LA SANTISIMA TRINIDAD CICLO A 2014

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LA SANTISIMA TRINIDAD CICLO A 2014
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LA SANTISIMA TRINIDAD CICLO A 2014
Desde pequeños aprendimos de memoria: creemos en un solo Dios y tres personas distintas.
Y es verdad, pero por que no explicar algo más, en que consiste y no solo decir, esto es lo
que se ha de creer y punto.
Vamos a ver: Nuestro Dios lo hemos conocido por Jesús, el Hijo, que ha compartido la
condición humana hasta la muerte para la salvación del mundo (evangelio). A través de Jesús
hemos comprendido que la actitud básica de Dios es amar: toda la historia de Dios es una
historia de amor, una voluntad de amor más fuerte que el mal de los hombres. Aclaremos
pues algunas cosas:
Primera aclaración: La fe cristiana no consiste en una serie de
teorías complicadas y definiciones, sino que, en el fondo, se
reduce a unas pocas realidades muy simples pero muy
grandes, que, realmente vividas, son capaces de transformar
radicalmente nuestra vida y llenarla de sentido.
Ser cristiano significa creer y vivir que Dios es un Padre que nos
ama. Que todo lo ha hecho por nosotros y que jamás nos dejará.
Que por el amor que nos tiene, "entregó a su Hijo único, para
que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna" (evang.). Que
en Jesús resucitado nos ha abierto a una esperanza sin límites. Y que por el Espíritu, está
siempre con nosotros como compañero de camino. ¿Queremos más generosidad de su
parte?
La Trinidad significa que nuestro Dios no es un Dios solitario, sino que en Dios hay un clima
familiar, de amor y comunión perfectos. Dios es único a pesar de ser tres. Es único
precisamente porque en Él son tres que comparten todo lo que son, hasta llegar a realizar
aquello que para las personas que se aman siempre será un sueño: sin dejar de ser ellos, ser
una misma cosa. Por eso, porque Dios es amor y comunión, crea comunión allí donde lo
dejamos que se haga presente.
-Segunda aclaración: Nuestro Dios es pues un Dios cercano. Porque Dios es amor y
comunión, está siempre con los hombres y establece con ellos una relación personal. Los
cristianos conocemos a Dios porque Él ha querido hablarnos. Si algo hay propiamente
cristiano es que nuestra fe no nace del deseo del hombre de llegar hasta Dios, sino de la
decisión de Dios de ponerse en contacto con los hombres; su Hijo, "la Palabra hecha carne",
es la prueba.
Dios había estado intentando ponerse en contacto con la humanidad durante mucho
tiempo, desde lo de Egipto, cuando intervino por primera vez en la historia mostrándose
como un Dios amante de la libertad de los hombres y de los pueblos. Su intento se vio una y
otra vez frustrado. Su mensaje fue unas veces desoído y otras manipulado y lo continúa
siendo, por quienes quieren tener a Dios controlado.
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Y así, se le llega a presentar por no pocos como un Dios caprichoso y arbitrario, dispuesto a
imponer durísimos castigos a los hombres por violar leyes insignificantes, o un Dios cruel que
ordenaba pasar a cuchillo a poblaciones enteras, incluidos los ancianos y los niños...Y lo malo
es que no solo ha sido presentado así sino que ha servido para infundir miedo a la gente.
Dios no es un ser "omnipotente y sempiterno" cualquiera. Un ser poderoso puede ser: un
déspota, un tirano destructor, un dictador arbitrario, una amenaza para nuestra pequeña y
débil libertad. Nuestro Dios es un Dios que salva y no condena. "Porque no envió Dios el Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él “.
Tercera aclaración: Porque Dios es amor, bondad y misericordia es un Dios que salva.
Porque solo el Amor puede salvar y solo el amor está dispuesto hasta entregar su vida para
salvar.
Dios no está para salvarnos o condenarnos. Dios solamente salva. Lo que ocurre -y ahí
radica la seriedad de la libertad humana- es que nosotros podemos autoexcluirnos de esta
salvación. Dios no castiga a nadie. El castigo, tanto en este mundo como en el otro, no es
sino la consecuencia connatural de nuestra libertad de decir a Dios: no me da la gana.
Durante mucho tiempo se ha presentado a Dios sobre todo como juez. Y es cierto que en la
Biblia hay pasajes en los que se llama o se presenta a Dios como juez. Lo que sucede es que,
en lugar de ver en qué sentido o de qué manera Dios realiza esta función, lo que hemos
hecho es aplicarle a Dios el modelo de juez que tenemos los hombres o, con más frecuencia,
el tipo de juez que interesaba justificar a las clases dominantes y a no pocos jerarcas
eclesiásticos.
Por eso se olvidan frases como la que hoy leemos en la primera lectura: "Dios compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad", para poner siempre en primer
plano aquellas frases que, hablando de castigo, de infierno o de cosas por el estilo, ayudaban
a dominar cualquier tipo de rebeldía.
Y así convirtieron a Dios en motivo de miedo y, por tanto, en justificador de los que de tejas
abajo se habían apuntado a jueces de sus semejantes. Sí; porque los que hablan en nombre
de Dios, muchas veces se han convertido en jueces para sus hermanos. Y además para
mayor vergüenza, decían o dicen que su función procedía del mismísimo Dios. Y es
importante constatar que no ha sido una sola, sino muchas las religiones que, a lo largo y
ancho del mundo y de la historia, han presentado y siguen presentando así a Dios.
No. El Dios cristiano, el Padre, que se ha manifestado en Jesús de Nazaret, es un Dios que no
quiere juzgar, que no amenaza, que no condena. Aunque algunos en su nombre, y con
demasiada frecuencia acudan a la condena en vez de a la misericordia y al perdón
¿Queremos una definición más clara y contundente de Dios que la que nos da San Juan?:
Dios es amor, por eso es libertad.
Un Dios que sólo es Padre, que sólo es vida, que sólo es amor, que sólo salva. Un Padre que
no impone la salvación que nos envía por medio de Jesús: no la impone, sólo la ofrece.¿Y por
que no la impone? Porque su salvación es efecto de su amor. Y el amor respeta siempre la
libertad de la persona humana; no sólo la respeta, sino que la busca, la potencia. Y en el uso
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soberano de esa libertad, el hombre podrá aceptar o rechazar la salvación que el Padre le
ofrece.
Esta es la primera cualidad de Dios que los cristianos tenemos que tener en cuenta cuando
queramos hablar del Padre, de nuestro Dios. Dios es amor. Pero una vez más tenemos que
tener cuidado de no hacer a Dios a nuestra medida: su amor no es como el nuestro, casi
siempre mezclado con egoísmo, casi siempre más preocupado por ser correspondido que
por alcanzar la felicidad de la persona amada.
¡QUE AMOR EL DE DIOS, AMIGOS! Si nos paráramos a pensarlo es para desmayarse. Su amor
es infinito, sin medida y no espera ser
correspondido... al modo humano.
La calidad del amor que Dios ofrece
se pone de manifiesto en la entrega
de su Hijo, es un amor que tiene un
objetivo, una finalidad clara: la
salvación del mundo, de los
hombres. Y una salvación que no es
sólo una promesa para la vida
futura, sino una posibilidad para
ésta: es la posibilidad (posibilidad que está en nuestras manos convertir en realidad) de
llegar a ser hijos de Dios y la posibilidad de convertir este mundo en un mundo de hermanos.
Ese es el Dios cristiano. El que "demostró... su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo
único... para que el mundo por él se salve". Esta es la imagen que nos dio de él Jesús de
Nazaret. Y todas las imágenes que de Dios se hayan podido presentar antes o después de él,
o están de acuerdo con esta imagen o son, desde el punto de vista cristiano, total o
parcialmente falsas, engañosas y manipuladoras de Dios.
Y DE TODO LO DICHO SE LLEGA A UNA CONCLUSIÓN QUE OS PUEDE SORPRENDER Y ES QUE:
Dios no lo puede todo. Si, como lo oís. Dios aun siendo Dios no puede obligarme a amarlo a
Él y al prójimo .Dios no puede sino lo que puede el amor infinito y el amor infinito puede
amar infinitamente pero no obligar a nadie .Y siempre que lo olvidamos y nos salimos de la
esfera del amor, nos fabricamos un Dios falso, una especie de Júpiter extraño que no existe.
Cuando no hemos descubierto todavía que Dios es sólo Amor, fácilmente nos relacionamos
con Él desde el interés o el miedo. Un interés que nos mueve a utilizar su omnipotencia para
nuestro provecho. O un miedo que nos lleva a buscar toda clase de medios para
defendernos de su poder amenazador.
Por eso una religión hecha de intereses y de miedos está más cerca de la magia que de la
verdadera fe cristiana. Y es hora ya de presentar sin ningún ambages ni cortina, al Dios de
la Biblia que Cristo nos enseño con su propia vida.
Sólo cuando uno intuye desde la fe que Dios es sólo AMOR y descubre fascinado que no
puede ser otra cosa sino AMOR presente y palpitante en lo más hondo de nuestra vida,
comienza a crecer libre en nuestro corazón la confianza en un Dios Trinidad del que lo único
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que sabemos en Cristo es que no puede no amarnos. Dios no sabe ni puede hacer otra cosa
que amarnos.
¡Qué verdaderas son aquéllas bellas palabras se S. Agustín: "Nos has hecho, Señor para ti y
nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti". Y seremos, por toda la eternidad,
un éxtasis de felicidad, porque seremos un éxtasis de amor”.
Pues decidámonos a amar como Cristo, a amar sin pedir nada a cambio, a amar, porque la
esencia del amor es amar y entenderemos perfectamente el misterio de la Santísima
Trinidad.
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