JUM)Mui«fa« iiDra. u ^tiíat ^ t e «mirla *a casa, «1 )aag:lirtra<iu ^T «,)«•• •HiMlU su» fauuloue^, el obr«i'j i¿«« trabaja, Iiacen nna obra tan santa eojBft fl monje que ora y ayuna,—Xí«<itr». Desde U Indi» hasta Ja Francia »1 so »o ve mita qus una fttmilla iaiaanaa ijue dobla íegrlrsa por las iayeii del «.tuor. Mortales, todof> SOÍB beroiRnosi.— • K M * , cumplí is 1«7 d« Dloi, u)6iid»'.t y «irvll^ndolfl.—jr«flt. I* fnsate de la vida ee ia clsnota. Mu tiuiv) do duilíi, el J06í sapremc) eaS*«?Rítsncla.—iBa»i¡. Ci)ü6cete & ti ítlimo.—Mtrtma. Trabaja para extirpar el mal. a-jibuU«Ofl la tierra CBbrléndoSa de vefret^i!** animales útiles.—Zoi-oowfo. Todoü loi hombrea «ou tapiales. No )l«y otra difarencla en ellos que las »;rtad«B qae poseen.—S«<lhii. Amaos los unos á los otros.—Sed p*?foctoa co/ao nuestro Padro que eati •u loa cloloA.—A«i>. íjí plodad no consiste en volver •: rjslro kioia Levante 6 al Poniente. fimdoio as el qne socorre & los huérfana«, í lo» pobre», rescata los cautivos, observa la oración, da iluioana, es pací «nte en U adversidad. Kl que es Juttio y •«»• á Dio» Clemente y «IHerlcordíoI0.—M«'MHMI, KMO m VtUíviiV. Hai el Man por ei btun. No »i»p!»e» JaKiiB iafcnrfiRnidaí!cunxo ".n «i . pie medio... 2-.f!Sp6íala coi_-.o ua iin.—Katn. El hombre aobo rctü i.ir biij;, DI -.t- la armonía do la Katural«i:i .y m lí&piriW •n forma de volvinUii i't.::iónal Í- i>iir«l íuro bien.—iCvaiMS». «4u» la Verdid ontsnt» t'jiio* •.•tis •,•• f lendoro» en la tierra; quo na aeaplc» raen los ta^uplos y c^ls-an hechos polvo los tronos, y se «toturren bajo el haf:o ios adoradoreii del vuiioclno de oro i se interponen en »n camino. tPaio, paa>, í la Verdad divi»al->J« lliMm rt>aBCí«i;a.-Madrid, trli-, Jptss. Provincias, ' K?¿?'¿í'í,''',.,í?A'?-'^®3. i^Zt^' ST1 wií'.t^v. .'. *'*'''' • " ' ' ' ..1^ '<"*•• . Ultramar, ^'tramar, i ' Í ? " ' ' , S ; T . •i7'^?ÍS.*»íA"°¿í°,^''"Í^?'«' '•'^ <=*"'•'• «i» 5 ;•",'.• 1. ™ L i M f!!t^ ¿ K *• •*• i'Ü vandbáoroH, I '.aritadoa, su letra» 6 sellos. ?'J"íVH\f «?i«t™¿'?^/.n!í*''" ' ' ° ' trimestreH ade- , • •»! IW»! !•,• 5 i* redacción üarft cnenta ae torta obra de que reciba reciba doa doa ejeraplares. ejeraplares. Ko Ko dfivTaelvelcs d«\naelvelc.s manus manus " " « « • í<"« "BPoido de loB artlcnio» ílrm«;o(. ]íij admito auUEcloa de pa:í„. roAdministración: 31, piso sugundo.t^aUe d'e la Madera, nú»»- MADBID Miércoles 7 de Octubre de IKSíi Ile<iact«res. •. i),a£,0io. . i ' i i a íuK torruapouoaiea qa* envlBii el Imiipn* ¡m ¡ :*eeu8 ««¡«lantadoa en letra» ó ÍOUOS, OB las aorviTiir» j ios pedliios «ae ixagan, sleiapro liue «ean de 10 -d4- j "Earoij an adelante, dándole» de eanaucla cuatro J o-iutteosonc«aao¡oiaplst. Kl precio en veiiwirt» j ••*díi aümsro «er* de 10 cfentlmo». NIÍM. 143 WNO' WWW JW W-»»»»*»»'! r-yin-H' Bien por Dios, dijo Sancho, no diga m á s bulas q u e predica son falsas, y q u e no le vuelto en su acuerdo, echóse á los pies del co, destos que gobiernan las casas de los creáis ni las tornéis, y y o directe ni indirecseñor comisario, y demandándole perdón, príncipes; destos que, como no nacen prín- vuestra meri ed, señor y a m o mió, en su abote po soy parte en ellas, y q u e de^de ahora confesó haber dicho aquello por la boca y cipes, no aciertan á enseñar como lo h a n de no, porque no hay más q u e decir, ni más dejo la vara y doy c c n ella en el suelo: y si mandamiento del demonio, lo u n o por hacer ser como los que lo son; de estos q u e quie- q u e pensar, ni más quepc>severarcn el m u n en algún tiempo este fae.se castií^ado por la el daíio y vengarse del enojo, lo otro y más ren q u e la grandeza de los grandes se raída do: y más q u e negando e-ite señor, como h a falsedad, que vosotros me sesis testigos como principal, porque el dem>nio recibía mucha con ¡a estrechura de sus ánimos; destos que, negado, q u e r o ha h bido en el m u n d o ni Con objeto de resarcir á nuestros yo no soy con él, ni le doy á ello a v a d a , pena del bien que allí se hicii;ra en tovnar la queriendo mostrar á los que ellos gobiernan á los hay caballeros and,unies, ¿qué m u c h o que antes os desengañ'.i y d-^cUro su rnaldí'.d, y bula. El señor mi amo le perda JÓ, y fui:rí.n ser limitados, les hacen ser miserables. Des- no sepa ninguna de las cosas que ha dicho? suscritores de las pérdidas que Jes acabó su razonamienio. hecha»! las ami.nades; y á t o m a r l a bula h u b o tos tales, digo, q u e debía ser el grave reli- P o r ventura, dijo el eclesl.'isdco, ¿sois vos, Algunos hombres honrados que allí esta- tanta priiísa, que casi ánima viviente en el gioso q u e con los duques salió á recibir á h e r m a n o , aquci Sancho lianza que dicen, á h a n ocasionado las ocho denuncias ban, se quisieron levantar y echnr al alguacil lugar no quedó sin e ía; marido y mujer, D o n Quijote. Hiciéronse mil corteses come- quien vuestro amo tiene prometida u n a ínseguidas que hemos sufrido, nos fuera de la iglc5Ía por evitar escándalo, mas hijos é hijas, mozos y mozas. dimientos, y finalmente, cogiendo á D o n sula? Sí soy, respondió S.mcho, y soy quien mi amo ha fué á la mano y mandó á todos DivulgÓ3t: la n u i v a da lo acaecido por los Quijote en medio, se fueron á sentar á la me- la merece tan bien como otro cualquiera; proponemos publicar entre semana que so pena de exconiunioii no le estorbasen, lug:ires cuinarcanos; y cuando á ellos llega- sa. Convidó el duqvie á Don Quijote con la soy quien júntate á los buenos y serás u n o números de una sola hoja que, como mas que le dejasen decir todo lo que quisie- mo.'i, no er.í mencíier sermón ni ir á la igle- cabecera de la mesa, y a u n q u e él lo rehusó, dcücs; y soy de aquellos, no con quien n a y así él también tuvo silencio mientras el sia, q u e á k posada la venían á tomar, como las importunaciones del d u q u e fueron tuntas, ces, sino con quien paces; y de los, quien á el presente, solo contengan lectura se, alguacil dijo todo lo q u e he dicho. sí fueren per :s que se dieran de balde, de que la hubo de tomar. El eclesiástico se sen- buen árbol se arrima buena sombra le cobide autores reapetabilíi-imos. De esC o m o calló, mi a m o le preguntó si quería manera q u e en diez ó doce lugares de aque- tó frontero, y el d u q u e y la duquesa á los ja: yo me he arrimado á este buen señor, y no há mutho.s meses que ando en su compadecir más que lo dijese. El alguacil dijo: har- llos alredcdoriíi dorule fuimos, echó el señor te modo únicamente podemos, por to más h a y que decir de vos y de vuestra fal- mi amo otras tantas mil bulas sin predicar dos lados. ñía, y he de ser o n o como él. Dios queriendo, y viva él, y viva y o , q u e ni á él le faltasermón. ahora, demostrar á nuestros abona- sedad, nías por ahora b a s t a . ' rán imperios q u e mandar, ni A. mi ínsulas El señor comisario se hincó de rodillas en Cuando hizo el ensayo, confieso mi pecaEl eclesiástico, q u e oyó decir de gigantes, dos el profundo agradecimiento el pulpito, y puestas las manos y mirando do q u e también fui de ello e'ip;'.ntada, y creí de follones, de malandrines, cayó en la cuen- que gobernar. No ptir cierto, Sancho amigo, que nos inspira su constante apoyo al cielo dijo así: Si'ior D.os, á quien ningu- así es 1 cosía otros inuchoj. Mas con ver des- ta de q u e aquel debía ser D o n Quijote de la dijo á esta sazón el d u q u e , q u e y o , en n o m bre del señor Don Quijote, os mando el gobierna cü.;a es escondida, antes toda: manifiestas, pués la risa y burla que mi a m o y el alguaMancha, cuya historia leía el d u q u e de ordiá L A S DOMINICALES. y á quien nada es imposible, antes tudo po- cil llevaban y hacían del negocio, conocí co- nario, y él se lo habla reprendido muchas no d e u n a que tengo de nones de n o pequesible; tú sabes la verdad, y cuan ¡njustamea- mo habia si lo in lu^triado por el industrioso veces, dlciéndole q u e era disparate leer tales ña calidad. Híncate, de rodillas, S'.ncho, dijo te yo soy ¡dreniado. E n lo que á mí toca, yo é inventivo de ;ÍIÍ i-mo; y aunque m u c h a c h o disparates, y enterándose ser verdad lo q u e Don Quijote, y besa ios pies á su excelencia le perdono, porque t ú , Señor, m e perdones. cayóme m u c h o en gracia, y dije entre roí: sospechaba, con mucha cólera, hablando con por la merced q u e te h a hecho, llízolo así LECTURAS AMENAS É INSTRUCTIVAS No mires ó. aquel q u e no sabe lo que hace ni ¿Cuantas de estas, debi.n hacer estos burlado- el d u q u e , le dijo: vuestra excelencia, señor Sancho; lo cual visto por el eclesiástico, se dice: mas la injuria á tí hecha, te suplico y res emre la inccente gente? Finalmente eitu- mío, tiene que dar cuenta á nuestro Señor de levantó de la mesa m o h í n o además, dlclcupor justicia ts pido, no disimules, porque al- ve con este mi quinto a m o ¡cerca de cuatro lo q u e hace este buen h o m b r e . Este D o n do: por el hábito q u e tengo, q u e estoy p o r (') guno que está aquí, que por ventura psnsó meses, en los cuales pasé también hart.ís fa- Quijote, ó Don T o n t o , ó como se llama, ima- decir que es tan sandio vuestra excelencia tomar aquesta santa bula, dando crédito á tigas. gino yo q u e no debe ser tan mentecato como como estos pecadores. Mirad si no ha de ser vuestra excelencia quiere q u e sea, dándole ellos locos, cuando los cuerdos canonizan E n el quinto q u e por mi ventura di, fué las falsas palabras de aquei hombre lo dejará (SAAVEDRA FAJAROO El Lazarillo de Tormes.) de hacer. Y pues es con tanto perjuicio del ocasiones á la mano pura que lleve adelan- sus locuras. Quédese vuestra excelencia con u a buidero, el más desenvuelto, y desverrójimo, te suplico y o , Señor, no le disimute sus sandeces y vaciedades. Y volviendo la ellos, que en tanto q u e estuvieren en casa gonzado, y e! mayor echador de ellas que ja- pro lucgo muestra aquí milagro, y sea plática á Don Quijote le dijo: y á vos, alma me estaré yo en la mía, y me escusaré de r e más yo vi ni ver espero, ni pion.so, ni nadi'i les, de esta manera: q u e si es verdad lo q u e de cántaro, ¿quién os h a encajado en el cele- prender lo q u e n o puedo remediar; y sin deV ó; porque tenia y biisc-iba modo? y maneLa prensa es ua elemento ea otro tiempo igno- bro q u e .sois caballero andante, y q u e ven- cir más ni comer más se fué, sin q u e fuesen ras y m u y sutiles invenciones. E n entrando aquel dice y q u e y ) traigo maldad y falserada, una fuerza antes descoaociJíi: introducida céis gigantes y prendéis maUndrines? Andad parte á detenerle los ruegos de los d u q u e s ; >;n los lugares do hablan de presentar la bu- dad, este pulpito se h u n d a conmigo y meta ahora ca el mundo, es la electricidad social, es la a u n q u e el duque no le dijo m u c h o , impedii.„:„ estados debajo de tierra, do él ni yo jaenhorabuena y en tal se os diga: volveos á l a , primero presentab;i A los clérigos ó curas palabra en estado de rayo ^-Podcis h.accr que no do de la risa que su impertinente cólera te a l g u n a s coiUUis, no tampcco de m u c h a valor más parezcamos. Y.si verdad lo que vo digo, exista? Cuanto mis prot.adaiscomprimirla, tnnto vuestra casa y criad vuestros hijos sí los te- habia causado. y aquel pc^suadído por el demonio (por quinéis, y cuidad de vuestra hacienda, y dejad o sustancia. U n a lechuga murciana, si era más violent! scri la explosión Preciso es, pues, de andar vagando por el m u n d o papando p o r el tiempo; un par de limas ó naranjas, tar y privar á los-que están presentes de tan que os resolváis á vivir con ella como vivis entre (CKRVANTES, Don Quijote, parte capímelocotón, un par de duraznos, ó á cada u n o gran bien) dice maldad, también sea castiga- las máquinas de vapor. Menester es que apren- viento y dando que reír á cuantos os conocen tulüs 31 y 32.) dáis á serviros de ella, quitándole sus peligros, ya do y de tcJos c o n o c i d a su infamia. y no conocen. ¿En dónde, ñora tal, habéis sus sendas peras verdinales. Asi procuraba sea que se debilite poco á poco por medio de un tenerlos propicios, porque favoreciesen su Apenas había acabado su oración el devo- uso común y doméstico, ya que gradualmente vos hallado q u e hubo ni h a y ahora caballenegocio y llamasen á sus fieles á tomar bula, to señor mió, cuando el negro alguacil cae asimiléis vuestras costumbres y vuestras leyes á ros andantes? ¿Dónde h a y gigantes en Esoaña, ni malandrines en la Mancha, ni Dulcioírecicadoie á él las gracias. Informábase de de su estado, y dá tan gran golpe en el suelo, los principios que eu lo sucesivo regirán la humaneas encantadas, ni toda la caterva de simla suficiencia de ellos; .'.i decían que enten- que la iglesia toda h zo resonar: y comenzó nidad. plicidades q u e de vos se cuentan? Atento esd í a n , no hablaba palabra de latin, para no á bramnr y echar espumarajos por la boca y dar tropezón, mas aprovechábase lie u n gen- torcerla, y hacer visajes con el gesto, dando (CHATEAUBRIANB.- -Metnofias de Ultratumba, lo- tuvo Don Quijote á las razones de aquel vedel Padre Mariana mo 4," nerable varón, y viendo que ya callaba, sin til y bien cortado^ romance ydesenvueltísima de pié V de mano, revolviéndose por aqueguardar respeto á los duques, con semblante lengua. Y si sabia q u e los dichos clérigos llos suelos á u n a parts y á otra. El estruendo Dos HERMANOS PARA UN TRONO airado y alborotado rostro, se puso en pié y eran de los reverendos, digo, q u e m a s con y voces de la gente era tan grande, q u e no E n t r a d o , pues, Don Pedro en la tienda de dijo...—Pero esta respuesta capítulo por sí dineros q u e con letras y con reverendas se se oían unos á otros. Algunos estaban esD. Beltran, díjole quo ya era ti-impo de q u e merece. oidenan, hacíase entre ellos u n Sai40 T o - pantados y tímerosos. Unos dicen: el Señor se fuesen: en esto entro d o n Enrique arma más, y hablaba dos horas en latín, ó á lo me- l e s c c c r n í y valga: bien se le emplea, pues ** • do: como vio á D o n Pedro su hetniano, esnos que lo parecía, a u n q u e no lo era. Cuan- levantaba tan falso testimonio. Capítulo 5 dv> por bien no le tomaban las bulas, buscaba Finalmente algunoi q u e allí estaban, y á Levantado, pues, en pié Don Quijote, tem- tuvo u n poco sin hablar como espantado: la El rey Belsasar hizo un gran banquete á mil i blando de los pies á la cabeza como azogado, grandeza del he' ho le tenía alten-do y susc o m o p o r mal se las tomasen, y para aquello mi parecer no sin harto temor, se llegaron y ' ha<ia molenias al pueblo, y otras vects con le trabaron de los brazos, con los cuales da- ' de sus príncipes y en presencia de los mil bebia ' con presurosa y turbada lengua dijo: l E l lu- penso, ó n o le conocía por lus muchos años que no se vieran. No es menos sino q u e los mañosos artificios. Y porque todos los que le ba fuertes puñadas á los q u e cerca de él es ! vino. i . Belsasar con el gusto <lel vino mandó que gar donde estoy, y la presencia ante quien que se haliaron presentes, entre miedo y esv e i i hacer seria largo ,de contar, diré u n o taban. Otros le traban por las piernas y te- ; trajesen los vasos de oro y pl<ita que^ NabucoJo- me hailo, y el respeto q u e siempre tuve y peranza vacilaban. Un caballero irancés dijo m u y sutil y donoso, con el cual probaré bien nían ré :íamente, porque no habia muía falsa nosor su padre habia traido del Templo de Jc- tengo al estado q u e vuestra merced profesa, á D o n E n r i q u e señalando con la mano á su suficiencia. en el m u n d o que tan recias coces tirase: y así rusalen, para que bebiesen con elloi el rey y sus tienen y atan las manos de mi justo enojo; y así por lo q u e h e dicho, como por saber Don Pedro: Mirad que ese es vuestro enemiE n u n lugar de la Sagra de Toledo habia letuvieron u n gran rato, porque más de quin- príncipes, sus mujeres y sus concubinas. ! que saben todos que las armas de los toga- go. Don Pedro, con aquella natural ferocidad predicado dos ó tres dias, haciendo sus acos- ce hombres estaban sobre él, y á todos daba * 3, Entonces fueron traídos los vasos .. dos son las mismas que las de la mujer, q u e que t e n i t , respondió dos veces: yo soy, y o t u m b r a d a s diligencias, y n o le habiah toma- las manos llenas, y si se descuidaban, en los j 4. Bebieron vino, y alabaron á los dioses de ! oro, y de plata, de metal, de hierro, de madera, i son la lengua, entraré con la mía en igual soy. Entonces Don E n r i q u e sacó su daga, y d o bula, ni á mi ver tenían intención de t o - hocicos. i batalla con vuesa merced, de quien se debia dióle u n a herida en el rostro: vinieron luego A todo esto el señor mi ardo estaba en el ; y de piedra. mársela; y él estaba dado al diablo con aquei 5. En aquella misma hora salieron tiaos dedos | llo. Y pensando q u é hacer, se acordó de pulpito de rodillas, las manos y los ojos pues- ! de mano de hombre, y escribían delante del can- | esperar antes buenos consejos q u e infames á los brazos: cayeron ambos en el suelo: ditos en el cielo, trasportado en la divina esen- : delero sobre lo encalado de la pared del palacio • vituperios. Las reprensiones santas y bien cen q u e Don E n r i q u e debajo, y q u e con c o i v i d a r al pueblo á otro dia de mañana para despedir la bula. Y esa noche después de cia, q u e el llanto y ruido y voces que en la real, y el rey veia la palma de la mano que es- ' intencionadas, otras circunstancias requie- ayuda de Beltran, que les uió vuelta y le p u \ ren y otros puntos piden; á lo menos el so encima, le pudo herir de muchas puñalacenar pusiéronse á jugar la coLicion él y el iglesia habia, n o eran parte para apartarle i cribia. aleuacil, y sobre el juego, vinieron á reñir y de su divina contemplación. Aquellos bue- I 6. Entonces el rey demudó su color, y sus i haberme reprendido en público y tan áspe- das con q u e le acabó de matar: cosa q u e polo turbaron, y desatáronse la? ce- ¡ ramente ha pasado todos los limites d e ' 'a ne grima: u n rey, hijo y n i ' t o de reyes, r c á t a b e r malas palabras É l llamó al algua- nos hombres llegaron á él, y dando voces le I pensamientos í cil l a d r ó n , y el otro á él falsario; sobre esto despertaron y le suplicaron quides': socorrer ñiduras de sus lomos, y sus rodillas se batían la I buena reprensión, pues las primeras mejor volcudo en su sangre derramada por la m a n o \ asientan sobre la blandura q u e sobre la as- de u n su h e r m a n o bastardo: extraña hazuña! el señor comisario, mi señor, t o m ó u n l a n - á aquel pobre q u e estaba muriendo, y q'ie , una contra la otra, 7. El rey clamó en alta voz que hiciesen venir ¡ zon que en el portal do jugaban estaba. El no mirase á las cosas pasadas ni á sus dichos i magos, caldeos, y adivinos. Y habló el rey, y di- j pereza; y no es bíi?n, sin tener conocimiento A la verdad cuya vida fué tan dañosa para alf uacil puso su m a n o á su espada, q u e en malos, pues ya de ellos tenia el pago; mas si jo á los sabios de Babilonia: cualquiera que íeye- • del pecado q u e .se reprende, llamar al peca- España, su muerte le fué saludable: y en ella en algo podía aprovechar para librarle del . re esta escritura y ma mostrase su declaración, | dor sin más ni más mentecato y tonto. Si se echa bien de ver que no hay ejércitos, pola cinta tenia. Al ruido y voces que todos di mi»s, acuden los huéspedes y vecinos, y m e - peligro y pasión q u e padecía, por amor de • será vestido de púrpura,^ y tendrá collar de oro j no, dígame vucsa merced, ¿por ctnd de las der, reinos ni riquezas que basten á tener set e r s e en medio; y ellos m u y enojados, pro- Dios lo hiciese, pues ellos veían'clara la cul- j á su cuello, y en el reino se enseñoreará el ter- i mentecaterías que en mí ha visto me conde- guro á u n hombre q u e vive mal é insólememente. F u é éste u n extraño ejemplo j)ara que j na y vitupera y me manda que me vava á curándose desembarazar de los que en m e l l o | p.a del culpado y la verdad y bondad suya, ! cero. 8. Entances fueron introducidos todos los si- \ mi ca.sa á tener cuenta del gobierno defla y en los siglos venideros tuviesen q u e consideestaban, para matarse. Mas como la gente al ,' pues á su petición y venganza el señor no ' | bios del rey, y no pudieron leer la escritura, ni I de mi mujer y de mis hijos, sin saber si la rar, se admirasen y temicscu; y supiesen tamgran ruido cargase, y la casa estuviese llena ¡ alargó el castigo. mostrar al rey su declaración bién q u e las maldades de los príncipes las de ella, viendo q u e no podían afrentarse con j El señor comisario, como quien despierta j 9 F.ntonces el rey Belsasar fué muy turbado, i tengo ó los tengo? ¿No h a y más sino á troche las armas, decíauije palabras injuriosas, entse | de u n dulce sueño, los miró, y miró al de- j y se le mudaron sus colores, y alteráronse sus mo he entrarse por las casas ngenas á gober- castiga Dios no solamente con el ó i t o y m a la voluntad con q u e mientras viven son abolas cuales eí alguacil dijo á mi a m o , qne era i lincuente y á todos los que alrededor esta- , príncipes. j nar sus dueños, y habiéndose criado algu- rrecidos, ni solo con la muerte, sino con la nos en la estrecheza de algún pupilaje, sin falsario, y las bulas q u e predicab.i cr.m f.\l- | ban y m u y pausadamente les dijo: «Buenos i 10. La reina, por las palabras del rey y de sus sai. Finalmente los del pueblo, viendo q u e \ hombres; vosotro.'s nunca habíais de rogar príncipes, entró en la sala del banquete. Y habló haber visto más m u n d o q u e el q u e puede memoria de las historias, en que son eternan o bastaban para ponerlos en p a z , acordaron : por u n hombre en quien Dios tan señalada- . la reina y dijo: Rey, para siempre vive: no te contenerse en veinte ó treinta leguas de dis- mente afrentados y aborrecidos por todos d e llevar al alguacil de la posada á otra par- | mente" se h a señalado. Mas pues él nos man- ¡ asombren tus pensamientos, ni tus colores se de- trito, meterse de rondón á d a r leyes á la ca- aquellos q u e las leen; y sus almas sin desballería, y á juzgaí de los caballeros andan- canso serán por siempre atormentadas. F r o te; y así quedó mi a m o m u y enojado. Y des- i da q u e no volvamos mal .por taal y pórdo- | muden. Eu tu rcin» hay un varón ea el cual mora tes? ¿Por ventura es asunto vano, ó tiempo ssarte, historiador francés de este tiempo, dice pues q u e los huéspedes y vecinos le rogaron | ncmi'S las injurias, con confianza podremos el 11. espíritu de lo« dioses santos; y en ios días de malgastado el q u e se gasta en vagar por el que Don Enrique al entrar en aquel aposenperdiese el enojo y se fuese á dormir, así nos j suplicarle q u e cumpla l o q u e nos manda y su padre se halló en él luz Llámese, pues, m u n d o , no buscando los regalos del, sino to dijo: ¿dónde está el hidcputa judío, q u e se echamos tod >s. ^ ¡ Su Majestad perdone á éste que le ofendió, ahora á Daniel, y él os mostrará la declaración llama rey d e Castilla? y que Don P e d r o resLa m a ñ a n a venida mí amo se fuá á la igie- ' poniendo en su santa fé obstáculo. Vamos . 13 F.rrtonces Daniel fué traido á la presencia la¿ asperezas por donde los buenos suben al pondió: T ú eres el hideputa, q u e yo soy hijo asiento de la inmortalidad? Si me tuvieran SÍ!, y m a n d ó tañer á misa y al sermón para todos á suplicarle. Y así bajó del pulpito y , del rey. Y habló el rey, y dijo á Daniel: .. del rey Don Alonso, Murió D o n P e d r o en 16.. Si ahora pudieses leer esta escritura y i por tonto los caballeros, los magníficos, los 23 días del mes de Marzo, e n la flor d« su desp<ídir la bula: y el pueblo se juntó, el cual encomendóles q u e m u y devotamente suplí- ; an l a b a m u r m u r a n d o de las bulas, diciendo Cüsen á nuestro señor tuviese p o r bien de mostrarme su interpretación, serás vestido de púr- , generosos, los altamente nacidos, tuviéralo edad, de 34 años y 7 meses: reinó 19 años pura, y collar de oro será puesto en tu cuello, y . por afrenta irreparable; pero q u e m e tengan como eran falsas, y que el mismo alguacil perdonar á aquel pecador, y volverle en su en el reino serás el tercer señor. i por sandio los estudiantes, q u e n u n c a entra- menos 3 dias. F u é llevado su cuerpo sin riúendo lo habia descubietto: de manera qu?. salud y sano )ulcl.i, y lanzar da él el demo 17. Entonces Daniel respondió, y dijo delante ron ni pisaron las sendas de la taballería, no ninguna pompa funeral á la villa de Alcocer, t r i s q u e tenían rnala gana de tomarla, con nio, si Su Majestad habia permitido q u e por del rey: Tus doaes séanse para tí, y tus presentes do le depositaron en la iglesia de Santiago. aquello del todo la aborrecieron, E l señor ' su gran pecada en él entrase. dalos á otro. La escritura yo la leeré al rey, y le se me dá u n ardite: caballero soy, y caballe- Después, en tiempo del rey D o n .luán el II ro he de morir, si place al Altísimo: unos comisario se subió al pulpito, y comienza i Todos se hincaron de rodillas, y delante mostraré la declaración . le trasladaron por su mandado al monasterio 25. Y la escritura que esculpió es MENE, ME- van por el ancho campo de la ambición so- de Santo Domingo el Real de Madrid, dé la su sermón, y á animar á ¡'i gente á q u e no ; del altar con los clérigos comenzaron á canberbia: otros por el de la adulación servil y dr.cdasen sin tanto bien é indulgencia como ; tar con voz baja u n a letaoía, y viniendo él NE, T E K E L , U P H A R S I N . 26 r^a declaración del negocio es: MENE, baja: otros por el déla hipocresía engañosa, y orden de predicadores. c c m o la santa bula traía. Estando en lo me- i con la Cruz y agua bendita, después de haContó Dios tu reino, y halo rematado. algunas por el d e la verdadera religión; pero jor del sermón, entra por la puerta de la Igle- j ber sobre él cantado, el s e ñ o r n i i amo, pues[Capitulo XIJI del Libro XVUJ 27. TEKELL, Pesado has sido en balanza, y yo, inclinado á mi estrella, voy por la angossii el alguacil; y luego q u e hizo oración, le- • tas las manos al cielo y los ojos, q u e casi fuiste hallado falto. ta senda de la caballería andante, por c u y o ví>ntósc, y con voz alta y pausada, cuerda- j nada se le parecía sino u n poco de blanco, 28. PERES, Tu reino fué rompido, y es dado ejercicio desprecio la hacienda, pero no la m e n t e comenzó á decir: : comienza u n a oración no monos larga q u e á Medos y Persas. honra. Yo he sat'sfecho agravios, endereza29. Entonces: mandándolo Belsasar, Vistieron Buenos hombres, oídme u n a palabra, q u e i devota, con la cual hizo llorar á toda ía genMONARQUISMO CASTELLANO DKI. SIGLO XV do tuertos, castigado insolen : i a s , vencido despucf oiréis á quien quisiereis. Yo vine ; te, como suelen hacer en los sermones de la á Cfaniel de p ú r p u r a , y en su cuello fué puesto u n collar de o r o , y pregonaron q u e él fuese el tercer gigantes y atropellado vestiglos: yo soy Los alborotados d e Avila acordaron de aciuí con este echacuervos q u e os predica, el i pasión de predicador y auditorio devoto; s e ñ o r del reino enamorado, no más que porque es forzoso acometer u n a cosa memorable: tiemblan las cual me engañó y dijo que le favoreciese en ' suplicando á nuestro Ssñor, pues no quería 1' 3o. La misma noche fué m u e r t o Belsasar, r e y que los caballeros andantes lo s e a n , y carnes en pensar u n a afrenta tan grande de erte negocio, y que partiríamos la ganancia, i la muerte del pecador, sino su vida y arre , de los Caldeos. siéndolo n o soy de los enamorados vi- nuestra nación; pero bien será se relate para Y ahora visto «I daño que hacia á mi c o i - ; peniimícnto, que aquel encaminado pfr el ciosos , sino de los platónicos continen- que los reyes p o r este ejemplo, aprendan á ci enría v á vuestras haciendas, arrepentido i demonio y persuadido de la muerte y pccates . Mis intenciones siempre las endere- gobernjr p r i m e r o á sí mismos, y después á d i lo hecho os declaro claramente q u e ¡as l d o , le quisiese perdonar y dar vida y salud, zo á buenos fines q u e son de hacer bien á sus vasallos y adv¡r:rtan cuantas sean las : para q u e se arrepintiese y confesase sus pecaI á todos, y mal á n i n g u n o ; si el que c í o e n - fuerzas de la muchedumbre alterada, y q u e • dos. Y esto hecho m a n d ó traer la bula y tiende, sí el q u e esto obra, si el q'-e de esto el resplandor del nombre real y su grandeza, (I) BuWero Ó bi-.lero era el encargado de la ' púsosela en la cabeza, y luego el pecador trata merece ser llamado bobo, díganlo vues- más consiste en el respeto q u e se le tiene, La duquesa y el duaue salieron á la puervjnta de la bula de la Santa Cruzada, que según , del alguacil comenzó poco á poco á estar bien ta á recibirle, y con ellos un grav« cclcHástl- tras grandezas, d u ^ u e y duquesa excelentes. q u e en fuersas: ni el rey-(si l o miramos d e «I texto, en el caso que se narra, era presbítero. Precio do esta hoja, cfintimos Advertencia El btkro De la Historia de Españ ^m^ Da la proiecia de Daniel El cura de antaño mejor y tomar en sí. Y luego ^ue fué