según el cálculo convencional) poca certeza puede aportar. Pero
eso no significa que no haya elementos indiciarios para probar, llegado el caso, la autenticidad de
los restos. Etxeberria recordó que hay certezas históricas y un autorretrato de pluma del propio
Cervantes. Es sabido, recordó Etxeberria, que recibió tres impactos de arcabuz en la batalla de
Lepanto, dos en el pecho y otro en la mano izquierda. Aunque es creencia hoy extendida que el
manco de Lepanto no era tal manco -es decir, que no le fue amputada la siniestra- sino que acaso
la herida le dejó la mano inútil, lo cierto es que tanto la amputación -un hueso cercenado tras la
muerte presenta un corte limpio, mientras que tras una amputación en vida, el hueso desarrolla
una suerte de calcificación de su extremo- como el posible fusionado de los huesos de una mano
inerte serían evidencias poderosas. Por otra parte, sabiendo que las heridas de aquella masacre le
causaron cuatro meses de hospitalización, es razonable pensar que los arcabuzazos del pecho han
podido dejar señales ciertas. Los forenses también saben la edad del finado, 68 años, y que,
siendo, según propia descripción, "cargado de hombros", es muy posible que padeciera artrosis en
la espalda. Además, escribió que sólo le quedaban seis dientes, lo que descarta un cráneo con una
dentición abundante o completa. Pistas abundantes, en todo caso.
Las tres fases del proyecto podrían estar completadas antes de que, el año próximo, se cumplan
cuatro siglos de la publicación de la segunda parte del Quijote. En caso de ser hallado, De Prado
descartó el traslado del cuerpo pues reposar allí fue su voluntad expresa, pero cabría evidenciar
con una placa el lugar exacto en que descansa. Además, añadió Etxeberria, el estudio de sus restos
aportaría mucha información sobre el escritor, empezando por la siempre espectacular elocuencia
de una reconstrucción facial.
Los tres expertos, De Prado, Etxeberria y Alvial, fueron cautos respecto a las expectativas de su
empeño, y el concejal delegado de las Artes, Pedro Corral, subrayó que la sola búsqueda es
relevante. Pero Etxeberria, curtido en estos menesteres supo ser críptico y elocuente a un tiempo:
"No es imposible... no es muy difícil". Y casi sonrió.
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