Qué es la gota

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¿Qué es la gota?
Es una enfermedad producida por el depósito de cristales microscópicos de ácido úrico en las
articulaciones, provocando su inflamación dolorosa. A veces, estos cristales forman acúmulos que se
pueden palpar -tofos-, o se depositan en los riñones, provocando cólicos nefríticos o alteraciones en su
función.
¿A quién afecta?
Es 4 veces más frecuente en los hombres que en las mujeres. Puede presentarse desde la adolescencia
hasta la edad senil, aunque preferentemente afecta a los hombres entre los 35 y 50 años y a las mujeres
por encima de los 50 años.
¿Existen factores de riesgo para padecerla?
Además del sexo masculino y la edad intermedia de la vida, el principal factor de riesgo es tener elevados
los niveles de ácido úrico en la sangre, mayor cuanto más altos sean éstos.
Otros factores predisponentes son la obesidad, la hipertensión arterial, la toma de ciertos fármacos y la
dieta rica en precursores del ácido úrico.
¿Cómo se produce la gota?
En condiciones normales, la cantidad de ácido úrico que entra en el organismo con la dieta, más la que se
produce a través de una serie de reacciones bioquímicas es igual a la cantidad de ácido úrico que se
elimina, a través de la orina y, en menor medida, de las heces.
Cuando la cantidad de ácido úrico producida más la cantidad ingerida es mayor que la que se elimina, el
ácido úrico del organismo aumenta, lo que se traduce en niveles más altos en la sangre, hasta que
precipita en forma de cristales, principalmente en las articulaciones, dando lugar a los síntomas y signos
propios de la enfermedad.
Los factores genéticos ya están presentes en el nacimiento, aunque la
sintomatología aparece con la llegada de una hiperuricemia, que en el sexo masculino
aparece en la pubertad, mientras que en la mujer se presenta más tarde. Clínicamente
la enfermedad se manifiesta por regla general entre los 30 y 50 años, y como
decimos, en la mujer ésto ocurre con posterioridad. Mientras no se produzca una
hiperuricemia prolongada, dicha enfermedad permanecerá asintomática. Por eso suele
ocurrir que en estados de penuria o de escasez, esta enfermedad es difícil de
encontrar, mientras que en periodos de prosperidad, aparece con frecuencia.
Después de años de recidivas o de repetición de cuadros de gota, y en caso de
persistencia de la hiperuricemia, podemos ver como al final se forman depósitos de
cristales de monourato sódico en las articulaciones y otros tejidos, denominados tofos,
que representan la evidencia inequívoca de la existencia de una gota crónica o
tofosa.
¿Cuáles son sus síntomas?
Se presenta en forma de episodios bruscos ("ataques") de dolor intenso e hinchazón de una articulación,
constituyendo una de las causas de artritis aguda. El episodio agudo, sin tratamiento, dura varios días.
Estos episodios tienden a repetirse, pudiendo afectar en los ataques sucesivos a cualquier articulación. La
articulación más frecuentemente afectada es la primera metatarso-falángica del pie, pero también puede
ocurrir en otras articulaciones de los pies, los tobillos y, más raramente, en las rodillas o las muñecas.
En ocasiones, pueden inflamarse las bolsas sinoviales o los tendones, dando lugar a bursitis o
tenosinovitis, respectivamente. Si se deja evolucionar la enfermedad, los ataques pueden no resolverse
completamente, afectándose varias articulaciones a la vez y limitando de manera importante la calidad de
vida del paciente.
A veces, en fases avanzadas, aparecen acúmulos palpables en forma de nódulos duros, llamados tofos.
En ocasiones, los cristales de ácido úrico se depositan en los riñones, dando lugar a episodios de cólico
A menudo los tofos también se forman a nivel extraarticular, sobre todo sobre
los ligamentos extensores de los dedos de las manos y de los pies, así como en el
nefrítico.
olécranon a nivel del codo, en el cartílago auricular y en el parénquima renal,
como muestran las imágenes. En el riñón los cristales de urato suelen provocar
nefropatía y nefrolitiasis o cálculos renales.
Si mantenemos un tratamiento de por vida de forma adecuada, desaparecen no
sólo las crisis agudas de gota, sino que también se evita la formación de nuevos
depósitos de cristales de urato, y pronto se consigue la involución de los tofos ya
constituidos
¿Cómo se diagnostica?
Generalmente, se hace sobre la base de los síntomas y signos de la exploración física, y a la
determinación de las cifras de ácido úrico en la sangre.
En ocasiones es necesario extraer líquido de la articulación afectada para confirmar el diagnóstico
observándose la presencia de cristales de ácido úrico en el líquido articular.
¿Cómo se trata un ataque de gota?
El tratamiento se basa en la administración de un antiinflamatorio no esteroideo, colchicina o ambos, a
dosis descendentes durante varios días hasta el cese total de los síntomas. Es más eficaz cuanto antes
se inicie.
¿Se puede prevenir la aparición de nuevos
ataques?
En la gran mayoría de los casos, sí, con un tratamiento adecuado. Es preciso hacer una dieta pobre en
alimentos ricos en purinas (fundamentalmente vísceras, mariscos, carnes rojas, espárragos y alcohol) y
tomar una medicación, alopurinol o febuxostat, para disminuir el contenido del ácido úrico del organismo,
a veces durante muchos años. Durante el primer año puede ser útil añadir colchicina a dosis bajas.
¿Qué hacer si el ácido úrico en la sangre está
alto y no han aparecido síntomas?
Se debe limitar la toma de alimentos ricos en purinas y corregir la obesidad y la hipertensión si están
presentes. Sólo cuando las cifras de ácido úrico en la sangre son muy altas se recomienda tratamiento
con fármacos.
si mantenemos un tratamiento de por vida de forma adecuada, desaparecen no
sólo las crisis agudas de gota, sino que también se evita la formación de nuevos
depósitos de cristales de urato, y pronto se consigue la involución de los tofos ya
constituidos
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