MARÍA IGNACIA SOTO EL EXPLORADOR AFICIONADO TEMPORADA. El trekking a este glaciar es posible hasta comienzos de mayo (luego se puede llegar haciendo randonee). EL GLACIAR ESCONDIDO DE SANTIAGO Hay que ser sinceros: llegar a Nieves Negras no es fácil. El camino es largo y accidentado, pero el esfuerzo se recompensa. Éste es un trekking “fotográfico” en busca de uno de los secretos naturales mejor guardados de la Región. POR María C Ignacia Soto Uribe. ontando descansos, detenciones “fotográficas” e imprevistos, esta aventura debería tomar de ocho a diez horas para cubrir unos 21 kilómetros ida y vuelta. Aunque la cifra suene intimidante (al menos para un primerizo), no es hasta que uno está cara a cara con el glaciar que valora el esfuerzo. 12 Domingo Falta para eso. Desde Santiago, siguiendo la ruta G-25 con dirección al Cajón del Maipo se llega a Termas Colina. Si el buen tiempo acompaña, son cerca de tres horas de viaje. Nosotros llegamos a ese punto, a 2.450 metros sobre el nivel del mar, a las 9:35. Antes de comenzar el trekking, hay dos alternativas: concentrarse en sólo caminar, o recibir lecciones de fotografía en terreno. Lo usual es que uno termina haciendo ambas cosas. Los guías-fotógrafos –Carlos Guevara, Ines Dussaillant y Cristina Trugeda– se encargan de aconsejar a cada momento. La primera parte del sendero bordea la ribera norte del río Colina hasta llegar a un puente que permite cruzarlo.Aunque debemos sortear subidas y bajadas, además de caminar siempre sobre piedras, este tramo no tarda más de 15 minutos. En el puente, que es la puerta de entrada al circuito hacia el glaciar, recibimos nuestra primera lección: aprovechar los juegos de luces, sombras y contrastes, y que una sola foto tomada con concentración vale MARÍA IGNACIA SOTO NIEVES NEGRAS: DE MONTAÑA. La vegetación en la ruta se limita a arbustos espinosos y pequeñas flores silvestres. más que un montón de capturas rápidas y ansiosas (otro consejo más técnico: usar formato RAW, ISO 100 y focal de 11).Ya en la ribera sur del río Colina, seguimos por el valle. Estamos a 2.500 metros sobre el nivel del mar y tenemos el sol sobre nuestras cabezas, pero una parte del valle aún sigue a oscuras: momento ideal para jugar con las sombras y fotografiar las altas cumbres que nos rodean (otra sugerencia: no apuntar al infinito y que el enfoque esté en los primeros planos). También podemos tomar imágenes de la poca flora que nos rodea, esencialmente vegetación de media montaña: flores silvestres, arbustos espinosos y concentraciones de pasto en forma de erizo.