Bendecidos para ser una bendición Bendecidos

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Domingo, 4 de noviembre de 2012
Domingo, 4 de noviembre de 2012
Bendecidos para ser una bendición
Bendecidos para ser una bendición
Serie para reflexionar sobre la mayordomía
Serie para reflexionar sobre la mayordomía
Propio 26B ♦ Marcos 12:28-34
Propio 26B ♦ Marcos 12:28-34
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente y con toda tus fuerzas.
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente y con toda tus fuerzas.
M
M
is hijos se divierten conmigo por demorarme mucho en entrar a una piscina. Cuando yo tenía su edad, también solía correr hacia
el agua con una camiseta, unas chancletas y una
toalla volando a lanzarme en el lado más hondo.
Simplemente digamos que me he vuelto menos
exuberante con la edad.
S
is hijos se divierten conmigo por demorarme mucho en entrar a una piscina. Cuando yo tenía su edad, también solía correr hacia
el agua con una camiseta, unas chancletas y una
toalla volando a lanzarme en el lado más hondo.
Simplemente digamos que me he vuelto menos
exuberante con la edad.
S
ucede lo mismo en lo que se refiere a la mayordomía, a veces metemos un dedo del pie en
el agua en lugar de zambullirnos. Es más seguro
así, nos decimos a nosotros mismos; sin embargo, Dios quiere todo de nosotros, no una porción,
o un porcentaje o un pedazo. Esa es la esencia del Shemá, la oración
hebrea que constituye el fundamento del Gran Mandamiento de Jesús:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente y con toda tus fuerzas”.
ucede lo mismo en lo que se refiere a la mayordomía, a veces metemos un dedo del pie en
el agua en lugar de zambullirnos. Es más seguro
así, nos decimos a nosotros mismos; sin embargo, Dios quiere todo de nosotros, no una porción,
o un porcentaje o un pedazo. Esa es la esencia del Shemá, la oración
hebrea que constituye el fundamento del Gran Mandamiento de Jesús:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente y con toda tus fuerzas”.
L
L
a palabra “todo/a” cohesiona esta antigua oración. Jesús nos manda
amar a Dios con todo nuestro corazón y toda nuestra mente y toda
nuestra alma y todas nuestra fuerzas. Eso no es fácil, por supuesto, puesto que hay montones de distracciones: niños que se enferman, cosas que
enloquecen en el trabajo, amigos necesitados, hora de ir a la tienda de
víveres, el programa de American Idol. Amar a Dios con todo tu corazón
y mente y alma no significa ignorar las realidades prácticas de la vida.
Significa tomarse el tiempo para estar consciente de la presencia de Dios
no sólo la mañana del domingo, no sólo cuando resulta conveniente,
Sino en el mismo medio de la vida.
a palabra “todo/a” cohesiona esta antigua oración. Jesús nos manda
amar a Dios con todo nuestro corazón y toda nuestra mente y toda
nuestra alma y todas nuestra fuerzas. Eso no es fácil, por supuesto, puesto que hay montones de distracciones: niños que se enferman, cosas que
enloquecen en el trabajo, amigos necesitados, hora de ir a la tienda de
víveres, el programa de American Idol. Amar a Dios con todo tu corazón
y mente y alma no significa ignorar las realidades prácticas de la vida.
Significa tomarse el tiempo para estar consciente de la presencia de Dios
no sólo la mañana del domingo, no sólo cuando resulta conveniente,
Sino en el mismo medio de la vida.
E
n el contexto de la mayordomía fiel, eso no significa que Dios quiere todo nuestro dinero. La campaña anual de mayordomía no es un
atraco glorificado. Más bien Dios quiere todo de nosotros —corazón,
mente y alma— y cuando le damos nuestro todo a Dios, nuestros recursos económicos regresan naturalmente al Dios de quien fluyen todas
las bendiciones.
D
E
n el contexto de la mayordomía fiel, eso no significa que Dios quiere todo nuestro dinero. La campaña anual de mayordomía no es un
atraco glorificado. Más bien Dios quiere todo de nosotros —corazón,
mente y alma— y cuando le damos nuestro todo a Dios, nuestros recursos económicos regresan naturalmente al Dios de quien fluyen todas
las bendiciones.
D
evolver una porción de lo que tenemos es un reconocimiento de
que somos meramente mayordomos temporales de nuestros recursos, que estaban en el mundo
mucho antes de que llegáramos
Preguntas para reflexionar
y que seguirán estando mucho
después de que nos hayamos ido.
• ¿En qué consiste expresar nat-
evolver una porción de lo que tenemos es un reconocimiento de
que somos meramente mayordomos temporales de nuestros recursos, que estaban en el mundo
mucho antes de que llegáramos
Preguntas para reflexionar
y que seguirán estando mucho
después de que nos hayamos ido.
• ¿En qué consiste expresar nat-
uede que ya te sientas inmerso en este concepto, o tal vez
apenas si has metido un dedo del
pie en las aguas de la mayordomía
o tal vez estás hasta la cintura y
dudando de si te sumerges. La
mayoría de nosotros nos encontramos a la mitad, mientras Dios
nos atrae a una relación cada vez
más profunda.
uede que ya te sientas inmerso en este concepto, o tal vez
apenas si has metido un dedo del
pie en las aguas de la mayordomía
o tal vez estás hasta la cintura y
dudando de si te sumerges. La
mayoría de nosotros nos encontramos a la mitad, mientras Dios
nos atrae a una relación cada vez
más profunda.
P
uralmente el amor de Dios?
• ¿Es tu dádiva un acto de
adoración que te lleva, más allá
del deber, a regocijarte?
• ¿De qué manera la dádiva proporcional es un medio de sumergirte en tu bautismo?
Y
P
uralmente el amor de Dios?
• ¿Es tu dádiva un acto de
adoración que te lleva, más allá
del deber, a regocijarte?
• ¿De qué manera la dádiva proporcional es un medio de sumergirte en tu bautismo?
Y
o finalmente me meto en la piscina. Cuando los chicos se quejan de que me eternizo en ella, les recuerdo que tengo muchísima
más superficie corporal que ellos. Tomar el camino más lento puede
ser doloroso, pero en su momento me encuentro tan plenamente sumergido como los que se dieron la primera zambullida. No importa cuando lleguemos a estar
plenamente inmersos en la mayordomía, Dios
se alegra.
o finalmente me meto en la piscina. Cuando los chicos se quejan de que me eternizo en ella, les recuerdo que tengo muchísima
más superficie corporal que ellos. Tomar el camino más lento puede
ser doloroso, pero en su momento me encuentro tan plenamente sumergido como los que se dieron la primera zambullida. No importa cuando lleguemos a estar
plenamente inmersos en la mayordomía, Dios
se alegra.
Rdo. Tim Schenck
Rector de la parroquia episcopal de San Juan Evangelista
[St. John the Evangelist]
Diócesis de Massachusetts
Rdo. Tim Schenck
Rector de la parroquia episcopal de San Juan Evangelista
[St. John the Evangelist]
Diócesis de Massachusetts
Copyright © 2012 Iglesia Episcopal
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