La posesión de las islas Chafarinas

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LA POSESIÓN DE LAS ISLAS CHAFARINAS
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imitado la naturaleza y, sin conseguir aumento de belleza al
aproximarse a la realidad, se ha perdido el carácter por. completo. Siendo la heráldica un arte puramente convencional, las
figuras deben conservar su tipo primitivo, y convendrá, por
tanto, que el artista consulte los mejores modelos de los siglos XIII, X I V y X V , tanto para los castillos y leones como
para la granada abierta, y se conseguirá de este modo que el
nuevo escudo de armas tenga liso, nomia especial, que recuerde
las épocas de mayor espendor de la patria, cuando se estaba
elaborando la grande obra de la unidad política de la Nación.
Madrid, 6 de noviembre de i868.
SALUSTIANO DE OLÓZAGA.
AUKELIANO FERNANDEZ GUERRA.
CAYETANO ROSEIX.
E,DUARDO SAAVEDRA.
Academia de ó de noviembre de 1868.—Se aprueba el informe precedente; comuniqúese al Gobierno. — {Rubricado.)
II
LA POSESIÓN DE LAS ISLAS CHAFARINAS
Etr 30 de marzo de 1845 la primera Secretaría de Estado,
que a la sazón desempeñaba el Excmo. Sr. D. Francisco Martínez de la Rosa, numerario de la Academia, dirigió a su Director
una comunicación reservada pidiendo noticias y datos sobre la
propiedad de las islas Chafarinas por parte de España.
Según dice el párrafo IV del Acta correspondiente a la sesión celebrada el viernes 4 de abril del mismo año (i), «se dio
cuenta en seguida» de esta comunicación, que se pasó para informarla a una Comisión, compuesta de los Sres. Salva y Sáinz
(i)
Tomo XXI de Actas.
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BOLETÍN DE I-A REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
de Baranda, recomendándoles la brevedad que el Ministerio
exigía.
Era Director el Rvdo. P. Maestro Fray José de la Canal; pero
hallándose enfermo de gravedad, pues dejó de existir el día
17 de aquel mes, le suplía, como más antiguo, el Sr. Salva, el
cual, presidiendo también la sesión del día 19, dio lectura al informe pedido, que la Academia aprobó, acordándose transmitirlo por Secretaría a la de Estado en cumplimiento de las órdenes del Gobierno.
He aquí uno y otro documento:
I
«Primera Secretaría del despacho de Estado.—(Reservado).
ILMO. S R . : Interesado el Gobierno de S. M. en conocer hasta
qué punto se extiende el derecho de propiedad que la Nación
pueda tener sobre las islas Chafarinas, me manda la Reina, Nuestra Señora, recurrir a esa Academia que V. S. I. tan dignamente
dirige, en solicitud de cuantos datos históricos le sea dado
reunir para que quede desvanecida toda duda respecto de la
cuestión a que me refiero.
Al hacer a V. S. I. este encargo de orden de S. ,\L, sólo me
resta manifestarle el deseo de que la Academia se sirva evacuar
el informe con la brevedad que fuese posible.
Dios guarde a V. S. I. muchos años.—Palacio, 30 de marzo
de 1845.»
FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA ROSA.
Sr. Director de la Academia de la
Historia.
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Academia de ig de abril de 1845.—La Comisión encargada
de informar sobre la propiedad de las islas Chafarinas, situadas
en la costa de Africa, lo hace con la confianza de no haber ilustrado tanto esta materia, como quisiera, a pesar de la diligencia
de sus investigaciones.
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Nuestros geógrafos antiguos hacen mención de ellas. Martín
Fernández de Enciso, en Ja primera edición que hizo de su obra
impresa en Sevilla en 15 19, intitulada Suma de Geografía, señala
su situación topográfica, apellidándolas Isleos Ja. farinós, aunque
no dice a quien pertenecen.
Desde el siglo X V se disputó mucho entre las Coronas de
España y Portugal sobre los límites de sus posesiones de Africa.
En mayo de T494 enviaron los Reyes de Portugal a su Secretario Esteban Baez para que diera ciertas explicaciones a los Reyes
Católicos; y en el documento en que esto-se refiere, publicado
por D. Martín Fernández Navarrete en la Colección de sus Viajes, tomo III, pág. 486, se lee: «Cuanto a lo que dice (el Secretario portugués) que SS. A A . declaren si les placerá que vayan
los términos del reino de P'ez por el lugar de Meza, así como
van por la otra parte del Estrecho p o j los términos de Melilla a
Cazaza, se responde que a SS. A A . parece que está bien lo capitulado en esto, y que se debe saber por dónde van los límites
del dicho reino por aquella parte, porque sabido con certeniclad
puedan SS. A A. responder en ello.»
En julio del mismo año 1494 se hizo, una capitulación formal, que también publicó el Sr. Navarrete en el tomo II de la
Colección de Viajes, pag. 116, y que firmaron los Reyes Católicos, en Arévalo en 2 de dicho mes y año, por. la cual concertaron, con los Reyes de Portugal, entre otras cosas^ lo siguiente:
«Otrosí es concordado e asentado éntrelos dichos procuradores
de los dichos Señores que la dicha limitación i señalamiento del
dicho reyno de Fez- en la costa de la mar, se entienda en esta
manera: en lo del cabo del Estrecho, a la parte ele Levante, q u e
el dicho reyno de Fez comienza desde.donde se acaba el término de Cazaza, por cuanto como quiera que las Villas de Melilla
a Cazaza e sus términos se diga por parte del Sr. Rey de Portugal que son del dicho reyno de Fez, los dichos sus embajadores
e procuradores consentieron en su nombre que estas dichas Villas e sus tierras queden a los dichos Señores Reyes e Reina de
Castilla e de Aragon, etc., e en su conquista.»
Todavía no quedaron entonces bien asentados los límites d e
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BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
las posesiones africanas de España y Portugal; pero por lop
años de 1508, dice el autor del Compendio de la Historia Transfretana, que «se concluyó un tratado entre el Key Don Fernando y el Rey Don Manuel, por el cual se dividían entre los dos
la conquista de Africa, señalando para el Rey de Portugal desde
Ceuta hasta el Occidente, y para el Rey Católico, desde Tetuán
al Oriente. Según esta división, es claro que las islas Chafarínas
entraban en la demarcación española; y si a esto se agrega que
entonces poseía nuestra nación todos los puntos principales de
Ja costa de Africa a derecha e izquierda de dichas islas, se confirmará más la idea de que estaban enclavadas, por decirlo así,
en nuestros dominios africanos.»
Y descendiendo al siglo XVII, ;de quién habrían de ser Jas
islas Chafarínas sino de España, cuando leemos en la voluminosa
obra de geografía, llamada Blaviana, impresa en dicho siglo,
•que éramos dueños en Africa «de las plazas de Oran con su
puerto, Mazalquivir, Peñón, Melilla, Ceuta, Tánger, Mazagán,
Larache y Mamora, y de la mayor parte de la costa de esta seg u n d a parte de la tierra, desde Cabo de Guer hasta el de Guardafú o Cabo Dorfuy?» La nación que señoreaba a Oriente y
•Occidente una tan vasta extensión de costa del otro Jado del
Estrecho, entre cuyas posesiones quizá la menor eran las Chafarínas, ¿se vería privada de éstas, ocupando puntos mucho más
importantes y contiguos a las mismas? Basta que no sepamos
que pertenecerían entonces a otra potencia, para deducir que
formaba parte integrante de la Corona de España, la más poderosa y dominadora principal de la costa de-Berbería.
Es verdad que no leemos en las Plistorias que los españoles
las ocupasen o fortificasen en algún tiempo, y la causa de esto
la atribuye la Comisión a que no convino a nuestras armadas, en
las frecuentes expediciones de los siglos X V y X V I , guarecerse
en sus puntos, o bien porque preferían otros de mayor abrigo, o
bien porque no hallaban en aquellas islas recursos para hacer
aguada ni bastimentos de que proveerse. Más tarde, a saber, en
el reinado de Felipe V, se pensó en sacar partido de su situación y de la bondad de sus puertos. V al efecto, D. Juan José
I.A POSESfÓN Dû I.AS ISLAS CHAFARINAS
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Navarro primer Marqués de la Victoria, en un informe que dirigió a aquel Monarca, fué de opinión que convenía ocuparlas y
fortificarlas, abandonando al mismo tiempo a Oran y destruyendo
a Melilla, las Alhucemas y el Peñón, Y sea lo que fuese de esta
opinión, en ella misma encontramos una prueba de la pertenencia de las Chafarinas; porque mal hubiera podido aconsejar aquel
sabio marino su ocupación estable si eran de otra potencia, y
menos abandonar otros puntos que las sirvan de amparo y defensa en la incertidumbre del derecho a la propiedad de las mismas.
Es cuanto la Comisión tenía la honra de informar a Ja Academia.—Madrid, 19.de abril de 1845.
MIGUEL SALVA.
PEDRO SÁINZ DB BAKANDA.
Con la firma del Secretario perpetuo, a la sazón D Pedro
Sabau, este informe se elevó a la Superioridad en 20 de abril de
dicho año.
De las islas Chafarinas, pocos autores españoles se han ocupado bajo los distintos aspectos geográficos y políticos a que
se prestan. En el tomo X í de la Nouvelle Geographie universelle
de Elíseo Reclus, edición de ï886, consagrado todo al África
Septentrional, y en su segunda parte a la Tripolitania, Túnez,
Argelia, Marruecos y el Sahara, el capítulo TV se dedica a Marruecos (págs. 653 a 785). Su estudio, por partes, está subdividido en párrafos numerados, y tratando en uno de ellos del
Valle du Mu-luya, dice a la pág, 703: «Aucune, ville importante
11e s'et fondée dans la plaine basse que parcourt la Mouluya avant
de mêler ses eaux à celles de l'Atlantique et c'est à l'Espagne
qu'appartient la position militaire la plus rapprochée, celle des
îles Djoferiu, Zaffariries ou Chafarinas...
Dans les premières
années de la conquête de l'Algérie, les Français avaient projeté
d'occuper ce petit archipel: ils se décidèrent enfin à la prise de
possession en 1849, mais ils avaient été prévenus de quelques
heures par les Espagnols et, quand ils se présentèrent, le drapeau
castillan flottait déjà sur l'île principale.»
j . P.
DE
G.
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