En este estudio titulado “ Fiestas y Ofrendas” estudiaremos el libro

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Levítico: El manual de los sacerdotes
“FIESTAS Y OFRENDAS”
UN ESTUDIO DEL LIBRO DE LEVITICO
En este estudio titulado “Fiestas y Ofrendas”
estudiaremos el libro de Levítico, poniendo
especial énfasis en las fiestas y en las ofrendas.
También descubriremos cómo las fiestas y las
ofrendas deben cumplirse en la vida de cada
creyente. Estudiaremos los requisitos con los
que debían cumplir los israelitas del tiempo del Antiguo Testamento, cuyas vidas se
regían por el Antiguo Pacto, y también el cumplimiento de cada uno de los sacrificios y
ofrendas por medio de la intachable vida del Señor Jesucristo y la relevancia de los
mismos para la vida de cada creyente.
Jesús
cumplió con todos lo requisitos espirituales que Su Padre celestial había
ordenado al pueblo de Israel. Cuando vemos el cumplimiento por parte de Cristo nos
maravillamos de la perfección de Su vida aquí en la tierra. Cada uno de sus
movimientos era controlado por el Espíritu Santo de manera tal, que Él pudiera realizar
la voluntad de Su Padre. Vivía regido por la Palabra de Dios y andaba en el Espíritu,
como dice Hebreos 9:14 “¿Cuánto mas la sangre de Cristo, el cual mediante el
Espíritu eterno se ofreció a si mismo sin mancha a Dios, limpiara vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”
Es nuestro deseo que a través del estudio de este libro usted llegue a comprender el
sacrificio perfecto de Jesucristo en la cruz, lo cual le permitirá vivir en santidad, conocer
a Dios con profundidad y, al final entrar en las glorias celestiales.
Iglesia Cristiana “Luz de Cristo”
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Levítico: El manual de los sacerdotes
El Libro de Levítico enseñó a los israelitas que vivían regidos por el Antiguo Pacto
como estar ceremonialmente puros por medio de sacrificios exteriores. A los israelitas
se les exigía guardar no solo las leyes morales dadas a Moisés en el monte Sinaí (de
las cuales las más conocidas son los Diez Mandamientos), sino también las leyes
ceremoniales. Estas últimas consistían en una gran cantidad de ofrendas, días de
reposo y días festivos que, básicamente, trataban con la expiación del pecado. Todo
esto tuvo su cumplimiento en el supremo sacrificio de Cristo.
No obstante, abordaremos este estudio desde la perspectiva de Hebreos 9:9,11:-12:
“Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas
y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que
practica ese culto. Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los
bienes venideros, por el mas amplio y mas perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de
becerros, sino por Su propia sangre, entro una vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
Con respecto a la historia de Levítico, se cree que fue escrito por Moisés, en el monte
Sinaí, durante el primer mes del segundo año, ya que Éxodo 40:17 culmina con la
construcción del Tabernáculo de Moisés el primer día del primer mes de ese año.
El titulo hebreo del Libro de Levítico es wayyigraµ, la primera palabra del testo original,
que significa: “Y llamó”. El titulo en español, “Levítico”, viene de la palabra griega
Leueitihon o Leuitikon, tomada de la traducción griega Septuaginta. Significa “aquello
que pertenece a los levitas”. En la vulgata Latina figura como Leviticus, que significa “el
(libro) Levítico”. Sin embargo el Talmud lo llama “La ley de los sacerdotes y la ley
de las ofrendas”.
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Levítico: El manual de los sacerdotes
El Libro de Levítico también es conocido como “El manual de los sacerdotes”, y nos
brinda descripciones detalladas acerca de la mayor parte de las fiestas y ofrendas que
gobernaban las vidas de los israelitas antes de la llegada de Cristo. El Nuevo
Testamento, en cambio, nos brinda su interpretación en el contexto de la Era de la
iglesia.
Las siete celebraciones principales del pueblo de Israel eran la Pascua, la fiesta de los
Panes sin Levadura, la fiesta de las Primicias, Pentecostés, la fiesta de las Trompetas,
el día de la Expiación y la fiesta de los Tabernáculos. Estas fiestas y ofrendas fueron
dadas a Moisés en el Monte Sinaí y fueron guardadas por los israelitas que vivieron
bajo el periodo de la Ley. Este periodo duró desde 1447 a.C (cuando la Ley fue
entregada en el Monte Sinaí), hasta 70 d.C cuando los romanos, bajo las órdenes de
Tito, destruyeron el Templo de Herodes. Desde el punto de vista espiritual, la ofrenda
de la vida del Cordero de Dios en la cruz del Calvario puso fin a estos sacrificio (30
d.C).
El propósito de este estudio es que podamos apreciar mejor todo lo que nuestro Señor
Jesucristo hizo por nosotros en la cruz. A lo largo de todo este libro debemos ver a
Cristo, porque Su vida y Su muerte cumplieron con todos los sacrificios y ofrendas
necesarios para nuestra salvación.
El Libro de Levítico puede dividirse en dos secciones principales. La primera seria “el
sacrificio” (capítulos 1 al 17) y la segunda seria “la santificación y los temas
relacionados con la misma” (capítulos 18 al 27).
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Levítico: El manual de los sacerdotes
LAS OFRENDAS (1:1-7:38)
Había 5 ofrendas principales que los israelitas podían ofrecer en el Altar de los
Holocausto: el holocausto, la ofrenda vegetal, la ofrenda de paz, la ofrenda por el
pecado y la ofrenda por la culpa.
Las ofrendas tienen 3 cumplimientos básicos:
1. Fueron cumplidas ceremonialmente por los israelitas.
2. Fueron cumplidas ceremonialmente por Cristo.
3. Deben ser cumplidas espiritualmente por los cristianos.
Como creyentes, debemos convertirnos en estas ofrendas, como expresó Pablo en
Romanos 12:1
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional”. El Sacrificio que ofrecemos en el Nuevo Pacto es nuestra propia
vida; nos convertimos en el sacrificio vivo.
Por lo tanto, al estudiar estas ofrendas debemos analizar no solo la forma en que
fueron cumplidas por los israelitas y por Cristo, sino también la forma en que deben
cumplirse en nuestras. Este es el sentido de las ofrendas. Transmite un mensaje
relevante de santidad y consagración para el creyente de nuestros días.
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Levítico: El manual de los sacerdotes
EL HOLOCAUSTO VOLUNTARIO 1:1-17
La ofrenda de becerros
Lv. 1:1-3 “Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión,
diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece
ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. Si su ofrenda
fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la
puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová”.
Esto era lo que ofrecía un israelita del Antiguo Testamento, no por obligación sino
porque quería expresar su amor por Dios. Por lo tanto, podemos compararlo con el
primer mandamiento que Jesús mencionó en Mateo 22:37-38
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente Este es el primero y grande mandamiento”.
Lev 1:4 “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para
expiación suya”.
Aunque se trataba de una ofrenda voluntaria de una persona cuyo corazón se
desbordaba de amor por el Señor, había instrucciones muy precisas con respecto a la
manera en que debía deslizarse.
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Levítico: El manual de los sacerdotes
En primer lugar, la persona que presentaba la ofrenda tenia que exponer su mano
sobre la cabeza del becerro. Mediante ese acto, se identificaba con el animal que
moriría en su lugar para hacer la expiación por su pecado. Esto merece algunas
explicaciones, ya que hemos dicho que una ofrenda era una expresión del amor que un
israelita sentía por Dios. Debemos comprender que todos nacemos pecadores y que,
como tales, no podemos acercarnos a un Dios Santo.
La sangre del becerro, que representaba la sangre de Cristo, cubría al pecador y
permitía que su ofrenda fuera aceptada por Dios. Dios instituyó el holocausto como
expiación provisoria del pecador, hasta que el sacrificio de Cristo se encargara de la
naturaleza del pecado una vez y para siempre, como vemos en Hebreos 9:26 “De
otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio
del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez
para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”.
Lev 1:5 “Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes
hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a
la puerta del tabernáculo de reunión”.
La sangre purificaba el altar, que de otra manera habría sido profanado por el pecador.
Lev 1:6 “Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas”.
Como veremos en los versículos siguientes, este acto de dividir el animal en piezas
ilustra el gran énfasis que Dios pone en el cuidado con el que debían presentarse estas
ofrendas ante Él. Nuestras ofrendas y sacrificio no son aceptados a menos que los
ofrezcamos a la manera de Dios. Dios no acepto la ofrenda de Caín ni acepto la
adoración de los fariseos porque no lo adoraron de corazón (Mt. 15:8).
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Levítico: El manual de los sacerdotes
Lev 1:7 “Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la
leña sobre el fuego”.
El fuego es una parte esencial de todo sacrificio. Representa el hecho de que todas
nuestras obras deben ser probadas por fuego. ”La obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra
de cada uno cuál sea, el fuego la probará”. (1 Co. 3:13)
Aun la madera tenía que ser colocada en orden, lo que significa que el sacrificio debía
ofrecerse de manera ordenada. Todo tenia que hacerse de una manera que fuera
agradable a Dios. La madera es el símbolo de nuestra humanidad. Por lo tanto, debe
presentarse de manera seria y aceptable ante nuestro Dios.
Lev 1:8 “Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la
grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del
altar;”
Las cuatro partes principales del animal que tenían que ser limpiadas y
consagradas eran:
1. La cabeza
2. La grasa
3. Los intestinos
4. Las piernas
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Levítico: El manual de los sacerdotes
1. LA CABEZA
Esta es la parte de nuestro cuerpo con la que recibimos información, nos
comunicamos y dirigimos el resto del cuerpo. Por lo tanto, necesita ser consagrada.
Analizaremos los siguientes cuatro elementos de la cabeza:
1. La mente
2. Los oídos
3. Los ojos
4. La lengua
La mente. En la mente se realiza nuestro proceso de pensamiento, y ella gobierna
las diversas capacidades de nuestro ser. Proverbios 23:7 nos dice que de la
manera en que un hombre piensa, así es el. Por consiguiente, como dice 1 P. 1:13,
debemos “Ceñir los lomos de nuestro entendimiento”. Dicho de otra manera,
debemos controlar nuestros pensamientos para que sean puros y fructíferos. Esto
se logra por medio de la meditación constante de la Biblia, como se nos dice en
Salmos 1:2 “Sino que en la ley de Jehová esta su delicia, y en su ley medita de
día y de noche”.
La mente es el lugar en que se pelean las mayores batallas de nuestras vidas. El
enemigo busca controlar nuestros pensamientos, porque al hacerlo puede tener
control de nuestras vidas y llevarnos fuera de la voluntad de Dios.
El Apóstol Pablo lo dice esta manera 1 Co. 10:4-5 “Porque las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo”.
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