La comunión con los falsos maestros

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LA COMUNIÓN CON LOS FALSOS MAESTROS
La comunión con los falsos maestros
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros
falsos maestros…” (2 Pedro 2:1).
Falsos maestros
El apóstol Pedro advirtió clara y enfáticamente acerca de los “falsos maestros” (Gr.
pseudodidaskalos) que habría entre el pueblo de Dios quienes introducirían herejías
destructoras. Y debemos notar que el apóstol no dijo que algunos “tal vez” podrían ser
falsos maestros. Él habló de verdaderos falsos maestros quienes repetirían el mal ejemplo
de muchos falsos profetas que existieron entre el Israel del Antiguo Testamento.
Pero, ¿quién es un “falso maestro”? Bueno, hemos de admitir que algunos
predicadores difieren y se confunden en la definición y aplicación de este concepto. Hay
quienes no desean hablar de éste tema y cierran sus ojos a la verdad. Otros, simple y
llanamente, tratan como falsos maestros a los que denuncian el error. Incluso, algunos
creen que un falso maestro es solamente aquel que tiene motivos corruptos y mal carácter.
Sin embargo, la atención adecuada al contexto nos ayuda a determinar quién debe ser
etiquetado inequívocamente como “un falso maestro”, o maestro del error.
Muchos fallan en definir bien lo que Pedro escribió, acerca de los falsos maestros,
debido a que tratan a los capítulos y versículos de la Biblia como si fuesen divisiones
inspiradas de la Escritura. Un ejemplo claro de tal equivocación es el tema que ahora
estamos estudiando. Pues, aunque hay una ruptura de capítulo (entre el 1 y el 2) el
contexto no se rompe. Entonces, los dos versículos anteriores al capítulo 2 nos dan la clave
para nuestra definición y aplicación de “falso maestro”. En fin, podemos aprender lo que es
un falso maestro, simplemente, por la observación del contraste entre un profeta falso y un
verdadero profeta y la aplicación que luego el apóstol Pedro hace:
“entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (1 Ped. 1:20-21).
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos
maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor
que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1).
Los falsos maestros hablan su propia interpretación de la revelación divina, y no
respetan el contexto y autoridad de las Escrituras. Así también, estos hombres hablan de
acuerdo a su voluntad humana en lugar de hablar de acuerdo a la voluntad de Dios. Por lo
tanto, los falsos maestros predican un mensaje que no está en armonía con las palabras
reveladas por el Espíritu Santo.
El que alguno sea o no “un falso maestro” no tiene nada que ver con sus
motivaciones o carácter, sino con su mensaje. Por lo tanto, los que enseñan cosas que son
falsas, sin importar cuáles sean sus motivos, son “falsos maestros”. Para profundizar más
éste punto, consulte la obra “El que anda en tinieblas”.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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LA COMUNIÓN CON LOS FALSOS MAESTROS
Falsos, no por su carácter sino por su doctrina
Los “falsos Cristos” (Mat. 24:24) serían reconocidos como tales por las falsedades
que dirían (ver. 23-26). Lo mismo se puede decir de los “falsos profetas” (Mat. 24:24; Cf. 1
Jn. 4:1).
Los “testigos falsos” que acusaron a Cristo (Mat. 26:60,61) son llamados así debido a
su falso testimonio. Lo mismo se puede afirmar de los “testigos falsos” que acusaron a
Esteban (Hech. 6:13). El propio apóstol Pablo admitió que si Cristo no resucitó, entonces él
y los demás apóstoles serían “falsos testigos” (1 Cor. 15:14,15), no por su carácter, sino por
lo que afirmaron.
Los falsos “apóstoles” rechazados por la iglesia de Éfeso (Apoc. 2:2) fueron
reconocidos como tales por ser hallados “mentirosos” (Gr. “pseudés”, falsos). Así también,
los “falsos hermanos” (2 Cor. 11:26; Gál. 2:4) fueron reconocidos como tales porque
abogaban por la circuncisión como necesaria para la salvación de los gentiles, cosa
desconocida en el evangelio de Cristo.
Entonces, el carácter y las motivaciones de los falsos Cristos, profetas, testigos,
apóstoles y hermanos, no está bajo consideración en los anteriores pasajes. Ellos eran
falsos por lo que afirmaban, no por sus motivaciones y carácter. Entonces, alguien puede
ser un falso maestro a pesar de ayudar a los pobres y ser reconocido como “simpático”.
Admitimos que sí hay pasajes que indican el carácter malo de algunos falsos (Ej.
“falsos profetas”, Mat. 7:15-20), pero los tales no son falsos directamente por sus
motivaciones y carácter, sino que siempre lo son por lo que afirman y profesan, a la vez que
su mal carácter es el resultado, o consecuencia, de su mentira.
Considerando lo anterior, es fácil distinguir que el apóstol Pedro, luego de prevenir
respecto al error de los “falsos maestros” (2 Ped. 2:1) describió el fruto y consecuencia de
su falsedad, llamando la atención al fruto que produce la falsedad de éstos maestros
espurios (2 Ped. 2:1-22).
Comulgando con el error
Según vemos en 2 de Juan, los primeros lectores de esta epístola se vieron
enfrentados al peligro de falsos maestros promotores del mismo error tratado en 1 de Juan.
Así, pues, el mensaje central de 2 de Juan es una advertencia contra los falsos maestros, de
los cuales Juan dijo por el Espíritu: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la
doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al
Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni
le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras” (2
Jn. 9-11).
Es interesante notar el contrate entre 2 de Juan y 3 de Juan. En 2 de Juan
aprendemos que el falso maestro no debe ser recibido, pero en 3 de Juan aprendemos sobre
la hospitalidad hacia el que enseña la verdad.
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Por Josué Hernández
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LA COMUNIÓN CON LOS FALSOS MAESTROS
El error de Josafat
Josafat fue un hombre que podría haber alcanzado grandes éxitos espirituales,
mayores que los relatados en su vida, si no se hubiese enredado en la comunión con la
dinastía de Acab y Jezabel. Con esto, Josafat no sólo demostró su falta de discernimiento,
sino que también anuló mucho beneficio espiritual para él y su reino (2 Cron. 17-20).
Josafat es un ícono de aquellos que buscan la unidad a pesar de la diferencia doctrinal y en
base al compromiso.
Josafat hizo grandes reformas, y comenzó bien (2 Cron. 17:1-9), y el resultado inicial
fue la paz en su reino. Pero, su compromiso con la dinastía de Acab afectó su juicio al punto
de comprometer la verdad en varias oportunidades. Por ejemplo, en una ocasión, Acab y
Josafat consultaron la palabra de Jehová buscando aprobación para tomar Ramot de Galaad,
y Dios les habló claramente por boca de Micaías (2 Cron. 18). Sin embargo, Acab odiaba la
verdad, los cuatrocientos falsos-profetas pervertían la verdad, Josafat consideraba la verdad
y a la vez la desobedecía, pero sólo Micaías amaba la verdad y sufrió por ella.
Lo anterior no es extraño cuando consideramos las palabras del propio Josafat, quien
dijo a Acab, “Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo” (2 Cron. 18:3), algo similar dijo
más tarde a Joram, el hijo de Acab, “yo soy como tú; mi pueblo como tu pueblo, y mis
caballos como los tuyos” (2 Rey. 3:7).
La comunión que Josafat mantenía con la dinastía de Baal era enredosa, él había
permitido a su hijo, Joram, el casarse con Atalía (hija de Acab y Jezabel, 2 Cron. 21:6; 22:23). Así pues, mientras el compromiso se hacía más fuerte, Josafat fue amonestado por el
profeta Jehú, quien le dijo: “¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová?
Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto” (2 Cron. 19:2). Pero, a
pesar de ello, Josafat manifestó un fuerte compañerismo con Ocozías y luego con Joram, los
hijos de Acab (2 Cron. 20:35-37).
Josafat se unió en yugo desigual con los incrédulos, manifestando compañerismo,
comunión, concordia y acuerdo con ellos (2 Cron. 6:14-7:1). Las Escrituras nos presentan
el epitafio de Dios a la vida de Josafat, quien “hizo paz con el rey de Israel” (1 Rey. 22:44).
Y las consecuencias nefastas de tal participación con los errados, consecuencias que fueron
terribles en la propia familia de Josafat y en su reino.
Por su parte, Dios manifestó juicio contra la dinastía de Acab, y lo ejecutó. Acab
murió por una flecha del enemigo (1 Rey. 22:34,37), su hijo Ocozías murió sin descendencia
luego de caer en su palacio (2 Rey. 1:1-17), su otro hijo Joram y su nieto Ocozías (rey de
Judá) murieron a manos de Jehú (2 Rey. 9:24-27), su esposa Jezabel murió atropellada
luego de ser lanzada por una ventana (2 Rey. 9:33) y sus setenta hijos (con varias
concubinas) murieron decapitados (2 Rey. 10:1-10). Su yerno murió con los intestinos
saliendo de su cuerpo (2 Cron. 21:19); y más tarde su hija, Atalía, quien exterminó a los
descendientes varones de su esposo (Joram), fue ejecutada (2 Rey. 11:16). Así, pues,
Jehová Dios puso fin a la dinastía de las tinieblas de Baal en el norte, a pesar de la comunión
que Josafat les manifestó.
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Por Josué Hernández
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LA COMUNIÓN CON LOS FALSOS MAESTROS
Todos podemos aprender de las cosas que se escribieron antes (Rom. 15:4; 1 Cor.
10:11), para no seguir el ejemplo de Josafat.
El compromiso con el error – El caso de Pérgamo
La ciudad de Pérgamo era un centro preeminente de la adoración del emperador
romano (“donde está el trono de Satanás”, Apoc. 2:13), era una ciudad comercial muy rica,
la más grande después de Alejandría. Y al igual que Alejandría, Pérgamo contaba con una
biblioteca de unos 20.000 rollos, pergaminos. De hecho la palabra “pergamino” proviene del
nombre de ésta ciudad que ocupaba mucha de ésta piel para confeccionar los rollos.
El primer templo del culto imperial fue construido en Pérgamo (29 A.C.) Pero,
además, la ciudad albergaba un altar a Zeus, un templo en honor a Atenea y el famoso
santuario de Asklepios (dios de la medicina, bajo el símbolo de una serpiente).
Sin duda alguna, Pérgamo era como la sede del gobierno de Satanás, y sin duda tal
ambiente influía en los cristianos de allí. Tal vez, algunos miembros pensaban que era
inocuo para su vida espiritual el asistir a las celebraciones paganas de la ciudad o confesar a
César como “Señor”. En fin, los cristianos de Pérgamo no tenían que negar a Cristo
completamente sino que solamente tendrían que comprometerse con el error del culto al
emperador mediante una confesión anual de que “Cesar es el Señor”. A su vez, algunos
falsos maestros en Pérgamo enseñaban que este compromiso era necesario e inofensivo, y
su influencia era levadura en la congregación (Gal. 5:9).
El error y el pecado no pueden tolerarse en una iglesia de Cristo. Deben corregirse y
eliminarse, pues de otro modo cesará la buena influencia de la iglesia en la comunidad y en
el mundo. Ahora bien, si los hermanos en pecado rehúsan arrepentirse (Gal. 6:1-2), el
resto de la iglesia tendría necesariamente que retirarles de su comunión, porque de otra
manera la iglesia se convertiría en cómplice (1 Cor. 5:1-8) y la levadura la contaminaría
(Gal. 5:9).
Satanás sabe que es difícil que los cristianos renuncien a Dios directamente. Por
tanto, trata sutilmente de dividir nuestra devoción a Cristo para que seamos condenados por
nuestro compromiso con el error:
 Eva y su esposo Adán perdieron el paraíso por comprometerse con la mentira del
diablo (Gen. 3:1-6 y sig.)
 Nadie quiere ser alcohólico o drogadicto, pero muchos están prestos a tomar la
primera copa, fumar el primer cigarrillo o experimentar por primera vez con las drogas
ilegales.
 Los cristianos que aceptaron el instrumento de música a finales del siglo XIX, no
pensaban alejarse completamente de Cristo, pero tal ha sido el resultado para la
denominación de los llamados “Discípulos de Cristo” (La Iglesia Cristiana). La apostasía
nunca se detiene.
 Pocos cristianos que faltan a alguna reunión piensan en renunciar a Cristo, pero tal es
el resultado para muchos.
 Los jóvenes cristianos que se casan con inconversos no piensan alejarse del Señor,
pero tal compromiso frecuentemente resulta en apostasía.
 A mediados del siglo XX muchos cristianos aceptaron la Iglesia Patrocinadora, la
Centralización, el establecimiento de diversas Instituciones para hacer la obra y el
evangelio social, ellos no pensaban en alejarse de la doctrina de Cristo (2 Jn. 9), pero
tal ha sido el resultado, ellos no tienen a Dios.
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Por Josué Hernández
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LA COMUNIÓN CON LOS FALSOS MAESTROS
 Los hermanos “conservadores” que promueven y defienden las diversas Sociedades
Misioneras y Fundaciones Evangelísticas, no piensan en alejarse de Cristo, pero con su
ambición han causado mucha división (1 Cor. 1:10) y así no están en el Señor.
 Los que enseñan error sobre el matrimonio, el divorcio y las nuevas nupcias, no
piensan en alejarse de Cristo, a la vez que se condenan y son fuente de pecado para
muchos que andan mal en su matrimonio adúltero.
 Los que presionan e imponen su escrúpulo insistiendo en que el registro de la relación
matrimonial ante el Estado es imprescindible para la existencia del matrimonio (como
si el matrimonio dependiese de la acción del Gobierno civil), no quieren violar la ley de
Cristo, a la vez que causan mucha división con su escrúpulo divisivo.
 Los cristianos que predican error sobre la Deidad de Jesucristo, enseñando que
Jesucristo no es Dios, que cuando estuvo en la tierra dejó de serlo o que simplemente
en la tierra Él no usó sus atributos divinos. Ellos no predican al Cristo bíblico, su
predicación es otro evangelio (Gal. 1:7-10).
 Los cristianos que afirman que Mateo, Marcos, Lucas y Juan, antes de la cruz, no
forman parte del Nuevo Testamento de Cristo, también predican a otro Jesús (2 Cor.
11:4).
 Los que enseñan el Evolucionismo Teísta, afirmando que los días de la creación eran
períodos geológicos largos (edades, eras) aun de millones de años, se han apartado de
Cristo a pesar de afirmar creer en Él.
 Los que promueven, toleran y practican una forma de vida mundana, como si el
cristiano pudiese vivir como uno más del mundo. Algunos han progresado a participar
en grupos de rock asistiendo a Pubs y discoteques a la vez que afirman conocer a Dios
(1 Jn. 2:4).
 Los que toleran el mal carácter y cualquiera de los pecados y falsas doctrinas
anteriormente citadas (para mantener la antibíblica unidad en la diversidad), se han
apartado de Cristo por el compromiso con el error.
La victoria del cristiano (“Al que venciere”, Apoc. 2:17) depende de su fidelidad a la
forma de doctrina del Señor Jesús, la fe de Jesús (Rom. 6:17; 2 Jn. 9; Apoc. 14:12).
Aunque vivimos en una época relativista, la doctrina sigue siendo importante. No
podemos ser vencedores si nos comprometemos con el error de los falsos maestros.
Recordemos, la práctica sigue creencia, y si la creencia es errónea la práctica también lo
será.
Los beneficios presentes y eternos de la fidelidad a Cristo, son mucho mayores a los
beneficios temporales que reciben aquellos que se comprometen con el error (“tienes ahí”,
“también tienes”, 2:14-15; cf. Heb. 11:25).
Conclusión
Bajo la ley de Cristo nadie puede afirmar estar bien con Dios si está comprometido
con el error como lo hizo Josafat. Tal cosa está expresamente prohibida por la doctrina de
Cristo (2 Jn. 9-11). Esta es la razón del llamado a defender la verdad y perseverar en ella
(Ej. Hech. 15:1-7; Gal. 2; Fil. 1:17, 27-28; 4:9; Tit.1:10-11; 1 Jn. 4:1-6; 1 Ped. 3:15; Jud.
3; si quiere profundizar un poco más, consulte la obra “¿Verdad Absoluta?”).
El cristiano motivado por el amor, sabe aborrecer lo malo para seguir lo bueno (Rom.
12:9; Cf. Apoc. 2:6) evitando con esto todo compromiso con las tinieblas.
Los cristianos hemos sido llamados a andar en la luz (1 Ped. 2:9), como hijos de luz
(Ef. 5:8) para tener “comunión unos con otros” (1 Jn. 1:5-7), a la vez que señalamos a los
que causan divisiones (Rom. 16:17-18) y los evitamos (2 Ped. 2:1).
***
Por Josué Hernández
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