3.- CONSEJOS PRÁCTICOS REFLUJO GASTROESOFÁGICO: CÓMO EVITARLO Seguro que en alguna ocasión ha experimentado acidez o ardor de estómago. Esta desagradable sensación tiene su causa en los ácidos presentes en el estómago y que tienen la misión de ayudarnos a hacer la digestión. En ocasiones estos ácidos ascienden por el tracto digestivo hasta otras zonas de nuestro cuerpo que no están acostumbradas a alojar a este tipo de “inquilinos”, como el esófago, y es entonces cuando notamos ardor en la parte alta del abdomen o en el pecho, sabor amargo en el pecho e incluso regurgitación del alimento. Muchos buceadores sufren ardores de estómago durante sus inmersiones; lo cual tiene su origen en dos causas fundamentales: – Traje de neopreno o cinturón de lastre demasiado apretados. – Posición del cuerpo horizontal o boca abajo: provoca presión hidrostática sobre el estómago. En principio este ardor no tiene porqué suponer ningún problema para la inmersión, si bien debemos ser conscientes de que la situación se agravará si el contenido estomacal llega a los pulmones o al regulador. Por ello, si sufre de reflujo gastroesofágico lo más recomendable es no bucear, puesto que el riesgo de vomitar es muy alto y se conocen casos de ahogamientos de buceadores en inmersión por un mal control de las vías respiratorias durante un episodio de vómito. INFECCIÓN DE ORINA El uso continuado de ropa de baño mojada, la exposición al frío durante y después de cada inmersión, la humedad... son el ambiente de cultivo óptimo para el desarrollo de infecciones de orina. Por eso los buceadores somos más propensos a sufrir este tipo de dolencia que cualquier otra persona. La infección de orina (también conocida con el nombre de “cistitis”) sucede cuando aparecen microorganismos en el tracto urinario. Estos microorganismos acceden o bien a través del flujo sanguíneo (en cuyo caso afectarán directamente a los riñones) o desde el exterior a través de las vías urinarias. En condiciones normales, el agente causante de la infección es arrastrado fuera del cuerpo junto con la orina. Cuando no sucede así, empezaremos a notar ciertos síntomas como son: – Dolor al orinar. – Dolor en la parte baja del abdomen. – Fiebre. – Fatiga. – Sangre en la orina. Ante estos síntomas resulta de vital importancia que acudamos cuanto antes al médico, quien casi con total seguridad nos prescribirá el uso de antibióticos. Resulta de vital importancia que intentemos poner solución cuanto antes a la infección puesto que de otra forma podrá convertirse en algo crónico, en cuyo caso resultará realmente complicado librarnos de ella. Además de los medicamentos prescritos, se aconseja: – Beber agua en abundancia, para favorecer el arrastre de bacterias – No fumar. – No tomar bebidas alcohólicas. – Evitar las comidas “fuertes”.