Peter-Hans Kolvenbach S.J. Entrevista Alberto Hurtado fue un

Anuncio
Domingo 25 de septiembre de 2005
"Alberto Hurtado fue un enamorado de Cristo"
Patricia Mayorga
"El Padre Hurtado fue un verdadero contemplativo en la acción".
Foto:Victor Sokolowicz
El superior de los jesuitas recuerda la "enorme variedad" que caracterizó la actividad
sacerdotal del Padre Hurtado, llama a todos a ser santos y pide a los peregrinos chilenos
que viajarán a Roma para su canonización que aprendan a responder a las exigencias del
Evangelio.
--------------------------------------------------------------------------------
PATRICIA MAYORGA
Corresponsal
El superior general de los jesuitas, padre Peter-Hans Kolvenbach, está impresionado por
la gran cantidad de chilenos que, según ha sabido, viajarán a Roma el próximo 23 de
octubre para la canonización del Padre Alberto Hurtado. De hecho, se espera que
concurran cerca de 5 mil.
A pesar de que usualmente no concede entrevistas y de que en estos días se encuentra
muy ocupado, ya que es uno de los 36 cardenales, obispos y sacerdotes que Benedicto
XVI nombró como miembros del próximo sínodo de los obispos del mundo sobre la
Eucaristía, aceptó hablar con "Reportajes" sobre el próximo santo chileno: "pero no
tocaremos otros temas", fue su advertencia.
-¿Qué significa ser santo hoy?
-Un santo en el día de hoy es, como siempre, una persona con virtudes y debilidades
que acepta poner su entera existencia en las manos de Dios. Aunque pertenecen "a otro
mundo", los santos tienen los pies sobre la tierra y saben que son pecadores perdonados,
con heridas que Dios quiere curar y con debilidades sobre las cuales Dios vierte su
amor. Esta santidad, a la que todos somos llamados, la llevan a cabo en plenitud
personas como el Padre Hurtado, que anuncian al mundo entero el amor de Dios y lo
salvan por la justicia del Evangelio.
-¿Qué llevó a Juan Pablo II a multiplicar las canonizaciones?
-Al multiplicar las canonizaciones, Juan Pablo no solamente quería probar que la
santidad existe hoy día, sino, principalmente, recordarnos que todos podemos y
debemos ser santos, es decir, dar testimonio de que todos y cada uno de los días de
nuestra vida están iluminados por el amor de Dios y la amistad con Jesucristo; que hay
un modo cristiano de vivir mantenidos por el Espíritu. Cuando esta santidad abierta a
todos adquiere rasgos de heroicidad, por medio de la beatificación o canonización, la
Iglesia lo propone como ejemplo. Este es el caso del Padre Alberto Hurtado.
-El pontificado de Juan Pablo II fue mediático y las canonizaciones se han convertido en
un evento más. ¿Cuál es, en su opinión, el mejor modo para rescatar, más que la forma,
la esencia misma de lo que significa la santidad?
-No se puede poner en tela de juicio que Juan Pablo II quería demostrar que la santidad
en la Iglesia es una realidad y no un privilegio exclusivo de religiosos y religiosas. El
Santo Padre quiso evidenciar la existencia de tantas personas para las cuales la fe
cristiana tiene un valor tan alto que están dispuestas a dar su vida por ella.
-¿Qué papel ha jugado la prensa?
-Sin caer en sensacionalismo ni en propaganda, hay que agradecer a los medios de
comunicación que divulguen a los cuatro puntos cardinales que en una sociedad
caracterizada, en palabras del libro del Apocalipsis, por la presencia de tantos que no
son "ni fríos ni calientes", Jesucristo levanta todavía un apasionado entusiasmo.
Compañero de Jesús
-¿Cuál es el mensaje del Padre Alberto Hurtado?
-Desde su primera juventud, el Padre Hurtado fue consciente del gran don que había
recibido en el bautismo: ser hijo de Dios. Todavía joven, durante los años de estudio,
Hurtado desarrolló una profunda amistad con el Señor marcada por la fidelidad en la
oración y en el servicio, por amor a los pobres y necesitados. Una vez que estuvo seguro
de su vocación a la Compañía, respondió con gran generosidad a la voluntad del Señor
y continuó, sin lugar a compromisos, por el camino que Dios le había señalado hasta
convertirse en un auténtico "compañero de Jesús". Alimentó su amistad con Jesús
mediante un contacto constante con el Evangelio y una profunda devoción a la
Eucaristía. De este modo se identificó con los criterios y la vida de Jesucristo hasta
darse totalmente en beneficio de los demás, tal como Jesús dio su vida por nosotros y se
nos ofreció como alimento de vida divina.
-En concreto, ¿qué significa eso?
-El Padre Hurtado se dejó guiar por el Espíritu Santo, y esa docilidad al Espíritu le
capacitó para caer en la cuenta de tantas situaciones humanas que requerían una
respuesta. Aquí radica la enorme variedad que caracteriza la actividad sacerdotal del
Padre Hurtado. Sintió, por ejemplo, la necesidad que tenían los jóvenes de recibir ayuda
para llegar a un conocimiento del Señor que los motivara a una mayor entrega a los
pobres. Por eso comenzó su actividad en la Acción Católica y en la dirección espiritual
de muchos jóvenes que se sentían llamados a la vida sacerdotal o religiosa. Sin limitarse
a esta labor netamente espiritual, se ocupó de los niños abandonados para los que
buscaba no sólo un techo bajo el cual cobijarse, sino el ambiente cálido de familia
donde pudieran recibir la educación a la que todos tenemos derecho. Así nació el Hogar
de Cristo. El reconocimiento y la tutela de los derechos de los trabajadores, basados en
principios cristianos de justicia, llevaron al Padre Hurtado a fundar ASICH. Por último,
la preocupación por la formación cultural y cristiana de los católicos le inspiró lanzarse
a fundar la revista "Mensaje".
-Era un "contemplativo en la acción"...
-En el Padre Hurtado aparece con una nueva fuerza, que es una característica de los
santos: su unión con Cristo los lleva a mirar el mundo y la sociedad en la que viven, con
los ojos de Dios. De esta manera, descubren las necesidades humanas a las que acuden
como portadores del amor del corazón de Cristo. Por eso la gente lo apreciaba, porque
los que se acercaban a él percibían la presencia y la bondad del Señor en sus palabras y
en su vida. No es casualidad que el Padre Hurtado recurriera con frecuencia a las
palabras de San Pablo: "No soy yo quien vivo; es Cristo quien vive en mí".
Amar de un modo real
-¿En qué modo llega hoy el mensaje de Alberto Hurtado, cuando impera el relativismo,
gran preocupación del Papa Benedicto XVI?
-El mensaje que los santos transmiten a la sociedad en la que viven está encarnado de un
modo palpable y concreto en la propia vida que refleja los valores que Jesucristo ha
proclamado. Desde el comienzo de su pontificado, el Papa Benedicto XVI urge a la
Iglesia para que haga llegar a los hombres y mujeres de hoy el mensaje del Evangelio.
Al comenzar su ministerio, el nuevo Papa sabe que su responsabilidad es presentar a los
hombres y mujeres de hoy la luz de Cristo: no su propia luz, sino la de Cristo.
Consciente de esto me dirijo a todos, sin excluir a los que siguen otras religiones o a los
que aún no han conseguido una respuesta a sus preguntas fundamentales sobre la
existencia humana. Con sencillez y afecto les aseguro a todos que la Iglesia quiere
establecer con ellos un diálogo abierto y sincero encaminado a la búsqueda del bien
auténtico que deben tener el hombre y la sociedad.
-¿En qué medida el Padre Hurtado representa "el alma" jesuita?
-A esta pregunta quiero responder con lo que he escrito recientemente a todos los
jesuitas a propósito de la canonización del Padre Hurtado: "De todas las fuentes
relacionadas con la vida y obras del Padre Hurtado resalta de manera evidente que desde
sus primeros años fue dócil a las mociones del Espíritu de Dios y que, con el andar del
tiempo, se dejó atraer y conquistar cada vez más por Cristo, haciendo de sí mismo una
verdadera oblación como la propone San Ignacio en los Ejercicios Espirituales. El Padre
Hurtado fue un enamorado de Cristo; eso no dejan de decirlo quienes lo conocieron.
Esto constituye indudablemente el núcleo principal de su vida como joven estudiante,
como jesuita y como sacerdote. De aquí derivan las otras notas distintivas en el modo
que tenía de obrar y de relacionarse con otras personas que estaban a su alrededor.
Lo que predomina en el Padre Hurtado es su capacidad de amar: un don concedido por
Dios que él supo desarrollar estableciendo, a la luz del Evangelio, una amistad cada vez
más intensa y personal con Nuestro Señor. Conforme al pensamiento de San Ignacio, la
contemplación de la vida de Jesús le llevó a una creciente familiaridad con el Señor.
Precisamente, porque era un enamorado de Cristo, fijó su mirada en Él y en su manera
de actuar en las circunstancias concretas de su vida. La relación del Padre Hurtado con
Cristo no tuvo nada que ver con una espiritualidad intimista, lejana de la realidad.
Identificado con Cristo, trató y amó a las personas de un modo real en el contexto social
en que se encontraban, necesitados de calor humano, de ayuda, de educación y justicia".
-¿Hay abiertos otros procesos relacionados con beatos o santos jesuitas?
-Ciertamente, hay un buen número de jesuitas que son objeto de procesos de
beatificación o canonización en varios países. En esta situación se encuentran jesuitas
de México, Irlanda, Italia, España, Croacia... Tal vez en Chile sea conocido el Padre
Miguel Pro, mártir de México. La Compañía cuenta con un equipo que se ocupa de
llevar adelante las causas de canonización. Los que forman parte de este equipo -pocos
en número- ocasionalmente ponen su experiencia al servicio de otras causas de
canonización que no tengan relación con la Compañía de Jesús. En el calendario de los
santos figuran 48 santos (el Padre Hurtado será el número 49) y 148 "beatos".
-Para la canonización viajarán a Roma aproximadamente 5 mil chilenos. ¿Cuál es su
mensaje a estos peregrinos?
-Quisiera recomendar a todos los que vengan a Roma y a los que sigan la ceremonia
desde Chile, que se acerquen cada vez más a la figura del Padre Alberto Hurtado, para
aprender de él el camino que lleva a la amistad con Cristo y el modo de responder,
como él lo hizo, a las exigencias del Evangelio. Invito a todos a volverse en oración al
Padre Hurtado y pedirle la gracia de vivir un cristianismo vibrante y comprometido
como él lo vivió. De este modo, podrán contribuir al bien de cada uno de los chilenos y
de toda la nación.
EL JESUITA QUE VINO DEL NORTE
Desde hace 22 años, exactamente desde el 13 de septiembre de 1983, el padre PeterHans Kolvenbach encabeza una de las órdenes que más han dado que hablar en la
historia de la Iglesia: la Compañía de Jesús, que fundó hace más de 400 años San
Ignacio de Loyola.
Nacido en Druten, en los Países Bajos, el 30 de noviembre de 1928, la primera parte de
la formación del joven Kolvenbach se desarrolló en los años de la Segunda Guerra
Mundial, cuando su país fue ocupado por los nazis.
En 1948 entra a la Compañía de Jesús y 10 años después abandona su país natal con el
primer grupo de jesuitas holandeses designados al Líbano, donde estudia teología en la
Universidad San José. Recibe el orden sacerdotal en 1961. Durante esos años estudia
idiomas, entre ellos el armenio, y al mismo tiempo hace clases de alemán.
Pasa gran parte de su vida en el "país de los cedros", y en 1974 es elegido Provincial de
la Viceprovincia del Cercano Oriente, que incluye las comunidades jesuitas del Líbano,
Siria y Egipto. Eran los años de la guerra civil libanesa que destrozó al país entre 1975 y
1990.
El padre Kolvenbach vuelve a Roma en 1981, cuando su antecesor, el padre Pedro
Arrupe, lo designa director del Pontificio Instituto Oriental. Poco tiempo después, ese
mismo año, el carismático Superior General sufre un derrame cerebral y Juan Pablo II
entrega la guía de la orden a dos jesuitas italianos, Paolo Dezza y Giuseppe Pittau, hasta
la realización de la Congregación General (la número 32 en la historia de la orden) que
elige Superior General al padre Peter-Hans Kolvenbach.
Eran años difíciles para la Compañía de Jesús, ya que la audaz dirección del padre
Arrupe y sus opciones habían generado entusiasmos y molestias incluso al interior de la
orden; por eso la llegada del padre Kolvenbach, ascético e impregnado de la
espiritualidad oriental, fue recibida con ansia y temor al mismo tiempo. En sus 22 años
como guía de la orden, ha mantenido un perfil reservado, atento a preservar el diálogo y
a la búsqueda de soluciones no traumáticas.
Descargar