Perspectivas sobre estrategia marítima Perspectivas sobre estrategia marítima Ensayos de las Américas, la nueva estrategia marítima de EE UU y comentario sobre Una Estrategia Cooperativa para el Poder Naval en el Siglo XXI Paul D. Taylor, Edito r > NAVAL WAR COLLEGE PRESS Paul D. Taylor, Editor PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA: ENSAYOS LA DE NUEVA LAS AMÉRICAS, E STRATEGIA MARÍTIMA DE EE UU Y UNA COMENTARIO SOBRE ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA SIGLO EL PODER XXI NAVAL EN EL U.S . GOV E R N ME N T O F F I C I A L E D I T I O N N OT I C E Use of ISBN Prefix This is the Official U.S. Government edition of this publication and is herein identified to certify its authenticity. ISBN 978-1-884733-57-4 is for this U.S. Government Printing Office Official Edition only. The Superintendent of Documents of the U.S. Government Printing Office requests that any reprinted edition clearly be labeled as a copy of the authentic work with a new ISBN. Legal Status and Use of Seals and Logos The logo of the U.S. Naval War College (NWC), Newport, Rhode Island, authenticates Perspectivas sobre estrategia marítima: Ensayos de las Américas, la nueva estrategia marítima de EE UU y comentario sobre Una Estrategia Cooperativa para el Poder Naval en el Siglo XXI edited by Paul D. Taylor, as an official publication of the College. It is prohibited to use NWC’s logo on any republication of this book without the express, written permission of the Editor, Naval War College Press or the editor’s designee. PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA: ENSAYOS LA DE NUEVA LAS AMÉRICAS, E STRATEGIA MARÍTIMA DE EE UU Y UNA COMENTARIO SOBRE ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA SIGLO EL PODER NAVAL XXI PAUL D. TAYLOR, Editor NAVAL WAR COLLEGE PRESS New p or t, R hod e Is lan d EN EL The contents of this volume represent the views of the authors. Their opinions are not necessarily endorsed by the Naval War College or by any other agency, organization, or command of the U.S. government. Printed in the United States of America Policy Studies Series Library of Congress Cataloging-in-Publication Data NAVAL WAR COLLEGE PRESS Code 32 Naval War College 686 Cushing Road Newport, R.I. 02841-1207 Website: www.usnwc.edu/press www.twitter.com/NavalWarCollege Perspectivas sobre estrategia marítima : ensayos de las Américas, la nueva estrategia marítima de EE.UU. y comentario sobre Una estrategia cooperativa para el poder naval en el siglo XXI / Paul D. Taylor, editor. p. cm. — (Policy studies series) ISBN 978-1-884733-57-4 1. Naval strategy—United States. 2. Sea-power—United States. 3. Cooperative strategy for 21st century seapower. I. Taylor, Paul D. (Paul Daniel), 1939- II. Cooperative strategy for 21st century seapower. V163.P46 2009 359’.030973 2009008598 Índice Introducción, por el Almirante James G. Stavridis, Armada de los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . vii Prefacio, por el Contraalmirante James P. WISECUP, Armada de los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . xiii Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xv PARTE UNO: Ensayos de las Américas Formulación de una estrategia marítima Capítulo 1 Una estrategia marítima para el Atlántico Sur . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Contraalmirante Álvaro J. MARTÍNEZ, Armada Argentina Capítulo 2 Cambiar las amenazas asimétricas requiere nuevas acciones . . . . . . . . . . . . . . . 13 Capitán de Navío Juan Carlos DEL ÁLAMO Carrillo, Marina de Guerra del Perú Capitán de Navío José CARVAJAL Raymond, Marina de Guerra del Perú Coronel Charles LAMBRUSCHINI Acuy, Fuerza Aérea del Perú Capítulo 3 Desde una perspectiva local: Hacia una estrategia marítima para el Atlántico Sur . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Capitán de Navío Cristian SIDDERS, Armada Argentina Capítulo 4 Dos enfoques hacia la seguridad: La cooperación y los elementos que la obstaculizan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Capitán de Navío Claudio ROGERIO de Andrade Flôr, Marina de Brasil (Retirado) Capítulo 5 Hacia una estrategia marítima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Contraalmirante Miguel Ángel TROITIÑO, Armada Argentina (Retirado) Sugerencias para una nueva estrategia marítima de los Estados Unidos Capítulo 6 Perspectivas de la Armada de Chile sobre una nueva estrategia marítima de los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 Contraalmirante Federico NIEMANN Figari, Armada de Chile Capítulo 7 Un punto de vista brasileño de las iniciativas marítimas de los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 Capitán de Navío Antonio Carlos TEIXEIRA MARTINS, Marina de Brasil iv PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Capítulo 8 Una nueva estrategia marítima de los Estados Unidos para el siglo veintiuno, vista desde una perspectiva institucional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 Contraalmirante Jorge BALARESQUE Walbaum, Armada de Chile (Retirado) Vicealmirante Oscar L. MANZANO, Armada de Chile (Retirado) Comandante Hugo F. FONTENA, Armada de Chile (Retirado) Capítulo 9 Contribuciones al diseño de una nueva estrategia marítima para los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Capitán de Navío Luis Carlos de Carvalho ROTH, Marina de Brasil (Retirado) Capítulo 10 La cooperación para la seguridad regional y global desde una perspectiva chilena y sus consecuencias para una nueva estrategia marítima estadounidense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 Prof. Francisca MÖLLER Undurraga, Academia de Guerra Naval de Chile Capitán de Navío Omar GUTIÉRREZ, Armada de Chile (Retirado) Vicealmirante Germán GODDARD, Armada de Chile (Retirado) Vicealmirante José MARCHANT Ortega, Armada de Chile (Retirado) Sr. Marcelo PALMA, Academia de Guerra Naval de Chile Capitán Jaime SEPÚLVEDA, Cuerpo de Infantería de Marina de Chile (Retirado) La cooperación mediante las asociaciones marítimas regionales Capítulo 11 Una estrategia marítima regional contra nuevas amenazas. . . . . . . . . . . . . . . . 111 Capitán de Navío Federico RECHKEMMER Prieto, Marina de Guerra del Perú Capitán de Navío Ricardo MENÉNDEZ Calle, Marina de Guerra del Perú Capitán de Navío Carlos PILCO Pérez, Marina de Guerra del Perú Capítulo 12 Gris sobre gris: La asociación crítica entre las armadas de Canadá y de los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 Dr. James BOUTILIER, Armada Canadiense Capítulo 13 Cooperación en la seguridad nacional: Hacia un nuevo sistema de seguridad hemisférica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129 Capitán de Navío James THORNBERRY Schiantarelli, Marina de Guerra del Perú Coronel de Marina César AGUIRRE Rodríguez, Fuerza Aérea del Perú Capitán de Navío Luis GARCÍA Barrionuevo, Marina de Guerra del Perú Capítulo 14 Conclusiones: Ensayos sobre las Américas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 ÍNDICE v PARTE DOS: La nueva estrategia marítima de los Estados Unidos Capítulo 15 Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI. . . . . . . . . . 153 PARTE TRES: Comentarios sobre Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI Capítulo 16 Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI: Una visión desde afuera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169 Profesor Geoffery TILL Capítulo 17 El comercio que circula por los mares y la estrategia marítima . . . . . . . . . . . . . 183 Sr. Steve CARMEL Capítulo 18 Implementación de la estrategia del poder marítimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191 Capitán de Navío Wayne P. HUGHES, Jr., Armada de los Estados Unidos (Retirado) Capítulo 19 La nueva estrategia marítima: Una oportunidad perdida . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203 Contraalmirante William T. PENDLEY, Armada de los Estados Unidos (Retirado) Capítulo 20 La nueva estrategia marítima: El resto de la historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211 Profesor Robert C. RUBEL Capítulo 21 La aparición de una nueva estrategia marítima para los Estados Unidos. . . . . . 221 Profesor LU Rude Contribuyentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229 Introducción: Una Estrategia Marítima en las Américas “Las naciones, como los hombres”, dijo el constitucionalista argentino del siglo XIX Juan Bautista Alberdi, “no tienen alas; ellos hacen las jornadas a pie, paso a paso.” El hecho de que esos pasos han sido con frecuencia dirigidos - y continúan dirigiéndose hacia el mar o los grandes ríos no es un accidente, ni es una consecuencia insignificante; especialmente aquí en las Américas donde todos, excepto dos de nuestros vecinos (Bolivia y Paraguay), comparten fronteras con el mar, y donde muchas naciones cuentan con ríos muy poderosos como fuente central para su economía y comercio. Aquellos de nosotros que llamamos a las Américas nuestro hogar, también compartimos los lazos comunes del mundo marítimo. Estos lazos nos han unido no sólo geográfica y comercialmente, sino también a través de nuestra historia compartida. Cada nación en este vecindario puede vincular al menos una parte de su herencia a los océanos y a los ríos del mundo, en donde juntos podamos trazar el rumbo hacia un futuro seguro y próspero. Es con una experta visión de ese futuro - definido por un cambio rápido, hecho posible por las avanzadas tecnologías y el incremento de los sistemas, sociedades y economías en red – que Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI fue elaborada y presentada en octubre de 2007 por los líderes de los tres Servicios Marítimos. En las Américas, nuestras conexiones están profundamente arraigadas. Nuestros vínculos económicos, culturales, sociales y militares crecen cada día más fuertes. Nuestras fortunas individuales y colectivas sin duda subirán y bajarán con la marea de la seguridad y cooperación marítima. La capacidad de intercambio marítimo, flexible, escalable y persistente, central para Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI, es una parte bienvenida y esencial de los esfuerzos regionales de los Estados Unidos para ayudar a mantenernos todos a flote y en una marea creciente. Sin ser de ninguna manera perfecta – ningún esfuerzo de visión futura lo es - esta estrategia marítima es un salto colosal hacia adelante en la forma en que los Estados Unidos se aproximan a sus vecinos alrededor del mundo y cómo se ve así mismo viii PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA también como un contribuyente, y no como único proveedor, de la seguridad y el acceso a los patrimonios marítimos mundiales. Si cumple con algo, Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI, reconoce que los intereses de los Estados Unidos son mejor respaldados promoviendo un sistema mundial compuesto por redes interdependientes de comercio, finanzas, información, leyes, gente y formas de gobierno. Las Américas no están aisladas de este sistema mundial y los Estados Unidos indudablemente no se apartan de nuestros vecinos del norte y del sur. De hecho, la seguridad y la prosperidad de los Estados Unidos están íntimamente ligadas a la de ellos, y mucho del comercio global de los Estados Unidos fluye del norte a sur y del este a oeste. El cuarenta por ciento de nuestro comercio transita dentro de las Américas, y la mitad de éste es con América Latina y el Caribe, y la mayor parte de dicho comercio es por mar. Más de la mitad del petróleo crudo y sus derivados consumidos en los Estados Unidos provienen de nuestro propio hemisferio, con más de una tercera parte, una vez más, originados dentro de Latinoamérica y el Caribe. Decir que dependemos uno del otro, no es ninguna hipérbole exagerada. A medida que la globalización se profundiza y las amenazas a este entrelazado sistema regional y mundial emergen y evolucionan, las organizaciones de seguridad - de los Estados Unidos, así como también de nuestros vecinos en todos los puntos cardinales debe continuar fomentando y construyendo relaciones que mejoren nuestra habilidad colectiva para enfrentar y frustrar los desafíos transnacionales que se manifiestan tanto en la tierra como en el mar. Reconociendo que ningún país puede garantizar la seguridad marítima total, Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI por encima de todo, concede una gran importancia a la palabra “Cooperativa.” La estrategia, reconoce acertadamente que los intereses vitales de los Estados Unidos - la seguridad de nuestros ciudadanos y la de nuestros vecinos, nuestro bienestar económico, nuestra integridad territorial, y la seguridad regional - están indisolublemente ligados a los intereses de otras naciones en la región y más allá. Como en todo vecindario, nosotros en las Américas tenemos conexiones mutuas que son más que físicas o geográficas. Estamos unidos por la economía, la demografía, los territorios comunes, las culturas compartidas y las relaciones militares. A medida que las economías de Latinoamérica, el Caribe y los Estados Unidos estén cada vez más ligadas a la economía mundial, es vital asegurarse que todos continuemos nuestra jornada hacia las costas y más allá. El acceso a las aguas internacionales, al comercio marítimo y al resto del mundo es primordial. Más importante aún, el trabajar juntos potenciando la fortaleza de los demás, de forma tal de asegurar nuestra habilidad colectiva de influir en los acontecimientos en tierra, es una necesidad. Mediante la utilización de los patrimonios marítimos comunes, para encontrar un terreno común, el Comando Sur de los Estados Unidos está implementando Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI. Mediante la exploración de nuestra cultura común, propiciando y mejorando nuestras relaciones militares, INTRODUCCIÓN: UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA EN LAS AMÉRICAS ix aprendiendo el uno del otro, viendo al mundo a través de los ojos del otro, y no simplemente tratando de ver el punto de vista nuestro, los Estados Unidos y nuestros amigos y socios en América Latina y el Caribe estamos trabajando juntos para enfrentar los retos de un futuro incierto. Afortunadamente, no hay amenazas militares convencionales inminentes para los intereses de los Estados Unidos en las Américas, ni las prevemos en un corto ni mediano plazo. Y, a pesar que algunas tensiones pueden surgir entre países vecinos de vez en cuando, tampoco visualizamos ningún conflicto militar importante a desarrollarse entre las naciones de América Latina y el Caribe. Pero no nos confundamos, existen retos; retos para los cuales Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI está bien adaptada para enfrentarlos o contribuir a su solución: los desastres naturales, el narcoterrorismo, el tráfico de drogas, la delincuencia y las pandillas, sólo para nombrar algunas pocas. Además, la presencia de las influencias del terrorismo transnacional son motivos de preocupación y demandan una vigilancia debida de nuestra parte. En particular el tráfico de narcóticos, beneficia inmensamente a determinados criminales, creativos e innovadores, que hacen cualquier cosa para obtener ganancias. Su uso del mar y los ríos no es una novedad, pero sus métodos sí lo son. El empleo de naves semi-sumergibles auto propulsadas (SPSSs), construidas en lo profundo de las selvas y capaces de transportar toneladas de cocaína directamente a las manos de nuestra juventud, ilustra su grado de sofisticación. Pero no son invencibles. En septiembre de 2008, por ejemplo, el buque anfibio USS McInerney (FFG-8) se encontraba patrullando cerca de 350 millas de la costa de Guatemala. A bordo de este buque de la Armada de los EE.UU un Destacamento de Autoridad Legal perteneciente al Servicio de Guardacostas se mantenía listo para desempeñar sus funciones en alta mar. A más de mil millas de distancia, en nuestra Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial-Sur (Joint Interagency Task Force-South o JIATF-South) en Key West, Florida, sus operadores estaban integrando información de inteligencia y de vigilancia sobre diversas amenazas posibles. El USS McInerney fue guiado hacia un débil contacto que navegaba hacia México o a los Estados Unidos al amparo de la oscuridad. Éste era el SPSS más avanzado hasta la fecha. Pero gracias a los esfuerzos conjuntos de JIATF-Sur y al trabajo de múltiples recursos basados en el mar, el aire, la tierra y en el espacio, fue capturado. Contaba con una tripulación de cuatro miembros y una capacidad de carga de siete toneladas métricas de cocaína, y gracias a las disposiciones del Acta de Interdicción de Embarcaciones que Trafican Drogas del 2008, los operadores fueron procesados judicialmente con éxito. La captura de este SPSS, en particular, es una historia exitosa. Lo más importante, sin embargo, es el hecho de que por cada uno que capturamos, creemos que otros se nos escapan. Los SPSS que logran evadir la captura representan un promedio del 30 por ciento de la cocaína en circulación en las zonas de tránsito de droga. Las implicancias son enormes, especialmente cuando nosotros seguimos combatiendo el fanatismo en todo el mundo. Las conexiones potenciales entre narcotraficantes y grupos terroristas no son triviales. Las tácticas y la capacidad de carga de los SPSS podrían utilizarse para fines mucho más infames que para el transporte de narcóticos. El nexo entre las actividades criminales y terroristas regionales motivadas económicamente y aquellas que están controladas ideológicamente es un área de x PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA creciente preocupación. La presencia persistente de nuestros socios marítimos en toda la región es fundamental para entorpecer esta potencial unión fatal. Nosotros debemos permanecer vigilantes y trabajar juntos, a través de las Américas, para detener las amenazas transnacionales a la seguridad, de extremas consecuencias, antes de que ellas se materialicen. Aparte del tráfico de narcóticos y los desastres naturales, las mayores amenazas en la región son alimentadas por la pobreza y por la desigualdad, tanto social como de ingresos. La pobreza y la desigualdad en América Latina y el Caribe proporcionan un terreno fértil para las actividades ilícitas y desestabilizadoras (por ejemplo, la producción y el uso de drogas, el crimen, las pandillas y la inmigración ilegal), y otorgan la posibilidad de que ideologías radicales echen raíces. Las mencionadas condiciones de los desafíos sintomáticos en América Latina y el Caribe, también proporcionan un activo mercado vibrante de ideas donde los modelos de seguridad, economía y políticos compiten en contra de los retos detallados anteriormente. Los Estados Unidos es uno entre muchos competidores en ese mercado y debe verse a sí mismo de esa manera. Las razones geográficas de por sí no harán de los Estados Unidos el competidor favorito o el más efectivo; ello requerirá mucho más que eso. Para asegurar nuestra sólida posición competitiva y mejorar las relaciones con nuestros vecinos, los Estados Unidos deben competir hábilmente en el mercado de ideas. Debe mostrar mejores ideas que las de la competencia, debe alimentar esas ideas, y debe alimentarlas a través de compromisos continuos y no sólo mediante interacciones episódicas. Con ese fin, el Comando Sur de los Estados Unidos ha construido relaciones amistosas de seguridad cooperativa y ha promovido los intereses de los Estados Unidos entre las fuerzas armadas, en su área de interés. Lamentablemente, algunas tendencias en ciertos países dificultan la seguridad cooperativa. Algunos líderes - tanto de adentro de la región como de muy lejos de sus costas - también han adoptado una voz, y en algunos casos una posición popular, en contra de los Estados Unidos. Al hacerlo, ellos han construido barreras aún más altas para entrar a lo que actualmente es un ambiente competitivo. Para contrarrestar esas fuertes voces contrarias a los Estados Unidos y derribar esas barreras, el Comando Sur de los Estados Unidos ha tomado la iniciativa y pondrá vigorosamente en práctica Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI. Mediante planteamientos innovadores, como la Estación de la Flota Global (Global Fleet Station), la Estación de la Alianza del Sur (Southern Partnership Station), la Operación Promesa Continua (Operation Continuing Promise), Amistad y Cooperación de las Américas (Partnership of the Americas), y en los despliegues humanitarios del buque hospital USNS Comfort (T-AH 20), el buque de Asalto Anfibio USS Boxer (LHD 4), y el buque de asalto anfibio USS Kearsarge (LHD 3), nosotros también nos hemos hecho presentes. Pero lo hemos hecho con palabras de buena voluntad, competencia y profesionalismo. Hemos hablado con la voz de la amistad, y no de la enemistad. Construyendo sobre nuestras prolongadas relaciones existentes en la región y por la completa integración de esfuerzos a través de las fuerzas armadas, con aquellos socios nuestros interagenciales, internacionales, públicos y privados, hemos mitigado el sufrimiento humano, mejorado la seguridad cooperativa, y hemos hecho la región más INTRODUCCIÓN: UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA EN LAS AMÉRICAS xi segura para aquellos de nosotros que estamos tratando de preservar la paz, a la vez que dificultamos las condiciones para aquellos que buscan fracturarla. Nosotros en el Comando Sur de los Estados Unidos nos enfocamos, por supuesto, en la cooperación militar. Nuestros socios en la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) trabajarán en el desarrollo y nuestros amigos del Departamento de Estado (State Department) llevarán a cabo las tareas diplomáticas. Donde podamos ayudar a la Agencia de Desarrollo Internacional (Agency for International Development) y al Departamento de Estado lo haremos. La clave está en mantenernos todos trabajando juntos en apoyo a la política de los Estados Unidos. A medida que las naciones de las Américas continúan en nuestra jornada paso-a-paso hacia los mares tempestuosos del siglo XXI, el Comando Sur de los Estados Unidos como parte de un esfuerzo más amplio – mantendrá constante el curso establecido por Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI. Estamos comprometidos a prevenir la guerra y a preservar la tranquilidad y el acceso legítimo al medio ambiente marítimo para todos. Pero, como nuestra estrategia marítima lo demanda, también estaremos listos para llevar a cabo operaciones de combate si es necesario. Entendiendo, sin embargo, que en un conflicto militar a gran escala en la región es altamente improbable, nosotros nos guiaremos por una brújula que nos indique hacia una mayor interdependencia económica y prosperidad, la persistente presencia y el compromiso, una mejorada capacidad de colaboración, un mayor entendimiento cultural, el continuo compartir de ideas y una comunicación estratégica efectiva; todo impulsado por nuestro amplio apoyo a una aproximación interagencial. Este volumen y los reflexivos documentos que contiene, cumplen con el propósito de perpetuar el diálogo y mejorar nuestro entendimiento, de la función que el medio ambiente marítimo desempeña en las Américas. Aplaudo esos trabajos y estoy honrado por la oportunidad de contribuir con mis propios pensamientos al esfuerzo general. Mi desafío a los diversos autores que escribieron los ensayos que siguen, así como a los lectores que gozan de los beneficios de esos escritos, es para que continúen observando, analizando, debatiendo y escribiendo sobre la mejor manera de lograr la cooperación y la integración de los servicios militares, con aquellas iniciativas interagenciales, internacionales, y del sector público o privado, de los así llamados “socios marítimos regionales”, en Una estrategia cooperativa para el poder marítimo del siglo XXI. JAMES G. STAVRIDIS Almirante de la Armada de los Estados Unidos Comandante del Comando Sur de los Estados Unidos Prefacio La Participación de la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos en el desarrollo y la evaluación de la estrategia marítima, documentada en este volumen, representa una continuación de una misión histórica y, a la vez, un cambio en la institución que tengo el honor de encabezar. Desde la fundación de la Escuela de Guerra Naval, en 1884, su programa de estudios ha hecho hincapié en el estudio de la estrategia, las tácticas y las operaciones. Cuando uno de los cuatro miembros del profesorado original, el Capitán de Navío Alfred Thayer Mahan, pasó a ser el segundo presidente de la Escuela, produjo una serie de discursos publicados en 1890 como The Influence of Seapower upon History 1660–1783 (La influencia del poder naval en la historia 1660–1783). Ese libro incorporó una manera sofisticada de pensar sobre la guerra naval que coincidió con tendencias importantes en asuntos nacionales e internacionales y proporcionó una lógica oportuna para el hincapié en el emergente poder naval y un papel global en expansión de los Estados Unidos a fines del siglo XIX. En el extranjero, el Káiser alemán Guillermo II empleó la tesis de Mahan para justificar su desafío a la superioridad naval británica en la Primera Guerra Mundial y el libro impulsó los sueños de expansión de Japón en el océano Pacífico anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Así que cuando el Almirante Mike Mullen, en su calidad de Jefe de Operaciones Navales decidió con sus colegas del Cuerpo de la Infantería de Marina y del Servicio de Guardacostas desarrollar en 2006 una nueva estrategia marítima, fue natural que se dirigiera a la Escuela de Guerra Naval para obtener apoyo. Dió a la Escuela la tarea de redactar una estrategia “de y para su tiempo”. En respuesta, la Escuela, junto con muchos otros, trabajó afanosamente por más de un año en la elaboración de opciones para los jefes de los servicios mediante análisis de escenarios, juegos de guerra, conferencias de alto nivel, simposios y otros intercambios profesionales con eruditos, oficiales y muchas Armadas, tanto en Newport como en otros lugares del mundo. El Almirante Mullen había admitido que “la Armada de Estados Unidos no podrá, por sí sola, preservar la libertad y la seguridad de todo el dominio marítimo”. Por lo tanto, nuestros esfuerzos para elaborar una nueva estrategia marítima incluyeron extensas consultas con los servicios marítimos de otros países, dirigidas a obtener perspectivas y xiv PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA recomendaciones para una nueva estrategia de Estados Unidos. Esa labor produjo comentarios muy valiosos y aportó diversas perspectivas que ayudaron a hacer que la estrategia fuera robusta en múltiples dimensiones y útil tanto para los líderes navales como para los formuladores de políticas nacionales para entender el papel fundamental que deben desempeñar las fuerzas marítimas en un sistema internacional en evolución. Como parte de ese proceso, mi predecesor como presidente de la Escuela de Guerra Naval, el Contraalmirante Jacob Shuford, USN invitó a las Armadas del mundo entero a que presentaran artículos que proporcionaran opiniones sobre asuntos vinculados a la estrategia marítima y a la cooperación internacional dirigidos a incrementar los intereses comunes en el dominio marítimo. Trece de esos ensayos fueron publicados en 2008 como Newport Paper 31, Perspectives on Maritime Strategy: Essays from the Americas (Perspectivas sobre estrategia marítima: ensayos de las Américas). Una traducción de esos ensayos constituye la primera parte de este volumen. Los jefes de la Armada de Estados Unidos, del Cuerpo de Infantería de Marina y de los Guardacostas presentaron la nueva estrategia marítima, A Cooperative Strategy for 21st Century Seapower (Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI), en el Décimoctavo Simposio Internacional de Poder Marítimo realizado en la Escuela de Guerra Naval en octubre 2007. Los ensayos de las Américas y los vastos aportes de nuestras interacciones con los servicios marítimos de otros países ejercieron una profunda influencia sobre la forma de la nueva estrategia y reflejaron la convicción del Jefe de Operaciones Navales actual, el Almirante Gary Roughead, de que la confianza y la cooperación no podrían crearse espontáneamente en tiempo de necesidad. Ambas se basan en relaciones que se deben forjar paciente y progresivamente, a fin de que los intereses estratégicos de los participantes se tengan continuamente en consideración y que se promuevan la comprensión y el respeto mutuo. La última sección de este volumen es una traducción de artículos publicados en los números de primavera y otoño de 2008 de Naval War College Review (Revista de la Escuela de Guerra Naval), con comentarios sobre la nueva estrategia marítima. Es significativo que algunos de sus comentarios fueron producidos por analistas de países distintos de los Estados Unidos y que reflejaron la creencia del Almirante Mullen de que toda nueva estrategia debe ser vista a través de los ojos de otros países. Ese enfoque es esencial para que la estrategia marítima sea dinámica, pertinente y adecuada, porque la cooperación marítima tiene que estar respaldada por un diálogo serio y continuo. Este volumen representa la primera vez que la imprenta de la Escuela de Guerra Naval realizó una publicación en un idioma distinto del inglés. La decisión de hacerlo es un ejemplo más de nuestro compromiso a obrar conjuntamente con otros países del mundo, con miras a mantener una conversación apropiada sobre la estrategia marítima y apoyar los esfuerzos internacionales para implementarla con efectividad. Los instamos a que hagan comentarios sobre esta obra. JAMES P. WISECUP Contraalmirante de la Armada de los Estados Unidos Presidente de la Escuela de Guerra Naval Prólogo El presente volumen edita en español documentos que se imprimieron antes en inglés en tres publicaciones distintas. La Parte Primera consiste en trece ensayos sobre la estrategia marítima preparados por autores de las Américas, fuera de los Estados Unidos. Fueron respuestas a una invitación del presidente de la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos para ayudar en la preparación de una nueva estrategia marítima para los Estados Unidos. Los ensayos y un capítulo de conclusión escrito por el editor se publicaron originalmente en agosto de 2008 como el Newport Paper 31, Perspectives on Maritime Strategy: Essays from the Américas. La Parte Segunda es la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos, que se publicó en octubre de 2007 como A Cooperative Strategy for 21st Century Seapower (Una estrategia cooperativa por el poder naval en el siglo XXI), tal como quedó reimpresa más tarde en el Naval War College Review de invierno de 2008 (vol. 61, no. 1). La última sección, Parte Tercera, consiste en seis ensayos que tratan de la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos. Uno fue preparado por un autor del Reino Unido y otros cuatro por autores de los Estados Unidos; estos cinco aparecieron en el Naval War College Review de primavera de 2008 (vol. 61, no. 2). El sexto artículo, por un analista chino, se publicó en el Review, otoño de 2008 (vol. 61, no. 4). Parte Primera: Ensayos de las Américas Los capítulos en esta sección, agrupados en tres subsecciones temáticas, ofrecen una rica variedad de visiones hacia la estrategia marítima desde las perspectivas de unas dos docenas de peritos de cinco países de las Américas. Entre los autores se cuentan oficiales navales de alto rango, eruditos civiles y personas con experiencia tanto militar como académica. Cuando el Contraalmirante Jacob L. Shuford, entonces Presidente de la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos, invitó a dirigentes navales de todo el hemisferio occidental a generar artículos que pudieran arrojar luz sobre la estrategia marítima, su petición fue tanto comprehensiva, como amplia y abierta. Pidió solamente “el razonamiento de pensadores estratégicos que puedan traer una visión de largo plazo al proceso de construir una nueva estrategia marítima estadounidense unida a las xvi PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA perspectivas de nuestros socios marítimos”. Expresó su bienvenida a los aportes de cualquier origen sobre cualquier aspecto pertinente del tema. El Contraalmirante Álvaro J. Martínez, de la Armada Argentina, escribe que el mar es sinónimo de la apertura de las naciones hacia el mundo. Afirma además que el progreso de las naciones siempre se ha asociado con su apertura al mundo. El Contraalmirante Martínez argumenta que la estrategia marítima ha sufrido un cambio paradigmático de tal modo que en vez de luchar y ganar guerras en el mar, ahora los países pueden optar por colaborar con otros para consolidar la paz, la cooperación y la seguridad en el ámbito marítimo. En su ensayo, el Capitán de Navío Juan Carlos Del Álamo y sus colegas de la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea Peruanas tratan los cambios en el ambiente internacional que afectan la seguridad marítima. Señalan hacia nuevas amenazas en forma de terrorismo internacional, tráfico de narcóticos y material que pudiera destinarse a armas de destrucción masiva, piratería, contrabando y sobrepesca ilegal. Ven en estas amenazas asimétricas algo que genera consecuencias nacionales y regionales y sugieren respuestas estratégicas a las mismas. El Capitán de Navío Cristian Sidders de la Armada Argentina argumenta que en la formulación de una estrategia marítima para su país, se deben considerar las características del Atlántico Sur y específicamente los intereses marítimos argentinos. Sopesa el uso del mar en contra del valor de la libertad de navegación. Al respecto, ofrece ideas sobre el tema de lograr la cooperación entre los países, a la vez que se protegen sus intereses nacionales. El Capitán de Navío Claudio Rogerio de Andrade Flôr, retirado de la Marina de Brasil, contrasta lo que él llama las modalidades diferentes de los Estados Unidos y del Brasil. Argumenta que los Estados Unidos ejercen una hegemonía mundial, mientras que la política brasileña se centra en la cooperación entre los pueblos por el progreso de la humanidad. Aseverando que los Estados Unidos buscan la seguridad nacional mediante el poderío militar y tecnológico, ofrece ciertas observaciones sobre cómo pueden colaborar los dos países dentro del contexto de sus distintas visiones de la cooperación contra los enemigos comunes y amenazas tales como el terrorismo internacional. El Contraalmirante Miguel Ángel Troitiño, retirado de la Armada Argentina, traza la historia de la estrategia marítima en el desarrollo de Argentina desde la tierra hacia el mar. Sugiere que ahora el mar ofrece el medio para proseguir la integración de su país y su relación más productiva con el resto del mundo. La estrategia que propone exigiría medidas económicas, legales, tecnológicas y políticas, todas ellas coordinadas el más alto nivel gubernamental. El Contraalmirante Federico Niemann Figari, de la Armada Chilena, explica la importancia que para el desarrollo de un estado oceánico representa el ejercicio de la soberanía y el control sobre el espacio marítimo. Describe el concepto chileno del “mar presencial” como uno similar al concepto de la alerta en el espacio marítimo, argumentando que es preciso respetarlo sin debilitar la Convención de la Organización de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Mar ni afectar la libertad que rige las áreas comunes en alta mar. Examina las actividades marítimas cooperativas de Chile con otros PRÓLOGO xvii países e identifica temas que es necesario tratar en una cooperación internacional adicional. El Capitán de Navío Antonio Carlos Teixeira Martins, de la Marina de Brasil, examina las propuestas estadounidenses en materia de una “Armada de Mil Navíos” y la “Estación de la Flota Global.” Se pregunta si los Estados Unidos son sinceros en sus propuestas de cooperación internacional. Si bien reconoce que Brasil y los Estados Unidos tienen intereses comunes en cuanto a la lucha contra el terrorismo, la reducción del crimen transnacional y la búsqueda de mayor seguridad marítima, cooperación, y paz regional, cuestiona que convenga a Brasil unirse a los esfuerzos de los Estados Unidos en favor de la cooperación marítima. El Contraalmirante Jorge Balaresque Walbaum, quien es retirado de la Armada de Chile, y sus colegas exploran las misiones de la Armada de Chile y de la Armada de los Estados Unidos como medio para identificar áreas de cooperación de beneficio mutuo. Ven una sinergia evidente, en que ninguna nación puede afrontar por su cuenta los retos que se le presentan. Ahora bien, la cooperación depende de la interoperabilidad. Al nivel operativo, es preciso superar diferencias tecnológicas mediante arreglos criptográficos y enlaces de datos efectivos y oportunos. Es preciso, igualmente, mejorar la interoperabilidad al nivel político-estratégico, por medio de una coordinación política comprehensiva y un acuerdo específico sobre temas legales específicas, como son las reglas de empeñamiento. El Capitán de Navío Luis Carlos de Carvalho Roth, retirado de la Marina de Brasil, puntualiza las maneras distintas en que las armadas de Brasil y los Estados Unidos tratan el tema de la estrategia marítima. Identifica áreas de convergencia entre los dos conceptos y sugiere puntos de sustancial cooperación geográfica y que responderían a los objetivos de ambos países. Reconoce qué elementos del Comando de África y del Comando Sur de los Estados Unidos tendrían que estar preparados para una cooperación en toda la gama de temas que interesan a Brasil. La Profesora Francisca Möller Undurraga, de la Academia de Guerra Naval de Chile, y su grupo de escritores emprenden una evaluación del derecho internacional y la seguridad marítima. Citan un extenso cuerpo de reglamentos y convenios internacionales y aseveran que un desafío clave es alcanzar su cumplimiento. Repasan el compromiso de Chile para con los regímenes legales regionales y mundiales y llegan a la conclusión de que la Armada de Chile tiene en común con la estadounidense conceptos de cooperación y del deber de cumplir los requisitos surgidos de los convenios internacionales a los cuales sus países adhieren. El Capitán de Navío Federico Rechkemmer Prieto, de la Marina de Guerra de Perú, y sus colegas señalan que las Américas están menos aquejadas que otras regiones por los conflictos entre estados pero que afrontan, no obstante, amenazas no tradicionales. Ven muchas de estas amenazas como algo de índole regional y concluyen que asimismo exigen una respuesta regional. Plantean algunos objetivos en materia de cooperación para la seguridad y esbozan algunos de los elementos clave que deben incorporarse dentro de cualquier esfuerzo regional en tal sentido. xviii PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA El Dr. James Boutilier, asesor especial (políticas) del Comandante de las Fuerzas Marítimas del Pacífico de Canadá, reseña la asociación de larga data entre las armadas de Canadá y los Estados Unidos. Hace un recuento de los métodos que han sido exitosos para responder a los desafíos de la interoperabilidad tecnológica y, en el caso de interoperabilidad informativa, han funcionado en cierta medida. También es de interés su planteo de cómo las dos armadas han respondido a los asuntos relacionados con la división de tareas entre ellas. Cita la necesidad de una cooperación más estrecha entre la Armada Canadiense y el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos en una era de terrorismo global, pero reconoce problemas cuyas raíces se remontan a las diferencias culturales entre las dos organizaciones. El Capitán de Navío James Thornberry Schiantarelli y sus coautores de la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra de Perú comienzan su ensayo con una reseña de la serie de situaciones en materia de seguridad que podrían surgir en las Américas. Evalúan la suficiencia de las actuales disposiciones de seguridad para manejar tales situaciones, y encuentran que dejan que desear. Proponen una reforma del sistema hemisférico de seguridad, con un Consejo Hemisférico de Seguridad a nivel político, un Sistema Hemisférico de Seguridad a nivel estratégico, una Junta Interamericana de Defensa con responsabilidad a nivel operativo y Comandos Operativos para dirigir las fuerzas a nivel táctico. El capítulo de “Reflexiones finales sobre los ensayos de las Américas” identifica temas comunes que corren como un hilo a través de los escritos y resalta comparaciones y contrastes en el tratamiento que les han dado los autores. Reciben particular atención las oportunidades de cooperación internacional en materia de estrategia marítima y las sugerencias que surgen de los ensayos para superar los obstáculos a los esfuerzos comunes. Parte Segunda: La nueva estrategia marítima de los Estados Unidos El Jefe de Operaciones Navales, Almirante Gary Roughead, y los Comandantes del Cuerpo de Infantería de la Marina y del Servicio de Guardacostas, General James T. Conway y Almirante Thad W. Allen, respectivamente, dieron a conocer la nueva estrategia marítima, titulada A Cooperative Strategy for 21st Century Seapower (Una estrategia cooperativa por el poder naval en el siglo XXI), en octubre de 2007, en el Simposio Internacional sobre Poder Naval (ISS), celebrado en la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos en Newport, Rhode Island. No sólo fue algo sin precedentes que los tres servicios elaboraran una estrategia unificada, sino que el momento y lugar de su publicación también fueron significativos. El ISS aquel año fue la reunión más grande de jefes de armadas y guardacostas en la historia, y la nueva estrategia hizo hincapié en la cooperación internacional como elemento imprescindible para la protección del sistema comercial internacional del cual dependen los beneficios de la globalización. La estrategia, que habla por sí misma en un documento extraordinariamente breve, puede verse como un fundamento, un proceso continuo, del cual el ISS y este volumen son apenas dos elementos—una colaboración continua que busca asegurar la validez de la estrategia y la participación de los países asociados en el impulso hacia sus intereses comunes. PRÓLOGO xix Parte Tercera: Comentario sobre Una estrategia cooperativa por el poder naval en el siglo XXI El profesor Geoffrey Till del King’s College, Londres, observa que el final de la guerra fría y la expansión de la globalización han dado mayor amplitud al concepto de seguridad, haciéndolo pasar de nociones ante todo militares a otras que abarcan las dimensiones de seguridad política, seguridad económica y seguridad ambiental. Hace énfasis en el proceso altamente inclusivo por el cual los servicios marítimos de los Estados Unidos desarrollaron su nueva estrategia marítima y concluye que en ciertos aspectos el proceso fue tan importante como el producto. Encuentra que el énfasis sobre la cooperación entre servicios que se encuentra en la estrategia es nuevo pero considera aun más llamativos la consolidación de la iniciativa de la Asociación Marítima Mundial y el reconocimiento por parte de los Estados Unidos de que ella refleja la necesidad de trabajar con otras naciones. El Sr. Steve Carmel, Vicepresidente Directivo de Maersk Line, también observa que la nueva estrategia está encaminada a reconocer los cambios y desafíos generados por la globalización en los espacios marítimos comunes. Señala que el transporte marítimo es el gran facilitador de la globalización y pregunta cómo pueden colaborar productivamente la industria del transporte y los servicios marítimos. La presencia arrolladora y persistente de barcos comerciales, argumenta, ofrece grandes posibilidades de concientización marítima acrecentada en todo el mundo. Examina las posibilidades de una mayor cooperación e intercambio de información, a la vez que reconoce la posible necesidad de tomar en cuenta el valor comercial de la confidencialidad en ciertas circunstancias. El Capitán de Navío Wayne P. Hughes, retirado de la Armada de los Estados Unidos, elogia la nueva estrategia marítima por cuanto restablece la primacía del poder marítimo dentro de la política de seguridad estadounidense al demostrar su valor como promotora de un pacífico sistema mundial que comprende redes interdependientes de comercio, finanzas, información, derecho, personas y gobierno. Ve en la estrategia un fundamento necesario, pero no suficiente, para una acción colaborativa mejorada. Los dirigentes futuros tendrán que decidir sobre el empleo, teniendo en cuenta la asequibilidad económica, con las capacidades operativas y las estructuras de las fuerzas adaptadas y alteradas en comparación con las realidades actuales de la Armada, el Cuerpo de Infantería de la Marina y el Servicio de Guardacostas. El Contraalmirante William T. Pendley, quien es retirado de la Armada de los Estados Unidos y fue Subsecretario Asistente de Defensa para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, concluye que la más reciente estrategia marítima “pretende serlo todo para todos y por tanto no pasa la prueba de una estrategia realista y viable.” Aunque elogia el documento por su análisis del ambiente de seguridad mundial, para cuyo fin se diseñó, lo culpa de no diferenciar claramente las actuales amenazas ni darles un orden de prioridad. También duda que la estrategia logre explicar cabalmente cómo va a garantizar la seguridad de los Estados Unidos y en particular cómo estimulará a otros países a mejorar su nivel de cooperación, que él ha encontrado insuficiente. Concluye que el verdadero problema para los Estados Unidos es la falta de una estrategia nacional coherente. xx PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA El profesor Robert C. Rubel, Decano del Centro de Estudios de Guerra Naval, explica el proceso que empleó la Escuela de Guerra Naval para evaluar las amenazas, explorar alternativas y formular opciones para la consideración de los líderes de los servicios navales en la formulación de la nueva estrategia marítima estadounidense. Es significativo, señala, que este trabajo de elaboración de la nueva estrategia se realizó estando proscrita toda discusión sobre estructura de las fuerzas. Los analistas buscaron activamente modos de catalizar un mayor nivel de cooperación marítima con otros países. La estrategia final se diseñó para operar continuamente, en contraste con las estrategias del pasado sujetas a la contingencia de la guerra, las cuales se invocarían únicamente en caso de guerra. El profesor Lu Rude, veterano de la Armada del Ejército de Liberación Popular, publicó un artículo de página entera sobre la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos en el número de People’s Navy, el diario oficial de la AELP publicado el 27 de noviembre de 2007. El profesor Andrew Erickson, del U.S. Naval War College, tradujo el artículo de Lu para el Naval War College Review, comentando en su evaluación que Lu elogia el énfasis de la estrategia en la prevención de conflictos y en la cooperación internacional pero sitúa sobre los Estados Unidos la carga de demostrar su sinceridad mediante acciones concretas. Lu resalta el énfasis que hace el documento en la cooperación multinacional contra amenazas no convencionales pero a la vez llama la atención sobre la misión enunciada por la Armada de “disuadir a posibles competidores”.* Agradecimientos Acorde con la índole académica de este volumen, toda la sustancia de esta publicación, salvo la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos, A Cooperative Strategy for 21st Century Seapower, debe considerarse como el parecer personal de los autores y no las posturas de sus instituciones ni gobiernos. La mayor parte de la obra en este volumen la realizaron, desde luego, los autores de cada capítulo. Sin embargo, otras muchas personas han participado para que la obra viera la luz. Los jefes de las armadas y los directores de las escuelas de guerra naval en las Américas han promovido gran parte del trabajo que figura en la Parte Primera. Igualmente, varias personas en la Escuela de Guerra Naval en Newport contribuyeron grandemente al esfuerzo: el Capitán de Navío Michael Sherlock, USN; el Coronel Leo Boucher, USA; el Comandante Sean P. Henseler, USN, y los Profesores Richmond Lloyd y Donald Marrin, quienes brindaron asesoría editorial invaluable. El Dr. Carnes Lord, Director, y el Sr. Pelham Boyer, Director Gerente del Naval War College Press, y su personal se ocuparon de temas de edición y coordinaron el esfuerzo de producción; la Sra. Elizabeth Davis produjo los elementos gráficos de la tapa y la contratapa. Mi mayor agradecimiento a todos. * Ver Andrew S. Erickson, “Analizando la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos: una ventana al pensamiento chino,” Naval War College Review 61, no. 4 (otoño de 2008), p. 37. En su artículo, el profesor Erickson ahonda más en el ensayo del profesor Lu, así como en ensayos de otros dos autores chinos igualmente traducidos y reimpresos en ese número. PRÓLOGO xxi Global Link Language Services, de Boston, tradujo el contenido de este volumen al español desde los textos originales en inglés. El Capitán de Navío Alfredo Blanco de la Armada Argentina, quien es un miembro internacional de la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos, revió todo el texto español. Varios oficiales asociados con el Comando Sur de los Estados Unidos revieron porciones del texto. Ellos son el Capitán de Fragata Oscar Monterrosa de la Armada de los Estados Unidos, el Capitán de Navío David Hardy de la Armada de Chile, el Coronel Cesar Alba-Balcázar del Ejército de Perú y la Mayor Leticia Walpole del Ejército de los Estados Unidos. Gracias a todos estos oficiales por su importante contribución a este esfuerzo. PAUL D. TAYLOR PARTE UNO Ensayos de las Américas FORMULACIÓN DE UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA Parte uno Ensayos de las Américas 1 Una estrategia marítima para el Atlántico Sur Contraalmirante Álvaro J. Martínez, Armada Argentina La relevancia del mar en el siglo XXI E n el siglo XXI, que geopolíticamente podríamos considerar iniciado en 1989 con la caída del Muro de Berlín o en 1991 con la disolución de la Unión Soviética, se sucedieron en el mundo colosales cambios, que imprimieron a los tiempos que vivimos una dinámica antes nunca vista. En este contexto se avizoran tres efectos principales: una marcada interdependencia e interconexión entre los estados, una creciente demanda de recursos renovables y no renovables–entre ellos los energéticos–y una difusión de las distintas culturas con sus ideas y valores. La humanidad procura hoy consolidar un nuevo paradigma de paz y cooperación entre los pueblos, que aleje el fantasma de los conflictos armados y fomente el progreso. La historia nos demostró que el progreso de las naciones estuvo siempre vinculado a su actitud de apertura hacia el mundo, también nos ha enseñado que ese progreso sólo es sustentable si se encarna en una conducta responsable y con vocación de solidaridad, alejada de pretensiones de dominio o explotación desaprensivas. Como marinos, nos resulta sencillo imaginar el rol de lo marítimo en este nuevo proceso: así como el mar es sinónimo de la apertura de las naciones al mundo (lo que por un lado lo ha convertido, como señala la historia, en escenario de múltiples contiendas), también puede ser sinónimo de paz y cooperación. Que los océanos sean el escenario de tal evolución representa una oportunidad trascendente para la especie humana y el planeta: siete décimos de la superficie terrestre se encuentran cubiertos por el agua, dos tercios de la población mundial se asientan a no más de 150 kilómetros de las costas y está previsto que para el año 2025, el 70 por cierto de la humanidad habitará en una franja costera aún más reducida, de unos 40 kilómetros 6 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA de ancho. Por otra parte, en el concierto mundial, más del 65 por ciento de los estados son costeros. En cuanto a la significación económica, se mantiene plenamente el uso tradicional del mar como medio de transporte, donde el 80 por ciento de los productos, a nivel mundial, se comercializan por vía marítima y en los últimos cincuenta años el comercio internacional medido en toneladas per cápita se ha multiplicado por cuatro. Es previsible suponer que el transporte marítimo continúe siendo el principal modo de movimiento de materias primas y manufacturas dada la separación geográfica entre los centros de abastecimiento mundiales y el consumo creciente, entre el que el petróleo y sus derivados ocupan un volumen más que significativo. No puede dejar de mencionarse a las plataformas continentales (Argentina posee la quinta en extensión) y las Zonas Económicas Exclusivas (ZEEs) (entre las cuales se destaca la de nuestro país). Estas zonas abarcan el 36 por ciento de la superficie marítima y poseen más del 90 por ciento de las especies de peces explotables comercialmente, los cuales proveen aproximadamente un cuarto del consumo mundial de proteínas de origen animal. Entre sus muchos otros recursos, cerca del 80 por ciento de los depósitos conocidos de petróleo off-shore, se hallan en estos sectores. A ello debe agregarse la existencia de nódulos polimetálicos, cuya exploración y explotación son de previsible crecimiento ante el aumento de la demanda y el agotamiento de los correspondientes yacimientos en tierra firme. Pero allí no se agotan las numerosas líneas de trabajo posibles en un escenario tan vasto y dinámico como los océanos: el respeto de la ley y el orden internacionales, la salvaguarda de la vida humana, la preservación del medio ambiente marino y su explotación sustentable, la provisión de ayuda humanitaria, la exploración científica, la investigación y desarrollo científico – tecnológico, la integración de las economías y hasta la misma educación son sólo algunos ejemplos de áreas de trabajo que pueden ser incrementadas y mejoradas. Todo ello hace que la importancia del mar y su utilización no solo continúen, sino que cobren una dimensión aún más trascendente. En tal sentido, entendemos que la región del Atlántico Sur constituye un espacio privilegiado por sus potencialidades para encarar este nuevo paradigma. El Atlántico Sur como zona geográfica Nuestro subcontinente, la América del Sur, se encuentra ubicado preponderantemente en el Hemisferio Oceánico, donde la dinámica de los países y regiones lo delinea como una enorme isla, a la que podemos denominar simbólicamente “Amerisur”. Esta isla se ubica entre dos océanos y necesita del mar para comunicarse con el resto del mundo, lo cual se acentúa por la relativa lejanía de la mayoría de los países que la componen con los centros de poder y de consumo mundiales. En este caso, nos abocaremos al Océano Atlántico Sur, el cual baña las costas orientales de Amerisur y es de nuestro interés primario por ser Argentina uno de sus estados costeros. Para hablar del Atlántico Sur debemos antes precisar sus límites. El meridiano UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA EL ATLÁNTICO SUR 7 que pasa por el Cabo de las Agujas al este y el que lo hace por el Cabo de Hornos al oeste, encuadran al Atlántico Sur en el sentido este-oeste, en tanto que el paralelo 60º s es considerado su límite austral donde aparece la Convergencia Antártica. En cuanto al límite norte no existe un criterio uniforme, pero razonablemente se considera, desde el punto de vista geopolítico, la línea imaginaria que partiendo del cabo San Roque en Brasil, se dirige en diagonal al Cabo Verde en África; es decir el angostamiento del Atlántico entre ambos continentes. Posee dos frentes: uno es el frente americano conformado por Argentina, Brasil y Uruguay y el otro es el frente africano, que incluye 21 países del África, siendo Sudáfrica uno de los países pioneros en las relaciones con sus vecinos de América del Sur. Presenta zonas geoestratégicas de particular relevancia, como son: la “Garganta Atlántica”, entre el extremo nordeste de Brasil y el África Occidental, por donde fluyen obligadamente insumos vitales para las economías más desarrolladas, los Pasos Bioceánicos australes, que comunican el Atlántico con el Pacifico y son una vía alternativa al canal de Panamá, en particular para buques que exceden sus dimensiones; y la zona vecina al Cabo de Buena Esperanza, que conecta con el Océano Indico. Se le suma a ésto que constituye la mejor ruta de acceso a la Antártida. Económicamente, la importancia del Atlántico Sur deriva de su principal característica como ruta comercial. Sin embargo, no podemos dejar de lado la relevancia de los países ribereños, principalmente los africanos. Basta con señalar que Estados Unidos compra el 15 por ciento de sus combustibles al oeste africano y que se proyecta que dichas compras se eleven en un 25 por ciento para el año 2015. En este sentido, se destaca a Nigeria y Angola como primer y segundo productor continental de petróleo y con importantes yacimientos gasíferos. Frente a la nueva configuración mundial luego del 11 de septiembre, y de acuerdo a las proyecciones de analistas americanos, el África Subsahariana ofrece la mejor fuente de provisión de crudo y gas. No puede dejar de mencionarse la creciente exploración off-shore de petróleo en las costas sudamericanas de Brasil y Argentina. Cuentan además con importantes caladeros en ambas costas, así como también con sendos nódulos polimetálicos, todos ellos intereses que justiprecian los espacios marítimos. El Atlántico Sur puede ser proyectado como un espacio económico que constituye una prolongación natural y complementaria de los territorios de los estados de ambos frentes. Por un lado, de su frente americano, con eje N-S cuyo extremo norte se ubicaría en el triángulo vital brasileño conformado por San Pablo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, y en cuyo extremo sur se sitúa en la Pampa Húmeda argentina. Por el otro de su frente africano. Es importante tener en cuenta que desde el punto de vista de la integración económica, los países del África Subsahariana pertenecen a la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC) y a la Comunidad de Estados de África del Oeste (ECOWAS) mientras que Argentina, Brasil y Uruguay pertenecen al Mercado Común del Cono Sur (MERCOSUR). Asimismo, en el ámbito de la defensa y la seguridad internacionales, estos países sudamericanos, que han dejado atrás eventuales hipótesis de conflicto, han convertido a 8 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA la subregión en una zona de paz y han avanzado hacia la consideración mutua como verdaderos aliados estratégicos. En este sentido, cabe recordar la declaración política del MERCOSUR, Bolivia y Chile como Zona de Paz, suscrita por los respectivos presidentes el 24 de julio de 1998 en la ciudad de Ushuaia, capital de la provincia argentina de Tierra del Fuego. En ella, entre otros acuerdos, se incluye el compromiso de “fortalecer los mecanismos de consulta y cooperación sobre temas de seguridad y defensa existentes entre sus miembros y promover su progresiva articulación, así como avanzar en la cooperación en el ámbito de las medidas de fomento de la confianza y la seguridad y promover su implementación”. Los actuales mecanismos bilaterales permanentes y los niveles de cooperación militar con los países de la subregión son expresión de esta política. Esta cooperación entre los estados que conforman el frente americano puede ser un instrumento de alto valor para estrechar las relaciones entre los 24 países de ambas márgenes. Es decir, puede constituir un sólido punto de apoyo para ampliar y redirigir los vínculos en la dirección sur-sur en los distintos planos: político, social, diplomático, económico y militar. La Argentina y el Atlántico Sur El Almirante Segundo Storni, denodado propulsor de la conciencia marítima argentina, decía en 1916 que el poder naval debía apoyarse en tres pilares: producción, transporte y mercado. Consideraba al comercio y la explotación de los recursos del mar como factores dinamizadores de la economía, de enriquecimiento y desarrollo. También avizoraba claramente que el destino de nuestra nación estaba íntimamente ligado al mar. En efecto, nuestro país, por su ubicación geoestratégica en el extremo austral de Amerisur, sus 4275 kilómetros de costas marítimas, la extensa plataforma submarina (8ª por su dimensiones a nivel mundial) y el sistema insular, su significativa dependencia de su tráfico marítimo de exportación e importación (90 por ciento del comercio exterior se realiza por vía fluvial-marítima), las áreas estratégicas de recursos pesqueros y de recursos no renovables de relevancia a nivel mundial, la disponibilidad de una flora marina y una fauna ictícola marina, abundante y de excelente calidad y variedad, y la influencia predominante del sistema meteorológico marino que regula el clima de una gran parte del país, es definido como un país netamente marítimo-atlántico con la particular gravitación que a ello le da su vasta área de influencia en la porción Sudoccidental del Atlántico Sur. Eso último se refleja, a modo de ejemplo, en el sector de responsabilidad de búsqueda y rescate asignado por la Organización Marítima Internacional (OMI) a la Argentina o en su condición de puerta de entrada privilegiada para los pasos bioceánicos al Pacífico y para el ingreso a la Antártida. Desde esta percepción de la Argentina como protagonista del entorno marítimo regional y mundial, la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur, la cual fue aprobada por Resolución 41/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidades el 27 de octubre de 1986 con 124 votos a favor, 1 en contra (Estados Unidos) y ocho abstenciones (Bélgica, Francia, Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda, Portugal y la entonces República Federal de Alemania), constituye una herramienta relevante para las naciones de la cuenca. Una herramienta que, por otra parte, contribuye a garantizar los intereses vitales de la Nación UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA EL ATLÁNTICO SUR 9 fijadas en nuestra constitución: soberanía e independencia, integridad territorial, vida y libertad de los habitantes y autodeterminación, que tal como lo expresara el Sr. Presidente de la Nación Dr. Néstor Kirchner, en su discurso en el Día del Ejército, “no son tareas respecto de las que podamos tener dudas o permitir divisiones, son objetivos permanentes de la acción del Estado”. Los intereses vitales de nuestra nación –y los estratégicos que los complementan-, por tratarse de una nación marítima, presentan invariablemente un componente marítimo esencial. La Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS) Este foro, desde su creación, se convirtió en un mecanismo regional flexible para la cooperación de temas políticas, económicos, científicos, técnicos, culturales y de seguridad entre sus Estados miembros donde solamente serían plausibles de concretar los objetivos de paz y cooperación anhelados con la plena vigencia de las instituciones democráticas y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales. Es un reconocimiento, por parte de la comunidad internacional, que el Atlántico Sur es una región con identidad especifica, sobre la cual los veinticuatro países del área tienen responsabilidades e intereses que deben ser respetados. Esto es bien interpretado por el vocero presidencial del Sr. Ex Presidente de Brasil Fernando Enrique Cardoso, George Lamaziere, cuando expresa respecto a la ZPCAS “[es] una región en la que [la] seguridad y defensa evolucionó desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, de un espacio integrado por todas las Américas y subordinado a la lógica de la confrontación global, corporizada en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (también llamado Tratado de Rio), a un dislocamiento de América del Sur como área con características propias y lo mas impermeable, política, diplomática y militarmente posible, ante amenazas globales… para una mejor concentración de sus recursos en el desafío del desarrollo y del rescate de la deuda social”. Sabemos de las potencialidades de esta cuenca y de su trascendencia para el desarrollo integral de nuestros pueblos. Ello implica la necesidad de actuar responsablemente en cuanto a su manejo y preservación, y constituye un importante vinculo que conviene sea preservado de la intromisión de tensiones y confrontaciones de carácter extra regional a través de una acción común entre los países que lo conforman. La cooperación en esta zona se viene desarrollando con base en los principios de respeto a la soberanía e integridad territorial de los Estados y otros principios relevantes de Derecho Internacional, así como en el derecho de todos los pueblos de determinar de forma libre sus sistemas económicos y políticos. Continuando con este marco de acción, se propone contemplar especialmente aquellos intereses afines (compartidos y complementarios) que resultan convocantes, fijar objetivos alcanzables que no afecten negativamente los intereses de los Estados de otras regiones y, por supuesto, hacerlo dentro de un encuadre jurídico reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 10 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Coherentemente con ello, entre las políticas a establecer deberían incluirse, al menos: · Contribuir a fortalecer la paz y seguridad internacional y a la promoción de los principios y propósitos de la ONU. · Promover el desarrollo sustentable de la ZPCAS. · Proteger el medio ambiente marino: masa de agua, lecho, subsuelo y espacios aéreos y costeros. · Facilitar y estimular la libertad de navegación. · Ejercer el control de la exploración y explotación de los recursos renovables y no renovables de las respectivas jurisdicciones. · Preservar el Atlántico Sur del accionar de ilícitos. · Vedar en el Atlántico Sur el tránsito del tráfico que viole la normativa legal vigente, cualquiera sea su naturaleza y procedencia. · Mantener la región libre de medidas de militarización (armas convencionales y nucleares) nacionales e internacionales y “exhortar a todos los Estados de todas las demás regiones, en especial a los Estados militarmente importantes, a que respeten escrupulosamente la región del Atlántico Sur como zona de paz y cooperación, en particular mediante la reducción y eventual eliminación de su presencia militar en la región, la no introducción de armas nucleares o de otras armas de destrucción masiva y la no extensión de rivalidades y conflictos que le sean ajenos” (Articulo 3, Resolución 4111, ONU). Las políticas no pasan de ser enunciados cuya implementación necesita de estrategias, las cuales “en definitiva” constituyen políticas en movimiento. Las estrategias que se diseñen necesitarán una estrecha vinculación entre los distintos niveles de cooperación y se inscriben bajo la condición sine qua non de la política exterior y de defensa de la Argentina que van de la mano y tienen como objetivo primordial la consolidación de una presencia activa y comprometida en el Atlántico Sur, incrementando las actividades cooperativas vinculadas a la región. Consecuentemente, la estrategia marítima argentina para la región debería contemplar posibilidades basadas en el diálogo y el consenso, entre las cuales no pueden excluirse: · La realización coordinada de actividades de investigación y desarrollo, técnicas, científicas y logísticas, tendientes a obtener un relevamiento exhausto de los vastos recursos naturales existentes en la ZPCAS que permita a los países integrantes tener clara visión de su potencial marítimo y del grado de desarrollo económico que se pueda lograr en torno al mismo. · La promoción del desarrollo regional de “zonas con escasa densidad demográfica” del litoral marítimo. · La promoción de esfuerzos educativos relacionados con el mar incluyendo a las universidades nacionales. · La participación activa en foros internacionales que propicien un tratamiento de la problemática propia del Atlántico Sur y liderar comisiones relacionadas, procurando concienciar a la comunidad internacional sobre la importancia de conservar a la UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA EL ATLÁNTICO SUR 11 ZPCAS como reservorio de paz mundial y alcanzar los objetivos comunes, en el marco internacional, con la mejor relación costo/ beneficio. · La elaboración de una normativa común para la región en base a la armonización de las legislaciones nacionales de los países miembros. · La formulación de políticas conjuntas que permitan un mejor aprovechamiento económico de los recursos de la zona y que tiendan a procurar una explotación racional, adecuada y sustentable de los mismos. · La gestión de acuerdos entre los diferentes sectores productivos de cada uno de los países involucrados en la ZPCAS tendientes a fomentar la radicación de empresas conjuntas (joint ventures) con el objetivo de diversificar la actividad en toda la región y dotarla de una mayor competitividad, desarrollando lazos comerciales con nuevas regiones para la inserción de los productos. La necesidad de controlar, conservar, desarrollar y proteger los espacios marítimos jurisdiccionales de la región requiere la presencia del Instrumento Militar de los Estados miembros en el seno del foro para analizar la creación de un sistema colectivo de defensa en la ZPCAS que, en modo alguno, pueda merecer la condena de otros Estados, toda vez que su existencia conlleve un beneficio de carácter mundial. Dada la especificidad del ámbito en que se desarrollan las actividades y por las características propias de las operaciones, esta realidad tendrá en las Armadas las fuerzas que actuarán en forma prioritaria. Los sistemas de defensa de los países integrantes del ZPCAS, en particular sus fuerzas armadas, podrían tener así una misión clave en este porvenir que se define con rasgos nítidos: interpretar y sumarse a la integración regional en marcha. Esta sería, a mi juicio, una misión histórica reservada a la actual generación militar de nuestros países. Un sistema colectivo de defensa regional como el esbozado, basado en la consolidación progresiva y creciente de mayores niveles de confianza mutua, se enmarcaría dentro de la legislación argentina vigente – fundamentalmente la Ley de Defensa Nacional Nº 23.554/88 y su Decreto reglamentario Nº 727/06 así como el Decreto Nº 1691/06 de Organización y Funcionamiento de las Fuerzas Armadas—contribuyendo a generar un ámbito efectivo de Paz y Cooperación. Para ello, entre sus tareas, podrían visualizarse: · Obtención de una adecuada compatibilidad, interoperabilidad y complementariedad militar efectiva entre las fuerzas de los países de la región. · Intercambio fluido de información pertinente a la ZPCAS entre los Estados miembros. · Protección de las vías de comunicación marítima. · Presencia efectiva en las áreas asignadas. · Establecimiento de coordinaciones con otras organizaciones regionales a fin de contribuir a asegurar los objetivos de la ZPCAS. 12 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA La Argentina y la ZPCAS Por lo expuesto anteriormente, una Nación marítima, con vocación de Paz y Cooperación internacional como la Argentina, no puede dejar de mirar a la ZPCAS con interés y optimismo. Hay un cambio de paradigma en cuanto a la finalidad de la estrategia marítima. La misma ya no existe solamente para combatir y ganar guerras en el mar mediante un control unilateral del mismo. Hoy este concepto de juego “suma cero” se modificó y la Estrategia Marítima debe diseñarse según una matriz cooperativa entre actores participantes bajo el principio sinérgico “ganar–ganar” a fin de obtener como resultado la paz, la cooperación y la seguridad en los espacios marítimos, objetivos que dieron lugar a la creación de la ZPCAS. Tan es así, que la principal innovación que giró en torno a la creación de la ZPCAS fue la anexión de la palabra “cooperación” a la “zona de paz”. La intención de neutralizar la faz “negativa” de una “zona de paz”, dirigida esencialmente a preservar una situación de paz y a impedir o eliminar los obstáculos de cualquier tipo que la pongan en peligro, con otra “positiva” que conlleve la consolidación y fortalecimiento de las relaciones intrazonas. Existen, como se ha planteado, diversas líneas de acción a ser contempladas para consolidar esos nobles objetivos y ellas tienen reservado un lugar protagónico para las Armadas del Atlántico Sur. Al respecto, durante la reunión ministerial de Río celebrada en julio de 1988 se acordó establecer un sistema integrado de control marítimo destinado al intercambio de datos sobre movimientos de buques en la Zona a fin de contribuir a la protección del medio ambiente marino. En ese espíritu, entendemos que resulta indispensable continuar cimentando los excelentes lazos que la Argentina mantiene desde hace tantos años con las Armadas del frente americano, las cuales constituyen un ejemplo a nivel mundial en materia de cooperación y confianza mutua. Al mismo tiempo, es menester continuar incrementando las históricas relaciones que nuestro país sostiene con las Marinas amigas del frente africano, entre las que merecen ser destacada – por su antigüedad e intensidad – las que nos unen con la República de Sudáfrica, referente fundamental en la ribera oriental del Atlántico Sur. Vale señalar los esfuerzos en materia de cooperación marítima ente las armadas de Argentina, Brasil, Uruguay y Sudáfrica en ejercicios navales regulares como son los ATLASUR. Pero allí no se agota nuestro desafío. Sabemos que, sin abandonar nuestros vínculos con las demás Armadas amigas del resto del continente y del mundo, podemos sumar más esfuerzos para la construcción de una estrategia marítima común para el fortalecimiento de la ZPCAS y que ello contribuirá a la seguridad, el bienestar y el progreso de nuestros pueblos, así como a la concordia y seguridad internacionales. 2 Cambiar las amenazas asimétricas requiere nuevas acciones Capitán de Navío Juan Carlos Del Álamo Carrillo, Marina de Guerra del Perú Capitán de Navío José Carvajal Raymond, Marina de Guerra del Perú Coronel Charles Lambruschini Acuy, Fuerza Aérea del Perú Análisis de escenarios Escenario global E l concepto de la seguridad internacional ha cambiado como producto de la aparición del terrorismo internacional en todos los continentes, reconocido por los atentados registrados en los últimos años, tales como: el de las torres gemelas en el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono en Washington D.C., el 11 de septiembre del 2001; el 11 de marzo del 2002 contra el Metro de Madrid, y finalmente en el año 2005 al sistema de transporte público en Londres. Este tipo de acciones demuestra que el terrorismo internacional lleva a cabo su accionar en cualquier país del mundo, sea porque atente contra intereses norteamericanos o contra los estados que son aliados o amigos de Estados Unidos en su lucha contra ese flagelo. En tal sentido, el Perú y otros países de la región no están exentos de riesgos, siendo así que el terrorismo internacional es reconocido como una amenaza seria para su seguridad interna y externa. Las políticas de seguridad y defensa de los países son influidas en grado variable por la unipolaridad política y militar que se vive en el mundo en los últimos lustros. Asimismo, los estados, las organizaciones internacionales, los organismos multilaterales y otras fuerzas, también influyen, directa, indirecta, formal o informalmente, en dichas políticas. A manera de contrapeso a la unipolaridad señalada, la economía mundial es crecientemente multipolar, como parte del proceso de globalización. Esto ha generado 14 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA cambios económicos, sociales, culturales e ideológicos en todo el planeta e incrementado los flujos comerciales entre zonas distantes. La mayor parte de esta actividad se lleva a cabo por vía marítima, reflejando la compleja y creciente interdependencia financiera y económica entre países y estados. El escenario internacional se va tornando cada vez más complejo y competitivo, lo que a su vez implica una crítica debilidad de los países vistos aisladamente. Este proceso ha alimentado una serie de conflictos intraestatales que afectan la paz mundial, surgidos por problemas étnicos o religiosos, nacionalismos exaltados, luchas tribales y confrontaciones políticas. El tráfico ilícito de drogas como problemática de carácter mundial. Escenario regional Los estados americanos vienen trabajando una nueva concepción de la seguridad hemisférica de alcance multidimencional, con el pleno respeto al Derecho Internacional y a las normas y principios establecidos en las cartas constitutivas de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En el marco de ese esfuerzo, las enormes brechas que existen en varios países de la región en aspectos económicos, sociales, educativos y de salud, entre otros, generan focos de inestabilidad política, lo cual representa una amenaza indirecta a la paz y a la seguridad regional. Por otro lado, la globalización ha originado un proceso acelerado de cambios en los países sudamericanos, que corrobora la importancia de América Latina en su relación comercial internacional. Asimismo, la rapidez con que varios países de la Cuenca del Pacífico se han convertido en atractivos mercados para los productos de la región, permite vislumbrar que el Océano Pacifico será la vía de comunicación de mayor importancia en el futuro, principalmente con las emergentes economías asiáticas, ávidas de negociar en ambas direcciones. Esto generará un alto grado de actividad económica, que requerirá una seguridad y un control del mar adecuado para evitar que se emplee esta vía de comunicación para fomentar actividades ilícitas. Los países de la Cuenca del Pacífico Sur tienen similares deficiencias en el control y vigilancia de las áreas marítimas contiguas a sus costas, agravándose esta situación en aquellos estados que se encuentran más al norte y cercanos a los Estados Unidos. La poca eficacia para el control y vigilancia marítima por parte de estos países, se debe en buena medida a carencias logísticas que pueden ser clasificadas en dos grandes rubros: limitaciones económicas y limitaciones tecnológicas. Las primeras impiden a dichos Estados disponer de los recursos suficientes para ejercer control y vigilancia marítima en forma permanente; mientras que las segundas se refieren a tecnologías modernas para dicha labor, tales como el empleo de sistemas satelitales, que permitiría una mejor supervisión de estas extensas áreas marítimas y terrestres. CAMBIAR LAS AMENAZAS ASIMÉTRICAS REQUIERE NUEVAS ACCIONES 15 Escenario nacional Si bien la globalización ha generado efectos positivos para la economía del país, también ha agudizado algunas contradicciones en los ámbitos político, social y económico, las que pueden constituirse en amenazas para la seguridad nacional. Repasemos algunos aspectos de este escenario. La estabilidad económica de los últimos años y la intensificación del comercio bilateral con los países con que actualmente se vienen negociando tratados de libre comercio incidirá en un aumento del tráfico marítimo. Ello proyectará hacia el exterior una imagen de confianza en el país que atraerá mayor inversión, lo que aumentará la producción y la generación progresiva de puestos de trabajo, consolidando al Perú como uno de los países con mayor crecimiento económico en la región sudamericana. En el ámbito de la seguridad interna, la continua amenaza del narcotráfico y su alianza con los remanentes de la organización terrorista Sendero Luminoso siguen creando inestabilidad en ciertas regiones del país. Si bien es cierto que el nivel de amenaza terrorista no puede compararse con lo vivido en la década de los años 80 y 90, ambas amenazas deben ser controladas pues el alto poder corruptor del narcotráfico puede destruir muchos de los valores que sostienen a la sociedad peruana, alentando sus contradicciones y con ello creando campo fértil para el terrorismo. El accionar de las FARC en las áreas adyacentes al río Putumayo, en colusión financiera con el narcotráfico, ha incrementado la comercialización de drogas a través de los ríos amazónicos. Este accionar trae como efecto colateral la destrucción del medio ambiente y de la biodiversidad. Del mismo modo, vinculados a otras actividades ilícitas, como la tala ilegal del bosque o la búsqueda de oro con componentes químicos contaminantes, han surgido grupos organizados de delincuentes comunes de alta peligrosidad, cuyas actividades traspasan fronteras y amenazan la seguridad de otros estados. Análisis de las amenazas Para efectos del presente estudio vamos a limitar el análisis a aquellas amenazas que, sin ser completamente nuevas, son denominadas como tales o amenazas emergentes. Asimismo, dado que el tema se concentra en el ámbito marítimo, nos concentraremos en aquellas nuevas amenazas que se produzcan u operen en el ámbito marítimo, sea en aguas interiores, aguas jurisdiccionales o aguas internacionales. Dado el carácter de estas amenazas, podemos dividirlas en comunes y propias. Amenazas comunes Referidas a acciones ilícitas que afecten tanto nuestros intereses como los de otros estados. En este tipo de amenazas podemos identificar las siguientes: 16 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Terrorismo: amenaza internacional de orígenes y operación transnacionales, vale decir no asume nacionalidad, pudiendo tener motivaciones ideológicas, religiosas, étnicas o de liberación. Tráfico ilícito de drogas: actividad delictiva que subsiste hoy en día en casi todo el mundo con tendencia a acentuarse y con el riesgo de integrarse a las redes del terrorismo internacional. En décadas pasadas el transporte aéreo fue el preferido para esta actividad ilícita; hoy en día es el mar, debido a los mayores volúmenes de droga que permite transportar, ocasionando que el tráfico de drogas por vía marítima sea una actividad en auge. Tráfico ilícito de material radioactivo y desechos nucleares: tema de creciente importancia desde finales de los años ochenta. Su represión es un problema de control de los suministros de material nuclear y radiactivo para las potencias nucleares, e implica tanto a los países productores de dicho material como a la larga cadena que conlleva su comercialización y traslado. Cuando se trata de actividades en que intervienen materiales nucleares, el principal peligro es la proliferación de las armas nucleares, ya sea para los estados, grupos terroristas o traficantes de armas. Cuando se trata de desechos nucleares, los peligros son las radiaciones y los efectos para la salud, y los daños a los bienes y al medio ambiente. Amenazas propias Entendidas como aquellas que afectan directamente a los intereses nacionales y que de alguna manera pueden repercutir negativamente en los intereses de otros estados. Entre ellas podemos señalar: Piratería: práctica delictiva tan antigua como la navegación misma, que no se limita al asalto de barcos en alta mar, sino que a menudo lleva a cabo estas actividades delictivas en instalaciones portuarias o en fondeaderos. Las zonas de mayor actividad seguirán siendo aquellas donde los estados no tienen verdadero control de su jurisdicción. Contrabando: referido al ingreso y salida de mercadería que se comercializa sin pagar los derechos aduaneros, defraudando a las autoridades y al fisco. En el ámbito marítimo es más común detectar este tipo de actividad ilícita cuando los buques se encuentran en puerto, existiendo la posibilidad de detectar, interceptar e e incautarse de esta mercadería en aguas jurisdiccionales propias, cuando se dispone de la información de inteligencia necesaria. Sobreexplotación ilegal de la pesca: convertida en un reto de carácter mundial. La pesca excesiva no sólo reduce las existencias de especies, sino que también es devastadora para el ecosistema marino. En algunos casos las operaciones de pesca han superado la capacidad reproductiva de algunas especies, a pesar de los instrumentos reguladores de los gobiernos y las organizaciones internacionales, poniéndolas en peligro de extinción y haciendo poco sostenible esa actividad. CAMBIAR LAS AMENAZAS ASIMÉTRICAS REQUIERE NUEVAS ACCIONES 17 El accionar de fuerzas irregulares extranjeras: el accionar de las Fuerzas Militares de Colombia para combatir a los grupos terroristas que actúan en su territorio puede dar lugar a que estos grupos ingresen a nuestro país, perturbando el libre tránsito fluvial y vulnerando nuestra soberanía. Planteamiento Estratégico Marítimo Peruano Marco legal La constitución política del Perú considera que uno de los deberes fundamentales del estado es proteger a la población de las amenazas contra su seguridad. Una de estas amenazas es el tráfico ilícito de drogas, al que debe combatir y sancionar, en el ámbito del territorio nacional. Para atender éste y otros tipos de problemas, el Sistema de Defensa Nacional, coordinado por el Ministerio de Defensa, cuenta con las Fuerzas Armadas. Por otro lado, las diferentes fuerzas políticas del país arribaron en el año 2002 a un consenso de políticas de largo plazo, que bajo la denominación de Acuerdo Nacional, traza algunos lineamientos para la seguridad nacional y para la lucha contra el narcotráfico. Finalmente, varios compromisos internacionales asumidos por el Perú, tanto a nivel multilateral como regional y bilateral, implican una particular atención a la seguridad de la vida humana en el mar, a la navegación segura y a la protección del ecosistema marino. Definición de las variables estratégicas Interdependencia de los mercados y las economías: Es innegable que como parte del proceso de globalización, que exige una creciente competitividad en las empresas para atender una demanda global, se viene dando un creciente proceso de alianzas estratégicas que comprende entidades en diversos países. Independientemente de los factores de carácter ideológico o sociopolítico, tanto la globalización como las alianzas estratégicas son fenómenos que están presentes en el acontecer económico actual, con importancia creciente y con un carácter irreversible, por lo menos en el mediano plazo. Seguridad y libertad del comercio marítimo: El papel que han jugado las armadas a lo largo de la historia en el surgimiento de las principales potencias ha estado vinculado a la protección de su comercio marítimo y al apoyo de su política exterior. Este papel sigue estando vigente, pero la creciente interdependencia de las economías nos señala que estamos frente a una relación más compleja que la de antaño. Hoy se hace necesario que los países emergentes cuenten con un poder naval que, además de brindar seguridad y libertad en sus mares jurisdiccionales, también pueda proteger a un comercio exterior cada vez más diversificado, actuando en concordancia con una política exterior más amplia. 18 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Vigilancia y control del mar territorial: La paz mundial y la prosperidad de los estados depende, en gran medida, de la seguridad del ámbito marítimo mundial, puertos, costas, aguas territoriales y alta mar, pues es a través de él que se conduce la mayor parte del comercio y en él se llevan a cabo importantes actividades económicas. Como citara el Almirante Michael Mullen de la Armada de los Estados Unidos durante el foro de la estrategia actual, en la Escuela de Guerra Naval en Newport en junio de 2006, más de cincuenta mil grandes buques lo surcan llevando a cabo casi el 80 por ciento del comercio mundial, transportando el 60 por ciento de todo el petróleo producido y a más de once millones de pasajeros por año. Todo esto hace que el mar no sólo sea medio de tránsito de las nuevas amenazas, sino también escenario de actuación de las mismas. Enemigos asimétricos: Es creciente la presencia de este tipo de amenaza, que no responde a definiciones clásicas y emplea métodos, tecnologías, valores, organizaciones y perspectivas de tiempo significativamente diferentes a las de las fuerzas regulares de un estado. La intención primaria de sus acciones es explotar las debilidades del sistema contra el que combaten y maximizar sus ventajas, logrando la iniciativa o ganando mayor libertad de acción. El centro de gravedad de su accionar se ubica en la mente del enemigo, más que en las fuerzas militares que los combaten. Estas amenazas actúan a través de organizaciones subversivas; entidades dotadas de armas de destrucción masiva; grupos terroristas internacionales; organizaciones criminales, traficantes de drogas, mafias, redes de lavado de dinero; piratas informáticos; y grupos de mercenarios y paramilitares. Este tipo de enemigo ha llevado a los estrategas militares a concebir un nuevo modelo de guerra que se apoya, por primera vez, más en los elementos culturales que en el potencial bélico. Propuesta estratégica marítima peruana Proponemos la siguiente estrategia marítima para el Perú: “El Perú, dentro del marco del respeto a la soberanía de los Estados y la firme adhesión a las normas y principios del Derecho Internacional, contribuirá a la Seguridad y Libertad del Comercio Marítimo, como parte integrante de la Seguridad Hemisférica, mediante la Vigilancia y Control del Mar Jurisdiccional, protegiendo el libre comercio internacional en la región y de ésta con el mundo, contra los enemigos asimétricos que puedan afectar las economías de los mercados.” Para ello habría que crear una organización permanente en el ámbito marítimo, del tipo organización de tarea, de carácter flexible y adecuada a las amenazas por combatir, y que, de manera integral, busque aglomerar la sinergia de los diferentes componentes operacionales y/o administrativos de nuestra institución naval. La organización propuesta sería una unidad operativa de alta movilidad, comando centralizado y ejecución descentralizada, con capacidad para operar en forma conjunta, combinada y con otras agencias que tengan los mismos objetivos. De esa manera tendría una capacidad aceptable para combatir a los enemigos asimétricos en el corto y en el mediano plazo. La planificación a largo plazo no resulta aplicable, ya que el éxito en el corto y mediano plazo hará que los nuevos enemigos replanteen su forma de actuar para seguir CAMBIAR LAS AMENAZAS ASIMÉTRICAS REQUIERE NUEVAS ACCIONES 19 infringiendo la ley. Esto obligará a un constante rediseño de las estrategias y tácticas para combatirlos, convirtiéndose el proceso de neutralizarlos en un ciclo permanente de cambios. Implementación de la estrategia La ejecución de la estrategia propuesta se llevaría cabo en dos fases: FASE I La Marina trabajará estrechamente con otras organizaciones gubernamentales, principalmente la Policía Nacional del Perú, buscando maximizar los recursos y la información disponibles para combatir de manera eficiente a nuestros enemigos. Para ello se propone dar los siguientes pasos. Implementar un puesto de comando central y puestos de comando descentralizados en los puertos de Callao, Paita y Mollendo, que permitan manejar y administrar la información en todo el Dominio Marítimo y la zona de responsabilidad. Cada uno de estos puestos de comando tendrá asignados determinados medios aeronavales, de superficie y submarinos, de modo de poder desplegarlos rápidamente en determinado lugar en el área bajo control. Utilizar la infraestructura y equipamiento con que cuenta actualmente la Institución, adecuando sus medios y recursos al concepto de la operación bajo un esquema de organización de tarea de gran flexibilidad, cumpliendo funciones específicamente de control, en donde la decisión de tomar las acciones recaería únicamente en quien comande dicha organización de tarea. Realizar operaciones de defensa, cobertura e interdicción, bajo el criterio de capas geográficas. Vale decir, utilizar los medios asignados conforme a su alistamiento en zonas ribereñas, de litoral y de alta mar. Llevar a cabo operaciones de inteligencia encubiertas y de acción independiente, con destacamentos descentralizados. Esta labor debe llevarse a cabo desde la puesta en marcha de estas nuevas organizaciones. La organización de inteligencia debe trabajar a tiempo completo, mientras que las unidades operacionales intervendrán “a pedido” y de acuerdo a requerimiento, considerando que están descentralizadas y listas para intervenir. La interrelación con organismos extra-institucionales y agencias de seguridad gubernamentales y no gubernamentales sería igualmente permanente y de alto nivel de coordinación a fin de contar con información oportuna y efectiva para la realización de las operaciones. La organización propuesta estaría estructurada en un sólo nivel de coordinación, que actúe como interlocutor único ante los diferentes actores de lucha contra los enemigos asimétricos, a nivel nacional e internacional, favoreciendo una mejor interrelación. 20 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA FASE II La Institución trabajará, en adición a las agencias y reparticiones peruanas, con otras marinas y con agencias internacionales, buscando mejorar sus elementos logísticos y contar con información satelital. Ello le permitirá ampliar el área de cobertura y operación de la organización de tarea propuesta. Para ello se deben realizar las siguientes acciones. Suscribir convenios de cooperación con las armadas de países interesados en la lucha contra estas amenazas y que puedan brindar inteligencia satelital, de manera que pueda ser empleada por los comandantes operacionales para las acciones de interdicción correspondientes. Implementar políticas de seguridad cooperativas con países de la Cuenca del Pacífico, en concordancia con las políticas de Seguridad y Defensa Nacional. Se deberá priorizar la adecuación institucional a estos nuevos roles complementarios a su función tradicional, asignando los medios y recursos para implementar en el corto plazo la organización propuesta. Establecer mecanismos de cooperación entre los estados, orientados a tener la capacidad e influencia suficientes para anticiparse y responder con flexibilidad ante las amenazas que representan los enemigos asimétricos. Se debe privilegiar la relación con los Estados Unidos, toda vez que es el país que puede brindar el mayor soporte logístico y de información para lograr el éxito en este tipo de operaciones. Implementar sistemas de control, similares al marítimo, para los ámbitos fluviales y lacustres. Para ello también será necesario contar con apoyo internacional, pues es mucho más difícil controlar las actividades ilícitas en la vasta cuenta amazónica que en el ámbito marítimo. Conclusión Es necesario diseñar nuevas estrategias para combatir a los enemigos asimétricos, las mismas que tienen que tener un particular énfasis en la seguridad y el control de los mares, tanto a nivel regional como global. Sólo así se evitará que el comercio marítimo se vea amenazado, contribuyendo de esa manera a que la globalización e interdependencia de los mercados y las economías actúen beneficio del país y de la región. 3 Desde una perspectiva local Hacia una estrategia marítima para el Atlántico Sur Capitán de Navío Cristian Sidders, Armada Argentina ¿Una nueva estrategia marítima? L a invitación a contribuir con elementos que permitan definir una nueva estrategia marítima concita a pensar en algo nuevo, innovador, como si súbitamente lo anterior hubiera perdido vigencia. No obstante, una primera reflexión nos hace advertir que los criterios que rigen hoy fueron elaborados a lo largo de mucho tiempo, con una lógica común para esta parte del globo, y que nunca han sido estáticos, si no que poco a poco se han ido actualizando de acuerdo a la evolución tecnológica y de las relaciones internacionales. Por ello podemos considerar que la situación actual es un estadio de un largo proceso de evolución. Este desarrollo ha sido fruto de alternancias naturales de cooperación y de tensiones entre diversos actores. La Comunidad Internacional procura hoy consolidar los criterios de seguridad a través del progreso y la cooperación entre los pueblos. En las siguientes líneas trataremos de ir esbozando los factores que guiaron la evolución de la estrategia marítima argentina. Elementos de la estrategia marítima Es entonces necesario comenzar estos lineamientos resaltando cuáles han sido los elementos más significativos que a nivel general constituyen o forman el concepto de estrategia marítima. En el mar se han desarrollado principalmente dos actividades: el transporte y la obtención de recursos, generalmente pesqueros y en menor medida petróleo y gas. También frecuentemente ha sido escenario de contiendas y aunque rara 22 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA vez se han dado batallas decisivas, sí fue el control del mar un factor categórico para el vencedor. La evolución de la Estrategia Marítima tanto a nivel de cada nación así como a nivel global, es una materia trascendente para la especie humana y el planeta. Esto se sustenta sólidamente por valores por todos conocidos sobre el porcentaje de la superficie terrestre cubierta por mares y sobre la población establecida y las perspectivas de asentamientos futuros en una estrecha franja costera. Esto demuestra que el transporte marítimo continuará siendo el modo principal de transporte de mercaderías. En las últimas décadas el comercio marítimo internacional se ha cuadruplicado. Cabe destacar que entre éstas, el petróleo y sus derivados ocupan un volumen más que significativo. Desde un punto de vista local, el crecimiento experimentado en esas áreas ha superado significativamente al promedio. El incremento del movimiento de pasajeros en cruceros turísticos debe ser destacado. Factores geográficos Visto el mar como una ruta que enlaza naciones, el Atlántico Sur exhibe rasgos muy significativos. En primer lugar la conexión del Atlántico Sur con los otros océanos define áreas focales de particular relevancia. Hacia el oeste, la conexión del Atlántico con el Pacífico es la única alternativa de paso para los buques que exceden la capacidad del Canal de Panamá. Igualmente, el área del Cabo de Buena Esperanza concentra el tráfico hacia y desde el Océano Índico. De sur a norte, los recursos de las economías más avanzadas circulan por la Garganta Atlántica. Hacia la Antártida, Tierra del Fuego posee los puertos más cercanos. Desde el punto de vista productivo no puede dejar de mencionarse a las zonas económicas exclusivas y las plataformas continentales. Argentina posee una ZEE cuya superficie es similar a su superficie terrestre y una plataforma continental cuya superficie, por fuera de la ya mencionada ZEE, se aproxima a 1.000.000 de kilómetros cuadrados. Los ríos navegables permiten conectar el vasto océano con zonas productoras del interior. Las nuevas posibilidades tecnológicas y los mercados más demandantes de materias primas han llevado a que el corazón mismo de Sudamérica tenga contacto directo con el ambiente marítimo. De ello se desprende la importancia de los grandes ríos en una concepción marítima totalizadora. Podríamos decir que los límites marinos, antes próximos a la costa y restringidos a los países ribereños, constituyen hoy fronteras lejanas y móviles que dejan abierto un interrogante sobre la evolución futura del Derecho Internacional. Solo mediante el ejercicio efectivo, permanente y responsable de las facultades y obligaciones que aquél determina a cada Nación, éstas gozarán de las ventajas que de él se desprenden. DESDE UNA PERSPECTIVA LOCAL 23 Conceptos consuetudinarios versus evolución del derecho del mar – la libertad de la alta mar – nuevos usuarios – nuevas amenazas No se agotan allí las numerosas líneas de trabajo posibles en un escenario tan vasto y dinámico como los océanos: el respeto de la ley y el orden internacionales, la salvaguarda de la vida humana, la preservación del medio ambiente marino y su explotación sustentable, la provisión de ayuda humanitaria, la exploración científica, la investigación y desarrollo científico – tecnológico, la integración de las economías y hasta la misma educación son sólo algunos ejemplos de áreas de trabajo que pueden ser incrementadas y mejoradas. Todo ello hace que la importancia del mar y su utilización no sólo continúen, sino que cobren una dimensión aun más trascendente. Esta evolución, que se plantea sin inconvenientes desde los ámbitos específicos, puede colisionar de por sí con principios ancestrales tales como la libertad de la alta mar. ¿Y cuál es el límite de ese crecimiento de las posibilidades de los Estados? Una rápida y virtual navegación partiendo de una costa hacia el otro lado de un océano nos lleva a pasar sucesivamente de zonas de mayor exclusión o hegemonía estatal en disminución en beneficio de la libertad e igualdad de todos, sólo restringida por el Estado de Pabellón y esta zona limita una vez más con jurisdicciones crecientes de los países ribereños de la otra orilla. Cómo superar esta contingencia en términos de respeto del orden internacional y de los intereses de las naciones representados en su marco legal, aún dentro de relaciones de indubitable cooperación, supone un desafío adicional al justo equilibrio. En la expectativa común, los organismos multinacionales juegan un rol protagónico para conciliar posiciones. El concepto del uso del mar – expectativas del país – intereses argentinos en el mar El escenario estratégico donde la Armada Argentina debe actuar está definido por los “espacios marítimos y fluviales de jurisdicción o de interés nacional”. Este es un espacio estratégico cuyos límites no responden a un concepto geográfico rígido, sino que abarcan las áreas en las que es posible el empleo de los medios navales, en procura de los objetivos establecidos por la legislación vigente en función de los intereses nacionales. En este contexto, y siguiendo básicamente la trilogía propuesta por Ken Booth, la Armada Argentina orienta su accionar hacia tres Objetivos Institucionales. Éstos son: • Proteger los Intereses Marítimos y Fluviales, • Apoyar a la Política Exterior de la Nación y 1 • Contribuir a la Defensa Nacional. Si observamos la evolución de la jurisdicción en el mar a lo largo del último siglo, podemos apreciar que se ha ampliado notablemente en favor de los Estados ribereños, en cuanto a derechos de explotación se refiere. Pero, a su vez, se han establecido justificadamente exigentes deberes sobre su preservación y cuidado en beneficio futuro de la humanidad. 24 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA El Atlántico Sudoccidental y la región han comenzado a tener una importancia económica creciente. Este Escenario Estratégico Regional presenta dos décadas de avances significativamente positivos en las relaciones interestatales referidos a defensa y seguridad.2 El clima de seguridad existente en Sudamérica es de carácter inédito en virtud del grado de diálogo, cooperación y concertación alcanzada, condiciones que distinguen a la región como una de las que más estabilidad y previsibilidad ha logrado a nivel mundial en materia de seguridad internacional. El poder naval siempre fue un eficaz instrumento de la política de los estados y su empleo se ha visto incrementado, dada la voluntad de las naciones de reforzar lazos de amistad, garantizar acuerdos e integrar coaliciones. En los últimos años el escenario de seguridad global y regional ha estado signado por la presencia creciente de fenómenos de naturaleza no militar, comúnmente denominados “nuevas amenazas”, referidas al terrorismo transnacional y a la criminalidad organizada, el narcotráfico o las migraciones ilegales. En el ámbito regional, paralelamente, las situaciones de orden convencional, están hoy encauzadas en el marco de procesos de construcción de confianza mutua. Actualmente estos factores constituyen buena parte de la agenda de la seguridad internacional en su conjunto y en particular la de los estados de acuerdo a sus políticas y legislación nacional. El ambiente marino es particularmente permeable ante estos peligros. Estos factores plantean a la comunidad internacional el dilema de preservar el principio consuetudinario de la libertad de la alta mar ante la necesidad cada vez más acuciante de incrementar el control de todos los espacios marítimos, esto en la doble significación de garantizar el uso a quienes tienen derecho a hacerlo y negárselo a quienes pretender llevar adelante acciones ilegítimas. Asegurar para los argentinos y la comunidad internacional los beneficios del mar así como otorgar seguridad al tráfico marítimo, proteger la vida humana, contribuir a la preservación del medio ambiente y garantizar que allí se cumpla la legislación nacional e internacional supone como capacidad básica la de control de los espacios marítimos y fluviales de jurisdicción e interés nacional. El control tiene por objeto la protección de nuestros recursos y derechos y el ejercicio de las responsabilidades que nos competen en dichos espacios. La diversidad de misiones o tareas en el mar para hacer de él un ámbito cada día más seguro, hace necesario reformar muchas de las capacidades actuales. Esta es una tarea que actualmente muchas Marinas están llevando a cabo, haciendo un replanteo del concepto de seguridad que brinda la base para el desarrollo y conformación de cada fuerza. Hoy podemos ver que ante la aparición de una situación determinada, la respuesta se materializa a través de una coalición ad hoc. La cooperación entre los Estados se debe basar en el respeto al derecho doméstico de cada uno de ellos. Para ello se ha recorrido ya un largo camino. Son numerosas las DESDE UNA PERSPECTIVA LOCAL 25 actividades combinadas de larga raigambre en la región. La mayor parte de las naciones realiza ejercicios bilaterales con sus vecinos y otros multilaterales que convocan a países de distantes áreas. La actividad a nivel foros no es menos importante. La propuesta de constituir Red de Cooperación Naval Hemisférica, aprobada por Recomendación de la XXII Conferencia Naval Interamericana, y que es conducente con la propuesta del Almirante Michael Mullen (Armada de los Estados Unidos) “La Armada de los 1.000 3 buques,” va en dirección de estar preparados en forma permanente para acudir ante cualquier necesidad, ya sea por temas estrictamente de seguridad marítima, como de 4 cualquier tipo de ayuda ante desastres naturales. Si pudiéramos realizar un análisis de capacidades en forma combinada, con una visión estratégica de complementariedad, seguramente arribaríamos a una solución que será más efectiva y eficiente para la región. Por supuesto que esto implica no sólo un análisis a nivel de las Marinas involucradas, sino del más alto nivel gubernamental que debe brindar el marco estratégico necesario para el éxito de la Red Naval. El concepto de seguridad global implícito en ello debe centrarse en la importancia de que, las respuestas a este nuevo escenario dinámico de seguridad, “deberán darla las naciones de cada región que deberán organizar y coordinar las actividades en sus respectivas áreas.” En este aspecto resulta beneficioso el intercambio de información para la construcción de un “panorama común de superficie”. Desde 1965 la Argentina, junto a Brasil, Paraguay y Uruguay conformaron la Coordinación del Área Marítima del Atlántico Sur (CAMAS). Desde entonces esta organización ha trabajado a diario en aspectos de administración, control y protección para contribuir al uso seguro de las líneas de comunicación marítimas. Mediante el análisis de diversos ejercicios que se realizan periódicamente, la doctrina se 5 actualiza periódicamente, en línea con los escenarios actuales. Recientemente se han sumado en carácter de observadores las Armadas de los Estados Unidos de Norteamérica y de Sudáfrica. La integración a través de este tipo de organizaciones contribuiría a mejorar las condiciones de empleo de los mares. Elementos perdurables de la estrategia marítima Hay factores que no se vislumbra hoy que puedan variar significativamente. Algunos de ellos son: • La importancia del transporte marítimo: las posibilidades de acarreo masivo de bienes no presenta a la fecha otras alternativas viables. • El valor de las áreas focales: su ponderación puede variar según criterios temporales, pero tienden a revitalizarse en épocas de crisis. • La vastedad del mar: si bien la tecnología puede facilitar la obtención de información, la inmensidad de las áreas hace irremplazable la presencia efectiva de medios “humanizados”, que permitan hacer un control del mar efectivo. La presencia de medios navales en los espacios marítimos de interés permite reducir las posibilidades de conflictos y dar respuesta gradual a incidentes de distinta naturaleza. 26 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA • El rol protagónico – preponderante- de los estados ribereños y/o los estados de pabellón: estos actores seguirán siendo centrales a la hora de legitimar las medidas resultantes de la evolución de las estrategias marítimas. Consideraciones finales Retomando los conceptos primeros referidos a la estrategia marítima como un proceso evolutivo parece oportuno señalar los siguientes aspectos que merecerían ser analizados al actualizar los principios vigentes hoy. Como primer elemento a considerar surge que, la estrategia marítima es por definición la estrategia de un actor particular en este escenario y responde a sus intereses. No es una construcción abstracta. Como toda estrategia debe considerar su articulación con la de otros actores, aprovechando la potencia sinérgica de la cooperación que multiplica las ganancias de todos los partícipes de esa confluencia, y debe evaluar realistamente los costos directos e indirectos, presentes y a futuro, de políticas de confrontación. La reciprocidad, como medida de la cooperación debe ser entendida en términos del beneficio mutuo respecto de los propios intereses. El concepto mismo de evolución implica que muchas cosas ya están hechas y pueden ser utilizadas en la actualización que se persigue. La búsqueda de cooperación e integración en los aspectos navales requiere establecer mecanismos que permitan zanjar el salto tecnológico existente entre los diversos actores vinculados. Los estados de cooperación no suponen la ausencia de conflictos, si no la búsqueda de su solución dentro de esquemas que faciliten arreglos duraderos y con el mayor beneficio de las partes. El estado de cosas vigente ha permitido a la Asamblea General de las Naciones Unidas, por medio de la Resolución 41/11 del 27 de octubre de 1986, declarar la región del Atlántico Sur como una Zona de Paz y Cooperación, condición que se revitaliza día a día. DESDE UNA PERSPECTIVA LOCAL 27 NOTAS 1. Ken Booth, Navies and Foreign Policy, (Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales, 1980) pp. 19-32. 2. La situación actual permitió que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en virtud de la Resolución 41/11 del 27 de octubre de 1986, declarara la región del Atlántico Sur como una zona de paz y cooperación. La voluntad de aumentar la cooperación en zonas de interés común surgió por consenso en la declaración presentada en la Quinta Reunión Ministerial de la Zona (1998) y del plan de acción realizado posteriormente para desarrollar los objetivos acordados en dicho documento. 3. Almirante Michael Mullen, International Seapower Symposium 2005. El concepto del almirante Mullen, inicialmente llamado la “Escuadra de Mil Navíos”, ahora se conoce como la Asociación Marítima Global. 4. 14ª Recomendación (XXII Conferencia Naval Interamericana, Mar del Plata, Argentina, 3 al 7 de abril de 2006 5. Se realizan regularmente ejercicios de control naval, con armadas de CAMAS; TRANSAMÉRICA, entre Armadas del Sistema Interamericano y TRANSOCEANIC, entre Armadas del Sistema Interamericano y la Armada Sudafricana. 4 Dos enfoques hacia la seguridad La cooperación y los elementos que la obstaculizan Capitán de Navío Claudio Rogerio de Andrade Flôr, Marina de Brasil, (Retirado) A pedido de la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos (Naval War College, NWC), la Escuela de Guerra Naval de Brasil acordó redactar un ensayo sobre “la Cooperación para la Seguridad Global y Regional: Sobre las consecuencias para una Nueva Estrategia Marítima de los Estados Unidos.” Aparentemente es una tarea difícil, especialmente si creemos que nuestros estudios podrán ejercer influencia sobre una nueva estrategia marítima. Hablamos de sugerencias orientadas hacia un país, que según ciertos expertos en la materia, tiene o cree tener el “control de zonas de uso común”: el 1 comando del mar, el aire y del espacio . Sin duda, este pilar de la hegemonía estadounidense es, como mínimo, un objetivo final a ser buscado y alcanzado. Sin embargo, sería un objetivo más razonable si los Estados Unidos pudieran contar con la 2 cooperación de sus aliados y asociados. El propósito de este ensayo es examinar brevemente nuestra visión de las amenazas inminentes al mantenimiento de la hegemonía de los Estados Unidos y a la cooperación señalada por la NWC. A continuación, procederemos a identificar los temas de asociación que pueden interesar a Brasil. Sin embargo, no debemos dejarnos confundir por los factores ambiguos implicados en un acuerdo de cooperación bajo el liderazgo del presidente George W. Bush, que — deliberadamente o no — podrán ser motivo de 3 irritación en la relación con los países de la región. Desarrollo Plataforma teórica Para los fines de este ensayo, emplearemos la teoría de “la guerra hegemónica” de Robert Gilpin, ya que tiene una estrecha relación con la situación actual y el tema propuesto por 30 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA 4 la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos. Pensando en los aspectos subyacentes del tema en cuestión, opinamos que, en la actualidad, el sistema internacional es anárquico y comprende estados independientes. Según Gilpin, el sistema internacional tiene tres dimensiones: el prestigio jerárquico, la división 5 territorial y la economía internacional. Una vez que el sistema internacional se estructura bajo la hegemonía de un estado dominante, el poder puede distribuirse entre 6 los estados poderosos. La transformación de uno o más de esos participantes poderosos 7 podrá afectar el sistema internacional establecido, que tiende a resistir los cambios. La situación descrita arriba es una condición necesaria, pero no suficiente, para desencadenar una guerra hegemónica. También requiere un desafío. En otras palabras, podrán ocurrir cambios internos siempre y cuando no planteen amenazas hacia los intereses vitales de los estados dominantes, porque se corre el riesgo de que se interpreten como desafíos. Sin embargo, otros estados podrán amenazar los intereses vitales dentro del sistema internacional. Esto originaría otro tipo de guerra, dirigida a mantener el orden. Las guerras de Irak y Afganistán son ejemplos de situaciones de inestabilidad del sistema. Según Gilpin, las relaciones internacionales tienen una estrecha conexión causal con un diferencial en el aumento del poder de los países. Una alteración de ese diferencial de poder puede desequilibrar el sistema internacional. En el caso de las guerras para mantener el orden, hay un país que no tiene un mayor poder de amenazar, pero que desafía al país hegemónico. El contexto Empleando este enfoque teórico como punto de partida, resumiremos conceptualmente la situación de Estados Unidos posterior al 11 de septiembre. Sin duda, Estados Unidos ejerce una hegemonía mundial. El poder militar, económico y tecnológico de ese país es indiscutible. Con todo eso, desde hace un cierto tiempo, China ha empezado a esbozarse como un posible aspirante a la hegemonía estadounidense, resultante en su expansión económica y –en particular — en la expansión de sus fuerzas 8 armadas. La figura I, que compara el gasto de China y de los Estados Unidos en las fuerzas armadas, demuestra la tendencia hacia la reducción de esa diferencia. La menor 9 disparidad ocurrió en 1999. No es nuestra intención alegar que China desafiará a los Estados Unidos, sino señalar la amenaza inminente de China a la hegemonía estadounidense, que podrá desatar una guerra —fría o caliente— en la competencia por la hegemonía mundial. Sin embargo, el 11 de septiembre demostró a los Estados Unidos que había surgido una nueva amenaza contra el país, una que sabe aprovechar su vulnerabilidad y causar daños, especialmente a su prestigio como la mayor potencia del mundo. Es indiscutible que ese acontecimiento ha tenido un fuerte impacto en el sistema internacional. Sin embargo, la causa de dicha amenaza no pertenece a los componentes tradicionales del sistema; además, puede ser planteada por cualquier estado del sistema internacional. DOS ENFOQUES HACIA LA SEGURIDAD 31 FIGURA 1 Gasto de China y de los Estados Unidos en las fuerzas armadas Fuente: Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz (SIPRI) de Estocolmo Comparado con un misil que se dispara al sistema de defensa y que, con lógica inmutable, da en el blanco, el terrorista emplea una táctica cambiante al destruirse junto con su objetivo. Por lo tanto, si bien no es un estado, el terrorista representa una amenaza a los verdaderos cimientos del sistema internacional. A este respecto, podemos identificar una variación de la teoría de Gilpin, si bien el efecto sobre la estabilidad es similar. Pese a que los terroristas no actuaron en nombre de uno o más estados, se puede considerar que el ataque terrorista del 11 de septiembre no fue una consecuencia de una variación en la relación de poder, sino de un desafío a la hegemonía existente, resultando en una “guerra para mantener el orden” o en la “guerra contra el terrorismo” declarada por el presidente Bush. En vista de lo señalado arriba, se puede suponer que el sistema internacional es inestable, por dos motivos: la variación en el diferencial de poder con China y la amenaza planteada por el terrorismo trasnacional. En otras palabras, el poder hegemónico está presenciando el crecimiento de un país que podrá desafiar sus intereses vitales y que, a la vez, sigue estando desafiado por un tipo de organización apátrida cuyos motivos y lógica difieren de las normas occidentales. La estrategia de los Estados Unidos Las estrategias anunciadas por la administración Bush después del 11 de septiembre incluyen la Estrategia Nacional para la Seguridad de la Patria (National Strategy for Homeland Security, NSHS) y la Estrategia para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos (Nacional Security Strategy of the United States of America, NSS), publicadas en 10 julio de 2002 y marzo de 2006 (actualmente en vigencia), respectivamente La NSHS establece los siguientes tres objetivos estratégicos, dirigidos a maximizar la 11 seguridad estadounidense: · Prevenir cualquier ataque terrorista en los Estados Unidos. · Reducir la vulnerabilidad estadounidense al terrorismo. 32 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA · Minimizar los daños y recuperarse de un ataque. Cabe señalar dos iniciativas del “área crítica de la misión”, denominadas “seguridad del transporte y las fronteras”, porque son pertinentes para el estudio presente.12 Estas iniciativas tienen como propósito la creación de “fronteras inteligentes” e incrementar la seguridad del transporte marítimo de contenedores. Por último, deberán considerarse los siguientes principios de seguridad relativos al concepto de seguridad de la patria: derecho, ciencia y tecnología, compartir información 13 y sistemas, y cooperación internacional. Podemos observar que la ciencia y la tecnología constituyen un punto fuerte que los estadounidenses no están dispuestos a compartir. El cuarto principio — la cooperación internacional — se aparta de los otros tres. Un obstáculo a la cooperación internacional ha sido impuesto a las universidades estadounidenses por el gobierno de los Estados Unidos en la forma de la Lista de Alerta 14 Tecnológica. La estrategia medular es la NSHS; todas las demás estrategias y acciones derivan de ella, incluyendo la NSS. La NSHS puede evaluarse también por su coherencia, ya que no fue enmendada desde su publicación, en comparación con la NSS, que fue emitida en septiembre de 2002 y nuevamente en marzo de 2006. El Comando Sur de los Estados Unidos El presente análisis se basará en la conferencia dictada por el Contraalmirante James W. 15 Stevenson, comandante de las fuerzas navales del Comando Sur. Identificaremos puntos importantes para que estemos conscientes del tipo de cooperación sugerida — algo ya analizado— así como su impacto sobre los intereses vitales de Brasil. El texto básico consiste de una propuesta del Jefe de Operaciones Navales de la Armada de los Estados Unidos en la que comenta sobre la capacidad que la Marina de Brasil 16 podrá considerar tener en los próximos veinte o veinticinco años. Según el Almirante Michael G. Mullen, “la cooperación es de suma importancia, porque ningún país puede hacer por sí solo lo que se debe hacer”. El almirante recalca que “debemos trabajar en un entorno combinado” y, añadimos nosotros, es obviamente importante para la seguridad de los Estados Unidos y para reducir la inestabilidad del sistema internacional. El Contraalmirante Stevenson hace hincapié en dos puntos: que la Armada estadounidense debe “seguir siendo la fuerza preponderante en alta mar” y “tener una mayor capacidad de operar tanto en aguas fluviales como marítimas”. Por lo tanto, es su propósito aprovechar la “habilidad de los países asociados de desarrollar una relación de trabajo, así como de comunicarse y operar en el mar y en la tierra”. Con esa “cooperación en diversas escenas internacionales” podrá reducir el apoyo a la infraestructura que proporciona la flota de los Estados Unidos y “mantener una supremacía marítima global”. Entretanto, podríamos decir que de este modo, la Armada de Estados Unidos alcanza dos objetivos: extender la línea de defensa de los Estados Unidos hacia afuera y mejorar la seguridad del transporte marítimo de contenedores, todo de acuerdo con el principio DOS ENFOQUES HACIA LA SEGURIDAD 33 del NSHS de cooperación internacional, contribuyendo de este modo a reducir la vulnerabilidad de los Estados Unidos. Todo ello puede resumirse en las palabras del Contraalmirante Stevenson durante su conferencia: “Nos gustaría ver un panorama de cooperación entre las armadas del mundo, para garantizar la seguridad en ciertas áreas”. Además, es importante añadir que son áreas de interés de los Estados Unidos. Después de referirse al objetivo estratégico de reducir la vulnerabilidad, el Contraalmirante Stevenson pasó al objetivo siguiente — la amenaza terrorista — y la campaña de la “guerra global contra el terrorismo”. La propuesta para luchar contra el terrorismo consiste en compartir “la supremacía global” en el mar con una visión regionalizada, en otras palabras, para que los Estados Unidos puedan operar dentro del sector marítimo y conquistar las aguas del sector fluvial de otros países mediante 17 asociaciones regionales. Por otro lado, podríamos decir que el Comando Sur de los Estados Unidos está de acuerdo con la creación de asociaciones con otras flotas marítimas que, a su vez, aceptarían la cooperación estadounidense en sus aguas fluviales. Dicha cooperación requiere estimular la confianza y la interoperabilidad, según el mismo documento, que dice: “Deseamos incrementar la capacidad de nuestros asociados, la capacidad de sus flotas”. Entendemos que la interoperabilidad puede ser un aspecto interesante si se proporciona a la Marina de Brasil tecnología avanzada y financiamiento. Si bien no es un incentivo para la industria nacional o, en particular, para nuestra ciencia y tecnología, en términos de innovación en el ámbito de la defensa, esa alternativa ofrecería un mejor equipamiento, con consecuencias beneficiosas para la preparación a corto plazo de la Marina de Brasil. La confianza, para parafrasear a Vinicius de Moraes, “es eterna mientras dura”. Es necesario recordar que, una vez que los Estados Unidos dejen de estar interesados en el 18 tema, Brasil se podrá ver obligado a reducir su presupuesto a lo que era anteriormente. Podemos terminar la descripción de la idea del Contraalmirante Stevenson con sus propias palabras, según lo que es importante para la Marina de Brasil: “Mantener la seguridad dentro de su propio país, mar territorial y ZEE (zona económica exclusiva). Las armadas están para eso”. En este caso, incluye al menos las cuencas de los ríos Paraguay y Paraná y la de los ríos amazónicos situados “dentro del territorio nacional”. La Constitución de 1988 y la política de defensa nacional Según la Constitución brasileña, las relaciones internacionales están regidas por diez principios: la independencia nacional, la prevalencia de los derechos humanos, la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la igualdad entre los países, la defensa de la paz, la conciliación pacífica de las disputas, el rechazo del terrorismo y del racismo, la cooperación entre los pueblos en aras del progreso de la humanidad y la concesión de asilo político. Podemos ver que el terrorismo se encuentra en el mismo nivel que el principio de cooperación. Sin embargo, a diferencia de la propuesta de la NSHS, en la que la cooperación está orientada hacia la seguridad nacional de los Estados Unidos, la propuesta de Brasil está orientada hacia el progreso de la humanidad. La diferencia 34 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA puede comprenderse fácilmente si nos remontamos a la visita del presidente de los 19 Estados Unidos a Brasil en marzo de 2007. La Figura 2 ilustra esas diferencias. FIGURA 2 TECNOLOGÍA En las universidades de los Estados Unidos Etanol de Brasil POSICIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS Tema de seguridad nacional (Lista de Alerta de Tecnología) Acceso a tecnología brasileña El terrorismo está señalado explícitamente en la Política de Defensa Nacional Brasileña (PDN), en el inciso 2.6: “En la actualidad, participantes que no son de países específicos, así como nuevas amenazas y tensiones entre el nacionalismo y el trasnacionalismo, permean las relaciones internacionales y los acuerdos de seguridad de los países. Las diversas violaciones trasnacionales y el terrorismo internacional pueden ser una amenaza para la paz, la seguridad y el orden democrático, usualmente contrarrestadas por instrumentos de inteligencia y seguridad de los países”. A continuación, la PDN define las áreas de interés de Brasil como el subcontinente sudamericano y los países adyacentes de 20 África, donde el país proyecta “forjar relaciones cooperativas más fuertes”. El inciso 3.3 pone de manifiesto cierto interés en los procesos que aportan a la reducción de la probabilidad de que surjan conflictos en el área estratégica. Esos procesos comprenden “el fortalecimiento del proceso de integración, las relaciones estrechas entre los países amazónicos, la intensificación de la cooperación y el comercio entre los países africanos, facilitado por los lazos étnicos y culturales, así como la consolidación de la “Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur”. Una vez más, el término “cooperación” surge como una forma de lograr la paz, y no como una forma de incrementar nuestro poder militar. Por lo tanto, “el proceso de un desarrollo integrado y armónico de Sudamérica se convierte en una prioridad que abarca la defensa regional y el área de 21 seguridad”. Podemos ver que Brasil no se preocupa por la hegemonía, sino por “un orden internacional basado en la democracia, el multilateralismo, la cooperación, la prohibición de armas químicas, biológicas y nucleares, y el intento de alcanzar la paz 22 entre los países.” Por último, el inciso 4.8 de la PDN dice que: “Brasil sostiene que el terrorismo pone en peligro la paz y la seguridad mundial. Condena categóricamente los actos terroristas y apoya las resoluciones de la ONU, reconociendo que todos los países del mundo deben trabajar conjuntamente hacia la prevención de las amenazas terroristas y la lucha contra ellas”. Partiendo de esta premisa, la Marina de Brasil, mediante el Departamento de Gestión de Puertos y Costas, ayuda a crear iniciativas basadas en el Código Internacional 23 de Protección de Buques e Instalaciones Portuarias. Es un tipo de cooperación, posterior al 11 de septiembre, en el que participan los países miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI). En resumen, Brasil está en busca de un camino hacia la paz por el bien de su propia seguridad, pese a lo utópico que pudiera parecer. Si bien Brasil admite que las amenazas existen, cree que probablemente no afectarán ni el territorio ni el pueblo brasileño. DOS ENFOQUES HACIA LA SEGURIDAD 35 Además, es de esperar que la prohibición de armas químicas, biológicas y nucleares mejore la seguridad del país. Conclusión En primer término, señalemos las diferencias entre dos conceptos de lo que significa la seguridad. Para los Estados Unidos, la seguridad nacional depende del poder tecnológico y militar que apuntala la hegemonía del país. La intención de los Estados Unidos es incrementar, en la mayor medida posible, su poder hegemónico, con miras a enfrentar todos los desafíos que surjan en el sistema internacional. Para Brasil, por el contrario, la seguridad nacional se basa en la creencia en la paz entre los pueblos del mundo y en un tipo de cooperación bastante diferente al propuesto por los Estados Unidos. El caso de la transferencia tecnológica facilitada por los países asociados del sur, pero bloqueada por los países asociados del norte, es un ejemplo de los diferentes enfoques. Nadie disputa que el terrorismo amenaza la paz y el régimen internacional. Con el propósito de luchar contra el terrorismo, los Estados Unidos busca formar asociaciones para extender sus fronteras y campo de actividades. El país está dispuesto a operar tanto en aguas fluviales como marítimas de los países miembros con el consentimiento de ellos. Si no encuentra países dispuestos y se ve forzado a invadir un país en aras de la seguridad nacional de los Estados Unidos, lo hará, gastando miles de millones de dólares. Las actividades de los Estados Unidos en Irak y Afganistán confirman este 24 argumento. La asociación entre la Marina de Brasil y el Comando Sur de los Estados Unidos en aguas fluviales o marítimas para prevenir el terrorismo y luchar contra él no interesa a Brasil, porque podrá conducir a algún tipo de intervención. Eso contradeciría uno de los principios de las relaciones internacionales establecidos en la Constitución de Brasil. Para poder cooperar con la paz y la seguridad internacionales — incluyendo la seguridad de los Estados Unidos — la Marina de Brasil deberá hacer frente a todos los tipos de amenazas terroristas identificadas dentro de su jurisdicción, como lo ha hecho de conformidad con el Código ISPS. Además, puede integrar medios de comunicaciones navales en misiones como las del Comando Sur de los Estados Unidos. Este tipo de interoperabilidad puede ser fundamental para el éxito de las operaciones militares contra el terrorismo. A corto plazo, esas posibilidades, como la interoperabilidad y el incremento de la capacidad de la Marina de Brasil, concuerdan con los intereses de defensa contra los enemigos de ambos países. En Brasil, sin embargo, la interoperabilidad no puede separarse de la industria de defensa nacional y no debe afectar de modo alguno el perfeccionamiento y la innovación en el ámbito estratégico. Por último, Brasil entiende que los navíos de los Estados Unidos que vengan para participar en cualquier tipo de esfuerzo de cooperación no deben llevar armas químicas, biológicas o nucleares ya que, evidentemente, no son apropiadas para luchar contra las amenazas terroristas y hasta pueden poner en riesgo los intereses de Brasil en la consolidación de la “Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur”. 36 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA NOTAS 1. Ver Barry R. Posen, “Command of the Commons: The Military Foundation or U.S. Hegemony”. International Security 28, no.1 (Verano de 2003). 2. En el sentido pragmático de la relación costo-beneficio. 3. Ver Alyson J.K. Bailes and Andrew Cottey, “Regional Security Cooperation in the Early 21st Century”, capítulo 4 en SIPRI Year Book 2006: Armament, Disarmament and International Security (Oxford: Oxford Univ. Press, 2006) pág. 1, disponible en yearbook2006.sipri.org/. 4. Robert Gilpin, “The Theory of the Hegemonic War”, en The Origin and Prevention of Major Wars, ed. Robert I. Rotberg and Theodore K. Rabb (London: Cambridge Univ. Press, 1998), pp. 15-37. 5. Estas tres dimensiones dependen de demostraciones del poderío político, social, económico, militar y tecnológico. 6. Eso no significa que no hay otros países fuertes. 7. Transformación, por ejemplo, mediante el desarrollo económico, militar y tecnológico. En teoría, ciertos componentes del sistema internacional no estarían dispuestos a ceder su poderío, total o parcialmente. 8. Jornal da Ciéncia, disponible en www.jornaldaciencia.org.br/ y BBC Brasil, disponible en www.bbc.co.uk/portuguese/ noticias/. 9. Los datos de diseño del cuadro fueron extraídos del SIPRI y se encuentran disponibles en www.first.sipri.org/non_ first/milex.php. 10. Otras estrategias derivadas incluyen: National Strategy to Combat Weapons of Mass Destruction (diciembre de 2002), National Strategy for Combating Terrorism (febrero de 2003), The National Military Strategy of the United States of America (2004), and The National Defense Strategy of the United States of America (marzo de 2005). 11. National Strategy for Homeland Security (Washington, D.C.: Office of Homeland Security, julio de 2002), p. vii, disponible en www.whitehouse.gov/homeland/book/. 12. Ibid., p. viii. 13. Ibid., p.x. 14. Denegar a los países en desarrollo el acceso a ciencia y tecnología fundamentales para su desarrollo crea un gran impedimento para la cooperación internacional. Un ejemplo es la Harvard University List, disponible en www.hio.harvard.edu. 15. Contraalmirante James W. Stevenson (conferencia, Seminario Naval Brasileño, Escola de Guerra Naval, Río de Janeiro, 17 de noviembre de 2005). 16. Adm. Michael G. Mullen, cuyo cargo es equivalente al de Comandante de la Marina de Brasil. 17. Según el contraalmirante Stevenson, ello significa capacidad las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana. 18. A comienzos de los 1990, Brasil tuvo que acatar la hegemonía estadounidense y aceptar las prioridades cambiantes del gasto público al establecerse límites sobre el gasto en las fuerzas armadas, lo que afectó la política de defensa del país. Luiz Alberto Moniz Bandeira, Formaçao do imperio americano: da guerra contra a Espanha à guerra no Iraque (Río de Janeiro: Civilizaçao Brasileira, 2005), páginas 518 a 20. 19. Orientación brindada por el presidente Bush a su embajador ante Brasil, Clifford Sobel, sobre el acuerdo del etanol: “Traigan a sus científicos para aquí, traigan sus universidades” [traducción libre], disponible en clipping.planejamento.gov.br/. 20. Ministerio de Defensa de Brasil, Política de Defensa Nacional, aprobada por Decreto Nº 5.484, 30 de junio de 2005, inciso 3.1. 21. Ibid., inciso 3.6. 22. Ibid., inciso 4.7. 23. El Código ISPS fue preparado por la Comisión de Seguridad Marítima de la Organización Marítima Internacional (IMO) y aprobado por la Resolución 2 de la Conferencia Diplomática SOLAS de 1974 durante una reunión celebrada del 9 al 13 de diciembre de 2002 en Londres. 24. En la segunda mitad del siglo pasado, Cuba, la República Dominicana, Granada, Panamá y Haití fueron ejemplos de países latinoamericanos invadidos por Estados Unidos. 5 Hacia una estrategia marítima Contraalmirante Miguel Ángel Troitiño, Armada Argentina (Retirado) C uando repasamos nuestros orígenes, nuestro nacimiento como nación, nuestros primeros años de vida y desde ellos viajamos hasta el presente, surgen claramente una serie de grupos de intereses nacionales que deben ser compatibilizados con el vivir y convivir de los argentinos. Grupos de intereses que conllevan una secuencia acompañando el crecimiento de nuestra nación. Los intereses nacionales contenidos en esos grupos de intereses originaron las políticas públicas que fueron dando, junto a las circunstancias que gobernaban la vida entre las diferentes naciones del orbe, los fundamentos de la estrategia marítima de la nación. Si bien en todas las etapas de su vida como Nación existió la necesidad de desarrollar una estrategia marítima, en la medida que fuimos creciendo, esa estrategia pasó a ser cada vez más importante. El nacimiento como país Durante el período de gestación de la Nación podemos indicar que Argentina, a diferencia de la mayoría de los estados sudamericanos, no tuvo origen en el mar. Por el contrario, Argentina nació de la necesidad que tuvieron los españoles que se encontraban en el Virreinato del Perú y en la Capitanía de Chile, de sacar sus riquezas en forma segura hacia España. Ellos concibieron que la mejor manera era atravesando esa larga planicie que está detrás de la Cordillera hacia el Río de la Plata, lugar de embarque para el Viejo Continente, a cambio de las peligrosas rutas marítimas por el sur del continente. 38 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA El Comercio impulsaba la obra, y la seguridad de ese comercio, la estrategia marítima. Había que asegurar el tránsito marítimo desde el Río de la Plata hasta el lugar de destino en la madre patria. Evidentemente toda esta construcción transformó al Río de la Plata, desde el inicio, en un punto estratégico de envergadura, hacia él convergerían las principales flotas de aquellos tiempos. Cuando la patria se estaba gestando, cuando aún no se había manifestado, allá por 1799, el entonces abogado que luego sería General, Manuel Belgrano propiciaba el nacimiento de la Escuela Nacional de Náutica “porque ninguna 1 nación es libre si no tiene asegurado su comercio exterior”. Después del nacimiento como país, ilustres patriotas como Gurruchaga ponían toda su fortuna al servicio de una nueva Armada y Larrea transformaba su fervor por el poder marítimo en factor determinante del futuro naval. Cuando nace la patria, en 1810, nuestros prohombres tuvieron que resolver dos grandes problemas que requirieron urgente atención. Lo ocurrido el 25 de mayo en Buenos Aires había que trasladarlo a las otras ciudades construidas a lo largo de los caminos que unían el Alto Perú y la Capitanía de Chile con el puerto en el Río de la Plata. Urgía incorporar al sueño de Buenos Aires a las restantes ciudades. Y el segundo problema consistía en cómo esta nueva nación se iba a relacionar con el mundo para ser tolerada e incluso ayudada, a tomar el físico necesario que asegurara su supervivencia. La amenaza mayor a estos propósitos era, evidentemente, la que podría provenir del mar y la materialización de la misma estaba, precisamente, en ese punto estratégico que era la boca del Río de la Plata. El General José Francisco de San Martín consideraba que una buena estrategia naval brindaría la mejor cobertura que sus espaldas podían requerir para su obra libertadora de América. Así valorizó al combate naval de Montevideo como el mejor aporte recibido para su campaña libertadora. Otro patriota como Juan Manuel de Pueyrredón, en función de gobierno, al igual que el General San Martín, reconocían la importante contribución a la formación de la Nación del accionar propio en el estuario del Río de la Plata y sus alrededores. A partir del año 1880 Producida la organización nacional, lograda la ley fundamental: la Constitución de 1853/60, la generación de esa época se enfrentó con tres grandes problemas que encerraban, cada uno de ellos, los intereses nacionales de esos años. Era necesario integrar a las provincias incorporadas a la patria Argentina. Para hacerlo, Juan Bautista Alberdi, uno de los hacedores de nuestra constitución, sugirió al entonces presidente Nicolás Avellaneda “educar”, pero no para cualquier cosa sino para que los argentinos supieran extraedle a la tierra las riquezas que esta poseía. Así nació, en la mitad norte del País, el granero del mundo. También había que unir al patrimonio nacional la mitad del sur del país, la “Patagonia”. El gobierno Nacional, como consecuencia de lo dispuesto por el Congreso de la Nación HACIA UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA 39 emprendió la “Campaña del Desierto” e incorporó efectivamente los territorios del Sur a la soberanía argentina. Por último, había que relacionarse con el mundo que ahora era diferente y que reconocía al Reino Unido como la potencia dominante. Se decidió comerciar con el exterior apoyándose precisamente, en la potencia dominante, logrando el país, en pocos años, una transformación espectacular a punto tal de ser considerado una de las primeras y más promisorias naciones. La estrategia marítima requirió abandonar las costas, acompañar el comercio y ejercer fehacientemente la soberanía nacional. Así el Comodoro Py se trasladó al Sur, con la primera flota, en 1878 iniciando así la transformación de la armada costera en la armada oceánica. En esta época es el Comandante Dn. Luis Piedra Buena quién da constancia ante el mundo de nuestras aptitudes y la Corbeta Uruguay planta definitivamente el jalón argentino en la Antártida. Hoy Después fue otra historia. El mundo cambió en 1930 y los argentinos no nos apercibimos debidamente de estos cambios. Se continuó con la política anterior sin introducir las modificaciones que la evolución mundial señalaba como convenientes de realizar y lentamente empezamos a declinar como Nación hasta llegar a nuestros días. Hoy estamos ingresando en el siglo en que las naciones se apropiarán del mar. Los estados ribereños tiene una enorme responsabilidad para mantener bajo su soberanía lo que en la ley del mar está establecido. Argentina es poseedora de la 8va. plataforma marítima. Enorme y riquísima extensión con posibilidades de explotación sustentable de recursos muy valiosos. Todo esto en un mundo mucho más cercano, donde los actores se multiplican por doquier, donde varias tendencias de diferente índole impulsan a las naciones a moverse acertadamente y con presteza para alcanzar su bienestar y desarrollo. A diferencia de las generaciones que nos precedieron, nosotros tenemos ante nuestra vista cuatro grandes grupos de intereses: · Necesitamos desarrollar la mitad norte de nuestra Patria, aquella que la generación del año 1880 transformó en el granero del mundo. Necesitamos hacerlo para que el objeto de riqueza que ella posee sea explotado en su mejor forma y alcance. · Por otro lado, nos urge adecuar la integración de la Patagonia a la vida del País, dándole a su transformación un sentido que, además de sustentable, sea atractivo mutuamente con el resto de las regiones argentinas. · Enfrentamos la tarea de incorporar el mar, aquel que genuinamente nos pertenece y que el mundo reconoce como tal, al patrimonio nacional. No podemos quedarnos con la declamación de soberanía. · Por último, surge como conveniente seguir conectados con el mundo de la mejor manera posible, teniendo en cuenta que la potencia hegemónica es los Estados Unidos, que en el mundo se observan, además de ella, otros dos focos de poder, uno 40 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA en Europa y otro en Asia, y que la globalización acercó a todos e hizo que la interdependencia sea una realidad insoslayable. La estrategia marítima mantiene el requerimiento de abandonar las costas e incluso ahora, proyectarse en profundidad para alejar de las mismas y de las rutas de nuestro comercio exterior, las amenazas existentes. Es decir, en la actualidad, si queremos tener la tierra segura, debemos llevar la línea de compromiso lo más lejos posible. La estrategia marítima mantiene el requisito de abandonar las costas e incluso ahora, proyectarse en profundidad para alejar de las mismas y de las rutas de nuestro comercio exterior, las amenazas existentes. Es decir, en la actualidad, si queremos tener la tierra segura, debemos llevar la línea de compromiso lo más lejos posible. Cuando se repasa la historia se comprende que los momentos más eficientes de nuestra Armada se correspondieron con aquellos donde la racionalidad que terminaba guiando el diseño de la Fuerza para la Nación, se correspondía con fines de Política Exterior. Es importante tener presente este aspecto porque a través del análisis de mismo sabremos cómo requerir las soluciones más pertinentes. Pero vayamos al “vivir” y “convivir” de los argentinos del hoy, observados a través del prisma de estos cuatro grupos de intereses. El “Desarrollo de la mitad norte del país, fundamentalmente de la Cuenca del Plata”, amerita la generación de una “geoestrategia para la integración regional”. El desarrollo del potencial de la Cuenca más rica del subcontinente depende de las decisiones que adopten los países pertenecientes a ella. Este potencial es enorme y mucho más enorme y sustentable será, si las decisiones son producto del razonamiento y la negociación previa entre estos países. No existen problemas de difícil solución toda vez que la Cuenca del Plata es una Cuenca que corre en el sentido de los meridianos, lo que la hace totalmente aprovechable con diversidad de posibilidades para cada latitud. De esta zona sale la mayor parte de la riqueza argentina que se comercia con el mundo y este comercio sigue dos grandes itinerarios: el primero que va hacia Europa y/o los Estados Unidos siguiendo una ruta hacia el norte por el Atlántico bordeando el Brasil o la costa oeste de África, y el segundo que se dirige al resto de África, Asia u Oceanía a través del Cabo de Buena Esperanza. En esta mirada, la boca del Río de la Plata se evidencia como un punto estratégico de envergadura, tal cual lo fue desde antes del nacimiento de nuestra patria. Existe una tercera ruta que busca el sur del continente a través de los pasos bioceánicos ente Chile y Argentina. Si bien menos importante comercialmente, requiere una permanente consideración. Muchas cuestiones derivadas de esta simple descripción constituyen incentivos para estrategias particulares y operativas. El segundo grupo de intereses engloba a aquellos que hacen a la Integración de la Patagonia. La forma particular de la hidrografía en la misma (ríos que corren en el sentido de los paralelos) hizo concebir a quienes nos precedieron que los diferentes compartimentos que se forman entre ellos debían proveer objetos de riqueza distintos y armónicos, entre sí primero, y con el resto del país después. Esto es fácil de lograr por estar cada compartimento en latitud diferente con respecto a los demás. Observando con la misma óptica que lo hicimos en el caso anterior, nos surge desde el punto de vista estratégico, que este territorio es el que genera los más importantes argumentos para que ejerzamos nuestros derechos sobre la 8va. plataforma marítima mundial. Los derechos HACIA UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA 41 los brinda la tierra y esta tierra es, en su mayoría, la Patagonia. También surge lo que ya viera la generación de 1880. La integración de la Patagonia a la Nación tendrá, en la “autopista marítima” (unión entre la desembocadura del Río de la Plata y los pasos bioceánicos del sur) su mejor herramienta. Precisamente por esto es que ellos encararon con decisión la construcción de bases y puntos de apoyo marítimos hacia el sur del Río de la Plata. Hay que actualizar ese esfuerzo ahora ampliado por el soporte que necesariamente requerirá la “explotación del mejor camino a la Antártida”; las tareas derivadas del futuro comercio exterior de cada uno de los compartimentos del terreno ya mencionados; y las tareas de apoyo requeridas por la incorporación del mar a nuestro patrimonio, de acuerdo a la Convención del Mar. El tercer grupo de intereses es precisamente este: “Incorporar el mar a nuestro patrimonio”. Probablemente es el que genere, desde el punto de vista estratégico más tareas. Si vamos a incorporar el mar no podemos quedarnos con los títulos y declamaciones. Hay que ir hacia el mar y estar en el mar. Para ello, no podemos dejar de mencionar que los argentinos recién empezamos a manifestar nuestra real vocación por asimilar al patrimonio nacional estos territorios. Como ya lo mencionara, ocurre que la Argentina se construyó desde la tierra hacia el mar; que la secuencia de esta construcción fue precisamente el orden en que hemos señalado estos grupos de intereses, lo que hace que recién ahora arribemos masivamente a la consideración de lo que es nuestro en el mar. Lo que preocupó de siempre a los hombres de mar empieza a interesar ahora a todos los argentinos. Esto obliga, desde un punto de vista estratégico, a una urgente y seria educación al respecto. Por último, nuestra existencia como Nación y la labor de quienes nos precedieron fueron creando obligaciones y acuerdos internacionales que no podemos dejar de cumplir y que requieren nuestra presencia efectiva (por ejemplo las tareas SAR – salvamento y rescate en el mar) en lugares muy alejados de nuestros apostaderos. Esto involucra esfuerzos que implican la utilización de recursos significativos en forma permanente e ineludible. Nuestra relación con el mundo constituye nuestro “cuarto grupo de intereses”. Relación cada vez más interdependiente, que exige un permanente dar pruebas de confiabilidad, que contiene amenazas que van más allá de las derivadas de las relaciones entre estados, que exige cooperación creciente; que muestra tendencias en lo geopolítico hacia la integración regional; en lo económico a sufrir problemas de adaptación a la economía mundial que durarán bastante tiempo; en lo social hacia los movimientos migratorios sin control; en lo tecnológico a la conformación de estructuras transnacionales sobre las que es difícil el control y al aumento de brechas entre ricos y pobres. La estrategia marítima debe contribuir a que el Atlántico Sur sea una zona de paz y armonía con lo que ha sido hasta el momento. La correcta y segura comunicación Atlántico Norte – Atlántico Sur; lo mismo que por el Cabo de Buena Esperanza; y los pasos bioceánicos Atlántico – Pacífico; el facilitar el mejor camino hacia la Antártida; serán aspectos resultantes de ello. 42 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA De todo lo actuado concluimos que debemos: · Incrementar nuestra vocación mediante una intensiva acción educativa al respecto, apoyada en el derecho marítimo internacional y lo que la ley del mar otorga a nuestra Nación. · Desarrollar las capacidades necesarias mediante, primero; la construcción/adquisición de los medios navales que permitan la conformación de una Armada con presencia efectiva, al menos, en el Atlántico Sur occidental y segundo, las alianzas regionales necesarias que aseguren nuestro comercio exterior y el comercio internacional en el ámbito del Atlántico Sur. · Desarrollar tecnología propia mediante la investigación y/o adquisición del conocimiento necesario para el posterior desarrollo local de la misma. · Continuar, incrementar y facilitar la proyección hacia la Antártida a terceros países mediante el apoyo técnico/portuario y logístico que estos países requieran. · Entender que el campo de los hechos no es exclusivamente militar, sino que es una responsabilidad de conjunto, donde todas las estrategias particulares deben hacer un aporte. · La conducción de esta estrategia debe ser centralizada al más alto nivel de gobierno. · Los objetivos anteriormente descriptos se corresponden con la búsqueda de un “rol” para nuestro país en un mundo globalizado, entendiendo que ese rol debe ser útil para nosotros como atractivo para un mundo que busca el desarrollo y bienestar en orden. Nuestro accionar deberá ser coherente y también perdurable. NOTA 1. Argumento esgrimido por el secretario del Consulado Real, don Manuel Belgrano y González, al crear la Escuela Real de Navegación en 1799, “la primera Escuela Náutica del Virreinato”, www.escueladenautica.edu.ar SUGERENCIAS PARA UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA DE LOS ESTADOS UNIDOS Parte uno Ensayos de las Américas 6 Perspectivas de la Armada de Chile sobre una nueva estrategia marítima de los Estados Unidos Contraalmirante Federico Niemann Figari, Armada de Chile E ste ensayo intenta definir con claridad las áreas de cooperación que se pueden establecer entre la Armada de Chile y la Armada de los Estados Unidos, teniendo en cuenta las distintas alternativas de una nueva estrategia naval para los Estados Unidos. Para comenzar, nos referiremos al fenómeno de la globalización y su influencia en la realidad contemporánea mundial. Después analizaremos los problemas derivados de la globalización y cómo afectan el sistema internacional, destacando las deficiencias de las organizaciones que se supone iban a resolverlos. Mostraremos después la manera en que Chile participa en un mundo afectado por la globalización, señalando que lo hace observando y ejercitando la ley internacional en calidad de miembro activo de las Naciones Unidas y las organizaciones regionales. Después mencionaremos el hecho que un estado oceánico como Chile sólo puede prosperar en un entorno de estabilidad, seguridad y respeto por la ley internacional. En ese sentido, observaremos las similitudes entre los conceptos de “alerta en el espacio marítimo” (maritime domain awareness) de los Estados Unidos y “Mar presencial” de 1 Chile, que persiguen objetivos muy similares en lo que hace a estrategia marítima. Remarcaremos el hecho de que la seguridad marítima es responsabilidad de todos, y por lo tanto debemos contribuir en forma proporcional y de acuerdo a nuestra capacidad, nuestras leyes y nuestros intereses nacionales. Compararemos los objetivos estratégicos de los Estados Unidos y los intereses nacionales chilenos, determinando los posibles campos de cooperación. Examinaremos el concepto de la “armada de los mil navíos”, llegando a la conclusión que es una manera realista y práctica de definir una iniciativa de cooperación. Identificaremos actividades de respaldo mutuo entre las dos armadas, tomando el año 2007 como ejemplo y haciendo mención especial de las posibilidades y las restricciones de la cooperación. También compararemos las áreas de misión definidas en el concepto operacional de la Armada de los Estados Unidos con las definidas por la Armada de 46 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Chile. Esta comparación mostrará que hay diversas oportunidades de cooperación. Finalmente, examinaremos las condiciones que pueden facilitar la cooperación entre las armadas, sugiriendo los métodos para alcanzarlas, y después llegaremos a algunas conclusiones. Visión estratégica La globalización es una realidad política, económica y cultural que ha traído enormes beneficios a la humanidad, como un progreso significativo en tecnología, comunicaciones y el intercambio de personas y bienes. No obstante, el concepto de globalización se percibe en forma distinta dependiendo de la región, la cultura y aun el estrato social de las personas dentro de una comunidad. Algunas culturas y países rechazan la globalización, argumentando que viola sus creencias y tradiciones, y han generado movimientos en contra de la globalización que se han convertido en antiamericanismo, y en algunos casos en el rechazo de la sociedad occidental y cristiana en su totalidad. La desigualdad en los efectos generados por la globalización genera tensión, polarización y conflicto. Además, junto con sus ventajas, la globalización conlleva también una serie de aspectos negativos y ha generado amenazas a la paz y seguridad internacional, como el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva, países fallidos, la inmigración ilegal, el crimen organizado, el tráfico de drogas, el contrabando de personas y la pesca ilegal. Otro elemento crucial del mundo actual es la preocupación por los seres humanos y sus derechos, como también la democracia, el libre comercio y la interconectividad. Además, si bien el actor principal sigue siendo el estado, hay también varios otros: las organizaciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales e individuos cuyas opiniones deben ser tenidas en cuenta. Los cambios ocurridos en las décadas pasadas han afectado el sistema internacional, exponiendo las deficiencias de algunas organizaciones que fueron creadas originalmente para satisfacer las necesidades de otras épocas y para resolver problemas que ya no existen. Ignacio Walker, ex ministro de relaciones exteriores de Chile, describe esta situación: La mayor debilidad y a la vez el principal desafío que enfrenta la globalización es la falta de instituciones sobre las cuales asentarse. . . . si no queremos estar gobernados por la globalización, entonces tenemos que hacerla gobernable y ello se logra dotándola de instituciones sólidas, es decir reglas del juego claras, estables y equitativas. Junto, pues, con aprovechar las ventajas u oportunidades comúnmente asociadas al fenómeno de la globalización, debemos plantearnos el desafío de un diseño o rediseño de sus 2 instituciones; es decir, la necesidad de una nueva arquitectura de globalización. Chile es un país democrático en desarrollo y un estado de derecho, respetuoso del ordenamiento jurídico internacional. Chile se involucra y relaciona con el concierto mundial observando y ejercitando la ley internacional, y participando como miembro activo de las Naciones Unidas y de los organismos regionales. Chile es un ferviente PERSPECTIVAS DE LA ARMADA DE CHILE 47 promotor de una convivencia pacífica mundial, regional y vecinal, regulada en base a tratados internacionales; tanto de naturaleza política, económica, social y marítima. Chile se compromete a promover la reforma integral de las Naciones Unidas, buscando adaptar dicha organización a las demandas del siglo veintiuno. Chile ha respaldado medidas tales como el reconocimiento universal de la democracia; el concepto de seguridad humana, que consolida una nueva visión de la seguridad internacional; el fortalecimiento de la capacidad de las Naciones Unidas para reaccionar frente a la violación masiva de los derechos humanos; la ayuda a naciones en etapas posteriores a conflictos (consolidación de la paz); y el respaldo a operaciones de socorro en caso de desastres naturales y asistencia humanitaria. Chile está de acuerdo con la necesidad de que las Naciones Unidas participen activamente en situaciones extremas, como guerras civiles y disturbios internos significativos, y respalda la reforma y modernización del Consejo de Seguridad. En el campo económico, Chile apoya vigorosamente la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los intentos por avanzar decididamente 3 hacia la liberalización del comercio. El mejoramiento de la seguridad internacional debe ser un esfuerzo compartido; los países que desean ganar influencia y respeto deben contribuir todo lo posible, en la medida de su capacidad nacional y de sus posibilidades. No es ético pretender beneficiarse de las condiciones de seguridad y subsiguiente estabilidad sin cooperar con un compromiso que se traduzca en un aporte eficaz de participación y esfuerzo, ya que ello no sería políticamente sostenible ni moralmente aceptable. Es por esa razón que el logro de la paz y estabilidad internacional debe ser un esfuerzo compartido, con participación y contribuciones a nivel económico, diplomático y militar. El ejercicio de la soberanía y el control sobre el espacio marítimo son elementos esenciales de un estado oceánico. Este hecho sitúa a Chile en un entorno de seguridad caracterizado por su complejidad, incertidumbre, sorpresa y amenazas rápidamente cambiantes y de gran movilidad. En este teatro de operaciones, Chile ha decidido ir en pos de un desarrollo basado en el libre comercio. Por lo tanto, su prosperidad, firmemente ligada con su bienestar, depende de la estabilidad, seguridad y respeto por la ley internacional y los compromisos asumidos por Chile con la comunidad internacional. En el mencionado ámbito marítimo, Chile ha participado activamente en la creación del derecho del mar, es parte de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del 4 Mar (CONVEMAR) desde 1997 y considera esencial su observancia y fortalecimiento. Por lo tanto, Chile rechaza cualquier iniciativa que ponga en peligro los derechos, acordados después de un esfuerzo significativo. Creemos que esta convención ha construido un orden legal para los mares y océanos que facilita la comunicación internacional y promueve su uso pacífico. Chile considera vital la protección de los espacios marítimos, de sus recursos naturales y del medio ambiente marino. Chile también ha luchado contra la pesca ilegal en el Pacífico Sur. Chile ha desarrollado el concepto de Mar Presencial y lo ha incorporado en su legislación nacional. La idea es estar atento, observar y participar en las actividades que se llevan a cabo en alta mar, estar preparado para defenderse contra amenazas que puedan originarse en el espacio común, sin debilitar el CONVEMAR ni afectar la alta mar y las 48 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA libertades que imperan en los espacios comunes, buscar estar atento, observar y tomar parte en las actividades que allí se llevan a cabo; pero también está preparado para defenderse de las amenazas que provengan de los espacios marítimos no sujetos a jurisdicción. Es por ello que se estima que el concepto de “maritime domain awareness” tiene ciertas similitudes con nuestro concepto de Mar Presencial. Somos conscientes del hecho que la seguridad marítima es una responsabilidad común, y que debemos contribuir conforme a nuestras capacidades. Es por eso que Chile participa activamente en las conferencias marítimas relacionadas con el tema, y en particular en la Organización Marítima Internacional. Chile también participa en una serie de organizaciones de cooperación regional sobre la seguridad marítima, como la Red Operativa de Coordinación de Autoridades Marítimas 5 (ROCRAM). Chile fue pionero en América Latina en hacerse parte del Código ISPS (Seguridad Internacional para la Protección de los Buques y las Instalaciones) y participa en la APEC (Cooperación Económica de Asia-Pacífico) y en sus actividades relacionadas 6 con la seguridad marítima. Dada la ubicación geográfica de Chile y el activo intercambio marítimo que se desarrolla junto a sus costas, la seguridad marítima es una prioridad. Es por eso que Chile ha firmado una serie de acuerdos internacionales, como coordinador del Pacífico Sur Oriental de la Organización Hidrográfica Internacional, del Control Naval del Tráfico Marítimo y de la Alerta de Tsunami. Chile es responsable también por un área inmensa para operaciones de búsqueda y salvamento marítimo, mayor aún que nuestro Mar Presencial. También cooperamos con la seguridad marítima y el buen orden en el mar controlando nuestros espacios marítimos y observando lo que ocurre en el Mar Presencial, evitando en la medida de nuestras posibilidades las actividades ilícitas en las áreas marítimas adyacentes a nuestras costas. Chile también ejercita el poder conferido por las leyes nacionales e internacionales, como las leyes de estado de pabellón, estado costero y estado rector del puerto. Estamos de acuerdo en que la idea de la seguridad marítima global no es sólo una tarea para las armadas y los servicios de guardacostas. En palabras del Captain Bruce Stubbs, USCG, en su trabajo “Making the 1000-ship Navy a Reality,” “La seguridad marítima es más que la seguridad física y la disuasión ejercitada por buques de patrulla y las aeronaves de una flota global. La seguridad marítima se alcanza combinando las actividades públicas y privadas de seguridad marítima a escala global, generando así un esfuerzo comprensivo e integrado que confronte todas las amenazas marítimas. La seguridad marítima demanda una asociación cercana entre gobiernos y el sector privado para establecer un régimen riguroso de prevención para la seguridad marítima.”7 Por lo tanto, Chile está dispuesto a cooperar, en la medida de sus posibilidades, con la estrategia marítima de los Estados Unidos, teniendo en cuenta el interés nacional, las motivaciones humanitarias y el orden legal internacional. PERSPECTIVAS DE LA ARMADA DE CHILE 49 Compromisos, intereses y restricciones comunes Objetivos estratégicos de los Estados Unidos Los objetivos estratégicos de los Estados Unidos son: · Asegurar a los Estados Unidos de un ataque directo confrontando activamente, temprano y a distancias seguras a aquéllos que los amenacen, sobre todo aquéllos que lo harían por medios catastróficos. · Asegurar el acceso estratégico y mantener libertad de acción, asegurando que las regiones clave, las líneas de comunicación y las áreas globales comunes permanezcan accesibles a todos. · Reforzar alianzas y compromisos existentes y emergentes para enfrentar los desafíos comunes. · Establecer condiciones de seguridad favorables contrarrestando agresiones o coerciones 8 dirigidas contra nuestros socios o intereses. De lo anterior se desprende que los últimos tres objetivos de los Estados Unidos están directamente relacionados con los intereses nacionales de Chile. También encontramos similitudes en las pautas básicas para “preservar la libertad de los mares, facilitar y defender el comercio, y facilitar el movimiento de bienes y personas deseables a través de 9 nuestras fronteras, impidiendo la entrada a personas y materiales peligrosos”. Es interesante notar que algunos artículos de los Estados Unidos consideran a 10 Sudamérica un área de interés “emergente”. Nuestro plan de desarrollo económico señala que las áreas marinas son esenciales. Chile depende en gran medida de las comunicaciones marítimas (en forma total para el abastecimiento de combustible). Esto, sumado al creciente tráfico de buques post-Panamax que transportan cargas peligrosas a través del Cabo de Hornos/Estrecho de Magallanes y el esperado crecimiento de tráfico de buques entre Asia y los países del Cono Sur a través de los puertos chilenos, permite comprender fácilmente nuestro interés en esta área y la clara necesidad de cooperación con los Estados Unidos. Misiones de la Armada de Chile y la Armada de los Estados Unidos Los Estados Unidos vislumbran una serie de tareas para su armada a las que la Armada de Chile podría contribuir por medio de su estrategia. Estas tareas se clasifican en tres áreas de acción: defensa nacional, llevadas a cabo por medio de una acción conjunta con las fuerzas armadas de Chile; participación internacional, que incluye trabajos conjuntos y probablemente combinados; y tareas relacionadas con la protección y promoción de los intereses marítimos, que se llevan a cabo en coordinación con otras organizaciones gubernamentales y son de importancia económica primordial. La interesante iniciativa de cooperación llamada la “armada de los mil navíos” parece ser un instrumento realista y práctico para confrontar uno los desafíos más grandes del mundo globalizado, donde el éxito depende de las comunicaciones marítimas. Una interrupción, aunque sea parcial, del transporte marítimo puede causar una falla 50 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA económica de proporciones inimaginables. Chile está participando activamente en esta iniciativa, a través de un número de acuerdos que buscan un “orden positivo en el mar”. Situación de respaldo mutuo Nuestras armadas han estado participando en ejercicios combinados durante los últimos cincuenta años, y últimamente estas actividades han crecido significativamente. Tomemos como ejemplo el año 2007 (ver el cuadro a continuación): una fragata chilena se integró a un grupo expedicionario de superficie de los Estados Unidos, un submarino chileno brindó apoyo de entrenamiento a la tercera flota de los Estados Unidos durante cinco meses, y Chile participó en los ejercicios PANAMAX, UNITAS y TEAMWORK SOUTH de 2007. Ésta es una realidad, y si bien se trata sólo de ejercicios, la participación de Chile destaca nuestro interés en mejorar la interoperabilidad en todas las áreas, porque creemos firmemente que ésa es la mejor manera de estar lo más preparado posible para contribuir de manera efectiva, no simbólica, cuando llegue el momento. Operaciones navales y ejercicios realizados en 2007 FECHA LUGAR 26 de febrero al Estados 11 de julio Unidos 23 de abril al 4 de mayo Junio Estados Unidos Chile ACTIVIDAD La fragata Latorre se une al Grupo Expedicionario de Superficie de la Armada de Estados Unidos (UNITAS Atlántico, TWS y UNITAS Pacífico). Ejercicio internacional BELL BUOY . Ejercicio de Entrenamiento de Intercambio Conjunto Combinado (JCET). Ejercicio de buceo combinado y operaciones de tierra entre buzos tácticos chilenos y los buzos de Estados Unidos. 11 al 24 de junio Chile CENTAURO (SOUTHERN EXCHANGE), fase Chile. Intercambio entre infanterías de marina de Chile y los Estados Unidos 16 al 29 de junio Ecuador UNITAS Pacífico 2007, ejercicio internacional con las unidades de los Estados Unidos 1 agosto al 20 Estados Simpson participa en respaldo al entrenamiento del grupo de diciembre Unidos de batalla de la Armada de los Estados Unidos en San Diego, Calif. 27 de agosto al Panamá PANAMAX 2007, ejercicio multinacional para la protección 7 de setiembre del Canal de Panamá con unidades de los Estados Unidos y otros quince países. 13 al 23 de Estados CENTAURO (SOUTHERN EXCHANGE), fase Estados noviembre Unidos Unidos Intercambio entre infanterías de marina de Chile y los Estados Unidos PERSPECTIVAS DE LA ARMADA DE CHILE 51 Otras actividades de respaldo en curso Igualmente importantes son los crecientes esfuerzos interactivos de otras agencias, como el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos y la Dirección General del Territorio Marítimo (DGTM) de Chile para compartir actividades de corto plazo, como la incorporación de oficiales y personal enlistado a bordo de navíos del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos, un proyecto derivado del Comité Naval Operacional (ONC) Estados Unidos-Chile; visitas chilenas realizadas a bases del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos; intercambio de experiencias navales en conferencias formales, como el ONC; ejercicios multinacionales como PANAMAX; y entrenamiento para oficiales en la estación del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos en Georgetown, Carolina del Sur. Restricciones Un enfoque realista del problema que estamos analizando reflejará el hecho que los intereses nacionales de Chile y los Estados Unidos son de distinta magnitud. Esto conlleva distintas motivaciones para el uso de la fuerza. La Política de Defensa Chilena acepta el uso coercitivo de fuerzas para autodefensa y otras acciones respaldadas por resoluciones de la ONU. Por otro lado, a pesar de la lentitud de los esfuerzos de la ONU para establecer normas adecuadas, y del hecho que los “acuerdos bilaterales” pueden ser más expeditos, es preferible que nuestros líderes políticos electos democráticamente, y la sociedad civil en general, desarrollen una cooperación naval con los Estados Unidos dentro del marco de la CNUDM y la Organización Marítima Internacional. Contribuciones potenciales de la Armada de Chile Áreas de misión definidas por la Armada de los Estados Unidos Las áreas de misión definidas en el Concepto de Operaciones de la Armada de los 11 Estados Unidos son las siguientes: · Presencia naval en posiciones adelantadas · Respuesta de crisis · Proyección del poder · Operaciones de seguridad marítima · Control del mar · Disuasión · Cooperación a la seguridad · Operaciones civiles-militares · Antiterrorismo 52 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA · Contrainsurgencia · Contra-proliferación de armas de destrucción masiva · Defensa antiaérea y antimisil · Operaciones de información. Del análisis de estas trece áreas de misión y comparándolas con los ámbitos de acción que ha definido la Armada de Chile, se desprende que existe compromiso o voluntad de 12 cooperación en las siguientes: · Presencia naval · Respuesta de crisis · Proyección del poder · Operaciones de seguridad marítima · Control del mar · Disuasión · Cooperación de seguridad · Operaciones civiles-militares · Operaciones de información · Contraterrorismo · Contrainsurgencia En términos generales, estas oportunidades nacen no sólo de las áreas de misión comunes a ambas estrategias sino también de la decisión de participar en forma cooperativa bajo el mandato de las Naciones Unidas y de la autodeterminación de hacerlo. El contraterrorismo merece un comentario especial. De acuerdo a su política nacional, la Armada de Chile puede participar en actividades de contraterrorismo sólo en aguas locales por medio de la Autoridad Marítima Nacional, que recae en la Dirección General 13 del territorio Marítimo y Marina Mercante. En este caso, el compromiso para desarrollar esta función surge, entre otros aspectos, de lo estipulado en el Código Internacional para la Protección de los Buques y de las Instalaciones Portuarios (ISPS), ratificado por nuestro país. La Armada de Chile sólo puede participar en operaciones de contrainsurgencia con el fin de neutralizar una insurgencia por medio de una “operación de imposición de la paz” bajo mandato de las Naciones Unidas. Otras Chile ha ofrecido a las Naciones Unidas una serie de recursos reservados en el término de catorce días para realizar operaciones bajo el comando de las Naciones Unidas, incluyendo: · Una fragata con helicóptero PERSPECTIVAS DE LA ARMADA DE CHILE 53 · Una compañía de la Infantería de Marina chilena · Una sección de soporte logístico · Un elemento de comando · Una sección de policía militar · Un equipo de ingenieros de combate · Un oficial de relaciones públicas · Oficiales administrativos y observadores militares. Chile tiene la capacidad de ofrecer también otros recursos navales, dependiendo de su disponibilidad y la aprobación de la autoridad de comando nacional y el Congreso de Chile. Junto con las actividades marítimas realizadas en territorio internacional, la Armada de Chile está llevando a cabo una serie de tareas dentro de su territorio nacional, efectuando operaciones que también benefician a la comunidad internacional en el área de seguridad marítima. Hay un cierto nivel de cooperación en el área logística. Un memorando de entendimiento en vigencia desde hace mucho tiempo permite el respaldo mutuo para reabastecimiento de combustible. Condiciones de participación: interoperabilidad Uno de los principios fundamentales de la Armada de los Estados Unidos es la interoperabilidad. La capacidad para operar con otros es una condición básica para lograr una cooperación efectiva. Los participantes son responsables por desarrollar un conocimiento mutuo y procedimientos comunes, reforzando la confianza, entrenando las unidades y compartiendo información, bienes y servicios en tiempo real para poder unificar esfuerzos y cumplir con nuestros intereses comunes. La Armada de Chile y la Armada de los Estados Unidos han hecho avances en este aspecto. Ésta última ha realizado contribuciones significativas, pero este apoyo tiene que convertirse en permanente. También es importante tener en cuenta que si bien estamos desarrollando interoperabilidad entre armadas, para poder lograr una cooperación efectiva esa interoperabilidad tiene que construirse junto con otras entidades, como las agencias de cumplimiento de las leyes internas (por ejemplo, las aduanas y las fuerzas policiales). Condiciones de participación: métodos El Concepto de Operaciones Navales de 2006 de la Armada de los Estados Unidos es un anexo que describe métodos de organización, entrenamiento, equipos, despliegue y operaciones. Dos aspectos principales del anexo son las operaciones en redes globalizadas y la adquisición de la capacidad para formar asociaciones. Operaciones en redes globalizadas. Uno de los aspectos de la interoperabilidad, en el que los desarrollos tecnológicos presentan una situación constantemente cambiante, es la conectividad, definida como la capacidad para conectar sistemas de gestión de la información para poder funcionar en una red global y mantener una visión operacional 54 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA común. La conectividad es un aspecto muy sensible, que incluye el acceso a una base de datos altamente protegida, un sine qua non. A nivel táctico, la adquisición por parte de la Armada de Chile de nuevas unidades con equipos de la OTAN, y la disposición de la Armada de los Estados Unidos a respaldar las necesidades de las operaciones combinadas, contribuyen a un alto nivel de conectividad entre las dos armadas. Esta conectividad se ha ensayado exitosamente durante los ejercicios multinacionales RIMPAC y otras operacionales navales bilaterales. Construcción de la capacidad para ser socios. El entrenamiento común es un aspecto clave para desarrollar interoperabilidad. En ese sentido, la interacción entre armadas a nivel táctico ha ido mejorando constantemente. Dicha interacción comenzó con los ejercicios UNITAS hace ya varios años, seguidos de BELL BUOY, TEAMWORK NORTH/SOUTH y RIMPAC, entre otros, ayudando a que la Armada de Chile mejore su interoperabilidad. Los intercambios a nivel operacional han sido menos significativos. Hay oficiales chilenos estacionados con las flotas del Pacífico y el Atlántico, como también en el Comando Sur de los Estados Unidos, pero no es posible comparar este nivel de interacción con el nivel táctico descrito anteriormente. No obstante, hay oportunidad para mejorar en el área de recursos humanos y otras áreas, como por ejemplo las imágenes marítimas de zonas de interés común. Otro elemento importante para lograr una contribución efectiva a la seguridad global es una estructura de respuesta rápida. La Armada de Chile, además de los esfuerzos realizados para mejorar y completar su red de información, está respondiendo a este desafío en dos áreas: · Comprometiéndose con las Naciones Unidas a mantener en un alto nivel de alistamiento a las fuerzas para respuesta inmediata antes mencionadas, toda vez que los mandatos de esa organización así lo demanden. · Mediante el desarrollo de medios capaces de reaccionar oportunamente para enfrentar los desafíos que se presenten en sus aguas jurisdiccionales. Consideraciones finales La Armada de Chile es consciente del hecho que vivimos en un mundo cambiante, y que Chile no podrá evitar nuevas situaciones y los efectos que las mismas puedan llegar a provocar. Estos cambios crearán nuevos desafíos que habrá que confrontar. La prosperidad de Chile se basa en el libre comercio. Ahora que el país está abierto al mundo, sólo puede crecer en un ambiente de estabilidad, seguridad y respeto por la ley internacional y los acuerdos con los miembros de la comunidad internacional. La protección de este ambiente es vital para la seguridad y el progreso de Chile. Es por eso que Chile debe cooperar. El aislamiento no es una opción; por el contrario, la historia exige que Chile participe activamente en la escena internacional, contribuyendo a gobernar la globalización y a desarrollar nuestra región. PERSPECTIVAS DE LA ARMADA DE CHILE 55 Cada estado miembro de la comunidad internacional es responsable por la seguridad internacional. Esto es especialmente cierto para países que buscan obtener influencia y respeto; ellos tienen que contribuir todo lo posible, en la medida de su capacidad. Sería políticamente incorrecto y moralmente inescrupuloso sacar provecho de los beneficios otorgados por la seguridad y la estabilidad sin aportar el compromiso y la participación efectiva necesarios para mantenerlas. Debido a ello, la Armada de Chile está preparada para contribuir al avance de los intereses regionales y globales. Esta contribución proviene de la necesidad de defender los intereses nacionales, motivaciones humanitarias y el respaldo a sistemas internacionales regionales y multilaterales. 56 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Notas 1. Ignacio Walker, “La política exterior chilena” [Chile’s Foreign Policy], Revista de Estudios Internacionales, 2006, p. 14. 2. Ibid., p. 16. 3. Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, disponible en www.un.org/depts/los/convention. 4. ROCRAM, Red Operativa de Cooperación Regional de Autoridades Marítimas de América Latina, Panamá, México y Cuba. 5. En abril de 2006, Chile patrocinó el Foro de Agencias de Seguridad Marítima de Asia-Pacífico, creado por la iniciativa de Comercio Seguro en la Región de la Cooperación Económica de Asia Pacífico (CEAP). 6. Capitán Bruce B. Stubbs, USCG (Ret.), “Making the 1000-Ship Navy a Reality” (Cómo hacer realidad la armada de mil navíos). Actuaciones del Instituto Naval de los Estados Unidos, 133, no. 1 (enero de 2007), p. 60. 7. Departamento Naval de los Estados Unidos, Naval Operations Concept 2006 (Concepto de Operaciones Navales de 2006) (Washington, D.C.), p. 7. 8. Ibid., p. 8. 9. Ibid., p. 8, fig. 1. 10. Ibid., p. 11. 11. Rear Adm. Eri Solis (Ret.), Reflexiones político-estratégicas (Academia de Guerra Naval de Chile, 2006), p. 166. 12. No obstante, el Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002 [Ministerio de Defensa, 2003]) señala en la página 64 que “que el rol de las Fuerzas Armadas es respaldar a las autoridades del país (es decir, mantener el orden y la seguridad)”. 7 UN PUNTO DE VISTA BRASILEÑO DE LAS INICIATIVAS MARÍTIMAS DE LOS ESTADOS UNIDOS Capitán de Navío Antonio Carlos Teixeira Martins, Marina de Brasil E l mar es la vía de cerca del 90 por ciento del comercio internacional total, una actividad básica que asegura la expansión económica y la estabilidad de los países. Además, una parte significativa de la producción mundial de petróleo y gas proviene del mar. El mar también es potencialmente una fuente considerable de recursos naturales, si bien en la actualidad la gran cantidad de recursos naturales en el lecho marino no es recuperable económicamente. La explotación de los recursos marinos renovables, como el pescado, es otro factor de gran importancia para la economía de un número de países. Este rico patrimonio permanece relativamente seguro, a pesar de que de tanto en tanto está perturbado por actos terroristas relativamente insignificantes y por actos ilícitos perpetrados por piratas. Sin embargo, muchos líderes mundiales consideran que a causa de su importancia para sus países y en vista de la dificultad de mantener un control efectivo, es probable que, en el futuro cercano, el mar pase a ser el blanco de numerosas amenazas a la seguridad marina. Esas amenazas podrán incluir piratería, narcotráfico, tráfico humano y esclavitud, entrada ilegal a zonas económicas exclusivas, interrupción del comercio, delito organizado, ataques contra el medio ambiente, extremismo político y religioso y terrorismo. Los actos mencionados arriba, además de otros que se discutirán más adelante en este trabajo, fueron un factor determinante que impulsó a muchos países, encabezados por los Estados Unidos, una potencia mundial hegemónica, a iniciar estudios para examinar un enfoque integrado de todos los países dirigido a garantizar la seguridad marina en el mundo entero. La participación de un gran número de marinas en la evacuación de ciudadanos libaneses durante el conflicto reciente entre Israel y Hezbolá fue un ejemplo de esa cooperación. 58 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA El propósito de este trabajo es analizar esos hechos, especialmente los que tienen que ver con la nueva estrategia marítima a ser establecida por los Estados Unidos. Una nueva estrategia para los Estados Unidos El panorama estratégico El Contraalmirante Charles W. Martoglio, el director de la División de Estratégica y Política de la Armada de los Estados Unidos, incluyó en un discurso sobre la planificación estratégica naval de los Estados Unidos una discusión sobre los temas principales del panorama estratégico estadounidense desde el punto de vista de la 1 Armada de los Estados Unidos. Los temas principales fueron la guerra mundial contra el terrorismo, la guerra irregular, la seguridad y la defensa de la patria, las amenazas tradicionales que siguen existiendo (tales como las potencias regionales con capacidad convencional y nuclear considerable), la guerra irrestricta con armas de destrucción masiva y los sistemas disruptivos de alta tecnología. Según este punto de vista, la seguridad de la patria es la primera prioridad del país, y la primera línea de defensa de la nación se halla situada en el extranjero. Por lo tanto, las amenazas al territorio norteamericano se deben eliminar en sus orígenes y con la cooperación efectiva de los países aliados. Para el Contraalmirante Martoglio, los objetivos estratégicos estadounidenses incluyen defender el país contra ataques directos, asegurando el acceso estratégico y garantizando la libertad de acción mundial, reforzando las asociaciones y alianzas y estableciendo condiciones favorables para la seguridad. Para poder alcanzar estos objetivos se tendrán que eliminar – o al menos reducir considerablemente – ciertas vulnerabilidades: la habilidad norteamericana de lidiar con los problemas de seguridad en el mundo es insuficiente, los países aliados y asociados podrán decidir no actuar de manera integrada o perder su habilidad de actuar de manera integrada, muchos países resienten la predominancia norteamericana en la solución de los problemas del mundo y se oponen a la manera en que actúa Estados Unidos y, finalmente, los Estados Unidos y sus aliados serán el blanco principal de los ataques terroristas. El Contraalmirante Martoglio habló sobre los temas que, en su opinión, eran los puntos principales de la estrategia nacional para alcanzar la seguridad marítima y las medidas de mayor prioridad para garantizar la libertad de los mares, el acceso a los puertos, la libertad de navegación en aguas internacionales y el paso inocente. El Contraalmirante Martoglio finalizó su discurso presentando un diagrama de asociaciones y coaliciones según el que se crearía la integración deseada de países deseosos de establecer y mantener la seguridad marítima. Otro diagrama representó la “red global”. La estructura apoyada por el diagrama está dividida en tres partes. En la primera parte, la base, están los puertos, las aguas territoriales, las zonas económicas exclusivas y las líneas limítrofes. Este nivel se refiere a los países individualmente. En la parte del medio están los estrechos internacionales, las UN PUNTO DE VISTA BRASILEÑO DE LAS INICIATIVAS MARÍTIMAS DE LOS ESTADOS UNIDOS 59 aguas regionales, los límites y las aguas archipelágicas. Este nivel está vinculado directamente a iniciativas de seguridad nacional y está basado en asociaciones regionales como la Coordinación del Área Marítima del Atlántico Sur, o CAMAS. Con la participación de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, CAMAS realiza control naval y protección del tráfico marítimo continental, con el fin de asegurar el uso de las vías de comunicación marítimas de interés. La parte superior de la pirámide incluye las líneas limítrofes y el mar abierto. FIGURA 1 Oportunidad de asociarse a la coalición FIGURA 2 Creación de la red global 60 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Motivos para la formulación de una nueva estrategia El desmantelamiento de la ex Unión Soviética generó un nuevo desafío importante para la estrategia de la Armada de los Estados Unidos, que hasta entonces se concentraba en la lucha contra un solo enemigo. Su hincapié en la disuasión estratégica, la proyección del poder, el control de los mares y la presencia naval dejó de tener sentido en una nueva situación en la que la Armada de los Estados Unidos no tenía un curso de acción satisfactorio. Esta nueva situación está representada por la globalización, cuyos tres efectos principales señalan la necesidad de formular una nueva estrategia marítima. Estos efectos incluyen la creciente interdependencia de los mercados y las economías del mundo. La mayor parte del comercio mundial depende del mar y, por lo tanto, la seguridad marítima es fundamental para todos los países. La búsqueda de nuevos yacimientos de petróleo y el mantenimiento de los pozos existentes en el mar podrá generar conflictos entre países, lo que presenta otro problema de seguridad. Finalmente, la globalización generó lo que algunos autores llaman “enemigos de cuarta generación”: terroristas, traficantes de armas de destrucción masiva, organizaciones delictivas, contrabandistas, 2 narcotraficantes y piratas. Otro motivo para la formulación de una nueva estrategia es que la naturaleza de los cambios en las operaciones militares está forzando a todas las potencias a reevaluar sus estructuras y doctrinas, porque es muy probable que la información pase a ser el recurso más valioso de la guerra. Como si los motivos que anteceden no fueran suficientes, los ataques terroristas de 2001, que ocurrieron cuando Estados Unidos estaba enfrentando una recesión, condujeron a un aumento en los gastos de defensa del país, sumado al costo de la guerra de Afganistán y, posteriormente, la de Irak. Esas guerras forzaron un aumento del déficit presupuestario, lo que a su vez causó que el presupuesto de la Marina estuviera bajo mucha presión. Arrinconada por esos hechos y presionada por la declaración del ex secretario de Defensa Donald H. Rumsfeld de que “la guerra mundial contra el terrorismo confirió un nuevo impulso y un sentido de urgencia a los esfuerzos de transformación en curso y a una nueva determinación de convertir las fuerzas armadas de los Estados Unidos en una fuerza más ágil, eficiente y expedicionaria, lista para enfrentar los desafíos asimétricos de un tiempo nuevo e incierto”, la Armada de los Estados Unidos se vio forzada a escoger entre reducir proporcionalmente sus recursos de lucha y dar prioridad a un tipo de combate en lugar de otro o tomar nuevas medidas 3 para aumentar su capacidad sin aumentar el número de sus navíos. Según algunos autores estadounidenses, la Armada de los Estados Unidos necesita una amenaza y una estrategia que le permita combatir amenazas asimétricas. Sin ello, estará compitiendo en posición desventajosa con otras fuerzas por recursos presupuestarios 4 escasos. UN PUNTO DE VISTA BRASILEÑO DE LAS INICIATIVAS MARÍTIMAS DE LOS ESTADOS UNIDOS 61 La nueva estrategia según el jefe de Operaciones Navales In 2006, respondiendo a la situación que enfrentaba la Marina, el Jefe de Operaciones Navales (Chief of Naval Operations, CNO), en ese entonces el almirante Michael Mullen, decidió iniciar una discusión sobre una nueva estrategia marítima presentando ciertas premisas para el estudio del tema. La primera de esas premisas – y sin duda la más importante — es que “no existe un país, por más fuerte que sea, capaz de hacer lo que es necesario hacer”. 5 Eso condujo a una discusión sobre la participación de los países aliados y asociados en esta nueva estrategia. La segunda premisa, de capital importancia para los países involucrados, es que la estrategia requiere una dimensión multilateral y debe estar regida por principios claramente definidos del derecho internacional, tales como el derecho a la soberanía y a la autodeterminación, a la no intervención y a la igualdad entre los estados, siempre teniendo en consideración la estabilidad y el bienestar de la región. En el plano interno, la estrategia también debe estar en sintonía con las demandas de la sociedad, haciendo hincapié en los grandes temas del momento, como las medidas para reducir las 6 desigualdades sociales y valorizar la vida humana y el medio ambiente. Así, la nueva política debe ser fruto del consenso entre todos los sectores involucrados, incluyendo ciudadanos, políticos, las fuerzas armadas, los países aliados y las empresas privadas, además de contener aspectos relacionados a la asistencia humanitaria, la asistencia cuando ocurren desastres y las operaciones previas a los conflictos. En el contexto interno de los Estados Unidos, el CNO consideró importantísimo llevar la discusión sobre la capacidad marítima del país y la importancia de la Armada para el futuro del país a nivel de una agenda nacional. En el campo estrictamente militar, él consideró que la clave del éxito de la nueva estrategia era evitar la información clasificada, en vista de las restricciones sobre su diseminación. También consideró que la meta no era establecer una fuerza naval permanente e internacional. En su opinión, la nueva estrategia debía estar basada en tres características básicas de las fuerzas navales: influir, anticipar y responder con flexibilidad, y forjar amistades y asociaciones. Los efectos a ser obtenidos por la nueva estrategia eran los siguientes: dominar el mar abierto y las aguas internas y costeras, según sea necesario para proporcionar capacidad naval a las fuerzas navales combinadas, así como otras capacidades de índole interdependiente, conforme a las solicitadas por la fuerza combinada; mantener una presencia avanzada dirigida a atacar y desmantelar las redes terroristas y las campañas convencionales; apoyar la fuerza combinada actuando para desanimar a otras naciones-estados potencialmente adversarias, así como las amenazas transnacionales, profundizar la cooperación con las fuerzas navales de los socios estratégicos y de los socios emergentes; moldear y alinear la infraestructura costera para proporcionar un apoyo efectivo a la escuadra; dimensionar, capacitar y motivar a los recursos humanos y 7 reducir el estrés de la fuerza combinada. 62 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA La actuación conjunta con otras marinas se debe realizar con una mayor cooperación en el nivel operacional y en los asuntos tecnológicos. También se debe prever un aumento del intercambio de información y un mayor número de ejercicios multinacionales. En resumen, se espera que la nueva estrategia obtenga el apoyo del pueblo americano, así como el respaldo internacional, y que sea apropiada para los desafíos del siglo XXI. La nueva estrategia debe poder combatir un solo enemigo, como lo hacían las estrategias anteriores y, a la vez, ser capaz de atacar las amenazas de cuarta generación. Debe hacer hincapié en elementos que fomenten la seguridad regional, cooperativa y multilateral, con responsabilidades compartidas y mecanismos ágiles que posibiliten las acciones operacionales oportunas. También debe asegurar la libertad de las líneas de comunicación y del tráfico marino, prevenir y combatir el terrorismo y las actividades delictivas en el mar, las vías fluviales y las áreas portuarias, prestar asistencia humanitaria o socorro a las víctimas de desastres naturales y restringir los daños al medio ambiente. “La Armada de mil navíos” y la “Estación de Flota Global” Como se señaló anteriormente, la Armada de los Estados Unidos enfrenta recortes presupuestarios significativos, lo que nos lleva a creer que habrá una reducción en el número de sus navíos. Además, como también se señaló anteriormente, la Marina cree que es prácticamente imposible que pueda combatir todas esas amenazas por sí sola. Por el otro lado, es un hecho conocido que el bienestar económico del pueblo estadounidense y de todo el mundo dependerá en gran medida del comercio que circula por los mares, lo que hace que la seguridad marítima sea fundamental para todos. Todos los países consideran que defenderse contra el terrorismo es tan importante como la protección del comercio marítimo. Por lo que antecede, la nueva estrategia marítima debe considerar que si todos se benefician de la seguridad colectiva, a todos compite compartir la obligación de preservar esa seguridad controlando las amenazas en sus respectivos dominios. La idea de una escuadra de mil navíos, la piedra fundamental de esta nueva estrategia, se apoya en estos hechos. Esa fuerza, a estar compuesta por trescientos navíos estadounidenses y setecientos navíos de otras marinas, funciona con la idea de restablecer la profundidad estratégica perdida y la concientización marítima global. Otra idea, concebida junto con la de la escuadra de mil navíos, es la “Estación de Flota Global” (Global Fleet Station, GFS). La GFS consistiría de un “comando” y una “base” a ser empleados por organizaciones militares, no gubernamentales e internacionales, que se concentrarían en la seguridad marítima regional. Cada GFS tendría un navío de comando, uno o más navíos de superficie de menor tamaño y tal vez una unidad ribereña y helicópteros. La GFS también dispondría de un centro de información, instalaciones médicas y otros tipos de apoyo. La idea de crear las GFS provino del CNO, 8 que cree que las GFS podrán aportar a la creación de una capacidad de reacción flexible. Un aspecto importante que se debe tener en cuenta sobre la puesta en práctica de esta escuadra tiene que ver con la interoperabilidad necesaria entre las fuerzas. Por lo general, UN PUNTO DE VISTA BRASILEÑO DE LAS INICIATIVAS MARÍTIMAS DE LOS ESTADOS UNIDOS 63 las marinas tienen reglas, sistemas y procedimientos diferentes. Por lo tanto, las cuestiones relacionadas con el comando, el control y la tecnología se podrán convertir en desafíos a ser superados, lo que requeriría una estandarización de los equipamientos y procedimientos. Los Estados Unidos consideran que la idea de una escuadra de mil navíos y de GFS ha estado recibiendo apoyo efectivo de un número de países, un hecho demostrado por la cooperación internacional en la evacuación de ciudadanos durante la invasión reciente del Líbano, que contó con la participación de 170 navíos de diecisiete países. Está también en pleno desenvolvimiento la instalación de una base en la costa africana, específicamente en Sto. Tomé y Príncipe, que tendrá la capacidad de vigilar una gran parte del Océano Atlántico Sur. A cambio de ello, y dentro del espíritu de la nueva estrategia de colaboración con todos los países, los Estados Unidos afirman que el centro colaborará con los africanos en el control de la pesca ilegal, la piratería y la inmigración 9 ilegal. Recientemente, en un simposio realizado en Europa en el que participaron países de ese continente, así como de México, Singapur y la Organización Marítima Internacional (International Maritime Organization, IMO), el asunto fue ampliamente discutido y, en principio, aceptado por los países participantes. Dificultades para la puesta en práctica El mundo enfrenta insurrecciones, choques étnicos y competencia regional, fenómenos contra los cuales tendrá que actuar la nueva estrategia, si bien esos temas no son nada nuevo. La complejidad del momento actual tiene que ver con un nuevo aspecto, que algunos autores llaman “el individuo con un gran poder de decisión (persona o grupo capaz de infligir daños estratégicos a una nación aplicando tecnologías avanzadas”).10 La nueva estrategia debe ser capaz de superar tres tipos de obstáculos diferentes. Primero, la nueva estrategia debe ganarse la confianza de los que tendrán la responsabilidad de hacerla funcionar, es decir el personal de la Armada de los Estados Unidos. Segundo, tiene que convencer a los políticos que la analizarán. Finalmente, tiene que ser persuasiva para amigos y aliados, así como una amenaza para los adversarios. Esto último parece ser lo más difícil de ser superado. De hecho, la nueva estrategia puede ser considerada como una revisión contemporánea de la teoría de Mahan del poder naval y como una nueva forma de imperialismo americano. Sobre este último aspecto cabe realizar un comentario pertinente. La ascensión de los Estados Unidos a la condición de líder mundial, a pesar de las innegables ventajas provenientes de ello, da a los Estados Unidos la responsabilidad de ejercer la función de policía del mundo, algo que no siempre es una situación envidiable. También contribuye al rechazo de algunos países de algunas de las posiciones defendidas por los Estados Unidos o de políticas adoptadas por diversos gobiernos estadounidenses, como en el caso de Irak, en el que el gobierno de los Estados Unidos actuó sin tener en consideración las decisiones de los organismos internacionales. También cabe señalar que ese país, que ahora está dispuesto a depender del apoyo internacional en el área de la seguridad marítima, es el mismo país que hasta el momento ha rehusado ratificar la Convención de las Naciones Unidas para el Derecho del Mar (CONVEMAR). 64 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Si bien al principio de este trabajo se mencionó la postura del CNO de que la soberanía y la autodeterminación de los pueblos deben ser totalmente respetadas, la mayoría de los países no confiarán en alguien que, respaldado en su poder militar, ignora las decisiones del consenso de las naciones. Brasil: Sus intereses en el mar, sus amenazas y su pensamiento estratégico Un 95 por ciento de nuestro comercio internacional — de US$ 191.000 millones en 2005 – pasa por nuestro mar, que alcanza una extensión de 4,5 millones de quilómetros cuadrados y cuenta con cuarenta puertos. Del mar también proviene un 90 por ciento de nuestra producción de petróleo. Esas cifras son suficientes por sí solas para dar una idea de la importancia del mar para nuestro país. Por esos motivos, nuestras principales áreas de seguridad son el Atlántico Sur, donde están situadas nuestras fuentes principales de energía (gas y petróleo) y las Amazonías Azul y Verde. La Amazonía Verde es, por supuesto, la región amazónica brasileña reconocida internacionalmente, cuya selva ha sido llamada los “pulmones del mundo”. Abarca cuatro millones de kilómetros cuadrados, vastos suministros de agua dulce, extensas reservas minerales y la mayor diversidad biológica del planeta. La Amazonía Azul – un término acuñado por el ex comandante de la Marina brasileña, el almirante Guimarães Carvalho— es el área marítima fuera de la costa de Brasil reconocida por la CONVEMAR como la propiedad exclusiva del país costero. Esta Amazonía abarca 4,5 millones de kilómetros cuadrados, lo que aumenta la superficie del país en una cantidad equivalente al 50 por ciento de su masa terrestre. Esta zona es extremadamente rica en petróleo y probablemente cuenta con una gran variedad de nódulos metálicos en el lecho marino. Por estos motivos, la idea de aumentar la seguridad marítima internacional parece ser conveniente, como la apoya los Estados Unidos, porque si bien es poco probable que enfrentemos una amenaza militar en el futuro cercano, no debemos olvidar que en el futuro podremos estar amenazados por disputas sobre nuestros suministros de agua y energía o por el posicionamiento de nuestras fronteras, así como por actos contra nuestra diversidad biológica, del terrorismo internacional y del delito transnacional. Políticamente nuestro gobierno reconoce la necesidad de un fuerte esfuerzo integrado de todos los países para prevenir y defenderse de las amenazas terroristas, lo que nos acerca todavía más a las ideas americanas de seguridad. Incluso así, en el campo político Brasil ha actuado con desenvoltura en aras de la integración de los países del cono sur, con miras a reforzar el proceso de integración regional de América del Sur. Antecedentes de la actuación conjunta de las Marinas de Brasil y los Estados Unidos Durante la segunda guerra mundial, dos factores acercaron nuestras marinas. Primero, el gobierno brasileño permitió que los Estados Unidos usara las instalaciones de la Base Naval de Natal. El segundo factor, centrado más específicamente en operaciones navales, tuvo que ver con la protección que proveyeron los buques de guerra brasileños a las UN PUNTO DE VISTA BRASILEÑO DE LAS INICIATIVAS MARÍTIMAS DE LOS ESTADOS UNIDOS 65 flotas aliadas. En ambas situaciones hubo un gran intercambio entre las dos marinas, especialmente por el hecho de que nuestros navíos estaban equipados con equipamientos antisubmarinos modernos. Después de la guerra se mantuvo la estrecha relación entre nosotros, tanto mediante la transferencia de artículos navales como en la forma de un programa de intercambio de oficiales. En ese entonces también se inició el Programa de Asistencia Mutua (Mutual Assistance Program, MAP). Por un lado, ese programa posibilitó que nuestra Marina recibiera nuevo equipamiento, pero, por el otro, previno que se construyeran buques de guerra en nuestro país. Cabe comentar que durante largo tiempo nuestra oficialidad estuvo influida por la forma de pensar americana, principalmente en la actividad que más interesaba en ese momento a los Estados Unidos: la guerra antisubmarina. El MAP también causó que dependiéramos del suministro de repuestos para el equipamiento instalado en nuestros navíos. En términos de ejercicios conjuntos, la Marina brasileña siempre participó en las operaciones UNITAS y en muchas otras operaciones. En la actualidad, la presencia de navíos oriundos de la Armada estadounidense en nuestra Marina es significativamente menor. Así, consideramos que el aumento de la cooperación entre nuestra marinas será posible si esa cooperación incluye apoyo mutuo en el campo de la seguridad militar, intercambio de inteligencia, la realización de ejercicios conjuntos, los intercambios académicos y doctrinarios y el intercambio de tecnología. Los intereses que nos unen tienen que ver con las nuevas maneras de luchar contra el terrorismo, la seguridad marítima, la cooperación y la paz regional y la eliminación o la reducción de los delitos transnacionales. La posición brasileña, específicamente en lo referente a participar o no en la red mundial propuesta por los Estados Unidos, dependerá en gran medida de si ese país asume una postura de real participante y no de tutor, y que demuestre una intención genuina de realizar un intercambio operacional y táctico. Conclusión Tras haber analizado todos los hechos relacionados con la propuesta de los Estados Unidos de poner en práctica una nueva estrategia marítima que pretende considerar una participación efectiva de las marinas de otros países, de los guardacostas, de organizaciones no gubernamentales y de organismos internacionales, podemos llegar a la conclusión de que el objetivo de incrementar el nivel de seguridad marítima internacional cumple con los deseos de la mayoría de los países, que también ansían alcanzar ese objetivo. En el caso particular de Brasil, que tiene como pilar de su política de defensa el aumento de la seguridad nacional, esta conclusión es totalmente aplicable. Los vínculos que han unido a Brasil y a los Estados Unidos desde la segunda guerra mundial también se deben tener en consideración. Sin embargo, se debe recordar, siguiendo el razonamiento del CNO, que la clave de una estrategia exitosa es que la Armada de los Estados Unidos oiga 66 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA al pueblo estadounidense y a sus líderes políticos. Nuestra Marina también debe adoptar un procedimiento similar. En vista de lo que antecede, se puede anticipar que habrá que resolver numerosos problemas antes de que Brasil se integre a esa nueva red internacional. Si bien esto puede ser conveniente y adecuado para la Marina en particular, los dirigentes políticos y el pueblo brasileño podrán tener otra opinión, por estar acostumbrados a ver a su país ignorado en la discusión de los grandes problemas internacionales. Finalmente, cabe considerar que, si bien el discurso americano apunta a la necesidad de contar con un comercio libre y exento de protecciones, la práctica demuestra lo contrario. Basta mencionar los impedimentos a menudo colocados por Estados Unidos en las rondas de negociaciones de comercio internacional de Doha, que resultaron en perjuicios significativos para la economía brasileña, por inhibir el libre comercio efectivo entre los dos países. UN PUNTO DE VISTA BRASILEÑO DE LAS INICIATIVAS MARÍTIMAS DE LOS ESTADOS UNIDOS 67 Notas 1. Contraalmirante Charles Martoglio, “U.S. Navy’s Strategic Plan” (Seventeenth International Seapower Symposium, Naval War College, Newport, R.I., 21 de septiembre de 2005). 2. “CNO Calls for New Maritime Strategy,” Navy News, 20 de junio de 2006, disponible en www .military.com/features/. Conferencias Internacionales sobre Poder Marítimo, Escuela de Guerra Naval Brasileña , Río de Janeiro, Brasil, noviembre de 2007), p. 2. 6. Chief of Naval Operations, 2007. 7. Stevenson, “Marinha dos Estados Unidos tem em mente para os próximos 20 ou 25 anos,” p. 3. 3. Office of the Assistant Secretary for Public Affairs, Facing the Future: Meeting the Threats and Challenges of the 21st Century (Washington, D.C.: febrero de 2005), p. 3. 8. Amy Klamper, “Traction: The 1,000-Ship Navy,” Sea Power 49, no. 12, pp. 10–13 (diciembre de 2006). 4. Sam Bateman, “Analyzing the New U.S. Maritime Strategy,” International Relations and Security Network, 15 de agosto de 2006, www.isn.ethz.ch/news/sw/details.cfm?=16527. 9. “EUA vai financiar um centro regional de supervisão marítima,” S.T.P. Vitrina, año 4, no. 14 (junio de 2006), disponible en www.estome.net/vitrina/EUA.htm. 5. Contraalmirante James W. Stevenson, “Marinha dos Estados Unidos tem em mente para os próximos 20 ou 25 anos” (discurso, Ciclo de 10. J. L. Shuford, “A New Maritime Strategy: Admiral Mullen’s Challenge,” Naval War College Review 59, no. 4 (otoño de 2006), pp. 7–10. 8 Una nueva estrategia marítima de los Estados Unidos para el siglo veintiuno, vista desde una perspectiva institucional Contraalmirante Jorge Balaresque Walbaum, Armada de Chile (Retirado) Vicealmirante Oscar L. Manzano, Armada de Chile (Retirado) Comandante Hugo F. Fontena, Armada de Chile (Retirado) E n la introducción del Almirante Mullen a su documento Sea Power for a New Era (Poder naval para una nueva era), podemos encontrar todos los elementos que permiten o significan claras orientaciones a sus subordinados, es decir la Armada de los 1 Estados Unidos, de su visión y de lo que espera de su institución. Al revisar el documento aparecen algunos interrogantes respecto al camino utilizado para llegar a establecer una estrategia tan importante y trascendente. Si la estrategia contiene Objetivos, Caminos Alternativos y Medios es evidente, sin pretender discutir cuál es el más importante, que los objetivos deben fluir del superior, es decir del nivel político estratégico. Asimismo es este nivel superior quien – si ha establecido objetivosdebe proveer los medios para lograrlos, y llegado el caso de emplearlos, también será quien autorice su empleo. Lo descrito seguiría una lógica de arriba hacia abajo, similar a las que se aprecia, por ejemplo, en el gobierno británico con sus periódicos “informes” o “revistas estratégicas,” donde el gobierno claramente orienta y define escenarios, objetivos, recursos y medios para la defensa. El documento analizado, aparentemente constituye una apreciación profesional de un subordinado (USN) a su superior, es decir sigue una lógica de abajo hacia arriba. Si bien la lógica teórica indicaría que es preferible la ruta de arriba hacia abajo (aunque en oportunidades muy dolorosa por los recortes que normalmente significa para las instituciones de defensa), la alternativa de abajo hacia arriba no es de ninguna manera mala o indeseable, ya que constituye la opinión profesional de una institución que cuenta con el respaldo de una experiencia lograda en más de un siglo de participación en 70 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA conflictos de distinta magnitud. Es decir es una proposición absolutamente válida, que sin embargo, al final será aceptada total, parcialmente o incluso rechazada por los poderes políticos, y recién entonces será efectiva, mediante la aceptación de los escenarios, la fijación de objetivos y la asignación de los recursos para la obtención de los medios. Es decir aquí habrá una proposición de abajo hacia arriba para que una resolución de arriba hacia abajo la apruebe y establezca. Otro aspecto interesante de destacar es que el documento obedece a una perspectiva exclusivamente naval, desconociéndose si existe una coordinación con las demás ramas de la Defensa. Los cambios importantes en los escenarios, sobre todo cuando existe incertidumbre en cuanto a quienes serán realmente los probables enemigos, siempre serán muy difíciles de enfrentar. Sobran los ejemplos históricos para ilustrar lo anterior, donde los errores fueron muy costosos: grandes flotas que no fueron suficientes para evitar la Iª GM, tampoco fueron resolutivas y ni siquiera tuvieron el rol preponderante que se esperaba de ellas; en la IIª GM, se enfrentaron alemanes y británicos con medios inapropiados e insuficientes para lograr los objetivos que se habían planteado. El “equilibrio apropiado” entre objetivos y medios será muy difícil de lograr. En escenarios ciertos como el de la Guerra Fría, para satisfacer la estrategia elegida, fue “sencillo” el ir desarrollando e incorporando medios dotados con las nuevas tecnologías, para enfrentar “la” amenaza soviética (no había otra). Hoy es un escenario de Pax Americana. La Pax Británica después de Trafalgar logró evitar los grandes conflictos (no los “pequeños” o locales), mediante el incontrastable poder y alcance global de la Royal Navy, sin embargo, como se mencionó, en la culminación de su enorme poder, no pudo evitar el mayor conflicto de todos los tiempos hasta ese momento. Hoy el también enorme poder de la US Navy se ve enfrentado a un adversario asimétrico, muy probablemente no tradicional, que ataca en todos los niveles y que utiliza desde aviones comerciales hasta armas de Destrucción Masiva, pasando por medios convencionales muy sofisticados. Todo ocurrirá en un mundo globalizado que depende vitalmente del transporte marítimo para funcionar...Gran problema...Difícil solución. El nuevo escenario visto desde el Sur Los Estados Unidos posterior a los atentados terroristas del 11 de setiembre comprobó que su participación en los conflictos de Medio Oriente le generó una profunda animadversión de los sectores mas radicales del islamismo que se manifestó en una respuesta muy violenta, con un accionar propio del terrorismo de estado. Las características del atentado antes mencionado, plantearon un desafío gigantesco para la seguridad nacional norteamericana al haber sido atacado dentro su territorio, dejando en evidencia que el instrumento militar diseñado para los escenarios tradicionales post guerra fría, era inapropiado para estas nuevas amenazas de un mundo globalizado. NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA DE LOS ESTADOS UNIDOS 71 De esta forma los análisis de seguridad nacional concluyeron que el problema planteado, además de requerir una readecuación de sus estrategias operacionales, no tenía solución con su exclusiva capacidad defensiva por lo que resultaba imperativo entonces la colaboración global. A amenazas globales, respuestas globales. Es así como se inician diferentes esfuerzos y análisis para diseñar estrategias y conformación de medios adecuados propios y de aliados que deseen unirse para alcanzar los objetivos comunes de seguridad internacional planteados, obviamente a partir de los siguientes objetivos de la Defensa Nacional de los Estados Unidos: · Proteger a los Estados Unidos de un ataque directo. · Mantener el acceso estratégico y libertad de acción para operar donde los intereses nacionales lo requieran. · Fortalecer alianzas estratégicas. 2 · Establecer condiciones favorables de seguridad. Lo analizado hasta ahora contiene algunos comentarios respecto a las opciones estratégicas para la Armada de los Estados Unidos, que se estudian en la Escuela de Guerra Naval (Naval War College, NWC) desde la perspectiva de los intereses de eventuales aliados, como ser países con marinas mas pequeñas como la de Chile. Dada la especial connotación que ellos tienen, nos permitimos enunciarlos sucintamente: Estrategia marítima de los Estados Unidos Estados Unidos, sin amenazas tradicionales cercanas a sus fronteras, ha disputado y obtenido una hegemonía global, mediante la aplicación de una estrategia marítima capaz de proyectar su potencial militar desde el mar (Mahan) sobre cualquier lugar del mundo donde se perciban situaciones amenazantes para su Seguridad Nacional. Para los nuevos escenarios post guerra fría y amenazas asimétricas no convencionales de un mundo globalizado, donde las fronteras se han hecho mas permeables y donde cualquier grupo terrorista por la vía del mar puede acceder al interior de la nación la estrategia histórica de combate y proyección del poder, resulta ahora insuficiente, por lo que se requiere complementarla con una estrategia marítima de naturaleza defensiva y global. Mientras que los enemigos de ayer eran fiables, homogéneos, rígidos, jerárquicos, y resistentes al cambio, los enemigos de hoy son dinámicos, imprevisibles, diversos y conectados en red. Ellos se benefician de muchas tecnologías y materiales que están fácilmente disponibles para la venta en los mercados ilícitos del mundo para interrumpir sistemas y fabricar armas de destrucción masivas (WMD). Estos enemigos no operan sobre campos de batalla convencionales y prosperan en estados débiles y áreas grises donde los terroristas montan sus estructuras para el crimen transnacional. Para responder a la multitud de amenazas presentadas en estas condiciones, se debe negar el empleo y la explotación del ambiente marítimo a estos adversarios, incluyendo sus sistemas de transporte. El primer paso para incrementar la seguridad marítima, es avanzar en el dominio del conocimiento en el ámbito marítimo. El concepto de lo que se 72 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA denomina Alerta del Dominio Marítimo (Maritime Domain Awareness o MDA), constituye una expresión de lo anterior. La Armada de los Estados Unidos, por años ha disfrutado del dominio y control del mar en el nivel táctico mediante Grupos de Portaaviones, sin embargo ahora, en el contexto de la guerra global contra el terrorismo (GWOT), este dominio toma una dimensión estratégica para lo cual, dichas fuerzas no son suficientes. MDA se ha definido como la obtención, análisis y difusión de gran cantidad de información e inteligencia – procesada para agencias de gobierno, entidades comerciales, fuerzas estadounidenses y aliados; la información obtenida de varias fuentes será administrada para conformar un cuadro común de Control Operativo. Sin inteligencia, las operaciones contraterrorismo y la aplicación del derecho marítimo internacional rara vez resultarán exitosas. Opciones estratégicas de los Estados Unidos Los Estados Unidos de Norteamérica, con la irrupción de nuevas amenazas no convencionales, potencias emergentes como China e India y áreas de alta inestabilidad mundial como Asia-Pacífico y Oriente Medio, enfrenta el desafío de estructurar nuevas estrategias marítimas para contribuir a los objetivos políticos de hegemonía y Seguridad Nacional. Reconociendo la factibilidad de configurar diversos esquemas estratégicos para lo anterior, centros de estudios alto nivel barajan diversas opciones, las cuales se pueden sintetizar en un esquema donde se complementen: · El accionar de sus fuerzas convencionales (Grupos de Ataque-Sea Strike) diseñados con un incremento de capacidades de proyección de potencial desde el mar hacia tierra, complementado con el accionar de las fuerzas de Infantería de Marina (combate y proyección) y · El accionar en el ámbito de la defensa del territorio nacional, mediante la aplicación de la iniciativa de la Alerta del Dominio Marítimo, donde la Armada de los Estados Unidos trabaja coordinadamente con el Servicio de Guardacostas. En cuanto a la cuestión de dónde enfocar el esfuerzo, considerando la dinámica del relacionamiento y desarrollo de los Estados hace ver que, si bien se pueden hacer diagnósticos de escenarios en el corto plazo, en el mediano y largo plazo las situaciones pueden variar con mucha rapidez. La lógica indicaría desarrollar un poder naval flexible y de mucha agilidad para estar presente donde se le requiera, priorizando obviamente en aquellas áreas donde claramente están emergiendo las potencias del futuro. En ambas configuraciones, es posible y deseable la integración de fuerzas aliadas, reconociendo una gran diferencia entre aliados tradicionales del mundo occidental y fuerzas de naciones de cualquier Estado que puedan contribuir al control de las nuevas amenazas no convencionales mediante su integración a la iniciativa MDA. NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA DE LOS ESTADOS UNIDOS 73 La primera configuración de cooperación internacional es suficientemente conocida e integrada por potencias occidentales de la Unión Europea que han acompañado a Estados Unidos en las últimas crisis y conflictos en Medio Oriente (Kuwait, Afganistán, Irak). Otras configuraciones con Armadas pequeñas como las latinoamericanas, han sido de poca relevancia operativa. En esta oportunidad, nos limitaremos a entregar nuestra visión previendo la integración y cooperación en el segundo escenario, de la defensa contra amenazas no convencionales o asimétricas, tales como terrorismo internacional, la piratería, el tráfico de armas, el narcotráfico, los estados fallidos, etc., debido a que se aprecia como la opción más factible y afín con nuestros intereses. La Armada de los Estados Unidos ha desarrollado el concepto de la Armada de los Mil Navíos (Thousand Ship Navy) para graficar la idea de unión de esfuerzos, de todas las organizaciones y fuerzas del mundo, interesadas en compartir una iniciativa de seguridad multinacional, que asegure la libertad de navegación, el flujo del comercio marítimo y la protección de los recursos marinos (buen orden en el mar). Para la integración de armadas pequeñas es posible prever configuraciones donde estas puedan operar integradas a grupos operativos norteamericanos (Panamax) o simplemente donde ellas se encarguen de supervigilar los espacios marítimos de su responsabilidad nacional integrados a una organización de administración común de una red de información y control operativo. En cualquiera de estas opciones se debe tener presente las consideraciones que se describen, como parte de una visión realista y objetiva de eventuales aliados latinoamericanos. Consideraciones para una integración operativa Políticas Latinoamérica presenta un relacionamiento disímil con Estados Unidos, más en lo político que en lo comercial (Caso Venezuela y otros); sin embargo el Gobierno de Chile, asigna una alta prioridad de objetivos a su relacionamiento regional con sus pares latinoamericanos, razón por la cual, toda integración operativa con los Estados Unidos es de alta complejidad política por cuanto, se requerirá una agenda tal vez regional, objetiva y recíproca de intereses para que iniciativas de integración estratégica tengan respaldo y autorización del nivel político. Muy relacionado con lo anterior y requisito básico para prosperar, es que cualquier iniciativa de empleo combinado de fuerzas, esté inserto en el espíritu y acuerdos internacionales sometidos al ámbito de la Organización de las Naciones Unidas, ONU. Toda iniciativa de integración debe fundamentarse en objetivos comunes de seguridad multilateral, por cuanto no existen apreciaciones ni instrumentos legales similares frente a las amenazas no convencionales. El terrorismo de Estado no es asumido como una amenaza real para muchos países latinoamericanos y los medios para su neutralización, conforme a las normas legales particulares son diversas; en la mayoría es un desafío de carácter interno donde deben actuar exclusivamente los organismos de seguridad 74 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA pública, negando expresamente el empleo, ni siquiera cooperativo, de las fuerzas armadas. Sin duda que el aspecto más sensible para la comunidad internacional es el libre acceso a áreas donde los estados ribereños tienen derechos soberanos o en áreas aledañas. La clave del correcto relacionamiento internacional es el respeto de las facultades que el derecho internacional marítimo determina, convención que si no es respetada e interpretada de igual forma por todos, se genera una fuente de conflicto o al menos de discrepancia que afectará cualquier iniciativa de cooperación multilateral. Estratégicas En Chile se da una situación legal ventajosa, donde la autoridad facultada por ley, para actuar en el ámbito de la seguridad marítima, recae en el Director General del Territorio Marítimo quién asimismo integra la estructura orgánica de la Armada, teniendo ambas organizaciones medios comunes que operan conjuntamente y de forma complementada en el ámbito operativo, factor determinante para alcanzar con éxito y eficiencia los objetivos que se plantean frente a desafíos y/o amenazas marítimas; estos serán entonces los instrumentos nacionales para actuar en defensa del buen orden en el mar. Sin embargo considerando que la gran mayoría de estas amenazas no convencionales se generan o al menos se consolidan y refuerzan al interior de las naciones y emplean el mar sólo como vía de transporte, es imprescindible interactuar estratégicamente con organismos relacionados, de policía e inteligencia pública para un accionar efectivo en lo operativo marítimo. Por otra parte, considerando que las características de las crisis del futuro estarán menos relacionadas con las competencias y conflictos tradicionales vecinales, es de alta probabilidad que las Armadas de potencias medianas como Chile, deberán asumir roles expedicionarios integrando organizaciones operativas multinacionales que intenten estabilizar áreas de común interés político y para mitigar sus impactos en las economías particulares. Para ello, por las consideraciones políticas ya mencionadas, será fundamental que exista una alta adhesión internacional, sean requeridas por las naciones afectadas y/o cuenten con el beneplácito de ONU. (Mantención de la Paz y Ayuda Humanitaria). En todo caso y dado el particular relacionamiento entre los países latinoamericanos donde se mantienen activas controversias vecinales limítrofes de alta sensibilidad histórica, el empleo de las fuerzas armadas mantiene una estrategia de acción en el ámbito tradicional de la Defensa Nacional que sin duda debe ser considerada cada vez que la Armada de Chile, sea requerida para integrar esfuerzos multinacionales, especialmente bajo el prisma de las consideraciones operativas y logísticas que se describen en este trabajo. ¿CÓMO, DÓNDE Y EN QUÉ PARTICIPAR? El centro del esfuerzo de Estados Unidos está definido por lo que ellos llaman su territorio nacional y su teatro de operaciones es el mundo, para lo cual han desarrollado NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA DE LOS ESTADOS UNIDOS 75 una estructura de fuerzas y medios de apoyo que le permiten operar en este escenario. La estrategia de la Armada de los Estados Unidos que considera un Sea Shield (escudo oceánico), un Sea Strike (ataque oceánico) y un Sea Basing (bases oceánicas), es concordante y coherente con lo indicado precedentemente. Sin embargo, a pesar de las tremendas capacidades que las fuerzas armadas de los Estados Unidos han desarrollado, no poseen la capacidad de operar en forma simultánea en todas partes, de allí entonces, la necesidad de colaboración que necesitan de parte de potencias más pequeñas obviamente, pero que son eficaces en sus respectivas áreas de influencia. Área de responsabilidad de Chile El territorio marítimo de Chile, incluyendo la Zona Económica Exclusiva más la Plataforma Continental, comprende más de 4,5 millones de kilómetros cuadrados y si consideramos el Mar Presencial, alcanza a 17,5 millones de kilómetros cuadrados. Por último, el área de responsabilidad de Búsqueda y Rescate Marítimo que le corresponde a Chile de acuerdo a convenios internacionales, supera los 26,4 millones de kilómetros cuadrados. El gráfico que se adjunta a continuación, detalla lo anterior. Áreas de misión compatibles Habiendo analizado las Áreas de Misión definidas en el Concepto de Operaciones de la Armada de los Estados Unidos y contrastándolas con los ámbitos de acción que ha definido la Armada de Chile, acorde con su estrategia de los tres vectores, podemos inferir que existe compromiso o voluntad de cooperación en las que se indican a continuación, habida consideración de que esta coincidencia dependerá de la voluntad política del Estado, que tiene una orientación bastante clara, de respeto a los 76 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA compromisos adquiridos para participar en forma cooperativa bajo el mandato de las 3 Naciones Unidas y de la autodeterminación de hacerlo: · Presencia naval. · Respuesta de crisis. · Proyección del poder. · Operaciones de seguridad marítima. · Control del mar. · Disuasión. · Cooperación a la seguridad. · Operaciones civiles-militares. · Operaciones de información. · Antiterrorismo. · Contrainsurgencia. En las actividades relacionadas con el Antiterrorismo, se recuerda que la Armada de Chile sólo puede actuar a través de la Autoridad Marítima Nacional, la Dirección General del Territorio Marítimo y Marina Mercante, que en la organización nacional es parte de la Armada. Las actividades en esta área que ya están en ejecución, son aquellas que se derivan de la aplicación de lo estipulado en el Código Internacional para la Protección de los Buques y de las Instalaciones Portuarias (ISPS), ratificado por nuestro país. Junto a la realización de estas actividades en áreas marítimas fuera del territorio nacional, la Armada de Chile, en su propio territorio jurisdiccional, ejecuta operaciones orientadas a la protección general del medio marino y de control del mar, lo que implica la voluntad de realizar las acciones pertinentes dentro del Mar Presencial de Chile. Implementación del apoyo mutuo Interoperatividad. Tal como se señaló anteriormente en el documento preparado para el Seminario NCC desarrollado en Valparaíso, en Marzo de 2007, la interoperatividad es un aspecto importante para operar combinadamente, interactuar o simplemente para intercambiar 4 informaciones. Dicho de otra forma, la capacidad de interoperar es una condición indispensable para lograr una cooperación efectiva y es responsabilidad de ambas partes el conocimiento mutuo, construir confianzas, desarrollar procedimientos comunes, entrenar los medios, compartir información en tiempo real y de esta manera compartir bienes y servicios, para ser capaces de complementar realmente los esfuerzos en demanda de intereses comunes, y si bien hay mucho ya construido entre ambas Armadas y existe un gran aporte de la Armada de los Estados Unidos de Norteamérica en este sentido, como por ejemplo, la provisión de combustibles para determinadas actividades. Esta cooperación debe ser una actividad permanente. NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA DE LOS ESTADOS UNIDOS 77 No debemos olvidar que la interoperatividad que se está construyendo y a la que se ha hecho mención, es entre las Armadas, pero se requiere avanzar hasta una siguiente etapa para lograr una cooperación realmente efectiva, para que la interoperación se implemente también en otros ámbitos, como ser las agencias estatales de control (policías, aduanas, etc). Para integrar cualquier configuración de seguridad multinacional es básico contar con la capacidad de interactuar entre las fuerzas participantes, tanto para complementar capacidades como para evitar interferencias mutuas que pongan en riesgo el éxito operacional; esto es lo que conocemos como “Interoperatividad”, capacidad en la que, se distinguen dos niveles de enlace: · Nivel Político Estratégico. La interoperación en este nivel está materializada por las Reglas de Enfrentamiento (ROE), instrumento diseñado para que el conductor político sea capaz de graduar el empleo de la fuerza y sus consecuencias políticas. Su armonización política y operativa es uno de los mayores problemas para el comandante de una coalición. · Nivel Estratégico y Operativo: Si una operación multinacional es conducida por los Estados Unidos, el considerable desfase tecnológico determina el principal factor que afecta a la interoperatividad; si no se entregan los elementos de interfaz y códigos que permitan un enlace de datos e información ágil, efectiva y oportuna entre las unidades y mandos, las operaciones perderán su efecto sinérgico cooperativo y tendremos sólo buenos o incluso riesgosos intentos operativos. Este factor de interoperación, es el mayor estímulo que tienen las Armadas medianas y pequeñas para integrar con los Estados Unidos organizaciones multinacionales; de esta forma su no obtención, generará un sentimiento de frustración y pérdida de rentabilidad operativa y logística que sin duda incidirá para desincentivar su ejecución. La integración a bases de datos para el intercambio de información e inteligencia con los Estados Unidos debe considerar los resguardos debidos y exigidos por la Seguridad Nacional de los países participantes. La reducida capacidad logística de las Armadas latinoamericanas, considerando las necesidades de capacitación y entrenamiento para sus roles prioritarios en el ámbito de la Defensa Nacional, requieren de “compensaciones” que les faciliten el empleo de sus recursos presupuestarios en tareas o actividades que no siempre son comprendidas por la comunidad política nacional. Acceso a convenios de capacitación profesional, intercambios de personal conforme a intereses particulares de cada Armada, empleo de bases norteamericanas sin costos asociados, provisión de petróleo para operaciones acogidos a beneficios de la Armada de los Estados Unidos, acceso a compras de material naval de interés, apoyo para modernizar los sistemas de armas son elementos que sin duda facilitan el respaldo político y ejecución de estas operaciones. Conclusiones. Nadie puede paralizar la globalización; todas las naciones dependen de la economía mundial para su desarrollo social y económico por lo que debemos ser capaces de salvaguardar la paz y estabilidad mundial. 78 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Este es un desafío global que requiere una respuesta global y por lo tanto los Estados Unidos mas allá de sus realidades y objetivos políticos necesita de la cooperación internacional al menos en aquellos escenarios que superan sus desafíos particulares. Cualquier alternativa de cooperación e integración requiere de una voluntad política que para el caso de Latinoamérica, pasa por una alta adhesión política internacional que se consigue en el ámbito de organizaciones colectivas como la ONU y la OEA. Resoluciones unilaterales de los Estados Unidos dificultarán en un grado considerable cualquier opción latinoamericana de cooperación. Independiente del diseño de fuerzas que los Estados Unidos resuelva, la integración de armadas menores, ya sea en el mantenimiento del buen orden en el mar o en operaciones expedicionarias para mitigar la inestabilidad internacional, que afecte al comercio mundial y particular de los países integrantes de la coalición a estructurar, requiere como imperativo de participación, alcanzar un grado de interoperatividad suficiente para dar efectividad al esfuerzo operativo. Asimismo y dadas las realidades estratégicas y presupuestarias de estas Armadas de menor tamaño, es deseable contar con compensaciones logísticas que permitan su participación en estas actividades multinacionales, aceptando medidas de reciprocidad en el acceso a fuerzas norteamericanas, siempre que se mantengan los resguardos soberanos conforme a la normativa legal marítima internacional. NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA DE LOS ESTADOS UNIDOS 79 Notas 1. Ver Departamento de la Armada de los Estados Unidos, Sea Power for a New Era 2007 (Poder naval para una nueva era, 2007) (Washington, D.C.: 2006), disponible en www.navy.mil/navydata/policy/seapower/ spne07/top-spne07.html. 2. Estrategia para la defensa de los Estados Unidos de Norteamérica (marzo de 2005). 3. La Armada chilena lleva a cabo el control del mar bajo la estrategia naval de los “Tres Vectores”, que comprende el Vector de Defensa (perspectiva estratégica), el Vector Marítimo (perspectiva socioeconómica) y el Vector Internacional (perspectiva multilateral). 4. Contraalmirante Federico Niemann F., “Visión de la Armada chilena sobre una nueva estrategia marítima de los Estados Unidos” (Seminario NCC, Valparaíso, Chile, 7 de marzo de 2007). 9 Contribuciones al diseño de una nueva estrategia marítima para los Estados Unidos Capitán de Navío Luiz Carlos de Carvalho Roth, Marina de Brasil (Retirado) S e puede entender una estrategia como el camino a recorrer entre “dónde estamos” (el presente) y “dónde queremos estar” (el futuro). Este concepto extremadamente simple nos sirve para demostrar que, una vez logrado el objetivo ideado, la razón para tener una estrategia deja de existir, siendo necesario diseñar una nueva estrategia, a la luz de un nuevo objetivo. Por lo tanto, toda estrategia es finita. Similarmente, mientras se encuentra en vigencia una estrategia exitosa, deben realizarse correcciones para evitar que las desviaciones nos impidan alcanzar los objetivos establecidos. Para diseñar este curso de acción, deben tomarse varios pasos. Primero, tenemos que comprender “dónde estamos” y, por lo tanto, ser conscientes de las circunstancias prevalecientes. Segundo, se deben establecer intereses vitales. Finalmente, se debe crear una visión del futuro, para lo cual las técnicas de escenarios, o situaciones hipotéticas, juegan un papel fundamental. En la mayoría de los casos, los lineamientos principales de una estrategia se definen de antemano, aunque no se pongan por escrito. Esto se debe a que una estrategia es normalmente el resultado de conceptos desarrollados en documentos de alto nivel que se revisan periódicamente, Intentamos aquí comentar sobre tres temas que subyacen la manera en que encaramos nuestra propuesta de cooperación: ¿Cuál es la estrategia que queremos discutir? ¿En qué áreas de interés estratégico se deben implementar las acciones acordadas? ¿Cómo podemos trabajar juntos? Además, introduciremos algunas ideas sobre el diseño de una nueva estrategia marítima para los Estados Unidos. 82 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA ¿Una estrategia marítima de los Estados Unidos o una estrategia naval? Para poder realizar contribuciones que nos puedan ayudar a diseñar una nueva estrategia, tenemos que asegurarnos que los conceptos empleados por ambas partes sean comprendidos básicamente de la misma manera, evitando así los desentendimientos. Los Estados Unidos define el “dominio marítimo” como “todas las áreas y cosas pertenecientes a, debajo de, relacionadas con, próximas a, o limitadas por, el mar, el océano o cualquier otro cuerpo de agua navegable, incluyendo todas las actividades marítimas que involucren infraestructura, gente, cargamento, navíos y otros elementos 1 similares”. Este concepto es bastante similar al de la definición brasileña de los elementos de poderío marítimo, en el cual los medios empleados por una nación para alcanzar sus propios objetivos asociados con el mar, los ríos, las lagunas y los lagos navegables son “de naturaleza política, económica, militar y social, e incluyen, entre otros, la conciencia marítima de su población y clase política, la marina mercante y la Armada, la industria de construcción de navíos, los puertos y la estructura comercial 2 marítima”. De acuerdo al concepto brasileño, la Marina comprende el poder naval, con sus unidades navales, aeronavales y de infantería de marina, el material y la infraestructura de personal. Es el componente militar del poder marítimo. No obstante, en los manuales estadounidenses, el término “poder marítimo” (seapower) se emplea tanto en términos de “poder naval” como de “poder marítimo” propiamente dicho. Algunos autores estadounidenses han señalado esta dicotomía.3 El Jefe de Operaciones Navales (Chief of Naval Operations o CNO) ha ordenado que se dé al término una nueva interpretación:4 “Tenemos una idea bastante clara de lo que no podríamos hacer sin [poderío marítimo], ¿pero sabemos realmente todo lo que podríamos obtener con él”? Si bien esta discusión puede parecer meramente semántica, tiene mucho que ver con la contribución a una futura estrategia. En vista de lo anterior, una estrategia marítima, al abarcar todos los elementos del poder naval (o, más bien, incluidos en el dominio marítimo), es validada por estudios detallados preparados especialmente por entes gubernamentales y no gubernamentales, y por cuerpos asociados con el comercio internacional, la marina mercante, la comunidad de relaciones internacionales, las industrias de construcción de navíos y de equipos marítimos, y la Armada, entre otros. Además, cada uno de estos sectores puede relacionarse con sus contrapartes en otros países, ya sea de forma global o regional. Debido a su alcance comprensivo, la estrategia marítima tiene que ser desarrollada por el más alto nivel de un país: la presidencia de la república. En ese sentido, los Estados Unidos diseñaron en setiembre de 2005 la Estrategia Nacional de Seguridad Marítima (National Strategy for Maritime Security o NSMS), la cual, suplementada por ocho planes de apoyo escritos por varios cuerpos de 5 rango ministerial, se dedica de lleno a la seguridad marítima. Por otro lado, al determinar que hay que diseñar una nueva estrategia marítima, la Guía del CNO para 2007 establece que “dicha estrategia debe reflejar los roles y misiones que nosotros [la Armada de los Estados Unidos] pretendemos llevar a cabo: en la guerra contra el terrorismo, en las campañas convencionales, en la defensa nacional y en las 6 operaciones de 'moldeo' y 'estabilización'.” La sociedad estadounidense no ha sido 7 dejada de lado en el proceso de diseñar esta nueva estrategia. El propio CNO ha CONTRIBUCIONES AL DISEÑO DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 83 incluido en el proceso una serie de seminarios llamados “Conversaciones con el país”. No obstante, ello no quiere decir que el enfoque no se encuentre sobre la Armada de los Estados Unidos. Vale la pena señalar que en la responsabilidad por el poder naval es compartida entre la Armada, la Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas. En Brasil, la responsabilidad por estas tres instituciones se concentra en la Armada, con pocas excepciones. Las excepciones principales tienen que ver con las actividades marítimas de la Policía Federal y las funciones de inspección en un ambiente marino del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables. Por lo tanto, al intentar lograr una visión balanceada de nuestra comprensión conceptual, podemos inferir que el problema consiste en establecer una estrategia para la Armada de los Estados Unidos que contribuya a la estrategia marítima del país. Estos entendimientos parecen ser los más apropiados, dado el esfuerzo de los Estados Unidos para diseñar la NSMS y tomar medidas para guiar la estrategia futura bajo el liderazgo del CNO. ¿Dónde se llevará a cabo la cooperación? Otro aspecto relevante es la elaboración de una estrategia común entre las partes cuando los intereses de ambos países pueden llegar a entrar en conflicto. Por el lado de, la primera indicación se puede encontrar en el texto de la Estrategia de Seguridad Nacional (National Security Strategy o NSS), la cual señala que un elemento integral de la política de los Estados Unidos es procurar y respaldar los movimientos e instituciones democráticas de cada nación y cultura, con el objetivo de eliminar la tiranía en el mundo. Hoy en día, el carácter fundamental de los regímenes mundiales es tan importante como la distribución de poder entre ellos. Nuestro gobierno está determinado a ayudar a crear un mundo de estados democráticos bien gobernados, comprometidos con satisfacer las necesidades de sus ciudadanos y al mismo tiempo comportándose en forma responsable en el contexto internacional. Ésta es la mejor 8 manera de brindarle seguridad a largo plazo al pueblo estadounidense. Independientemente de las diversas interpretaciones de tiranía y democracia, está claro 9 que los Estados Unidos tendrán que jugar un papel importante a nivel mundial. También, al comienzo del documento, la NSMS establece en forma concisa y precisa el área de influencia del poder naval, señalando que “la seguridad física y económica 10 depende por sobre todas las cosas del uso seguro de los océanos del mundo”. Para poder tener una presencia militar activa en la escena global, los Estados Unidos han creado el sistema de Comandos Combatientes Unificados (Unified Combatant Commands o UCC), donde los oficiales del rango más alto asumen el comando unificado de las fuerzas militares, tanto dentro de ciertas áreas geográficas predeterminadas de responsabilidad como para realizar actividades funcionales 11 específicas alrededor del mundo. Los funcionarios civiles de varios entes gubernamentales también participan en los comandos combatientes unificados. Conforme a la Ley Goldwater-Nichols de 1986, estos comandos se reportan al Presidente, a través del Secretario de Defensa. Los canales de comando y control pasan 12 por medio del Estado Mayor Conjunto. La figura 1 muestra un mapa de las áreas de responsabilidad de los UCC desde octubre de 2002 hasta el 6 de febrero de 2007, cuando 84 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA el entonces Presidente George W. Bush autorizó la creación del Comando África de los Estados Unidos (USAFRICOM), poniendo al contralmirante Robert Moeller a cargo del 13 equipo de transición. USAFRICOM debía estar plenamente operativo en setiembre de 2008. Dicho comando será responsable por áreas previamente asignadas a tres otros 14 UCC, como se muestra en la figura 2. FIGURA 1 FIGURA 2 Áreas de responsabilidad (borrador) Por nuestra parte, la Política de Defensa Nacional (NDP) señala que “el subcontinente sudamericano es el entorno regional del cual Brasil es parte integral”. En un intento por definir más específicamente sus relaciones cooperativas, el país vislumbra un contorno estratégico que se extiende más allá del territorio subcontinental para abarcar el 15 Atlántico Sur y los países africanos que limitan con él. Además menciona que “el planeamiento de defensa incluye todas las regiones, y en particular las áreas centrales de CONTRIBUCIONES AL DISEÑO DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 85 poderío político y económico”. Además, da prioridad al Amazonas y al Atlántico Sur debido a sus recursos y la vulnerabilidad del acceso por medio de las fronteras terrestres 16 y marítimas. Señala que “Brasil da prioridad a los países de América del Sur y del África, y en particular a los países del sur de África que hablan portugués, con la intención de profundizar sus relaciones con esos países. El aumento en la cooperación con los países de la comunidad de habla portuguesa, compuesta por ocho países distribuidos en cuatro continentes, y conectados por los componentes históricos, culturales e idiomáticos comunes, es otro elemento relevante de nuestras relaciones 17 extranjeras”. Finalmente, declara que “debido a su riqueza e importancia estratégica, el 18 Amazonas brasileño y el Atlántico Sur son áreas prioritarias de la defensa nacional”. Esta dimensión geoestratégica que surge de las declaraciones de la NDP previamente mencionadas ha influido en las hipótesis de situación navales de los Jefes de Estado Mayor de la Armada (Chefes do Estado Maior da Armada o CEMA), que introdujo las “áreas marítimas estratégicas clave para el despliegue del poderío naval brasileño”, en 19 orden de prioridad: · Área central: el área que abarca el mar continental, la zona contigua, la Zona Económica Exclusiva (ZEE) y la plataforma continental. · Área primaria: el área del Atlántico Sur ubicada entre el paralelo 16° N, la costa occidental del África, Antártica, el este de América del Sur y las Antillas menores orientales, con excepción del Mar del Caribe. · Área secundaria: abarca el Mar del Caribe y el área del Pacífico Sur ubicada entre el Canal de Beagle, la costa de América del Sur, el meridiano 85° O y el paralelo del Canal de Panamá. 20 · Otras áreas del globo. Para ilustrar estos puntos, hemos creado la figura 3, donde se resaltan las áreas de responsabilidad del Comando Sur, el Comando África, y las áreas marítimas estratégicas 21 centrales y principales de la Marina de Brasil. Esta figura identifica dos aspectos importantes. Primero, muestra que los intereses estratégicos de la Marina de Brasil no están asociados solamente con el Comando Sur de los Estados Unidos, como entendíamos tradicionalmente, sino que se extiende sobre el área futura de USAFRICOM. Segundo, al nivel operacional, las acciones acordadas tienen que ser coordinadas por el comandante del Comando Sur o África de los Estados Unidos (conforme al área de responsabilidad correspondiente) y el Jefe de Operaciones Navales de Brasil (Chefe de Operações Navales, o CON), considerando que la flota, infantería de marina y las fuerzas de distrito reportan a él. 86 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA FIGURA 3 ¿Cómo cooperar? El ex Jefe de Operaciones Navales de los Estados Unidos, almirante Michael Mullen, promovía personalmente la idea de construir “coaliciones marítimas globales”, la “armada de mil barcos”. Esta iniciativa tenía como objetivo alentar a todas las armadas del mundo a participar en la lucha contra el terrorismo y la piratería en alta mar, además de promover la estabilidad económica y política, como manera de ofrecer a las naciones marítimas los beneficios de la globalización. De acuerdo a esta visión, la fuerza naval de , que se compondrá en el año 2020 de una flota estimada en 313 buques, sería suplementada por unidades navales de países amigos y asociados con los Estados Unidos. Tanto el concepto de la armada de mil barcos y la futura estrategia marítima se basarán en los siguientes principios: · Los objetivos de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, definidos en la Estrategia Militar Nacional: proteger a los Estados Unidos contra un ataque directo, asegurando el acceso estratégico y teniendo libertad para tomar acciones globales, reforzar alianzas y coaliciones, y establecer condiciones de seguridad favorable. · La misión de la Armada de los Estados Unidos, que consiste en organizar, entrenar, mantener y preparar fuerzas navales listas para el combate, capaces de ganar la guerra global contra el terrorismo y cualquier otro conflicto armado, contrarrestar cualquier ataque enemigo, preservar la libertad de los mares, y promover la paz y la seguridad. El Jefe de Operaciones Navales, al introducir las acciones llevadas a cabo en nombre de la armada de mil barcos en 2006, mencionó los esfuerzos multinacionales realizados en el este de África para controlar la piratería; las operaciones de entrenamiento realizadas 22 con las armadas de las naciones del Golfo de Guinea y América Latina; los ejercicios de CONTRIBUCIONES AL DISEÑO DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 87 búsqueda y rescate realizados junto con la armada china en las aguas próximas a Hawái, California del Sur y Zhanjiang; el despliegue del buque hospital Mercy en una misión humanitaria de cinco meses de duración en el sudeste asiático, Bangladesh, Indonesia, Timor Oriental y las Filipinas; y la evacuación de miles de ciudadanos estadounidenses del Líbano. Mencionó también la contribución de pequeños botes y Sistemas de Identificación Automática (Automatic Identification Systems o AIS) a las naciones del Golfo de Guinea, expandiendo así el control del tráfico marítimo en el área. El Jefe de Operaciones Navales también habló sobre la idea de crear una Estación de Flota Global (Global Fleet Station o GFS), un centro de apoyo para la armada de mil barcos dentro del área de interés regional, estructurada en el concepto de “base marítima”. La GFS es una base de operaciones marítimas que se concentra principalmente en operaciones de “moldeo”, en cooperación de seguridad en el teatro de operaciones y en la alerta del dominio marítimo global. De acuerdo al CNO, la GFS brinda un medio para aumentar la seguridad marítima regional explotando los esfuerzos combinados de fuerzas militares, agencias, socios multinacionales y organizaciones no gubernamentales, sin necesidad de presencia terrestre. Por nuestra parte, la visión del futuro de la Marina brasileña consiste en formar una “fuerza moderna, balanceada y apropiada, con recursos de superficie, aéreos y de infantería de marina conmensurables con el rol político y estratégico de nuestro país en el escenario internacional, y consistente con los deseos de la sociedad brasileña, preparada para actuar, ya sea individualmente o en conjunto, en aguas 'azules', 'marrones' e interiores, para llevar a cabo su misión”. Al describir la misión de la Marina brasileña, CEMA ha hecho hincapié en el significado de términos tales como “moderna” (recursos actualizados, de veinte años de antigüedad o menos), “balanceada” (garantizando un despliegue simultáneo en aguas azules, pardas e interiores) y “apropiada” (capaz de llevar a cabo en forma gradual las tareas básicas del poderío naval: controlar áreas marítimas, negar el uso del mar al enemigo, proyectar su 23 poder sobre la superficie terrestre y contribuir a la disuasión). En aguas azules, o áreas fuera de la costa, las unidades de la Marina brasileña realizarán operaciones y actividades de guerra naval y patrulla naval; en aguas pardas, o áreas costeras o interiores, las unidades realizarán operaciones de patrulla y acciones de inspección naval con el fin de cumplir con sus responsabilidades como autoridad marítima. CEMA ha señalado que hoy en día Brasil no tiene amenazas, desde el punto de vista militar convencional, pero ello no quiere decir que no las tendrá en el futuro. Por lo tanto, nuestro poderío naval tiene que seguir siendo capaz de disuadir posibles amenazas, hacer cumplir nuestras leyes y defender nuestros intereses económicos en aguas jurisdiccionales brasileñas, garantizando la seguridad del tráfico marítimo dentro de las áreas de interés para Brasil, proyectar nuestro poderío sobre el territorio, participar en operaciones de paz y coaliciones con los aliados e influir sobre las armadas vecinas del Atlántico Sur. Además de estas acciones, la Marina brasileña realiza frecuentemente actividades similares a las presentadas por el CNO, que responden a la idea de la armada de mil barcos, como: 88 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA · Acciones civiles y sociales realizadas por nuestros navíos en el río Amazonas y la cuenca del Paraná-Paraguay (figura 4), no sólo en nombre del pueblo brasileño sino también de nuestros vecinos en Bolivia, Colombia, Paraguay y Perú. · Patrullas navales preventivas realizadas en el “Amazonas azul” y concentradas en dos áreas específicas. Una, en la que la Armada actúa independientemente, es un compromiso para defender nuestra soberanía nacional en casos como el pasaje no inocente de navíos o la explotación inapropiada de recursos naturales en nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE). La otra, en cooperación con otras agencias gubernamentales, contribuye a reprimir acciones ilegales en aguas jurisdiccionales brasileñas, como el contrabando, tráfico de drogas, la pesca ilegal y el terrorismo. FIGURA 4 · Acciones para garantizar la navegación, desarrollar tareas hidrográficas (producir mapas náuticos, mantener faros y boyas) e inspecciones navales, para poder asegurar las condiciones ideales para el uso de navíos por sus diversos usuarios. · Salvaguarda de la vida humana en el mar, por medio del Servicio de Búsqueda y Rescate (SALVAMAR), respaldado por el Sistema para el Tráfico Marítimo (SISTRAM) (figura 5), para poder brindar servicios de rescate a los navíos dañados que puedan estar dentro del Área de Búsqueda y Rescate (SAR) de Brasil (figura 5). CONTRIBUCIONES AL DISEÑO DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 89 FIGURA 5 · Apoyo a las relaciones internacionales a varios niveles con países africanos, como por ejemplo el Acuerdo de Cooperación Naval con Namibia, a través del cual la Marina brasileña ha transferido la ex corbeta Purus a ese país. Además, hemos respaldado la educación de oficiales y personal enlistado de Namibia en nuestras escuelas y centros de entrenamiento, la construcción de un navío de patrullas y cuatro botes de patrulla, y la implementación del programa de delimitación de la plataforma continental en dicho país, en forma similar a nuestro Amazonas azul. Podemos concluir que, en el campo de la cooperación, las áreas cubiertas por la Marina brasileña y la Armada de los Estados Unidos coinciden considerablemente, especialmente con respeto a la armada de mil barcos. Algunas ideas respecto a la estrategia marítima de los Estados Unidos Este documento pretende responder a tres preguntas. Primero, apunta a definir el nivel al cual se pueden iniciar propuestas de cooperación, conforme a la esfera de acción de la Marina de Brasil. Segundo, pretende identificar las áreas de interés común para ambas armadas, estableciendo al mismo tiempo cuáles son las partes responsables por la implementación del esfuerzo de cooperación. Este enfoque realza la importancia de tener en cuenta los intereses de ambas partes y la relevancia de las interacciones entre el Jefe de Operaciones Navales brasileño y los comandantes de los Comandos Sur y África de Estados Unidos. Finalmente, intenta ofrecer una amplia gama de esfuerzos convergentes de cooperación entre la Marina brasileña y la Armada de los Estados Unidos. No obstante, si bien estas respuestas pueden contribuir a diseñar una estrategia marítima para los Estados Unidos, no son suficientes para definirla por completo. Esto nos lleva a reflexionar sobre algunos puntos adicionales. Al primero se hizo referencia al comienzo de este documento, cuando definimos la estrategia como un camino a seguir. Dicho camino sólo puede ser recorrido por aquéllos que lo han pavimentado. Los de afuera, ya sea amigos o socios, pueden ofrecer sólo “contribuciones”, que pueden o no ser tenidas en cuenta, y aún en el primer caso, los contribuyentes pueden asignarles un peso relativo que después debe ser confirmado por el que toma las decisiones estratégicas. Una estrategia añade valor sólo a aquéllos que tienen que llevarla a cabo. 90 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Otro factor a tener en cuenta es el “acto de consultar”. Este acto se puede comprender de dos maneras distintas: una manera positiva (visto como una búsqueda de cooperación, amistad más cercana y confianza mutua) y una manera negativa, correspondiendo a un esfuerzo o acción para ganar el apoyo de una decisión futura (ya que la estrategia no ha sido aún diseñada y aprobada) que puede llegar a ser disputada por cualquier parte interesada. En este caso, la respuesta a las objeciones puede muy bien ser “pero si a usted se lo escuchó y ya tuvo la oportunidad de dar su opinión en esta materia”. Este tipo de actitud sólo serviría para reducir el nivel de confianza ganado inicialmente por el llamado a la cooperación, debilitando así el esfuerzo inicial de construir una coalición, que parece ser uno de los objetivos más altos de esta estrategia. Finalmente, el éxito de cualquier estrategia entre socios internacionales tiene que concentrarse en el deseo de compartir “inteligencia”. La superioridad tecnológica permite obtener una gran cantidad de datos en un período muy corto de tiempo. Pero los datos sin procesar son simplemente datos. El análisis de datos realizados a la luz de otra información disponible entre las partes puede tornar estos datos en “inteligencia”, en algo que realmente agregue valor. El intercambio de los resultados de esta actividad intelectual puede marcar la diferencia, en el contexto de la armada de mil barcos. Un solo navío que neutraliza una amenaza en el lugar correcto, el momento correcto y bajo las condiciones correctas, puede valer más que varios navíos navegando por el vasto mar. CONTRIBUCIONES AL DISEÑO DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 91 NOTAS 1. National Strategy for Maritime Security (Estrategia Nacional para la Seguridad Marítima) (Washington, D.C.: Casa Blanca, setiembre 2005) [de aquí en más NSMS], p. 1. 2. National Maritime Policy (Política Marítima Nacional) [Brasil] (Presidencia de la República , 11 octubre 1994), p. viii. 3. Ver Bruce B. Stubbs, “The Maritime Component: Coast Guard Plays Expanded Role in U.S. Sea Power Equation” (El componente marítimo: el servicio de guardacostas juega un rol más amplio en la ecuación de poder marítimo de los Estados Unidos) Sea Power, Agosto 2001, disponible en www.navyleague.org/sea_power/aug_01_06.php. 4. Ver Relaciones Públicas del Jefe de Operaciones Navales (CNO), “CNO Calls for New Definition of Sea Power” (CNO llama a una nueva definición de poder marítimo), Navy.mil, 6 setiembre 2005, www.news.navy.mil/search/ display.asp?story_id=19924. 5. Ellos son: National Plan to Achieve Maritime Domain Awareness (Plan nacional para obtener dominio del territorio marítimo) (octubre2005); Plan de integración de inteligencia marítima global; Plan de respuesta a amenazas operacionales marítimas; International Outreach and Coordination Strategy (Estrategia de coordinación y extensión internacional) (noviembre 2005); Maritime Infrastructure Recovery Plan (Plan de recuperación de la infraestructura marítima) (abril 2006); Maritime Transportation System Security Plan (Plan de seguridad para el sistema de transporte marítimo) (octubre 2005); Maritime Commerce Security Plan (Plan de seguridad para el comercio marítimo) (octubre 2005); y Domestic Outreach Plan (Plan de extensión nacional) (octubre 2005). 6. Las operaciones de “moldeo” son acciones destinadas a construir coaliciones con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales a nivel local, regional o internacional, llevadas a cabo en forma continua y proactiva para confrontar una mayor inestabilidad y por lo tanto dar por terminado o mitigar un conflicto o una crisis, o para crear un entorno global que sea seguro y favorable a los intereses de. Ver Teniente Coronel Matt Lopez, “Military Support to Shaping Operations JOC” (Respaldo militar a operaciones de “moldeo”) (presentación, Conferencia combinada conjunta de CDE, 9 enero 2007), disponible en www.dtic.mil/futurejointwarfare/strategic/ cdeday1_shaping.ppt. 7. M. G. Mullen, CNO Guidance for 2007: Focus on Execution (Guía del CNO para 2007: concentrarse en la ejecución) (Washington, D.C.: 2 febrero 2007), p. 5. 8. National Security Strategy of the United States of America (Estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos de Norteamérica (Washington, D.C.: Casa Blanca, marzo 2006), p. 1. 9. Las definiciones incluyen: tiranía: una forma de gobierno ejercida por una persona que usa el poder para beneficio propio; y democracia: una forma de gobierno en que el poder emana del pueblo. Estas interpretaciones, por sí mismas, podrían generar varios desentendimientos. 10. NSMS, p. ii. 11. Incluyendo el Comando Espacial, el Comando de Operaciones Especiales, el Comando Estratégico y el Comando de Transporte de los Estados Unidos. 12. Ver Ley Goldwater-Nichols Act de 1986, Código de los Estados Unidos 10, secs. 151-55, disponible en www.au.af.mil/ au/awc/awcgate/congress/title_10.htm. 13. Ver www.cdi.org/issues/usforces/ commands _Oct02.html. 14. Ver “Comando África de los Estados Unidos”, Wikipedia, ehttp://es.wikipedia.org/wiki/ Comando_África_de_Estados_Unidos. 15. National Defense Policy, Junio 2005, punto 3.1. 16. Ibid., punto 4.3. 17. Ibid., punto 4.9. 18. Ibid., punto 6.12. 19. Almirante de escuadra Kleber Luciano de Assis, “La Marina brasileña: aspectos estratégicos” [en portugués] (presentación, Colegio Naval de Guerra Brasileño, 5 de marzo de 2007), disponible en www.egn.mar.mil.br/eventos/ ocorridos/2007/aulaInauguralCEMA.zip. 20. Ibid., p. 18. 21. Si bien no se muestra en la figura 3, es fácil ver que el área marítima estratégica secundaria cae dentro del área de responsabilidad del Comando Sur. 22. CNO Guidance for 2007 (Guía del CNO para 2007), p.6. 23. Almirante de escuadra Kleber Luciano de Assis, “La Marina brasileña: aspectos estratégicos,” p. 11. 10 La cooperación para la seguridad regional y global desde una perspectiva chilena y sus consecuencias para una nueva estrategia marítima estadounidense Prof. Francisca Möller Undurraga, Academia de Guerra Naval de Chile Capitán de Navío Omar Gutiérrez, Armada de Chile (Retirado) Vicealmirante Germán Goddard, Armada de Chile (Retirado) Vicealmirante José Marchant Ortega, Armada de Chile (Retirado) Sr. Marcelo Palma, Academia de Guerra Naval de Chile Capitán Jaime Sepúlveda, Cuerpo de Infantería de Marina de Chile (Retirado) E n este trabajo se pretende examinar como ve Chile, y por lo tanto su Armada, la cooperación a nivel regional y global para lograr una adecuada seguridad marítima; y sus implicancias en el contexto de una futura estrategia marítima de los Estados Unidos. Comenzamos por examinar el significado del derecho internacional en relación a la seguridad marítima. Para ello, se revisan determinadas respuestas a las amenazas a dicha Seguridad Marítima, desde perspectivas de actores que privilegian las acciones de prevención, uso de la fuerza, y por último, el cumplimiento irrestricto del derecho internacional. Luego, es necesario destacar, desde un enfoque geopolítico, la relevancia que la seguridad en el ámbito marítimo adquiere en los regímenes de seguridad global y regional. Se examina la nueva red global de intercambio y la forma en que ha sido afectada por las “Nuevas Amenazas”, determinándose que tienden a sobrepasar la capacidad individual de los estados para enfrentarlas, necesitándose respuestas multilaterales. Se discurre acerca del aporte cooperativo a la seguridad marítima y se explica la situación en nuestro nivel regional, donde a través de acuerdos se ha logrado 94 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA un accionar multi-estados. Igualmente, se reflexiona acerca de los conceptos de soberanía efectiva y amistad duradera. Pasamos enseguida a examinar los compromisos concretos adquiridos por nuestro país con respecto a la seguridad global y regional. Revisamos nuestra posición, que privilegia el empleo de agendas múltiples. Se hace ver que Chile promueve el multilateralismo y su participación en operaciones de paz. Se hace énfasis en que Chile no podría abstenerse de contribuir a la estabilidad internacional, debiendo para ello sus compromisos ser vinculantes y estar dispuesto a participar en operaciones internacionales. A continuación revisamos la Estrategia Nacional para la Seguridad Marítima estadounidense y su demanda por una acción a escala global para implementarla. Dicho estudio indica que esa potencia estima que no podrá alcanzar la meta de su estrategia sola, sino que debe hacerlo con una poderosa coalición de naciones y en conformidad al Derecho Internacional. Nos referimos a los lineamientos para la participación cooperativa de la Armada de Chile con una nueva estrategia marítima estadounidense. Se plantean las premisas para que Chile participe y se destacan sus esfuerzos para cumplir con la normativa que emana de los acuerdos internacionales suscritos, en relación al transporte marítimo. Se destaca su propósito de participar colectivamente para enfrentar una amenaza a la seguridad hemisférica y utilizar ese tipo de respuesta en otras partes del globo donde confluyen sus intereses. Por último, en la forma de conclusiones que fluyen del trabajo, se da respuesta al propósito, cual es indicar cómo la Armada de Chile podría participar cooperativamente con su símil estadounidense, dentro del marco de una nueva estrategia marítima de ese país. El derecho internacional y la seguridad marítima. Hoy día, el peligro de guerra ha disminuido, pero han surgido otras amenazas, que si bien no son nuevas, afectan globalmente a un mundo interconectado y frente a las cuales se plantean distintas respuestas: unos ponen el énfasis en acciones de prevención, pero alientan el uso de la fuerza cuando ellas fallan; otros promueven respuestas multilaterales; y hay quienes se oponen de manera regional o bilateral y, en ciertos casos, unilateralmente. En tal gestión, algunos se apegan más que otros al Derecho Internacional. No todos implementan y cumplen las normas internacionales de igual manera, lo que se aprecia particularmente en algunos países en vías de desarrollo, que en diversas oportunidades no toman con la debida seriedad las obligaciones que adquieren en virtud de los tratados. Por ello, a pesar de los esfuerzos hechos para armonizar la legislación entre los distintos estados y uniformar su aplicación e interpretación, aún subsisten diferencias en materias tan relevantes como la práctica del Derecho del Mar, el uso de la fuerza y el Derecho de los Conflictos Armados, entre otras. COOPERACIÓN PARA LA SEGURIDAD REGIONAL Y GLOBAL 95 Considerando el rol del Derecho Internacional en la seguridad internacional, creemos que para lograr un mundo más seguro es indispensable actuar dentro de la comunidad internacional y bajo el imperio de la ley. Con relación a ello, es interesante resaltar lo que 1 se expresa en el Princeton Project on National Security, respecto de la que debe ser la actuación de Estados Unidos, pero que, a nuestro juicio, también es aplicable al resto de los miembros de la comunidad de naciones. Aún así, algunos de los mayores momentos de nuestra historia provinieron de ceñirnos a nuestros valores y de defenderlos en nombre de otros, así como de nosotros mismos. Hemos reconocido en esos momentos, como debemos reconocerlo hoy en día, que tenemos que estar con otros países, en lugar de por encima de ellos, y que debemos jugar con las mismas reglas que ellos si deseamos alcanzar objetivos comunes. Y si realmente creemos que nuestros valores son universales, no podemos pensar que tenemos el monopolio de su interpretación o aplicación. La búsqueda de la libertad en un estado de derecho tanto dentro como entre las naciones es una gran estrategia para fortalecer la seguridad de Estados Unidos… Reconociendo que el complejo equilibrio que se debe alcanzar entre el orden y la libertad para contar con una verdadera democracia liberal significa hacer que algunos gobiernos participen en el afianzamiento del orden y otros en la promoción de la libertad, pero sin sacrificar 2 el orden. Por otra parte, concordamos con quienes sostienen que el orden y la seguridad se alcanzarán en mejor forma si se adecuan las instituciones internacionales a los nuevos tiempos, lo que hace aparecer como absolutamente necesaria una reforma integral de la 3 Organización de Naciones Unidas y de otros órganos internacionales. Es indispensable lograr que todos los actores internacionales se sientan copartícipes de la nueva institucionalidad y que estén seguros de que son escuchados; y que además los más pequeños y necesitados perciban que cuentan con el apoyo de los estados desarrollados, quienes pueden ayudarlos a resolver sus problemas esenciales. En el entorno naval y marítimo, Geoffrey Till, plantea la necesidad de contar con un “buen orden en el mar”: porque el mar es cada vez más importante, en términos relativos, para las economías locales, porque el desorden en el mar empeora la situación en tierra. El éxito del delito transnacional, como el contrabando de drogas, aumenta el poder del tipo de personas que desafían a los países civilizados y la habilidad de conectarse con otros países. Los países que fracasan por esos motivos tienden, además, a ser objeto de preocupación por la seguridad de otros. . . . [E]l mantenimiento del buen orden en el mar requiere un 4 mayor nivel de toma de conciencia, políticas efectivas y un gobierno integrado. Al referirnos al orden en el mar, cabe destacar, en primer lugar, la importancia de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, cuyo Preámbulo, reconoce la necesidad de establecer, “con el debido respeto de la soberanía de todos los Estados, un orden jurídico para los mares y océanos...”. En el ámbito de la O.M.I se han adoptado también diversos convenios, protocolos, códigos, recomendaciones y directrices sobre seguridad marítima y prevención de la contaminación, entre otras 96 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA materias. Como consecuencia de los ataques de septiembre de 2001, se intensificaron enormemente las medidas de seguridad marítima: se aprobaron enmiendas a la Convención Internacional de Seguridad de la Vida Humana en el Mar, se suscribió el Código ISPS, lo que dió origen a un conjunto de normas que crean un ordenamiento internacional destinado a permitir que en los buques e instalaciones portuarias se 5 puedan detectar y prevenir actos que pongan en peligro el transporte marítimo. En mayo del 2006, se adoptó otro mecanismo de seguridad de gran relevancia para la seguridad y protección marítima, el llamado “Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance” (Long Range International Tracking, LRIT), incorporado al Convenio SOLAS que establece un acuerdo multilateral para compartir información sobre 6 búsqueda y rescate para lograr la seguridad marítima. Es cierto que existe un marco jurídico relativamente adecuado para mantener el orden en los mares, a través de una gran cantidad de convenios internacionales y de regulaciones tanto internacionales como nacionales, pero –como ya se señaló– el problema que se enfrenta es su implementación y cumplimiento, lo que ocurre –en 7 ocasiones– porque los estados no pueden o no quieren exigir dicho cumplimiento. De allí la importancia que los estándares que se establezcan sean adecuados, realistas, alcanzables y efectivos en su cumplimiento. Los regímenes de seguridad global y regional y la seguridad en el ámbito marítimo. Luego de establecer el alcance y relación de la Seguridad en el Ámbito Marítimo con respecto al Derecho Internacional, es necesario destacar la relevancia que ella adquiere en los regímenes de Seguridad Global y Regional, como consecuencia de los cambios y tendencias que evidencian las estrategias de seguridad con respecto a modelos anteriores. El aumento de la amplitud geográfica de los intereses económicos de los países, generó una intensa red de intercambios que hace que los estados participen y, a la vez, dependan de un sistema global. En ese contexto, la seguridad internacional -junto a la posibilidad de colisión de intereses de potencias grandes, medianas e incluso menores, más allá de sus fronteras- se ha visto afectada por el surgimiento de las ya citadas nuevas amenazas, que en algunos casos son los efectos de una grave situación socioeconómica en un país o región no integrado a los beneficios de la globalización, mientras que en otros, constituyen métodos de acción de actores que no son necesariamente estados –como corporaciones, grupos religiosos, organizaciones terroristas, carteles del narcotráfico, clanes criminales, etc.– que se usan para atacar cualquier país o sociedad contrario a sus propias concepciones ideológicas, religiosas o políticas, o bien, para alcanzar objetivos de beneficio material ilícito a costa del daño y la destrucción de importantes sectores de la 8 sociedad. Las particularidades de estas amenazas emergentes, tienden a sobrepasar la capacidad individual que los estados desarrollan para neutralizar las vulnerabilidades, riesgos y amenazas a sus intereses vitales, lo que genera la necesidad de respuestas coordinadas, cooperativas y multilaterales que deben insertarse en un escenario multidimensional y marcadamente trasnacional. COOPERACIÓN PARA LA SEGURIDAD REGIONAL Y GLOBAL 97 Ello ha llevado a reformular las teorías tradicionales y diseñar nuevos esquemas estratégicos sobre la base de la cooperación internacional a nivel global y regional, lo que se ha conceptualizado como “Seguridad Cooperativa”; un proceder que permite hacer frente preventivamente y con mayor constructividad, a la aparición de los nuevos factores de inestabilidad global que anteriormente no figuraban en la agenda de seguridad internacional, y que son percibidos como riesgos e inclusive amenazas a la 9 seguridad deseada por los estados para lograr el desarrollo y bienestar de sus pueblos. Bajo el concepto de la Seguridad Cooperativa, la comunidad internacional busca alcanzar la seguridad por medio del consentimiento institucionalizado entre los actores internacionales involucrados en el sistema, en lugar de que entre ellos se utilice la amenaza o uso de la fuerza para subsanar sus diferencias. Supone que los objetivos de seguridad de los socios han sido reconocidos comunes y compatibles, pudiéndose establecer fluidas relaciones de colaboración entre ellos para alcanzarlos. Esto implica que los sistemas de seguridad global y regional requieren una imprescindible flexibilidad que les otorgue capacidad de respuestas coordinadas, cooperativas y multilaterales, principalmente frente a las nuevas amenazas y los cambios en las demandas y características del mercado mundial. Asimismo, deben conllevar la tendencia a reducir, y no aumentar, la brecha entre el mundo desarrollado y los países en vías de desarrollo, sin dejar de acrecentar el compromiso global con el libre comercio. En síntesis, deben adaptarse a las nuevas tecnologías, a las cambiantes prácticas comerciales, a los mercados emergentes y a las demás fuerzas que dirigen el curso del libre comercio. Al considerar exclusivamente el plano regional, los crecientes desniveles de desarrollo entre los distintos países americanos hacen que la incidencia de la globalización y la respectiva cooperación a la seguridad sean de dispar intensidad, lo cual no permite configurar un panorama de único o relativamente uniforme, en lo relativo a su aporte cooperativo a la seguridad marítima. Los regímenes de seguridad global y regional deben hacerse cargo de la seguridad marítima, que ahora demanda con mayor fuerza la neutralización de las amenazas del terrorismo, que puede encontrar en el medio marítimo mayores condiciones de vulnerabilidad y facilidad para lograr el impacto que pretende; del tráfico de armas y materiales peligrosos; del uso de armas de destrucción masiva; de la piratería y ataques a mano armada a buques navegando; del contrabando, particularmente de drogas, entre otras amenazas cuyo enfrentamiento exigen la cooperación y coordinación entre Estados, e incluso entre éstos y las empresas privadas. Con los parámetros que otorga el derecho internacional y las instituciones que norman y regulan al respecto, a nivel de la seguridad global, el sistema debe operar a través de esfuerzos comunes orientados al desarrollo armónico y a la expansión del comercio mundial en un ámbito cuyo sustento principal se concreta a través de la cooperación entre los distintos países beneficiados. En el ámbito marítimo, ese propósito se alcanza a través del accionar de las marinas de los países cuya política exterior está comprometida en las tareas de mantener las condiciones de paz, estabilidad y seguridad, no sólo en las rutas marítimas de las exportaciones e importaciones, sino también, en las regiones geográficas donde estén afectados los intereses compartidos. La capacidad de 98 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA participación de los estados constituye el aporte concreto a la seguridad marítima internacional y la legítima e ineludible retribución de cada país a los beneficios alcanzados a través del proceso de globalización. Similar situación caracteriza al nivel regional, donde a través de acuerdos entre países geográficamente cercanos, se busca compartir la labor que significa mantener las condiciones de paz y seguridad en el mar, y restablecerlas cuando ellas sean alteradas. Como ello puede ser imposible de realizar con los recursos de un solo Estado, resulta indispensable el desarrollo de estrategias de cooperación y acción conjunta con las 10 armadas de aquellos países cercanos que puedan hacerlo. El escenario descrito, ha llevado a los actores latinoamericanos a dar significativos pasos para conseguir una mayor integración en el plano económico, comercial y político, que Chile ha complementado con distintas iniciativas conducentes al fortalecimiento de las relaciones entre las Armadas de la región, lo que queda en evidencia con: la intervención en tres ejercicios navales combinados entre las escuadras de Chile y Argentina en la zona austral, el incremento de medidas de confianza mutua, el estudio de proyectos comunes de magnitud mayor, visitas recíprocas de autoridades navales, integración en operaciones de paz, etc., lo cual incide en una mayor estabilidad regional y en una mejor protección de los intereses compartidos. Por otra parte, los países de la región desarrollan distintos esfuerzos tendientes a 11 materializar una “Soberanía Efectiva” a través de presencia y acción concreta de control en su área marítima jurisdiccional, lo cual ha sido visualizado por los Estados Unidos, como un deber más que un derecho. Asimismo, aquellos cuyas armadas cuentan con mayores capacidades, materializan aportes y cooperación permanente a la estabilidad marítima, participando en ejercicios combinados de magnitud mayor y desarrollando acciones como el control marítimo de los accesos oceánicos, apoyo a la lucha contra el terrorismo y otras acciones que Estados Unidos identifica como parte de 12 una “Amistad Duradera”. En síntesis, la seguridad marítima materializada a través de un sistema de seguridad cooperativo, forma parte integral de los regímenes de seguridad global y regional, resultando imprescindible en el actual escenario globalizado para neutralizar las nuevas amenazas y, consecuentemente, para alcanzar los beneficios del comercio internacional, tanto para los países desarrollados como para aquellos que se encuentren en vías de desarrollo. Compromisos de Chile en los regímenes de seguridad global y regional. Luego de examinar los regímenes de seguridad global y regional desde un enfoque geopolítico, se hace conveniente referirnos a los compromisos concretos adquiridos por nuestro país al respecto. Según el ex Canciller José Miguel Insulza, “en esta nueva y compleja realidad internacional, los intereses de los diversos estados nacionales se han diversificado, dando lugar a agendas múltiples que requieren de mecanismos que garanticen relaciones más cooperativas y solidarias”. Agrega: “No se trata tan sólo de evitar los conflictos y las tensiones bélicas, sino también de encarar los nuevos riesgos originados por las inestabilidades políticas, económicas y sociales”. El ex Ministro concluye: “Con ese propósito, se ha buscado aumentar la cooperación internacional frente a temas como la COOPERACIÓN PARA LA SEGURIDAD REGIONAL Y GLOBAL 99 promoción de la democracia y de los derechos humanos, el fortalecimiento de la paz, la cooperación para el desarrollo económico y social, el fomento de la equidad entre Estados e individuos, la preservación de recursos naturales y la protección del medio ambiente, la regulación de los espacios comunes, la liberalización del comercio mundial y la lucha contra 13 el narcotráfico y el terrorismo”. Frente a estos desafíos y sin variar sus objetivos esenciales, que descansan en la defensa de su integridad territorial e intereses nacionales, la política exterior de Chile ha debido ampliar su acción internacional. Chile ha realizado un aporte moderado, pero consistente en el ámbito de la seguridad internacional, participando selectivamente en iniciativas multilaterales orientadas a mantener la paz, apoyando y promoviendo la creación de normas y regímenes que faciliten la prevención y el manejo colectivo de problemas que afectan a la estabilidad a nivel global o regional. A nivel global El Gobierno de Chile ha señalado reiteradamente su voluntad de participar activamente, en la medida de sus posibilidades, en el fortalecimiento de las Naciones Unidas y sus 14 diversos regímenes, especialmente en el ámbito de la seguridad. En el Programa de Gobierno 2006 – 2010, la Presidenta Michelle Bachelet señala: “El tamaño relativo de Chile condiciona su política internacional. Por ello, promoveremos el multilateralismo, el respeto al Derecho Internacional, la solución pacífica de las controversias, la intangibilidad 15 de los tratados y la promoción del Derecho Internacional Humanitario”. Añade la Mandataria “el multilateralismo es un compromiso estratégico de la política exterior chilena en el plano subregional (MERCOSUR), regional (Grupo de Río, OEA) y especialmente global (ONU, OMC)”. Son hitos importantes de tal compromiso, entre otros, la plena adhesión al Tratado de Tlatelolco; la presencia en la Fuerza de Paz desplegada en Camboya; la participación en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el período 1996 – 1997; la directiva presidencial que codifica las condiciones bajo las cuales Chile contribuye a las Operaciones de Paz; la organización de la 1ª Conferencia para promover Medidas de Confianza Mutua realizada en Santiago en 1995; el compromiso con la Convención que prohíbe las armas químicas y bacteriológicas; la adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear; el reciente acuerdo que prohíbe los ensayos nucleares y la ratificación del Tratado de Ottawa. En el ámbito de las Operaciones de Paz, dentro del marco Regional y de las Naciones Unidas, Chile tiene una larga trayectoria de participación en los mecanismos multilaterales de prevención y mantención de la paz y seguridad internacionales. A nivel regional. En cuanto a los contenidos de las agendas de defensa y de seguridad, existe una gran diferencia entre la Región Andina y el Cono Sur. Mientras que la mayoría de los gobiernos andinos consideran a las Fuerzas Armadas como responsables del combate contra el tráfico de drogas, en el Cono Sur los gobiernos insisten en que los militares 100 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA deben ser marginados en esta tarea, por ser una responsabilidad de las fuerzas policiales locales. Con todo, en lo relacionado con el narcotráfico, los actores latinoamericanos han tenido la voluntad política y han sido capaces de desarrollar una cooperación creciente, cuando han logrado establecer criterios comunes. Los acuerdos dieron origen al mecanismo multilateral de evaluación y a una amplia agenda de cooperación a través de la Comisión Internacional para el Control y Abuso de Drogas (CICAD). Más recientemente, se ha coincidido en reconocer al terrorismo como una nueva amenaza común. En definitiva, la región presenta una situación de seguridad cambiante y dinámica; pero, también, en lo general muestra un muy alto grado de cooperación. Se avanzó en la disminución en el nivel de conflictividad entre los estados y en la eliminación de las armas de destrucción masiva. Luego, se desarrollaron instrumentos de seguridad cooperativa que han permitido transparentar y estabilizar las relaciones en el ámbito de la defensa, tales como: las medidas de confianza mutua, la publicación de libros de la defensa, o el desarrollo de metodologías de comparación del gasto de defensa que efectuaron Argentina con Chile, y que actualmente realizan Perú con Chile, así como Perú con Ecuador. A nivel institucional La Armada de Chile, consecuente con las políticas de Gobierno, basa su accionar internacionalmente en dos pilares: la disuasión y la cooperación. Ambos conceptos son importantes para mantener la paz y la estabilidad en el mundo globalizado y, con ello, contribuir al desarrollo de nuestros países. Según el Almirante Miguel A. Vergara, ex Comandante en Jefe de la Armada: “Ningún país es suficientemente grande como para actuar solo y ninguno es tan pequeño como para no aportar algo”. En el ámbito internacional marítimo, añade el Almirante Vergara “los compromisos internacionales de Chile y de su Armada, no se limitan a un espacio geográfico, pues, en el ámbito de los 16 intereses marítimos no existen fronteras”. Finalmente, éste concluye que “la seguridad en sí misma es un componente indispensable para el desarrollo económico y social, Chile no podría abstenerse de contribuir a lograr la paz y la estabilidad en las relaciones internacionales. Esto implica estar dispuesto a participar, en la medida de nuestras capacidades y recursos, en Operaciones Internacionales, sean de manejo de crisis, de paz, o de apoyo humanitario”. En un ambiente de interdependencia creciente y sin retorno, la búsqueda de seguridad común, o seguridad cooperativa es uno de los rasgos centrales de cualquier estrategia para la prevención y resolución de conflictos. Por cierto, el derecho internacional constituye un elemento central del sistema interdependiente. Los Estados Unidos y la seguridad del ámbito marítimo. Luego de relacionar la seguridad en el ámbito marítimo y el derecho internacional, fue necesario destacar la relevancia geopolítica que ella adquiere en los regímenes de seguridad global y regional, como consecuencia de los cambios y tendencias que evidencian las estrategias de seguridad con respectos a modelos anteriores. En seguida, COOPERACIÓN PARA LA SEGURIDAD REGIONAL Y GLOBAL 101 nos referimos a los compromisos concretos adquiridos por nuestro país al respecto, y especialmente acerca de su vigencia real. Considerando que la finalidad del presente trabajo es reflexionar acerca de la forma en que la Armada de Chile cooperaría con su símil estadounidense en la implementación internacional de una Estrategia para la Seguridad Marítima; para seguir avanzando se hace necesario examinar reflexivamente la manera en que ese gran país entiende e implementa su logro. 17 La Estrategia Nacional para la Seguridad Marítima, promulgada por el Gobierno de Estados Unidos en septiembre de 2005, afirma que la seguridad general y económica de Estados Unidos depende, en parte substancial, del uso seguro de los océanos del mundo. La superación de las amenazas a la seguridad marítima demanda una comprensión común, un esfuerzo conjunto y una acción a escala global. Se requiere la seguridad marítima para asegurar la libertad de los océanos, facilitar la libertad de la navegación y del comercio, mejorar la prosperidad y la libertad mundiales y proteger los recursos marinos. Por otra parte las naciones tienen interés común en alcanzar dos objetivos complementarios: facilitar el comercio marítimo que apuntala a la seguridad económica y protegerse contra actos hostiles, terroristas, criminales y peligrosos realizados en el medio marino. Y puesto que todas las naciones se benefician con esta seguridad colectiva, todas ellas deben tomar parte en la responsabilidad de mantener la seguridad marítima, contrarrestando las amenazas que se presenten en este dominio. Las amenazas identificadas son: Apoyo Estatal a Actividades Terroristas e Ilícitas, Terrorismo, Piratería y Crimen Transnacional, Destrucción Ambiental, Inmigración Ilegal. Dado lo anterior, la nueva estrategia marítima estadounidense considera cuatro objetivos que deben guiar las actividades nacionales relacionadas con la seguridad marítima: Prevenir Ataques Terroristas y Actos Criminales u Hostiles, Proteger Centros Poblados e Infraestructura Crítica del Litoral, Minimizar Daños y Recuperación Expedita, Salvaguardar los Océanos y sus Recursos. Estados Unidos reconoce que, debido a la extensa relación global entre los negocios y los gobiernos, sus políticas de seguridad marítima afectan a otras naciones y que los incidentes locales y regionales significativos tendrán efectos globales. El éxito en asegurar el dominio marítimo no se alcanzará con Estados Unidos actuando solo, sino a través de una poderosa coalición de naciones que mantengan un frente unido y fuerte. La seguridad del dominio marítimo sólo puede ser lograda con el empleo simultáneo de todos los instrumentos del poder nacional, en concertación con otras naciones-estados, de una manera altamente coordinada y en conformidad con el Derecho Internacional. En este contexto, se consideran las siguientes acciones estratégicas: · Solicitar y obtener cooperación internacional, para asegurar acciones legítimas y oportunas contra las amenazas en el medio marítimo. · Maximizar el conocimiento situacional en el dominio marítimo, para apoyar una afectiva toma de decisiones. · Introducir seguridad en las prácticas comerciales, para reducir las vulnerabilidades y facilitar el comercio. 102 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA · Desplegar seguridad estratificada, para unificar las medidas de seguridad públicas y privadas. · Asegurar la continuidad del sistema de transporte marítimo, para mantener el comercio vital y el alistamiento de la defensa. Finalmente, entre las conclusiones atinentes, se establece que los desafíos que persisten para Estados Unidos, los adversarios que confrontan y el ambiente en el que operan, los obliga a fortalecer sus lazos con los aliados y amigos y a buscar nuevas asociaciones. Tal colaboración es fundamental para el crecimiento y estabilidad económica mundial y es vital para los intereses de los Estados Unidos. Sólo a través de tal aproximación integrada entre todos los socios marítimos –gubernamentales y no gubernamentales, públicos y privados– se podrá aumentar la seguridad del dominio marítimo. Participación de Chile en un esquema cooperativo de seguridad del ámbito marítimo Por último debemos pensar con mucho realismo en la participación cooperativa de la Armada de Chile en los lineamientos que plantea la nueva estrategia marítima internacional estadounidense. Existiendo consenso en que la seguridad de los estados se relaciona con la seguridad global, se ha ido aceptando, fortaleciendo y promoviendo el principio de que la cooperación internacional es la base para el desarrollo y la estabilidad 18 de los países. Al respecto, la cooperación naval se da entre los estados cuando imperan, compartidas por todos, ciertas condiciones políticas, económicas y militares. En este sentido, y partiendo del hecho de que nuestro país es un país oceánico, el ejercicio de la soberanía y el control de su territorio marítimo, resultan esenciales para su desarrollo integral. La seguridad y estabilidad que Chile necesita se logra por medio de un marco legal internacional que las asegure. En tal sentido, y teniendo presente tanto el marco legal internacional vigente ya mencionado, así como las ideas de los Almirantes Morgan y 19 Martoglio con su concepto de la “Marina de los Mil Buques”, Chile comparte la necesidad de cooperar en el cuidado, la vigilancia y la protección de los mares del mundo. Este compromiso por la protección de los mares se refleja en nuestra participación, por medio de la Armada, en una serie de ejercicios multinacionales destinados a la protección de determinadas zonas marítimas, que revisten singular importancia tanto para nuestro país como para la Comunidad Internacional. Merece especial atención la operación Panamax, la cual desde su creación en el año 2003, ha reunido a las Armadas de Chile y de los Estados Unidos, y posteriormente de otros países, con el Servicio de Guardacostas panameño, con un solo fin: asegurar el Canal de Panamá, así como proteger el libre tránsito en las aguas aledañas a dicha vía marítima. Chile en particular es fuertemente dependiente, para su crecimiento y prosperidad, de un Canal de Panamá seguro y eficiente. La carga marítima que moviliza hacia las costas Atlánticas por esta vía, lo hacen ocupar el cuarto lugar entre los usuarios del Canal, después de Estados Unidos, Japón y China Popular. Esto motiva nuestra permanente preocupación por su seguridad, y la de las áreas de confluencia que el Canal origina, tanto en el Pacífico como en el Caribe. COOPERACIÓN PARA LA SEGURIDAD REGIONAL Y GLOBAL 103 La cooperación internacional es, por tanto, primordial para la protección y defensa de nuestros intereses, y del mismo modo, resulta imperativo para Chile la necesidad de actuar en conjunto con otros estados. Ello nos lleva a considerar como punto clave de nuestra Estrategia Marítima y Naval, incrementar nuestras capacidades de interoperación con otras armadas y desarrollar capacidades estratégicas acorde al tipo de participación internacional a que aspiramos. Es así que nuestra propuesta es una estrategia que hemos denominado Estrategia de los Tres Vectores, la que se orienta al establecimiento del control del mar en tres condiciones o situaciones diferentes. Dicha estrategia, se orienta a la participación y la cooperación internacional, dado las limitantes de nuestro poder nacional, que no puede por sí solo asegurar tanto sus intereses Nacionales como los comunitarios. En este contexto de la seguridad marítima internacional, la Armada de Chile tiene la íntima convicción que, en beneficio de los más altos intereses nacionales, debe participar no sólo en la promoción y conservación de la seguridad global, hemisférica y regional, sino también en la identificación de oportunidades de cooperación que tiendan a consolidar aquella seguridad. Esta misma percepción, es el leit motiv que mueve a los Almirantes Morgan y Martoglio a pensar en una “Armada de Mil Buques”, que se oriente bajo el principio de “pensar globalmente, y actuar localmente”. En otras palabras, necesitamos de amigos y aliados marítimos con los cuales, compartiendo intereses similares, poder actuar en conjunto para crear, mantener o restablecer las condiciones de paz, seguridad y orden en los mares que nuestro propio interés nacional requiere. Es decir, para que Chile logre y concrete sus objetivos nacionales, debe tener una activa participación internacional y una voluntad tanto de cooperación como de aceptar dicha cooperación por parte de otros estados que comparten sus intereses. De lo dicho se pueden deducir varias premisas, de entre las cuales quisiera destacar: · La estabilidad, prosperidad y progreso de nuestros vecinos es buena para nosotros. · Los Estados y grupos que atentan contra la libertad de movimiento, particularmente en el ámbito marítimo, e introducen inseguridad en el sistema internacional (terrorismo) nos hacen daño y, por consiguiente, son adversarios nuestros. · Los Estados que pretenden aplicar sistemas discrecionales o unilaterales de solución de controversias políticas, comerciales, financieras o de cualquier otro orden contradicen nuestro interés. Nos sentimos comprometidos con Naciones Unidas, por lo que apoyamos sus acciones y trabajamos para reforzar la Organización en todo aquello que diga relación con la paz, la seguridad y el orden internacional. · Compartimos el interés en el libre comercio con la comunidad internacional. Es en el contexto de esta estrategia donde se sitúa el desarrollo de nuestras fuerzas navales, aun cuando este desarrollo se ve limitado por nuestros recursos disponibles. Pero, teniendo presente que compartimos una similar concepción de cooperación, la Armada de Chile y el Comando Sur de los Estados Unidos creen necesario avanzar con mayor profundidad en el seno del Comité Operacional Naval, además de otras 20 organizaciones como en la Flota del Pacífico, NAVOCEANO y CSF. 104 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Lo anterior se suma a los esfuerzos realizados por el Estado para cumplir con la normativa que emana de los acuerdos internacionales suscritos y que aseguran el transporte marítimo, especialmente la completa implementación del Código ISPS, la puesta en marcha del sistema de última generación asociados a VTS y AIS; y la adopción del nuevo sistema de Control de Transporte Marítimo (Naval Cooperation and Guidance Shipping, NCAG). Ahora bien, habiéndonos referido a lo que Chile está realizando hoy en día, y que en el futuro ha de resultar útil para cooperar con la Nueva Estrategia Marítima Estadounidense, exploremos nuevas ideas que contribuyan eficazmente a implementar dicha estrategia. Chile ha asumido numerosos compromisos internacionales en su área jurisdiccional: Coordinador del Pacífico Sur Oriental de la Organización Hidrográfica Internacional; control naval del tráfico marítimo; alerta de tsunami; y búsqueda y salvamento marítimo, en una zona mayor aun que nuestro Mar Presencial. Para mejor cooperar con una Nueva Estrategia Marítima, nuestro país deberá acrecentar sus medios para esas actividades; y por su parte, Estados Unidos proveer sin restricciones las informaciones necesarias, en el bien entendido que nuestro país actuará recíprocamente. Asimismo, habría una mejor cooperación con una nueva estrategia marítima estadounidense al intensificarse el control de nuestros espacios marítimos, ejercerlo sobre importantes pasos oceánicos, como el Estrecho de Magallanes, el Canal Beagle y el Paso Drake, y observar lo que ocurre en nuestro Mar Presencial, evitando, en la medida de nuestras posibilidades, que en la alta mar adyacente a nuestras costas se cometan actividades ilícitas. Al mismo tiempo, se ejercerían con mayor rigor las facultades que otorga el Derecho Internacional y Nacional, como Estado del Pabellón, Estado Costero y Estado Rector del Puerto. Conforme a lo anterior, frente a una Nueva Estrategia Marítima estadounidense, Chile estaría dispuesto a cooperar, en la medida de sus capacidades, en todo aquello que se enmarque dentro de los intereses nacionales, motivaciones humanitarias y del ordenamiento jurídico internacional. Pensemos constructivamente, por lo tanto, en cómo traducir esa voluntad política en compromisos y restricciones comúnmente acordados, que faciliten los objetivos estratégicos de ambos países. Las oportunidades para que Chile actúe coordinadamente con los Estados Unidos emanarán esencialmente de los compromisos para participar en forma cooperativa bajo el mandato de las Naciones Unidas y de la voluntad política nacional. La actuación de la Armada de Chile en su propio territorio jurisdiccional y dentro del Mar Presencial de Chile, en apoyo de una nueva estrategia marítima estadounidense, estaría siempre enmarcada en el derecho internacional. A ello debemos agregar nuestra capacidad de coordinar la actuación de las múltiples agencias nacionales e internacionales abocadas a enfrentar las “nuevas amenazas”. La capacidad de interoperar constituirá una condición indispensable para lograr una cooperación efectiva en apoyo de una nueva estrategia marítima. Será responsabilidad de ambas partes el conocimiento mutuo, construir confianzas, desarrollar procedimientos COOPERACIÓN PARA LA SEGURIDAD REGIONAL Y GLOBAL 105 comunes, entrenar los medios y compartir información en tiempo real, para ser capaces de complementar los esfuerzos en demanda de intereses comunes. Conclusiones Los cambios que se están produciendo en el entorno naval y marítimo plantean la necesidad de mantener un buen orden en el mar, el que debe ser la preocupación de todos. Chile cree que para lograr un mundo más seguro, es indispensable actuar dentro de la comunidad internacional y bajo el imperio de la ley. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y la legislación aprobada en los organismos internacionales, tales como la Organización Marítima Internacional, son los instrumentos adecuados para lograr ese propósito. Las amenazas emergentes tienden a sobrepasar la capacidad individual de los estados para enfrentarlas, lo que genera la necesidad de respuestas coordinadas, cooperativas y multilaterales. A nivel regional, a través de acuerdos entre países geográficamente cercanos, se busca compartir la carga que significa mantener las condiciones de paz y seguridad en el mar. La región interamericana presenta una situación de seguridad cambiante y dinámica, pero, también, un muy alto grado de cooperación; surgiendo un fenómeno nuevo: la aparición de una agenda de cooperación entre la mayoría de los estados de nuestra región. El multilateralismo, es un pilar de la política exterior chilena. La Armada de Chile está dispuesta a participar, en la medida de sus capacidades y recursos, en operaciones internacionales, sean de manejo de crisis, de paz, o de apoyo humanitario. Para nuestro País, los compromisos internacionales asumidos deben ser vinculantes con el Derecho Internacional. Por su parte, Estados Unidos declara que la seguridad del dominio marítimo sólo puede ser lograda con el empleo simultáneo de todos los instrumentos del poder nacional, en concertación con otras naciones-estados y en conformidad con el derecho internacional. Asimismo, reconoce un interés común con otras naciones, por obtener seguridad económica y protegerse contra actos hostiles realizados en el medio marino. Cree que todas las naciones beneficiadas deben tomar parte en la responsabilidad de mantener la seguridad marítima. Afirma, igualmente, que sólo a través de una aproximación integrada entre todos los socios marítimos –gubernamentales y no gubernamentales, públicos y privados– se podrá aumentar la seguridad del dominio marítimo. A Chile, el ejercicio de la soberanía y el control de su territorio marítimo, le resultan esenciales para su desarrollo integral. Nuestro país requiere de paz y estabilidad con sus vecinos y en la región; como también en las áreas críticas en las que se desarrolla su comercio. Además, está obligado a buscar la cooperación internacional para lograr una mejor defensa y protección de los espacios marítimos que le son vitales. La seguridad y estabilidad que Chile necesita se logra por medio de un marco legal internacional que las asegure. Chile comparte y, está comprometido con la necesidad de cooperar en el cuidado, la vigilancia y la protección de los mares del mundo, en especial de las áreas de 106 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA alta confluencia. La cooperación internacional es primordial para la defensa de nuestros intereses, así como la capacidad de interacción con otras marinas de guerra. La Armada de Chile comparte con la Armada de los Estados Unidos una similar concepción de cooperación y del deber de cumplir con la normativa que emana de los acuerdos internacionales suscritos. Por lo tanto, está dispuesta, sin apartarse de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y la legislación aprobada en los organismos internacionales; a cooperar, a nivel regional y global, para lograr una adecuada seguridad marítima, dentro del marco conceptual que plantee una nueva estrategia marítima estadounidense. COOPERACIÓN PARA LA SEGURIDAD REGIONAL Y GLOBAL 107 NOTAS 1. John Ikenberry y Anne-Marie Slaughter, Forging a World of Liberty under Law: U.S. National Security in the 21st Century, Princeton Project Papers (Princeton, N.J.: Woodrow Wilson School of Public and International Affairs, Princeton University, 2006), p. 59, disponible en www.wws/princeton/edu. 12. Ibid. 13. José Miguel Insulza, ex ministro de asuntos exteriores de Chile, presentación (II Jornada Internacional de Defensa y Seguridad Regional en el Cono Sur, noviembre de 1997). 3. Naciones Unidas, A More Secure World: Our Shared Responsibility; Report of the High-Level Panel on Threats, Challenges and Changes (Nueva York: Naciones Unidas, 2004), disponible en www.un.org. 14. Ver la intervención de Jaime Ravinet, ex ministro de defensa de Chile, “Global and Regional Security as an Opportunity for Latin America” Latinoamérica (ensayo, “Strategic Opportunities: Charting New Approaches to Defense and Security Challenges in theWestern Hemisphere”, Miami, Fla., 11 de marzo de 2005), disponible en www.gobernabilidad.cl. 4. Geoffrey Till, Seapower: A Guide for the Twenty-first Century (Portland, Ore.: Frank Cass, 2004), p. 333. 15. Michelle Bachelet, Programa de Gobierno 2006–2010 (Santiago, Chile: noviembre de 2005), p. 98. 5. Código Internacional de Seguridad de Buques e Instalaciones Portuarias, adoptado por la Organización Marítima Internacional en 2002, junto con nuevas disposiciones del Convenio dirigidas a aumentar la protección del sector de envíos por vía marítima. 16. Adm.Miguel A. Vergara, “Desarrollo y poder naval chileno en un mundo globalizado” (ensayo, Seminario Inaugural Mes del Mar 2003, Base Naval Talcahuano, Chile, mayo de 2003), disponible en www.armada.cl/site/ noticias/pags/20030430104747. 6. “Long Range Identification and Tracking,” International Maritime Organization, www.imo.org/Safety/mainframe.asp?topic_id= 905. 17. Ver National Strategy for Maritime Security (Washington, D.C.: White House, septiembre de 2005), p. 1, disponible en www.whitehouse.gov/homeland/maritime -security.html, revisado en marzo de 2007. 2. Ibid, Sec: 1 (59) 7. Geoffrey Till: “Frecuentemente, los problemas de cumplimiento se pueden atribuir a grados de fallo estatal y a dificultades de gobernanza en tierra… A menudo los peores adversarios no son países en competencia, sino actores de países de uno u otro tipo determinados a extraer beneficios del mar sin tener en consideración a nadie más. Hasta en el caso de los países efectivos, los diferentes usos del mar se superponen y a menudo compiten, y requieren vigilancia”. Seapower, pp. 340 y 341. 8. Miguel Vergara Villalobos, “Acepción ampliada de la interoperabilidad”, Revista de Marina (Chile), 2003, no. 1, pp. 7–13. 9. David Hardy, “La seguridad cooperativa, un modelo de seguridad estratégica en evolución”, Revista de Marina (Chile), 2003, no. 5, p. 532. 10. Ver Francisca Möller, “La gobernabilidad: El desafío de América Latina,” Cuadernos de Difusión (Academia de Guerra Naval, Chile) 5, no. 11. 11. Fernando Thauby, “La armada en la seguridad naval y marítima”, Revista de Marina (Chile), 2003, no. 5, p. 435. 18. Se podría añadir que el primer intento de alcanzar cooperación en asuntos de seguridad naval fue realizado a principios del siglo XIX, cuando el tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson (1801 -1809), envió una flota naval al Mediterráneo para restringir la piratería de los países de Berbería (Marruecos, Argelia, Túnez y Trípoli), que amenazaban el comercio entre Estados Unidos y Europa. Sin embargo, esa idea no floreció, principalmente a causa de la guerra entre Inglaterra y la Francia napoleónica y por las diferentes percepciones europeas y americanas de esa amenaza. 19. En Vicealmirante John G. Morgan, Jr. y Contraalmirante Charles W. Martoglio, “The 1,000 Ship Navy: Global Maritime Network,” U.S. Naval Institute Proceedings (noviembre de 2005), págs. 14 a 17. 20. En las materias que dicen relación, por ejemplo, con el apoyo de un petrolero y de aeronaves (Orión P-3) de exploración que permitan incrementar la capacidad de operación y vigilancia en el Pacífico. LA COOPERACIÓN MEDIANTE LAS ASOCIACIONES MARÍTIMAS REGIONALES Parte uno Ensayos de las Américas 11 Una estrategia marítima regional contra nuevas amenazas Capitán de Navío Federico Rechkemmer Prieto, Marina de Guerra del Perú Capitán de Navío Ricardo Menéndez Calle, Marina de Guerra del Perú Capitán de Navío Carlos Pilco Pérez, Marina de Guerra del Perú E n un contexto de creciente globalización, los aspectos internos y externos de seguridad están indisolublemente vinculados. Los flujos de capitales, el desarrollo de nuevas tecnologías y el progreso de la democracia aportaron prosperidad y libertad a muchas personas; pero otras perciben la globalización como elemento de frustración e injusticia. Los estados del hemisferio americano deben atender a las amenazas tradicionales y a aquellas de naturaleza diversa y alcance multidimensional que han crecido en importancia en los últimos años. Dado que estas amenazas comprenden aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales, se les debe enfrentar en todos esos ámbitos. En este contexto, algunas de estas nuevas amenazas se han convertido en organizaciones formadas por redes con diferentes raíces y propósitos. Esta problemática traerá como consecuencia la necesidad de contar con los recursos tecnológicos para controlar las actividades en el mar, un ámbito que ya es utilizado por dichas amenazas para conducir sus acciones en nombre de la desigualdad o de la religión, o por el afán de conducir actividades criminales contra la humanidad. Comparativamente con otras regiones, la historia reciente de América y el Caribe evidencia una proporción menor de conflictos armados interestatales que otras partes del mundo, siendo considerada una de las regiones más estables. Por otro lado, la región ha vivido numerosos conflictos internos que han derivado en enfrentamientos armados de carácter doméstico, entre otras razones por la ausencia o debilidad de mecanismos institucionales establecidos para la prevención o resolución de 112 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA los mismos, tanto en el marco de sistemas autoritarios como de sistemas democráticos. A diferencia de los conflictos interestatales, que tienden a promover la unidad nacional y fortalecer la cohesión social, los de orden doméstico generan y se apoyan en una mayor división de la ciudadanía. Los cambios acaecidos en el sistema internacional a partir de la década del ochenta han introducido un nuevo conjunto de factores que inciden en el potencial incremento de conflictos armados, asociados al debilitamiento del estado y de las instituciones, al surgimiento de nuevos actores a nivel transnacional y local, y al surgimiento de nuevas amenazas, predominantemente de carácter transnacional. En un mundo de nuevas amenazas, mercados y medios de comunicación globales, nuestra seguridad y prosperidad dependen cada vez más de la existencia de un sistema de seguridad hemisférico eficaz. En tal sentido, establecer una estrategia marítima regional que identifique las nuevas amenazas y defina los objetivos estratégicos de las Américas, permitirá lograr un nuevo sistema cooperativo de seguridad regional preventivo, disuasivo y eficaz, que contribuya a alcanzar condiciones de paz duradera, estabilidad y desarrollo sostenible en la región. Desarrollo de una estrategia marítima regional La estrategia marítima regional deberá ser un mecanismo de gestión de los estados americanos para llevar a cabo operaciones navales combinadas multinacionales en el marco de la cooperación regional de seguridad, destinadas a hacer frente a las nuevas amenazas. Con la finalidad de lograr un equilibrio entre la gran cantidad de variables que nos permitan visualizar una estrategia marítima regional con una visión de largo plazo que se adecue al entorno actual y al futuro previsible, esbozaremos los lineamientos generales para el desarrollo estratégico, tomando como referencia el modelo propuesto por el 1 profesor Henry C. Bartlett. Escenario previsto en el mediano plazo A menos que ocurra algún cambio dramático, no se presentarán conflictos armados interestatales en la región, mientras que ocurrirá lo inverso con conflictos y tensiones internos (vinculados al crimen transnacional, migraciones, deterioro del medio ambiente, narcotráfico, movimientos étnicos transfronterizos radicales y terrorismo internacional) que podrían trascender las fronteras nacionales. Si bien este último tipo de conflicto no necesariamente conlleva enfrentamientos armados, puede generarlos. A ello contribuye la proliferación de armas de todo tipo en la región y la creciente presencia del crimen transnacional, en especial del narcotráfico. En consecuencia, si bien han disminuido las posibilidades de conflictos interestatales, el carácter de expansión transfronteriza de las nuevas amenazas acarrea singulares retos a más de un Estado. Esto es particularmente peligroso pues los generadores de ese tipo de amenazas son actores o agentes que no representan a gobiernos o estados. UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA REGIONAL CONTRA NUEVAS AMENAZAS 113 Los ataques del 11 de septiembre del 2001 contra los Estados Unidos marcaron una nueva agenda internacional en temas de seguridad. El eje de esta nueva agenda se centra en la lucha frontal contra el terrorismo global, así como contra las redes y estados que pudieran sostenerlo, apoyarlo o dar lugar a su desarrollo. Sin embargo, la percepción de cercanía y/o inminencia de esta amenaza varía radicalmente en las distintas regiones del mundo. Para muchos de los países americanos el terrorismo es también percibido como una seria amenaza, así como el narcotráfico, pero ese terrorismo se identifica muchas veces con movimientos locales. En un segundo rango, se ubican la pobreza y las carencias sociales, el tráfico de armas, los problemas medioambientales y los desastres naturales. En un tercer nivel, se ubica al crimen organizado, aunque esto pudiera vincularse tanto al tráfico de armas como al terrorismo y el narcotráfico. La globalización, la desregulación bancaria y los acuerdos de libre comercio facilitan, sin duda, el desarrollo de los pueblos de la región; pero también son aprovechados por las mafias de narcotraficantes y por el crimen organizado, que en algunos aspectos actúan como grandes empresas multinacionales. En su accionar utilizan ampliamente el medio marítimo, y es previsible que continúen haciéndolo por un tema de costo-eficacia, tal y como actúan las grandes corporaciones en su comercio legal. Tal situación genera un marco de incertidumbre o “niebla” donde la escasa presencia de los estados facilita otro tipo de actividades ilegales, como el tráfico de armas y el terrorismo. Una de las mayores vulnerabilidades que se vislumbra en la región proviene de la crisis de gobernabilidad que afecta a algunos países. Esto, obviamente, dificulta brindar niveles adecuados de seguridad a los ciudadanos de los países donde estas crisis se producen, generando una sensación inversa ante el temor a la violencia social que puede estallar por reclamos de amplios sectores de la población cuyas necesidades básicas no son satisfechas. La mala gestión de los asuntos públicos (corrupción, abuso de poder, debilidad de las instituciones e incumplimiento de la obligación de rendir cuentas) alimenta contradicciones internas y puede dar origen a conflictos sociales que corroan a los Estados desde dentro, destruyendo o afectando seriamente a su institucionalidad. El debilitamiento de los estados es un fenómeno alarmante que mina la gobernabilidad y contribuye a aumentar la inestabilidad regional, pues es en esos países donde surgen con mayor facilidad las nuevas amenazas. Marco normativo internacional Las cartas constitutivas de la ONU y de la OEA inducen a los estados miembros a tener conductas proactivas para mantener la paz y la seguridad internacional, tomando medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz. A nivel hemisférico los órganos que operan esta arquitectura de seguridad son la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), el Comité Interamericano Contra el Terrorismo (CICTE) y el Comité Interamericano para la Reducción de los Desastres Naturales (CIRDN). Adicionalmente, se cuenta con la Corte Interamericana de Derechos Humanos y con la Junta Interamericana de Defensa (JID). 114 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Asimismo, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) establece un sistema de seguridad hemisférica contra una posible agresión externa, y junto con el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas (Pacto de Bogotá) establecen mecanismos 2 para evitar conflictos entre los estados del continente. Por otro lado, diversos acuerdos y mecanismos bilaterales y subregionales en materia de seguridad y defensa, contribuyen a fortalecer el esquema de seguridad hemisférica. Los cuestionamientos al TIAR, surgidos luego de la Guerra de Malvinas, así como la creciente preocupación de los estados americanos por las nuevas amenazas, llevaron a que la OEA emitiera una Declaración sobre Seguridad en las Américas (28 de octubre de 2003), reafirmando su compromiso por revitalizar y fortalecer los órganos, instituciones y mecanismos del sistema de seguridad hemisférica. Todos estos tratados y declaraciones constituyen el marco legal sobre el cual se puede construir un mejor sistema de seguridad americano, pero la condición fundamental para lograrlo es que las normas evolucionen en consonancia con los acontecimientos. En tal sentido, es imperioso revisar este marco regulador y adecuarlo a las actuales y futuras necesidades de seguridad y defensa del continente, construyendo así un verdadero sistema cooperativo de seguridad regional que permita dar respuesta eficaz a las nuevas 3 amenazas a la paz y a la estabilidad continental. Para un adecuado funcionamiento de dicho sistema se requerirá del decidido apoyo de los estados participantes. Objetivos Objetivos de seguridad regional · Evitar que la Seguridad del Hemisferio se vea afectada por las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos de naturaleza diversa, conjurándolas con los medios políticos, diplomáticos y de defensa más adecuados. · Contribuir al fortalecimiento de los órganos, instituciones y mecanismos del Sistema Interamericano, así como de las instancias subregionales. · Contribuir a crear ambiente de confianza mutua entre estados miembros. · Contribuir al fortalecimiento de la democracia en el Hemisferio, propiciando la acción cooperativa de las distintas organizaciones nacionales y, en algunos casos, del sector privado y la sociedad civil. Objetivos de defensa regional · Establecer y operar organizaciones militares multinacionales que puedan intervenir de manera oportuna y contundente ante las nuevas amenazas. · Controlar áreas marítimas y aeroespaciales de interés común, estableciendo eficientes sistemas de inteligencia que aseguren el intercambio y acceso de información oportuna y veraz. UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA REGIONAL CONTRA NUEVAS AMENAZAS 115 · Establecer mecanismos de cooperación para contribuir al esfuerzo colectivo de defensa, mejorando de esa manera la seguridad regional. Estrategia marítima regional Supuestos estratégicos · Las nuevas amenazas no se pueden conjurar por vía de la negociación. · La forma más efectiva de combatirlas es la intervención militar directa, rápida y oportuna. · La inestabilidad política y la limitación de recursos de algunos países representan un peligro para el eficiente funcionamiento de un sistema de seguridad cooperativo en la región. · Las nuevas amenazas continuarán utilizando extensamente el medio marítimo para el desarrollo de sus actividades. · Las operaciones combinadas multinacionales se verán limitadas por los diferentes grados de alistamiento y entrenamiento de sus elementos involucrados, así como por las diferencias tecnológicas de sus sistemas. Estrategia. Para combatir eficazmente a las nuevas amenazas en el ámbito marítimo será necesario contar con un modelo de seguridad regional o continental que permita llevar a cabo operaciones navales combinadas multinacionales. Este sistema deberá basarse en los siguientes conceptos: Ambiente de confianza y compromiso verdadero. Esto es indispensable para descubrir canales novedosos de intercambio de información y apoyo mutuo entre las armadas participantes; permitiendo acortar brechas tecnológicas, establecer doctrinas operacionales comunes, estandarizar procedimientos y compatibilizar los equipos de comunicaciones, así como desarrollar capacidades de apoyo logístico mutuo. Todo ello facilitará identificar y combatir a las nuevas amenazas. Fuerzas de tarea combinadas multinacionales. Las características de las nuevas amenazas, y la dificultad de identificarlas, crean situaciones de incertidumbre y crisis en el ámbito marítimo que requieren ser conjuradas mediante el empleo oportuno de la fuerza. Por ello, será necesario contar con una organización de tarea muy versátil, que asegure una respuesta rápida y efectiva. Dicha organización estaría formada por fuerzas multinacionales y combinadas, siendo dirigida desde puestos de comando asociados, bajo la autoridad de un comandante de fuerza de tarea, de forma temporal o permanente, y según los criterios de disponibilidad que la situación amerite. Deben ser fuerzas multinacionales con gran capacidad de reacción y flexibilidad, capaces de un despliegue rápido tanto en ámbito nacional como internacional. Fuerzas de este tipo proveen una respuesta inicial y urgente a la seguridad colectiva pues son organizaciones stand by, en condiciones de ser movilizadas en un corto período de tiempo ante determinadas emergencias. Su alta movilidad y alistamiento les permite 116 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA estar en el terreno de conflicto en poco tiempo, pudiendo ser empeñadas por el tiempo que se requiera para neutralizar la amenaza. Para que esto se pueda llevar a cabo, cada país integrante del sistema debe aportar cierta cantidad y tipo de unidades para llevar a cabo las tareas y operaciones que se requieran, debiendo encontrarse listas en sus puertos base para conformar la organización de tarea en tiempos relativamente cortos. Se conformarían organizaciones de tarea por subregiones, como se señala más adelante, y las fuerzas se clasificarían según su grado de disponibilidad. Esta iniciativa estimulará una mayor cooperación regional en el campo de la seguridad, respaldando un diálogo profesional en el que intervengan las autoridades de los diferentes países, en estricto cumplimiento al marco jurídico vigente. También impactará en el plano nacional, incentivando la modernización y estandarización las unidades y todos sus sistemas. Todo ello, sin duda, impactará en las organizaciones navales nacionales, llevándolas a adquirir una estructura más ágil y flexible, manteniendo un alto nivel de entrenamiento y versatilidad para actuar en diferentes escenarios y cumplir diversas misiones. En lo específicamente operacional, se deberá disponer de una efectiva integración, a partir del establecimiento de un estado mayor combinado multinacional. Esto alentará una cultura de defensa común y permitirá desarrollar una doctrina y una estrategia aceptada por todos los estados. Asimismo, un esquema como el propuesto pondera las capacidades singulares que posee cada Armada, y perfecciona las capacidades nacionales al compatibilizar la logística y la interoperabilidad de los sistemas. En un esfuerzo de seguridad cooperativa regional, la falta de interoperabilidad entre marinas minimizará el peso cualitativo de la organización de tarea multinacional. Para evitar este impacto negativo será necesario reducir la brecha tecnológica, así como adecuar y estandarizar las doctrinas, técnicas y procedimientos de operación, poniendo énfasis en lograr un continuo y elevado nivel de entrenamiento. Enfrentar nuevas amenazas puede implicar situaciones de crisis y/o conflicto, siendo necesario desarrollar conceptos estratégicos específicos, tales como: Disuasión. Mediante demostración de capacidades reales durante el entrenamiento sistemático de una fuerza adecuada en estructura y magnitud. Contención. Efectuando operaciones permanentes de vigilancia y patrullaje marítimo. Interdicción y Cooperación. Efectuando operaciones de patrullaje y vigilancia en el medio marítimo en coordinación con otros sectores del Estado, así como implementando planes de interdicción marítima a niveles subregionales, con la finalidad de alcanzar un efectivo control de las áreas de interés, siempre dentro de un estricto respeto del marco jurídico nacional e internacional vigente. UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA REGIONAL CONTRA NUEVAS AMENAZAS 117 Considerando la amplitud de concepto y la constelación de actores, estimamos que el Sistema de Seguridad Cooperativo Regional debe organizarse en cinco subregiones, cada una de las cuales asumirá el control de un área marítima. Cada subregión establecerá su propia organización en función a las capacidades de las armadas comprendidas, pudiendo recibir el apoyo de otras subregiones si la situación lo ameritase. Una arquitectura de seguridad fundada y desarrollada desde lo subregional tendrá como característica ser flexible, modular, cooperativa y colectiva. Las armadas con mayor disponibilidad de medios podrán actuar en una o más subregiones, colaborando en la protección de áreas de interés común. Subregiones Países Cono Sur Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay Región Andina Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Chile. América Central América Central y México Caribe Naciones del Caribe, alrededores y Venezuela América del Norte Los Estados Unidos, Canadá Para hacer posible la integración horizontal de las plataformas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento marítimo (ISR) se deberá emplear tecnologías de información compatibles que permitan un adecuado y eficiente comando y control. Las características de las nuevas amenazas hacen necesario reducir la brecha tecnológica para establecer mecanismos de intercambio de información oportuna entre las instituciones que permitan tener el adecuado control en tiempo real de las áreas de interés. Herramientas y/o medios necesarios · Tratados y Acuerdos regionales de seguridad. · Recursos económicos. Los estados integrantes del sistema deberán emplear con eficacia sus respectivos recursos presupuestales, y los aportes que puedan recibir de la cooperación internacional, para que sus respectivas unidades navales puedan alcanzar los niveles de movilidad y flexibilidad deseados. · Recursos humanos y materiales. Los estados integrantes del sistema destinarán ambos recursos con niveles de alistamiento y con los estándares de compatibilidad de equipos y sistemas requeridos por el sistema. · Tecnología de información. La información oportuna y exacta será la clave del éxito de las operaciones que lleve a cabo el sistema. Ello demandará no sólo una eficiente labor de inteligencia y adecuados niveles de intercambio de información, sino que también implicará compatibilizar tecnológicamente los sistemas y equipos involucrados. · Recursos limitados. Al igual que lo que ocurre con los individuos, los gobiernos muchas veces tienen que alcanzar objetivos nacionales que exceden los recursos disponibles. Todo país debe elegir entre las necesidades opuestas y las alternativas que 118 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA se excluyen mutuamente. Las fuerzas armadas compiten por recursos con muchas otras entidades del estado, especialmente cuando no se percibe una amenaza seria a la seguridad nacional. Es pues importante resaltar que el grado de inversión en seguridad y defensa nacional irá en proporción directa a la percepción que tiene la sociedad sobre las amenazas que se ciernen sobre ella. Conclusiones La estrategia marítima regional contribuirá a consolidar un sistema de cooperación de seguridad regional que permita dar una respuesta eficaz ante el quebrantamiento de la paz y de la estabilidad internacional, y ante las nuevas amenazas de características transnacionales. No será la solución perfecta, pues se requiere la participación de muchos otros actores del ámbito regional para lograr una solución integral; sin embargo, podrá impulsar un sistema integral cooperativo regional en el ámbito de la seguridad. La cooperación en materia de seguridad es complicada y diversa, y de acuerdo a la amenaza y a su propia realidad cada país le asigna un peso específico. La estrategia marítima busca unificar criterios, incentivando la cooperación y el apoyo mutuo. Es fundamental crear, desarrollar y mantener procesos de confianza mutua ante las nuevas amenazas; de no ser así, aparecerán obstáculos en el tratamiento de materias sensibles que pueden poner en riesgo el logro de los objetivos estratégicos planteados. La estrategia se sustenta en el compromiso de los países. La voluntad política de los estados para combatir estas nuevas amenazas será determinante para poder conseguir los acuerdos correspondientes. De esta voluntad política se derivará la predisposición de los estados y armadas para aportar con recursos materiales y humanos (fuerzas navales), así como económicos, que contribuyan a mantener un estado de paz duradera en la región. Compatibilizar equipos, sumado al eficiente y oportuno intercambio de información, es la clave del éxito de estas operaciones. El gran reto es alcanzar tecnologías de información compatibles que permitan un adecuado y eficiente sistema de Comando y Control. Los recursos siempre son limitados, especialmente los presupuestarios. En este contexto, lo que destinen los países para la seguridad regional en relación a la dicotomía de seguridad versus gasto social será un limitante a considerar para cualquier acción conjunta ante las nuevas amenazas comunes. UNA ESTRATEGIA MARÍTIMA REGIONAL CONTRA NUEVAS AMENAZAS 119 NOTAS 1. Henry C. Bartlett, G. Paul Holman Jr. y Timothy E. Somes, “El Arte de la Estrategia y el Planeamiento de Fuerzas” publicado originalmente como “The Art of Strategy and Force Planning,” capítulo 2 en Strategy and Force Planning (Estrategia y planificación de fuerzas) 4a ed. (Newport, R.I.: Naval War College Press, 2004) disponible en www.nwc.navy.mil/academics/courses/nsdm/ spanish/Chap2(SP).pdf. 2. Firmado el 2 de septiembre 1947 en Río de Janeiro, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca establece en su artículo 3.1 que, en caso de “...un ataque armado por cualquier Estado contra un Estado Americano, será considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inminente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”. 3. Almirante Ricardo Arboccó Licetti, “Concepción estratégica de la Marina de Guerra del Perú” Revista de Marina (Valparaíso, Armada de Chile, 2003), nº 4. 4. Consideradas en base a las establecidas por el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa (CHDS) 12 Gris sobre gris La asociación crítica entre las armadas de Canadá y de los Estados Unidos Dr. James Boutilier, Armada Canadiense L a Armada Canadiense es una armada de tamaño mediano. Está conformada por tres destructores de clase Iroquois, doce fragatas de clase Halifax con misiles teledirigidos, dos buques cisterna, cuatro submarinos convencionales de clase Victoria y doce buques de defensa costera, todo ello complementado por una flota modesta de helicópteros y aviones de patrulla marítima. Nacida como la Armada Real Canadiense (RCN) el 4 de mayo de 1910, la armada fue, en muchos aspectos, producto de la Armada Real (RN). El naciente servicio marítimo acogió la cultura de la RN y quedó como un subconjunto de hecho de la Armada Real hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando empezó a arrimarse al campo gravitacional de otra gran armada, la Armada de los Estados Unidos (USN). Durante la guerra fría, la RCN (y después de 1968, la Armada Canadiense) recibió la influencia cada vez más profunda de la USN. Siendo una armada pequeña, la Armada Canadiense buscó desde el principio elevar su posición en los foros del poder explotando sus capacidades peculiares. Fue así como en la Segunda Guerra Mundial se convirtió forzosamente en una armada antisubmarina dedicada a cazar y destruir submarinos alemanes en el Atlántico Norte. Conservó dicha capacidad y fama de ahí en adelante, procurando funcionar como asociada de armadas más grandes. El presente escrito explora el crecimiento de lo que bien podría ser la relación naval más íntima del mundo, a saber, la relación entre la Armada Canadiense y la Armada de los Estados Unidos. ¿Cómo llegó a ser, cuáles son sus características y cuál su posible rumbo de evolución? La Armada Canadiense contemporánea es en cierto sentido un accidente de la historia. Si bien sus destructores y petroleros entraron en servicio en la década de los 1970, las fragatas se construyeron en los 1980 y se entregaron en los 1990. Son, pues, navíos de la guerra fría que entraron en servicio en un mundo posterior a dicha guerra. Es 122 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA extraordinariamente improbable que gobierno canadiense alguno hubiese autorizado semejante clase de buques de guerra elegantes y de largo alcance en los penosos ‘90. Lo que daba todavía más valor a los navíos fué el hecho de que los doce navíos de defensa costera entraron en servicio al mismo tiempo, lo cual dejaba libres a los buques más grandes para desplegarse en aguas azules. Tales hechos afortunados se acentuaron con la decisión de enmendar la tradicional disposición de los activos navales canadienses a raíz del reconocimiento de la creciente importancia del océano Pacífico. Antes de mediados de los 1990, aproximadamente el 70 por ciento de la Armada Canadiense se encontraba estacionada en Halifax. Esto no es de sorprender, vistos los imperativos de la guerra antisubmarina en el Atlántico, para no mencionar los nexos institucionales que unían a Canadá con la OTAN así como los 250 años de vinculación de Halifax con el poder marítimo. El litoral occidental de Canadá, a modo de contraste, se veía como algo alejado de los conflictos de la guerra fría y más apto para fines de entrenamiento. Tal percepción empezó a cambiar tras la caída del Muro de Berlín. En 1994, informes oficiales de defensa y política extranjera resaltaban la creciente importancia de Asia (como que el comercio transpacífico había superado el transatlántico en 1983) e instaban a las fuerzas canadienses a entenderse más de cerca con Asia. La Armada Canadiense era el medio obvio para hacerlo, y se trasladaron buques de las Fuerzas Marítimas del Atlántico (MARLANT) de Halifax a las Fuerzas Marítimas del Pacífico (MARPAC) en Esquimalt, Columbia Británica. Sin embargo, no se alcanzó la igualdad. La disposición general de la Armada seguía siendo asimétrica, con aproximadamente el 55 por ciento de la flota basada en Halifax. La tradición, la estructura administrativa de la Armada, los compromisos con la OTAN y la abundancia de instalaciones de reparación argumentaban de modo persuasivo a favor de esta ponderación hacia el litoral oriental. Mas el presente escrito trata mayormente del Pacífico porque fue en aquel océano que la asociación entre la Armada Canadiense y la USN alcanzó niveles inesperados. Para comenzar, la inmensidad del Pacífico y la ausencia de un marco institucional como la OTAN, redobló la importancia de la cooperación de las armadas de Canadá y los Estados Unidos en ese océano. Un acuerdo entre estas dos naciones delegó el cuadrante del Pacífico nororiental al comandante de las Fuerzas Navales Canadienses en el Pacífico en la eventualidad de una guerra. Al mismo tiempo, las áreas de entrenamiento en el sur de California eran ideales para las tripulaciones de destructores y fragatas, ansiosas por escapar del frío y de las turbulentas aguas del Pacífico Norte en el invierno. Hay quienes argumentarían que la presencia de campos de tiro, telemetría de misiles e instalaciones logísticas en el triángulo de Esquimalt–San Diego–Pearl Harbor era un desestímulo a los exigentes despliegues de largo alcance. No obstante, hacia mediados y finales de los 1990 tal argumento comenzó a perder validez y se programaron buques de MARPAC para los ejercicios bienales del Borde del Pacífico (RIMPAC) en aguas hawaianas y más allá al Noreste y sureste Asiático con fines de diplomacia naval. Las fragatas, en virtud de sus “piernas largas” eran muy apropiadas para tales despliegues. Sería erróneo insinuar que la Armada Canadiense estuviese haciendo sus GRIS SOBRE GRIS 123 operaciones por su cuenta, ya que el final de la década de los 1990 fue testigo de una cooperación tecnológica que se profundizaba de modo constante entre la Armada Canadiense y la USN, especialmente en los ámbitos de C4ISR. Tal cooperación se debió en gran parte a la visión y osadía de los almirantes en la USN conscientes no sólo de que su armada estaba perdiendo tamaño (y, como la Armada Real de fama en tiempos anteriores a la Primera Guerra Mundial, necesitaba el apoyo de amigos y aliados) sino también de que había un efecto multiplicador inherente en los sistemas de operación comunes y en la información/inteligencia compartida. No era esta, desde luego, una estrategia exenta de riesgo en una época en que la confianza de los estamentos de defensa e inteligencia estadounidenses se vieron sacudidos por las violaciones de seguridad fatales asociadas con los Walker, Aldrich Ames y Robert Hanssen. No obstante, existía un hondo reservorio de confianza entre las dos comunidades navales tras medio siglo de labores conjuntas, y se decidió elevar la asociación a un nuevo nivel. En un principio, se trató que los buques de guerra canadienses suplementaran a los navíos en los grupos de batalla con portaaviones (CVBGs) de los Estados Unidos o en los grupos de acción en superficie (SAGs). Ello implicó meses de trabajos arduos y despliegues prolongados al Golfo Pérsico y al Mar de Arabia. En muchos aspectos, esto era más fácil decirlo que hacerlo. Si bien las culturas navales estadounidense y canadiense eran similares en sus lineamientos generales, se presentaban impedimentos tecnológicos y organizativos a la cooperación. La USN es la armada tecnológicamente más avanzada del mundo, y toda armada que actúe como su asociada ha de situar sus comunicaciones en estado congruente con los equipos estadounidenses. Esto es una dificultad grande porque la tecnología cambia tan rápidamente que las armadas pequeñas tienen que mantener gastos considerables y continuos para mantenerse a la par con la USN. El resultado práctico de este proceso adaptativo es que los buques tienden a modernizarse tecnológicamente “en escalerilla”. Es decir que el navío más recientemente desplegado con un CVBG o con un SAG estará plenamente modernizado mientras que sus buques hermanos se encontrarán en diversas etapas de atraso tecnológico. Para bien o para mal, la USN no parece estar interesada en disminuir el ritmo de modernización para beneficiar a sus socios más pequeños Estos retos tecnológicos, principalmente en el mundo de C4ISR, son apenas la punta del témpano de hielo, en el sentido de que la compatibilidad en materia de comunicaciones es apenas el primer paso hacia una asociación completa. Un reto igualmente complejo es la interoperabilidad informática. Es decir, los datos provenientes de ciertas fuentes o considerados sensibles se rotulan de inmediato como “NOFORN” para que ningún extranjero tenga acceso a ellos. Afortunadamente para los canadienses, esta prohibición ha empezado a disminuir después de años de colaboración cercana y efectiva. Mas el acceso aún no está exento de impedimentos, y paradójicamente, los comandantes navales canadienses se encuentran con frecuencia prohibiendo la difusión adicional de datos a otros asociados en la coalición porque los últimos no tienen la inestimable ventaja de ser parte de la comunidad de los “Cuatro Ojos”, conformada por Gran Bretaña, Australia, Canadá y los Estados Unidos. Los despliegues a la zona del océano Índico presentan un reto de índole diferente: la tiranía de la distancia. Las fragatas o destructores que se despachan al norte del mar de Arabia para unirse a la Fuerza de Trabajo de la Coalición 150, fuerza dedicada a la guerra 124 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA contra el terrorismo, encuentran que tardan entre treinta y cinco y cuarenta días en simplemente asumir su estación. Según las circunstancias, su pasaje podría ser en compañía de un grupo de batalla con portaaviones, mas con frecuencia van solos. Cualquiera de las situaciones se presta para perfeccionar las destrezas de navegación marítima y batalla pero recorta considerablemente el tiempo que queda para el servicio en estación. Estos despliegues globales encierran sin embargo, una dimensión positiva en el sentido de que el recorrido de los buques generalmente los lleva cerca a los destinos preferidos para ejercicios y diplomacia, como Australia, Singapur o la India. De hecho, en febrero de 2007 el HMCS Ottawa, a su salida de la zona del Golfo Pérsico, se detuvo en la costa occidental de la India para unirse al Ejercicio MALABAR con sus contrapartes de los Estados Unidos y la India. En la era post-9/11, se intensificó la cooperación entre la Armada Canadiense y la USN. Inmediatamente después de los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono, la Armada Canadiense tenía cuatro navíos de la costa oriental y occidental en estación en el norte del mar de Arabia. Era este un nivel de participación claramente insostenible, y el número de buques de guerra canadiense se fue reduciendo paulatinamente. No obstante, con el correr de los años la Armada Canadiense ha desplegado cada uno de sus principales combatientes de superficie al océano Índico, dos veces en algunos casos. Esto ha significado, entre otras cosas, que la Armada Canadiense ha tenido que formar complejas cadenas de suministro y reparación a escala mundial—proeza nada pequeña para una armada de tamaño mediano. Por otro lado, el personal naval canadiense ha tenido acceso a sistemas impresionantes de alerta de situación del teatro. Se podría argumentar que los aportes más grandes a la guerra en coalición se presentaron en dos esferas distintas: el papel de comodoros canadienses como comandantes como comandantes delegados de fuerzas de trabajo y el papel de las tripulaciones de buques canadienses de recibir o abordar centenares de navíos para inspecciones marítimas. Otro fenómeno post-9/11tiene que ver con la Conciencia del Dominio Marítimo. Por largo tiempo, el mundo conservador, amplio y privado (por no decir secreto) de la navegación comercial se ha sustraído al ámbito de la información que asociamos con el transporte aéreo, donde se rastrea cada avión de aerolínea importante en su ruta programada. Tal conocimiento es inexistente en lo que respecta al movimiento de barcos, particularmente en un momento en que tales movimientos aumentan notoriamente como consecuencia del proceso de globalización en permanente aceleración. La Conciencia del Dominio Marítimo —conocer integralmente los movimientos de los navíos a escala mundial— implica no solamente dispositivos técnicos para el rastreo sino también cooperación entre diversas entidades y en el interior de las mismas. Esto supone un reto en el ámbito marítimo por ser tantos los departamentos gubernamentales cuyos mandatos abarcan el territorio costero o se extienden mar afuera. Mientras que la colaboración entre las armadas de los Estados Unidos y Canadá siempre ha sido estrecha, también se ha vuelto más cercana en años recientes entre la Armada de Canadá y diferentes distritos del Servicio de Guardacostas estadounidense. Desafortunadamente, el concepto de una presencia de seguridad continental sin GRIS SOBRE GRIS 125 remiendos es particularmente difícil de alcanzar dadas las diferencias culturales entre el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos y su contraparte canadiense. Mientras el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos constituye una de las fuerzas navales armadas más grandes del mundo, el Servicio de Guardacostas Canadiense es un servicio de la marina mercante sindicalizado y de tamaño modesto que se limita a observar e informar sobre navíos de interés y amenazas marítimas. Otro reto planteado por la guerra global contra el terrorismo es la tensión entre los “juegos locales” y los “juegos lejanos”, o sea un debate sobre el empleo más apropiado de las fuerzas navales nacionales, uno que tenga repercusiones directas en la asociación entre la Armada Canadiense y la USN. Si bien la Armada de los Estados Unidos puede dejar la seguridad costera a los USCG, la Armada Canadiense, por los motivos indicados, no se puede dar ese lujo. En su lugar, hay, o hubo, un debate en ciertos campos sobre si la Armada Canadiense debe o no limitarse a patrullar las aguas nacionales canadienses a expensas de la diplomacia naval de largo alcance, la realización de ejercicios y las empresas en coalición—el llamado “juego lejano”. Esta representación que implicaba escoger lo uno o lo otro gustaba a nivel periodístico pero resultaba simplista al tratar la complejidad de las amenazas marítimas. Felizmente, parece que se ha descartado esa falsa dicotomía al comprender los políticos y formuladores de políticas que el concepto de “juego local” es demasiado parroquiano como estrategia. La posibilidad de influir en los puntos de origen de las amenazas internacionales es una prioridad clara y se logra mejor con despliegues globales. Los despliegues globales también permiten que la Armada Canadiense cumpla los compromisos de Canadá con la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación, una de varias iniciativas post-9/11 en materia de reglamentación cuyo objetivo es atacar las raíces del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva o sus partes componentes. Más recientemente —es decir en 2006— se refinó y adelantó el concepto de asociación en el ámbito naval con el planteamiento concepto de la “armada de mil navíos” por parte de la USN. Este concepto tiene dos mecanismos impulsores, uno de índole práctica y el otro de principio. Como bien lo ha observado del profesor Paul Kennedy de la Universidad de Yale, las armadas del Occidente parecen estar decayendo mientras las armadas asiáticas están en pleno surgimiento. Dicha tesis ciertamente se aplica a la Armada Real y la USN; la última, siendo la más grande armada del mundo, quedó reducida a la mitad numéricamente desde mediados de los años ochentas. Se puede argüir que los buques navales actualmente en servicio son más avanzados, de mayor alcance y más mortíferos que sus antecesores, pero eso no niega el hecho de que un solo destructor no puede estar en dos lugares al mismo tiempo. Esta reducción cuantitativa quizá fuera un tanto más soportable si los compromisos mundiales de los Estados Unidos no hubieron aumentando. Pero lo están, y esa realidad ha dado lugar a lo que Kennedy ha llamado, en otro contexto, una “sobre-extensión imperial”. En la práctica, la situación recuerda aquella que afrontó la Armada Real en vísperas de la Primera Guerra Mundial, cuando los almirantes, desesperados, acudieron a los autoridades en busca de aportes de hombres y material para una Gran Flota que se oponía a la creciente amenaza planteada por la Flota Alemana de Alta Mar. Un siglo más 126 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA tarde, la USN busca cerrar la brecha entre los fines y los medios apelando a la fraternidad marítima para que comparta la carga de mantenimiento de la paz y el orden en el mar. Hay, desde luego, otra motivación, una que surge al comprender que los océanos son las últimas grandes extensiones comunes del mundo, y que incumbe a todas las comunidades navegantes acoger aquel principio. Aquí también entran en juego los antiguos vínculos entre la Armada Canadiense y la USN. El ejercicio de aquella asociación no es un lujo sino un imperativo, especialmente en momentos cuando la región indo-pacífica empieza a exhibir un inquietante grado de fragilidad en el mar. Ahora bien, el hecho de que primero los buques de guerra canadienses complementaran los CVBGs, SAGs y formaciones de los Estados Unidos y luego reemplazaran buques navales estadounidenses dentro de tales formaciones no significa necesariamente que Canadá pueda sostener aquella asociación en todas las circunstancias. Es claro que la Armada Canadiense no ha participado en la guerra en Irak, si bien en la práctica puede ser borrosa la línea divisoria entre rastrear navíos como parte de la guerra global contra el terrorismo y rastrear navíos que pueden, al examinarse más de cerca, resultar con alguna asociación con elementos hostiles en Irak. Otro tanto puede decirse respecto de Taiwán o Corea del Norte. Puede haber buques canadienses obrando en aguas asiáticas con sus contrapartes estadounidenses, pero sería muy improbable que permanecieran en compañía de estos navíos de la USN en caso de hostilidades relacionadas con Taiwán o Corea del Norte. La determinación última vendría en forma de una decisión del gabinete en Ottawa, y el resultado más probable sería que los buques de guerra canadienses permanecieran a un lado. En otros casos, la asociación Armada Canadiense/USN se ve limitada por consideraciones de terceros. Así, aunque existe una relación cada vez más cercana entre la Armada Canadiense y la Fuerza Marítima Japonesa de Auto-Defensa (JMSDF), que abarca incluso ejercicios de buena voluntad y conversaciones de armada a armada, las inquietudes del Japón en materia de seguridad colectiva han impedido, al menos hasta hace poco, que dicha nación realice ejercicios navales robustos con la Armada Canadiense o en ejercicios de la Armada Canadiense/Armada de los Estados Unidos/JMSDF. Una de las grandes ventajas que disfruta la Armada Canadiense es su terreno común con armadas como la JMSDF, la armada de Corea del Sur y la Armada Real Australiana, en el sentido de que todas tienen vínculos de larga data con la USN. Dicho esto, la Armada Canadiense está enteramente exenta de bagaje histórico e ideológico y por tanto se encuentra perfectamente apta para asociarse con estas otras armadas de potencias medianas. No obstante, la asociación será cada vez más difícil de lograr cuando la Armada Canadiense empieza un período de extensa recapitalización en la cual algunos buques de guerra de largo servicio saldrán de las filas de espera para reemplazos pendientes y otros se sacarán de servicio para reparaciones a mitad de sus vidas útiles. Así, pues, la Armada Canadiense comienza un período de especial dificultad en que la transformación de las fuerzas canadienses, unida a las exigencias asociadas con la campaña en Afganistán y a los gastos asociados con la revitalización de la flota, tendrán el efecto de calificar la eficacia general de la Armada en el preciso momento en que el avance de las asociaciones marítimas en general, y con la USN en particular, representa un imperativo nacional. GRIS SOBRE GRIS 127 En virtud de su tamaño, historia y ubicación, la Armada Canadiense siempre ha sido una armada peculiar. Ha salido al escenario en tiempos de paz y guerra con un abanico de aptitudes aptas para acentuar la eficacia general de las coaliciones navales. Desde el comienzo, la RCN, y luego la Armada Canadiense, ha sido una fuerza naval de aguas azules. Las fuerzas exógenas y domésticos que obran en Canadá habrían podido dictar lo contrario, pero la larga asociación de la Armada Canadiense con las más grandes armadas imperiales del mundo aseguró que las aspiraciones de aguas azules fueran un elemento inherente en la experiencia naval canadiense. Tomados en conjunto, estos dos fenómenos —la realidad de una armada peculiar y el legado de aguas azules— han asegurado que la Armada Canadiense sea el asociado naval por excelencia. Este fue el caso, ciertamente, durante la guerra fría, con la fuerza naval permanente de la OTAN en el Atlántico, y ha seguido así en la era de la posguerra, en que la asociación entre la Armada Canadiense y la Armada de los Estados Unidos se ha madurado y profundizado a escala global, para beneficio de todos los que se echan a la mar. NOTA Las opiniones presentadas en este escrito son únicamente del autor y no representan políticas oficiales del Departamento Nacional de Defensa de Canadá. 13 Cooperación en la seguridad nacional Hacia un nuevo sistema de seguridad hemisférica Capitán de Navío James Thornberry Schiantarelli, Marina de Guerra del Perú Coronel de Marina César Aguirre Rodríguez, Fuerza Aérea del Perú Capitán de Navío Luis García Barrionuevo, Marina de Guerra del Perú E n un mundo en constante cambio, el siglo XXI se inicia con una realidad incontrastable: mientras Estados Unidos se consolida como potencia predominante, muchos de los países latinoamericanos siguen inmersos en su habitual turbulencia política y social. El tema es que todos estos países comparten el continente con la primera potencial mundial y diversas corrientes ideológicas, así como visiones divergentes, dificultan el accionar en conjunto ante las amenazas comunes. Es innegable que estas amenazas existen, pero también es cierto que cada Estado reacciona de manera diferente, en la medida en que se siente afectado por ellas. Pese a ello, todos los estados se deben dotar de los medios y recursos necesarios para brindar un adecuado nivel de seguridad a sus pobladores, permitiéndoles desarrollar su potencial de modo libre y armónico, en un ambiente social y económicamente estable. Esto también demanda estar listos para defender de manera efectiva sus correspondientes intereses contra los actores que puedan amenazarlos. Lamentablemente, este esquema parece no estar respondiendo a los retos planteados por los nuevos desafíos a la seguridad, plasmados en amenazas que en gran medida asumen un carácter transnacional y asimétrico. Estas amenazas incluyen el terrorismo, el narcotráfico, la contaminación ambiental, la inmigración ilegal, el tráfico ilegal de armas, el contrabando, la piratería, la proliferación de armas de destrucción masiva y la sobreexplotación de recursos naturales. Planteado de esta manera el panorama, resulta crecientemente necesario que los estados actúen de manera cooperativa para defenderse ante estas nuevas amenazas. Esto conlleva 130 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA identificar intereses y objetivos comunes en el ámbito de la seguridad y la defensa y es ahí donde nuestro continente parecería enfrentar las mayores dificultades. Así, si bien en octubre de 2003 los países miembros de la Organización de Estados Americanos se comprometieron a trabajar por el “fortalecimiento de los mecanismos de cooperación… para enfrentar las amenazas tradicionales, las nuevas amenazas, las preocupaciones y otros desafíos que confronta el Hemisferio”; en términos concretos se 1 ha avanzado muy poco. Muestra de ello es la escasa efectividad del Sistema de Defensa Hemisférica y de sus mecanismos de acción, al punto que en la práctica se le puede considerar inexistente. Esto genera continuos cuestionamientos por parte de los propios países integrantes del mismo. Análisis de las amenazas Situación Luego del desmoronamiento de la Unión Soviética y con ella del principal impulsor del comunismo, los países occidentales debieron reorientar sus esquemas de seguridad, pues hasta entonces sus organizaciones multilaterales y regionales de defensa partían del supuesto de que la influencia comunista se materializaría en un conflicto directo. En ese sentido, durante más de cuarenta y cinco años, las doctrinas de defensa de las principales potencias se centraron en amenazas simétricas, con capacidades convencionales y nucleares, sin descartar la posibilidad del empleo de armas químicas y bacteriológicas. En nuestro continente, este tipo de amenaza estuvo representado por Cuba y los movimientos de izquierda que optaron por la lucha armada. Paralelamente, varios países latinoamericanos mantuvieron disputas limítrofes que, en mayor o menor medida, impedían consolidar un esquema de seguridad cooperativa, enturbiándolo con asuntos bilaterales pendientes. La desaparición de la amenaza comunista eliminó uno de los argumentos centrales para el funcionamiento del Sistema de Seguridad Hemisférica y trajo nuevamente a la palestra viejos diferendos y desconfianzas que se reflejan aún hoy en los documentos relativos a la seguridad generados al interior de la OEA y en otros foros regionales y subregionales. En efecto, a pesar del esfuerzo desplegado por los Jefes de Estado, los Ministros de Relaciones Exteriores y los de Defensa, el continente americano no ha llegado a consolidar sus mecanismos de solución pacífica de controversias, tal como se previó en 2 el Pacto de Bogotá. Si bien estos mecanismos han llegado a actuar con éxito en algunos casos, esto se debió, con escasas excepciones, a la intervención de mecanismos 3 extra-continentales, tales como arbitrajes o la Corte Internacional de Justicia. Las nuevas amenazas que hoy se ciernen sobre el continente, que en el fondo no son del todo nuevas, han cobrado proporciones que desbordan y trascienden las fronteras estatales. Problemas como el terrorismo, que anteriormente circunscribía su accionar al territorio de algunos países y era impulsado generalmente por ideologías políticas radicales de corte marxista, han dado origen a verdaderas organizaciones delictivas que se financian a través de la realización de actividades ilícitas y que se desplazan de un país a otros según sus necesidades de financiamiento lo demanden. De esta manera, COOPERACIÓN EN LA SEGURIDAD NACIONAL 131 amenazas a la seguridad que antiguamente eran competencia de cada estado, pasan a convertirse en complejas redes de crimen organizado que se consolidan en torno a intereses económicos y que, a menudo, se esconden tras negocios aparentemente lícitos. Esta situación se agudiza debido a la pobreza y la exclusión social, desbordando muchas veces la capacidad de los estados para enfrentar ese tipo de amenaza sin apoyo de otros países de la región. Pese a la complejidad de estos problemas de seguridad, el Hemisferio Occidental constituye una de las zonas de menor riesgo de conflicto en el mundo, por lo que el foco de la atención de Estados Unidos se centra en otras áreas del globo. Corea del Norte, Irán, China, India y Rusia, son vistos cada vez con mayor atención como potenciales amenazas a los intereses norteamericanos y concentran la mayor parte de su esfuerzo de defensa; siendo éste comprensiblemente menor en el ámbito continental. Ni siquiera el viraje hacia la izquierda de algunos gobiernos, o el discurso claramente anti norteamericano de sus líderes, ha conseguido que esa situación varíe. Lo que sí parece preocupar en mayor medida a Estados Unidos es la posibilidad de que el desborde de las nuevas amenazas desestabilice la región y afecte finalmente sus intereses. Proyección La situación descrita hace prever que, en el mediano plazo, las amenazas que actualmente se ciernen sobre el Hemisferio vayan ganando terreno ante la incapacidad de los Estados para combatirlas de manera concertada. En este escenario, es posible que el narcotráfico extienda sus redes de influencia a través de la corrupción, utilizando los fondos obtenidos de la comercialización de drogas y del lavado de dinero. Asimismo, podrá auspiciar movimientos reivindicatorios de campesinos sembradores de coca, marihuana y amapola, que eventualmente pueden convertirse en grupos políticos de gran influencia en países como Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. También es previsible que los medios para el traslado de la droga a los mercados de los Estados Unidos y Europa continúen variando para adaptarse a la respuesta de las fuerzas del orden, no excluyendo ningún medio ni espacio para lograr el objetivo de llevar la mercancía a su destino. Por esa razón, ningún país puede considerarse a salvo de la influencia del narcotráfico, sólo por el hecho de no ser productor de la materia prima para su elaboración, pues buena parte de la actividad de las grandes organizaciones de narcotraficantes se lleva a cabo en países no productores. De igual manera, se considera factible el incremento de los vínculos del narcotráfico con grupos violentos, con el fin de llevar a cabo acciones que sirvan de “cortinas de humo” para distraer la atención de las autoridades locales. El terrorismo internacional encontrará en este ambiente de confusión un campo apropiado para preparar o incluso lanzar sus ataques. Otras actividades ilícitas, como la piratería, el tráfico ilegal de personas y el contrabando de armas, continuarán amenazando la seguridad de los países de la región en su conjunto. No se puede descartar que una eventual conflagración futura en el Medio Oriente o en Asia obligue a los países del Hemisferio a asumir una posición respecto al mismo. Ello 132 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA podría acarrear algunas amenazas a la región, debiendo contarse con un sistema de seguridad cooperativo que permita hacerles frente. Escenarios Pesimista. La creciente apertura de los mercados asiáticos, especialmente el chino, produce un incremento en la demanda de drogas, impactando de manera proporcional en el tráfico ilícito de drogas de la región. Esto último genera mayor actividad en los grupos armados con los que opera el narcotráfico, llevándolos a tomar el control de grandes extensiones territoriales en los países en los que se produce la droga, principalmente en los del área andina y en Centroamérica. Esta situación genera una espiral de violencia, causando caos social y serios problemas de gobernabilidad en la región, males que se diseminan a los países aledaños. Probable. Las nuevas amenazas continúan operando en toda la región, concentrando su accionar en los países donde se producen drogas. Otros países se ven afectados por el narcotráfico a medida que la represión fuerza a los traficantes a variar los medios y rutas empleadas. La situación de inseguridad al interior de la región continúa debido a la movilidad de los delincuentes y a su capacidad de financiamiento, que en muchos casos es mayor que la de las fuerzas del orden. Otras actividades ilícitas aprovechan las condiciones favorables para continuar operando. Optimista. El narcotráfico reduce su accionar como fruto del éxito de las medidas represivas implementadas en el Hemisferio. Esta situación lleva a los narcotraficantes a encontrar nuevas zonas de cultivo en Asia, hacia donde se trasladan sembríos y laboratorios de procesamiento. La falta de ingresos hace languidecer a los grupos delictivos violentos vinculados al narcotráfico. Se reduce la necesidad de actuar de manera conjunta en el combate de estas amenazas, permitiendo que cada país pueda controlar las actividades ilícitas dentro de su territorio. Sistema de seguridad hemisférica Situación El Sistema de Seguridad Hemisférica nació con la creación de la Junta Interamericana de Defensa (JID), en 1942 y se fortaleció con la firma del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), en 1947 y con la creación del Colegio Interamericano de Defensa (CID), en 1962. Sin embargo, pese a tener más de medio siglo de funcionamiento, el sistema no ha llegado a consolidarse plenamente. Por ejemplo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) nunca llegó a convocar al Comité Consultivo de Defensa, establecido en su carta constitutiva “para asesorar al Órgano de 4 Consulta en los problemas de colaboración militar”. En el 2006, en virtud de una decisión de la Asamblea General de la OEA adoptada en 1993, la JID pasó a ser un organismo de asesoramiento técnico, consultivo y educativo en los asuntos militares y de defensa en el Hemisferio, quedando los aspectos de decisión a cargo de la Comisión de Seguridad Hemisférica y de la Asamblea General. De esta COOPERACIÓN EN LA SEGURIDAD NACIONAL 133 manera, el Sistema de Defensa Hemisférica ha quedado, como corresponde, íntegramente subordinado al poder legítimamente elegido de los países miembros de la OEA. Sin embargo, a pesar de las múltiples declaraciones y documentos suscritos sobre la necesidad de articular medidas comunes para enfrentar las nuevas amenazas, el Sistema carece aun de una estructura verdaderamente funcional que le permita tomar decisiones, definir objetivos, establecer estrategias y, por encima de todo, definir y ejecutar las acciones necesarias para enfrentar las amenazas en forma conjunta. Proyección Los tres escenarios sobre la posible evolución de las amenazas evidencian la necesidad de contar con un sistema de seguridad cooperativa a nivel del Hemisferio. En cualquiera de los casos descritos debemos tener en cuenta que las amenazas calificadas como “nuevas” son en realidad problemas que existen desde hace mucho tiempo, pero que en los últimos años han cobrado importancia al haber sobrepasado la capacidad de acción de los estados en forma individual. Por tal motivo, resulta evidente que aun cuando en un escenario optimista las amenazas pudieran reducir su accionar, éstas podrían resurgir de un momento a otro. En los otros dos escenarios (probable y pesimista), la necesidad de articular un sistema realmente efectivo se convierte en algo aún más urgente. Ciertamente, la efectividad del Sistema de Defensa Hemisférica depende en gran medida de la voluntad política de los países miembros del mismo, pues sin un apropiado respaldo de ese tipo, todo esfuerzo quedará reducido a buenas intenciones. Por tal motivo, para poder avanzar en el largo camino por lograr dicho apoyo político, resulta indispensable buscar los puntos de consenso y establecer las bases para redefinir el actual Sistema de Defensa Hemisférica. Este proceso debe realizarse sobre la base de una apreciación objetiva de las amenazas, procurando despolitizar la agenda regional para evitar que diferendos o disputas pendientes impidan llegar a acuerdos concretos. El Sistema de Seguridad Hemisférica debe ser un instrumento de cooperación con carácter operativo y no un foro de discusión ni un instrumento de imposición de la voluntad de unos sobre otros. Debe ser rediseñado como un mecanismo para enfrentar las amenazas que sobrepasen la capacidad de los estados o que desborden sus fronteras. Este proceso debe construirse en torno a la confianza mutua. Como señaló Hernán Patiño Mayer, primer presidente de la Comisión Especial de Seguridad Hemisférica de la OEA, la construcción de confianza es una de las características fundamentales del 5 modelo cooperativo de seguridad. La reconfiguración del Sistema de Seguridad debe darse de manera progresiva pero eficaz, para lo cual será necesario elaborar un programa que considere etapas y acciones definidas hasta su funcionamiento pleno como organismo regional y que si bien debe estar plenamente subordinado al poder civil legítimo de los Estados, debe ser de carácter apolítico y de naturaleza únicamente operativa. Adicionalmente, teniendo en cuenta que la participación debe ser siempre libre y voluntaria, el sistema debe considerar la posibilidad de que algunos de sus miembros lo hagan de manera limitada o incluso que se abstengan de hacerlo cuando así lo decidan o la situación interna no se lo permita. 134 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA De igual manera, debido a que se trata de un sistema cooperativo, es indispensable respetar la soberanía de los países, para lo cual debe considerarse la posibilidad de la existencia de zonas no incluidas dentro del sistema, en caso los países así lo consideren conveniente. En ese mismo ámbito, las fuerzas nacionales deben tener prioridad de actuación en su territorio, reservándose la intervención multinacional para casos y ámbitos excepcionales y claramente definidos. Sobre la conveniencia de contar con un sistema de seguridad cooperativo, Randall Caroline Forsberg, directora ejecutiva del Instituto de Estudios para la Defensa y el Desarme sostiene: “En general, un sistema de seguridad cooperativa haría que el mundo emprendiera el camino que conduce al fin a la 6 guerra”. Escenarios En el mediano plazo se vislumbran tres escenarios posibles en el ámbito de la cooperación y seguridad hemisférica: Pesimista: el panorama se muestra complicado, los problemas de gobernabilidad y las discrepancias entre los estados, vinculadas a posiciones nacionalistas extremas y al resurgimiento de antiguas disputas, impiden alcanzar un nivel mínimo de concertación que permita articular medidas para la seguridad cooperativa. Cada estado enfrenta las amenazas en función a su visión particular y con los medios de que dispone. Probable: la mayoría de los gobiernos es consciente de la transnacionalidad de las amenazas y de la necesidad de actuar en conjunto, pero las posiciones discrepantes de algunos estados y la falta de voluntad política para concretar las intenciones, hace que se continúe con declaraciones de carácter general, sin mayor peso real como instrumentos vinculantes, dejando la mayor parte de las acciones a acuerdo bilaterales coyunturales que derivan en esfuerzos aislados e incompletos para enfrentar las amenazas. Optimista: los estados del Hemisferio optan por enfrentar las amenazas de manera conjunta, articulando un sistema de seguridad cooperativa realmente operativo y con capacidad de enfrentar dichas amenazas de manera continua (no coyuntural), en cualquier ámbito del continente, contribuyendo con ello a consolidar la democracia y la gobernabilidad en el mediano y largo plazo. Propuesta para el rediseño del sistema de seguridad hemisférica Etapas previas Como se ha mencionado, el rediseño del Sistema de Seguridad Hemisférica requiere de una decisión política para llevarlo a cabo y de un proceso despolitizado para definir su ámbito de acción y las amenazas a enfrentar, así como su estructura y los parámetros dentro de los cuales deberá desenvolverse. Naturalmente, su accionar estará subordinado al poder legítimo de los estados y se llevará cabo en el marco de respeto absoluto a la soberanía de los países y los derechos de los individuos. En tal sentido, como base para el rediseño del actual sistema de defensa hemisférica, consideramos necesario cumplir las siguientes etapas: COOPERACIÓN EN LA SEGURIDAD NACIONAL 135 · Solución de todas las controversias pendientes entre los Estados miembros, empleando para ello medios pacíficos y con una acción proactiva por parte la OEA, en un plazo límite de diez años. · Identificación de amenazas comunes, aceptadas por consenso, de modo que no se sujeten a visiones políticas particulares o coyunturales de los gobiernos o Estados del continente. · Establecimiento de objetivos concretos (no políticos) en el ámbito de la seguridad que puedan agrupar a la mayor parte de los países de la región. · Elaboración de mecanismos para lograr el consenso y el compromiso para la participación de los países americanos en un sistema de seguridad cooperativa. · Rediseño del actual sistema de seguridad hemisférica con el fin de contar con una estructura verdaderamente funcional y efectiva. Estructura Propuesta El Sistema de Seguridad Hemisférico debe desarrollarse sobre la base de cuatro niveles que permitan, por un lado, su articulación con los estados y el control por parte de sus gobiernos de las actividades que dicho sistema desarrolla; mientras que por otro lado, determinen los objetivos, planes y acciones a efectuar para enfrentar las amenazas con eficacia (ver cuadro). 136 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Nivel Político. Constituido por el Consejo de Seguridad Hemisférica, conformado por los Jefes de Estado del Hemisferio o por sus representantes (Ministros de Relaciones Exteriores o de Defensa), siendo el organismo de más alto nivel del sistema. Nivel Estratégico. Constituido por la actual Comisión de Seguridad Hemisférica, que reforzaría su organización y contaría con un Estado Mayor Hemisférico que actuaría como ente de asesoramiento para el planeamiento estratégico del sistema. Su funcionamiento debe desligarse de toda connotación de carácter político para permitir enfocarse en los puntos de consenso relacionados directamente con la seguridad cooperativa. Nivel Operacional. Constituido por la actual Junta Interamericana de Defensa (JID), la misma que deberá pasar por un proceso de reestructuración para adaptar su organización a las funciones que le asignaría la Comisión de Seguridad Hemisférica, que serían de carácter estrictamente operativo, bajo control directo de la citada comisión y con un cuerpo directivo de naturaleza civil, asistido por un Estado Mayor Operacional. Nivel de Ejecución o Táctico. Conformado por comandos operativos específicos, los mismos que se activarían y desactivarían con orden del órgano de nivel operacional, en función de la situación, conservando de esta manera una estructura flexible que se adapte a las situaciones específicas que se presenten y permita la economía de esfuerzos y medios. CONCLUSIONES · Las nuevas amenazas a la seguridad hemisférica, que asumen en gran medida un carácter transnacional y asimétrico y el escenario probable de evolución de las mismas, evidencian la necesidad de actuar de manera cooperativa a nivel de las Américas, con el fin de enfrentarlas y defender los intereses comunes. · El actual Sistema de Seguridad Hemisférica se encuentra estancado y sin capacidad real para actuar frente a las amenazas tradicionales y nuevas. · La posibilidad de lograr articular un Sistema de Seguridad Hemisférica verdaderamente eficaz dependerá de la voluntad política de sus integrantes. · Una vez tomada la citada decisión política, será necesario llevar a cabo un proceso despolitizado para definir su ámbito de acción y las amenazas a enfrentar, así como su estructura y los parámetros dentro de los cuales deberá desenvolverse. · El Sistema de Seguridad Hemisférica debe desarrollarse sobre la base de la articulación con los estados y el control de sus autoridades legítimamente elegidas sobre las actividades que desarrolla. · El Sistema de Seguridad Hemisférica debe constituirse como un organismo regional, con carácter apolítico y de naturaleza netamente operativa. COOPERACIÓN EN LA SEGURIDAD NACIONAL 137 NOTAS 1. Organización de los Estados Americanos, Declaración Sobre Seguridad en las Américas, Art. 42, (Ciudad de México, 28 de octubre de 2003) disponible en www.oas.org/36ag/espanol/doc_ referencia/DeclaracionMexico_Seguridad.pdf. 2. “American Treaty on Pacific Settlement,” suscrito en Bogotá el 30 de abril de 1948. 3. Como en el caso de Perú y Ecuador, que resolvieron sus diferencias en 1998 con la intervención de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro (Brasil, Argentina, los Estados Unidos y Chile). 4. Carta de la OEA, suscrita en Bogotá en 1948 y reformada por el Protocolo de Buenos Aires en 1967, por el Protocolo de Cartagena de Indias en 1985, por el Protocolo de Washington en 1992, y por el Protocolo de Managua en 1993. 5. OEA, Asamblea General, Resolución AG/RES. 1240 (XXIII-O/93) 6. Aportes a un nuevo concepto de seguridad hemisférica-seguridad cooperativa, Comisión Especial sobre Seguridad Hemisférica, OEA, mayo de 1993. 7. Randall Forsberg, “La Creación de un Sistema Global de Seguridad Cooperativa” Revista Fuerzas Armadas y Sociedad, Vol. X, Nº4 (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Santiago de Chile, 1995). 14 Conclusiones: Ensayos sobre las Américas L os ensayos anteriores sobre estrategia marítima de las Américas presentan una variedad de aproximaciones, perspectivas y actitudes nacionales. Sin embargo, lo que más llama la atención del lector es la fuerte tendencia hacia el consenso de lo que es fundamental entre todos ellos. Tal vez este resultado era predecible. Los hombres y mujeres de mar y aquellas personas que demuestran compromiso con el mundo marítimo, encuentran invariablemente que sus experiencias compartidas los conducen hacia percepciones y cooperación comunes. Esto puede comenzar como la necesidad sentida de proteger a sus colegas de marina de los peligros del mar, pero también de tomar conciencia del potencial que encierran los océanos para brindarle a la humanidad su gran riqueza, y para mejorar el bienestar que genera el comercio internacional. Igualmente, la gente de mar se une cuando se presenta una amenaza para la pesca o el medio ambiente, y sienten la urgencia de trabajar unidos cuando perciben intentos de aprovechar el mar para poner en riesgo la vida en cualquier lugar del mundo. Los ensayos presentaron varios temas comunes. Intereses permanentes en el ámbito marítimo El Contraalmirante Martínez enfatiza la importancia del mar recordándole al lector que dos terceras partes de todos los estados son naciones costeras, que la mayor parte de la población vive en las costas, que la inmensa mayoría del comercio mundial viaja por mar, y que el comercio marítimo ha estado creciendo rápidamente. Según el Capitán de Navío Del Álamo y sus colegas, la globalización ha incrementado la importancia de los océanos al aumentar el intercambio comercial y financiero entre países. El Contraalmirante Niemann dice sin rodeos que la prosperidad de Chile solamente es posible en un ambiente estable, seguro y respetuoso de las leyes internacionales. En su ensayo, el Capitán de Navío Sidders recuerda a los lectores que el interés en el mar va más allá del comercio. La exploración científica y el desarrollo tecnológico son actividades fundamentales, como también lo son la protección de la vida humana y del 140 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA medio ambiente. El capitán Teixeira Martins les recuerda que, mientras el 90 por ciento del comercio mundial viaja por mar, también un porcentaje importante de petróleo y gas se extrae del océano. Por lo tanto, la expansión y la estabilidad económica dependen de la existencia de un ambiente marítimo seguro. Desafíos tradicionales y nuevas amenazas El Contraalmirante Martínez ve un cambio en el paradigma de la estrategia marítima a partir del final de la Guerra Fría. Sostiene que la estrategia marítima “no solamente existe para pelear y ganar guerras en el mar”. Más bien, la estrategia marítima debería diseñarse de nuevo con base en la cooperación, “con la visión de consolidar la paz, la cooperación y la seguridad en…áreas marinas”. Con respecto a otro cambio en el ámbito internacional, el Capitán de Navío Del Álamo y sus colegas sostienen que los ataques del 11 de septiembre y los que siguieron, representan una nueva amenaza internacional frente a la cual ni Perú ni otros países están exentos. De la misma manera, el tráfico ilegal de drogas y materiales radiactivos presentan una nueva amenaza transnacional. Con frecuencia, estas amenazas son asimétricas y, por lo tanto, exigen respuestas nuevas e imaginativas. Según el Contraalmirante Balaresque y sus colegas, si nadie sabe quién es el enemigo, siempre será muy difícil afrontar cambios en el ámbito internacional. Anotan que la mayoría de los países latinoamericanos no consideran que el terrorismo de estado sea una amenaza real. En la mayoría de los casos se considera como un problema interno donde solo deben actuar los organismos de seguridad del estado —una visión que niega expresamente el uso y la cooperación de las fuerzas armadas. La Profesora Möller y sus asociados consideran que las características particulares de las nuevas amenazas tienden a sobrepasar las capacidades que los estados han desarrollado individualmente para neutralizar su vulnerabilidad, riesgos y amenazas a sus intereses vitales, y que esto genera la “necesidad de respuestas coordinadas multilaterales de cooperación que se deben integrar al ambiente multilateral transnacional mediante cooperación para la seguridad”. Adjuntando otra dimensión al análisis de la estrategia marítima con base en una mirada a la historia colonial, el Contraalmirante Troitiño sostiene que la estrategia marítima desempeñó un papel fundamental en la formación de Argentina como nación, puesto que España buscaba la manera de proteger el transporte de tesoros desde el virreinato del Perú hasta Europa. El poderío marítimo se usó posteriormente para integrar las diferentes regiones de Argentina y, según el almirante Troitiño, podría contribuir a lograr esta meta aún en el presente. La necesidad de trabajar unidos El Capitán de Navío Sidders piensa que la estrategia marítima se desarrolla con la contribución de diferentes actores que están vinculados de alguna manera por “la ventaja del poderío sinérgico de la cooperación, el cual multiplica las ganancias de todos los participantes”. El almirante Niemann está de acuerdo en que “mejorar la seguridad CONCLUSIONES: ENSAYOS SOBRE LAS AMÉRICAS 141 internacional debe ser un esfuerzo compartido” y agrega que cuando la seguridad mejora gracias a la cooperación, “no es ético beneficiarse de las condiciones de seguridad y de la estabilidad resultante sin haber participado activamente en lograrlas”. Hablando a nombre de su propio país, el almirante Niemann suministra el punto de vista de que “Chile (debe) participar activamente en el escenario internacional, contribuyendo a la gobernabilidad de la globalización y al desarrollo de nuestra región”. El Contraalmirante Niemann escribe: “Chile estaría dispuesto a cooperar, conforme a sus capacidades, con la estrategia marítima de los Estados Unidos, teniendo en cuenta sus intereses nacionales, la motivación humanitaria y el orden legal internacional”. Sugiere que para identificar áreas de cooperación, se tiene que empezar por examinar las misiones navales de Chile y los Estados Unidos. Puesto que el 95 por ciento del comercio de Brasil se mueve por mar y el 90 por ciento del petróleo de su país se extrae del mar, el Capitán de Navío Teixeira Martins piensa que la cooperación con los Estados Unidos es atractiva para mejorar su seguridad marítima “si dicha cooperación es de apoyo mutuo en el campo de la seguridad militar, el intercambio de inteligencia, la implementación de maniobras conjuntas, e intercambios académicos, de doctrinas y de tecnología”. Recalcando un punto parecido, el Capitán de Navío Roth asegura que el éxito de cualquier estrategia que implica socios internacionales debe estar enfocado en la importancia de compartir información de inteligencia. La superioridad tecnológica permite adquirir un gran caudal de datos en períodos cortos de tiempo, pero los datos sin procesar son tan solo datos, no inteligencia. A menudo, los datos se deben analizar junto con otra información para que se puedan procesar como inteligencia. “Un solo navío en el lugar correcto, en el momento correcto, y bajo condiciones adecuadas para evitar una amenaza puede ser más valioso que varios navíos que navegan sin rumbo fijo por la inmensidad del mar”. La Profesora Möller y su equipo hacen énfasis en que “al final, la región presenta una situación de condiciones de seguridad cambiantes y activas”, pero, en general, “demuestra que existe un alto grado de cooperación. Se han dado algunos pasos para disminuir el grado de conflicto entre estados y para eliminar la amenaza de las armas de destrucción masiva. Por tal motivo, las medidas de cooperación para la seguridad que se han perfeccionado, han mejorado la transparencia y equilibrado las relaciones en el ámbito de la defensa”. Algunos ejemplos son “el establecimiento de medidas de mutua confianza, publicaciones sobre defensa y el desarrollo de metodologías para comparar los gastos de defensa entre Argentina y Chile” y entre Perú y Chile, como también entre Perú y Ecuador. El Capitán de Navío Del Álamo y sus colegas proponen unos nuevos arreglos internacionales de organización para hacer frente a las nuevas amenazas. En el primer caso, la armada del Perú debería trabajar más de cerca con la Policía Nacional. Los autores subrayan la necesidad de que haya mayor cooperación entre los cuerpos de ley y las organizaciones de inteligencia. Igualmente, argumentan que las nuevas amenazas requieren de un llamado para mayor cooperación entre armadas. 142 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA De las lecciones aprendidas por América del Norte, el Dr. Boutilier recuerda que después de la Guerra Fría, “la inmensidad del Pacífico y la ausencia de un marco institucional como la OTAN, redobló la importancia de la cooperación de las armadas de Canadá y los Estados Unidos en ese océano. Un acuerdo entre estas dos naciones delegó el cuadrante del Pacífico nororiental al Comandante de las Fuerzas Navales Canadienses en el Pacífico en la eventualidad de una guerra. Al mismo tiempo, las áreas de entrenamiento en el sur de California eran ideales para las tripulaciones de destructores y fragatas, ansiosas por escapar del frío y de las turbulentas aguas del Pacífico Norte en el invierno”. Según el Dr. Boutilier, esta “cooperación se debió en gran parte a la visión y osadía de los almirantes en la USN conscientes no sólo de que su armada estaba perdiendo tamaño (y como la Armada Real famosa en tiempos anteriores a la Primera guerra Mundial, necesitaba el apoyo de amigos y aliados) sino también de que había un efecto multiplicador inherente en los sistemas de operación comunes” y en compartir información e inteligencia. Más aun, “existía mucha confianza entre las dos comunidades navales después de medio siglo de trabajar juntas; por eso decidieron llevar su cooperación a un nivel más alto”. La compleja seguridad marítima Según el Contraalmirante Niemann, “la seguridad marítima se alcanza combinando las actividades de seguridad marítima públicas y privadas a escala global, para convertirlas en un esfuerzo lógico e integrado que responda ante las amenazas que vienen del mar”. Esta observación se compagina bien con la aproximación integral tomada por los servicios marítimos de los Estados Unidos para desarrollar una estrategia marítima. La Profesora Möller y sus colegas sugieren que la mejor cooperación de Chile “con la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos, sería posible si intensificáramos el control y la vigilancia de nuestros espacios marítimos sobre pasos oceánicos importantes, como el estrecho de Magallanes, el canal de Beagle, el paso de Drake y nuestro mar Presencial, impidiendo que se lleve a cabo cualquier actividad ilegal en alta mar cerca de nuestras costas”. Más aún, el ejercicio de autoridad con el apoyo de leyes nacionales e internacionales, podría aplicarse con mayor rigor tratándose de una nación de bandera, una nación costera o una autoridad portuaria. Con respecto a los aspectos organizativos de la cooperación, el Capitan de Navío Roth señala que los intereses estratégicos de la armada brasileña no son solamente aquellos que se relacionan con el área de responsabilidad del Comando Sur de los Estados Unidos, como se piensa tradicionalmente, sino que se extienden al área del futuro Comando Africano de los Estados Unidos. El Capitán de Navío Thornberry y sus colegas plantean la estrategia mediante un proceso de identificar escenarios diferentes pero posibles, para luego tener en cuenta sus implicaciones estratégicas y posibles respuestas. Esta aproximación fue una de las técnicas utilizadas en la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos, al organizar ciertas maniobras militares y talleres como parte del Proyecto de Estrategia Marítima. CONCLUSIONES: ENSAYOS SOBRE LAS AMÉRICAS 143 Dificultades del trabajo colaborativo El Capitán de Navío Sidders reconoce que existe una tensión conceptual entre la gobernabilidad en el mar y la libertad de navegación. El reto, dice, es hallar una manera de “respetar el orden internacional y los derechos de cada nación dentro de un marco de cooperación indiscutible”. Luego plantea un dilema: “si se debe conservar el principio tradicional de libertad en el mar o ejercitar más control en todas las áreas marítimas —esto es, garantizar su uso a aquellos que detentan el derecho de hacerlo y negarlo a aquellos que quieren realizar actos ilegales”. Refiriéndose al mismo tema, el Contraalmirante Balaresque y sus colegas piensan que el aspecto más sensible de la integración operativa es el libre acceso a las áreas en que las naciones costeras tienen derechos de soberanía. No ven substituto alguno para la autoridad que establece la ley marítima internacional. Desde el punto de vista del Contraalmirante Niemann, el concepto chileno de mar Presencial sirve para supervisar y “ser parte de las actividades que tienen lugar en alta mar, confrontar las amenazas que podrían provenir del espacio común sin debilitar [la Convención de la Ley del Mar de las Naciones Unidas] o afectar la libertad que gobierna las áreas comunes. Para el Capitán de Navío Teixeira Martins, “el reto más difícil” es crear una estrategia que sea atractiva para los amigos y aliados, y a la vez una amenaza para las potencias opuestas. Pide cautela con respecto a la decisión de Brasil de rechazar o participar en una red mundial propuesta por los Estados Unidos, y dice que dependerá en gran medida de la decisión de los Estados Unidos de participar y no limitarse al papel de mentor. También depende de si los Estados Unidos muestran intenciones reales de implementar intercambios operativos y tácticos. Con respecto a la integración de las armadas más pequeñas, el almirante Balaresque y su grupo observan que es posible prever los esquemas en los cuales podrían integrarse con los grupos operativos de los Estados Unidos (como en PANAMAX), o simplemente dónde podrían asumir la vigilancia de sus propios espacios marítimos con una organización a cargo de la administración común de la red de información y de control operativo. Cualquiera que sea la opción, uno debe tener en cuenta una visión real y objetiva de las alianzas latinoamericanas. Estrategias contrastantes Calificando la política exterior de los Estados Unidos como “hegemónica”, el Capitán de Navío Rogerio la contrasta con la política brasileña de “cooperación entre pueblos para el progreso de la humanidad”. En el caso de Brasil, escribe que “la cooperación es una manera de alcanzar la paz, no una manera de incrementar nuestro poderío militar”. Sin embargo, el capitán Rogerio sugiere que las armadas de Brasil y de los Estados Unidos podrían enfrentar mejor las amenazas terroristas si integraran sus medios navales de comunicación. La Profesora Möller y sus colegas dicen que, mientras los gobiernos de muchos países andinos “consideran que sus fuerzas armadas son las responsables de combatir el tráfico de drogas”, los gobiernos en los países del cono sur insisten que los militares deben 144 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA mantenerse al margen de esa labor y consideran que la responsabilidad es de las fuerzas locales de policía. Ven un contraste entre las aproximaciones de Chile y de los Estados Unidos. La Armada de Chile está dispuesta a participar, en la medida de sus capacidades y recursos, en operaciones internacionales como manejo de crisis, operaciones de paz o ayuda humanitaria. Para Chile, las obligaciones internacionales que acepte deben estar apoyadas por leyes internacionales. Desde el punto de vista de Chile, los Estados Unidos considera que la seguridad en el espacio marítimo solamente se puede alcanzar mediante el uso simultáneo de todos los recursos de su poder nacional, en concordancia con otras naciones estados, y bajo leyes internacionales. Igualmente, reconoce un interés común con otras naciones para obtener seguridad económica y protección contra actos hostiles realizados en el mar. Los Estados Unidos creen que todas las naciones beneficiarias deben ser conjuntamente responsables de mantener la seguridad marítima. A la vez, afirma que solamente mediante una aproximación de integración entre socios —gubernamentales, no gubernamentales, públicos y privados— es posible incrementar la seguridad en el ámbito del mar. Interoperabilidad El concepto de interoperabilidad del Contraalmirante Niemann incluye conocimientos comunes, procedimientos comunes y confianza: entrenamiento compatible de unidades, compartir información en tiempo real, bienes y servicios compartidos, unión de esfuerzos para alcanzar intereses comunes. Entiende el desarrollo tecnológico como un desafío que cambia permanentemente. Sin embargo, por encima de todo, el almirante Niemann hace énfasis en la necesidad de construir la capacidad que se requiere para ser socios. En este sentido, el entrenamiento es clave y las interacciones a nivel táctico entre las armadas de Chile y los Estados Unidos han mejorado. También se necesita progresar a nivel operativo. Esto se lograría mejorando el entrenamiento de los recursos humanos y compartiendo información sobre el mar. El Capitán de Navío Teixeira Martins sostiene que, puesto que las armadas tienen sus propias reglas, sistemas y procedimientos, los asuntos relativos al comando, el control y la tecnología podrían ser retos que habría que superar, requiriendo procedimientos y equipos estándar. La interoperabilidad comienza a nivel político-estratégico, según el Contraalmirante Balaresque y sus colegas, con reglas de compromiso diseñadas para permitirles a los líderes políticos que apliquen la fuerza gradualmente y administren las consecuencias políticas. El grupo del Contraalmirante Balaresque también señala que si los Estados Unidos están involucrados en una operación multinacional, las grandes diferencias tecnológicas se convierten en el primer factor que dificulta la interoperabilidad a nivel estratégico-operativo. Advierten que si no se establecen códigos e interfaces que permitan comunicaciones veloces, efectivas y oportunas entre unidades y comandos, las operaciones perderían sus beneficios sinérgicos de cooperación y apenas se lograrían resultados operativos modestos, e incluso arriesgados. CONCLUSIONES: ENSAYOS SOBRE LAS AMÉRICAS 145 El Contraalmirante Balaresque y sus colegas argumentan que la reducida capacidad logística de las armadas latinoamericanas, teniendo en cuenta la necesidad de entrenar para cumplir con sus tareas prioritarias en el campo de la defensa nacional, requiere de “compensaciones” para facilitar el uso de sus recursos en tareas o actividades que la comunidad política nacional no siempre entiende. “Acuerdos sobre acceso a entrenamiento profesional y educación, intercambios de personal, uso de bases navales estadounidenses sin costo, suministro de combustible para operaciones autorizadas por las Naciones Unidas, oportunidades para comprar materiales interesantes, y apoyo para mejorar los sistemas de armamentos…mejorarían indudablemente el apoyo político y facilitarían la ejecución de estas operaciones”. Haciendo énfasis en el factor humano en la interoperabilidad, la profesora Möller y sus colegas sostienen que cuando los países trabajan juntos, es responsabilidad de ambas partes entender al otro, crear confianza, desarrollar procedimientos comunes, entrenar y compartir información en tiempo real si quieren complementar sus esfuerzos conjuntos en busca de intereses comunes. El Dr. Boutilier se basa en la experiencia canadiense y escribe que la armada de los Estados Unidos es la más avanzada tecnológicamente en el mundo y que cualquier armada que quiera ser su socio debe adecuar su cuerpo de comunicaciones de modo que sea congruente con los equipos estadounidenses. Este es un gran reto. La tecnología cambia tan rápidamente que las armadas pequeñas deben asumir grandes costos permanentemente para mantenerse al día. El resultado práctico de este proceso de adaptación es que los barcos tienden a ser tecnológicamente desiguales; es decir, que el barco más reciente que sale en una escuadra de escolta de un portaviones o en un grupo de combate de superficie, estará totalmente modernizado, mientras que sus naves hermanas se encuentran en diferentes etapas de atraso tecnológico. “Para bien o para mal”, dice, “la armada de los Estados Unidos no parece estar interesada en disminuir el ritmo de modernización para beneficiar a sus socios más pequeños”. Un reto igualmente complejo es la interoperabilidad informativa. Es decir, los datos provenientes de ciertas fuentes o considerados sensibles se rotulan de inmediato como “NOFORN” para que ningún extranjero tenga acceso a ellos. Afortunadamente para los canadienses, esta prohibición ha empezado a disminuir después de años de colaboración cercana y efectiva… Mientras que la colaboración entre las armadas de los Estados Unidos y Canadá siempre ha sido estrecha, también se ha vuelto más cercana en años recientes entre la Armada de Canadá y diferentes distritos de la Guardia Costera estadounidense. Desafortunadamente, el concepto de una presencia de seguridad continental sin “costuras” es particularmente difícil de alcanzar dadas las diferencias culturales entre el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos y su contraparte canadiense. Agregando otro elemento, el Capitán de Navío Rogerio advierte que la “interoperabilidad no se puede desasociar de la industria de la defensa nacional y no debe afectar los desarrollos e innovaciones estratégicas”. 146 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Importancia del derecho internacional La Profesora Möller y sus colegas hacen énfasis en la idea de que “si queremos un mundo más seguro”, las naciones deben actuar “como comunidad internacional y bajo el imperio de la ley”. Relacionando la cooperación para la seguridad marítima con el derecho internacional, el almirante Balaresque y sus asociados afirman que el requisito básico para obtener el apoyo político necesario para unir fuerzas es que “se lleve a cabo bajo la ley escrita y el espíritu de los acuerdos internacionales aprobados por las Naciones Unidas”. Refiriéndose a la Resolución 41/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de octubre de 1986, en la cual se declara el océano Atlántico entre África y América del Sur como “Zona de paz y cooperación del Atlántico Sur” (ZPCAS), el Contraalmirante Martínez describe el acuerdo como una herramienta fundamental para la protección de los intereses nacionales de Argentina. El Capitán de Navío Teixeira Martins ve un problema serio que se relaciona con la posición de los Estados Unidos sobre la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Mar (UNCLOS) y dice que “casi ningún país puede confiar en alguien que, respaldado por su poderío militar, ignora las decisiones tomadas por un consenso de naciones”. Reafirma que “el país que ahora está dispuesto a depender del apoyo internacional en el campo de seguridad marítima, es el mismo país que hasta ahora se ha negado a ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Mar.” En 1983, el Presidente Ronald Reagan emitió la Declaración de la Política Estadounidense sobre el Mar, la cual, básicamente, declara que los Estados Unidos se acogían a las previsiones de la convención que prohibían la minería del lecho marino porque equilibraban justamente los intereses de los Estados Unidos y de todos los estados con respecto a los usos tradicionales del mar. Más adelante, el presidente Clinton firmó el documento de UNCLOS luego de renegociar las disposiciones sobre el lecho marino, aunque el Senado de los Estados Unidos no lo ha ratificado. Si bien los Estados Unidos han acatado la convención voluntariamente, hay motivo para preocuparse de que los Estados Unidos no estén obligados a hacerlo por ley internacional. Reconociendo el problema, el presidente George W. Bush ha solicitado dicha ratificación. Los jefes del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y el Cuerpo de Infantería de Marina hicieron otro tanto enviando una carta conjunta al Senado urgiendo su aprobación. Para subrayar la importancia del tratado en nuestro tema de la estrategia marítima, se ha formado una amplia coalición de diplomáticos estadounidenses, expertos en defensa, ambientalistas, petroleros y la industria pesquera a favor de UNCLOS. Nuevos arreglos institucionales El Capitán de Navío Sidders anota que “actualmente, cuando se presenta una situación crítica, la respuesta inmediata provee una coalición ad hoc”. Sugiere que “probablemente podríamos llegar a una solución más efectiva y eficiente para la región” si hiciéramos “una evaluación de nuestras capacidades combinadas con base en el principio de complementariedad estratégica”. Aboga por el desarrollo de “una CONCLUSIONES: ENSAYOS SOBRE LAS AMÉRICAS 147 representación común de superficie” mediante el intercambio de información y sugiere usar como modelo la Coordinación del Área Marítima del Atlántico Sur —CAMAS— formada en 1965 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y los Estados Unidos y Sudáfrica agregados recientemente como observadores. Aclarando que la total integración operativa con los Estados Unidos es políticamente compleja, el Contraalmirante Balaresque y sus colegas solicitan el establecimiento de “una agenda regional que refleje los intereses objetivos y recíprocos…para que las iniciativas de integración estratégica logren apoyo y autorización a nivel político”. La profesora Möller y su equipo recuerdan que a nivel regional, los países geográficamente cercanos han buscado la forma de compartir actividades que conduzcan a condiciones de paz y seguridad en el mar y a restaurar estas condiciones cuando se vean alteradas. Dado que esto podría ser imposible para una nación sola, “resulta indispensable formular estrategias de cooperación y acciones conjuntas” con los países vecinos. En este sentido, el Capitán de Navío Rechkemmer y sus colegas solicitan la creación de una estrategia marítima como mecanismo mediante el cual los estados americanos puedan realizar operaciones navales multinacionales combinadas contra las nuevas amenazas, siempre dentro del marco de cooperación regional de seguridad. Con base en los acuerdos e instituciones hemisféricos existentes, abogan por el establecimiento y operación de organizaciones militares multinacionales contra las nuevas amenazas, controlando espacios aéreos y marítimos de interés común, y estableciendo sistemas eficientes de inteligencia para facilitar el intercambio rápido de información precisa. Reconocen que sus propuestas plantean una nueva atmósfera de confianza y dedicación entre socios. Este factor se puede lograr solamente mediante un intenso diálogo profesional dentro de un marco legal efectivo. Un reto importante que se debe tratar en este esquema es la distribución desigual de recursos entre los países del hemisferio. Habrá que lograr entendimiento para permitir que cada país pueda participar de acuerdo con su propia capacidad y, tal vez, buscar maneras de compartir recursos entre los países participantes que cuentan con diferentes medios. El análisis sobre cómo responder ante varios escenarios hipotéticos lleva al Capitán de Navío Thornberry y sus colegas a cuestionar la suficiencia e importancia de los acuerdos de seguridad hemisférica para hacer frente a las contingencias que se podrían presentar. Esta reflexión sugiere un buen número de instituciones que van desde un consejo para la seguridad del hemisferio que coordinaría los cargos en materia de seguridad a nivel político, hasta una comisión de seguridad hemisférica a nivel estratégico, una junta reestructurada para la defensa interamericana a nivel operativo, y una serie de comandos operativos con funciones tácticas. Conclusión Debemos agradecer que un grupo de pensadores militares, académicos y líderes conocedores y reflexivos hayan dedicado su tiempo y esfuerzo a escribir sus ideas y dar a conocer sus diferentes experiencias. En este proceso, han dado un paso hacia adelante en el debate sobre la estrategia marítima y han explorado maneras en que los servicios marítimos de las Américas pueden cooperar para mejorar la seguridad en el mar de nuestro hemisferio. 148 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA De todos estos ensayos, podríamos extraer muchos argumentos para concluir que la copa de la seguridad marítima interamericana está medio vacía. Los países de las Américas no comparten exactamente las mismas percepciones sobre las amenazas que deben enfrentar. En todo caso, ninguno está sugiriendo que los actuales desafíos alcanzan el nivel de amenaza existencial que reunió a las naciones democráticas en la Organización del Tratado del Atlántico Norte —la manifestación más importante de una alianza por la seguridad en tiempos recientes. Más aun, varios escritores han hecho hincapié en las dificultades que existen en el ámbito de la interoperabilidad, y que van desde equipos incompatibles hasta la imposibilidad de compartir códigos e inteligencia, incompatibilidad de sistemas de control y comando y, peor aun, el problema de la cultura humana a nivel de organización y de nación. Área de cooperación Estrategia marítima País A Estrategia marítima País B Sin embargo, los ensayos también alimentan una visión más optimista. No es preciso que dos o más países miren de modo idéntico las amenazas en el ámbito marítimo para poder establecer una base de trabajo conjunto en materia de seguridad marítima. Basta que exista alguna coincidencia en sus percepciones para que encuentren una causa común. Es claro, como lo recuerda autor tras autor, que el comercio marítimo cumple un papel vital en el bienestar de todos los países de las Américas. La gran masa del comercio internacional de los países del hemisferio occidental se realiza con otros países del hemisferio, y la mayor parte de ese comercio se mueve por mar. Más aun, la contribución de todos los países reconoce que el terrorismo internacional y otros crímenes transnacionales presentan ciertas amenazas para cada país, aunque no todos le dan la misma prioridad que le darían los legisladores estadounidenses. Las cuestiones sobre interoperabilidad son fundamentales, en buena medida porque su solución parece depender, en gran parte, de la captación de recursos escasos. El comentario del Dr. Boutilier de que la Armada de los Estados Unidos “no parece estar interesada en disminuir el ritmo de modernización para beneficiar a sus socios más pequeños” podría entenderse como un desafío a los jefes de los servicios marítimos de los Estados Unidos, a que se pregunten cuánto cuesta en términos de los intereses de los Estados Unidos, ser siempre más veloces, más seguros o más sigilosos. Si partimos del punto reiterado una y otra vez en estos ensayos, de que ninguna estrategia marítima unilateral puede ser más efectiva que aquella que reúne socios, y le agregamos que los servicios marítimos de los Estados Unidos siempre se podrán beneficiar de los conocimientos locales a los que solamente pueden acceder teniendo socios regionales, resulta buena inversión no dejar a nuestros amigos rezagados por nuestra turbulencia tecnológica. CONCLUSIONES: ENSAYOS SOBRE LAS AMÉRICAS 149 Algunos de los factores humanos de la interoperabilidad tardarán años en corregirse, pero de nuevo, las relaciones entre Canadá y los Estados Unidos suministran buenas ideas. El Dr. Boutilier nos recuerda que “existía mucha confianza entre las dos comunidades navales después de medio siglo de trabajar juntas”. Esta relación empezó con un continente que compartían, una lengua que compartían e historias e instituciones parecidas. Estos factores no se relacionan de la misma manera como las relaciones de los Estados Unidos con otros países. Sin embargo, hay características específicas sobre la forma en que los Estados Unidos y Canadá han trabajado juntos que se podrían aplicar en otros lugares. Una larga tradición de ejercicios y maniobras navales, intercambios educativos y de entrenamiento, intercambio de oficiales y planificación conjunta, han establecido confianza y seguridad, facilitando las respuestas contra nuevas amenazas. Algunas de estas actividades ya están en curso en otros lugares del hemisferio. Un mensaje claro en estos ensayos es que la interoperabilidad efectiva es un edificio que se debe construir ladrillo a ladrillo. La tarea es larga y ardua, y sólo se puede llevar a cabo realizándola. PARTE DOS La nueva estrategia marítima de los Estados Unidos 15 UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI James T. Conway, General de la Infantería de Marina de los Estados Unidos, Comandante del Cuerpo de Infantería de Marina Gary Roughead, Almirante de la Armada de los Estados Unidos, Jefe de Operaciones Navales Thad W. Allen, Almirante del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos, Comandante del Servicio de Guardacostas “U na estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI” es el primer documento de este tipo en la historia. Nunca antes se habían juntado las fuerzas marítimas de los Estados Unidos, la Armada, la Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas, para crear una estrategia marítima unificada. Esta estrategia se basa en la integración del poderío marítimo con otros elementos del poderío militar de nuestro país, y también con el de nuestros amigos y aliados. Describe cómo se aplicará el poderío marítimo en todo el mundo para proteger nuestro modo de vida, aliándonos con otras naciones afines para proteger y sustentar el sistema global interconectado que garantiza nuestra prosperidad. Nuestro compromiso, para proteger la seguridad nacional y ganar las guerras en que se embarque nuestro país, se contrapesa con un compromiso equivalente para prevenir la guerra. Nuestros ciudadanos participaron en el desarrollo de esta estrategia por medio de una serie de foros públicos llamados “Conversaciones con el país”. Estas reuniones fueron dominadas por tres temas: nuestro pueblo quiere que preservemos nuestra fortaleza; quiere ser protegido y que protejamos nuestra nación; y quiere que colaboremos con nuestros socios alrededor del mundo para prevenir la guerra. Estos tres temas, acoplados con investigaciones académicas, análisis y debates rigurosos, dieron lugar a una estrategia comprensiva diseñada para cumplir con las expectativas y necesidades del pueblo estadounidense. Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI vincula nuestros servicios más de cerca que nunca para apuntalar la prosperidad y seguridad de nuestra nación. Las demandas de un mundo incierto y los intereses perdurables del pueblo estadounidense no dan lugar a menos. 154 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA INTRODUCCIÓN La seguridad, prosperidad e intereses vitales de los Estados Unidos están ligados cada vez más con los de otras naciones. Nuestros intereses nacionales están mejor servidos mediante la promoción de un sistema global pacifico integrado por redes interdependientes de comercio, finanzas, información, ley, gente y gobernabilidad. Este sistema de intercambio entre naciones es el que nos permite prosperar, pero es también vulnerable a una serie de perturbaciones que pueden causar efectos dañinos y repercutir muy lejos del lugar donde se originaron. Una guerra entre grandes potencias, un conflicto regional, actos de terrorismo, anarquía y siniestros naturales: cualquiera de estos eventos conlleva el potencial de amenazar la seguridad nacional de los Estados Unidos y la prosperidad mundial. Los océanos conectan a las naciones del mundo, aun a los países sin salida al mar. El dominio marítimo - los océanos, mares, bahías, estuarios, islas, áreas costeras, litorales y el espacio aéreo entre ellas - alimenta el 90% del comercio mundial. Son los vasos sanguíneos de un sistema global que vincula a todos los países del mundo. Los océanos, que cubren tres cuartas partes del planeta, convierten en vecinos a los países del mundo. Nos permite ayudar a nuestros amigos, y confrontar y derrotar la agresión lejos de nuestras costas. Hoy, los Estados Unidos y sus socios están compitiendo por tener influencia global en una era en que es poco probable que nos encontremos completamente en guerra o completamente en paz. Nuestro desafío es aplicar nuestro poderío marítimo para proteger los intereses vitales de los Estados Unidos, y al mismo tiempo promover una mayor seguridad, estabilidad y confianza colectivas. Si bien la defensa de nuestra patria y la derrota de nuestros adversarios en caso de guerra siguen siendo el objetivo indisputable del poderío marítimo, se lo debe aplicar de manera más amplia para servir el interés nacional. Creemos que prevenir guerras es tan importante como ganar guerras. Hay una tensión, sin embargo, entre los requisitos de participar en forma continua en actividades de paz y mantener al mismo tiempo las destrezas necesarias para luchar y ganar en combate. Las fuerzas marítimas deben contribuir a ganar guerras en forma decisiva al mismo tiempo que aumentan su capacidad para prevenir guerras, ganar la larga lucha contra las redes terroristas, influir en forma positiva en eventos mundiales y reducir el impacto de los siniestros naturales. Como ha sido siempre, estas tareas críticas serán llevadas a cabo por nuestra gente, la clave del éxito en cualquier estrategia militar. Por lo tanto, tenemos que brindar a nuestra gente – nuestros marineros, infantes de marina y guardacostas – el entrenamiento, la educación y las herramientas necesarias para promover la paz y prevalecer en un conflicto. Guiado por los objetivos articulados en la Estrategia de seguridad nacional, la Estrategia de defensa nacional, la Estrategia militar nacional y la Estrategia nacional para la seguridad marítima, la Armada, el Cuerpo de Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 155 utilizarán el espectro completo de sus operaciones militares para defender a los Estados Unidos contra un ataque directo, garantizar el acceso estratégico y retener la libertad de acción global, fortalecer las alianzas y coaliciones existentes y emergentes, y establecer condiciones de seguridad favorables. Además, emplearemos nuestras fuerzas marítimas para generar seguridad y confianza entre las naciones, por medio de esfuerzos colectivos de defensa concentrados en las amenazas comunes y los intereses mutuos de un mundo abierto y multipolar. Para ello deberemos alcanzar un nivel de integración sin precedentes entre nuestras fuerzas marítimas, y una mayor cooperación con los otros instrumentos del poderío nacional, como también con las fuerzas de nuestros socios internacionales. El poder marítimo será una fuerza unificadora para crear un mejor porvenir. LOS DESAFÍOS DE UNA NUEVA ERA La economía mundial está altamente interconectada. En las últimas cuatro décadas, el comercio oceánico mundial se ha más que cuadruplicado. El 90% del comercio mundial y dos tercios del petróleo se transportan por mar. Los carriles marítimos y la infraestructura de respaldo en las costas son los vasos sanguíneos de una economía global moderna, los símbolos vulnerables de un sistema de distribución moderno que se basa en el libre tránsito a través de regiones litorales crecientemente urbanizadas. La expansión del sistema global ha aumentado la prosperidad de muchas naciones. Pero su continuo crecimiento puede crear una mayor competencia por recursos y capital con otras potencias económicas, corporaciones transnacionales y organizaciones internacionales. El aumento de las expectativas populares y la mayor competencia por los recursos, junto con la escasez de los mismos, puede alentar a ciertas naciones a reclamar mayor soberanía sobre territorios oceánicos, vías de agua y recursos naturales, dando lugar a conflictos potenciales. La tecnología está expandiendo rápidamente actividades marinas como el desarrollo energético, la extracción de recursos y otras actividades comerciales sobre y debajo del océano. El cambio climático está abriendo gradualmente las aguas del Ártico, no sólo al desarrollo de nuevos recursos sino también a nuevas rutas de transporte que pueden dar nueva forma al sistema de transporte global. Si bien estos desarrollos ofrecen oportunidades de crecimiento, son también una fuente potencial de competencia y conflicto para obtener acceso y recursos naturales. La globalización también está configurando los patrones de migración humana, la salud, educación, cultura y el desarrollo de conflictos. Los conflictos se caracterizan frecuentemente por una mezcla híbrida de tácticas tradicionales e irregulares, planeamiento y ejecución descentralizada, y actores no-estatales, que usan tecnologías tanto simples como sofisticadas de manera innovadora. Los gobiernos débiles o corruptos, una insatisfacción creciente entre los que están privados de derechos, el extremismo religioso, el nacionalismo étnico y el cambio demográfico, muchas veces incentivado por los avances desparejos y a veces indeseados de la globalización, exacerban las tensiones y contribuyen al conflicto. 156 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Concurrentemente, un creciente número de actores transnacionales y sus estados renegados, exaltados y potenciados por el acceso sin precedentes a la escena global, están en condiciones de causar perturbaciones sistémicas para aumentar su poderío e influencia. Sus acciones, diseñadas con frecuencia para incitar premeditadamente el conflicto entre otras partes, complicarán nuestros intentos por neutralizar y sosegar los conflictos regionales. La proliferación de la tecnología de armamentos y la información ha aumentado la capacidad de naciones-estado y actores transnacionales para interferir con el acceso marítimo y evadir la detección para poder atacar y manipular la percepción del público. El uso asimétrico de tecnología presentará una serie de amenazas para los Estados Unidos y sus socios. Más preocupante aún, el apetito por armas nucleares, y otras armas de destrucción masiva, ha crecido no sólo entre naciones sino también entre antagonistas extranacionales. Al mismo tiempo, los ataques contra los sistemas legales, financieros e informáticos pueden ser igualmente, sino más, destructivos que las armas cinéticas. La gran mayoría de la población del mundo vive a pocos cientos de millas de los océanos. La inestabilidad social en ciudades cada vez más hacinadas, muchas de las cuales están situadas en partes ya inestables del mundo, puede generar potencialmente perturbaciones significativas. Los efectos del cambio climático también pueden amplificar el sufrimiento humano por medio de tormentas catastróficas, la pérdida de tierras arables e inundaciones costeras, causando pérdidas de vida, migraciones involuntarias, inestabilidad social y crisis regionales. Las comunicaciones masivas realzarán el drama del sufrimiento humano, y las poblaciones de menores recursos tendrán cada vez más conciencia y menos tolerancia de su condición. Las ideologías extremistas serán una opción cada vez más atractiva para las personas sin esperanzas ni oportunidades. Esta inestabilidad social también será explotada por elementos criminales. Estas condiciones se combinan para crear un futuro incierto y motivarnos a repensar nuestra visión del poder marítimo. Ninguna nación tiene los recursos necesarios para brindar seguridad en todo el dominio marítimo. Cada vez más, los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, organizaciones internacionales y el sector privado formarán coaliciones de intereses comunes para contrarrestar estas amenazas emergentes. CONCEPTO DE ESTRATEGIA MARÍTIMA Esta estrategia reafirma el uso del poder marítimo para influir sobre las acciones y actividades desarrolladas en el mar y en la costa. El carácter expedicionario y versátil de las fuerzas marítimas brinda a los Estados Unidos la ventaja asimétrica de poder ampliar o contraer su presencia militar en áreas de acceso limitado o nulo. La presencia permanente o prolongada de fuerzas militares en el extranjero causa con frecuencia repercusiones económicas, sociales o políticas impensadas. El mar es un vasto campo de maniobras, donde la presencia de fuerzas marítimas se puede adaptar a las circunstancias del caso, otorgando flexibilidad para ampliar, reducir y disuadir conflictos. UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 157 La velocidad, flexibilidad, agilidad y adaptabilidad de las fuerzas marítimas brindan a los comandantes de fuerzas conjuntas o combinadas un abanico de opciones para responder a situaciones de crisis. Además, las operaciones marítimas integradas, ya sea en estructuras de alianzas formales (como la Organización del Tratado del Atlántico Norte) o más informales (como la iniciativa de Asociación Marítima Global), envían un mensaje poderoso a nuestros agresores potenciales: actuaremos junto con otros para garantizar nuestra seguridad y prosperidad colectivas. El poder marítimo de los Estados Unidos adoptará una postura que garantice la seguridad de nuestra nación y nuestros ciudadanos contra un ataque directo, y avance nuestros intereses alrededor del mundo. Como nuestra seguridad y prosperidad están inexorablemente ligadas con las de otras naciones, las fuerzas marítimas de los Estados Unidos se desplegarán para proteger y sostener el sistema pacífico global, compuesto por redes de comercio, finanzas, información, leyes, poblaciones y gobiernos interdependientes. Emplearemos el alcance global, la presencia persistente y flexibilidad operacional inherente en el poderío marítimo de los Estados Unidos para llevar a cabo seis tareas claves, o imperativos estratégicos. Donde las tensiones sean altas, o donde queramos demostrar a nuestros amigos y aliados nuestro compromiso con la seguridad y estabilidad, las fuerzas marítimas de los Estados Unidos se caracterizarán por destacamentos concentrados regionalmente y en posición avanzada, con el poder de combate necesario para limitar conflictos regionales, disuadir la guerra entre grandes potencias y, si la disuasión llegara a fracasar, ganar las guerras en que se embarque nuestro país como parte de una campaña conjunta o combinada. Además se distribuirán globalmente fuerzas marítimas persistentes y a la medida de su misión para contribuir a la defensa exhaustiva de nuestra nación, promover y sostener relaciones cooperativas con una serie creciente de socios internacionales, y prevenir o mitigar perturbaciones y crisis. Poder de combate convincente, concentrado regionalmente Contaremos con un poderío de combate convincente en el Pacífico Occidental y el Golfo Arábigo/Océano Indico para proteger nuestros intereses vitales, asegurar a nuestros amigos y aliados el compromiso continuo con la seguridad regional, y disuadir a adversarios potenciales y competidores de igual a igual. Este poderío de combate se podrá reposicionar en forma selectiva y veloz para responder a contingencias que puedan ocurrir en otros lugares. Estas fuerzas se dimensionarán y ubicarán para cumplir con los siguientes imperativos estratégicos: Limitar los conflictos regionales con un poderío marítimo decisivo y desplegado en posiciones adelantadas. Los conflictos regionales actuales tienen ramificaciones que van mucho más allá del área de conflicto. Cuando se produzcan crisis regionales, existe la posibilidad de que vengan acompañadas de crisis humanitarias, violencia más allá de sus fronteras, pandemias e interrupción de recursos vitales. Si bien esta estrategia propone una amplia dispersión de fuerzas marítimas interconectadas, no podemos tener presencia en todos lados, y no podemos actuar por nuestra cuenta para mitigar todos los conflictos regionales. 158 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Donde se produzca un conflicto que amenace nuestro sistema global y nuestros intereses nacionales, las fuerzas marítimas estarán listas para responder junto con otros elementos de nuestro poderío nacional y multinacional, para brindar a nuestros líderes políticos una gama de opciones para disuadirlo, ampliarlo o reducirlo. Para forzar el ingreso a un área, en una era de acceso cada vez más difícil, la opción principal con la que cuenta el país es una fuerza marítima con presencia persistente y lista para el combate, brindando al mismo tiempo los medios para responder velozmente a otras crisis. Ya sea que se encuentren más allá del horizonte, o se desplieguen poderosamente a la vista de todos, las fuerzas marítimas pueden disuadir las ambiciones de agresores regionales, brindar seguridad a nuestros amigos y aliados, obtener y mantener el acceso a áreas de conflicto, y proteger a nuestros ciudadanos al mismo tiempo que trabajamos para sustentar el orden global. Un elemento crítico de esta propuesta es el mantenimiento de una flota poderosa, con navíos, aeronaves, fuerzas de infantería de marina y actividades de flota costera, capaz de controlar selectivamente los mares, proyectar su poderío sobre la tierra, y proteger a fuerzas amigas y poblaciones civiles contra un ataque. Disuadir la guerra entre grandes potencias. No hay ningún trastorno potencialmente tan calamitoso para la estabilidad global como una guerra entre grandes potencias. El mantenimiento y extensión de la ventaja comparativa del poder marítimo del país es un componente esencial para disuadir una guerra entre grandes potencias. Si bien la guerra con otra potencia resulta improbable a los ojos de muchos, la casi certeza de un efecto ruinoso demanda que se la disuada usando todos los elementos del poder nacional. El carácter expedicionario de las fuerzas marítimas, nuestro poder letal, alcance global, velocidad, resistencia, capacidad para superar las vallas de acceso y agilidad operacional, ponen a disposición del comandante conjunto un abanico de opciones de disuasión. Nuestras opciones de disuasión incluirán una capacidad convincente y adaptable para tomar represalias contra nuestros agresores por medios convencionales, no convencionales y nucleares. Ganar las guerras de nuestro país. En tiempos de guerra, nuestra capacidad para imponer el control sobre el mar, superar las barreras de acceso, forzar el ingreso, y proyectar y sustentar nuestro poderío en las costas, hace de las fuerzas marítimas un elemento indispensable de una fuerza conjunta o combinada. Se debe conservar esta ventaja expedicionaria porque brinda a los comandantes de fuerzas conjuntas y combinadas la libertad necesaria para maniobrar. El control del mar y la proyección de nuestro poderío, reforzados con una robusta capacidad de transporte para poder concentrar y sustentar tropas, nos permitirán extender nuestras campañas en tierra. Fuerzas marítimas distribuidas globalmente a la medida de su misión Los servicios marítimos establecerán una presencia global persistente usando fuerzas distribuidas que se organizarán para cada misión y estarán compuestas por recursos integrados de la Armada, la Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas. Esta distribución global se debe extender más allá de las áreas de despliegue tradicionales y debe poder sustentar misiones de otro tipo, desde operaciones humanitarias hasta acciones contra el terrorismo y acciones bélicas irregulares. Nuestras fuerzas marítimas UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 159 se diseñarán a medida para satisfacer los requisitos únicos y cambiantes particulares de cada región geográfica, frecuentemente en combinación con otras fuerzas de operaciones especiales y socios interagenciales. En particular, esta estrategia reconoce la importancia creciente, y la necesidad de realizar actividades pacíficas, en África y el Hemisferio Occidental. Contribuir a la defensa nacional en profundidad. Las fuerzas marítimas defenderán la patria, identificando y neutralizando sus amenazas lo más lejos posible de nuestras costas. Nuestros esfuerzos para defender la patria, desde la promoción de relaciones críticas en el resto del mundo, la inspección de buques con destino a nuestros puertos, o la respuesta rápida frente a amenazas que se acerquen a nuestras costas, estarán integrados con todos los servicios marítimos, la fuerza conjunta, la comunidad interagencial, nuestros socios internacionales y el sector privado, para brindar el más alto nivel de seguridad posible. Las fuerzas marítimas respaldarán inmediatamente a las autoridades civiles, cuando así lo pidan, en el caso de un ataque o siniestro natural en nuestras costas. Promover y sustentar relaciones cooperativas con más socios internacionales. La expansión de relaciones cooperativas con otras naciones contribuirá a la seguridad y estabilidad del dominio marítimo para beneficio de todos. Si bien nuestras fuerzas pueden surgir cuando sea necesario para responder a una crisis, la confianza y la cooperación no pueden surgir espontáneamente. Se tienen que construir con el tiempo, teniendo en cuenta constantemente los intereses estratégicos de los participantes, y promoviendo la comprensión y el respeto mutuo. Una de las claves para cultivar estas relaciones es que nuestros marineros, infantes de marina y guardacostas adquieran los conocimientos culturales, históricos y lingüísticos necesarios para nutrir una interacción efectiva con nuestros socios internacionales. La construcción y renovación de estas relaciones por medio de la Cooperación para la Seguridad del Teatro (Theater Security Cooperation) exige un mayor énfasis en el aumento de la capacidad operativa, la ayuda humanitaria, los marcos regionales para mejorar la administración de los mares, y la cooperación para hacer cumplir las leyes en el dominio marítimo. Además, los servicios marítimos tienen que ser adeptos para forjar coaliciones internacionales, en coordinación con otros servicios y departamentos gubernamentales de los Estados Unidos. Con ese fin, la iniciativa de Asociaciones Marítimas Globales (Global Maritime Partnerships) propone un enfoque cooperativo hacia la seguridad marítima, promoviendo el estado de derecho contra la piratería, el terrorismo, la proliferación de armas, el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. Prevenir o contener las alteraciones locales antes de que afecten el sistema global. Las fuerzas marítimas colaborarán con otros para garantizar un nivel de seguridad y conocimiento adecuado de lo que ocurre en el dominio marítimo. De esa manera se confinarán las amenazas transnacionales: el terrorismo y extremismo, la proliferación de armas de destrucción masiva, la piratería, el tráfico de personas, drogas y armas convencionales, y otros actos criminales. 160 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Las fuerzas marítimas promoverán un marco para aumentar la seguridad al ubicarse en posiciones de avanzada y participar en relaciones mutuamente beneficiosas con nuestros socios regionales y globales. Cuando se produzcan siniestros naturales o causados por el hombre, nuestras fuerzas marítimas podrán brindar asistencia humanitaria y socorro, junto con nuestros socios interagenciales y no gubernamentales. Al participar en forma rutinaria y predecible en actividades de cooperación, las fuerzas marítimas estarán predispuestas a respaldar otras operaciones conjuntas o combinadas para mitigar o confinar perturbaciones. CÓMO PONER EN PRÁCTICA ESTA ESTRATEGIA Para poner en práctica con éxito esta estrategia, los servicios marítimos tienen que expandir colectivamente las aptitudes centrales del poder marítimo de los Estados Unidos para poder combinar nuestra participación en actividades pacíficas con operaciones de combate mayor. Expandir nuestras capacidades centrales Si bien los servicios marítimos realizan muchas misiones, las seis capacidades que siguen conforman el centro del poderío marítimo de los Estados Unidos y reflejan el mayor énfasis asignado a las actividades para prevenir la guerra y construir coaliciones. Presencia adelantada. Las fuerzas marítimas se desplegarán en posiciones adelantadas, sobre todo en una era de amenazas múltiples para nuestra nación. Al ubicarnos en posiciones adelantadas nos familiarizaremos con el entorno, y también con las personalidades y los patrones de comportamiento de los actores regionales. Conscientes de la soberanía de otras naciones, esta influencia y conocimiento contribuirán a responder efectivamente en caso de crisis. Si las operaciones pacíficas llegaran a convertirse en bélicas, las fuerzas marítimas ya habrán desarrollado el conocimiento del entorno y la experiencia operacional necesaria para participar rápidamente en operaciones de combate. Una posición adelantada también nos permitirá combatir el terrorismo lo más lejos posible de nuestras costas. Dónde y cuándo corresponda, el despliegue de fuerzas marítimas en posiciones adelantadas servirá para aislar, capturar o destruir a los terroristas, su infraestructura, recursos y santuarios, preferentemente en conjunción con nuestros socios y aliados. Disuasión. Prevenir una guerra es preferible a tener que pelear en ella. La disuasión de la agresión se debe poner en práctica de manera global, regional y transnacional, por medios convencionales, no convencionales y nucleares. Las actividades efectivas de Cooperación para la Seguridad del Teatro son una forma de disuasión extendida, generando seguridad y eliminando factores de conflicto. La defensa con misiles balísticos marítimos contribuirá a la disuasión al proporcionar un paraguas de protección a las fuerzas que se encuentran en posiciones adelantadas, y a nuestros amigos y aliados, contribuyendo a una arquitectura extendida para la defensa de los Estados Unidos. Nuestra ventaja en la órbita espacial, de la cual dependemos en gran medida para poder operar en una red dispersa en todo el mundo, debe ser protegida y extendida. Usaremos fuerzas ubicadas y desplegadas en posición adelantada, dispositivos extraterrestres, UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 161 disuasión estratégica oceánica y otras iniciativas para disuadir a aquéllos que quieren causarnos daño. Control del mar. La capacidad para operar libremente en el mar es uno de los factores más importantes para permitir operaciones conjuntas e interagenciales, y el control del mar exige aptitudes en todos los aspectos del domino marítimo, incluyendo el dominio extraterrestre y el dominio cibernético. Existen muchos desafíos a nuestra capacidad para ejercer el control del mar, pero quizás ninguno sea tan significativo como el creciente número de naciones que están utilizando submarinos, tanto diesel eléctricos como nucleares. Seguiremos refinando nuestras tácticas, entrenamiento y tecnologías para neutralizar esta amenaza. No permitiremos que se generen condiciones en las que nuestras fuerzas marítimas se vieran impedidas de maniobrar libremente y acceder libremente, y tampoco permitiremos que un adversario perturbe la cadena de suministro global intentando bloquear los carriles marítimos vitales de comunicación y comercio. Seremos capaces de ejercer control local sobre el mar donde sea necesario, idealmente en concierto con nuestros amigos y aliados, pero por cuenta propia de ser necesario. Proyección de poder. Nuestra capacidad para superar las barreras de acceso, y proyectar y sustentar nuestro poderío en tierra, forman la base de nuestra credibilidad de combate. Nuestras ventajas se sustentarán por medio de fuerzas de tamaño apropiado, tecnologías innovadoras, información sobre la capacidad del adversario, procesos de planificación conjunta adaptable, y la habilidad y creatividad de nuestros marineros, infantes de marina y guardacostas. Mantendremos una capacidad robusta de transporte estratégico marítimo para poder concentrar y sustentar fuerzas, y respaldar nuestras campañas conjuntas o combinadas. Esta capacidad depende de una potente industria de transporte marítimo comercial norteamericana y de sus elementos intermodales críticos. Seguridad marítima. La creación y mantenimiento de la seguridad en el mar es esencial para mitigar amenazas no bélicas, como la piratería, el terrorismo, la proliferación de armas, el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. El combate de estas amenazas irregulares y transnacionales protege a nuestra nación, aumenta la estabilidad global y asegura la libertad de navegación para beneficio de todas las naciones. Nuestras fuerzas marítimas hacen cumplir las leyes nacionales e internacionales por medio de protocolos ya establecidos, como el Plan de Respuesta a Amenazas Operacionales Marítimas (Maritime Operational Threat Response Plan, o MOTR). También nos hemos unido a armadas y servicios de guardacostas de todo el mundo para vigilar la comunidad global y suprimir las amenazas comunes. Ayuda humanitaria y respuesta a siniestros. Al construir relaciones forjadas en momentos de calma, seguiremos mitigando el sufrimiento humano, como vanguardia de los esfuerzos interagenciales y multinacionales, tanto en forma deliberada y proactiva como en respuesta a crisis. El sufrimiento humano nos motiva a actuar, y el carácter expedicionario de las fuerzas marítimas les otorga una ventaja singular a la hora de brindar asistencia. Nuestra capacidad para realizar operaciones rápidas y sostenidas de evacuación en situaciones que no son de combate es crítica para aliviar el sufrimiento de nuestros ciudadanos y de los demás, cuando nuestra seguridad corra peligro. 162 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Prioridades de implementación La ejecución de esta estrategia exigirá que los servicios marítimos demuestren flexibilidad, adaptabilidad y unidad de esfuerzo para poder confrontar los desafíos existentes y emergentes, y aprovechar las oportunidades que se nos presenten. Las iniciativas específicas que surjan en apoyo de esta estrategia deben ser examinadas y corroboradas a lo largo del tiempo por medio de experimentación, simulaciones de guerra y continuas experiencias operacionales, con supervisión periódica y guía unificada por parte de los líderes superiores de los servicios marítimos. Si bien se tendrán que implementar muchas iniciativas para poner en práctica esta estrategia, habrá tres áreas que recibirán atención prioritaria: Mejorar la integración e interoperabilidad. La mayor demanda por parte del comandante de combate de paquetes de fuerzas diseñados a la medida de la misión exigirá una mayor integración de las fuerzas marítimas. Se seguirá utilizando la infantería de marina como fuerza de aire y tierra, operando desde navíos anfibios para realizar una variedad de misiones, por ejemplo para proyectar nuestro poderío, pero también será empleada en forma de destacamentos, a bordo de una amplia gama de navíos y barcos, para realizar misiones de seguridad marítima. Como ilustración de los paquetes de fuerzas adaptables que mencionamos, los marineros, infantes de marina y guardacostas serán asignados en varias combinaciones, en calidad de fuerzas de seguridad, equipos de entrenamiento móvil, batallones de construcción, servicios de salud, fuerzas del orden y unidades de asunto civiles para realizar misiones de cooperación de seguridad y ayuda humanitaria. El ejemplo más obvio de la necesidad de una mayor integración es la defensa nacional. No basta con hablar de la defensa nacional en términos del reparto de responsabilidades y autoridades entre la Armada y el Servicio de Guardacostas a lo largo de algún límite geográfico indefinido. Más bien, los servicios marítimos deberán trabajar como una unidad cuando deban defender a los Estados Unidos. Conforme a la Política Nacional de la Flota, las fuerzas del servicio de guardacostas tienen que poder operar como parte de miles de destacamentos conjuntos a millas de nuestras costas, y las fuerzas navales tienen que poder responder a tareas operacionales cerca de casa cuando sea necesario para defender a nuestro país y respaldar a las autoridades civiles. La integración e interoperabilidad son elementos críticos para tener éxito en estas actividades, particularmente cuando fuerzas diversas de distinta capacidad y misiones diversas deban colaborar sin solución de continuidad para respaldar operaciones de defensa, seguridad y ayuda humanitaria. La cooperación más amplia con fuerzas marítimas de otras naciones exige una mayor interoperabilidad con socios multinacionales que poseen diversos niveles de tecnología. La iniciativa Asociación Marítima Global servirá de catalizador para una mayor interoperabilidad internacional, respaldando una seguridad marítima cooperativa. Para poder alcanzar el nivel necesario de integración e interoperabilidad deberemos obtener un mayor grado de coordinación entre el personal de los centros de comando de cada servicio, para que puedan cumplir su responsabilidad de aprovisionamiento, entrenamiento y equipamiento de fuerzas. Más aún, los comandantes de los UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 163 componentes de la Armada y la Infantería de Marina, y los comandantes funcionales del Servicio de Guardacostas, jugarán un papel preponderante para determinar cómo se organizarán, desplegarán y emplearán las fuerzas marítimas. Este rol comprende la identificación de los requisitos de los comandantes combatientes y la articulación de cómo se podrán integrar los servicios respectivos de maneras innovadoras para cumplir con dichos requisitos. Será necesaria una coordinación cercana, e incluso una integración, de los componentes marítimos para poder realizar esta tarea en forma efectiva. Debemos mejorar nuestra capacidad para realizar planeamiento, ejecución y evaluación integrada a todos los niveles de comando. Mejorar la Alerta. Para ser efectivos, tenemos que aumentar significativamente nuestro compromiso con la alerta del dominio marítimo (maritime domain awareness, o MDA) y ampliar nuestra capacidad de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (intelligence, surveillance and reconnaissance, o ISR). Las nuevas asociaciones con los intereses comerciales marítimos del mundo y las fuerzas marítimas de naciones participantes reducirán el peligroso anonimato del transporte marítimo de personas y carga. Ya se ha progresado mucho en ese sentido, y la Estrategia Nacional de Seguridad Marítima ha propuesto un nivel aún más alto de cooperación interagencial para obtener un conocimiento más efectivo del dominio marítimo. Las fuerzas marítimas contribuirán a mejorar el intercambio de información, cimentando y energizando nuestra capacidad para neutralizar las amenazas contra nuestro país lo más lejos posible de nuestras costas. Un aspecto crítico para poder aprovechar los beneficios de un mayor conocimiento del dominio marítimo es nuestra capacidad para proteger la información por medio de robustas medidas de seguridad informática. Dichas medidas aumentarán la confianza de nuestros socios internacionales de que la información que proporcionen sólo será compartida con las entidades destinatarias. Es poco probable que nuestros adversarios generen conflictos convencionales mano a mano y, en la medida que se desafíe abiertamente a las fuerzas marítimas, sus planes se basarán muy probablemente en la sorpresa y los ataques asimétricos, realizados sigilosamente, por decepción o ambigüedad. Nuestra capacidad de inteligencia, supervisión y reconocimiento tiene que suplementarse con maneras innovadoras de penetrar el diseño de nuestros adversarios, discernir su capacidad y sus vulnerabilidades, y respaldar un abanico completo de operaciones militares. Debemos quitar al adversario la opción de ganar la iniciativa sobre nuestras fuerzas desplegadas en posiciones adelantadas y asegurar que aquéllos que deban tomar decisiones cuenten con la información necesaria para disuadir a los agresores, y considerar medidas de escalamiento antes de que los agresores se arriesguen en ese tipo de maniobras. Preparar a nuestras fuerzas. Dada la naturaleza distribuida de las fuerzas que ejecutan esta estrategia, debemos preparar adecuadamente a nuestros marineros, infantes de marina y guardacostas para los desafíos y oportunidades que se avecinan. Estamos creando una fuerza dispersa bajo una autoridad descentralizada, en un mundo con rápido intercambio de información. Las fuerzas marítimas operarán normalmente de manera menos concentrada que en la actualidad, y se confiará a líderes de menor rango un mayor nivel de responsabilidad y autoridad para llevar adelante aspectos importantes de misiones estratégicas. El personal de menor rango deberá interactuar con una mayor variedad de socios, tanto nacionales como internacionales, y con más poblaciones 164 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA nativas que sus predecesores. El desarrollo profesional y el entrenamiento de las unidades se deben refinar en forma acorde con ello. Para poder operar como un equipo integrado hará falta un mejor conocimiento mutuo de la capacidad y la cultura del servicio o agencia respectiva, lo que se puede lograr formando más equipos de estudiantes e instructores interagenciales en el proceso de entrenamiento, educación y asignación de personal. En forma similar, si queremos tener éxito con la comunidad internacional, tenemos que mejorar nuestros conocimientos regionales y culturales tomando más iniciativas para expandir el entrenamiento, la educación y el intercambio. Significativamente, esta estrategia exige nuevas maneras de pensar, tanto para otorgar más poder a los comandantes individuales como para comprender el efecto neto de operaciones dispersas. Dichas operaciones exigen una amplia responsabilidad compartida entre: el comandante en el teatro de operaciones, responsable por llevar a cabo las acciones de conformidad con la intención del comandante; el comandante de mayor rango, responsable por transmitir la intención y guía a sus subordinados; el servicio a cargo de las fuerzas dispersas, responsable por asegurar que las unidades estén entrenadas, equipadas y culturalmente preparadas para las misiones que deben llevar a cabo, y finalmente los comandantes regionales, responsables por determinar los niveles de fuerzas apropiados y las posturas de preparación. CONCLUSIÓN Esta estrategia es consecuencia de una evaluación comprensiva de los requisitos de seguridad de nuestra nación. No pronostica conflictos, sino que reconoce el hecho histórico de que la paz no se preserva a sí misma. Observando el amplio dominio marítimo, propone una amplia cartera de aptitudes centrales para respaldar nuestros intereses vitales, llevada a cabo por personas bien entrenadas, altamente motivadas y capaces. Esta estrategia se concentra en las oportunidades, no las amenazas; el optimismo, no el miedo; y en la confianza, no la duda. Reconoce los desafíos impuestos por condiciones inciertas en momentos de cambios rápidos, y justifica la necesidad del poderío marítimo de los Estados Unidos en el siglo XXI. Como estrategia declaratoria, este documento desafía a los servicios marítimos a que evolucionen hacia una gama extendida de aptitudes integradas para lograr los objetivos perdurables de la estrategia nacional. Será necesario efectuar más experimentación, contar con más experiencia operativa y profundizar nuestro análisis, y por sobre todo necesitaremos el compromiso de los servicios marítimos para suplementar las ideas propuestas por este documento. No obstante, los servicios marítimos no pueden hacer esto por sí mismos. Se deben inspirar y respaldar en los diversos elementos de la gran comunidad marítima, a medida que invierten en asegurar la paz y la prosperidad a través del dominio marítimo. Los servicios marítimos se comprometen a continuar con este proceso de implementación de una estrategia cooperativa en los años que siguen. El poder marítimo UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 165 de los Estados Unidos es una fuerza para el bien, que protege los intereses vitales de la nación al mismo tiempo que se une a otros para promover la seguridad y prosperidad a lo largo y ancho del globo. La Armada, el Cuerpo de Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos presentaron esta nueva estrategia marítima cooperativa en el Simposio Internacional de Poder Marítimo en la Escuela de Guerra Naval el 17 de octubre de 2007. El informe se puede obtener en línea en www.navy.mil/maritime/MaritimeStrategy.pdf. PARTE TRES Comentarios sobre Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI 16 UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI Una visión desde afuera Profesor Geoffrey Till L as armadas de todo el mundo están lidiando con los problemas de seguridad que deben confrontar en el mundo posterior al 11 de setiembre. Ésta es una tarea difícil, porque deben resolver problemas que parecen ser mucho más complicados que lo que recordamos de la Guerra Fría. En parte debido a la desaparición de ese conflicto, aunque sea por el momento, pero principalmente debido al impacto de la globalización, el concepto de seguridad ha dejado de ser una noción fundamentalmente militar, adoptando también dimensiones de seguridad política, seguridad económica, seguridad de la sociedad y seguridad ambiental. Todas estas dimensiones se pueden aplicar al ciudadano individual, a grupos dentro de un país, al país entero, a una región o al mundo. Más aún, estas dimensiones y niveles están íntimamente interconectados, tanto vertical como horizontalmente, de manera que la respuesta a una amenaza percibida en una de estas intersecciones tendrá probablemente una serie de efectos, tanto buenos como malos, en todas las demás. Por si esto fuera poco, todo esto tiene además una dimensión temporal: lo que un país haga ahora para responder a un peligro claro e inmediato puede tener repercusiones impensadas para su capacidad para responder a otros desafíos más adelante. Estos asuntos exigen un “enfoque comprensivo”, donde la acción militar esté cuidadosamente integrada con las acciones políticas y económicas para lograr el efecto deseado. Para que su contribución sea completa, las fuerzas militares tendrán que pensar sobre sus tareas tradicionales de otra manera, e incorporar además tareas nuevas. Las experiencias abrasadoras de Irak y Afganistán añaden urgencia a esta llamada, o por lo menos así dicen algunos. Otros analistas, no obstante, se preguntan cuán real, cuán nueva o cuán permanente es realmente esta situación. Argumentan que la Guerra Fría realmente no fue tan sencilla en su momento y que, si bien el eje principal puede haber sido la confrontación 170 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA potencialmente letal entre el Este y el Oeste en las líneas de batalla establecidas de Europa, hubo una serie bastante importante de acontecimientos que se sucedieron en otros frentes, y a los que las fuerzas de Occidente respondieron de manera variada, lejos de las simplicidades brutales del Frente Central. Más aún, Colin Gray no está solo al sugerir “otro siglo sangriento”, en el que muchas amenazas nuevas parecen mucho menos dominantes cuando se las compara con la posible recurrencia de guerras 1 tradicionales de estado a estado. Estas guerras potenciales continúan forzando una serie de perspectivas, disciplinas militares y aptitudes que son realmente muy familiares. Por lo tanto, dirían los que tienen esta visión alternativa, a lo sumo las diferencias son de matiz, y es demasiado temprano para concluir que los elementos del cambio, en la medida que existen, constituyen una tendencia permanente a la que las fuerzas militares deberán adaptarse, en vez de un hecho transitorio que deberán absorber. Estos dos enfoques sobre la manera de pensar acerca del rol y el carácter de las fuerzas militares han sido denominados, respectivamente, “posmoderno” o “no tradicional”, y “moderno” o “tradicional”. A la hora de dimensionar y dar forma a una flota, hay tensiones evidentes entre estos dos enfoques. Muchas armadas alrededor del mundo están tratando de dar sus propias respuestas a esta serie de dilemas, y ha habido mucho interés en saber cómo la Armada de los Estados Unidos intentará resolver este acertijo. ¿Cómo se desarrollará su pensamiento estratégico? ¿Cómo va a reestructurar su flota? ¿Cómo operará? ¿Cómo deberían responder todos los demás? Por lo tanto, el resto del mundo ha esperado el documento “Una estrategia cooperativa para el poder marítimo para el siglo XXI”, si no con ansiedad, por lo menos con un verdadero interés en el desarrollo y el resultado del debate. ¿QUÉ HAY DE NUEVO? El camino elegido por la Armada de los Estados Unidos para construir su estrategia ha tenido ciertamente la intención de ser novedoso. El ex Jefe de Operaciones Navales (CNO), Almirante Mike Mullen, lanzó la campaña para diseñar una nueva estrategia en junio de 2006. “Cuando inicié la discusión sobre cuál tendría que ser”, dijo, “mi opinión era simplemente que necesitábamos una estrategia. No habíamos tenido una en más de 20 años, y es necesario contar con una estrategia para cimentar la manera en que operamos, definir nuestros conceptos y, literalmente, establecer dónde invertir”. Esta reexaminación fue catalizada por el alcance y magnitud de las nuevas amenazas, la complejidad de la globalización y la increíble velocidad a la que se producen los cambios. La tarea fue asignada al Vicealmirante John Morgan, Subjefe de Operaciones Navales para Información, Planes y Estrategia. En forma similar a lo que los británicos habían hecho una década antes con su Revisión Estratégica de Defensa de 1997, la Armada de los Estados Unidos decidió incluir a la mayor cantidad posible de partes interesadas en el proceso. “Una de las cosas que dije [Mullen] cuando llegué al CNO [fue que] no iba a tomar decisiones importantes sin la anuencia de mis otros cuatro estrellas. De manera que el Cuerpo de Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas se incorporaron a este proceso desde el comienzo. La 2 Armada también decidió iniciar una serie de “conversaciones con los Estados Unidos’. En cierta manera, el proceso fue tan importante como el producto, ya que, de ser exitoso, no sólo produciría una estrategia sino también el apoyo necesario para poder implementarla más adelante. Finalmente, se solicitó la participación extranjera en UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 171 algunos aspectos de la estrategia por medio de los Simposios Internacionales de Poder Marítimo de 2005 y 2007, una serie de pláticas con personal naval y encuentros académicos en el extranjero. El nuevo Jefe de Operaciones Navales, Almirante Gary Roughead, señaló que “éste fue un enfoque muy distinto que en el pasado, cuando la participación estaba restringida a un número muy pequeño de celdas pensantes de la Armada. Hemos escuchado la opinión de otros líderes del país sobre el uso del poder 3 marítimo”. El problema con esto, paradójicamente, fué que el grado de participación en el proceso y la difusión previa de conceptos en desarrollo, como el de la “Armada de mil navíos”/Asociación Marítima Global, se combinaron para que la estrategia no pareciera tan nueva cuando finalmente se dió a conocer. Más aún, por lo menos algunas de las ideas que contenía habían ya aparecido en formulaciones anteriores. Reconociendo el movimiento tectónico de estrategias causado por el fin de la Guerra Fría, otra formulación doctrinaria, “…Desde el mar”, había ya, en 1992, reconocido que el poder en el mar había sido desplazado por el poder desde el mar. Esta coordinación más cercana entre la Armada y el Cuerpo de Infantería de Marina fue simbolizada la aparición de ambos logotipos a la misma altura en la carátula del documento. La conmoción del 11 de setiembre causó otro desplazamiento similar, haciendo más hincapié en el contraterrorismo y las operaciones asimétricas. Estos pensamientos también se habían expuesto y anticipado en las cuatro áreas amplias de misiones navales identificadas en el proceso de Revisión Cuadrienal de Defensa de 2005: · Llevar a cabo una defensa activa y escalonada contra la agresión desde posiciones adelantadas, sin depender de bases terrestres en otras naciones · Garantizar el acceso de fuerzas conjuntas a zonas en disputa donde los adversarios deseen excluir la presencia de los Estados Unidos · Respaldar el éxito de fuerzas conjuntas en tierra proporcionando poder de fuego, movilidad, inteligencia y apoyo logístico · Defender las rutas marítimas que brindan acceso al territorio nacional contra una 4 serie de amenazas convencionales y no convencionales. Hasta el precepto de dar la misma importancia a ganar y prevenir guerras puede ser menos que novedoso, dado el gran énfasis dado a la disuasión en la era de la Guerra Fría, que al fin y al cabo consistió en prevenir la guerra. No obstante, lo que sí parece distinto es el concepto mucho más amplio de lo que la disuasión realmente significa, y cuáles son los medios requeridos para obtenerla en la actualidad. Este enfoque coercitivo de demostrar a los presuntos malhechores que no podrán realizar sus acciones, o que serán castigados si lo intentan, ha sido absorbido en un concepto mucho más amplio de bregar contra las condiciones sociales, ambientales y económicas que generan dichos actos maléficos. Estos conceptos posmodernos de poder marítimo, sin embargo, ya habían sido incluidos en el “Concepto de Operaciones Navales” y el “Plan Estratégico Naval” de 2006. Estas concepciones son, de todas maneras, lo novedoso y atractivo de esta estrategia. Es mucho más comprensiva en su enfoque, y parece mucho más consciente de las implicancias y consecuencias de los conceptos más amplios de seguridad utilizados en el pasado. Lo mismo puede decirse desde el punto de vista de su implementación. El grado en que se recalca la cooperación y dependencia mutua entre los tres servicios marítimos 172 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA es nuevo: solidifica la asociación emergente entre el Cuerpo de la Infantería de Marina y la Armada, por un lado, y entre la Armada y el Servicio de Guardacostas, por el otro. Hace hincapié en el pensamiento detrás del concepto de “Flota nacional” y en alguna medida, por lo menos, describe las implicancias operacionales de los objetivos declarados por la Casa Blanca en la Estrategia nacional para la seguridad marítima de 2005. La descripción, francamente breve, de un proceso de toma de decisiones distribuido y desglosado a nivel de comando puede sugerir un cambio en el pensamiento naval, alejándose de las operaciones centradas en destacamentos, características de la Armada, y adoptando los enfoques más centrados en plataformas tácticas del Servicio de Guardacostas. También es significativa la voluntad de la Armada de participar en operaciones que en otro contexto sólo se podrían describir como de tipo policial. Pero es importante tomar nota de que todavía hay muchos imponderables. La importancia específica adjuntada a la asistencia humanitaria y la ayuda en caso de desastres es, sin embargo, bastante novedosa. En vez de ser un “extra” que se realiza cuando surge la necesidad y se cuentan con los medios necesarios porque no hay una guerra decente para pelear en otro lado, esta tarea es ahora uno de los seis imperativos estratégicos, y la capacidad para llevarla a cabo se ha elevado al mismo nivel que las aptitudes centrales más tradicionales, como la presencia en posiciones adelantadas o el control del mar. Pero quizás la desviación más notable de todas es la consolidación de la iniciativa de Asociación Marítima Global, que se convierte ahora en uno de los seis imperativos estratégicos, y que es claramente crucial para dos de las seis capacidades centrales: la seguridad marítima, y la ayuda humanitaria y la respuesta a desastres. Como esta iniciativa surgió del concepto anterior del Almirante Mullan de la “armada de mil 5 navíos”, la Asociación Marítima Global no es, por supuesto, completamente novedosa. Pero el cambio de título es más que meramente cosmético. Sugiere un alejamiento significativo del pensamiento tradicional “moderno”, lo que explica probablemente la denominación dada inicialmente al concepto. Si bien era un concepto brioso, la “armada de mil navíos” era profundamente engañosa, ya que parecía excluir a las fuerzas de guardacostas, tenía claras connotaciones jerárquicas que inevitablemente daban lugar a preguntas incómodas como “¿Quién estará a cargo?” y daba lugar a sospechas igualmente desafortunadas de que la Armada tenía intenciones ocultas de recrear a mayor escala la “armada de seiscientos navíos” de los años de Ronald Reagan. De ahí las 6 palabras del Almirante Morgan, “nos estamos empezando a distanciar de ese mote”. Por lo tanto, muchas personas interpretarán la completa desaparición del término “armada de mil navíos” del documento como la grata eliminación de una distracción en un concepto realmente persuasivo. Es importante notar que la Asociación Marítima Global se beneficiaría significativamente de las tres prioridades de implementación identificadas por el documento. Es razonable llegar a la conclusión, por lo tanto, que en realidad hay elementos nuevos, posmodernos, en esta estrategia, que vienen acompañados por los elementos viejos y que, en las palabras de Loren Thompson “es difícil contradecir un enfoque tan razonable 7 sobre la seguridad global”. UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 173 CRÍTICAS 8 No obstante, ha habido críticas. En realidad, bastantes críticas. En gran medida esto es inevitable, ya que el documento trata de abarcar un tema muy amplio con comparativamente pocas palabras, sin duda con la presunción de que nadie leería algo más largo. En menos de cuatro mil palabras analiza los cambios extraordinariamente importantes producidos en la escena mundial y trata de definir en términos doctrinarios, operacionales y de adquisición, los objetivos, métodos y planes de implementación para la armada, infantería de marina y guardacostas más grandes del mundo. Más aún, fué producido por medio de un proceso de consulta con el abanico más grande de partes interesadas en el tema marítimo imaginable. La nueva declaración de estrategia es esencialmente un compromiso entre longitud, postura general y detalle de sustancia. Dado el nivel de compresión y la complejidad del tema, es quizás inevitable que haya una medida de superficialidad y ambigüedad (posiblemente constructiva). Cada una de las partes interesadas principales consultadas en este proceso podría, sin embargo, argumentar con un poco de justificación que no se dio el peso suficiente a sus intereses particulares respectivos. La comunidad “cinética”, preocupada por la posible reencarnación de una guerra entre estados con un competidor estratégico dentro de veinte o treinta años, o por la posibilidad de un conflicto con un país como Irán o Corea del Norte en un futuro más cercano, puede muy bien sentir que el péndulo ha oscilado demasiado de un poder marítimo “duro” a uno “blando”. Ya se hizo notar la falta de referencia a operaciones de ataque y asaltos anfibios en la sección sobre proyección de poder. Según algunos observadores, los borradores anteriores del documento contenían aún menos referencias a las fuentes de efecto cinético. En el texto final las referencias a la defensa con misiles balísticos están ocultas de forma más bien incómoda en la discusión sobre disuasión, por ejemplo. Esto explica en parte el énfasis sobre la necesidad de conservar la “insistencia mahaniana de dominio marítimo por parte de los Estados Unidos” señalada por el Secretario de la Armada, Donald Winter. “Que nadie se confunda”, dijo. “No nos estamos alejando, reduciendo o retirando de ninguna manera de aquellos elementos de poder “duro” que ganan una guerra, o que sirven para evitar que la guerra siquiera se inicie… La fortaleza de la armada de una nación sigue siendo 9 una medida esencial del puesto ocupado por una gran potencia y su rol en el mundo”. La actitud acerca del equilibrio doctrinario y de fuerzas estructurales establecido en el documento entre poder “duro” y “blando” puede depender en gran parte de dónde esté ubicado el observador, tanto en términos de geografía como de disciplina marítima. Los aviadores tienen tendencia a un enfoque más cinético, especialmente si operan en áreas donde la contingencia de un conflicto local contra potencias medias es bastante posible. La atención de aquéllos que operan submarinos, y la comunidad de armas antisubmarinas, puede estar fijada en la necesidad de responder al alcance y sofisticación creciente de competidores potenciales como China, o de potencias medias con acceso a submarinos de ataque nuevos y mejorados, ya sea nucleares o no, y como consecuencia pueden sentir que se debería haber mencionado con más énfasis la futura importancia de sus navíos. Los operadores en regiones tales como África, Europa o Sudamérica tenderán, simplemente en virtud de sus prioridades operacionales, a estar más interesados en capacidades más “blandas”, como operaciones de interdicción o patrullas, o asuntos civiles militares; ellos también pueden sentir, sin embargo, que sus intereses podrían haber recibido un mayor énfasis. 174 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Frente a esto, la comunidad de guardacostas puede creer que su papel estratégico ha quedado disminuido en este documento. Bien puede creer que el documento usa el “poder marítimo” como sinónimo de poder naval, en vez de una alternativa al “poder en el mar”, y que ello implicaría una menor atención a la contribución efectuada por el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos. El rol policial y de cumplimiento de las leyes son dos aspectos cruciales de la seguridad marítima en este nuevo y más amplio sentido, pero se lo ha tratado de manera más bien superficial, ya que no se hacen referencias específicas al hecho de que en los Estados Unidos dichas actividades son prerrogativa del Servicio de Guardacostas, no de la Armada. Dada la importancia evidente que se atribuye en el documento a la participación más amplia de otros países, donde las preocupaciones principales de seguridad marítima tienden a centrarse en temas tales como la protección de áreas de pesca y la intercepción de drogas, armas y contrabando de seres humanos, este aparente descuido parece ser particularmente desafortunado. No hace falta dar un paso demasiado grande, desde esta perspectiva, para comenzar a sospechar que la Armada está usando este concepto más amplio de seguridad marítima para justificar un programa de construcción de navíos que no son de ninguna manera apropiados para operaciones de tipo policial. La industria de construcción y operación de navíos mercantes, y el complejo industrial marino, representan otra parte interesada de la comunidad marítima que puede sentirse dejada de lado. Dichos intereses también hacen contribuciones, ponen sobre la mesa objeciones y disensiones, y tienen necesidades estratégicas que cumplir. El hecho de que el programa de construcciones de la Armada de los Estados Unidos haya permanecido relativamente estable en los últimos dos años es una parte importante de la respuesta a los pedidos de la industria de contar con basamentos de planeamiento confiables. Las consideraciones electorales, como también nacionales, hacen que los miembros del Congreso tengan un interés creado muy importante, algunos dirían determinante, en la concreción de dichos programas. Por todas estas razones, estas preocupaciones podrían haberse considerado en forma más directa. Además de las críticas de partes interesadas específicas, que puedan creer que se debería haber dado más peso a su manera de ver las cosas, otro sector de críticas se concentra en el documento como una declaración de estrategia. Los eventos actuales en Irak y Afganistán sugieren que los Estados Unidos y sus aliados han encontrado verdaderas dificultadas para establecer una guía conectada y continua para describir cómo se deben implementar los objetivos políticos estratégicos amplios a nivel operacional y táctico, tanto ahora como en el futuro previsible. Los críticos señalan que el documento hace una serie de declaraciones visionarias, y también describe planes estructurales detallados para sus fuerzas, pero que ambos no se corresponden. Como consecuencia, de acuerdo a estas críticas, los aliados fueron a la guerra en Irak y Afganistán con un sentido amplio de lo que tenían que hacer, pero sin los recursos y a veces el marco institucional necesario para hacerlo. Por lo tanto, hay una gran urgencia por satisfacer las demandas tiránicas del compromiso inmediato. De esa manera, estaríamos hipotecando el futuro en aras del presente. Ésta no es tanto una crítica de la nueva estrategia marítima como un comentario de que no queda claro cuál es el lugar que ocupa este documento en la familia de declaraciones políticas que los Estados Unidos, o cualquier otro país, valga el caso, necesita para traducir una política en 10 acciones exitosas. UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 175 En forma similar, se pueden hacer preguntas más específicas sobre la conexión entre este documento y la estructura de fuerzas, particularmente, si bien no exclusivamente, en la Armada de los Estados Unidos. Una posibilidad, como ya se mencionó, sería argumentar que este documento es en realidad un intento de justificar una serie de planes de construcción ya establecidos en el Plan Estratégico Naval de 2006, al que ya hicimos referencia, introducido por el Almirante Mullen para estabilizar el programa de construcción de navíos de la Armada. Algunos son bastante claros en lo que ven como el último intento de la Armada de articular el rol de las fuerzas marítimas y de dar un justificación razonable a su plan para incrementar su flota actual de 278 navíos a 313 durante las próximas tres décadas. Los oficiales de la Armada están preocupados porque los esfuerzos de expansión de la flota podrían naufragar si el Departamento de Defensa llegara a cortar el presupuesto naval para pagar por los miles de tropas que el Ejército y 11 la Infantería de Marina necesitarán en los próximos cuatro años. En efecto, el Secretario Winter remarcó que “nuestro programa de treinta años para construcción de navíos no ha cambiado; nuestro cronograma de adquisición de aeronaves permanece intacto; y nuestros objetivos finales para la fuerzas no cambiarán como resultado de esta nueva estrategia”. Si ésta realmente era la intención, uno podría decir que las cosas se deberían haber hecho a la inversa: el plan de construcción debería ser una consecuencia de un examen abierto de necesidades, y éste no debería haber sido elaborado para adaptarse a aquél. Otra línea de ataque a la relación entre el documento y el plan de construcción, no obstante, argumenta exactamente lo opuesto. Algunos señalan que ésta no es una “estrategia” para nada, en el sentido que no relaciona los modos y los medios de manera de ofrecer una guía a los planificadores de fuerzas de los tres servicios marítimos. El documento es más bien una “visión” general, que pretende establecer las cosas generales que hay que hacer, pero evita toda discusión sobre lo que es necesario hacer para alcanzarla. Un “ex oficial de alto rango” se habría quejado: “No hay nada allí sobre el planeamiento de fuerzas. ¿Invierto mi capital en buques para pelear en guerras grandes que no ocurren con frecuencia, o construyo navíos de menor porte, de uso general, para el tipo de eventos que encontraremos con más regularidad”?12 Tampoco da muchas claves sobre las prioridades relativas entre el enfoque marítimo moderno y posmoderno que, en esta era de presupuestos restringidos, compiten entre sí a cierto nivel. Según algunos, “al no incluir, y ni siquiera mencionar, un plan de recapitalización en la estrategia, la Armada se perdió una oportunidad dorada de vincular su estrategia con la necesidad de equipamiento en un sólo documento, para que los legisladores lo puedan ver claramente”.13 Pero quizás, se imaginan algunos, hay un nuevo anexo adjunto clasificado que articula y justifica los planes de construcción de la Armada y que brinda respaldo a la aspiración de contar con una armada de 313 navíos, si no más.14 El Vicealmirante Morgan ofrece una explicación más sutil. Ha hablado de su esperanza de que “la nueva estrategia ‘conducirá a un pensamiento estratégico’ en la elaboración de presupuestos en el futuro. La intención es que la estrategia se ‘refresque’ cada dos años, justo antes de finalizar los planes presupuestarios de largo plazo.”15 En otras palabras, la estrategia tiene como intención brindar una guía continua y actualizada para los programas existentes, y sirve más bien de acompañamiento a los mismos, más que precederlos o sucederlos. 176 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Más aún, el momento en que se lleva a cabo este debate es interesante, ya que implica un alistamiento por parte de los servicios marítimos para hacer que la gente comience a pensar en las necesidades de defensa después de Irak y Afganistán, en cuyo momento la composición de la Casa Blanca y el Congreso podría ser bastante distinta. Por todo ello, está claro que no hay manera de complacer a todo el mundo; la propia naturaleza del documento exigió grandes compromisos por parte de todos los participantes. La Armada no podría haber hecho un reclamo más específico de una estructura de fuerzas más ambiciosa, en los términos generales o particulares de la disciplina naval, en este documento abreviado, producido en conjunto con los otros dos servicios marítimos. Y tampoco lo podría haber producido por sí misma. Los servicios marítimos, en su afán colectivo por llamar la atención del país sobre la importancia del entorno físico en el cual todos ellos operan, también tenían que tener en cuenta que ésta no es una declaración de una política nacional. La temática que este documento intentó abarcar es vasta, tanto desde el punto de vista geográfico como sustantivo y temporal; su tratamiento ha sido por lo tanto muy comprimido. Por eso, la declaración no podía haber tenido la exactitud cristalina y los indicadores de desempeño exhibidos, de por ejemplo, la estrategia marítima de la década de 1980. Por todas estas razones, el veredicto final de la importancia y el impacto de este documento dependerán de los eventos que sucedan. No se sabe si algo es bueno hasta que se lo pone a prueba. ¿Y AHORA QUÉ? Para que la nueva estrategia convenza a los observadores de que realmente ha habido una desviación significativa de la norma, tal como aducen, sus progenitores tendrán que demostrarlo por las acciones que tomen ahora que la han publicado. El primer paso sería una campaña seria y sostenida de comunicación estratégica entre las propias partes interesadas, entre ellas y el resto del país, y entre los Estados Unidos y otros países. Los recelos (o malentendidos) indicados previamente se tendrán que resolver. En particular, éste es un momento ideal para que los Estados Unidos se embarquen en una campaña de (re)encuentro con el resto del mundo, dadas las tensiones causadas por la guerra de Irak. El problema se ejemplifica por la preocupación mundial de que los Estados Unidos no solamente son demasiado poderosos sino que también tienen una inclinación por un unilateralismo contraproducente. Es en ese marco que el resto del mundo sigue el debate sobre la ratificación por parte de los Estados Unidos de la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar, cuyos adversarios significativamente denominan LOST (abreviatura de Law of the Sea Treaty, o Tratado sobre el derecho del mar; en inglés, “lost” es “perdido”). Los críticos de la ratificación exponen sus argumentos desde una concepción tradicional, moderna, de la soberanía y 16 el interés nacional de los Estados Unidos. La Casa Blanca y los defensores de la Convención en la Armada, no obstante, creen que se trata de un marco legal indispensable para la mayoría de las actividades de apoyo a la seguridad marítima. Algunos admitirían que la ONU generalmente concede autoridad para actos más ambiciosos de defensa sistemática. La percepción, ya sea cierta o no, de que los Estados Unidos y sus aliados están “actuando fuera de la ley” socava sus posibilidades de éxito. Por lo tanto, la ratificación de la convención parecería implicar UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 177 una aceptación por parte de los Estados Unidos de la noción que la seguridad marítima es algo que se puede alcanzar mejor en concierto con todos los demás. Con esto nos acercamos al aspecto más posmodernista del pensamiento marítimo norteamericano en este documento: las continuas referencias a su naturaleza “cooperativa”. Si bien algunos países se ven atraídos por la noción de la Asociación Marítima Global, existe un residuo de sospecha acerca de si los Estados Unidos 17 realmente están comprometidos con el concepto. Esta sensación de incomodidad se manifiesta por la duda demostrada por África sobre el nuevo Comando del África de los Estados Unidos. África, dicen los locales, no está para ser comandada por los Estados Unidos. Una verdadera asociación deberá reconocer esto, aceptar en muchos casos alianzas locales que se encargarán de dar la primera respuesta cuando surjan problemas locales, y admitir que las prioridades locales en el mantenimiento del orden en el mar no son necesariamente las mismas que las de los Estados Unidos. Los norteamericanos tienden a poner el “terrorismo internacional” en el primer lugar de su lista de amenazas; otros países están mucho más preocupados por la pesca ilegal o el contrabando de personas. Hasta los europeos no ponen a veces el contraterrorismo a la cabeza de su lista 18 de prioridades. Ciertamente, al poner énfasis en la construcción de una confianza que no se puede acelerar, el documento de estrategia, y también las declaraciones públicas de los comandantes regionales alrededor del mundo, admiten, por lo menos en forma declaratoria, la necesidad de aceptar estos distintos puntos de vista. Como dijo el Almirante Mullen: “Este nuevo panorama estratégico ofrece nuevas oportunidades para que las fuerzas marítimas trabajen en conjunto, a veces con la participación de la Armada de los Estados Unidos, pero otras veces sin ella. En realidad, una mayor cantidad de las misiones emergentes no contarán con la Armada de los Estados Unidos. 19 Y eso me parece bien.” Para concretar el concepto de asociación, sin embargo, habrá que adoptar ciertos pasos prácticos. Ello podría incluir un esfuerzo concertado para realizar tareas de “alerta del dominio marítimo”, pasar de una cultura de información basada en la “necesidad de saber” o otra basada en la “necesidad de compartir”, y suministrar a manos abiertas las destrezas y el equipo necesario para campañas sofisticadas de aumento de aptitudes para los países que los necesitan. En este caso, el término “sofisticadas” quiere decir dos cosas. Primero, denota la apreciación práctica de la necesidad de integrar plenamente los esfuerzos navales con los de los servicios de guardacostas, tanto nacionales como extranjeros, de manera de dar crédito a estos últimos por sus esfuerzos particulares en esta área. Segundo, exigirá una toma de conciencia particular sobre las sensibilidades políticas y culturales en las regiones en cuestión. El énfasis actual en la capacitación de idiomas y conciencia cultural, junto con la creación de un “comando de asuntos civiles” de oficiales del área extranjera son pasos alentadores en esta dirección. También lo son las demostraciones de intención en los recientes cruceros realizados por los buques hospitales Mercy y Comfort, vistos en el contexto de las reacciones efectivas de las Armada de los Estados Unidos frente a siniestros naturales como el tsunami de 2004. Las acciones, al fin y al cabo, tienen más fuerza que las palabras, y son este tipo de cosas que hacen realidad el concepto de “estaciones de la flota global” para persuadir a los demás 20 que los servicios marítimos verdaderamente creen en lo que dice el documento. Todo 178 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA esto parece presagiar una desviación del pensamiento tecnocéntrico que caracterizó la política de defensa de los Estados Unidos en los últimos años. Pero, como ya se mencionó, el resto del mundo no es el único sector cuyas preocupaciones hay que atender en una campaña permanente de justificación. Habrá que dar otro tipo de justificaciones a las partes interesadas dentro de los Estados Unidos, y algunas podrán muy bien contradecir los mensajes que hay que transmitir al extranjero. Por ejemplo, habrá que asegurar a la comunidad cinética, con su preocupación “moderna”, pero perfectamente legítima, sobre la necesidad de continuar 21 los preparativos para una guerra potencial entre estados. Cuando los presupuestos navales están constreñidos, es particularmente difícil obtener el equilibrio adecuado entre el poder marítimo “duro” y “blando”, en parte debido a la concentración inevitable de recursos en las guerras de Irak y Afganistán, y además debido a un programa de construcción sumido en la controversia. Dicha concentración exacerba la preocupación de gente que, como Robert Kaplan, argumenta que la Armada de los Estados Unidos se está alejando demasiado de las amenazas navales tradicionales presentadas por adversarios de primer y segundo orden, tanto ahora como en un futuro 22 más distante. En vez, habría que concentrarse más en preocupaciones “modernas” como la adquisición de sistemas antisubmarinos más sofisticados, súper portaaviones, una defensa balística desde el mar y misiles crucero, destructores de la clase Zumwalt y el crucero CG(X). Éstos, por supuesto, son sistemas caros, y alientan la tendencia a una flota más pequeña pero más poderosa. Al mismo tiempo, las producciones más pequeñas dificultan la modernización incremental y segura de la flota. Esto a su vez obliga a la Armada a especificar saltos “transformativos” en sus plataformas, como se puede ver en el Buque de Combate Litoral (Littoral Combat Ship, o LCS), los Zumwalts y el CG(X), programas que son inherentemente más riesgosos, y más costosos de reparar cuando las cosas no van bien, que sus predecesores. Si bien la nueva estrategia marítima no toca este tema (porque no define las prioridades relativas, como se indicó anteriormente), habrá que resolver qué tipo de equilibrio deberá lograrse en la mezcla “alta/baja”. Desde este punto de vista, el programa LCS es particularmente importante, y sus dificultades actuales son por lo tanto particularmente desafortunadas. Pero aun dentro del programa, hay aquéllos que arguyen que algo más barato y con menos capacidad, pero en mayores cantidades, brindaría una mejor solución. Las operaciones posmodernas de menor intensidad parecerían invitar a una mayor expansión de la capacidad de interdicción, un reingreso significativo en el área de navíos de patrulla pequeños, y un menor énfasis en los aspectos principalmente mahanianos del programa actual de construcción de navíos. William Lind se queja de que “la Armada de los Estados Unidos está perfectamente diseñada para combatir a la Armada del imperio del Japón. Si alguien quiere pelear por el control del Océano Pacífico con una guerra entre destacamentos de portaaviones, estamos listos”. Lind recuerda lo que dijo un ex subsecretario asistente de defensa, Jim Thomas (tal como lo cita Robert Kaplan): “La Armada no se ocupa principalmente de ataques de bajo nivel, patrullas contra piratería y guerras de interdicción. Si nos engañamos a nosotros mismos y pensamos que lo es, será nuestro fin como gran potencia”. Por el contrario, arguye Lind, en el mundo actual posmoderno de cuarta generación, eso es exactamente lo que es, o debería ser, el poder 23 naval. UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 179 Para alcanzar el equilibrio presupuestario y de estructura de fuerzas correcto, y poner realmente en práctica las ideas bosquejadas en Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI, habrá que realizar no sólo un debate abierto, como el que ya está teniendo lugar, sino también elaborar en forma clara una estrategia nacional, donde se discuta seriamente el lugar que van a ocupar las fuerzas marítimas en la respuesta general para un mundo complejo, tanto en el presente como en el futuro. Esta estrategia general e integrada perseguiría dos objetivos: Primero, debería confrontar seriamente la tarea de disuadir o ganar los conflictos de hoy y al mismo tiempo asegurar la “paz” que vendría después. Segundo, debería definir y equilibrar las necesidades de los conflictos actuales con los del mañana. Más fácil decirlo que hacerlo, quizás; es poco probable que estos asuntos se resuelvan rápida o fácilmente, pero de todas maneras son esenciales, y la dificultad para resolverlos apunta a la necesidad de un diálogo continuo como preludio a un acuerdo final. PROBABLE REACCIÓN EN EL EXTRANJERO No es fácil calibrar la reacción extranjera a esta nueva estrategia. Inevitablemente, algunas reacciones serán una respuesta al proceso que produjo el documento, y que ahora continúa, en vez de una respuesta al contenido del documento. En este sentido, algunos en el extranjero oirán cosas que confirman sus sospechas existentes sobre las intenciones de los Estados Unidos. Las declaraciones que se harán para aliviar la preocupación de los promotores del poder “duro” en el Congreso, por ejemplo, alarmarán innecesariamente a aquéllos para quienes el dominio marítimo de los Estados Unidos puede aparecer como una amenaza potencial, y consternar a aquéllos que en vez quieren ver una verdadera asociación marítima global contra amenazas y desafíos comunes; de ahí la necesidad de una campaña de información estratégica que explique lo que realmente está ocurriendo, y no lo que aparentemente está ocurriendo. Más aún, las armadas extranjeras están realizando sus propias revisiones estratégicas de cómo deberían reaccionar frente a los desafíos contemporáneos. En muchos casos, los debates sobre el equilibrio entre poder “duro” y “blando”, y entre menor cantidad de plataformas de mayor calidad o mayor cantidad de menor calidad, siguen las mismas líneas que el debate dentro de los Estados Unidos; son los equivalentes foráneos de todos los intereses y partes interesadas que también inciden en los Estados Unidos. Por lo tanto, su visión sobre la nueva estrategia de los Estados Unidos tenderá a reflejar sus propias preocupaciones y conclusiones emergentes, que a su vez determinará sobre qué parte del proceso y el producto norteamericano decidirá concentrar sus comentarios. Por esa razón, una campaña de comunicación estratégica sería probablemente bien recibida, por lo menos por los aliados más cercanos de los Estados Unidos, ya que muchos de ellos confrontan problemas idénticos. El Reino Unido, por ejemplo, no ha establecido todavía una estrategia nacional en la que los recursos disponibles para defensa se corresponden con los objetivos fijados para ella, y en la que las necesidades del futuro están garantizadas por las demandas inmediatas de un presente urgente. Debido a su concentración en el “aquí y ahora”, la Armada Real está confrontando dificultades agudas 24 para alcanzar un equilibrio moderno/postmoderno aceptable. Aquí también el objetivo es que la gente comience a pensar en el mundo después de Irak. Inevitablemente, la cuestión de cómo estructurar la flota está dominada por la combinación “alta/baja”. Habiéndose asegurado la provisión de portaaviones para el futuro, ¿cuántas otras naves de 180 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA combate de superficie de alto calibre necesita y puede darse el lujo de obtener la Armada Real? Al considerar el programa de Combatientes de Superficie del Futuro, ¿cuál debería ser la relación entre las variantes C3, (relativamente) baratas y atractivas, y el más ambicioso C1? Esto es en gran medida un problema de recursos, pero la obtención de recursos parece depender esencialmente de difundir el mensaje al público, a los medios de comunicación y a una clase política concentrada mayormente al presente en armamentos 25 terrestres y aéreos, en vez de las necesidades navales y aeronavales futuras. De manera más general, las opiniones sobre la conveniencia y seguridad de involucrar a la Armada Real en los niveles inferiores del espectro de la seguridad marítima son encontradas. Muchos de estos problemas se aplican también a otras armadas europeas. Todas ellas confrontan una brecha cada vez más grande entre los recursos aparentemente disponibles y la gama de compromisos posibles que se espera que cumplan. Sus flotas se están reduciendo en número, pero cada unidad individual es cada vez más poderosa. Hasta un cierto punto, todas estas preocupaciones de estructura y fuerza reflejan una aceptación más amplia en Europa de un impulso expedicionario, que parece fluir naturalmente de las preocupaciones sobre la seguridad global que dominan sus concepciones de defensa necesaria. Por lo tanto, tienden a simpatizar más ampliamente con los objetivos y métodos delineados en la estrategia. Otros países europeos tienen una visión más constreñida geográficamente de sus prioridades de seguridad, y si bien no la ven con malos ojos, tampoco verán en la nueva estrategia demasiados elementos relevantes para su caso. En el mundo en desarrollo el respaldo será mucho más condicionado, ya que las sospechas residuales de la política exterior de los Estados Unidos siguen siendo altas, si bien muchos de esos países reconocen la necesidad de una mayor seguridad marítima, definida en el sentido amplio. Algunos otros países, como Irán y Corea del Norte, tendrán una visión más negra de una estrategia que, con o sin razón, piensan que está dirigida esencialmente en su contra. Será especialmente interesante ver la reacción que emerja de China, y también quizás de la Rusia del Sr. Putin. Evidentemente, la Armada de los Estados Unidos no está sola a la hora de adaptarse a las difíciles condiciones del siglo veintiuno. Las incertidumbres y diferencias de opinión actuales son comprensibles, y hasta inevitables. Pero el hecho de que la Armada de los Estados Unidos sea incapaz de resolver este enigma por sí misma sugiere que quizás una estrategia cooperativa es realmente el camino a seguir. UNA ESTRATEGIA COOPERATIVA PARA EL PODER MARÍTIMO EN EL SIGLO XXI 181 NOTAS Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no deberían tomarse necesariamente como un reflejo de la opinión oficial del Reino Unido o los Estados Unidos. Este artículo complementa otro trabajo del autor: “New Directions for Maritime Strategy? Implications for the U.S. Navy” (¿Nuevas direcciones para la estrategia marítima? Implicancias para la Armada de los Estados Unidos) en el número de otoño de 2007 es esta publicación. El texto original fue preparado para ser presentado en el taller “Defense Strategy and Forces: Setting Future Directions” (Estrategia y fuerzas de defensa: sentando direcciones para el futuro) llevado a cabo en la Escuela Naval de Guerra, Newport, Rhode Island, del 13 al 15 de noviembre de 2007, patrocinado por cátedra William B. Ruger de Economía de Seguridad Nacional de la Escuela. 1. Colin Gray, Another Bloody Century (Otro siglo sangriento) (Londres: Phoenix, 2005). 2. Geoff Fein, “Maritime Strategy Still a Priority for Outgoing CNO” (La estrategia marítima sigue siendo una prioridad para el Jefe de Operaciones Navales saliente) Defense Daily, 26 de setiembre de 2007. 3. “Strategy Lacks Specifics, Covers Familiar Ground” (Estrategia sin especificidad, cubre un terreno conocido) Navy Times, 29 de octubre de 2007. 4. Loren Thompson, QDR 2005 Issues Facing the Navy (Asuntos que debe confrontar la Armada) (Washington, D.C.: Lexington Institute, 2005), p. 7. 5. El Almirante Mike Mullen lanzó formalmente este concepto en el 17 avo Simposio internacional sobre poder marítimo en setiembre de 2005. Ver John Hattendorf, ed., Report of the Proceedings (Informe de las actuaciones), 19 al 23 de setiembre 2005 (Newport, R.I.: Escuela Naval de Guerra, 2006), pp. 3–8. 6. Vicealmirante John G. Morgan, Armada de los Estados Unidos, nombrado en “Maritime Strategy to Be Unveiled Next Month” (La estrategia marítima se dará a conocer el mes que viene) Navy Times, 26 de setiembre de 2007. 7. Loren B Thompson, “New Maritime Strategy: Three Cheers, and Three Complaints” (Nueva estrategia marítima: tres aplausos y tres quejas) Issue Brief 3 (Washington, D.C.: Lexington Institute, 23 de octubre de 2007). 8. Las ideas que siguen surgieron de conversaciones mantenidas con una serie de colegas en Washington y el Reino Unido. Es imposible nombrarlos a todos, pero ellos sabrán quiénes son y lo tomarán, espero, como prueba de mi gratitud por la ayuda prestada. 9. Discurso en el 18avo Simposio internacional sobre el poder marítimo, Escuela Naval de Guerra, Newport, R.I. 10. Hew Strachan, “Making Strategy: Civil-Military Relations after Iraq” (Desarrollando una estrategia: relaciones civiles militares después de Irak) Survival (otoño de 2006), pp. 59–82. 11. “Facing Uncertainty, Navy Contemplates Alternative Futures” (Confrontando incertidumbre, la Armada contempla futuros alternativos) National Defense Magazine, 10 de octubre de 2007. 12. Citado en Christopher Cavas, “New US Maritime Strategy Is Incomplete” (Nueva estrategia marítima de los Estados Unidos es incompleta) Defense News, 22 de octubre de 2007. 13. Ibid. 14. “Analysts Question Navy Assertions about NMS” (Los analistas cuestionan las aseveraciones de la Armada sobre la estrategia militar nacional) Inside the Navy, 22 de octubre de 2007. 15. Cavas, “New US Maritime Strategy Is Incomplete” (La nueva estrategia marítima de los Estados Unidos es incompleta) 16. William P. Clark y Edwin Meese, “Another UN Power Grab” (Otro intento de toma de poder por parte de la ONU) Wall Street Journal, 8 de octubre de 2007. 17. Ver, por ejemplo, “Charting the Course: World Navy Chiefs Look to the Future” (Marcando el rumbo: los jefes de las armadas del mundo miran hacia el futuro) Jane’s Defence Weekly, 2 de mayo de 2007, pp. 23–50. 18. Esther Brimmer, Seeing Blue: American Visions of the European Union, (Viendo azul: las visiones de la Unión Europea desde los Estados Unidos) Chaillot Paper 105 (Paris: Instituto de estudios sobre la seguridad, setiembre de 2007), p. 15. 19. Almirante Mullen en el 17 avo Simposio internacional de poder marítimo; ver nota 5 más arriba. 20. “Estaciones de la flota global” puede ser otro término que se deba examinar con más detalle. Para algunos observadores se trata de algo así como una base naval flotante para realizar 182 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA (posiblemente) acciones ofensivas como un medio para aliviar tribulaciones locales. 21. Ésta era claramente la intención de las declaraciones del secretario Winter en el 18 avo Simposio internacional de poder marítimo. 22. Robert D. Kaplan, “America’s Elegant Decline” (La declinación elegante de los Estados Unidos) Atlantic Monthly (3 de octubre de 2007). 23. William S. Lind, “A ‘Little Ship’ Navy” (Una armada de navíos pequeños) United Press International, 29 de octubre de 2007. 24. Vicealmirante Sir Jeremy Blackham y Gwyn Prins, “Storm Warning for the Royal Navy” (Signos de tormenta para la Armada Real) Proceedings (Actuaciones) del Instituto Naval de los Estados Unidos (octubre de 2007). 25. Almirante Sir Jonathan Band, “The Strategic Vision for Navies” (La visión estratégica para las armadas) RUSI Journal (febrero de 2007). Combatiente de Superficie para el Futuro (FSC, por sus siglas en inglés) es un programa de gran alcance para reemplazar las fragatas de Tipo 23 que operan actualmente en la Armada Real y suplementar los destructores de clase Daring Tipo 45, más grandes y caros. Quizás se producirán dos docenas de estos FSC, pero hay mucho debate sobre la combinación de variantes necesaria. 17 EL COMERCIO QUE CIRCULA POR LOS MARES Y LA ESTRATEGIA MARÍTIMA Sr. Steve Carmel L a nueva estrategia marítima nacional, titulada “Estrategia Cooperativa Marítima para el Siglo XXI”, está diseñada para reconocer los cambios y los desafíos provenientes de la globalización en los mares. El gran facilitador de la globalización es, por cierto, el comercio que circula por los mares. El aumento progresivo del comercio marítimo a lo largo de los siglos ha producido un sistema de comercio internacional que, en las palabras del gran oráculo del poder marítimo, Alfred Thayer Mahan, “forma un sistema articulado, no sólo de tamaño y actividad prodigiosos, sino también con una 1 sensibilidad excesiva, inigualada en épocas anteriores”. Los adelantos en la velocidad y la fiabilidad del servicio, unidos a las enormes reducciones del costo del transporte marítimo, han moldeado el cambiante sistema de fabricación global de maneras que hace sólo veinte años hubieran sido imprevisibles. Toda estrategia que dedique tanta atención — como lo hace la nueva estrategia marítima — a ese aspecto de los mares compartidos del mundo causará que los que participen en ese ámbito se interesen profundamente en él; por lo tanto, un análisis de esa estrategia desde la perspectiva de la industria del transporte marítimo está ampliamente justificado. Como punto de partida para ese análisis cabe citar el artículo de gran influencia del Vicealmirante John Morgan y del Contraalmirante Charles Martoglio sobre “la armada de mil navíos” publicado en Proceedings del U.S. Naval Institute: “Vigilar los mares requerirá mucha más capacidad que la que puede proporcionar Estados Unidos o cualquier otro país individualmente. Requerirá la cooperación nacional, internacional y del sector privado para proporcionar las plataformas, la gente y los protocolos necesarios para proteger los mares contra las amenazas transnacionales”.2 Posteriormente señalan la importancia de entender la naturaleza de la amenaza que enfrentan los Estados Unidos y la mayoría de los países que comercian internacionalmente. Un análisis coherente se debe concentrar en los dos puntos principales que ponen de relieve. El primero es la posibilidad de cooperación del sector privado, o mejor dicho, la oportunidad que se perdió al no haber invitado a la comunidad del transporte marítimo 184 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA a participar en este esfuerzo. El segundo punto tiene que ver con la capacidad específica que puede aportar esa comunidad si se le permite hacerlo. Maersk Line Limited (MLL), especialmente, desea participar. El Vicealmirante Morgan, el jefe de estrategia de la Marina, habló varias veces sobre este tema y parece entender claramente lo que puede ofrecer la industria y, todavía más importante, lo que se pierde si no se le permite participar. El mero hecho de que este artículo esté publicado en el Naval War College Review indica que otros en la Marina aprecian ese potencial. Sin embargo, parece ser que el mensaje no ha sido difundido suficientemente, porque Maersk o empresas similares rara – o ninguna – vez se mencionan en las conversaciones cotidianas sobre táctica, excepto como objetos (no parte) de la estrategia marítima. Eso no significa que no ha habido participación, pero participar en la formulación de una estrategia y participar en su ejecución son dos cosas muy diferentes. Por lo tanto, el objetivo principal de este artículo es hacer que los oficiales de la Marina estén más conscientes de lo que puede ofrecer la industria del transporte marítimo. Segundo, se dirige a la naturaleza de la amenaza, que necesariamente significa el entorno, que a su vez, como cuestión práctica, está constituido por las operaciones diarias de la industria del transporte marítimo comercial. Estos dos puntos, entender el entorno y la participación de la industria del transporte marítimo comercial en la estrategia marítima, representa una intersección de las operaciones navales y comerciales, y una en la que el resultado final para la seguridad marítima mundial no está del todo claro. Los transportistas tienen una visión del mundo muy diferente de la de los líderes de la Marina de los Estados Unidos, lo cual es comprensible porque sus papeles y misiones son diferentes, pero es posible que esa diferencia no se entienda suficientemente bien. Es importante entender las diferencias entre estas dos formas de ver el mundo. ¿QUÉ APORTAN LOS TRANSPORTISTAS MARÍTIMOS COMERCIALES? En resumen, aportan una omnipresencia mundial persistente. Los navíos de Maersk y otros están en mucho mayores números en los océanos del mundo que lo que cree la mayoría de la gente. Unas pocas estadísticas abren los ojos. El grupo mundial Maersk de transporte marítimo – una empresa entre muchas – tiene una flota de más de mil navíos de varios tipos, incluyendo contenedores, buques cisterna, buques de transporte de LNG/LPG, RO/ROs, y ROPAX,* además de unos 120 navíos en construcción en astilleros del mundo entero. En promedio, a Maersk le entregan unos cuarenta navíos nuevos por año. Dentro de ese total, la flota de contenedores consiste de más de 550 navíos. El más grande de ellos tiene unos 1,300 pies de largo y una capacidad de más de once mil unidades TEU (la capacidad de un contenedor de 20 pies) de contenedores, la mayoría de los cuales son inaccesibles cuando el navío está cargado. Considérense los retos logísticos del escaneo por radiación externa de una nave de esa índole. Para tener acceso a un contenedor situado en el fondo de la pila, un lector debe poder “ver” a través de otros diez contenedores llenos (el navío tiene un ancho de veintidós espacios) y bajo cincuenta pies de agua y, además, tener la sensibilidad suficiente para determinar cuál es el contenedor problemático. * Respectivamente, gas natural licuado/gas de petróleo licuado, roll-on/roll-off (transporte de cargamento rodado), y buques de pasajeros roll-on/roll-off. EL COMERCIO QUE CIRCULA POR LOS MARES Y LA ESTRATEGIA MARÍTIMA 185 La flota de contenedores Maersk tiene operaciones en cerca de trescientos puertos del mundo entero; cada quince minutos, 365 días por año, un navío Maersk está llegando a algún puerto del mundo. Para ser más específico, en África Subsahariana, una zona de gran interés en la actualidad, Maersk tiene servicio permanente a cuarenta y dos puertos en treinta países, es decir en todos los países que tienen una costa, con la excepción de Somalia, y más de treinta oficinas en el interior de otros once países. Eso no incluye las actividades de petróleo y gas, que también cuentan con operaciones marítimas diseminadas por todo el planeta, incluyendo, por cierto, el Golfo de Guinea, una zona del mundo que casi nunca se deja de mencionar en las conversaciones sobre la seguridad marítima global. Para dar un contexto y un sentido de escala, un par de comparaciones vienen al caso. En julio de 2005, Robert O. Work, un respetado experto en cuestiones navales, al prestar testimonio el año pasado ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes dijo que el número total mundial de navíos de combate en la superficie 3 con un desplazamiento de más de dos mil toneladas era 574. Si bien el Sr. Work se estaba refiriendo a otra cosa, el número es pertinente en este trabajo, porque probablemente un navío naval de ese tamaño sería el más útil para patrullar las zonas marítimas comunes de aguas profundas, la zona en que el transporte marítimo comercial puede representar la mayor ayuda o el mayor reto. Volviendo al número mencionado, esos son los activos en las existencias de las Marinas del mundo disponibles para poner en práctica la estrategia marítima en el océano abierto, al menos en lo que atañe a los transportistas comerciales. Lo que se desprende de lo antedicho es que Maersk tiene muchísimos más buques en altamar mar que todas las Marinas del mundo juntas. Es probable que estos datos no sorprendan a los que conocen a Maersk, así que echemos una ojeada al próximo mayor competidor en el negocio de los contenedores. La Mediterranean Shipping Company (MSC), con sede en Ginebra, Suiza, opera 362 buques. Eso significa que una empresa situada en un pequeño país alpino sin salida al mar cuenta con una flota 25 por ciento mayor que la de la Marina de los Estados 4 Unidos. Esto también nos recuerda que en el mundo globalizado de hoy en día lo que constituye un “país marítimo” está mucho menos claro que lo que solía estar. El dominio de los mares compartidos por los transportistas comerciales se ve claramente en el informe de densidad más reciente en el sitio web de AMVER (www.amver.com). AMVER es una asociación mundial voluntaria (administrada por el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos) de intereses marítimos dedicada a trabajar en aras de la auto preservación colectiva en un entorno hostil. La comunidad de transportistas marítimos está acostumbrada a trabajar en asociaciones y AMVER es un excelente ejemplo de ello, al haber estado salvando vidas en altamar por más de cincuenta años. En la actualidad hay más de diecisiete mil buques de 155 países inscriptos y todos los días hay más de 3,200 viajes activos en el registro. Anualmente, AMVER da seguimiento a más de cien mil viajes. El informe de densidad mensual divide la superficie del océano en cuadrados de un grado e indica cuántos navíos participantes en AMVER informaron haber estado en un cuadrado ese mes. La creencia general es que los navíos comerciales se ciñen a rutas muy transitadas y que el resto del océano está prácticamente libre de ellos. El informe de densidad de AMVER demuestra lo errónea que es esa impresión. Hay, sin duda, rutas de alta densidad en las que siempre hay navíos presentes, pero la 186 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA realidad es que muy pocas partes del océano no muestran algo de actividad todos los meses. Lo bueno para la estrategia marítima—si los transportistas comerciales participan activamente en ella – es que están en todas partes. Lo malo para la estrategia, si fueran el único objetivo de ella, es que están en todas partes. ENTORNO Y VISIÓN DEL MUNDO Prácticamente todos los artículos y documentos oficiales recientes describen los mares compartidos como “inseguros” y citan la necesidad de proteger las vías marítimas para permitir el movimiento de productos sin impedimentos. Las compañías de transporte se rascan la cabeza y se preguntan a qué se debe tanta alharaca. No ven una amenaza en el mar. Eso no significa que no hay vulnerabilidades significativas que debemos tomar muy seriamente, como la infraestructura portuaria. Los chinos, por ejemplo, están muy conscientes de la importancia del puerto de Los Ángeles para la economía de su país (si bien es dudoso que haya una apreciación similar en este país sobre la importancia de Hong Kong o Singapur para la economía de los Estados Unidos). Sin embargo, vulnerabilidad y amenaza no son la misma cosa. De hecho, las verdaderas amenazas al comercio marítimo son las medidas de seguridad mal concebidas que revelan una falta de comprensión fundamental de la manera en que funciona el transporte marítimo. La naturaleza del comercio en esta era de globalización – es decir, la entrega de productos intermedios empleados como insumos en el proceso de producción, así como de productos de consumo listos para la venta minorista – exige un sistema de transporte “hipereficiente” que no puede tolerar interrupciones. Para dar una idea de la eficiencia del sistema de transporte marítimo comercial, cuesta menos enviar un contenedor de Hong Kong a Los Ángeles por barco que hacerlo en camión las últimas cien millas por tierra hasta su destino final en Estados Unidos; además, la variación en los plazos de entrega del viaje de Hong Kong a Los Ángeles se mide en horas. Esta red altamente eficiente de redes de cadenas de suministro depende en gran medida de un sistema de transporte en perpetuo movimiento en todas sus formas. Una buena analogía es la imagen en un aviso anteriormente muy conocido de una gran empresa de transporte en la que aparecía una red de correas transportadoras entrecruzadas moviendo paquetes continuamente hasta su destino final. Se debe pensar de esa misma manera en el sistema de envíos por diferentes medios. Todos están constantemente en movimiento y una interrupción en cualquier lugar propaga efectos por todo el sistema, causando que se paralice en todas partes. Toda estrategia que no tenga en consideración este hecho probablemente hará más daño que bien; el remedio no debe ser peor que la enfermedad y, volviendo al tema de la visión del mundo, las compañías de transporte ni siquiera están convencidas de que estamos enfermos. Si el objetivo de los maleantes es perturbar el comercio y causar daños económicos, es evidente que si alcanzamos sus objetivos por ellos mediante nuestra reacción (anticipatoria) a ellos, ganan. Las estadísticas mencionadas anteriormente sobre el tamaño de la flota de Maersk y su persistente presencia global son pertinentes en esta visión del mundo. Maersk tiene un excelente mirador para ver qué está pasando en los mares compartidos del mundo… y hasta se podría decir que su mirador es mejor sobre esas cosas que el de la Armada de los Estados Unidos. En el debate sobre quién tiene la visión correcta del mundo — ¿hay o no una amenaza? – se debe resolver el tema de quién tiene el mejor mirador si se va a EL COMERCIO QUE CIRCULA POR LOS MARES Y LA ESTRATEGIA MARÍTIMA 187 formar el tipo de asociación con los intereses de los transportistas que los que abogan el concepto de “la escuadra de mil navíos” consideran que es necesario formar. ¿Y LA PIRATERÍA? No cabe duda de que la piratería es algo malo para sus víctimas, pero no lo es para Maersk o sus colegas. La piratería es un tema importante para el comercio regional y costero en algunas partes del mundo, como África (con los consiguientes problemas muy visibles para World Food y otras organizaciones humanitarias similares), pero para el comercio internacional y los navíos que lo facilitan, no lo es tanto. Tómese por ejemplo el informe reciente de que la Marina de Indonesia interrumpió un ataque a un buque cisterna en el Estrecho de Malaca. Si leemos el artículo – cosa que la mayoría no hace – en lugar de limitarnos a los titulares, el “buque cisterna” resulta ser un navío de dos mil toneladas con una carga de aceite de cocina. Es necesario distinguir entre un buque cisterna de trescientas mil toneladas con una carga de petróleo crudo y una barcaza con pretensiones con una carga de un par de tazas de Crisco. Desgraciadamente, las estadísticas no lo hacen. Para peor, incluso un ataque que uno piense que pueda ocurrir, pero que no ocurre, se sigue informando como un acto de piratería. Eso causa que las estadísticas de la International Maritime Bureau sean muy sospechosas. Es indudable que estas estadísticas hacen que el problema parezca ser mucho peor de lo que es. Lamentablemente, hoy en día se tiende a combinar ladronzuelos en chinchorros — algo con lo que hemos estado lidiando por muchísimo tiempo – con un concepto más amplio de la piratería, así como a hacer que el panorama parezca mucho más sombrío que lo que es desde el punto de vista de los transportistas. Sin embargo, lo que realmente es preocupante es el tema de los polizones, un tema sobre el que las dos maneras de ver el mundo probablemente están alineadas, si bien por diferentes motivos. Los polizones son un problema grave en lugares como África, hasta el punto en que empresas como Maersk emplean frecuentemente servicios privados de seguridad costosos (oficiales británicos y tropas gurkha), para que los ayuden a lidiar con él. Eliminar el problema de los polizones requiere mejorar la seguridad de los puertos, lo que a su vez significa capacitar a los agentes de la ley locales, cuyo personal a menudo actúa como vendedores de pasajes de los polizones, en lugar de cumplir con su tarea de disuasión. TRANSPARENCIA A menudo se dice que el comercio marítimo legítimo debe dar la bienvenida a la transparencia. Sí y no. En el caso de las operaciones normales – el ámbito de los transportistas comunes y las líneas marítimas regulares – la transparencia es el modo normal y necesario de operar y todas esas líneas exhiben sus horarios y rutas en sus sitios web. Sin embargo, para los navíos que no operan en líneas regulares y que transportan cargas listas para embarcar, la transparencia es problemática. La posición del navío es fuente de ventaja competitiva y ciertamente una fuente de apalancamiento en las negociaciones con interesados en la carga. A esos interesados, especialmente en los mercados a granel y de petróleo, les encantaría tener plena visibilidad de cuáles podrían ser los navíos para su carga y hay claras indicaciones de que algunos de ellos pagarían por esa información. También es probable que cualquier navío, incluyendo los navíos 188 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA legítimos que operan cumpliendo el derecho internacional al pie de la letra en el curso de sus actividades normales, pueda tener motivos para no fiarse de transparencia que se podría emplear para señalarlo en un programa de interdicción. Por ejemplo, si en el caso de un desacuerdo con China acerca de Taiwán, los Estados Unidos decidiera inhabilitar el flujo de petróleo a ese país – algo que preocupa sobremanera a los chinos –, cualquier sistema que permitiera que las autoridades identificaran a todos los navíos que llevaran petróleo consignado a China, independientemente de su ubicación, pabellón o simpatía hacia los intereses de los Estados Unidos en el conflicto del estado de su pabellón, y que causara que esos navíos fueran el blanco de los esfuerzos de interdicción, generaría sospechas que se deberían tener en consideración. Esto no significa que Maersk y sus colegas no estén dispuestos a ayudar a las marinas y a los guardacostas a crear alerta del dominio marítimo (en inglés, maritime domain awareness o MDA). Maersk ha propuesto ideas de programas de prueba y hasta ofreció el uso de sus navíos para poner a prueba las ideas de otros. Por ejemplo, en la actualidad Maersk está avanzando con ensayos en varios de sus navíos de tecnología MDA innovadora creada por Lockheed Martin que se dirige a algunas de las limitaciones de los sistemas de identificación automática (en inglés, automatic identification systems o AIS). Recientemente, las autoridades navales estadounidenses en Nápoles preguntaron a Maersk si permitiría que se pusieran receptores AIS de rastreo a bordo de sus navíos para ver qué datos podrían generar; Maersk aceptó sin vacilar. Esto pone de relieve otra capacidad de los transportistas comerciales que no se conoce bien. Debido al gran número de navíos que operan en el mundo, agrupados en ofertas de servicio permanente, los transportistas pueden realizar experimentos controlados en una escala mayor que la que podría hacer la Armada de los Estados Unidos por sí sola. Pueden obtener datos rápidamente que de lo contrario requeriría años para generar, si es que se pudiera hacer en primer lugar. Finalmente, los transportistas pueden permitir que pequeños números de oficiales navales anden en sus navíos en las zonas de interés del mundo. Este enfoque desconectaría la presencia naval persistente en una zona de los activos de la Armada de los Estados Unidos y permitiría que los oficiales navales obtengan una gran cantidad de conocimientos locales en los muelles sin llamar mucho la atención y con muy poco costo. Si navíos colaboradores hacen esos tratos con las compañías de transporte marítimo de los países, los oficiales de la marina podrán tener acceso a prácticamente todos los rincones del mundo. Los transportistas también podrán actuar, como lo hace actualmente Maersk, como lugares de capacitación del personal de los Guardacostas, la Marina y el cumplimiento de la ley, así como participar en ejercicios. Maersk participó recientemente en un ejercicio de seguridad nacional llamado NOBLE RESOLUCIÓN, por ejemplo. En la actualidad, Maersk está participando en un programa del Ministerio de Defensa Británico en el que coloca pequeños dispositivos, aproximadamente del tamaño de una computadora portátil grande, en algunos de sus navíos, incluyendo algunos que ostentan el pabellón estadounidense. El dispositivo es completamente autosuficiente; funciona independientemente de todos los sistemas y de la energía del navío, porque tiene una batería que dura siete años. Las tripulaciones simplemente quitan la capa protectora de la superficie adhesiva y la pegan a una mampara. Con ese dispositivo los británicos pueden determinar dónde se hallan los navíos de Maersk en tiempo real, todo el tiempo. Lo único que tiene que hacer la empresa es evitar pintar el dispositivo, lo que confieso que a veces es difícil para los marineros. Este programa surgió de un deseo de dar seguimiento a los navíos que llevaban pertrechos militares británicos (hay lugares a los que, comprensiblemente, los EL COMERCIO QUE CIRCULA POR LOS MARES Y LA ESTRATEGIA MARÍTIMA 189 británicos prefieren no ir con sus pertrechos a bordo). Cabe señalar que los estadounidenses no tienen un programa similar para los navíos que llevan pertrechos de los Estados Unidos, pero si existiera, Maersk no tendría ningún inconveniente en participar. Considerando que en 2006 solamente el Departamento de Defensa envió por barco cerca de un cuarto de millón de contenedores mediante el sistema de transporte comercial, la mayor parte de ellos para apoyar sus actividades en Irak, probablemente sería una buena idea. “AIS,” mencionada anteriormente, es probablemente la abreviatura más empleada en el ámbito del MDA. Finalicemos, entonces, con unos pocos comentarios sobre los sistemas de identificación automática (AIS). Es innegable que los datos generados por los AIS pueden ser fundamentales para obtener un panorama general de lo que está pasando “ahí afuera”. Es, en efecto, información que se debe captar y analizar, pero también es necesario entender sus limitaciones. Se sabe que el cumplimiento con los AIS está lejos de ser universal y que es bastante común encontrar navíos que los tienen apagados; por lo tanto, si lo único que hacemos es reunir datos provenientes de los AIS, perdemos a todo ese grupo. Pero lo más importante es que los AIS son fáciles de manipular. Un 5 informe reciente dice que más del 30 por ciento de todos los datos AIS son incorrectos. En 2005, la preocupación sobre datos AIS falsos causó que las autoridades marítimas de Singapur, recordando que los AIS fueron diseñados originariamente como un sistema de navegación y para evitar los choques entre navíos, emitieron una advertencia a los navíos con su pabellón sobre la inexactitud de los datos generados por los AIS. El transporte marítimo es la presencia preponderante en los mares compartidos de hoy en día; en muchos sentidos es el motivo por el que se necesita una estrategia marítima global en primer lugar. Las empresas de transporte marítimo saben que representan una omnipresencia global persistente. No quieren ser simplemente los objetos pasivos de la nueva estrategia marítima. Prefieren ser socios activos en la puesta en práctica de una estrategia que impulse los objetivos de seguridad colectiva de todos los países sin poner en riesgo los objetivos económicos de ningún país. 190 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA NOTAS Este artículo es una adaptación de una presentación realizada en el Thirty-seventh Institute for Foreign Policy Analysis–Fletcher School Conference on National Security Strategy and Policy, con el patrocinio del Naval War College y la Defense Threat Reduction Agency, en Washington, D.C., el 26 y 27 de septiembre de 2007. 1. Alfred Thayer Mahan, “Considerations Governing the Disposition of Navies,” in Retrospect and Prospect (Boston: Little, Brown, 1902), p. 144. 2. John G. Morgan, Jr. [Vicealmirante, Armada de los Estados Unidos], and Charles Martoglio [Contraalmirante, Armada de los Estados Unidos], “The 1,000-Ship Navy: Global Maritime Network,” Proceedings, U.S. Naval Institute 131 (noviembre de 2005), p. 15. 3. Robert O. Work, “To Take and Keep the Lead: A Naval Fleet Platform Architecture for Enduring Maritime Supremacy” (Washington, D.C.: Center for Strategic and Budgetary Assessments, diciembre de 2005), p. 84, disponible en www.csbaonline.org. 4. En noviembre de 2007, como se indica en el sitio web de la empresa, en www.mscgva.ch/. 5. “Reliability of Ship-Identification System in Doubt,” TradeWinds, 7 September 2007, p. 42. 18 IMPLEMENTACIÓN DE LA ESTRATEGIA DEL PODER MARÍTIMO Capitán de Navío Wayne P. Hughes, Jr., Armada de los Estados Unidos (Retirado) U n ideal de guerra—algunos lo llamarían un principio—es lograr una colaboración 1 perfecta entre todos los comandantes, tanto vertical como lateralmente. Mas realizar una guerra implica autoridad y responsabilidad descentralizadas, por cuanto un corolario del ideal de colaboración—o cooperación—es una ineludible fricción entre voluntariosos dirigentes militares y civiles que tienen estilos, perspectivas e intenciones diferentes. Dicho de otro modo, una colaboración eficaz implica relaciones hacia arriba, laterales y hacia abajo. La unidad de propósito hacia arriba resulta difícil porque la política y la guerra han de llegar a una lógica unida, impulsada por un objetivo, a la vez que se 2 comunican con diferentes gramáticas. La unidad de acción lateral resulta difícil porque los diferentes servicios miran el mismo problema a través de lentes distintos y aspiran a soluciones distintas. En nuestro mundo globalizado, la colaboración entre los diferentes servicios es difícil porque no se trata solamente de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Ahora bien, la colaboración de los servicios marítimos de los Estados Unidos reviste una importancia especialmente crítica, y la mayor parte de lo que sigue busca promover acciones bien coordinadas dentro y entre la Armada de los Estados Unidos, el Cuerpo de Marines y el Guardacostas. Los ejemplos de fricción en las operaciones en Irak quizá estén aun muy cercanos a nosotros, pero hay abundantes ejemplos históricos que muestran que el ideal de una acción cohesiva es inalcanzable. La Segunda Guerra Mundial ofrece casos espectaculares de voluntariedad. El genio guerrero del General Dwight Eisenhower fue promover la cooperación y unidad entre facciones dispares. Unió a los irascibles dirigentes franceses en el África del Norte. Trabajó con los comandantes navales y de la fuerza aérea que recibió para el día D. Neutralizó los egos de Bernard Montgomery y George Patton durante el avance de los aliados por Francia después de franquear la cabeza de playa de Normandía. En todo momento, conservó la confianza del Primer Ministro Churchill, 192 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA del Presidente Roosevelt y de los Jefes del Estado Conjunto. Eisenhower es verdaderamente la excepción que prueba la regla de que la colaboración es difícil de alcanzar. La Segunda Guerra Mundial es por dos motivos un laboratorio neutro y apropiado para estudiar los desafíos planteados por la acción colectiva. El primero es que la guerra es diferente a las circunstancias estadounidenses de hoy y no se puede imitar como si fuera un patrón. De hecho, las dos guerras mundiales son precedentes dignos de evitarse al establecer los modos y medios de tratar con nuestro par emergente, la República Popular de China. En segundo lugar, las dos grandes guerras ilustran el alcance mundial del poder marítimo. Ni una ni otra se habría ganado sin alcanzar el dominio marítimo y sin explotar la maniobra operacional desde el mar. Ahora se ha formulado una estrategia en circunstancias de paz menos apasionadas para promover la colaboración. Ha recibido el visto bueno de los comandantes operativos y de servicios marítimos que se ven afectados por sus disposiciones y quienes han de ceñirse a ellas. La nueva estrategia marítima sirve de punto de partida acordado que no eliminará los ánimos contenciosos en el futuro pero que sí será la piedra angular de la implementación, de la determinación de recursos costeables, del entrenamiento para llevarla a término con las fuerzas a la mano y del diseño de las futuras fuerzas para el servicio marítimo. Me refiero al enjundioso documento promulgado recientemente por los comandantes del Servicio de Guardacostas y el Cuerpo de Infantería de Marina y por el Jefe de Operaciones Navales titulado “Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI”. Este es fruto de un esfuerzo conjunto y amplio por formular lo que frecuentemente se denominó “una estrategia marítima nueva”. El presente artículo ahonda en el importante aporte del documento a la formulación de una nueva estrategia de poder marítimo que guíe las operaciones marítimas de la nación, así como lo que no dice y el extenso trabajo que está aún por realizarse. LOS LOGROS Primero en orden de importancia, la nueva estrategia de poder marítimo restablece la primacía del poder marítimo dentro de la política de seguridad estadounidense. Si bien no incumbe a los dirigentes de los servicios marítimos proclamar una estrategia marítima nacional, sí han demostrado la lógica del poder marítimo y su valor para “promover un sistema mundial pacífico que comprenda redes interdependientes de comercio, finanzas, información, leyes, pueblos y gobierno”. Los tres líderes de los servicios presentan el argumento de que “El poder marítimo de los Estados Unidos es una fuerza para el bien, que protege los intereses vitales de esta nación, a la vez que se une a otros para promover la seguridad y las prosperidad en todo el mundo”. En particular, la nueva estrategia de poder marítimo implica claramente que la estrategia para formación de fuerzas basada en el concepto de dos conflictos regionales principales—CRP, que imperó en los años noventa, ha muerto. La estrategia de dos-CRP se centraba en combates terrestres en ultramar. Su alcance era demasiado estrecho para generar un establecimiento militar estadounidense robusto y adaptativo. Reducía el papel de la Armada a brindar recursos para el combate terrestre y darles apoyo. Además, IMPLEMENTACIÓN DE LA ESTRATEGIA DEL PODER MARÍTIMO y como queda demostrado por hechos recientes, la estrategia de dos-CRP reclamaba una capacidad que era inalcanzable: la de dos operaciones rápidas y definitivas contra enemigos que se doblegarían a nuestra voluntad “espantados y admirados” antes el poder estadounidense. La nueva estrategia del poder marítimo resalta la ventaja natural de la preponderancia marítima para “influir en las acciones y actividades en el mar y en tierra”. A continuación, y descriptas como cuatro funciones de las armadas, resumimos las capacidades planteadas en la “Estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI” de los servicios marítimos. En el mar Responder por la seguridad de bienes y servicios. Una armada protege el movimiento de los buques y de los medios bélicos en los mares y salvaguarda las fuerzas estacionadas, entre las cuales han de incluirse submarinos nucleares con misiles balísticos (SNMB), fuerzas de bloqueo, patrullas costeras y buques en estación fija para defensa anti-misiles de teatro. Actualmente los servicios marítimos de los Estados Unidos tienen un papel mundial de enorme amplitud. Negar el movimiento seguro del enemigo. Una armada de poder marítimo debe contar con los medios visibles para impedir el movimiento de buques y medios bélicos del enemigo. Impedir las fuerzan enemigas estacionadas como SNMBs es una capacidad menos clara, pero la simetría es válida en principio. Desde el mar Distribuir bienes y servicios. Una armada coloca fuerzas terrestres en la costa para tomar y ocupar territorio y lanzar golpes aéreos y de misiles con varios objetivos. Esta fue la función principal de la Armada para las contingencias regionales en la estrategia de dos-CRP. La capacidad de proyectar un poder hacia ultramar persiste, pero es más difusa y global en la nueva estrategia. Impedir la distribución de bienes y servicios por parte del enemigo. La Armada y el Servicio de Guardacostas protegen la patria contra toda suerte de amenazas. Para muchos estados, esta ha sido la función primordial de sus fuerzas costaneras. Hasta hace poco, la necesidad de defender el terreno estadounidense era inexistente gracias a la superioridad marítima. Mas la Estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI deja en claro que la amenaza de ataques terroristas ha elevado la importancia de esta función. El objetivo militar de una potencia continental generalmente es ganar o conservar 3 territorio. Hasta hace poco, no existía la figura de propiedad del mar. Las operaciones terrestres tienen que ver con nodos geográficos de valor. Las operaciones marítimas han tenido que ver con los “arcos” que unen a los países y sus nodos terrestres de importancia vital. La nueva estrategia de poder marítimo dice que tal verdad tradicional dejó de ser válida. El valor aumentado de la propiedad marítima— acompañado por muchos reclamos de soberanía oceánica recientes—es una tendencia visible en los asuntos mundiales. Yendo más allá de los conflictos de larga data sobre derechos de 194 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA pesca, en años recientes la competencia por recursos minerales en el lecho marino ha generado amplios reclamos de “pertenencia” que serán, cada vez más, una amenaza a la libertad de navegación y un semillero de confrontaciones marítimas. LA CONDUCCIÓN DE OPERACIONES La autoridad constitucional para hacer uso de las fuerzas armadas estadounidenses descansa en el comandante en jefe, el Presidente de los Estados Unidos. Un comandante en jefe elegido genera un dilema para el Departamento de Defensa, dilema que resulta especialmente severa para la Armada de los Estados Unidos y el Cuerpo de Infantería de Marina, dadas sus responsabilidades mundiales, mas ello no se menciona en la estrategia de poder marítimo. Analizarlo en toda su complejidad incumbe a los peritos, mas ofrecemos dos ejemplos. Tras el colapso de la Unión Soviética y durante el decenio de los noventas, los Estados Unidos no tenían un competidor igual, ni diplomático, ni económico ni militar. La nueva estrategia señala la necesidad de estar preparados para la guerra pero asevera que igualmente importante, y muy de preferir, es la influencia pacífica de otra potencia importante. Si bien la estrategia no menciona ninguna potencia igual, y podría argumentarse que la República Popular de China aún no ha alcanzado tal condición, las relaciones de los Estados Unidos con China sirven a modo ilustrativo. Las administraciones pasadas y futuras han intentado en varias ocasiones ejercer influencia sobre China y sus vecinos por medio de la cooperación, la competencia y a veces la confrontación. Como lo he planteado en otros escritos, y como también lo da a entender la estrategia de poder marítimo, plantear la amenaza de una guerra terrestre con China sería una 4 locura. De allí que debe generarse un papel para la Armada y la Fuerza Aérea dentro de una estrategia marítima. Se les debe demostrar a China y sus vecinos (que se extienden del Japón hasta la India) una primacía inequívoca del interés estadounidense en Asia Oriental y Asia del Sur para el futuro previsible. La expresión de nuestro interés—tanto económico como diplomático y militar—cambiará con los comandantes en jefe y sus consejeros de seguridad nacional. No será asunto fácil para la Armada y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos diseñar una capacidad capaz de apoyar políticas alternativas en materia de cooperación, competencia y confrontación. El segundo ejemplo del poder de decisión presidencial se encuentra en el otro extremo del espectro, en lo que podrían llamarse “guerras pequeñas” y “operaciones policiales” hechas posibles por el poder marítimo estadounidense, las cuales incluirían operaciones humanitarias en países que sufren por causa de gobiernos fallecidos o catástrofes naturales. La nueva estrategia de poder marítimo hace hincapié en la disuasión en materia de conflictos ejercida por la presencia pacificadora, si bien en ocasiones estallarán conflictos mortales. Mas la Armada no puede estar en todas partes. Tiene que estar en capacidad de ir a cualquier parte con alcance global y fuerza preponderante, como bien lo resalta la estrategia, mas dónde y cuándo se emplee dependerá de las decisiones que tomen futuras administraciones. Las implicancias para el planeamiento de las fuerzas navales son duales. Primero, una armada capaz de responder ha de estar formada por ladrillos más pequeños y numerosos IMPLEMENTACIÓN DE LA ESTRATEGIA DEL PODER MARÍTIMO que se presten a aumentos o reducciones de escala según las circunstancias. La pacificación y el mantenimiento de la paz suelen ser asuntos largos y dilatados que no exigen indefinidamente el poder de golpe masivo de un grupo de batalla de portaaviones. Segundo, la estructura de mando será un enredo de confusa autoridad, con amplia participación civil, incluidas las organizaciones particulares no gubernamentales (ONGs). Las muchas influencias encontradas—y falta de coherencia—en estas operaciones serán, como lo han sido, unas sobre las cuales la Armada tiene un control limitado. La estrategia de poder marítimo otorga alta prioridad al mejoramiento de la integración y la interoperabilidad. Dice que la necesidad de eficacia es tanto cuestión de destrezas humanas en materia de colaboración—la aptitud del General Eisenhower en menor escala—como lo es de enlaces tecnológicos. El elemento central de una red eficaz es su elemento humano. La nueva estrategia resalta que tales destrezas son difíciles de dominar. La necesidad de componentes de fuerza para ayudar en guerras pequeñas y operaciones “policiales” es explícita en la estrategia de poder marítimo. Mas la armada estadounidense aún no está diseñada para responder eficaz y eficientemente a todos los llamados para misiones de hacer la paz. RECURSOS Y ACCESIBILIDAD Sin los medios bélicos—los recursos—una estrategia es una aspiración. Los recursos traen capacidades. Las capacidades provienen del dinero y de personal militar diestro. La estrategia de poder marítimo es consciente de los costos hasta cierto punto, pero su puesta en práctica dependerá de la accesibilidad y ésta exigirá un análisis intenso por parte de analistas de la defensa. Una capacidad marítima de alcance global no es cosa barata y nadie aceptará la aspiración de la estrategia entre tanto no se puntualicen sus 5 costos en el presupuesto de defensa. Con algunas condiciones, la estrategia de poder marítimo es lo bastante flexible—es decir capacidad de variar la escala de sus elementos de fuerza—para ponerse en práctica. Pero debemos suponer que algunas disposiciones son retóricas. Dos ejemplos: La introducción dice: “La Armada, el Cuerpo de Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos obrarán en toda la gama de operaciones militares para proteger a los Estados Unidos contra un ataque directo”. Más valdría moderar esta aspiración insertando “en la medida de lo posible”. La diferencia es entre invertir recursos para forjar una Línea Maginot impenetrable alrededor de Norteamérica y una capacidad costeable cuyo valor se pese contra otras necesidades. El “Concepto estratégico marítimo” dice, en el tercer párrafo: “El poder marítimo de los Estados Unidos se emplazará globalmente para proteger a nuestra patria y ciudadanos contra ataque y promover nuestros intereses en todo el mundo”. Más adelante, se modera tal ambición irrestricta con: “Si bien esta estrategia aboga por una amplia dispersión de fuerzas marítimas en red, no podemos estar en todas partes y no podemos obrar para mitigar todo conflicto marítimo”. Precisamente. La intención, según pienso y según he planteado arriba, es mantener unos servicios marítimos que puedan ir a cualquier parte al 6 llamado del comandante en jefe pero que no pueden estar en todas partes. 196 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Un poder marítimo costeable exigirá el más delicado sentido del equilibrio a fin de lograr este alcance global dentro de límites presupuestarios. El equilibrio es cuestión de tener un énfasis correcto. La disposición a influir y prevenir una “guerra entre grandes potencias” parece más costeable si la otra gran potencia no es una abstracción. Nuestra planificación sería más nítida si consideráramos a China como la gran potencia en cuestión. Además, nuestra influencia positiva debe ser extensiva a los vecinos de China también. Entonces la estrategia puede ser más específica, de modo costeable, respecto de asociaciones, bases e inteligencia, enfocada en Asia Oriental. La estrategia de poder marítimo es benéfica en cuanto promueve más atención a los dos extremos del espectro, con énfasis—que mucho ha tardado—en capacidades diseñadas para guerras pequeñas y operaciones “policiales”. Pero por ningún lado encontramos el peso relativo de los recursos por dedicar a cada extremo. Las dos capacidades no son mutuamente excluyentes, y la Armada global estadounidense de ningún modo será dos flotas separadas, pero un examen atento revela que coinciden en poco. Este es un ejemplo. Cuando Britania regía las olas con una armada mundial protectora del imperio, Sir Julian Corbett puntualizó tres componentes de la Armada Real: la flota de batalla para derrotar todo reto al control sobre los mares; “cruceros” para patrullar las vías marítimas y proteger el comercio británico; y “la flotilla “de pequeños combatientes capaces de pelear en zonas costeras, adonde no se podían aventurar los buques de guerra, pese a todo su poder ofensivo, porque los torpederos, submarinos y minas prometían 7 bajas baratas. Con el surgimiento de la Flota Alemana de Alta Mar en los decenios anteriores a la primera guerra mundial, el primer lord de los mares, Almirante Sir John Fisher, se encontró entre dos desagradables perspectivas. Por una parte, Gran Bretaña veía una creciente amenaza al control marítimo en el Mar del Norte, a la vez que garantizaba el libre comercio y patrullaba el imperio. Por otra parte, Fisher estaba bajo severas presiones de un gobierno liberal que deseaba trasladar presupuesto naval a programas sociales y un ejército que deseaba más dinero para defensa de la patria contra una invasión alemana. Colaborar con el primer ministro en el recorte del presupuesto de la Armada Real era algo bien alejado de la mente maquiavélica de Fisher, pero resolver una nueva composición de la Armada Real y a la vez maquinar para hacerla realidad es 8 una historia que hoy viene muy al caso. Algunos críticos pueden inquietarse de que una fuerza bimodal para influir en China y librar guerras pequeñas en muchos lugares desecharía las capacidades de la armada para ocuparse de “guerras a medias”. Estas inquietudes carecen de fundamento. La actual Armada de los Estados Unidos está diseñada para tales conflictos y estamos apoyándolos ahora. Nadie puede inferir que la estrategia de poder marítimo desecharía las fuerzas de combate actuales para comprar y mantener una flota nueva. Sean cuales fueren las implicaciones de la nueva estrategia en materia de fuerzas, las fuerzas actuales estarán con nosotros por muchos decenios en el futuro. LA COMPOSICIÓN DE FUERZAS Es más fácil forjar una nueva estrategia que forjar un conjunto apropiado de fuerzas para ponerla en práctica. Las fuerzas actuales tendrán que aplicar poder de combate de modos adaptativos para responder a las nuevas necesidades estratégicas para el futuro inmediato. Citamos a continuación tres ejemplos tomados de la armada estadounidense. IMPLEMENTACIÓN DE LA ESTRATEGIA DEL PODER MARÍTIMO La Segunda Guerra Mundial. Entre el ataque japonés a Pearl Harbor del 7 de diciembre de 1941 y el comienzo de la majestuosa barrida de la flota a través del Pacífico Central en noviembre de 1943 con el desembarco anfibio en Tarawa, todas las clases de buques de guerra cambiaron su función excepto los barreminas. Logramos los cambios entrenando en nuevos medios de combate. Los nuevos métodos de uso fueron igualmente grandes en el teatro del Atlántico, pero con muchas diferencias a fin de luchar contra los submarinos alemanes y realizar ataques anfibios en Europa. También instalamos tecnologías componentes, como centenares de armas antiaéreas de 20 mm y 40 mm, el 9 sensor VT, radar, IFF y el CIC. Tuvimos el lujo de desembolsar dinero y de añadir personal casi sin límite, situación que probablemente no se volverá a dar. Hicimos estos amplios ajustes—una verdadera transformación de la capacidad naval—en escasos dos años recortando muchos trámites burocráticos y con la ayuda de un Congreso que veía con buenos ojos la tarea y no pretendía sobre-controlar el proceso presupuestario con “eficiencias”. El Ejército, Fuerza Aérea del Ejército, Cuerpo de Infantería de Marina y Guardacostas también desarrollaron enormes capacidades nuevas, pero las suyas ocurrieron durante concentraciones desde bases muy pequeñas, mientras que la Armada había entrado en la guerra con una flota importante que se vió en la necesidad de transformarse. La guerra de Corea. En junio de 1950, cuando Corea del Norte avanzó hacia el sur, el, Presidente Truman y su secretario de defensa supieron de pronto el valor de las capacidades navales de ataque aéreo y anfibio desde el mar, el valor de combate especial del Cuerpo de Marines y el papel indispensable de la flota mercante. La Armada se había recortado drásticamente y sus buques de guerra en servicio tenían media tripulación. En este caso, los buques de la Segunda Guerra Mundial eran más aptos para la guerra “a la antigua” como fue la Guerra de Corea que los lanzamientos nucleares desde el aire previstos en la parsimoniosa estrategia del Secretario de Defensa Louis Johnson para contener a la Unión Soviética. Para Corea, la nación necesitaba la vieja armada. La recibió porque los dirigentes de la armada habían tenido la prudencia de guardar centenares de buques de guerra y buques mercantes que podían recuperarse rápidamente. De una Reserva Naval que tenía apenas seis años de antigüedad provino el personal entrenado. Vietnam. La flota de la Guerra de Vietnam comprendía buques diseñados para pelear contra la Unión Soviética. Los buques en los patrullajes costeros de la operación MARKET TIME eran poco apropiados y mal adaptados. Los aviones de los portaaviones tenían que aprender nuevas técnicas para ataques y apoyo terrestre. La fuerza fluvial se tuvo que armar desde cero y eran muchas las deficiencias de sus sensores, embarcaciones y helicópteros diseñados precipitadamente. En 1971, cuando la guerra en Vietnam estaba perdiendo intensidad, el Almirante Isaac C. Kidd era comandante de la Primera Flota. Su padre había muerto en Pearl Harbor, y dondequiera que fuera Kidd, predicaba la doctrina de “preparación ya”. Consideraba que entrenar fuerzas para desplegarlas en el Sureste Asiático era prepararse para la última guerra. Decía que no podíamos confrontar a la Unión Soviética con requerimientos para nuevos sistemas en papeles remitidos a Washington. Entrenó a la flota para luchar con lo que tenía mediante soluciones provisorias y recursos propios. Quería estar en capacidad de pelear hoy, no el año siguiente. (Que Ike Kidd tenía otra cara, con una constante de tiempo más larga, queda demostrado por sus muchos años productivos como Jefe de 198 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Material Naval, cuando sus Jefes de Operaciones Navales Almirantes Elmo Zumwalt y James Holloway procuraban de dar nueva forma a la Armada en los años posteriores a Vietnam, en que escaseaban los recursos económicos). En ello radican tres lecciones. Primero, la Armada es un servicio con plazos de espera largos. Cuando cambia una estrategia y se imponen demandas nuevas, no podemos desechar la flota y volver a comenzar. La modificamos con algunas tecnologías nuevas y tácticas correspondientes— recortando las trabas burocráticas hasta donde lo permitan—pero en la mayoría de los casos operará un buen tiempo con los mismos buques y aviones, así como con los mismos satélites espaciales y redes de comunicación, que tienen sus propias formas de inflexibilidad. En el corto plazo, nos adaptamos. Segundo, no quedaremos tan bien—por ejemplo, al involucrarnos en operaciones de combate costero o trabajar con nuestros asociados en la “Armada de mil buques”—como quedaríamos si tuviéramos tiempo y presupuesto para diseñar sistemas 10 expresamente para la nueva estrategia. Tercero, tuvimos éxito en la Segunda Guerra Mundial, Corea y Vietnam porque teníamos un lugar firme adonde ir, cosas conocidas para hacer y (si bien con metas estratégicas borrosas en Corea y Vietnam, cosa que digo con vergüenza) con un propósito para entrenarse. La estrategia de poder marítimo no es una estrategia de guerra sino una estrategia pacificadora, con la expresión de diferentes necesidades. Nos adaptaremos a sus nuevas condiciones entrenando las fuerzas que tenemos para que cumpla tareas diferentes. Esto ocurrirá cuando nuestras instituciones de entrenamiento estén imbuidas de la estrategia de poder marítimo y sepan cómo esta afecta las operaciones. También tenemos que instruir a nuestros oficiales en estos nuevos rumbos. La Academia Naval, la Escuela Naval de Posgrado y las escuelas de guerra tienen horizontes diferentes y al educar ponen diferentes grados de énfasis en la ingeniería, las humanidades, las ciencias físicas y sociales y las artes militares. Pero no se instituye ninguna estrategia nueva mientras no se esté enseñando y se estén generando nuevas tecnologías militares. El Almirante Gary Roughead, nuevo Jefe de Operaciones Navales, sabrá si la estrategia va levantar vuelo si habla tanto con sus almirantes como con nuestros estudiantes. DISEÑO DE LAS CAPACIDADES FUTURAS: APRENDER HACIENDO En los últimos cinco o seis años hemos visto un considerable esfuerzo por transformar los servicios armados desde arriba. A veces, resulta más productivo desde abajo. Cuando nuestros oficiales y suboficiales tuvieron que luchar contra la insurgencia en los litorales y ríos de Indonesia y las Filipinas, cuando nuestros pilotos de portaaviones aprenden a competir con los mejores aviones chinos, cuando nuestros tripulantes de submarinos se han entrenado para derrotar submarinos de Corea del Norte en sus aguas locales de escasa profundidad y cuando nuestras fuerzas de desembarcos aprenden a ganarse los corazones de gente buena que está siendo intimidada por terroristas, entonces simultáneamente nos dirán el modo de mejorar los sensores, redes, buques, aviones y la logística de guerra. Hemos visto en acción esta modalidad “de abajo a arriba”. Los vehículos aéreos no tripulados se utilizan ahora en todas partes porque su valor saltó a la vista en los IMPLEMENTACIÓN DE LA ESTRATEGIA DEL PODER MARÍTIMO Balcanes, Afganistán e Irak y su eficacia comparada con los costos es indudable. Las tácticas para confrontar enjambres de pequeños combatientes se están desarrollando con sus sistemas acompañantes de búsqueda y ataque. Hemos vuelto a darnos cuenta de los peligros de las minas y de submarinos enemigos silenciosos que tuvimos prácticamente en el olvido por demasiado tiempo. A continuación, dos ejemplos de la modalidad de abajo a arriba provenientes de la Escuela Naval de Posgrado. Primero, el Instituto Cebrowski ha estado trabajando en “redes formadas precipitadamente”, es decir sistemas que no son aquellos sistemas rígidos, permanentes impuestos de arriba abajo, como la Intranet de la Armada /Cuerpo de Infantería de Marina (el “NMCI”), sino redes adaptables a las cuales se puede acudir rápidamente para suplir un vacío de comunicación en lugares imprevistos. Estudiantes y docentes de la ENP estuvieron presentes tanto para el tsunami en Indonesia como para el huracán Katrina. “Haciendo”, aprendieron a colaborar con diversos participantes para restablecer comunicaciones desde una base que es prácticamente cero. Con esto y otras investigaciones como trampolín, el próximo Proyecto Piedra Angular de los estudiantes de análisis de ingeniería de sistemas sería formular modos y medios para realizar operaciones de interdicción marítima en una región carente de logística. Como segundo ejemplo de aprender haciendo, el decano de investigación promueve el desarrollo no burocrático de nuevas tecnologías de sensores y redes, con frecuencia suministradas sin costo por contratistas entusiastas. Estas generalmente se ensayan en el campo (rara vez mediante simulación por computadora) en los cercanos Camp Roberts y Fort Hunter Liggett. Típicamente los dispositivos se incorporan en un sistema adjuntándolos a la flota de UAV del centro educativo. Por tratarse de un programa financiado, entre otros, por el Comando de Operaciones Especiales, los productos con visto bueno se despliegan pronto y se ensayan en acción. Si funcionan en la guerra, se adquieren en cantidad y se despachan a Irak y Afganistán. Las asociaciones promovidas por la estrategia del poder marítimo ¿acaso no deben ayudar a desarrollar nuevas capacidades acordes con le estrategia? A continuación damos tres ejemplos de amplia base de aprendizaje en el trabajo. Primero las operaciones bilaterales con armadas asiáticas como las de Corea del Sur, Japón, Singapur, Australia y la India deben incluir aprendizaje colaborativo de parte y parte. De allí deben surgir nuevas tácticas, técnicas y tecnologías oceánicas. Mediante tal colaboración, los servicios marítimos (y también el Ejército de los Estados Unidos) percibieron los Vehículos de Alta Velocidad australianos, vehículos comerciales veloces, aptos para navegación, altamente adaptables y de bajo costo. Hemos ensayado los VAV en diversos ejercicios y operaciones reales. Sus cascos de catamarán que rompen las olas han ayudado a superar un atasco de cuarenta años en los experimentos estadounidenses, mayormente si resultados, con cascos de diferentes diseños como los SWATH, vehículos de colchón de aire e hidro-deslizadores. Segundo, un mayor aprovechamiento de las tácticas y tecnologías de armadas pequeñas como las de Israel, Croacia, Suecia, Noruega, Dinamarca y Alemania puede acelerar nuestra competencia en las operaciones costeras, porque cada uno de dichos estados ha podido, a lo largo de muchos años, desarrollar los buques de guerra y las destrezas para actuar en las aguas peligrosas y a veces mortíferas cerca de sus costas. Pese a estudios de 200 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA los éxitos y fracasos pasados de las armadas costeras extranjeras, resulta difícil señalar casos específicos de adaptaciones en los Estados Unidos. Quizá nos convenga ser más humildes y reconocer que ellos son los expertos que nos pueden enseñar—por ejemplo, que no tenemos necesidad de dorar cada lirio con tecnologías más avanzadas, buques más grandes y costosos y aviones que no podemos darnos el lujo de perder. Tercero, los servicios marítimos pueden aprender el arte de la ayuda extranjera eficaz a los países subdesarrollados, por ejemplo en el Caribe y África, acudiendo a expertos estadounidenses con decenios de experiencias: personal de operaciones especiales, especialistas en operaciones psicológicas del ejército y oficiales de asuntos extranjeros. Algunos de los estados que debemos ayudar no tienen armada pero deben, por ellos mismos y por nosotros, unirse a la armada internacional de mil buques. Un resultado de la asistencia deben ser equipos sencillos, costeables pero confiables, porque desearemos entrenar sus armadas para la autosuficiencia, después de lo cual podemos regalarles el equipo. En resumen, establecida una nueva estrategia, los servicios marítimos de los Estados Unidos pueden aprender, así como enseñar, las tácticas y tecnologías que nos ayuden a efectuar la transición a ella. Hay expertos en operaciones costeras a quienes no debemos vacilar en estudiar. Hay países que todavía están emergiendo en lo económico y que podemos ayudar con sistemas ingeniosamente sencillos, los cuales bien podríamos considerar para nosotros también. Las asociaciones por las cuales aboga la estrategia del poder marítimo pueden ser una importante fuente de conocimientos. ANÁLISIS CUANTITATIVO Cosa distinta de los costos y la elaboración de presupuestos es una evaluación de la eficacia de las capacidades que se compren. Las fuerzas marítimas tienen una experiencia cuantitativa que sirve de soporte para la nueva estrategia de poder marítimo tan fuertemente como las probabilidades de bajas y los rangos de detección. Planteé anteriormente que el control marítimo impide que el enemigo ataque desde el mar y le da a un estado marítimo el poder de elegir el lugar de la acción en la costa de una potencia terrestre. La maniobra operacional naval es una gran ventaja de las potencias marítimas, pasadas y presentes. Los estrategas bien lo saben y los historiadores citan ejemplos más recientes que los que encontramos en los clásicos de Mahan. El General Erwin Rommel probablemente no tomó a Alejandría en1941 porque precisaba una base marítima avanzada y un año más tarde el General Bernard Montgomery atribuyó a su larga línea de comunicación terrestre la culpa por su persecución de Rommel a paso de tortuga a través de Egipto y Libia a Túnez. El Mediterráneo se había transformado en un mar demasiado peligroso para la navegación mercante. Las descripciones como esta tienen más significado cuando sus datos de base ponderan la ventaja marítima estadounidense. Una fuerza anfibia en camino recorrerá aproximadamente quinientas millas náuticas en un día. Los modernos buques contenedores andan a todavía mayor velocidad, mas para comparar el traslado en mar con el traslado en tierra tomaré como dato el que los navegantes independientes en la Segunda Guerra Mundial recorrían 250 millas náuticas al día o más.11 En tierra un ejército que maniobra a velocidad operativa contra una oposición débil avanzará unas IMPLEMENTACIÓN DE LA ESTRATEGIA DEL PODER MARÍTIMO veinticinco millas ordinarias al día. Los famosos blitzkriegs alemanes en Polonia y Francia no avanzaron más que eso en 1939 y 1940. En la Operación Libertad Iraquí, el ejército estadounidense tardó tres semanas en llegar a Bagdad—que la resistencia fuera débil o considerable escasamente importa—y ello equivale, de nuevo, a veinticinco millas por día. El sistema vial romano fue diseñado para que una legión pudiera recorrer treinta millas por día. En 1066 el Rey Haroldo de Inglaterra tuvo que vencer un ataque nórdico en York y luego precipitarse hacia el sur para afrontar a Guillermo el Conquistador en el Canal de la Mancha. El ejército de Haroldo marchó veinticinco, quizá hasta treinta, millas al día para afrontar la invasión francesa en Hastings. De modo conciso, en la velocidad de traslado operativo los buques tienen una ventaja de orden de magnitud sobre un ejército. La ventaja en cuanto a movilidad ha sido una gran constante de los buques desde hace mucho tiempo. En cuanto a número de personal logístico necesario para dar fuerza al escenario de la acción y sostenerlo, la ventaja de los buques sobre el transporte terrestre es de dos órdenes de magnitud. Es razonable conjeturar que en cuanto a peso de potencial de combate transportado al lugar de la acción por unidad de energía consumida, la ventaja de los buques sobre el transporte terrestre ¡puede ser hasta de dos y tres órdenes de magnitud!! La introducción del avión y de la logística aérea complica esta descripción simplificada, pero los aviones nunca han alterado la triple ventaja del poder marítimo en la acción ofensiva, de seleccionar el punto de ataque, llegar a él más rápidamente de lo que puede 12 responder un ejército y sostener la operación con un mínimo de personal y energía. Hemos visto, por una parte, que la estrategia de poder marítimo es poderosa y oportuna como plan unificador para la acción colaborativa. Reafirma valores casi olvidados durante el decenio de la presunta paz que nunca llegó a ser, en los años noventa y en el decenio actual, cuando los conflictos en Afganistán e Irak llaman demasiado la atención sobre las operaciones terrestres. La nueva estrategia habla de un alcance mundial, del poder de influir y de la bondad de las asociaciones mundiales. Hemos visto, por otra parte, que la nueva estrategia de poder marítimo es un fundamento necesario pero no suficiente por cuando no puede expresar más que aspiraciones. Primero, los presidentes y sus administraciones deciden en cuanto empleo entre las posibilidades ofrecidas por el alcance mundial y el dominio marítimo. Las demandas impuestas por los comandantes en jefe de los Estados Unidos cambiarán, y la vida de sus administraciones será breve comparada con la vida de los buques, aviones, sensores y estructuras de mando de los tres servicios marítimos. Segundo, la estrategia debe tener en cuenta la accesibilidad, en parte porque esa es la voluntad del pueblo y en parte porque la salud económica y la competitividad son tan importantes a la larga como el poder militar. Tercero, los actuales Servicio de Guardacostas, Cuerpo de Infantería de Marina y Armada tendrán que bastar a corto plazo, de modo que debemos reorientar sus capacidades operativas mediante una educación y entrenamiento que respondan a la estrategia. Cuarto, y por último, la experiencia adquirida en futuras operaciones multifacéticas conducirá a cambios en la estructura de las fuerzas de abajo a arriba—siempre y cuando los líderes en los servicios marítimos y sus superiores estén atentos a lo que probablemente será una serie considerable de cambios. 202 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA NOTAS El autor expresa su gratitud por sus sugerencias constructivas al Capitán de Navío Jeffrey Kline, Armada de los Estados Unidos (Retirado), Departamento de Investigación en Operaciones de la Naval Postgraduate School en Monterey, California (quien también enseña una secuencia optativa en análisis ejecutivo en la Escuela de Guerra Naval) y al profesor George Baer, jefe pasado del departamento de estrategia y políticas en la Escuela de Guerra Naval . 1. Entre las muchas listas de principios, el cuasi-sinónimo más frecuente es unidad (de esfuerzo). Henry Eccles, cuyo estudio de logística en la Segunda Guerra Mundial es clásica, se refirió a la cooperación como el ingrediente vital en el suministro eficaz. 2. El profesor George Baer me señaló esta verdad tradicional de Clausewitz. 3. La estrategia clásica del ejército busca destruir a las fuerzas combatientes del enemigo y su voluntad de resistir. Pero estos no son fines sino medios. También en el mar, dicen los mahanianos, el objeto de la flota de batalla es hundir a la flota enemiga, pero Corbett y otros han demostrado que esto no basta. Una guerra de guerrillas en el mar con submarinos, minas y enjambres de naves de superficie sigue siendo una grave amenaza para los buques principales de una flota. 4. Ver W. P. Hughes, Jr., “A Bimodal Strategy for the National Maritime Strategy,” Naval War College Review 60, no. 2 (Primavera de 2007), pp. 29–47. 5. En otra parte he sugerido que la mitad de los costos de la Armada de los Estados Unidos probablemente corresponde al alcance mundial. Por ejemplo, un portaaviones es un extraordinario instrumento de poder internacional porque se puede despachar allá adonde se necesite, pero sin aviones queda reducido a una pista de aterrizaje móvil. El costo de la pista artificial en su ciclo de vida es aproximadamente igual al costo de la flota aérea que apoya. 6. Quienes mejor entenderán la analogía son los que saben que la Línea Maginot jamás se franqueó. Primero, Francia le vertió tanto dinero—los presupuestos desbordados no son fenómeno nuevo—que no quedó suficiente en el presupuesto de defensa para las fuerzas móviles que eran esenciales para el concepto. Segundo, los pánzer alemanes encontraron una forma de evadir la Línea Maginot y de igual manera los terroristas encontrarán puntos débiles en una defensa “perfecta”. 7. J. S. Corbett, Some Principles of Maritime Strategy (Annapolis, Md.: Naval Institute Press, 1988 [1911]). Ver el capítulo 2, “Theory of the Means—The Constitution of Fleets.” 8. Ver J. T. Sumida, In Defence of Naval Supremacy: Finance, Technology y British Naval Policy (New York: Routledge, 1993) y R. K. Massie, Dreadnought: Britain, Germany and the Coming of the Great War (New York: Random House, 1991). 9. Es decir, el fusible de tiempo variable, identificación amigo o enemigo y el centro de información de combate. 10. El acertado término “armada de mil navíos” se ha desvirtuado en la estrategia hasta convertirse en el apelativo más formal “Asociaciones Marítimas Globales”. 11. La navegación en convoy en el Atlántico era más lenta, como que recorría 150 millas náuticas por día. En la era de la vela, una expectativa razonable era cien millas náuticas por día con vientos alisios. 12. No debe sostenerse que el poder marítimo permite el desembarco en cualquier parte, es decir en el centro de gravedad del enemigo. Los desembarcos en Normandía se difirieron dos años porque cualquier desembarco sería contra el “centro de gravedad” alemán. 19 LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA Una oportunidad perdida Contraalmirante William T. Pendley, Armada de los Estados Unidos (Retirado) L os Estados Unidos están atravesando una Nueva Era que comenzó hace más de una década y media con el colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría. Como todas las nuevas eras en la historia, ésta trae consigo tanto nuevas amenazas como nuevas oportunidades. Para que los Estados Unidos puedan proteger y avanzar sus intereses nacionales y asegurar su supervivencia, se debe adaptar al cambio y establecer una estrategia nacional que pueda confrontar estos nuevos desafíos. Es importante que esta nueva estrategia nacional sea respaldada también por una estrategia militar comprensiva. Uno de los elementos de esta estrategia militar debería ser una estrategia marítima que permita emplear las fuerzas navales de la manera más efectiva posible como parte de una estrategia de fuerzas conjuntas. Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI (A Cooperative Strategy for 21st Century Seapower), octubre de 2007, disponible en www.navy.mil/maritime/MaritimeStrategy.pdf) es el último de una serie de intentos por definir dicha estrategia. Desafortunadamente, de la misma manera que las publicaciones de estrategias nacionales a que hace referencia, esta estrategia marítima trata de ser omnia omnibus (todo para todos) y por lo tanto deja de ser realista y viable. Se parece más a un documento de relaciones públicas desarrollado en asambleas populares. Aun una estrategia declaratoria tiene que tener varios elementos principales para poder ser considerada seriamente. UN ANÁLISIS CORRECTO DE LA SITUACIÓN GLOBAL DE SEGURIDAD Primero, una estrategia militar tiene que hacer un análisis correcto del entorno de seguridad global para el que fue diseñada, y dentro del cual deberá ser implementada. Los mayores aciertos de esta nueva estrategia militar son en esta área. Reconoce la mayor complejidad de esta Nueva Era. Evita hacer referencia a un mundo unipolar o a los Estados Unidos como “nación indispensable”. Dichas representaciones falsas y arrogantes del sistema internacional, y del rol cumplido por los Estados Unidos, han 204 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA contribuido a que su gobierno no haya podido adoptar una estrategia coherente y efectiva por casi diez años y medio. Muchas de las situaciones difíciles en que se encuentran los Estados Unidos hoy en día son consecuencia de este fracaso. Esta nueva estrategia marítima vislumbra un sistema internacional multipolar que aparece en el horizonte estratégico. En este momento nos encontramos aún, para ser más precisos, en un mundo no polar, en el que tanto las naciones como los actores extranacionales se permiten un cierto grado de flexibilidad, y en el que las alianzas han perdido gran parte del atractivo y perdurabilidad que habían caracterizado a los sistemas bipolares y multipolares del pasado. Hoy en día, las potencias principales intentan mantener relaciones pacíficas y mutuamente beneficiosas entre sí, sin perder su libertad de acción. Ninguna busca establecer el tipo de relación antagónica o alianza selectiva que caracterizó el siglo anterior. Las alianzas remanentes de la Guerra Fría han intentado reestructurarse y revisar sus roles y misiones para mantener su relevancia en esta Nueva Era. El reconocimiento de los cambios drásticos producidos en la situación global de seguridad ha sido dificultoso para una generación de élites de política exterior y seguridad nacional que fué formada durante la experiencia de la segunda mitad del siglo veinte. Los Estados Unidos fueron verdaderamente una nación indispensable a fines de la década de 1940 y el principio de la Guerra Fría, pero 2008 no es 1948. Esta nueva estrategia marítima realiza una contribución positiva a cualquier debate estratégico al presentar una evaluación más realista del nuevo entorno de seguridad global. AMENAZAS Y OPORTUNIDADES DE LA NUEVA ERA En segundo lugar, una estrategia militar tiene que identificar y priorizar las amenazas y oportunidades presentadas por una nueva era. No basta con catalogar simplemente las amenazas, como lo hace esta nueva estrategia marítima. Para ser relevante, debería priorizar las amenazas tanto en término de plazos como del peligro que representan para los intereses nacionales de los Estados Unidos. Las amenazas más peligrosas e inminentes a la seguridad de los Estados Unidos y a la seguridad del territorio nacional, en esta Nueva Era, son las presentadas por las organizaciones terroristas radicales islámicas y la proliferación potencial de armas de destrucción masiva y los medios para hacerlas llegar a destino. Si bien para derrotar estas amenazas se debe contar con un enfoque comprensivo que emplee estrategias políticas, diplomáticas, económicas y de comunicación integradas, también hace falta una estrategia militar efectiva. Además, hay un peligro potencial de que los Estados Unidos se vean envueltos en conflictos en Corea o el Estrecho de Taiwán, donde las estrategias de disuasión han mantenido la paz por más de medio siglo. Si bien estos conflictos parecen improbables y disuadibles en el futuro previsible, no se pueden descartar. Cualquier estrategia militar debe tratar por lo tanto de preservar la capacidad para reforzar la disuasión y prevalecer en cualquier conflicto si las soluciones políticas llegaran a fracasar. LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA 205 En un nivel secundario, se encuentran las amenazas transnacionales de la piratería, las drogas y el tráfico humano, el transporte de materiales para producir armas de destrucción masiva, etc. La nueva estrategia marítima hace hincapié en estas amenazas, ya que se describe a sí misma como una “estrategia cooperativa”, y una cooperación marítima amplia es más factible precisamente a ese nivel. Están los problemas tradicionales de interdicción, apropiados para fuerzas de fragatas o navíos de patrulla y guardacostas. Es aquí donde la “armada de mil barcos” (o como otros la han denominado, el “servicio de guardacostas de mil barcos”) tiene más posibilidades de convertirse en realidad. Es insensato, sin embargo, suponer que se podrá obtener una cooperación marítima tan amplia cuando haga falta tomar una acción militar para confrontar las amenazas de mayor nivel y más críticas, como la proliferación de armas o las actividades terroristas, sin hablar de un fracaso en la política de disuasión en el Estrecho de Taiwán o en Corea. Esta nueva estrategia marítima no distingue claramente ni prioriza las amenazas actuales; en consecuencia, no tiene el nivel de enfoque necesario. Hace una lista de todas las amenazas potenciales, pero una estrategia que sirva de guía para la inversión de recursos, priorizar alianzas y desarrollar, estacionar y desplegar fuerzas no sólo tiene que evaluar sino juzgar, calcular probabilidades y establecer prioridades. Esta propuesta de estrategia marítima fracasa en este aspecto, en particular cuando incluye el terrorismo en la misma categoría que la piratería, las drogas y el tráfico de seres humanos. Para ser exitosa, una estrategia también tiene que aprovechar las oportunidades que se presentan. Como las amenazas principales a los intereses de los Estados Unidos se concentran en su mayor parte en el amplio arco islámico que se despliega entre África y el Sureste Asiático, hay una oportunidad para reducir la presencia militar de los Estados Unidos en otros lugares del mundo. De esa manera también se contrarrestarían los argumentos de que los Estados Unidos buscan establecer un tipo de hegemonía global o imperial, y reduciría tanto la carga política soportada por los gobiernos amigos como los blancos para organizaciones terroristas. Esta redistribución de fuerzas también permitiría una utilización más apropiada y un posicionamiento más estratégico de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, incluyendo las fuerzas marítimas. Dado el progreso económico y político de Europa Occidental, es posible transferir el liderazgo militar en el contexto de una OTAN reformada y ampliada. Europa en 2008 no es lo mismo que Europa en 1948. Los Estados Unidos son una potencia del Atlántico, no una potencia europea. La transferencia del liderazgo militar y la responsabilidad por la seguridad en Europa, y la redistribución de fuerzas de los Estados Unidos estacionadas en Europa, serían un reconocimiento tardío de la realidad política, económica y de seguridad del continente. En el Noreste Asiático hace falta el mismo tipo de transferencia de liderazgo militar para cumplir un papel de soporte. Esta transición ha sido muy lenta en Corea, a pesar del progreso económico y político significativo demostrado allí. La alianza con Japón es un modelo útil, ya que los Estados Unidos juegan claramente un papel de respaldo en la defensa militar de Japón, consolidando y reduciendo su presencia militar en esa zona. Ambos países se benefician de una alianza política global más amplia, mientras realizan los ajustes necesarios en su alianza militar. Corea del Norte no es una amenaza significativa para los Estados Unidos. Las potencias regionales, Japón, Corea del Sur y 206 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA China, tienen un interés mucho más pronunciado en el mantenimiento de la paz en la península coreana, y están mejor posicionados tanto para mantener la paz como para alentar el tipo de cambio interno necesario en Corea del Norte. El Noreste Asiático de 2008 no es el Noreste Asiático de 1953, y la presencia militar norteamericana en la península de Corea, que por muchos años fue esencial, puede hoy ser más un estorbo al progreso y la paz. Los Estados Unidos son una potencia del Pacífico, no una potencia asiática. Los Estados Unidos han debido confrontar un desafío global dos veces en el último siglo. Primero, los Estados Unidos y sus aliados se enfrentaron a la combinación de la Alemania nazi, el Japón imperial y la Italia fascista. Ése era realmente un eje. Irak, Irán y Corea del Norte no se encuentran en la misma categoría. Segundo, la Unión Soviética y la ideología comunista representaron una amenaza global durante la Guerra Fría. Los intentos de caracterizar la amenaza del terrorismo como una amenaza global exageran su capacidad. China es un estado en ascenso en Asia, pero también ella confronta desafíos internos considerables y limitaciones de recursos. En términos militares seguirá siendo, en el mejor de los casos, una potencia regional durante el futuro previsible. Si se deja de lado el problema de Taiwán, es difícil construir una hipótesis realista para que se produzca un conflicto sino-americano. Los Estados Unidos no confrontan ninguna amenaza global, por parte de cualquier nación, actor extranacional o ideología, ya sea hoy o en el futuro previsible, que se aproxime a las que tuvo que confrontar en el pasado. Una estrategia militar efectiva se tiene que concentrar en las realidades estratégicas del presente y las probabilidades del futuro. Debe confrontar las amenazas que realmente existen, no aquéllas que prefiere. También tiene que reasignar recursos, desarrollar alianzas y reposicionar sus fuerzas para sacar partido de los cambios y oportunidades que se ofrecen. Como esta nueva estrategia marítima no identifica ni prioriza claramente las amenazas y las oportunidades, sus propuestas son demasiado generales y fuera de foco como para servir siquiera como una estrategia declaratoria relevante. CÓMO GARANTIZAR LA SEGURIDAD DE LOS ESTADOS UNIDOS En tercer lugar, dado que una estrategia debe realizar un análisis correcto del entorno de seguridad global, e identificar y priorizar claramente las amenazas y oportunidades de la época en que se deberá implementar, también debe explicar en su núcleo cómo va a garantizar la seguridad de los Estados Unidos. ¿Cómo se propone tener éxito, y cómo difiere o se parece a la estrategia militar actual? En este sentido, esta nueva estrategia marítima está llena de contradicciones. La estrategia argumenta que las fuerzas marítimas de los Estados Unidos se “posicionarán globalmente” y emplearán “presencia persistente”, pero admite sólo unos párrafos más adelante que “no podemos estar en todos lados”. El primer argumento está diseñado obviamente para justificar el mantenimiento de una flota, y otras fuerzas marítimas, poderosas e idealmente más grandes. La admisión contradictoria subsiguiente es un reconocimiento de la limitación de los recursos disponibles para las fuerzas marítimas, a menos que se produzca una amenaza marítima real. La estrategia intenta resolver esta aparente contradicción con el tema de asociaciones de cooperación, tal como la Asociación Marítima Global (Global Maritime Partnership). LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA 207 Desafortunadamente, la evidencia a la fecha no es convincente. Pocas naciones han provisto fuerzas marítimas para operaciones críticas en el Golfo Pérsico, el Mar Arábigo o el Océano Índico en el cuerno de África. Y éstas son las mismas operaciones marítimas que la estrategia sugiere como asociaciones cooperativas. La reciente conclusión de las operaciones de reaprovisionamiento de combustible de la Fuerzas de Autodefensa Marítimas Japonesas en el Océano Índico, y el retiro de fuerzas del Japón de la región, ponen en evidencia la fragilidad de estas asociaciones, aun con los aliados más cercanos de los Estados Unidos. Si bien la sugerencia de una cooperación marítima internacional y una armada de mil barcos tienen gran efecto periodístico en un Simposio Internacional sobre Poderío Marítimo, no es un concepto altamente significativo para una estrategia militar de los Estados Unidos. En el mejor de los casos es marginal, y debería ocupar uno o dos párrafos, asociados a actividades en contra de la piratería, el tráfico de drogas y de seres humanos, y la interdicción de materiales nucleares. La relevancia central dada a las asociaciones cooperativas por esta estrategia es contraproducente, ya que debilita el argumento de que los Estados Unidos necesitan una fuerza marítima más potente. Los críticos notarán que una armada de mil barcos es mucho más grande que los seiscientos barcos que la Armada de los Estados Unidos quiso tener en el pico de la Guerra Fría, cuando había una amenaza marítima real. La estrategia enumera una serie de operaciones marítimas, desde la disuasión de la guerra entre potencias principales hasta el respaldo a autoridades civiles en operaciones de seguridad del territorio nacional y operaciones humanitarias. Sin embargo, una vez más no proporciona ninguna prioridad o enfoque. Esto puede ser un reflejo del problema obvio de tener que construir una sola estrategia para las tres ramas marítimas: la Infantería de Marina, la Armada y el Servicio de Guardacostas. Si bien las tres operan en el mar, o desde el mar, cada una tiene un enfoque y prioridades muy distintas. Una estrategia marítima que intente incluir a las tres debe desglosarse en subsecciones individuales separadas, o si no, como es el caso aquí, será muy general como para tener valor significativo. Es desafortunado que este último intento reconozca tan bien el cambio en el entorno de seguridad global y el amplio espectro de amenazas que se deben confrontar, pero deje de proponer una verdadera estrategia militar. Promete hacerlo todo, sin reconocer los requisitos de recursos o las demandas contrapuestas. ¿UNA ESTRATEGIA BASADA EN CAPACIDADES? La sección titulada “Cómo poner en práctica esta estrategia” incluye una lista de las capacidades centrales que deberían poseer las fuerzas marítimas de los Estados Unidos: presencia en posiciones adelantadas, poder de disuasión, control de mar, proyección de poder, seguridad en el mar y actividades humanitarias. Describe cómo se podría utilizar cada capacidad operacional y por qué sería necesaria. Esta sección está bien escrita y nos recuerda a las discusiones sostenidas al final de la Guerra Fría, en las postrimerías del gobierno de G. H. W. Bush y los primeros días del gobierno de Clinton. Con el colapso de la Unión Soviética, la amenaza estratégica había 208 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA desaparecido, y sin dicha amenaza era posible que el presupuesto de defensa se fuera en picada, permitiendo que el país soñara con un “dividendo de paz”. La búsqueda de un nuevo enemigo reveló rápidamente que no había un competidor o estado enemigo a nuestro nivel en el horizonte. Algunos trataron sin éxito de promover a China, Japón o una Unión Soviética/Rusia revivida. A falta de un enemigo convencional real en un futuro cercano, algunos propusieron el desarrollo de una estrategia militar basada en capacidades para confrontar una amplia gama de amenazas potenciales que podrían aparecer en el futuro. El Secretario de Defensa Les Aspin, que tenía experiencia en materia legislativa, rápidamente rechazó este tipo de enfoque. Las democracias resisten las inversiones militares si no hay una amenaza real identificada o un argumento estratégico relacionado con sus intereses y la seguridad del país. La década de 1990 fue en buena parte una década perdida en materia de asuntos estratégicos, haciendo planes para confrontar amenazas inexistentes y al mismo tiempo ignorando las amenazas emergentes de la Nueva Era. Si bien las aptitudes centrales enumeradas en la sección “Cómo poner en práctica esta estrategia” son las que las fuerzas marítimas de los Estados Unidos deberían poseer, son, desafortunadamente, aptitudes centrales a la búsqueda de una estrategia. La sección de la estrategia marítima propuesta que se refiere a “Prioridades de ejecución” se concentra en la gestión y administración de fuerzas. Menciona la necesidad de integración e interoperabilidad entre las fuerzas, como también el conocimiento del dominio marítimo y la preparación de personal de servicio. Éstos son todos elementos importantes en la operación de una fuerza marítima, pero no son las prioridades reales para ejecutar una estrategia. Estas prioridades deberían ser: dónde se deben desplegar las fuerzas, qué roles se deben enfatizar y qué fuerzas marítimas se deberían desarrollar y desplegar en forma crítica para asegurar el éxito de esta estrategia. Los memorandos divulgados recientemente detallando tres armadas distintas demuestran tanto la ausencia como la necesidad de una estrategia marítima real que contenga esta recomendación de prioridades. La nueva estrategia marítima enumera adecuadamente las aptitudes que tendría que tener una fuerza marítima, y destaca en forma efectiva la importancia de la interoperabilidad, el entrenamiento y la integración de las fuerzas. Sin embargo, esto hará que algunos la caractericen como una estrategia declaratoria basada en capacidades, a pesar de que ni siquiera prioriza dichas capacidades. Dadas las realidades fiscales, el crecimiento de las demandas internas, y el hecho de que los Estados Unidos confrontan amenazas reales e inmediatas, una estrategia basada en capacidades no es lo que necesitamos en este momento para tomar las difíciles decisiones necesarias para garantizar la seguridad de los Estados Unidos. UNA OPORTUNIDAD PERDIDA El pueblo estadounidense se ha cansado de jugar el papel de policía mundial, con los costos que lo acompañan. Si bien esperan que las fuerzas armadas desarrollen una estrategia para defender la seguridad interna y los intereses de los Estados Unidos, las experiencias de Corea, Vietnam e Irak harán poco probable que respalden otra intervención masiva o guerra territorial en Eurasia. El pueblo estadounidense debería contar con una estrategia que ponga de manifiesto la superioridad tecnológica de los LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA 209 Estados Unidos y produzca acciones militares rápidas y decisivas, no conflictos prolongados y aparentemente indecisos. Hay modelos exitosos en esta Nueva Era, como las operaciones de los Estados Unidos en la ex Yugoslavia y el derrocamiento inicial de los talibanes en Afganistán. Una estrategia para derrotar a los terroristas que se base principalmente en la fuerza militar está destinada al fracaso. Si además depende de un gran número de tropas en tierra, intervenciones, ocupaciones y operaciones extendidas de contrainsurgencia llevadas a cabo por fuerzas extranjeras, estaremos reforzando al enemigo. Dicha estrategia puede recibir inicialmente el apoyo del pueblo estadounidense, pero a medida que el conflicto se prolongue dicho apoyo se irá desvaneciendo, dando a los terroristas una oportunidad de victoria, no debido a su superioridad militar o al fracaso de las fuerzas norteamericanas, pero debido a que la estrategia militar de los Estados Unidos ha sido fundamentalmente defectuosa. Una estrategia exitosa para derrotar a los terroristas debe ser comprensiva, integrando los aspectos políticos, diplomáticos, económicos y de comunicaciones. El elemento militar de la estrategia se debe concentrar en el desarrollo de un sistema de inteligencia robusta y una capacidad para atacar blancos en forma oportuna a gran distancia con cada vez mayor precisión y letalidad, tanto desde plataformas piloteadas como autónomas. Debe ser una estrategia de ultramar que evite las bases o despliegues de tropas dentro de naciones islámicas, basándose principalmente en el uso de unidades de operaciones especiales, armas inteligentes, inteligencia robusta y el respaldo de las fuerzas nativas. Si bien es correcto pensar en una larga guerra en que se contendrá o contrarrestará en gran medida la acción terrorista, el terrorismo no será derrotado en el sentido tradicional o convencional. Sería un error estratégico grave dejarse arrastrar a una serie de campañas militares llevadas a cabo por tropas terrestres de los Estados Unidos dentro del mundo islámico. También hace falta una estrategia comprensiva para oponerse a la proliferación. Dicha estrategia debe contar con un elemento militar. Se pueden producir situaciones específicas en que la amenaza deba ser contrarrestada por medio de una acción militar, para eliminar el desarrollo de armas de destrucción masiva o su transferencia a terroristas o a regímenes que respalden a dichas organizaciones. Los mismos medios militares de ultramar descritos más arriba se podrían aplicar a la eliminación de la amenaza de proliferación si las medidas diplomáticas, políticas y económicas no llegaran a tener éxito. Una estrategia militar significativa también deberá derrotar cualquier estrategia de negación del uso del espacio que China pueda emplear para contrarrestar la capacidad de los Estados Unidos de cumplir con sus compromisos con Taiwán. La disuasión, tanto en el Estrecho de Taiwán como en Corea, depende de la capacidad de los Estados Unidos para acudir en su defensa. Una estrategia efectiva debe proporcionar la fuerza apropiada para controlar el espacio marítimo en las áreas circundantes, de ser necesario, tanto para proyectar el poderío como para brindar respaldo directo. Finalmente, cualquier estrategia militar para los Estados Unidos debe seguir contando con una estrategia convincente de disuasión nuclear. El elemento marítimo es la fuerza 210 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA nuclear estratégica con mayor probabilidad de supervivencia, y por lo tanto la pieza más importante de la estrategia de disuasión. Se tuvo la oportunidad de desarrollar una estrategia marítima que fuera efectiva contra las amenazas del terrorismo y la proliferación, y al mismo tiempo sustentara la disuasión en Corea y el Estrecho de Taiwán y conservara la estrategia de disuasión nuclear de los Estados Unidos. Los Estados Unidos y sus aliados marítimos principales, Gran Bretaña, Japón y Australia, no son potencias continentales. Dicha alianza requiere una estrategia marítima de ultramar, con énfasis en inteligencia, y que brinde una proyección de poder oportuna y decisiva tanto desde plataformas marítimas como sistemas terrestres, con alcance intercontinental. En la nueva estrategia marítima no hay ninguna mención significativa de las bases marítimas. Si bien el propósito de una estrategia marítima es hacer el uso más efectivo del poderío marítimo para proteger y avanzar los intereses de los Estados Unidos, puede, y debe, remarcar las contribuciones únicas que las fuerzas terrestres y aeronáuticas pueden hacer a dicha estrategia militar de ultramar. También se debe reconocer que los medios y la voluntad del pueblo estadounidense no son ilimitados, y que por lo tanto toda estrategia militar realista debe saber elegir y priorizar. Si bien es fácil ser crítico de esta nueva estrategia marítima, el problema verdadero que tienen los Estados Unidos es la falta de una estrategia nacional coherente para esta Nueva Era. Una estrategia nacional debe definir el rol que los Estados Unidos desempeñarán en el mundo, y con qué fin. También debe asegurar que dichos fines concuerden con la voluntad del pueblo. El desafío más importante que deben confrontar hoy los Estados Unidos no viene de afuera, sino de haber descuidado los cimientos de su poder interno. La reconstrucción de los cimientos internos de los Estados Unidos, para poder asegurar su futuro como gran potencia, exigirá un ajuste importante en sus compromisos externos y la estrategia militar de los Estados Unidos. Será difícil, no obstante, vislumbrar una estrategia militar realmente realista y efectiva que dé cuenta de las amenazas externas en esta nueva era hasta que los Estados Unidos tomen conciencia de los cambios significativos que se están produciendo, tanto en sus amenazas globales como internas, y elabore una estrategia nacional para confrontarlos. En su forma actual, la estrategia marítima produce una lista de amenazas presentes y potenciales, y un catálogo de las capacidades centrales de las fuerzas marítimas. Más allá de eso, desafortunadamente, se trata de una oportunidad perdida para desarrollar una estrategia más efectiva y comprensiva para proteger y adelantar los intereses de los Estados Unidos en esta nueva era. 20 LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA El resto de la historia Robert C. Rubel L a nueva estrategia marítima de los Estados Unidos está contenida en un documento breve de diez páginas que describe en términos generales la manera en que se debería emplear el poder naval en los próximos diez a quince años para defender el país y sus intereses globales. Poco después de su publicación, analistas, entendidos y oficiales navales empezaron a ofrecer críticas e interpretaciones. Un número de artículos, blogs y mensajes por correo electrónico demuestran claramente que la estrategia está siendo interpretada erróneamente o, al menos, que los autores son incapaces de entender el propósito de la estrategia. El autor de este artículo, en su calidad de decano del Centro de Estudios de Guerra Naval de la Escuela de Guerra Naval, estaba a cargo del proyecto de elaborar opciones de estrategia marítima y de análisis para el personal de la Armada. Este trabajo, cuya intención no es defender la estrategia tal como está redactada, profundizará la perspectiva de su autor para proporcionar una mejor comprensión de la estrategia mediante la discusión de las determinaciones que surgieron en los talleres y de los juegos que produjeron las opciones, así como parte de la lógica que orientó nuestro enfoque del proyecto. También ofrecerá algún análisis personal de la intención detrás de la estrategia. Se debe recalcar desde el inicio que la estrategia marítima fue redactada por un conjunto de oficiales miembros del personal del subjefe de Operaciones Navales para Información, Planes y Estrategia (N3/N5) y por eruditos y contratistas civiles. La Escuela de Guerra Naval les entregó una serie de opciones, que serán discutidas más adelante, que emplearon como la materia prima para la redacción del documento de estrategia. En el proceso íntegro del desarrollo todos evitaron atribuir ideas a individuos, para que las posiciones no se endurecieran a causa de un sentido de “propiedad”. Por lo tanto, si bien no se puede señalar a ninguna persona como el progenitor de la estrategia publicada, un claro sendero de auditoría intelectual serpentea por los eventos de su elaboración, que incluyeron juegos de guerra y talleres. 212 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA En junio de 2006, durante un Foro de Estrategia Actual en Newport patrocinado por el Jefe de Operaciones Navales de la Secretaría de la Armada, el Almirante Michael Mullen solicitó en su discurso de fondo que se elaborara una nueva estrategia marítima. Expresó que la estrategia debería ser “de y para su tiempo” y nos instó enfáticamente a que “eleváramos la discusión”. A las dos semanas de ese discurso, el vicealmirante John Morgan, Vicejefe de Operaciones Navales para Estrategia y Operaciones, visitó la Escuela para dar más detalles de la tarea a ser emprendida. Especificó que el proceso de elaboración de la estrategia debería ser una “competencia de ideas” y que también debería ser un proceso abierto y cooperativo. Los parámetros eran de por sí bastante revolucionarios en la elaboración de estrategias marítimas, pero otras dos orientaciones todavía más importantes surgieron de nuestras conversaciones. Cuando le preguntamos si el proyecto se debería internacionalizar, dijo que sí. Cuando le preguntamos si realmente estábamos trabajando a partir de una hoja en blanco, sin suposiciones a priori sobre el tamaño de la flota o de restricciones de políticas, dijo que sí. Ese conjunto de instrucciones puso en marcha un vector de lógica estratégica que tuvo una gran influencia sobre el diseño del proyecto y la naturaleza del producto final. Desde el principio, este proyecto no derivaría simplemente de una guía estratégica existente, como la Estrategia de Seguridad Nacional o la Estrategia de Defensa Nacional. Esto podrá parecer algo subversivo a aquellos que están acostumbrados a los procesos de planificación militar en los que la orientación de la plana mayor se considera palabra santa. Sin embargo, considérese nuestra situación: el proyecto fue iniciado al final de la administración Bush y nuestro cometido era mirar hacia los próximos veinte años. No podíamos suponer responsablemente que la estrategia de seguridad actual de los Estados Unidos seguiría igual y no había ninguna manera de predecir la dirección de las políticas de la próxima administración. Nuestra solución era postular cuatro posibles vectores de estrategia de una futura administración, que resultaron en tener cuatro equipos en un juego de estrategia de guerra que realizamos. El primer equipo representó una estrategia de “Primacía”, en la que los Estados Unidos intentarían mantener una posición casi hegemónica en el mundo. El segundo equipo adoptó una postura de “Participación selectiva”, en la que los Estados Unidos centrarían sus esfuerzos en evitar conflictos entre las principales potencias. El tercer equipo jugó una estrategia de “Seguridad Cooperativa”, en la que el país se comprometería a tratar de alcanzar la seguridad mediante el multilateralismo y las instituciones internacionales. El cuarto equipo representó una estrategia de “Equilibrio Costa Afuera”, en la que Estados Unidos se retractaría de ciertas garantías de seguridad y causaría que las potencias principales se equilibraran entre sí. A medida que fue avanzando el proyecto intentamos encontrar opciones de estrategia marítima que fueran válidas para dos o más de esas políticas futuras. Francamente, liberarnos de los dictados de la política actual nos permitió percibir y aceptar resultados de los juegos que de lo contrario hubiéramos pasado por alto. Los juegos de guerra tienden a “susurrarle” a uno, es decir que producen resultados sutiles dentro del contexto del juego que se pueden pasar por alto fácilmente, especialmente si son cosas que desafían la sabiduría convencional o que representan una amenaza para los 1 patrocinadores del juego. Nuestros fundamentos estratégicos proporcionaron susurros que realmente pudimos oír. LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA 213 Una de las cosas que nos permitieron oír mejor fue un taller inicial al que trajimos algunas de las personas que habían participado en la elaboración de la Estrategia 2 Marítima de los 1980 (en mayúscula para diferenciarla del esfuerzo actual). En ese taller, uno de los participantes dijo que lo que había tenido esa estrategia, y que lo que había estado faltando desde el final de la Guerra Fría, era contexto. Lo que quiso decir con eso fué que la estrategia marítima había indicado a los oficiales navales contra quiénes pelearían, por qué y dónde, además de cómo. La serie de libros blancos “...Desde el Mar” (From the Sea), emitida en la década de los 1990, había sido más bien de índole doctrinaria. Para hacer que su estrategia fuera convincente y útil, la Armada necesitaba redescubrir el contexto. Otro hilo de la discusión fue la necesidad de “reglobalizar” la Armada. No había ningún aglutinante intelectual que uniera las operaciones en el Mar de Filipinas a las del Golfo Pérsico o del Caribe, si bien la mayoría de los participantes en el taller, así como aquellos en diferentes juegos de guerra en años recientes, sintieron instintivamente que lo que pasaba en un lugar del mundo tenía consecuencias importantes en otras partes. En vista de ello, diseñamos y jugamos nuestro juego de guerra teniendo eso en consideración y prestamos atención a lo que podría constituir un nuevo contexto de estrategia marítima y el fundamento de una nueva visión global. El Juego de Fundamentos Estratégicos demoró unas seis semanas en jugarse y contó con la participación de cuatro equipos de los Estados Unidos, uno para cada posible futuro político y cinco “entidades estratégicas”, así como de países y grupos no de países seleccionados para juego detallado. Se indicó a los equipos que elaboraran estrategias a gran escala para los próximos veinte años que maximizaran su seguridad, aspiraciones e intereses. No se requirió que los equipos no estadounidenses demostraran hostilidad hacia los Estados Unidos, excepto si ello tenía sentido en términos de sus estrategias generales. Eso representó una variación de los juegos habituales, en los que predominan las peores situaciones. En las sesiones de adjudicación abierta, en la que cada equipo proclamaba su estrategia, fue surgiendo un hilo convincente. Todos los estados tenían un interés intrínseco en el funcionamiento del sistema global de comercio, incluso los actores “apartados de la manada”, como Irán y Corea del Norte. Sólo al-Qa‘ida y los grupos vinculados a él manifestaron una hostilidad endémica hacia el sistema. Esta percepción produjo la “gran idea” de que la protección del sistema de comercio global existente y de la seguridad (en lugar del proceso de globalización) proporcionaba el contexto de la nueva estrategia y el aglutinante intelectual que unía a todas las regiones del mundo. Es por ello que la noción de un sistema de seguridad y defensa figura prominentemente en el documento de estrategia marítima, tanto en su introducción como en la descripción del concepto de la estrategia en sí. Esto no podría haber sido más importante ni tampoco, a su manera, más revolucionario. Sentó las bases no sólo de una estrategia marítima, sino de una gran estrategia nacional no dirigida contra una amenaza o un país específicos, sino de una estrategia positiva y no agresiva. El concepto estratégico en el que se basa la estrategia marítima, la defensa del sistema global de comercio y seguridad, brinda la oportunidad de que futuras administraciones adopten una postura defensiva estratégica general claramente expresada, con todas las ventajas que ello trae. Como estrategia defensiva, hace que la cooperación marítima global sea mucho más fácil de alcanzar. Si bien los participantes en el juego y los talleres pudieron identificar fácilmente las amenazas actuales y futuras, excepto en el caso de los extremistas islámicos, esas amenazas eran incipientes o equívocas. ¿Es China una verdadera amenaza? ¿Y una Rusia resurgente? Irán y Corea del Norte, si bien eran claramente posibles agresores, no eran 214 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA amenazas existenciales, y al menos en ese momento, no parecían estar a punto de atacar a nadie. Además, parecía haber indicios de progreso en el control de sus tendencias agresivas. Por lo tanto, era difícil realizar una planificación tradicional convincente basada en amenazas. Al elaborar la estrategia vimos que uno de los peligros reales, especialmente en lo referente a los poderes emergentes, era que considerarlos hostiles para los fines de planificación era una profecía que acarreaba su propio cumplimiento. Por lo tanto, tratamos de no planificar basándonos en amenazas o capacidades, por considerar que hacerlo supondría el estallido de una guerra. En lugar de ello, vimos que teníamos oportunidades de interrumpir el flujo de eventos que conducirían a una guerra. Consiguientemente, la nueva estrategia refleja lo que yo llamo planificación “basada en oportunidades”, es decir desplegar los servicios marítimos de manera tal que tomen medidas preventivas para prevenir guerras, proteger el sistema global y crear una mejor paz. La orden de elevar la discusión también afectó el proceso de desarrollo y la índole del producto final. En años recientes, la Armada ha estado aquejada de una cierta polémica sobre la estructura de la fuerza. Un bando asevera que hay ciertos objetivos de misión, como defensa de la patria, la Guerra Larga y la asistencia humanitaria, que requieren nuevos tipos de fuerzas. El otro bando sostiene que la Armada sólo debe construir fuerzas de combate de primer nivel y que ellas se podrían emplear efectivamente para misiones menos “cinéticas”. No hubiéramos podido encontrar una solución si el “diálogo” hubiera continuado al nivel de fuerzas; por lo tanto, la estrategia del proyecto prohibió que se discutiera la estructura de la fuerza. En su mayoría, los participantes siguieron esta regla y las opciones que se presentaron el comité ejecutivo del proyecto, formado por representantes a nivel de almirantes de la Armada, el Cuerpo de Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas, no contuvieron nada que pudiera proporcionar un estímulo o una oportunidad para que los que igualaban la estrategia a las fuerzas arrastraran la discusión en esa dirección. A causa de ello, el proceso de estado mayor y de investigación forzó a los “tres estrellas” y a los “cuatro estrellas” a responder de igual manera y eso parece haber generado tanto un nuevo nivel de diálogo como un nuevo consenso estratégico en la Armada. Hay muchos a quienes frustra que la nueva estrategia no mencione la estructura de la fuerza, pero parece proporcionar una lógica general que puede ser un punto de partida para la formulación de una fuerza futura. Como mínimo, es un documento de consenso que en cierta medida ha unido a la Armada. En este punto de la estructura y estrategia de la fuerza, es útil interpretar la estrategia a la luz de las ideas de los dos teóricos más prominentes de la estrategia marítima, Alfred Thayer Mahan y Sir Julian Corbett. En cierto sentido, la nueva estrategia es muy “corbettiana”, porque requiere que se ejerza el control permanente de los mares, al menos en el nuevo sentido de la seguridad marítima y de toma de conciencia del dominio marítimo. Corbett describió los dos puntos tradicionales de concentración de la Armada Real, uno cerca de la isla francesa de Ushant, cerca de la costa bretona, para controlar el Canal, y la otra en los Downs, un fondeadero cerca de Dover, para la protección contra una invasión desde el Mar del Norte. Estos puntos de concentración fueron establecidos porque la proximidad de Bretaña a ellos les confería poca profundidad geográfica. Sin embargo, las flotas concentradas en esos lugares podían dispersarse para fines de control “sistémico” del mar y estaban siempre en estado de 3 alerta y listas para reagruparse si ocurría una amenaza seria cerca de su país de origen. Similarmente, la nueva estrategia marítima prescribe dos puntos de concentración, uno en el Golfo Pérsico y el otro en Asia nororiental, en los que elementos importantes para LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA 215 4 el sistema global se hallan cerca de países potencialmente agresivos. Según las prácticas actuales de la Armada de los Estados Unidos, estas “fuerzas verosímiles” se dispersarán para fines de combate, pero podrán reagruparse fácilmente en caso de necesidad. Corbett dijo que el comercio por vía marítima en otros lugares podría ser protegido por cruceros y una “flotilla” de embarcaciones de menor tamaño capaces de lidiar con la mayoría de las amenazas, con la excepción de las fuerzas de primera clase, es decir los tipos que no se encontrarían normalmente en las partes más remotas del imperio. La versión análoga contemporánea es la “armada de mil navíos”, la red suelta de navíos que cooperarán para la seguridad marítima. La parte estadounidense de esa flotilla serán las unidades asignadas a los Puestos de la Flota Global y a otros despliegues más apropiados para el caso, para catalizar mayores niveles de cooperación. La palabra clave es catalizar. No formaríamos una escuadra de navíos de patrulla para hacer el trabajo de otros países por ellos, sino que despacharíamos buques y otros tipos de fuerzas que ayudarían a otras armadas y guardacostas a adoptar estrategias congruentes y a proporcionarles la capacitación y tal vez el equipamiento necesario para ponerlas en práctica. Los tipos y números de fuerzas requeridas no son evidentes y deben ser objeto de análisis y juegos. La idea de dos centros de despliegue en los que se concentren fuerzas navales significativas sigue la lógica del sistema de defensa. De la misma manera en que Corbett entendió la necesidad de contar con puntos de concentración en las islas del país a causa de su proximidad a amenazas que emanaban de Europa – es decir, una falta de profundidad estratégica – esta estrategia marítima también prescribe concentraciones de flotas en zonas en las que hay poco espacio geográfico para absorber un ataque. Los yacimientos petrolíferos de Iraq, Kuwait y Arabia Saudita se hallan incómodamente cerca de Irán; Seúl está dentro del alcance de la artillería de Corea del Norte; y Taiwán está a sólo un angosto estrecho de distancia del poder del Ejército de Liberación Popular. No cabe duda de que los yacimientos petrolíferos del Golfo Pérsico y la capacidad productiva de Corea del Sur y de Japón son órganos vitales del sistema global y deben ser protegidos. Si la disuasión fracasa, debemos estar preparados para defender esas zonas y tener la capacidad de hacerlo. Nuevamente, el tipo exacto y la naturaleza de las fuerzas necesarias para hacerlo no son evidentes, especialmente porque el rápido desarrollo tecnológico en el extranjero ha alterado significativamente los tipos de amenazas que enfrentaremos en el mar. Deben, sin embargo, ser del tipo más robusto de las fuerzas de combate de primera categoría. La estrategia también tiene aspectos “mahanianos”. Un aspecto de las ideas de Mahan que muchos pasan por alto o no entienden es su concentración en la disuasión. El mundo de Mahan estaba caracterizado por la existencia de grandes potencias con armadas capaces de realizar operaciones en el Hemisferio Occidental. A Mahan le preocupaba la defensa del Canal de Panamá a punto de ser abierto y de otros aventureros europeos en Latinoamérica. Su prescripción para una escuadra de batalla fuerte y su despliegue estaba basada tanto en la disuasión de la intervención externa en 5 las Américas como en proteger los intereses americanos allende los mares. Esta idea de disuadir a una serie de potencias mediante una flota fuerte y de primer nivel es parte intrínseca de la nueva estrategia. Además, la nueva estrategia tiene muchos puntos en común con la prescripción de Mahan de formar un consorcio de armadas pertenecientes a potencias con ideas similares que cooperarían entre sí. En la época de Mahan, Bretaña era el poder naval preeminente, pero otros estaban empezando a rivalizarlo, entre ellos Alemania, Japón y los Estados Unidos. Mahan podía ver que incluso la Armada Real podría ser incapaz de patrullar el mundo en una época en que los buques capitales 216 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA estaban siendo cada vez más costosos y en que un solo país no tendría la capacidad suficiente para mantener los mares del mundo libres de peligros. Por lo tanto, propuso que las armadas de varios países actuaran conjuntamente (no necesariamente como una alianza) para asegurar que las potencias regionales no pudieran impedir el comercio 6 cerrando grandes partes del océano. En la actualidad, a pesar de que los Estados Unidos disfrutan una medida de relativa ventaja naval que Mahan ni podría haber soñado, el mundo sigue siendo demasiado grande como para que una sola armada actúe como el alguacil de los mares. Por lo tanto, la nueva estrategia marítima recomienda un consorcio de armadas y guardacostas que trabajen unidos en aras de la seguridad marítima, la nueva manifestación del control de los mares. La estrategia también implica un retorno del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos a sus raíces expedicionarias. La distribución mundial de las fuerzas para catalizar las relaciones cooperativas, prevenir o contener las perturbaciones locales antes de que tengan un impacto sobre el sistema global, así como para proporcionar diferentes tipos de ayuda, es una receta para el tipo de maniobras flexibles por las que el Cuerpo de Infantería de Marina es famoso. La prevención de la guerra es una misión que se deduce naturalmente del concepto de la protección del sistema. En toda la historia, nada ha perturbado más la circulación del comercio mundial que la guerra entre las grandes potencias. En su obra La guerra del mundo, Niall Ferguson arguye que el mundo se estaba globalizando en las décadas que condujeron a la Primera Guerra Mundial. Era un mundo de grandes poderes múltiples que disfrutaba niveles de prosperidad sin precedentes, pero que también estaba infectado por actores no estatales con diversas agendas. Ese mundo cayó en una ruinosa guerra 7 mundial cuyas consecuencias aquejaron al mundo por más de setenta y cinco años. Se podría decir que en los albores del siglo XXI el mundo se está empezando a globalizar de la manera en que la Gran Guerra lo despedazó. Mark Twain dijo que la historia no se repite a sí misma, pero que rima. Por la tanto, en este mundo en vías de globalización poblado por una gran armada y un número de otras en crecimiento, un objetivo implícito de la nueva estrategia marítima es ayudar a prevenir que se vuelva a caer en una catástrofe global como la de 1914. Hubo otro elemento en el diseño de desarrollo de la estrategia. La concentración en la estrategia general no sólo tuvo que ver con elevar la discusión para desenredar polémicas sobre la estructura de la fuerza. Más en general, había una sensación entre varios de los investigadores en posiciones clave que desde la Guerra Fría Estados Unidos había carecido de un concepto alrededor del que pudiera dar forma a una gran estrategia nacional coherente. En la opinión personal del autor, el concepto de contención que había guiado la política y la estrategia de los Estados Unidos por toda la Guerra Fría no había sido sustituido por nada con una racionalidad geoestratégica similar. Más importante todavía, a causa de que el pegamento conceptual global mencionado anteriormente había estado faltando, la política y la estrategia estadounidenses habían tendido a ver el mundo como un conjunto de regiones que deberían ser abordadas como entidades independientes. El resultado de ello fue que los Estados Unidos, mediante administraciones sucesivas, se había comprometido a una gran estrategia de facto continentalista euroasiática, en la que había dedicado enormes recursos a proyectos de la índole que uno esperaría ver en una gran potencia terrestre euroasiática que intentara establecer zonas de amortiguación, casi como si California se topetara con Irán. Estos LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA 217 proyectos incluyeron la expansión de la OTAN hacia el este, el “Proyecto de Stan” para proteger las bases y la influencia en el corazón de Eurasia, el establecimiento de defensas contra misiles balísticos en Polonia y la invasión de Iraq. El peligro de este gran vector estratégico bastante ad hoc e involuntario es que está conduciendo a una extensión estratégica excesiva. No ha habido ninguna visión ni ningún concepto alternativos convincentes para alterar su dirección. De por sí, la nueva estrategia marítima no constituye esa visión alternativa, pero nuestra misión al ayudar a formularla fue encontrar el germen de una idea que pudiera convertirse en un concepto global que no requiriera que los Estados Unidos interviniera en todos los lugares en que viera problemas y que proporcionara criterios para determinar si los proyectos potenciales serían aconsejables o prudentes. Ni la doctrina de Weinberger ni la de Powell están 8 dotadas de una visión suficientemente amplia como para cumplir con ese rol. Se podría decir en este punto que la lógica expresada arriba no tiene por objetivo ser un plan de retirada. El “Equilibrio extraterritorial” fue en efecto una de las cuatro políticas de los Estados Unidos que fueron examinadas, pero finalmente nadie pensó que los Estados Unidos se retirarían de sus alianzas estratégicas ni de sus intervenciones y especialmente que no alteraría la postura de despliegue hacia el frente de sus fuerzas. En lugar de ello, tiene por objetivo ser un mandato de ver al mundo como un todo. A nivel mundial, y porque el mundo es 70 por ciento agua, la estrategia general adquiere obligadamente un sabor marítimo. Además, Eurasia es sólo una masa terrestre; hay otras. Los Estados Unidos están a punto de establecer un comando en África. África es el segundo mayor continente del mundo, después de Eurasia, y si Eurasia puede absorber todos los recursos estratégicos de una nación poderosa, entonces Eurasia, África, América del Sur y América del Norte pueden arrollar a cualquier potencia que intente emplear su superioridad terrestre para garantizar su seguridad. Se debe buscar apalancamiento, posibilitar que se maniobre a escala global y establecer criterios de inversión y riesgo. Sólo un gran concepto estratégico, y por ende marítimo, podrá proporcionar la perspectiva y la orientación necesarias. Por lo tanto, parte de lo que inspiró el proceso de elaboración de una estrategia marítima fue la esperanza de al menos iniciar un nuevo diálogo sobre una estrategia nacional general. Finalmente, el Juego de Fundamentos Estratégicos y los varios talleres no produjeron las opciones de estrategia marítima de manera directa. Los investigadores de la Escuela de Guerra Naval quedaron con una cantidad considerable de datos, pero los eventos planificados no produjeron una definición clara de opciones. Por lo tanto, se dedicaron a tratar de deducir opciones de estrategias de los cuatro “futuros de políticas”. Ese trabajo produjo cinco opciones. La primera, llamada “Avanzada de Poder de Combate Ganador”, derivó del futuro de política de Primacía y requirió que se desplegaran fuerzas fuertes y capaces de ganar guerras en el norte del Mar Arábigo y en Asia nororiental. La suposición que dio origen a esta opción fue que debido a que no se podía confiar en la disuasión y a que no había suficiente profundidad estratégica en esas zonas, era necesario contar con fuerzas fuertes en los lugares en que se necesitaran. La segunda opción estuvo basada en el futuro de política de Equilibrio Extraterritorial y requirió que las fuerzas navales de los Estados Unidos se desplegaran únicamente en el Golfo Pérsico. El resto de la Armada permanecería en aguas estadounidenses, en estado de “oleada”. Los ahorros monetarios de esta opción se emplearían para aumentar la estructura de la fuerza o para transformar la Armada. La tercera opción requirió una concentración en asegurar las zonas globales de uso común como un elemento fundamental para la salud del sistema global. Esta opción pareció tener pertinencia en todos los futuros de la política. La cuarta 218 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA opción, que “entró por el travesaño” provino de fuera de la Escuela. La idea era tener fuerzas de primer nivel para combatir la capacidad de impedir el acceso de Asia nororiental y de fuerzas de menor nivel para la Guerra Larga y las operaciones en otras partes. La última opción, que también provino de una fuente externa, fue producto del futuro de política de Actuación Selectiva y requirió que se elevara la prevención de la guerra al mismo nivel de importancia que ganar la guerra. La prevención se lograría mediante una combinación de disuasión mediante la fuerza y la actuación generalizada para reducir las causas de descontento, la competencia por los recursos y los malos gobiernos que pueden conducir a guerras. Estas cinco opciones se ofrecieron al Comité Ejecutivo, que las redujo rápidamente a tres: la avanzada capaz de ganar guerras, asegurar las zonas globales de uso común y la prevención de la guerra. Finalmente, las tres fueron combinadas en una sola estrategia, la misma que ha sido publicada. Un aspecto que es importante señalar en el documento completado es que la estrategia tiene por objetivo operar continuamente. En este aspecto es muy diferente de las estrategias del pasado, que sólo se debían invocar en caso de guerra. También varía mucho de la estrategia doctrinaria contenida en los libros blancos “…From the Sea”. Esta estrategia tiene por objetivo prevenir las guerras y asegurar una mejor paz mediante el despliegue y la operación de fuerzas sistémicamente. Algunos dijeron que se trata de una política, no de una estrategia, y eso puede ser cierto, pero en mi opinión constituye una manera de alcanzar fines estratégicos y, por lo tanto, es una verdadera estrategia. Otra manera de evaluar estrategias es considerar cómo se empleará la fuerza para alcanzar los objetivos. Algunas estrategias están diseñadas para derrotar decisivamente a un enemigo, ya sea mediante la fuerza bruta o las maniobras. Otras son coercitivas, presentan amenazas o imponen destrucción para extraer concesiones. Esta estrategia es catalítica, su objetivo es hacer que nuestros servicios marítimos, nuestras administraciones futuras y todos los gobiernos y armadas del mundo piensen en términos de proteger conjuntamente el sistema global. La nueva estrategia fue anunciada en octubre de 2007 y ya hubo críticas y análisis considerables. Al ver los artículos y blogs sobre estrategia observé dos críticas u objeciones principales a ella. La primera es que no identifica amenazas específicas. Un número de comentaristas siente que la estrategia debería haber mencionado específicamente a China, Irán y Corea del Norte, como mínimo, como amenazas que se deben contrarrestar. Mi respuesta a ello es que si el propósito de la estrategia es prevenir guerras entre las potencias y generar la mayor cooperación marítima posible, ¿por qué crear hostilidad señalando a países específicos como amenazas? Eso es especialmente cierto en el caso de China, un país con el que tenemos una relación económica profundamente interdependiente y que se está esforzando mucho en conducir una política exterior de “ascensión pacífica”. Resulta ser que la estrategia está generando comentarios favorables de los chinos, lo que creo que es un pequeño paso adelante que no hubiera ocurrido si hubiéramos señalado a ese país como una amenaza. Como dice el preámbulo de la UNESCO: “Puesto que las guerras nacen en las mentes de los hombres, es en las mentes de los hombres donde se deben erigir los baluartes de la paz”. Para este fin, la Escuela de Guerra Naval ya ha empezado a poner en práctica esta estrategia siendo anfitriona de un taller con la Armada China sobre cooperación y prevención de LA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA 219 incidentes. Creo que los comentarios realizados sobre la cooperación naval entre Estados Unidos y China por un erudito chino que asistió al taller merecen ser repetidos en este trabajo: “Por lo tanto, la cooperación en asuntos no competitivos puede sentar las bases interactivas y cognoscitivas para la realización de más esfuerzos conjuntos dirigidos a mitigar las consecuencias de la competencia marítima y naval”. Otra crítica es que la estrategia no indica la estructura de la fuerza. Como dije anteriormente, la polémica sobre la estructura de la fuerza que existe en la Armada no puede ser resuelta con la simple declaración en la estrategia del tamaño o de la composición de la flota. Para empezar, esa estrategia jamás hubiera sobrevivido el proceso de adjudicación de estado mayor. Al centrarse en asuntos y métodos estratégicos globales, la estrategia sienta las bases para la evaluación de la utilidad de las propuestas de fuerzas futuras y evita “tomar partidos”. Ningún documento estratégico de diez páginas puede explicar claramente las ideas complejas que lo produjeron. Para los que trabajaron en la elaboración del documento, está claro que se puede malinterpretar fácilmente, es el precio que se paga por ser conciso. Es también el precio de producir un documento de consenso proveniente de un proceso de elaboración en estrecha colaboración. Pero esperamos que las explicaciones individuales, como ésta, puedan ayudar a la gente a interpretar mejor lo que realmente está diciendo el documento de estrategia marítima. 220 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA NOTAS 1. Para éste y otros fenómenos de juego, ver la obra del autor “The Epistemology of War Gaming,” Naval War College Review 59, no. 2 (primavera de 2006), pp. 108–28, esp. p. 124ff. 2. Para el desarrollo de esa estrategia, ver John B. Hattendorf, The Evolution of the U.S. Navy’s Maritime Strategy, 1977–1986, Newport Paper 19 (Newport, R.I.: Naval War College Press, 2004). 3. Sir Julian Corbett, Some Principles of Maritime Strategy (London: Longmans, Green, 1918). Ver parte 2, chap. 3, en la que figura una discusión de la concentración y la dispersión; ver part 2, chap. 2, en la que figura una discusión de los papeles de los cruceros y de la flotilla. 4. U.S. Navy, A Cooperative Strategy for 21st Century Seapower, pp. 4–5, disponible en www.navy.mil/maritime/MaritimeStrategy .pdf y reimpreso en Naval War College Review (Invierno de 2008), en www.nwc.navy.mil/ press/review/documents/NWCRW08.pdf. 5. Alfred Thayer Mahan, Naval Strategy (Boston: Little, Brown, 1918), pp. 18–19. Ver también su The Interest of America in Seapower Present and Future (Boston: Little, Brown, 1918), pp. 182–83. 6. Mahan, Interest of America in Sea Power Present and Future, pp. 110–16. Es interesante señalar que Mahan habla sobre la necesidad de no forzar alianzas y, en lugar de ello, dejar que los intereses comunes, en este caso entre Estados Unidos y Gran Bretaña, conduzcan a una cooperación naval natural. Esto refleja en gran medida la lógica de la Asociación Marítima Global contemporánea, anteriormente conocida como la “armada de los mil navíos”. 7. Niall Ferguson, The War of the World (New York: Penguin, 2006) p. 73. 8. La Doctrina Weinberger, enunciada en 1984, y su sucesora derivada, la Doctrina Powell (en realidad un neologismo inventado por periodistas, pero ver el artículo de Powell “U.S. Forces: Challenges Ahead” en Foreign Affairs del invierno de 1992/1993), en el que presenta una serie de preguntas que deben ser respondidas afirmativamente antes de que una acción militar sea considerada apropiada y practicable. La primera pregunta, ¿Está amenazado un interés vital de seguridad nacional? revela las deficiencias de ambos, porque ninguno de ellos ofrece un concepto geoestratégico que pueda ayudar a una administración a responderla más claramente. 21 LA APARICIÓN DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS Lu Rude P ara poder hacer frente a las amenazas, y salvaguardar los intereses de los Estados Unidos, la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos se propone seis misiones principales para ejercer su poder en el mar: desplegar un poder marítimo decisivo en posiciones adelantadas en conflictos limitados de escala regional; disuadir la guerra entre las potencias principales; ganar guerras para el país; salvaguardar la seguridad nacional a distancia; promover y mantener relaciones cooperativas con más socios internacionales; y prevenir o eliminar la destrucción regional antes de que afecte el sistema internacional. Para llevar a cabo estas seis misiones, el poder marítimo de los Estados Unidos debe poseer seis aptitudes centrales conmensurables, incluyendo la capacidad para adoptar una posición adelantada (desplegarse globalmente), la capacidad de disuasión, la capacidad para controlar el territorio marino, la capacidad para proyectar su fuerza, la capacidad para salvaguardar el orden público en el mar, y la capacidad para responder en casos de asistencia humanitaria y siniestros. Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI (A Cooperative Strategy for 21st Century Seapower), la estrategia más reciente propuesta por Estados Unidos, representa la primera revisión importante de la estrategia marítima [de los Estados Unidos] en veinte años. En 1986, la estrategia marítima era esencialmente una estrategia de la Guerra Fría, “centrada en la guerra”, y se basaba principalmente en establecer la supremacía marítima. El objetivo era la confrontación global con la Armada soviética. Obviamente, con la desintegración de la Unión Soviética y la declinación de la Armada soviética, la “edición 1986” de la estrategia marítima de los Estados Unidos ya era obsoleta. Al confrontar la nueva situación internacional del contraterrorismo después del incidente del “11 de setiembre” y las guerras en Afganistán e Irak, como también el rápido surgimiento de las naciones en desarrollo y la formación de un mundo multipolar, [y] como resultado de más de dos años de debate y discusión dentro del círculo teórico de la Armada de los Estados Unidos, se publicó finalmente la edición 222 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA 2007” de la estrategia marítima, que despliega la gran bandera de “cooperación internacional” y muestra una faceta nueva y plausible. Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI se compone de seis secciones: introducción, desafíos para una nueva era, conceptos de estrategia marítima, implementación estratégica, prioridad de tareas para la implementación y conclusión. Este ensayo proporciona un breve análisis para ofrecer una perspectiva de las nuevas tendencias en la Armada de los Estados Unidos. LA PERSPECTIVA DUAL: PREVENIR Y GANAR UNA GUERRA ES IGUALMENTE IMPORTANTE En la introducción a Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI, se expresa en forma conspicua un nuevo punto de vista: se declara sin equívocos que “prevenir y ganar la guerra son objetivos igualmente importantes”. En el pasado, la estrategia de la Armada de los Estados Unidos enfatizaba el concepto de “ganar la iniciativa atacando primero” y “ganar la guerra”, y se basaba exclusivamente en realizar preparativos de guerra y planear operaciones. La nueva estrategia considera que “el poder marítimo debe dedicarse a ganar guerras en forma decisiva y a aumentar la capacidad para prevenir guerras”, dando importancia a contener una guerra antes de que ocurra. Desde el punto de vista de la teoría militar, el elevar la prevención de la guerra al mismo plano estratégico de importancia que ganar la guerra representa un cambio fundamental en la estrategia naval de los Estados Unidos. Ésta es una reafirmación de “las operaciones militares marítimas más allá de la guerra”, reconocidas internacional y universalmente. Se puede vislumbrar que, de aquí en más, aumentará la cooperación internacional y el uso de armadas en misiones que no son de combate. Será éste un nuevo punto brillante de confluencia para el desarrollo de actividades marítimas por parte de las armadas del mundo. UNA MANERA COMPLETAMENTE NUEVA DE PENSAR: LOS INTERESES MARÍTIMOS NO PUEDEN SER DICTADOS POR UN SOLO PAÍS Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI describe las amenazas presentes y futuras para los Estados Unidos como “el aumento continuo de actores transnacionales, estados renegados, la proliferación de tecnología e información sobre armamentos y siniestros naturales”. “La gran mayoría de la población del mundo vive a pocos cientos de kilómetros del mar. Esto obliga a una manera completamente nueva de pensar sobre el rol del poder marítimo”. Después de la realización de la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar, las tendencias oceánicas del mundo han experimentado un gran cambio, y los mares se han convertido en un nuevo campo de rivalidad. Los Estados Unidos reconocieron que “no hay un solo país que tenga los recursos suficientes para garantizar la seguridad de todo el espacio marítimo”. Por lo tanto, esta estrategia “atrae a todos los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, organizaciones internacionales e instituciones privadas para que desarrollen asociaciones de acuerdo a sus intereses comunes y confronten las nuevas amenazas frecuentes”. Al finalizar la Guerra Fría, y con el colapso de la Unión Soviética, los objetivos estratégicos de los Estados Unidos fueron confusos por un tiempo. A partir del incidente LA APARICIÓN DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 223 del “11 de setiembre”, no obstante, los Estados Unidos han recuperado el sentido, “los enemigos pueden llegar a usar métodos de guerra no convencionales para contrarrestar la superioridad militar de los Estados Unidos”. Esto ha obligado a los Estados Unidos a repensar su estrategia marítima y a tomar conciencia de que la seguridad nacional y sus intereses estratégicos globales ya no estaban amenazados por un oponente estratégico fijo. Por el contrario, Estados Unidos confronta una multitud de amenazas potenciales. Los Estados Unidos promueve la unipolaridad, confiando en todo momento en sus poderosas flotas navales para dominar los mares y salvaguardar los intereses de los Estados Unidos. Pero los cambios fundamentales producidos en el sistema internacional lo obligan a considerar que los problemas marítimos actuales afectan los intereses de todas las naciones, que no hay un solo país que domine, que todas las fuerzas del mundo se tienen que movilizar para salvaguardar conjuntamente los “intereses comunes” en el mar. Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI propone claramente que “se realizarán actividades colectivas de seguridad para confrontar las amenazas comunes y construir intereses comunes en un mundo abierto y multipolar, y se usará el poder marítimo para crear seguridad y confianza mutua entre las naciones”. Es importante recalcar que ésta es la primera vez que se ha esbozado en los documentos oficiales de los Estados Unidos [el concepto de] una transición a la multipolaridad y la construcción de “asociaciones cooperativas” basadas en los intereses marítimos comunes. La Armada es la fuerza central en las regiones estratégicas. La Armada de Estados Unidos sigue siendo la vanguardia audaz y la fuerza principal de la estrategia global de Estados Unidos. En la sección sobre implementación estratégica, la nueva estrategia marítima muestra claras diferencias con la “edición de 1986”, poniendo un énfasis determinante en “la prevención de la guerra por medio de la cooperación en todas las regiones, y no esperar hasta que haya guerra para ganarla. En particular al enfrentar la amenaza del terrorismo, tenemos que usar nuestras fuerzas en posiciones adelantadas para frenar el terrorismo lo más lejos posible de la costa de los Estados Unidos, garantizando así la seguridad absoluta del territorio nacional”. Se puede ver que la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos pone énfasis en el “software militar”, como por ejemplo “las misiones humanitarias de rescate y mejorar las relaciones de cooperación entre los Estados Unidos y todos los demás países”, intentando así alcanzar el objetivo de prevenir la guerra y mantener la paz. Si se pudiera lograr, ésta sería una opción racional para las presentes circunstancias internacionales. Todos los países tienen una gran necesidad de explorar el nuevo pensamiento de desarrollar asistencia mutua y prosperidad común para eliminar divergencias y salvaguardar en conjunto la paz en los océanos. Ésta es también la obligación internacional del “uso pacífico de los océanos” y “la gestión conjunta de los océanos” promovida en la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar”. 224 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Éste podría ser un cambio fundamental en la estrategia marítima militar de Estados Unidos. Tiene que recibir el consentimiento de todas las naciones del mundo. ENFOQUE ESTRATÉGICO: DESPLAZARSE DEL ATLÁNTICO AL PACÍFICO Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI declara: de ahora en adelante, el poder militar de los Estados Unidos estará concentrado en “áreas donde haya un escalamiento de la tensión, o en regiones donde queramos demostrar a naciones amigas y aliadas la determinación de los Estados Unidos para mantener la estabilidad, y regiones donde los Estados Unidos deba cumplir con sus obligaciones con sus aliados”. “Los Estados Unidos seguirá desplegando un gran poder operacional en el Pacífico Occidental, el Mar Arábigo y el Océano Índico, para salvaguardar los intereses de los Estados Unidos y sus aliados, y para disuadir a competidores potenciales”. De hecho, el Secretario de la Armada de los Estados Unidos declaró: la nueva estrategia “no sólo describe las cosas que queremos hacer, ya hemos comenzado a hacer algunas de estas cosas”, como por ejemplo el despliegue de fuerzas en estas dos regiones de importancia estratégica. El Océano Índico y el Mar Arábigo son las “arterias del comercio energético” y constituyen una ruta estratégica que debe ser garantizada por la estrategia global de Estados Unidos. El Medio Oriente es un “barril de pólvora”, y estos mares constituyeron el campo de batalla marítimo de la guerra entre Irán e Irak, la guerra de Irak “para derrocar a Sadam” y la guerra de Afganistán. Es más, en esta región hay varios países que poseen armas nucleares y existe el peligro de la proliferación nuclear. Al sentar sus defensas en forma intencional y llevar a cabo su despliegue estratégico, los Estados Unidos están preparados para actuar e intervenir en todo momento. El Pacífico Occidental es el área de competencia más intensa entre naciones para reafirmar su soberanía nacional. También es una región que tiene el mayor nivel de concentración y el mayor crecimiento de fuerzas navales del mundo. Algunos países asiáticos están ascendiendo rápidamente, tienen una gran fortaleza económica y tecnológica, y poseen armas nucleares o la capacidad para desarrollarlas; tendrán una influencia directa en la región y desafiarán la hegemonía de los Estados Unidos. Además, Asia es la región donde los Estados Unidos han acordado y firmado la mayor cantidad de tratados de defensa, una importante zona marítima en que los Estados Unidos han implementado una defensa de cadenas isleñas. Por lo tanto, de acuerdo a la nueva estrategia de los Estados Unidos, se ha determinado que el Pacífico Occidental es “una región de alta tensión”, donde Estados Unidos tienen la responsabilidad de “cumplir las obligaciones de nuestros tratados” con aliados y “contener a competidores estratégicos potenciales”. En consecuencia, los Estados Unidos no sólo han aumentando su presencia militar en el territorio japonés y en las islas Ryukyu, sino que también han desplegado grupos de batalla de portaaviones en la zona, con un alto nivel de preparación para la guerra. Para cumplir con sus “objetivos humanitarios” y “los requisitos de la cooperación internacional’, el Pacífico Occidental es el área marítima donde las fuerzas armadas de Estados Unidos realizan la mayor y más frecuente cantidad de ejercicios marítimos con sus aliados. Estos frecuentes ejercicios militares marítimos transnacionales y LA APARICIÓN DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 225 multinacionales no hubieran sido posibles hace más de una década, y esto pone en evidencia que la nueva estrategia marítima de los Estados Unidos ya se ha puesto en marcha. DESPLIEGUE AVANZADO: LA ESTRATEGIA PARA DOMINAR EL OCÉANO SE PUEDE REMONTAR AL MISMO ORIGEN Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI dice: se han producido cambios importantes en el entorno estratégico global, y los Estados Unidos confronta amenazas dispersas por todo el mundo. Por lo tanto, es necesario dar rienda suelta a las características “expedicionarias” y “de roles múltiples” del poder marítimo, y adoptar un “despliegue global disperso para defender la seguridad nacional y a los ciudadanos de Estados Unidos, y para promover nuestros intereses en una escala global”. Obviamente, Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI no ha modificado el objetivo estratégico [de los Estados Unidos] de dominar los océanos del mundo. Los Estados Unidos se siguen respaldando en su gran poder marítimo para controlar los océanos del mundo, realizar despliegues globales [y] continuar esgrimiendo su fuerza militar para “disuadir guerras entre grandes potencias”, manteniendo así su dominación sobre los océanos del mundo. La nueva estrategia marítima pone énfasis específico en “el despliegue de posiciones adelantadas” y trata de implementar [su capacidad] “expedicionaria” y “de rol múltiple”, intentando así mantener el campo de batalla lejos del territorio nacional, para defender así la seguridad y los intereses de los Estados Unidos. Algunos países asiáticos están ascendiendo rápidamente, tienen una gran fortaleza económica y tecnológica, y poseen armas nucleares o la capacidad para desarrollarlas; tendrán una influencia directa en la región y desafiarán la hegemonía de Estados Unidos. En el transcurso del incidente del “11 de septiembre” y de las guerras de Afganistán e Irak, la Armada de los Estados Unidos reconoció, a partir de sus operaciones de contraterrorismo internacional, que la guerra contra el terrorismo en la cual estaba embarcada era completamente distinta de las guerras tradicionales. No había certeza sobre quiénes eran sus adversarios de combate, cuáles eran las zonas de operación, los métodos de empeñamiento y los eventos desencadenantes. No había límites claros entre países y regiones, ni tampoco se podían distinguir los precursores convencionales de la guerra. El “jefe de planificación” de estrategia militar de los Estados Unidos, el [ex] Secretario Asistente de Defensa Andrew Hoehn, ha dicho: “el terrorismo tiene un poder de destrucción sin precedentes, y atraviesa y conecta varios continentes y regiones. Para lidiar con él, tenemos que combatir una guerra global”. Como consecuencia, la guerra de “contraterrorismo” tiene que valerse de la “gran red de intercepción” de la cooperación internacional para su defensa global. 226 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA El nuevo concepto estratégico marítimo de los Estados Unidos sostiene que aunque una guerra regional sea limitada, sigue siendo muy difícil alcanzar la victoria completa sin el respaldo internacional, de manera que la “guerra contra el terrorismo” sólo se puede prevenir, y sólo se puede obtener la paz, por medio de la cooperación internacional. El nuevo concepto estratégico integra cláusulas como “promover y mantener las relaciones de cooperación con más socios internacionales” y afirma que “se pondrá énfasis en la prevención de conflictos por medio de operaciones de rescate humanitario y asistencia, y reforzando la cooperación internacional”. Recalca que prevenir una guerra es tan importante como impedir que una guerra se difunda, y que sólo se puede lograr que una guerra no se difunda por medio de la cooperación internacional, para no afectar el sistema global y los intereses de los Estados Unidos. Ésta es una transformación que ha llamado la atención de la gente. Al analizar objetivamente Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI, se puede observar que la “edición 2007” de la nueva estrategia marítima es relativamente moderada en su uso estilístico y de lenguaje, cuando se la compara con la versión previa. Levanta, y mantiene en alto, la bandera de la “cooperación”, eleva la prevención de la guerra al mismo nivel estratégico que ganar la guerra, y la considera una misión importante del poder marítimo de los Estados Unidos. Por primera vez reconoce que el mundo actual es “multipolar” y cree que no hay un solo país capaz de salvaguardar las áreas marítimas del mundo contra el terrorismo y otras amenazas. Este tipo de pensamiento es adecuado para lidiar en forma concreta con las condiciones del mundo. Pero el pensamiento hegemónico de los Estados Unidos de dominar los océanos del mundo no ha cambiado para nada. Si bien la nueva estrategia ha producido algunos cambios retóricos, lo que enumera son esencialmente respuestas a la situación actual de seguridad mundial y los [consecuentes] requisitos para los intereses propios de los Estados Unidos. Su énfasis en la “cooperación internacional” y su demanda de “participación de los aliados” sirven el objetivo de la estrategia global de los Estados Unidos. Todo el mundo ve con buenos ojos esta transformación en el pensamiento estratégico, [pero] tendremos que esperar hasta ver resultados prácticos y acciones genuinas. RESEÑA DE NOTICIAS El 17 de noviembre, en un simposio denominado “Poder Marítimo Internacional” llevado a cabo en el estado de Rhode Island, Estados Unidos, se presentó un informe titulado Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI, que fue rápidamente difundido al resto del mundo, creando un gran nivel de atención en las armadas del mundo. Se han escrito muchos artículos en los círculos teórico-militares para interpretar y comentar este informe. ¿Por qué despertó tanta alarma en el mundo? Primero, el documento fue firmado y publicado conjuntamente por tres figuras principales del poder marítimo de los Estados Unido: el Jefe de Operaciones Navales, Almirante Roughead, el Comandante del Cuerpo de Infantería de Marina, General Conway y el Comandante del Servicio de Guardacostas, Almirante Allen, una ocurrencia poco frecuente. Segundo, en el simposio naval internacional realizado en la Escuela de Guerra Naval de Newport, Rhode Island, se anunció la nueva estrategia marítima de Estados Unidos ante de líderes navales de más de cien naciones y regiones. Ésta es la primera vez en la historia de Estados Unidos que todas sus fuerzas marítimas, la Armada, el Cuerpo de Infantería de Marina y el Servicio de Guardacostas, formulan y LA APARICIÓN DE UNA NUEVA ESTRATEGIA MARÍTIMA PARA LOS ESTADOS UNIDOS 227 anuncian conjuntamente al público una estrategia marítima unificada en una “conferencia internacional”. COMENTARIO DEL AUTOR: LA ARMADA, VANGUARDIA AUDAZ DE LA ESTRATEGIA GLOBAL DE LOS ESTADOS UNIDOS La conclusión de Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI señala que: “esta estrategia se concentra en las oportunidades, no en las amenazas; en el optimismo, no el miedo; y en la confianza, no la duda... En el futuro, la Armada seguirá unida para ejecutar esta estrategia. Las fuerzas marítimas de los Estados Unidos siempre defenderán a la nación y sus intereses principales”. Obviamente, la publicación de la nueva estrategia marítima de Estados Unidos demuestra que el nivel estratégico de las fuerzas marítimas de los Estados Unidos es aún más elevado que antes. Ésta es también la razón que motivó y permitió a las tres fuerzas marítimas del país a colaborar entre sí para elaborar esta nueva estrategia marítima. La Armada es la fuerza central en las regiones estratégicas. La Armada de los Estados Unidos sigue siendo la vanguardia audaz y la fuerza principal de la estrategia global de los Estados Unidos. La nueva estrategia es absolutamente inequívoca: “De ahora en más, el poder marítimo de los Estados Unidos se concentrará en aquellas áreas con tensión elevada, o que exijan la participación de los Estados Unidos para cumplir los compromisos con sus aliados. Los Estados Unidos seguirán desplegando un gran poder operacional en el Pacífico Occidental, el Mar Arábigo y el Océano Índico para salvaguardar los intereses de los Estados Unidos y sus aliados, y para disuadir a competidores potenciales”. La Armada de los Estados Unidos izará la bandera de “operaciones de asistencia humanitaria y de fortalecimiento de la cooperación internacional” y continuará su “despliegue en posiciones adelantadas” en los puntos álgidos del mar. En cualquier lugar que surja una crisis, aparecerá un grupo de batalla de portaaviones de los Estados Unidos; este tipo de despliegue estratégico no va a cambiar. Si bien Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI proyecta los términos agradables de “paz,” “cooperación” y “prevención de la guerra”, su sustento principal sigue siendo el pensamiento hegemónico. Por ejemplo: “no podemos permitir que se produzca una circunstancia en que nuestro poder marítimo pierda la movilidad o libertad para poder operar en los carriles marítimos”. En forma similar: “no podemos permitir que ningún enemigo bloquee o perturbe los principales canales del comercio o la comunicación internacional, cortando las líneas de suministro mundiales. En casos de necesidad, tenemos la capacidad para controlar el espacio marítimo en cualquier región, idealmente con la participación de socios y aliados, pero solos si fuera necesario”. Claramente, detrás de la “cooperación” se encuentran los intereses de los Estados Unidos. La “participación de socios o aliados” también sirve a los intereses globales de los Estados Unidos. Reforzar el “despliegue dinámico”. Como resultado de la incertidumbre actual sobre las crisis marítimas, el “modo de despliegue estático” en bases militares grandes y fijas ya no es adecuado para los requisitos de la “guerra contra el terrorismo”. El número de bases extranjeras de los Estados Unidos se está reduciendo, y hay un desplazamiento hacia un “modo de proyección dinámico” de bases transitorias y de pequeña escala, y de flotas desplegadas globalmente. En consonancia con esta nueva estrategia marítima, las fuerzas 228 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA armadas de los Estados Unidos, por medio de “operaciones regulares y temporales”, como por ejemplo ejercicios militares conjuntos y el suministro de asistencia humanitaria, pueden dejar en su lugar un pequeño número de oficiales militares importantes, y convertir lugares de importancia estratégica en bases “semipermanentes”, manteniendo así una presencia militar de facto, sosteniendo firmemente la red militar estratégica global de los Estados Unidos y rodeando estratégicamente distintas áreas marítimas problemáticas y “enemigos potenciales” por medio de despliegues militares en los “puntos de embotellamiento” de navegación y nodos estratégicos. De esa manera, [los Estados Unidos] no sólo puede seguir preservando su presencia militar en áreas estratégicas sino que también evitan el “riesgo político tremendo” de mantener sus bases militares en el extranjero. De esa manera, [los Estados Unidos] puede “matar dos pájaros de un tiro”. El rol preponderante en la “guerra contra el terrorismo”. Debido a las características especiales de la Armada, como su movilidad, que le permite avanzar y retirarse, disuadir y pelear, la flota naval recibe necesariamente una atención favorable. El documento excepcional Una estrategia cooperativa para el poder marítimo en el siglo XXI, elaborado conjuntamente por las tres fuerzas marítimas de los Estados Unidos, demuestra que [la Armada] ha sido colocada en un lugar extremadamente prominente. En tiempos de paz, por medio de su “despliegue en posiciones adelantadas”, la flota tiene un efecto disuasivo al tener la capacidad para “someter a la ciudad a un bloqueo”. Al comenzar la guerra, los buques pueden disparar el “primer tiro” lanzando misiles guiados. En el curso de tal guerra, los buques navales son tanto plataformas de lanzamiento de fuego como arsenales móviles. Al finalizar la guerra, pueden dejar rápidamente el campo de batalla. En la guerra de Irak “para derrocar a Saddam”, la flota naval participó activamente, desarrollando funciones esenciales. En el espacio y el tiempo de la guerra, la Armada juega un papel indispensable y obtiene resultados que capturan la atención del mundo y reciben “aclamaciones”” de las autoridades de los Estados Unidos y las fuerzas armadas, y se la considera un “as en la manga” para operaciones de “antiterrorismo” en el futuro. NOTA DEL TRADUCTOR AL INGLÉS Este artículo fue publicado originalmente en People’s Navy (Armada del pueblo) el 27 de noviembre de 2007, p. 3. El editor en jefe de dicha edición fue Wu Chao, el editor interino fue Yuan Zhenjun. Contribuyentes El Coronel César Augusto AGUIRRE Rodríguez, de la Fuerza Aérea del Perú, nació en Lima, Perú en 1957. Se graduó de la Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea del Perú en 1979 como piloto militar. En 1991 se capacitó en prevención de accidentes. Ha prestado servicios en varios grupos de aviación, centros de entrenamiento y unidades logísticas de la Fuerza Aérea. Fue comandante del 42º Grupo Aéreo en 2005 y 2006. Actualmente está inscripto en el curso de Comando Naval en la Escuela Naval del Perú. El Contraalmirante Jorge P. BALARESQUE Walbaum, de la Armada de Chile (retirado), es profesor y jefe del Departamento de Estrategia de la Academia de Guerra Naval de Chile, donde enseña estrategia global y marítima. Como oficial de la Armada, fue Comandante del Thomson, un submarino clase 209, y de varios navíos de superficie. También desempeñó funciones de mando en tierra firme. Posee el título de maestría en ciencias marítimas y navales, y es miembro de la Academia de Historia Naval y Marítima de Chile. Es profesor de la Escuela Militar y de la Academia de Guerra Naval. El Dr. James BOUTILIER es nacido y educado en Canadá. Recibió su Ph.D. en la Universidad de Londres, Inglaterra, en 1969. Fue el primer profesor de historia de la facultad de la Universidad del Pacífico Sur (1969–71) en Suva, Fiji; fue miembro del personal docente del Royal Roads Military College en Victoria, Canadá, como profesor y decano de artes, y Profesor adjunto para estudios sobre el Pacífico de la Universidad de Victoria. Actualmente es asesor especial (políticas) del comandante de las Fuerzas Marítimas del Pacífico, organización canadiense de la costa oeste. Ha publicado muchos escritos sobre los temas de seguridad marítima, historia de las islas del pacífico, y defensa y seguridad en la región Asia-Pacífico. El Sr. Steve CARMEL es vicepresidente de Servicios Marítimos de Maersk Line Ltd, encargado de todas las actividades técnicas y operativas. Anteriormente ocupó cargos de operaciones y finanzas para U.S. Marine Management, Inc., y Maersk Line. Comenzó su carrera de naviero como oficial de cubierta y capitán de barco mercante, principalmente en buques cisterna. Se graduó de la U.S. Merchant Marine Academy en 1979 y obtuvo un magister en economía y otro en administración de negocios (MBA) en Old Dominion University en Norfolk, Virginia. Actualmente está cursando un programa de 230 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA doctorado en estudios internacionales. Es miembro de varias asociaciones académicas e industriales y jefe de la Comisión Ejecutiva de Operaciones Navales. El Capitán de Navío José CARVAJAL Raymond, de la Marina de Guerra del Perú, se graduó en la Academia Naval en 1983. Se capacitó en inteligencia naval y combate de superficie. Ha cumplido varias misiones en comandos operativos y unidades de superficie, y ha completado varios cursos de Comando y Estado Mayor. Posee título de magíster en administración de la Universidad Nacional de Piura, y actualmente está inscripto en el curso de combate naval en la Academia de Guerra Naval del Perú. El Capitán de Navío Juan Carlos DEL ÁLAMO Carrillo, de la Marina de Guerra del Perú, se graduó de la Academia Naval en 1982 y luego se capacitó en submarinos. Como Segundo Comandante, participó en la Fase “0” en UNITAS, Puerto Rico, en 1996. Participó en el primer ejercicio SIFOREX como Comandante de submarino en Perú en 2001. Obtuvo su título de magíster en administración educativa en Lima en 1996, y completó el curso de Comando y Estado Mayor de la Escuela de Las Américas, Estados Unidos, en 2000. También completó el curso sobre seguridad nacional para cuerpos de reserva, Estados Unidos, 2004. Actualmente participa en el curso de Comando Naval de la Academia de Guerra Naval del Perú. El Capitán de Fragata Hugo F. FONTENA, Armada de Chile (retirado), es profesor y jefe del Departamento de Logística de la Academia de Guerra Naval de Chile. También es director de la Escuela Politécnica de Defensa de la Universidad Andrés Bello, en Viña del Mar. Como oficial de la Armada, prestó servicio en submarinos y ocupó cargos de Estado Mayor. Obtuvo título de magíster en ciencias navales de la Escuela Politécnica Naval, y de logística y calidad del Instituto de Empresas de España. Completó estudios en el Centro de Estudios para la Defensa Hemisférica de la Universidad Nacional para la Defensa, Washington. El Capitán de Navío Luis Máximo GARCIA Barrionuevo, de la Marina de Guerra del Perú, se graduó de la Escuela Naval del Perú en 1984, y se capacitó como oficial naval. Prestó servicios como Comandante del Destacamento de Asalto Naval, Comandante de la Unidad Espacial de Combate, jefe de operaciones y comunicaciones de la Fuerza Naval, e instructor en el Instituto para la Cooperación por la Seguridad del Hemisferio Occidental. Entre los cursos que ha completado: The Basic School, Quantico, Virginia, y Combatiente Especial y Estado Mayor de la Marina de Guerra del Perú. Obtuvo un magíster en administración de ESAN, Perú, y magíster en ciencias administrativas de la Universidad Estatal de Troy, Estados Unidos. El Vicealmirante Germán GODDARD, Armada de Chile (retirado), es profesor de ciencias políticas de la Academia de Guerra Naval de Chile y jefe del Departamento de Investigaciones Académicas. Fue Comandante de Buzos Tácticos de las Fuerzas Especiales de la Armada de Chile, y Comandante en Jefe de la flota chilena en 1996. Obtuvo su título de magíster en ciencias navales y marítimas en la Academia de Guerra Naval de Chile, y un magíster en ciencias políticas de la Universidad Marítima de Chile. El Capitán de Navío Omar GUTIÉRREZ, Armada de Chile (retirado), obtuvo un magíster en sociología de la Universidad de Maryland y un magíster en ciencias políticas en la Academia de Guerra Naval de Chile y en la Universidad Marítima de Chile. Es CONTRIBUYENTES 231 investigador del Centro de Estudios Navales Estratégicos. Su libro Sociología militar: la profesión militar en la sociedad democrática fue publicado en Santiago en 2002 por Editorial Universitaria. El Capitán de Navío Hughes es profesor titular del Departamento de Operaciones de Investigación de la Escuela Naval de Postgrado de Monterey, California. Es graduado de la Academia Naval de Estados Unidos y tiene un título de magíster en ciencias de operaciones de investigación de la Escuela Naval de Postgrado. En servicio activo fue Comandante de un dragaminas y un destructor, dirigió un centro de comando importante, sirvió como subdirector de Análisis de Sistemas (OP-96), y fue asistente del subsecretario de la Armada, R. James Woolsey. Ha sido jefe de Análisis de Sistemas Aplicados de la Escuela Naval de Postgrado, primer jefe en ejercicio de Análisis Táctico, y decano de la Escuela de Postgrado de Ciencias Operativas y de Información. El Capitán de Navío Hughes es autor de Fleet Tactics and Coastal Combat (2000), Fleet Tactics: Theory and Practice (1986), Military Modeling (1984), y Combat Science: An Organizing Study (próximo), y coautor de A Concise Theory of Combat (1997). Es miembro de la junta asesora de Naval War College Press. El Coronel Charles LAMBRUSCHINI Acuy, de la Fuera Aérea del Perú, se recibió en la Escuela de Oficiales en 1980. Se capacitó como piloto de combate en aviones rusos. Prestó servicio en el 7º Grupo Aéreo, el 11º Grupo Aéreo y el 51º Grupo Aéreo como piloto de combate o instructor. Completó el curso básico de la Fuerza Aérea del Perú, el curso de Comando y Estado Mayor de la Armada, y el curso básico de Estado Mayor de la Armada en Fort Benning, Estados Unidos. Actualmente participa en el curso de Comando Naval de la Academia de Guerra Naval del Perú. El Profesor LU Rude, es profesor emérito de la Academia Dalian de Buques Navales, China. Se enlistó en la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) en 1951, donde inició su carrera militar que continuaría durante medio siglo. Dedicó más de cuatro décadas a la educación sobre navegación marítima. Su artículo fue publicado originalmente el 27 de noviembre de 2007 en una entrega de People’s Navy, diario oficial del PLAN. El Vicealmirante Oscar L. MANZANO, Armada de Chile (retirado), es profesor y jefe del Departamento de Planificación de la Academia de Guerra Naval de Chile. El Vicealmirante José MARCHANT, Armada de Chile (retirado), es profesor y jefe del Departamento de Planificación de la Academia de Guerra Naval de Chile. El Contraalmirante Alvaro J. MARTINEZ es el Director de Educación Naval de la Armada de Argentina. Se graduó en su país en la Escuela Naval y en la Escuela de Guerra Naval. También es graduado de la Escuela Naval de Guerra de Venezuela y de la Escuela de Comando Naval de los Estados Unidos. Entre sus muchas misiones en el mar y en tierra firme, el Contraalmirante Martínez comandó la lancha misilística Indómita y la corbeta Espora. Obtuvo títulos de postgrado en organización de negocios en la Universidad Central de Venezuela y en negociación de la Universidad Católica Argentina. Ha sido profesor visitante del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa en Washington y Director de la Escuela de Guerra Naval de Argentina. 232 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA El Capitán de Navío Ricardo Alfonso MENÉNDEZ Calle, de la Marina de Guerra del Perú, recibió capacitación en aviación naval. Completó el curso básico de Estado Mayor, y el curso de Comando y Estado Mayor General en la Escuela de Guerra Aérea. Actualmente participa en el curso de Comando Naval en la Academia de Guerra Naval del Perú. Ha prestado servicio a bordo de las naves de superficie de la Marina de Guerra del Perú Carvajal y Aguirre, Secundo Comandante y Comandante del Escuadrón de Exploración 11, y miembro de Estado Mayor y Agregado Militar de la Embajada del Perú en Ecuador. La Profesora Francisca MÖLLER es profesora de derecho internacional en la Academia de Guerra Naval de Chile, e investigadora del Centro de Estudios Navales Estratégicos. Su título de pregrado es de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Trabajó como asesora de Autoridad Marítima entre 1982 y 2001 y organizó las delegaciones chilenas a varias reuniones de la Comisión Permanente del Pacífico Sur. Fue consultora de la Organización Marítima Internacional (IMO) durante el encuentro de las Autoridades Marítimas de Países Latinoamericanos en Cartagena, Colombia, en 1992, y en Panamá en 1994. Fue representante alterna de Chile en el IMO de 1998 y ha formado parte de la junta de la Sociedad Chilena de Derecho Internacional. El Contraalmirante Federico NIEMANN Figari es graduado de la Academia Naval de Chile en 1976, la Academia Naval de Estados Unidos en 1980, y de la Escuela de Comando Naval de los Estados Unidos en Newport, Rhode Island. Ha completado más de doce años de servicio a bordo en el mar. Fué Comandante de la misilera Covadonga, de la fragata misilística Condell, y el destructor insignia Blanco Encalda. En tierra firme, fue Jefe del Departamento de Planes y Doctrina del Estado Mayor de la Armada entre 2003 y 2005, y Director de Operaciones Conjuntas, Planes y Doctrina del Estado Mayor de Defensa Nacional en 2006. Actualmente, el Contraalmirante Niemann es Director Suplente del Estado Mayor de la Armada. El Sr. Marcelo PALMA, es graduado de la Universidad Gabriela Mistral y obtuvo el título de Magíster de arte en seguridad y defensa de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos—ANEPE. También terminó estudios en el Centro para la Defensa del Hemisferio en la National Defense University de Washington, D.C., y en la Escuela de Las Américas en Fort Benning, Georgia. Es investigador del Centro Chileno de Estudios Navales Estratégicos y de la Academia de Guerra Naval de Chile. El Contralmirante William T. PENDLEY es retirado de la Armada de los Estados Unidos. Se graduó de la Academia Naval de Estados Unidos en 1958 y prestó servicios como piloto naval en diversas misiones operativas y de Estados Mayores, incluso como Comandante de Escuadrón y Ala Aérea. Como alto oficial de la Armada, prestó servicios como Director de Estrategia, Planes y Política; Comandante de las Fuerzas Navales de los Estados Unidos en Corea, y miembro permanente de la Comisión para el Armisticio Militar de las Naciones Unidas en Panmunjom; y Director de Estrategia, Política y Planes del Comando de los Estados Unidos en el Pacífico. Después de su retiro en 1992, fue nombrado Subsecretario Asistente para la defensa de asuntos en Asia Oriental y el Pacífico. Fue Secretario Asistente en Ejercicio para la Defensa de la Seguridad Internacional de enero a julio de 1993. Ha sido profesor de la Escuela de Guerra Aérea y es coautor de Nuclear Coexistence: Rethinking U.S. Policy to Promote Stability in an Era of Proliferation (1994). CONTRIBUYENTES 233 El Capitán de Navío Carlos PILCO Pérez de la Marina de Guerra del Perú se capacitó en combate de superficie e ingeniería naval. Completó el curso básico de Estado Mayor y el curso de Comando y Estado Mayor General. Actualmente está inscripto en el curso de Comando Naval de la Academia de Guerra Naval del Perú. Obtuvo magíster en administración de negocios de la Université du Québec en Montreal, Canadá, y de la Escuela de Postgrado de la Universidad de San Ignacio de Loyola. Prestó servicios como Comandante de la fragata Mariátegui y secretario del Comandante en Jefe del Estado Mayor y del Servicio Industrial de la Armada. El Capitán de Navío Federico RECHKEMMER Prieto, de la Marina de Guerra del Perú, está capacitado en combate submarino y guerra de superficie. Ha prestado servicios en corbetas, fragatas y destructores misilísticos. Comandó las fragatas Santillana y Mariátegui. Efectuó cursos en administración de recursos para la defensa, Comando y Estado Mayor General, al igual que el curso de submarinos en la Escuela Naval de Livorno, Italia; el curso sobre Ley del Conflicto Armado en San Remo, Italia; el Programa de Administración Avanzada de Negocios de la Escuela de Postgrado de Administración de Negocios (ESAN); y el curso de Administración Estratégica de Negocios en la Universidad del Pacífico. Actualmente participa en el curso de Comando Naval de la Academia de Guerra Naval del Perú. El Capitán de Navío Claudio ROGERIO de Andrade Flôr se ha retirado de la Marina de Brasil en 2003. Trabajó en seguridad portuaria (2004) y ha prestado servicios como controlador de maniobras de superficie e instructor de la Academia de Guerra Naval de Brasil desde 2005. También está estudiando para obtener el magíster en ciencias políticas en la Universidad Federal Fluminense. En servicio activo, prestó servicios como Agregado Militar para la Defensa en el Japón y en la República de Indonesia (2001–2002), y fue Director del Servicio de Documentos de la Armada (2000). Fue Comandante de la base naval de Aratú (1998–99), la flotilla de Mato Grosso (1994), y el buque de transporte fluvial Piraim (1983). El Capitán de Navío Luiz Carlos de Carvalho ROTH es retirado de la Marina de Brasil. Actualmente es Director del Departamento de Análisis del Centro Brasileño de Estudios Políticos y Estratégicos de la Academia de Guerra Naval de Brasil. También está estudiando para obtener el magíster en ciencias políticas en la Universidad Federal Fluminense. En servicio activo, fue Vicedirector de telecomunicaciones de la Armada y comandó el buque escuela G. M. Cansen de la Armada, el remolcador Alte. Guillobel, el buque escuela Brasil, y el Primer Escuadrón de Escolta de fragatas tipo Niterói. El Profesor Robert C. RUBEL es Decano de Estudios de Combate Naval en la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos. Antes de retirarse de la Armada de los Estados Unidos como Capitán de Navío, fué piloto y participó en las operaciones relativas a la Guerra de Yom Kippur en 1973, la crisis de los secuestrados en Irán en 1980, y Desert Shield. Comandó el Escuadrón de Ataque 131 y prestó servicios como Inspector General del Comando Sur de Estados Unidos. Estudió en la Escuela de Guerra Naval de España y la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos, donde también trabajó como profesor y como Jefe del Departamento de Juegos de Guerra en el Centro de Estudios de la Guerra Naval, antes de ocupar su posición actual. Obtuvo un título de pregrado de la Universidad de Illinois, un magíster de Salve Regina University en Newport, Rhode 234 PERSPECTIVAS SOBRE ESTRATEGIA MARÍTIMA Island, y un magíster en seguridad nacional y estudios estratégicos de la Escuela de Guerra Naval (1986). El Capitán de Navío Jaime SEPÚLVEDA es retirado de la Infantería Naval de Chile. Obtuvo títulos de magíster en ciencias navales y marítimas y en ciencias políticas. Durante sus treinta años de servicio militar activo, prestó servicio como observador militar con las Naciones Unidas en el Líbano durante el conflicto árabe-israelí de 1982; se le destacó a Brasil, Alemania, Sudáfrica, Corea del Sur y España; y fué Agregado Militar Asistente en Washington. Es Jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Leyes de la Academia de Guerra Naval y Director Ejecutivo de la Revista Naval. El Capitán de Navío Cristian SIDDERS de la Armada Argentina, es Jefe del Departamento de Política Internacional y Estrategia Naval. Se graduó en la Escuela Naval en 1980 y se capacitó como oficial de combate antisubmarino. Completó el curso de Comando y Estado Mayor y comandó la lancha patrullera Clorinda, el cazaminas Formosa, en remolcador de altamar Comodoro Somellera, y la Agrupación de Lanchas Rápidas. Fue jefe del curso de Aplicación para Oficiales de la Armada y prestó servicio en el portaviones 25 de Mayo, la corbeta Drummond, la lancha rápida Intrépida, el barreminas Neuquén, el destructor Almirante Brown, el buque transporte Rio Gallegos, y en el Comando de Transportes Navales. El Embajador Paul D. TAYLOR (retirado), es investigador estratégico de planta del Centro de Estudios de la Guerra Naval en la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos y dicta cursos electivos sobre América Latina y economía internacional. Después de prestar servicios en el mar como oficial de la Armada, hizo carrera en el Servicio Diplomático de los Estados Unidos durante el cual fué Subsecretario Asistente del Departamento de Estado y Embajador en la República Dominicana. También formó parte del personal de los Cuerpos de Paz y diplomático asignado por períodos de dos y tres años en Ecuador, Tailandia, Brasil, España y Guatemala. Obtuvo títulos académicos de las universidades de Princeton y Harvard. El Capitán de Navío Antonio Carlos TEIXEIRA MARTINS, de la Marina de Brasil, es instructor de la Academia de Guerra Naval. Se graduó en 1965 de la Academia Naval de Brasil y completó los cursos de Comando y Estado Mayor, y de Estrategia y Política Marítima en la Academia de Guerra de su país. Prestó servicios como oficial logístico en el portaviones Minas Gerais, Jefe de Gabinete del Secretario General de la Armada, Director de la Prensa Naval y de construcciones de viviendas para la Armada. El Capitán de Navío James THORNBERRY Schiantarelli, de la Marina de Guerra del Perú, se graduó de la Academia Naval del Perú y se capacitó en submarinos. Prestó servicio a bordo del Villavicencio, el Aguirre, el Casma, la Piragua, el Chipana, y el Antofagasta. Completó el curso de ingeniería de submarinos en el Ausbildungszentrum Uboote de Alemania, y los cursos de Comando y Estado Mayor en la Academia de Guerra Naval del Perú. Obtuvo el título magíster de administración de negocios de la Universidad San Ignacio de Loyola, Perú. El Profesor Geoffrey TILL es profesor de estudios marítimos en Departamento de Estudios sobre la Defensa, King’s College Londres, y director del Centro Corbett para Estudios de Política Marítima. Fué decano de estudios académicos en la Escuela de CONTRIBUYENTES 235 Comando de Servicios Conjuntos y de Estado Mayor General. Ha enseñado en la Real Academia Naval de Greenwich, la Real Academia Naval Britania de Dartmouth, City University, y en la Open University. Obtuvo su Ph.D. en el King’s College de Londres, y fué profesor visitante en la Escuela Naval de Postgrado de Monterey, California. Ocupó luego la jefatura de la Fundación para Asuntos Militares en la Marine Corps University en Quántico, Virginia. Es investigador visitante del Instituto de Defensa y Estudios Estratégicos de Singapur, y catedrático Kippenberger de la Victoria University en Wellington, Nueva Zelanda. El Contraalmirante Miguel Ángel TROITIÑO (retirado) ingresó a la Armada Argentina en 1958 y se retiró en 1996. Estudió con el Cuerpo de Infantería Naval de España y completó el curso de administración de la defensa de la Escuela de Postgrado de la Armada de los Estados Unidos en Monterey, California. Uno de sus cargos más importantes en la Armada fue el de Comandante de la Infantería de Marina en 1995 y 1996. Actualmente está asociado con la Academia de Estrategia, el Centro de Estudios Estratégicos del Ejército Argentino, y el Centro de Estudios Estratégicos de la Armada Argentina.