Hay muchos momentos duros en la vida. Quizás demasiados. Sentir la soledad no siempre es agradable, como personas sociales que somos nos gusta estar en compañía de más gente y tener el apoyo incondicional de una persona amada. Sentirse sola y triste es una experiencia difícil que toda mujer ha pasado en algún momento de su vida. La soledad no es simplemente estar sola, este es problema menor porque muchas mujeres prefieren tener momentos de soledad para reflexionar. Lo realmente duro es sentirse vacía aun estando rodeada de mucha gente. La soledad no refiere necesariamente a la ausencia de personas significativas en nuestra vida, el trasfondo de este sentimiento está relacionado con lo que no hemos hecho nosotras por nuestra vida. Cuando por determinados motivos, nos sentimos solas, porque nadie nos entiende, porque no logramos conseguir lo que esperábamos para nuestra vida, todo parece que no tiene sentido. Justo entonces es cuando aparece un sentimiento de depresión, no merece la pena vivir si esta vida no la podemos compartir con nadie. Cuando nos sentimos mal, tenemos un bajón de moral, parece que la soledad es nuestra gran enemiga, pero lo cierto es que estamos pasando por una etapa en la que puedes aprovechar para salir muy fortalecida, crecer y madurar. Es posible que ahora estas palabras no las puedas entender, pero cuando superes el bache te darás cuenta realmente por lo que has pasado y lo mucho que te ha servido para enfocar tu vida hacia donde realmente quieres llegar. De momento, la realidad en tu interior es el dolor, es normal. Muchas mujeres invierten todas sus energías en varios aspectos para satisfacerse, algunas veces acudir a un terapeuta o psicólogo es la mejor forma para volver a ser felices, pero no suele ser lo más habitual. La soledad es algo insostenible de soportar, lo mejor que puedes hacer es pedir ayuda a tus seres queridos, es cuando tenemos que ser realistas y darnos cuenta que necesitamos un confidente que nos pueda brindar orientación adecuada y que pueda alentarnos.