EL LABERINTO POLACO NOS vamos acercando ya al año de la iniciación de la crisis polaca, que ha mantenido y sigue manteniendo en vilo al mundo. En el tira y afloja entre una burocracia política que no desea perder su control político y un movimiento obrero que quiere obtener el máximo de concesiones posibles, se ha llegado ya al punto en el que se puede hacer un análisis para ver las posibilidades futuras de evolución de este problema. 1. LOS PROTAGONISTAS. Serian: a) En primer lugar los trabajadores organizados en el movimiento que hoy constituye el sindicato “Solidaridad", y dentro de los cuales se pueden advertir matices diversos. b) El Gobierno polaco, con una corriente dura y otra, mayoritaria por ahora, favorable, a las concesiones. c) La Iglesia católica, que dispone de una infraestructura de cuadros sometidos a una disciplina que no puede encontrarse en los demás protagonistas polacos, y una gran masa "militante", formada por la inmensa mayoría de la población. d) La Unión Soviética, interesada en evitar la transformación política del sistema polaco, por múltiples razones, como el deseo de evitar el ejemplo, que podría tener efectos contagiosos en los demás países de Europa Oriental, la decisión de mantener la integridad del Pacto de Varsovia y la voluntad de sostener un régimen cuyo derrocamiento puede servir de argumento, caso de suceder, del fracaso de una experiencia política que hasta ahora se ha presentado como infalible. 11. EL ORIGEN DE LA CRISIS. La verdadera causa es evidentemente, económica. Los trabajadores polacos estaban cansados ya de limitarse a aceptar las directrices políticas del Gobierno, que exigía disciplina ciega, a cambio de una supuesta eficacia en la conducción de los asuntos del país, y de los económicos en primer lugar. Es verdad que la situación económica polaca no era buena y tampoco puede discutirse que el país estaba viviendo por encima de sus medios; pero una burocracia política que había asumido en exclusiva la responsabilidad de la dirección del país, no puede después escapar a esa responsabilidad y pedir a los trabajadores que acallen sus criticas. Aquí esta la diferencia entre un sistema autoritario y otro de carácter democrático. En el primero y dado que hay un monopolio de las decisiones por parte del poder burocrático, este es el primer responsable de los fracasos y esa responsabilidad no se puede diluir, como sucede en los regímenes democráticos, donde todo el pueblo participa en las decisiones, y debe asumir por lo tanto todas las consecuencias. Que la burocracia política haya excluido de las decisiones durante tanto tiempo a la clase trabaja dora e intente ahora arrojar sobre sus espaldas la culpa de la grave situación económica dei país, carece de toda lógica. La crisis, en efecto no ha nacido de las demandas presentadas por el sindicato Solidaridad, sino que esas demandas, ciertamente exageradas, en función de los problemas de Polonia, surgieron como reacción frente a los errores de la administración del Estado. Dado que los problemas no van a solucionarse con una simple escalada de reivindicaciones laborales, porque no se pueden sacar recursos de donde no los hay, es forzoso concluir que el movimiento económico va a irse orientando, poco a poco, hacia planteamientos políticos, como única forma de enderezar el curso de la situación a que se ha llegado. 111. LOS OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR LAS PARTES. El Gobierno polaco desea recuperar la iniciativa, pero se ve en un serio dilema: por una parte la presión del movimiento obrero resulta difícil de resistir cuando el pueblo esta irritado por la situación económica, y lo normal en tal caso seria arrojar lastre, concediendo en forma gradual las demandas obreras mas razonables, incluso algunas de carácter político. para crear la sensación de una cierta participación obrera en la conducción del país, y fomentar de tal modo un estado de animo favorable a la aceptación de medidas de austeridad, que aparecen como inevitables y urgentes. Lo malo es que el Gobierno polaco no tiene completa libertad de acción, y por otro lado esta la URSS, presionándolo, directamente o a través de los demás países del grupo comunista, para que asuma una línea intransigente y restablezca la disciplina. El Gobierno polaco corre constantemente el peligro de que el rechazo a las reivindicaciones obreras y campesinas desate un movimiento de rebeldía que tendría que ser reprimido por la fuerza; y ello nos hace preguntarnos si las fuerzas de Policía o del Ejercito responderían eficazmente a las órdenes de su Gobierno. Es muy probable que tuviera que pedir el apoyo de las fuerzas del Pacto de Varsovia, soviéticas o de los otros países miembros. Llegado a ese punto, el Gobierno de Varsovia debería recurrir en forma cada vez mas violenta a la represión; difícil, dado que lo mas probable no seria la resistencia armada, sino la resistencia civil, y ante la incapacidad evidente de Polonia para resolver el problema económico, la carga de sostener la economía polaca acabaría recayendo en la URSS y demás países de Europa oriental. Tratando de escapar a este dilema, Stanislav Kania alterna las concesiones con los "cuidadosos" llamamientos a mantener el orden, al mismo tiempo que por el rabillo del ojo esta observa e! humor de la URSS, expresado a veces a través de la prensa de Praga, o de Berlín Oriental La Iglesia católica, que, como mencionábamos antes es muy poderosa en Polonia, no desea forzar las cosas, y pretende ganar tiempo para permitir, por un lado, consolidar las ganancias políticas, y por otro dejar que el Gobierno sufra un proceso de desgaste, para arrancar concesiones mas tarde. Tampoco desea la Iglesia llegar a planteamientos que aumenten la militancia política del movimiento obrero, movimiento que en tal caso se orientaría, como es natural, a posiciones acordes con sus intereses de clase. Un movimiento obrero bien organizado y militante, no le interesa ni al Gobierno de Polonia ni a la Iglesia católica, pues el primero desea recuperar el control de la clase trabajadora y la segunda no quiere perderlo ahora que, indirectamente, lo tiene en su mano. Así el dirigente Walesa desempeña un papel de respuesta inmediata a los intereses de la Iglesia católica, pero al mismo tiempo, podría facilitar la recuperación del control gubernamental, dado que el constituye una barrera, hasta ahora eficaz, a la politización del movimiento. Dicho esto, nos parece imposible que el actual equilibrio precario pueda mantenerse mucho tiempo. Si el movimiento obrero no es aplastado por el Gobierno polaco, con o sin el apoyo de la URSS o sus aliados a la dirección representada por Walesa no le queda mas que aceptar la reorientación de las reivindicaciones económicas de los trabajadores hacia el terreno político, o arriesgarse a ser barrida por un movimiento mas dinámico. La URSS esta en este momento también en otro dilema, pues si, por un lado, no puede dejar que salga adelante la experiencia de "Solidaridad", que significaría a ojos del mundo la prueba del fracaso del modelo "socialista” que ella preconiza; por otra parte, ante la incapacidad manifiesta del Gobierno de Varsovia para resolver la crisis, no le quedaría mas camino que la intervención armada, y eso en mi opinión, esta descartado mientras este reunida la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europeas en Madrid, que constituiría un foro ideal para que los países occidentales expusieran tanto la hipotética acción agresora e imperialista de la URSS, como el fracaso del modelo político que ella trató de llevar adelante en Polonia. Creo, además, dudoso que la URSS obra un nuevo frente de conflictos mientras no se acalle la resistencia en Afganistán. IV. EL PRONOSTICO. Siempre es difícil predecir el desarrollo futuro de los acontecimientos políticos: pero a la luz de lo que he expuesto podríamos concluir que la crisis política del sistema; sin llegar a una ruptura con el Pacto de Varsovia ni a una vuelta completa al sistema de democracia occidental. Es evidente que, dejado a si mismo, el pueblo polaco acabaría imponiéndose al Gobierno y el movimiento desembocaría en un sistema pluralista, similar al de algunos países occidentales. Sin embargo, y teniendo en cuenta los frenos políticos externos, no es probable que eso ocurra, y lo mas que puede esperarse es una liberalización, que ira hacia una especie de finlandización atenuada. Será una democracia, como se ha dicho recientemente de España, pero mas validamente en este caso, en libertad condicional. No debemos olvidar, con todo, que ninguna reforma política será capaz de resolver el gigantesco problema económico que tiene planteado el país. La obligación urgente de apretarse el cinturón y el abandono de muchas de las ventajas conseguidas por los' trabajadores tendrán que ser reconocidas. Eso no lo puede pedir la burocracia política que ha llevado al país a donde esta. Por eso, entiendo que se reconocerá la inevitabilidad de la transformación política, limitada hasta cierto punto, que permita plantear las medidas de salvación nacional, que sólo puede presentar a la clase trabajadora un Gobierno en el que ella se sienta representada, y no un Gobierno que usurpa esa representación. La experiencia polaca tiene un gran valor para todo el mundo; pues si no prueba, como quieren algunos, que la economía de mercado es el sistema mas racional y la democracia burguesa la única verdadera, si deja claro, que la economía dirigida por una burocracia política, tampoco funciona mejor. Nadie es lo suficientemente inteligente como para reivindicar para si la dirección exclusiva de un pueblo. Hoy como ayer sigue sin justificarse la renuncia a la libertad, por la promesa de la eficacia económica.