Nº 49 En la ciudad de Venado Tuerto, a los 18 días del mes de

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Nº 49
En la ciudad de Venado Tuerto, a los 18
días del mes de Junio del Año Dos Mil Nueve, se reunieron en
Acuerdo los Señores Vocales de la Cámara de Apelación en lo
Penal de esta ciudad, Dres. Gustavo D.I. García Méndez y Tomás
G. Orso y el Vocal de la Cámara de Apelación en lo Civil,
Comercial y Laboral local, Dr. Carlos Alberto Chasco, con el
fin de dictar sentencia definitiva en el proceso seguido a O.
R. B., hijo de R. y Delia Elvira Leguizamón, argentino, nacido
en Rosario el 20 de Enero de 1953, domiciliado en Paraguay
6004 de Rosario, prontuario Nº 1.043.682 I.G. de la UR II, DNI
Nº 10.594.945, por la comisión del delito de ENCUBRIMIENTO
AGRAVADO POR ANIMO DE LUCRO- en causa Nº 76/2008 de esta
Cámara.
Estudiados los autos, se resolvió plantear
las siguientes cuestiones:
1º) ES JUSTA LA SENTENCIA APELADA?
2º) QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR EN
DEFINITIVA?
Practicado el sorteo de ley, resultó que la
votación debía efectuarse en el siguiente orden: Dres. Orso,
García Méndez y Chasco.A la primera cuestión planteada, el Dr. Orso
expresó:
Contra el Fallo Nº 609 de fecha 07.11.2007 del
Sr. Juez en lo Penal de Sentencia Nº 3 de Rosario, Dr. Luis
Giraudo, por el que condena a O. R. B., con datos de identidad
obrantes
en
autos,
como
AUTOR
penalmente
responsable
del
delito de ENCUBRIMIENTO AGRAVADO POR ANIMO DE LUCRO (Arts. 26,
29 inc. 3Ero., 40, 41, 45, 277 inc. 1ro. Apart. c) e inc. 2º
apart. b) -en su redacción vigente al momento del hecho-,
todos del C.P. Y Arts. 167 y 168 del C.P.P.) a la pena de UN
AÑO DE PRISION DE EJECUCION CONDICIONAL Y COSTAS; interpone
recurso de apelación el
imputado, el que fue concedidos a fs.
131 de autos.
1)
Apelación
nulidad
de
del
El
Sr.
Rosario,
fallo
Defensor
Dr.
de
Carlos
Primera
General
de
Cámara
de
Giandoménico,
plantea
la
Instancia
por
infundado,
aclarando que el mismo resuelve la situación de su pupilo en
dos
escuetos
párrafos
sin
el
más
mínimo
análisis
de
los
elementos incriminantes o desincriminantes. Cita doctrina y
jurisprudencia.
Solicita
por
ello
la
nulificación
de
la
sentencia apelada y la absolución de su pupilo.
Subsidiariamente se agravia de la cuestión de
fondo
diciendo
que
la
colecta
incorporada
a
la
causa
no
acredita en grado de certeza la culpabilidad de B. en el hecho
investigado.
Seguidamente
refiere
a
la
calificación
legal
seleccionada por el A-quo y de fundamentos que -según dice el
Curial- demuestran que no corresponde aplicar la agravante de
la figura seleccionada en autos.
Concluye que ante la insuficiencia de pruebas,
directas,
serias
e
incriminantes,
corresponde
revocar
la
sentencia apelada y en su lugar absolver de culpa y cargo, por
aplicación del Art. 5 del C.P.P. a O. R. B..
Hace
reservas
de
recurrir
ante
las
Excmas.
Cortes Supremas de Justicia de la Provincia y/o de la Nación,
ante
el
hipotético
solicitado.
caso
que
no
se
haga
lugar
a
lo
aquí
2) El Sr. Fiscal de Cámaras Nº 2, Dr. José
María Peña, manifiesta que no tiene observaciones que formular
respecto al fallo condenatorio dictado, el que satisface los
requerimientos
dela
Fiscalía
de
Grado
en
sus
conclusiones
finales y cubre las expectativas de la pretensión punitiva de
ese Ministerio Público.
Comparte las consideraciones expuestas por el
A-quo
y
su
conclusión
sobre
la
responsabilidad
penal
del
acusado en el delito que se le endilga y concluye en que la
sentencia apelada es totalmente ajustada a derecho y a las
constancias de autos, tanto en el encuadre legal como a la
pena que se impone al imputado.
Solicita se rechace la nulidad interpuesta por
la Defensa, porque entiende que en la instrucción no obran
vicios que ameriten la necesidad de declarar la ineficiencia
de
los
actos
procesales
cuestionados
por
el
recurrente.
Recuerda que la nulidad es un remedio extraordinario y sólo
puede recurrirse a él cuando no se hubieren observado las
formas sustanciales y siempre que el acto no hubiere alcanzado
su fin a todos los interesados, lo que no se advierte en las
presentes.
Peticiona
en
definitiva,
la
confirmación
del
fallo recurrido.
II)
Corresponde
en
las
presentes
actuaciones
resolver el recurso de apelación interpuesto por el Dr. Carlos
Giandoménico
–Defensor
representación
de
O.
R.
de
B.,
Cámaras
contra
la
de
Rosario-
sentencia
n°
en
609,
dictada en fecha 7 de Noviembre de 2007, por el Dr. Luis
Giraudo
–Juez
de
Sentencia
de
la
Tercera
Nominación
de
Rosario- mediante la cual el imputado fue condenado, como
autor
penalmente
responsable
del
delito
de
Encubrimiento
agravado –por haber actuado con ánimo de lucro- a una pena de
un año de prisión de ejecución condicional y las costas del
proceso. (Arts. 5, 26, 29 inc. 3°, 40, 41, 45 y 277 –inc. 1°,
apartado
“c”
e
inc.
2°
apartado
“b”
–conforme
redacción
vigente al momento del hecho- todos del Código Penal).
El recurrente, al expresar agravios postula la
nulidad del fallo por falta de fundamentación, en razón de lo
cual solicita la absolución de su asistido. Subsidiariamente
plantea
se
deje
sin
efecto
la
agravante
escogida
por
el
sentenciante en orden al ánimo de lucro que le adosara el
sentencia a la conducta encubridora del causante, solicitando
el apelante que en tal caso se encuadre normativamente el
accionar de su pupilo en la figura simple.
Examinando las argumentaciones volcadas en su
presentación
por
el
Sr.
Defensor
General
de
Cámaras
de
Rosario, a la luz de los elementos probatorios obrantes en
autos, normativa legal aplicable y réplica del actor penal,
considero que los mismos solo logran conmover fragmentadamente
la sentencia apelada, la que debe ser confirmada de un modo
parcial.
introducido
En
orden
por
la
fundamentación-
al
planteo
Defensa
considero
que
si
nulificante
–argumentado
bien
el
del
fallo
falta
juzgador
de
resultó
escueto respecto a la enunciación de la prueba fundante de la
condena,
cierto
es
que
la
sentencia
hace
propios
los
argumentos del actor penal, a los que se remite y además
sintéticamente brinda las bases sobre las cuales edifica el
decisorio:
a)
declaración
de
Ibarra,
b)
precio
irrisorio
pagado por los repuestos por parte de B. y c) contexto en que
sucedieron
los
hechos,
señalando
que
el
conocimiento
del
origen de las cosas que adquiría podía inferirse, por parte
del
condenado,
a
partir
de
la
particular
situación
de
desempleado del mencionado en primer término y del tipo y
calidad de elementos que ofrecía.
Por todo ello, atento el criterio restrictivo
imperante en materia de nulidades (art. 7, última parte, CPP)
y considerando que el decisorio en crisis logró superar –con
justeza,
es
cierto-
el
umbral
mínimo
por
debajo
del
cual
perdería sustento jurisdiccional, por todo lo cual considero
que el agravio debe ser rechazado.
Respecto al segundo agravio –denominado por el
recurrente
como
cuestión
principal-
estimo
que
no
puede
prosperar el mismo. A dicho entendimiento arribo luego de
verificar
que
los
extremos
vinculados
a
la
materialidad,
autoría y responsabilidad penal del justiciable, en orden a
los hechos por los cuales se encuentra sometido a proceso,
surgen fehacientemente de autos. En efecto, si bien B. esgrime
ajenidad respecto a la conducta asumida por Ibarra y asegura
que no le compró ningún repuesto ni le prestó herramientas,
cierto
es
reiteradamente
que
ello
declarado
colisiona
por
Ibarra
frontalmente
quien
tanto
con
en
lo
sede
policial (fojas 20/21) como judicial (fojas 30/31) reconoce
haber sustraído diversas autopartes pertenecientes al Sr. Juan
Ignacio Vaca, quien le había solicitado que limpiara unos
terrenos aprovechando la ocasión para acceder luego al lugar –
a
través
del
sitio
de
un
vecino-
y
sustraer
diferentes
elementos
de
tres
vehículos
propiedad
del
denunciante,
utilizando para ello herramientas que le proporcionó y enseñó
usar B. –al que identifica por su fisonomía, apodo (“Cacho”) y
domicilio-
quien
finalmente
resultó
adquirente
pagando
una
suma de 20 $.
El relato precedente resulta lapidario para el
premencionado ya que proviene de otro imputado que no buscó
descargar su responsabilidad en terceros, es decir que resulta
auto incriminatorio –por
resultando
además
las
lo que
aumenta su
manifestaciones
de
valor cargoso-
Ibarra
sostenidas
durante la instrucción, claras y concretas. Por lo tanto no
caben
dudas
respecto
a
que
el
apelante
tenía
pleno
conocimiento de la procedencia de los repuestos que adquiría –
por los cuales pagó una suma irrisoria de 20 $, cuando el
valor de mercado debe ser de varios miles- y que no obstante
ello no sólo consintió la operación sino que reforzó el éxito
de
la
misma
suministrándole
herramientas
a
Ibarra
y
explicándole como tenía que usarlas. Ergo, el agravio debe ser
rechazado
Distinta es la suerte del restante planteo –
mediante el cual el apelante solicita se deje sin efecto la
calificante del encubrimiento dispuesta por el juez de gradoya que ni el actor penal ni el juez de grado explicitaron los
motivos por los cuales la conducta de B. encuadraba en la
figura que agrava el accionar receptador. En este sentido cabe
señalar que el ánimo de lucro constituye un elemento subjetivo
del
tipo
que
lo
ubica
como
circunstancia
agravante
de
la
figura básica. Dicho elemento subjetivo no puede inferirse sin
más sino que debe probarse que el agente gozó de un apreciable
beneficio material. En el caso de autos ello no ocurrió por lo
que en tal sentido y tal como lo postula la Defensa, resulta
operativo el principio jurídico procesal “in dubio pro reo” –
positivizado en el art. 5 CPP- en razón del cual cabe dejar
sin efecto el agravante contenido en el resolutorio de la
sentencia apelada, estableciendo consecuentemente nueva pena a
O. R. B., la que se fija en la de seis meses de prisión de
ejecución condicional y las costas del proceso. (arts. 5, 26 y
29 inc. 3° CP).
En definitiva, oídas que han sido las partes,
la
Cámara
de
Apelación
en
lo
Penal
RESUELVE:
Confirmar
parcialmente la sentencia apelada, por la cual se condenara a
O. R. B., en orden al delito de Encubrimiento (art. 277 –inc.
1°, apartado “c” –conforme redacción al momento del hecho- del
Código Penal), dejando sin efecto la calificante contenida en
el decisorio recurrido, imponiéndosele al mismo una pena de
Seis Meses de Prisión de Ejecución Condicional y las costas
del proceso. (arts. 5, 26 y 29 inc. 3° CP).
Insértese
copia
autorizada,
hágase
saber
y
bajen.
Fdo: Dres. Tomás Orso, Gustavo D. I. García Méndez y Carlos A.
Chasco (Art. 26 L.O.P.J.): Vocales de Cámara y Dr. Sergio R.
Fenice: Secretario.- ES COPIA.-
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