La misión del apóstol Moses Thatcher a la Ciudad de México en 1879

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17 de octubre de 1012
La misión del apóstol Moses Thatcher
a la Ciudad de México en 18791
Por
LaMond Tullis
Desde los comienzos de la Restauración, los líderes de la Iglesia se esforzaron por compartir el
Evangelio restaurado en todos los lugares que podían, estos esfuerzos incluían misiones entre los
lamanitas, a quienes consideraban que en su mayoría eran los nativos de América, los pueblos
mestizos en el hemisferio occidental y los polinesios del pacífico. Cualquiera que haya sido la
amplia mezcla interétnica que se extendió por más de cien generaciones, los primeros líderes
consideraban que de algún modo estas personas eran descendientes de la familia de Lehi quienes
hicieron un viaje extraordinario desde la Península Arábiga hasta las Américas huyendo de Jerusalén en el año 600 A.C.2 Existen otros dos viajes transoceánicos narrados en el Libro de Mormón, el primero desde Mesopotamia y el segundo también desde Jerusalén que sin duda dejaron
sus propias generaciones.3
Inclusive durante las guerras de exterminio en el siglo IV d.C., en las que mataron a un
gran número de los descendientes de Lehi, el impresionante cronista y profeta Mormón afirmó
que Dios no abandonaría para siempre al “remanente de la casa de Israel”, y tenía en mente a los
lamanitas que para ese entonces eran una mezcla de varios grupos étnicos, incluyendo a los asustados y apóstatas nefitas cuya valentía les había fallado en la estela de la vida errante y el salvajismo interétnico. En los últimos días Dios los favorecería con bendiciones que una vez más los
llevarían al conocimiento de su Salvador y los pondría en una posición prominente en Su reino,
de hecho, “los lamanitas florecerían como la rosa” (D y C 49:24).
Las promesas del Libro de Mormón para los lamanitas intrigaban al profeta José Smith, y
en octubre de 1830, apenas seis meses después de la organización de la Iglesia, el profeta suplicó
a Dios para determinar si, en breve, debía enviar élderes a las tribus nativas, inclusive a aquellas
tan lejanas como las de la frontera occidental de los Estados Unidos (que incluían a las de Missouri). Recibió un ¡sí! La sección 32 de Doctrina y Convenios detalla la respuesta del Señor. Oliver Cowdery, el “Segundo élder” de la Iglesia, junto con Parley P. Pratt, Ziba Peterson, y Peter
Whitmer, Jr. (Frederick G. Williams, un médico de Kirtland, Ohio, se unió más tarde al grupo)
comenzaron con su legendario viaje de 3.400 km de ida y vuelta, en su mayoría a pie, llevando
sus libros y artículos personales en mochilas. Comenzaron con la tribu nativa de los Cattaraugus,
cerca de Buffalo, Nueva York, de ahí se trasladaron al oeste hasta Kirtland, Ohio (para visitar a
una congregación bautista, no indígena, dirigida por Sidney Rigdon), continuando con la tribu
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Wyandot en Sandusky, Ohio y a partir de entonces hacia la frontera occidental del asentamiento
de Independence, Missouri donde se reunieron con la tribu Delaware. Posteriormente, los misioneros designaron a Parley P. Pratt para que regresara a Nueva York y le informara a José Smith
que su misión había sido exitosa y que habían tenido la oportunidad de dejar varias copias del
Libro de Mormón a las tres tribus indias más importantes y les habían predicado acerca del
Evangelio restaurado.
Especialmente después del martirio del Profeta José en 1844 y la reubicación en 1847 a
1848 de muchos de los santos al gran valle de Lago Salado en territorio mexicano, los líderes de
la Iglesia mantuvieron un interés constante hacia los lamanitas. En los años de 1851 a 1852 Parley P. Pratt emprendió una misión a Chile, el lugar donde él creía que el viaje de Lehi pudo haber
desembarcado4. A mediados de la década de 1850 se enviaron misioneros a lo que llamaban territorio indio, para que vivieran entre ellos y les predicaran; por ejemplo, Henry Eyring (18351902) bisabuelo de Henry B. Eyring miembro de la actual Primera Presidencia de la Iglesia, fue
enviado a las naciones de Choctaw, Creek y Cheroquis en las que prestó servicio del año 1855 a
1860. En 1876 la Iglesia envió misioneros a México para “predicar el evangelio a los lamanitas”,
distribuir una parte traducida del Libro de Mormón (Trozos Selectos del Libro de Mormón), y
hacer un reconocimiento de la tierra5. Poco tiempo después del regreso de este grupo de misioneros, el presidente de la Iglesia, Brigham Young, le pidió a Daniel W. Jones, el líder del grupo, que
regresara al área de Casas Grandes en el estado de Chihuahua en México y fundara un asentamiento; esta asignación resultó ser muy difícil, aún para el determinado Jones que tuvo que conformarse con el valle del Río Salado de Arizona (Phoenix y Mesa). Inmutable, Brigham envió a
un grupo exploratorio al estado de Sonora en México; sin embargo, una guerra fuerte y prolongada entre los indios yaqui y el gobierno mexicano los forzó a regresar6. En 1879, tres años después, el Apóstol Moses Thatcher llegó a la Ciudad de México para bautizar a nuevos conversos y empezar lo que él
esperaba sería un esfuerzo misional continuo en México. En
su mayoría sus esperanzas fueron acertadas, exceptuando
tres interrupciones causadas por situaciones políticas en México y Estados Unidos, desde 1879 la obra misional ha continuado sin cesar en este país.
A finales de la década de 1870 y principios de la década de 1880, circularon informes acerca de espectaculares
visitas celestiales a los amerindios de las Grandes Llanuras y
las Montañas Rocosas. Delegaciones de líderes mormones
de alto nivel dejaron Salt Lake City para visitar a las tribus.
Los apóstoles Brigham Young, Jr. y Heber J. Grant fueron a
Arizona y Nuevo México, el apóstol George Teasdale realizó
nuevos viajes a Territorio Indio, el apóstol Francis M. Lyman viajó al este a la reservación Ute, y los apóstoles Lorenzo Snow y Franklin D. Richards se encargaron de las tribus
del norte en donde se bautizaron 1.188 nativos7. Tiempo
después estos conversos nativos ofrecieron mucha ayuda de
su colonia Washakie cerca de la Ciudad de Brigham, Utah Trozos Selectos, traídos a México en 1876 alomo
caballo y mula, motivó una petición de enviar
para la edificación del templo de Logan8. Se realizaron mu- demisioneros
a la Ciudad de México. En 1879, el
chos bautismos en todas las áreas indígenas a los que asistie- apóstol Moses Thatcher llegó a la ciudad con un
grupo de misioneros.
ron los apóstoles. El presidente Wilford Woodruff estaba
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decidido a llegar a todos los lamanitas en cualquier lugar que podía9; afortunadamente, el Apóstol Moses Thatcher ya estaba en la Ciudad de México dándole la bienvenida a la Iglesia a los
nuevos conversos.
Se sientan las bases: Acogida de los
Trozos Selectos en la Ciudad de México
En 1876 los primeros misioneros en México habían pasado
todo su tiempo en el estado de Chihuahua situado al norte del
país. De la ciudad de Chihuahua habían enviado por correo
quinientas copias de las secciones traducidas del Libro de
Mormón (Trozos Selectos del Libro de Mormón) a personas
importantes de las cerca de cien ciudades más grandes de México (véase el artículo “El Libro de Mormón en español: La
primera traducción y cómo llegó a México”, lds.org.mx). Lo
anterior y otros asuntos atrajeron la atención de los periódicos
locales de México, y comenzaron a seguir los acontecimientos
mormones en los Estados Unidos, a veces inclusive de manera
favorable.10 A su debido tiempo, mientras las personas empezaban a hablar acerca del Libro de Mormón, las noticias acerca de
los mormones generaban comentarios en la Ciudad de México.
Ignacio Manuel Altamirano
Maestro de letras de México en el siglo
Dos de los libros que el grupo de misioneros de Daniel
XIX que mostró interés en Trozos
W. Jones había enviado por correo a personajes destacados de
Selectos del Libro de Mormón.
todo México generó respuestas interesantes. Una de ellas le fue
Cortesía de La Fundación Académica Guerrerense y El Colegio de Guerrero para
entregada al que quizás era el más grande novelista de México
difundir la Cultura en el Estado.
del siglo XIX, Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), un
maya que hablaba chontal y que aprendiera español aproximadamente a la edad de quince años y
desde poco dominaba el idioma como ningún otro de su época. Altamirano se convirtió en un
novelista magistral, un periodista muy aclamado y en un maestro, político, juez y administrador
público excepcional.11 Escribió una carta a Salt Lake City agradeciendo a las autoridades por los
Trozos Selectos y expresándoles su deseo de conocer más acerca del mensaje del Evangelio.12 Lo
que él entendía como las promesas del Libro de Mormón para sus antepasados indígenas le llamaron mucho la atención; posteriormente llegó a tener una relación estrecha y calurosa con el
apóstol Thatcher y le proporcionó por lo menos una carta de presentación para que los misioneros pudieran hacer su trabajo en Puebla.13 Sin embargo, no conocemos registros de que considerara alguna vez bautizarse.
Más adelante, ya fuera dándole seguimiento a la carta de Altamirano o actuando por sí
mismo, el Dr. Plotino Constantino Rhodakanáty, quien enseñaba griego y otras clases en la capital y que además defendía las ideas anarquistas y socialistas en la prensa local, también se involucró. Muchos mexicanos consideraban a Rhodakanáty como el padre intelectual de los movimientos agrarios y sindicales en México así como una persona que inspiraba ideas de libertad
mismas que serían precursores intelectuales directos de la Revolución Mexicana de 1910. Él tuvo
gran parte en ese momento de la historia, destacándose aun hoy en día en cerca de veinte páginas
de referencia en internet; sus libros aún se venden en amazon.com y hay primarias, secundarias y
preparatorias en la Ciudad de México que llevan su nombre. Obtuvo una copia de los Trozos Selectos y comenzó a utilizarlo en algunas de sus clases. Invitaba a personas a asistir a grupos de
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estudio en su casa en donde convenció a por lo menos seis de ellas de
que el contenido "místico" del libro daba pruebas de un verdadero
cristianismo. Les dijo a sus estudiantes que el libro era verdadero 14.
En noviembre de 1878, entusiasmado con el intercambio de
ideas, Rhodakanáty comenzó una correspondencia, en inglés, con
Orson Pratt, a quien consideraba un compañero intelectual (véase la
reproducción del facsímile en el Apéndice 1). Un mes más tarde, escribió una carta muy formal, en español, al "Presidente y Apóstoles
más ilustres y respetados de la Iglesia Cristiana de los Santos de los
Últimos Días"(véase la reproducción del facsímil en el Apéndice 2),
y mantuvo una larga correspondencia con Melitón González Trejo, el
El presidente John Taylor restraductor de los Trozos Selectos.15 González Trejo, que en ese mopondió a solicitudes de México
enviando al Apóstol Moses
mento estaba viviendo en Tres Álamos en el sureste de Arizona, a su
Thatcher en 1879.
vez le escribió al presidente John Taylor (quien, después de la muerte
Cortesía de Wikipedia the Free
de Brigham Young en 1877 y hasta 1880 cuando fue sostenido forEncyclopedia
malmente como presidente de la Iglesia, había llegado a ser de facto
presidente por ser quien presidía el Quórum de los Doce Apóstoles) acerca de las cartas de Rhodakanáty y le envió varias de ellas. El presidente Taylor inmediatamente puso manos a la obra. 16
Ya en el otoño de 1878, el presidente Taylor había enviado a Rhodakanáty varias publica17
ciones , y el filósofo greco-mexicano respondió diciendo que entre quince y veinte mexicanos
habían llegado a creer las verdades del Evangelio. Plotino primero solicitó, y posteriormente casi
exigió en su carta del 15 de diciembre de 1878 que se le
incluyera a él y a sus amigos en el Reino, puesto que
querían que se les otorgara el sacerdocio y se les autorizara para predicar acerca de la “biblia mormona” a los
mexicanos. En respuesta recibió una carta de Salt Lake
City informándole que tal situación podía ocurrir sólo si
se enviaban misioneros a la Ciudad de México. Desde
ese momento, en 1879, Rhodakanáty envió una larga
serie de correspondencia, pidiendo que enviaran misioneros y prometiendo buenos resultados cuando llegaran.
Para entonces, el enviar élderes a la Ciudad
de México parecía una respuesta adecuada a los acontecimientos del momento (idea que le había llamado
la atención a Brigham Young por primera vez cuando
llamó a servir a los primeros misioneros al norte de
México en 1875). El presidente Taylor pensó mucho en
James Z. Stewart, quien para entonces era ya un experto en la comunicación con México y que había aprendido español muy bien. El presidente Taylor le extendió un llamamiento para dirigir la obra en el sur, pidiéndole a Melitón González Trejo que lo acompañara.
El apóstol Moses Thatcher
En respuesta a las súplicas de Plotino RhodakanáSin embargo, hubo algunos retrasos inevitables que
ty, la Iglesia nombró al apóstol Moses Thatcher para
dieron tiempo suficiente al Quórum de los Doce Apósdirigir la misión en la Ciudad de México.
Cortesía de los archivos SUD de la Iglesia.
toles para reconsiderar el asunto de abrir una nueva
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 4 de 21
misión en México. Los apóstoles concluyeron que
un esfuerzo tan importante como ése, dado el gran
interés mostrado en la Ciudad de México, necesitaba a alguien con más autoridad que la que tenían
Stewart y González Trejo. Tal vez la Iglesia estaba
a punto de tener un mayor avance en México.
En consecuencia, el Quórum decidió enviar
al recién llamado apóstol Moses Thatcher a presidir
ese proyecto para hacer proselitismo. Acompañado
de Stewart, quien se reunió con él en Chicago y
Salt Lake City ha.1885. Los misioneros que salieron de
González Trejo quien lo hizo en Nueva Orleans, el
Utah con rumbo a la Ciudad de México recorrieron calles
élder Thatcher y sus compañeros tomaron un barco
sin pavimentar y lanzaron una mirada de despedida a su
templo inacabado.
de vapor que los llevó por el Golfo de México,
Cortesía los archivos de la Iglesia SUD
dejándolos en Veracruz el 14 de noviembre de
1879. Dos días después llegaron a la Ciudad de México.
Los misioneros se alojaron en el Hotel Iturbide, a partir de entonces se reunieron con
Rhodakanáty, bautizaron a algunos mexicanos y organizaron una rama de la Iglesia en la Ciudad
de México. También hicieron importantes contactos con las autoridades mexicanas, quienes
ayudarían a proteger a los santos mexicanos en los difíciles años que hubo posteriormente.
Los primeros bautismos
en el centro de México18
Sólo cuatro días tuvieron que trascurrir para que los
misioneros se convencieran de que Rhodakanáty y uno
de sus amigos debían bautizarse, por lo que el 20 de
noviembre de 1879, el élder Moses Thatcher bautizó y
confirmó miembros de la Iglesia a Plotino C. Rhodakanáty y a Silviano Arteaga. Tres días después, el élder Melitón González Trejo bautizó a otras seis personas y los
élderes los confirmaron miembros de la Iglesia; se les
confirió el sacerdocio de Melquisedec a tres hermanos
y el sacerdocio Aarónico a otro más. El élder Thatcher
organizó una rama de la Iglesia y apartó a Rhodakanáty
Patio interior del Hotel Iturbide donde, en una de
las habitaciones en el piso superior, el apóstol
para que la presidiera, con Silviano Arteaga y José YbaMoses Thatcher en 1880 dedicó las tierras mexirola como sus consejeros. Los acontecimientos se desacanas para la predicación del Evangelio.
Fotografía; Memoria Urbana, El México de Ayer
rrollaban rápidamente.
En la reunión en la que se realizaron estas ordenanzas, el élder Thatcher suplicó fervientemente bendiciones para Porfirio Díaz (quien en 1877 se había apropiado de la presidencia de
México cuando la era de la Reforma con Benito Juárez llegó a su fin), para el personal ejecutivo,
legislativo y judicial del gobierno y para los habitantes del país, para que el Evangelio floreciera
entre los puros de corazón en todo México, Centro y Sudamérica. Todas las personas tomaron
ésta como una ocasión memorable.
La primera oración dedicatoria
Cerca de dos meses y medio después de la llegada de los misioneros a la Ciudad de México, en
uno de los cuartos superiores del Hotel Iturbide, tuvieron la suficiente privacidad para que el 25
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de enero de 1880 el élder Thatcher pronunciara la que se ha llegado a conocer como la primera
oración dedicatoria para la predicación del Evangelio en México. En su oración, el élder Thatcher suplicó al Señor a favor de los lamanitas, pidiéndole, tal como lo escribió en su diario:
Que sus principales líderes pensativos tuvieran sueños, visiones y manifestaciones que los prepararan
al igual que a sus hermanos para las verdades del Evangelio y del conocimiento de sus padres, quienes
conocían a Dios. Que de igual forma que la llegada de los conquistadores españoles anunciaron su
caída, igualmente la llegada de mensajeros de paz, que traían buenas nuevas de gran gozo, anunciarían
su pronta liberación y el rápido establecimiento, bajo la dirección de Dios, de su supremacía. Que así
como el primero los había conquistado completamente por la espada, de igual manera el último conquistara eficazmente sus corazones con las palabras de verdad y amor de Jesucristo nuestro Señor. 19
Las actividades misionales en la Ciudad de México se cruzan
con las de Emilio Biebuyck reiniciando
la cuestión de la colonización.
Los misioneros intensificaron sus esfuerzos en la Ciudad de México y
para finales de 1879, ya habían bautizado a dieciséis personas. Los élderes González Trejo y Stewart hicieron más traducciones de la literatura
de la Iglesia y para enero de 1880, habían terminado la traducción al español del libro La voz de amonestación de Parley P. Pratt, preparándolo
para su publicación20. También escribieron numerosos artículos para el
periódico local.
La prensa del este de los Estados Unidos siguió interesada en los
movimientos que los mormones realizaban en el sur de México, especulando sobre el objetivo final de la Iglesia en México. Los periódicos de
Manuel Fernández Leal,
México volvieron a publicar algo de ese material, añadiéndole comentaministro de Colonización,
industria y comercio, él
rios; la mayoría, excepto los que aparecían en Two Republics, eran basrecibió a élder Thatcher
tante favorables. Por medio de La Tribuna, el élder Thatcher intentó
favorablemente.
Cortesía del Palacio de
refutar las calumnias publicadas en Two Republics.
Minería, F.I., UNAM.
La publicación de estos comentarios en los periódicos generó
mucho interés entre los mexicanos de clase alta y los extranjeros que residían en la Ciudad de
México con respecto a lo que pretendía la misión. Esto abrió las puertas para futuras entrevistas entre Moses Thatcher y las autoridades mexicanas de alto nivel. Como consecuencia directa, el élder Thatcher aseguró entrevistas con el Sr. Zárate, ministro de Relaciones exteriores;
el Sr. Manuel Fernández Leal, 21ministro de Colonización, industria, y comercio; y el Sr. Carlos
Pacheco,22 ministro de Defensa; todos ellos se habían familiarizado con algún aspecto de la
vida de los mormones, ya fuera superficial o detalladamente, así que de forma cordial alentaron al élder Thatcher a traer a sus amigos y conocidos a establecerse en México. Fernández
Leal, habiendo quedado impresionado por el ingenio de los mormones y sus prósperas comunidades y quien ya había visitado Utah, dijo que los habitantes de México recibirían con mucho gusto a los que desearan construir sus hogares en la República.
A diferencia del primer grupo de misioneros que vino a Chihuahua en 1876, el élder
Thatcher y sus colegas, que llegaron en 1879, en principio no tenían en mente la idea de colonizar; sin embargo, el estímulo de los ministros de gobierno y otros factores dieron como resultado
que élder Thatcher y Emilio Biebuyck, un belga influyente en México que había estado en Utah
en tres ocasiones y que ofrecía grandes extensiones de tierra para colonizar en México, se conocieran. Biebuyck conocía personalmente a Brigham Young y ya había tenido varias entrevistas
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 6 de 21
con el presidente la Iglesia, ya para entonces Biebuyck tenía un
gran contrato de colonización con el gobierno mexicano, que
concedía tierras públicas gratuitas para colonización en cualquier estado mexicano y otorgaba incentivos monetarios y fiscales a los colonizadores productivos. El élder Thatcher renovó su
interés en la colonización y muy pronto entabló amistad con
Biebuyck, quien se convirtió en un entusiasta defensor de ellos
debido a, como Biebuyck dijo, "que con los mormones en México tendremos un gobierno estable y en consecuencia habrá paz y
prosperidad y, por lo tanto, mi negocio prosperará, y eso es todo
lo que pido”23.
El interés de Biebuyck era traer extranjeros a fin de validar sus concesiones de tierras; por otro lado, el apóstol Thatcher
(en la estela de lo que parecía estar disminuyendo el interés en el
Aparte de ser el principal traductor del
Evangelio en la Ciudad de México después de la oleada inicial
Libro de Mormón en español (1875) y
de la actividad con Rhodakanáty y su grupo) había empezado a
unirse a un partido exploratorio en Sonora en 1876, Melitón González Trejo tampensar que los nuevos conversos mexicanos debían tener la
bién fue a la ciudad de México en 1879
oportunidad de colonizar en comunidades mormonas en México
para traducir más literatura de la Iglesia y
enseñar acerca de la Restauración.
y con ello ganar fuerza apoyándose en la cultura mormona que
Cortesía de los archivos de la Iglesia SUD
se desarrollaría en esta nueva tierra. De hecho, el élder Thatcher
había empezado a estar de acuerdo con las primeras conclusiones de Daniel W. Jones acerca de
que el éxito de los esfuerzos misionales en México dependería finalmente de la colonización
mormona en el país y de la reunión cuidadosa y prudente de los santos nativos en colonias para
su cuidado e instrucción y es comprensible que la oferta de colonización de Biebuyck resultara
muy atractiva como para ignorarla. En consecuencia, apenas dos meses después de que se organizara la primera rama en México, el élder Thatcher decidió dar a conocer todo el asunto al presidente Taylor y el Consejo de los Doce Apóstoles en cuanto a esta tan fascinante propuesta, para
así poder actuar de acuerdo con lo que decidieran. Por lo tanto, hizo planes para viajar a Salt Lake City poder consultarlo. Biebuyck también se reuniría con él ahí.
Dejando la misión a cargo a élder Stewart, Moses Thatcher partió a Salt Lake City el 4 de
febrero de 1880 y llegó el día 22 de dicho mes. Tal como se había acordado, Biebuyck llegó diez
días después y ambos explicaron a detalle la naturaleza y ventaja de las concesiones expresadas
en el contrato de Biebuyck con el gobierno mexicano. Sin embargo, después de deliberarlo por
mucho tiempo y con el debido respeto hacia el enorme esfuerzo que tanto Biebuyck como el
apóstol Thatcher habían puesto para presentar el asunto al Consejo de los Doce, la Iglesia se negó a aceptar la oferta. Tal vez los apóstoles recordaron las advertencias que el Gobernador Antonio Ochoa de Chihuahua le había dado al grupo de Jones cuatro años antes: “Tengan cuidado con
las ofertas de terrenos públicos”.
El sueño de Desideria electriza a los misioneros
Pocos días después de la partida de élder Thatcher, un hombre fuera de lo común llamado José
María Yáñez de Nopala Hidalgo se presentó en el Hotel San Carlos del cual los misioneros se
habían mudado recientemente. Relató que su madre, Desideria Quintanar de Yáñez, había visto
en sueño un libro en el que ellos estaban trabajando y que ella quería una copia. Les dijo que
cuando las tenues nubes de la cortina de aquel sueño de su madre se diluían, Desideria vio a un
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hombre que sostenía un libro como si quisiera dárselo. Mientras el hombre se acercaba a los ojos
de su mente, Desideria trató de leer el título en la portada del libro: ¿voz? ¿amonestación? Por fin el título se hizo más claro: LA VOZ DE AMONESTACIÓN. Vio a varios hombres cerca de una imprenta haciendo copias del libro, lo que la impresionó sobremanera al sentir que esto mismo estaba
sucediendo en la Ciudad de México y que debía obtener una copia del libro para leerlo; por esa
razón había enviado a José María para que la obtuviera.
Los misioneros quedaron estupefactos. Los élderes Stewart y Trejo González habían terminado su traducción de A Voice of Warning de Parley P. Pratt y en este momento, con la ayuda
de Plotino Rhodakanáty, estaban corrigiendo las pruebas de imprenta antes de publicarlo; no
obstante, en su sueño Desideria ya había visto la traducción del libro publicado. Su sueño había
anunciado un evento que aún no había ocurrido cuando su hijo tocó a la puerta del Hotel San
Carlos en la Ciudad de México. Tuvo que esperar varios días antes de que pudiera conseguir una
copia del libro publicado (véase la lección #2 en la serie “La historia de la Iglesia en México”
para ver una viñeta de Desideria Quintanar de Yáñez).
A su debido tiempo, Desideria recibió y leyó su copia y pidió ser bautizada, lo que hizo
Melitón Trejo González el 22 de abril de 1880 en un arroyo del extenso rancho Yáñez en Hidalgo. Desideria se convirtió en la vigésima segunda persona en ser bautizada en el centro de México y, sin ninguna duda, la primera mujer en México en esta dispensación.24
Para los misioneros, éste había sido un momento de mucha emoción y estaban ansiosos
de contárselo a élder Thatcher tan pronto como regresara a México después de las reuniones que
había tenido con los líderes de la Iglesia en Salt Lake City acerca de las perspectivas de colonización.
Los esfuerzos misionales en la Ciudad de México
se vuelven desalentadores: Se crean iniciativas en otros lugares
Después de la ráfaga de algunos de los primeros bautismos, la obra misional en la Ciudad de
México se volvió en buena parte improductiva, por lo que las visitas de los élderes González
Trejo y Stewart a Nopala les sirvieron para animar sus espíritus y fortalecerlos. Exceptuando
estas visitas a Nopala para bautizar y organizar una rama de la Iglesia ahí, durante la visita de
Moses Thatcher a Salt Lake City los misioneros permanecieron la mayoría del tiempo enfocándose en completar revisiones más extensas de la traducción de González Trejo del Libro de
Mormón. Poco a poco, también comenzaron a trasladar sus actividades de proselitismo a los
pueblos circunvecinos de la Ciudad de México, enfocándose principalmente en Ozumba, donde
tuvieron un poco de éxito. Sin embargo, los resultados de sus esfuerzos misionales en la ciudad
de México fueron muy desalentadores. En mayo de 1880 el élder Melitón González Trejo partió
para su casa en Arizona, dejando al élder Stewart durante siete meses como el único misionero
de los asentamientos mormones en Utah y Arizona mientras esperaba el regreso del apóstol
Thatcher.
Frente a los acontecimientos desalentadores en la Ciudad de México, el élder Stewart
empezó a pensar cada vez más en los lamanitas de los pequeños pueblos que rodeaban la Ciudad
de México. A diferencia de la ciudad de Chihuahua o El Paso del Norte, en donde en 1876 habían encontrado mucha oposición, Daniel W. Jones y sus compañeros encontraron a personas
receptivas en los pueblos y ciudades que rodeaban las laderas de las montañas de la Sierra Madre
donde más de 500 personas dijeron que querían ser bautizadas. Así que el élder Stewart y algunos de los nuevos miembros mexicanos reanudaron sus esfuerzos en tranquilos pueblos agrarios
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 8 de 21
cerca de la Ciudad de México. En Ozumba, se convirtieron al Evangelio miembros de la Iglesia
que llegaron a ser de trascendencia perdurable, incluyendo Lino Zárate, quien más tarde se convirtiera en un hombre emprendedor para la Iglesia en México, inmortalizado en la pintura de
Fernando Barreto de su bautismo, que engalana la portada de las lecciones en la serie de la historia de la Iglesia en México que acompaña los artículos (sud.org.mx).
Élder Thatcher regresa y Plotino Rhodakanáty sale.
En diciembre de 1880, el apóstol Thatcher regresó a la ciudad de México con un nuevo misionero,
Feramorz L.Young.25 Casi de inmediato, el apóstol tropezó con más dificultades con Rhodakanáty, quien estaba seguro que el apóstol regresaría a México con planes y recursos para el
establecimiento de proyectos de colonización para los miembros mexicanos. Rhodakanáty estaba absorto en ideas comunitarias que había visto surgir de la literatura de la Iglesia de la época
y, de conformidad con sus propios instintos, quería establecer una orden unida mormona en
México. Habiendo sido educado en la filosofía utópica socialista del siglo diecinueve26 mientras
vivía en Francia, Rhodakanáty estaba empeñado en formar comunidades mormonas con las
mismas bases. Incluso pudo haber sido influenciado por socialistas utópicos como Robert
Owen (1771-1858) que estableció movimientos cooperativos paternalistas carentes del concepto de "lucha de clases”27. Los experimentos de Owen en New Lanark, Inglaterra en los que
gastó fondos para mejorar el ambiente laboral de su fábrica textil y ganó, por tanto, aumento de
la productividad y el beneficio de obtener fama a nivel internacional, y todo esto sin tener que
involucrarse en las luchas sociales que otros socialistas estaban defendiendo. Por lo que, Rhodakanáty propuso su idea enérgicamente; sin embargo, no pudo influir en el élder Thatcher, a
quien las autoridades eclesiásticas ya habían dado instrucciones al respecto. No habría colonización ni orden unida mormona en México. Resentido, Rhodakanáty se retiró de la Iglesia, al igual
que muchos de los conversos de la Ciudad de México y para 1882 escribía artículos en los periódicos socialistas de la Ciudad de México en contra de la fe de la que tan fervientemente había pedido el bautismo y la ordenación al sacerdocio.
La segunda dedicación de México con convicciones renovadas
Probablemente, al igual que en los tiempos del Antiguo Testamento, una súplica al Señor revertiría los acontecimientos desalentadores y reactivaría el trabajo nuevamente. Cuatro meses después del regreso del élder Thatcher a México, en abril de 1881, los misioneros y un grupo de
santos (algunos de los que habían sobrevivido a la apostasía del grupo original de Rhodakanáty)
salieron de la Ciudad de México para ascender al gran volcán Popocatépetl que se encuentra a
sesenta kilómetros al sureste de la ciudad. Debido al significado poético, emblemático e histórico del volcán en la vida de los hablantes de náhuatl de los pueblos de la época, e inclusive
en la de muchos de los actuales habitantes del centro de México, el ascenso al Popocatépetl
para realizar una conferencia y dedicar el país por segunda vez para la predicación del Evangelio tuvo un enorme significado simbólico.28 No había ninguna duda en la mente de los misioneros en cuanto a quiénes se les debía llevar el mensaje del Evangelio, y decidieron que
podían hacerlo sin utilizar la colonización como medio.
La primera conferencia de la Iglesia celebrada en México fue el 6 de abril de 1881 y se
llevó a cabo cerca de dos tercios de camino hasta la cumbre del volcán, en el afloramiento de una
columna de granito conocido como El Pico del Fraile, a la cual asistieron los misioneros de Salt
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 9 de 21
Lake City (Moses Thatcher, Feramorz L. Young, y James Z. Stewart) y seis miembros de México
(Silviano Arteaga, Fernando A.
Lara, Ventura Páez, Lino Zárate, Marciano Pérez, y Florentino
Páez).29 Posteriormente, el élder Thatcher, Young y dos miembros de México que no sufrían
en exceso de mal de altura
debido a la falta de oxígeno,
continuaron el ascenso al volcán de 5.246 metros por unas
horas más. El 6 de abril de
1881, cerca de la cumbre, el
apóstol Thatcher dedicó el país Popocatépetl visto desde Amecameca (cerca de Ozumba). El 6 de abril de 1881, en las
superiores de este volcán activo en un afloramiento columnario conocido como El
por segunda vez, apenas cin- laderas
Pico del Fraile, se celebró la primera conferencia de la Iglesia en México con nueve
cuenta y un años después de miembros presentes. Después Moses Thatcher y otros tres se subieron por unas horas
adicionales donde, cerca de la cumbre, el apóstol Thatcher ofreció una segunda oración
que se organizara la Iglesia. En dedicatoria (Véase nota 28). Fotografía Cortesía Wikipedia la enciclopedia libre.
su oración el élder Thatcher suplicó las bendiciones de Dios para el pueblo mexicano, para que escucharan el mensaje del
Evangelio.
El ascenso al Popocatépetl para estos acontecimientos trascendentales renovó los espíritus
de los misioneros e impulsó el entusiasmo de los seis miembros mexicanos que estuvieron ahí.
Todos ellos volvieron a la obra de comunicar las buenas nuevas del Evangelio restaurado.
El éxito en la misión es lento pero creciente
Paulatinamente, todos estos esfuerzos resultaron en más bautismos y en poco tiempo, más
misioneros llegaron de Utah. August H. F. Wilcken30, un inmigrante europeo de casi cincuenta años, que había sido formado y educado en la lengua española y con numerosos talentos
adicionales, ayudó a traducir folletos adicionales y posteriormente fue a Ozumba con Fernando A. Lara para hacer proselitismo ahí y en los pueblos de los alrededores (probablemente
fue con Wilcken con quien Lara aprendió un inglés práctico que más adelante utilizaría sobremanera). Sucesivamente, otros cambios en el personal ocurrían: en junio, el élder Stewart
fue relevado, volviendo a casa en Utah; en agosto, el élder Thatcher fue relevado y élder
Wilcken lo reemplazó como presidente de misión; y Feramorz L. Young (quien moriría de
fiebre tifoidea en cuestión de días) y Fernando Lara partieron a Utah con Moisés Thatcher.
De los conversos mexicanos, Lara había sido uno de los misioneros más dedicados y
exitosos e ir a lo que llamaban Sión lo emocionaba mucho; se reuniría con Horacio Cummings en Salt Lake City para traducir algunos fragmentos de Doctrina y Convenios. Durante
su ausencia, permanecieron ahí alrededor de las faldas de Popocatépetl otros sesenta y un
miembros mexicanos, los suficientes para organizar en Ozumba la segunda rama formal de la
Iglesia en México. Ahí, los élderes Wilcken, Arteaga, Páez, Zárate y algunos otros se encargaron de la obra.
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 10 de 21
Más misioneros, más bautismos, más ramas
En pocos meses, los santos se alegraron cuando recibieron la
noticia de la inminente llegada de nuevos misioneros de Sión, lo
cual ellos llamaban su tierra natal. Anthony W. Ivins, quien había
estado con el contingente misionero de Jones que en 1876 exploró Chihuahua y distribuyó 1.500 copias de los Trozos Selectos del
Libro de Mormón, venía acompañado por Nielson R. Pratt, uno
más de la larga línea de descendientes de la familia Pratt que había servido a la Iglesia en México. En los meses siguientes, los
misioneros, tanto mexicanos como angloamericanos, añadieron
a cincuenta y un miembros nuevos a los registros de la Iglesia.
A su debido tiempo, cuando August Wilcken terminó su
misión y volvió a casa, Anthony W. Ivins lo reemplazó como
presidente. Rey L. Pratt, un misionero posterior en México y un
presidente de misión por mucho tiempo aquí, dijo que durante la
administración de Ivins "muchos élderes nativos fueron animados
Anthony W. Ivins quien ayudó a traer
a prestar servicio y a realizar la obra de predicar el Evangelio y
Trozos Selectos del Libro de Mormón a
31
México en 1876. Para 1880 regresó a
también se forzó demasiado el proclamar la verdad” .
México como misionero y posteriormenIvins llamó a un grupo de hermanos locales—entre ellos
te presidente de la misión Mexicana.
Fotografía cortesía de La Sociedad HistóriLino Zárate, Julián Rojas y un hermano de apellido Candanosa—
ca del condado de Washington Utah.
para empezar a predicar y hacer obra misional en otros pueblos
además de Ozumba y Nopala. Su trabajo y el de misioneros
posteriores se extendió a muchos pueblos del altiplano central mexicano (Toluca, Ixtacalco,
Tecualoya (actualmente Villa Guerrero) y Chimal, todos en el Estado de México; además de
Cuautla y San Andrés de la Cal, en Morelos), en todos estos lugares se realizaron bautismos. En
este esfuerzo, muy pronto se unió al grupo Isaac J. Stewart, quien varios años atrás había acompañado a su hermano en la desafortunada misión a los yaquis, así como también Helamán Pratt,
otro de los misioneros originales enviados a México en 1876 y
quienes realizaron bautismos en todos estos lugares.
Estaba claro que había un creciente interés en el Evangelio
entre las personas del área rural de México lo que hacía que algunos de los misioneros y miembros mexicanos doblaran sus esfuerzos en la obra del Reino, pero así tenía que ser. Si las autoridades
de la Iglesia en Salt Lake City no aprobaran la colonización como
un medio para difundir el Evangelio, entonces, necesariamente se
deberían emplear otros medios más convencionales. Así es que los
misioneros redoblaron sus esfuerzos.
Muy pronto, Helaman Pratt, de treinta y cinco años de
edad, dirigía la misión (marzo de 1881). Él extendió la obra a
San Marcos, Hidalgo, una comunidad que más tarde sería un
lugar destacado por expandir la fe en México y por su sistema
educativo. A lo largo del centro de México se unían muchos
Helaman Pratt, otro de los primeros
miembros nuevos a los registros de la Iglesia; sin embargo, la
misioneros que ayudó a traer los Trozos
Selectos a México en 1876 siguió a
mayoría no había tenido la oportunidad de tener muchos estuAnthony W. Ivins como presidente de
dios, y la situación económica entre ellos era en general de pomisión.
breza.
Cortesía de billingsley.parkinsonfamily.org
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 11 de 21
Con todo este marcado alivio, Helamán Pratt pronto llegó a la conclusión que Jones y
Thatcher habían tenido anteriormente: Si iban a florecer, los santos que se unían al redil en México necesitaban su Sión, un lugar de refugio en una comunidad mormona solidaria muy unida,
hasta que pudieran ganar la fuerza suficiente para estar solos en un ambiente hostil. De igual
manera que los primeros mormones se habían organizado en comunidades corporativas para
ayudar a institucionalizar la fe, así también debían hacer los miembros mexicanos. Ya que los
observadores angloamericanos pudieran haber sido menos caritativos en sus observaciones del
entorno social y cultural de México que con sus propios hechos no desprecia sus conocimientos
sobre las necesidades de comunidad de una nueva fe. De hecho, sugiere la capacidad de ver más
allá de las barreras culturales tratando de averiguar la mejor manera de satisfacer las necesidades
de los nuevos miembros en México.
Helaman Pratt, que tenía apenas unos meses en la misión, volvió al tema de la colonización
y planteó una pregunta que tendría que ser considerada: Si los mormones de Utah y Arizona no podían aprovechar las ofertas de tierras de Biebuyck y venir a México a colonizar, entonces, ¿por qué
no enviar mormones de México a Arizona, donde las colonias mormonas ya existían, para que los
nuevos mormones también pudieran disfrutar del efecto unificador de un entorno cultural mormón?
El élder Pratt propuso que entre cien y ciento cincuenta conversos mexicanos (prácticamente toda la
membresía que la Iglesia tenía en la Ciudad de México y sus alrededores en esa época) se reunieran
ya fuera en los asentamientos de Arizona o en algunos otros nuevos asentamientos en el norte de
México, donde tendrían contacto directo con los aspectos sociales, culturales y económicos de la
vida de la comunidad mormona. Sin embargo, el presidente John Taylor pensó que los miembros de
Arizona no podían encargarse de tantos conversos y sugirió que solamente enviaran a diez familias.
Cuando el élder Pratt comunicó las razones del presidente a los miembros mexicanos, decidieron de común acuerdo esperar la oportunidad de ir todos juntos cuando se pudiera establecer
asentamientos en el norte de México. Esa oportunidad llegaría tres años más tarde a consecuencia
de un esfuerzo de colonización masiva por santos angloamericanos.
Mientras tanto, en medio de los conflictos con los alguaciles federales de Estados Unidos,
los intereses de los santos de llevar el Evangelio a los lamanitas se mantuvieron en un máximo histórico; tantos como la mitad de los apóstoles de la Iglesia fueron enviados a ministrar a varias tribus
nativas. Sin embargo, en 1885 toda la emoción y la expectativa con respecto a los lamanitas se desvanecieron debido a que los santos de Utah y Arizona tenían que luchar para resistir el ataque de los
alguaciles federales de Estados Unidos en su contra. De 1889 a 1901 hubo una pausa en la obra
misional en México iniciado por santos angloamericanos debido a que se les pidió a todos que regresaran a casa, dejando a los miembros en la parte central de México abandonados a su suerte. Durante doce años se esforzaron por mantener viva su fe y el funcionamiento de la Iglesia; en muchos
casos, tuvieron un éxito notable al encargarse de la obra y ayudar a expandir la fe, un logro singular,
dadas las tribulaciones soportadas.
Así, habiendo sembrado de manera furtiva y cosechado su producto de forma inesperada, la
misión del apóstol Thatcher sembró las semillas del mensaje del Evangelio y cimentó las bases de la
Iglesia en esta tierra; desde entonces, siempre ha habido una "presencia mormona" en este país. En
1901, la Iglesia volvió a abrir la misión mexicana y una vez más hizo sentir su presencia institucional entre los santos mexicanos.
Uno de los resultados de la lucha de la Iglesia con el gobierno federal de los Estados Unidos
en Utah fue que cerca de 4.000 miembros emigraron de allí y de Arizona, cruzaron la frontera hacia
México con la aprobación de su gobierno federal, y se establecieron en Chihuahua y Sonora, donde
posteriormente fundaron nueve colonias. (Los lectores pueden encontrar más información acerca de
este grupo de santos en "Los colonizadores en Chihuahua y Sonora" en la sección de historia de
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 12 de 21
lds.org.mx. En ese sitio WEB, también se puede encontrar "Reapertura de la Misión Mexicana en
1901" que tiene que ver con la suerte que los mormones mexicanos tuvieron durante el interregno y
lo que sucedió después de que los misioneros angloamericanos de Utah, Arizona, y sus colonias de
Chihuahua y Sonora regresaran al centro de México).
En los inicios y aplazamientos en el desarrollo del Evangelio en México, se puede avizorar a
buenas personas tratando de saber lo que deseaba el Señor de ellos, y una vez que lo supieron, dedicaron todos sus esfuerzos personales y colectivos para llevarlos a cabo de acuerdo a lo que entendieron. Entre los primeros miembros, hubo quienes se apartaron, aunque también hubo muchos santos
que abrazaron el Evangelio por las razones correctas. Desde entonces la membresía ha crecido en
número y fuerza. De aquellas pequeñas ramas de la Iglesia se han convertido miles, y ahora hay más
de un millón de ellos en México, muchos de los cuales en 2012 se reúnen en más de 2.500 barrios y
ramas por todo el país. Ése es un crecimiento impresionante en tan sólo 133 años.
Más allá del crecimiento está el impacto que el Evangelio tiene en las vidas de cientos de
miles de miembros mexicanos de la Iglesia, motivándolos a vivir sus vidas de acuerdo con las enseñanzas del Salvador y animándolos a convertirse en un pueblo educado y próspero.
1
Algunas partes de este artículo se esbozan en LaMond Tullis, “Early Mormon Exploration and Missionary
Activities in Mexico”, Brigham Young University Studies 22:3:294-310.Permiso concedido.
2
Harold Brown, el primer presidente de estaca en México central y el primer presidente del templo de la
Ciudad de México da una sensibilidad contextual a este punto de vista. Véase “¿Qué es un Lamanita?” Liahona,
septiembre de 1972. En los últimos años han surgido controversias sobre si los descendientes del Libro de Mormón
pueden definirse tan ampliamente. Véase Daniel C. Peterson, “Prolegomena to the DNA Articles,” FARMS Review
15:2 (2003): 25-34. David G. Stewart Jr. responde a las críticas del ADN, “DNA and the Book of Mormon,” FARMS
Review, 18:1 (2006): 109-138. También véase Bruce A. Van Orden, “Lamanite Civilization,” Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City: Deseret Book Company, 2003), 493-494. La introducción
del Libro de Mormón post 2007 (sin ser por sí mismo una parte del registro) establece que los lamanitas “están entre
los antepasados de los indios de América”. Antes de 2007, la introducción estipulaba que ellos eran “los principales
antepasados de los indios de América”. La portada de los Trozos Selectos deja en claro una posición aún más incluyente: “Trozos Selectos del Libro de Mormón, es una historia sagrada de los antiguos habitantes de América”. Véase
también Matthew G. Geilman, “Llevando el Evangelio a los lamanitas: Las bases doctrinales para establecer la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en México”. Tesis de maestría, Universidad de Brigham Young,
Agosto de 2011, copia en los archives de la Iglesia, Ciudad de México. Algunos de los primeros observadores de
Mesoamérica también consideraban que los nativos de América eran descendientes de las tribus de Israel. Véase las
obras monumentales de Lord Kingsborough (Edward King, Viscount of Kingsborough),que estaba tan convencido
que gastó toda su fortuna publicando sus Antiquities of Mexico (London: Robert Havell and Conaghi, 1831, 9 vol.)y
murió en una prisión del deudor debido a sus esfuerzos (Antiquities of Mexico). El relato acerca de la familia de Lehi
se encuentra en el Libro de Mormón, 1 Nefi.
3
El libro de Éter en el Libro de Mormón relata la saga de los jareditas de Mesopotamia. Mulek, uno de los
hijos del rey Sedequías, y sus seguidores que dejaron Jerusalén y desembarcaron en las Américas se mencionan en
los libros de Omni 1, Helamán 6:10 y Mosíah 25:2 del Libro de Mormón.
4
LaMond Tullis, “California and Chile in 1851 as Experienced by the Mormon Apostle Parley P. Pratt,”
Southern California Historical Quarterly 67:3 (Fall 1985): 291-307; Delbert Palmer y Mark L. Grover, “Hoping to
Establish a Presence: Parley P. Pratt’s 1851 Mission to Chile,” BYU Studies 38, no. 4 (1999).
5
Véase LaMond Tullis, “Cómo llegaron el Evangelio y el Libro de Mormón a México” en lds.org.mx y
también LaMond Tullis, Mormons in Mexico (Utah State UniversityPress, 1987), 14-30. El tema de la primera misión a México se menciona como Lección número1 en la serie de La Historia de la Iglesia en México, también disponible en lds.org.mx.
6
Tullis, Mormons in Mexico, 31-34.
7
Ibid, 40-41. Entre los años 1877 y 1892 había cierto entusiasmo entre los santos en cuanto a amplios informes que circulaban sobre visiones que había recibido un nativo llamado Moroni y también los jefes Shivitts,
Wovoka, Sitting Bull, y otros líderes de las tribus. En los Estados Unidos, los amerindios desde las Grandes Llanuras hasta las Montañas Rocosas comenzaron a interesarse en los mormones y en los relatos del Libro de Mormón y
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 13 de 21
posteriormente desarrollaron sus propios rituales, que otros peyorativamente llamaban “La danza de los espíritus”
(misma que se asociaba con la creencia que los indios de América tenían acerca del pronto regreso del Mesías a la
tierra, que éste los salvaría de la difícil situación de aniquilación que los blancos estaban ejerciendo sobre ellos y
restauraría los búfalos). Lo anterior aterrorizó a muchos de los blancos que no eran miembros de la Iglesia y alarmó
al gobierno federal de los Estados Unidos, quienes se combinaron para precipitar la ahora infame masacre de 1890
cerca de Wounded Knee Creek en la reservación india de Lakota Sioux Pine Ridge en Dakota del Sur, E.U.A.
(Véase Dee Brown, Bury My Heart at Wounded Knee: An IndianHistory of the American West [New York: Holt,
Rinehart y Winston, 1971]; y James Mooney, The Ghost-Dance Religion and the Sioux Outbreak of 1890, la segunda
parte del Decimocuarto Informe Anual de la Oficina de Etnología al Secretario del Smithsonian Institute, 1892-93
[Washington, D.C.: Government Printing Office, 1896]). Los extranjeros comenzaron a culpar a los mormones y
responsabilizarlos del fervor religioso que consumía a las naciones de los indios americanos debido a la relación que
los santos tenían con ellos.
8
Carta de Clint Christensen, 8 agosto de 2012.
9
Wilford Woodruff, carta al “hermano Johnson” en el Valle de Río Salado, Arizona, el 7 de diciembre de
1882. Archivos SUD de la Iglesia.
10
Fernando Gómez y su personal del Museo del Mormonismo en México han emprendido una extensa investigación acerca de la imagen que tienen los mormones y el mormonismo en la prensa mexicana, y han preparado
una exposición que se remonta a los primeros anuncios de la década de 1820.
11
Juan R. Campuzano, Ignacio Manuel Altamirano: constructor de la nacionalidad y creador de la literatura mexicana (México: Federación Editorial Mexicana, 1986); Chris N. Nacci, Ignacio Manuel Altamirano (New
York: Twayne Publishers, 1970; Vicente Fuentes Díaz, Ignacio M. Altamirano: triunfo y viacrucis de un escritor
liberal (México: Casa Altamirano, 1988); Salvador Reyes Nevares, “Prólogo,” en Ignacio Manuel Altamirano,
Obras literarias completas (México, D.F.: Ediciones Oasis, S. A., 1959), xi-xxv. Las obras de Altamirano en español
y traducciones al inglés, francés e italiano están disponibles (2012) en amazon.com.
12
Daniel W. Jones, Forty Years among the Indians: A True Yet Thrilling Narrative of the Author’s Experience among the Natives (Salt Lake City: Juvenile Instructor Office, 1890), 279. Véase también, Moses Thatcher,
Journal, February 1, 1880, BYU Digital Collections, 2:65.La relación de Altamirano también la enfatizó Agrícol
Lozano Herrera en la entrevista que tuvo con el autor el 31 de mayo de 1975 en la Ciudad de México.
13
Moses Thatcher, Journal, January 29, 1881, BYU Digital Collections, 3:9citadoporGeilman, “Taking the
Gospel to the lamanites”, 88.
14
Además de Rhodakanáty, los otros seis eran Domingo Mejía, Miguel Enríquez, Félix Rodríguez y Luís,
Darío F. Fernández, José Cleofas G. y Sánchez, yLuís G. Rabíe. Véase la reproducción del facsímil del 15 de diciembre 1878, carta a "El Presidente y Apóstol más ilustre y respetado de la Iglesia cristiana de los Santos de los
Últimos Días", apéndice 2. Rhodakanáty firmó como “Dr. Plotino C. Rhodakanáty, Propagador Gerente de la Iglesia”.
15
Esta información, que no he encontrado en otro lugar, la cita Gordon Irving, “’An opening Wedge’: LDS
Proselyting in Mexico 1870-1890,” Andrew Jenson Lecture (4 June 1976), 10.
16
Véase Matthew G. Geilman, “Llevando el Evangelio a los lamanitas, 77-89; y, “Plotino Rhodakanáty”,
Wikipedia: La encyclopedia libre.
17
Andrew Jenson, Latter-day Saint Biographical Encyclopedia, 4 vols. (Salt Lake City: Andrew Jenson
History Co., 1901-36), 1:131.
18
Se reportó que algunos de los misioneros que entraron a Sonora en 1877 tuvieron cinco bautismos de
hombres en Hermosillo en medio de una oposición tan grande que los forzó a salir del país; si realmente realizaron
los bautismos, éstos serían los primeros miembros en México. Aunque el Deseret News (Utah) reportó éste suceso
en términos gloriosos, no hemos encontrado evidencia que lo corrobore. Véase la noticia en Agrícol Lozano Herrera,
Historia del Mormonismo en México (Mexico: Editorial Zarahemla, S.A., 1983), 23.
19
Moses Thatcher, Journal, January 25, 1880, BYU Digital Collections, 2:48-49, citado en Mathew Geilman, “Llevando el Evangelio a los lamanitas,” 101.
20
En inglés, se han publicado sesenta y ocho ediciones de La voz de amonestación e instrucción a todo
pueblo;o,introducción a la fe y la doctrina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La edición
de 1874 fue probablemente la que los misioneros tenían en la Ciudad de México y de la que hicieron su traducción.Véase A Voice of Warning and Instruction to all People; or, an introduction to the faith and doctrine of the
Church of Jesus Christ of Latter-day Saints (Salt Lake City: Deseret News Steam Printing Establishment, 1874), 171
páginas. La primera mujer en ser bautizada en México, Desideria Quintanar de Yáñez, vio este libro en un sueño,
incluso antes de que se hubiera publicado en español, y envió a su hijo Jesús María Yáñez para obtener una copia.
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 14 de 21
21
Manuel Fernández Leal se capacitó como ingeniero civil, y también fue un destacado profesor y humanista en México. Su labor como ministro de Colonización, Industria y Comercio, fue ampliamente reconocida por su
probidad y, de acuerdo con la época, eficacia. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos conserva en sus colecciones un tributo a su trabajo en el capítulo 4 de The Riches of Mexico (1893), la edición para la exposición de ferias
del mundo. Una aportación de Adolfo Duclós Salinas.
22
Una biografía a favor de Porfirio Díaz y algunos miembros de su gabinete, entre ellos Carlos Pacheco, está escrita por Luís Alfonso Velasco, Porfirio Díaz y su gabinete (México: Tipografía de los editores, 1869).
23
Jenson, Biographical Encyclopedia, 1:133.
24
Véase Christensen, “Una pionera mexicana solitaria”.
25
Feramorz L. Young era un joven de considerables logros para su edad. En 1876 estudió en la Academia
Naval de Estados Unidos en Maryland y en 1879 era un artista de línea digno de mención en Salt Lake City. Su vida
prometedora se vio truncada a los 23 años debido a fiebre tifoidea que contrajo en México mientras estaba en su
misión.
26
Fernando Gómez y su personal del Museo del Mormonismo en México han emprendido una extensa investigación acerca de la conexión que Rhodakanáty realizó con el socialismo europeo del siglo diecinueve. El personal ha proporcionado evidencia que sugiere que quizás a través de Rhodakanáty incluso Karl Marx recibió un
ejemplar del Libro de Mormón; sin embargo, Marx no veía ninguna utilidad práctica en la "Biblia Mormona" y la
hizo a un lado. Para una muestra de la obra impresa del Museo, consulte el siguiente: Sergio Pagaza Castillo, "Plotino Constantino Rhodakanáty: Primer miembro de la Iglesia en México" [ha. 2002], y Raymundo Gómez González
y Sergio Pagaza Castillo, "El águila Mormón o el anarquista Cristiano: Plotino Constantino Rhodakanáty: El Primer
Mormón en México" (Museo de la Historia del mormonismo en México, 1995). Tienen otros trabajos en curso sobre
este tema. Para interés adicional véase Carlos Illades, Rhodakanáty y la formación del pensamiento socialista en
México (Mexico: Anthropos Editorial, 2002), especialmente el capítulo 5.
27
Véase, por ejemplo, G.D.H. Cole, Robert Owen (London: Ernest Benn Ltd., 1925).
28
El élder Thatcher estaba tan fascinado con el Popocatépetl, que, para él, pudo haber sido un símbolo del
monte Sinaí y todas las otras montañas que los profetas de Dios han ascendido a través de los siglos y en todo el
mundo para ofrecer sus oraciones. El élder Thatcher, James Z. Stewart, Feramorz L.Young, (quien acababa de llegar
de Utah), Arteaga y Silviano Ventura Páez se fueron de la ciudad de México el 4 de abril de 1881, para viajar a
Ozumba en el estado de Puebla, donde se alojaron en el hogar de Lino Zárate. El élder Thatcher señaló que el "Popocatépetl se vislumbra en el este como una estrella hermosa ¡Qué maravillosa montaña era!” (Moses Thatcher,
Journal, April 4, 1881, BYU Digital Collections, 3:41). El siguiente día a las 5:00 a.m. comenzaron a ascender la
montaña. A las 8:00 a.m. los demás (incluidos Fernando Lara y Lino Zárate) se unieron a ellos, lo que hizo un total
de nueve personas. Alrededor de los 4.000 metros se detuvieron a acampar para pasar la noche y llevaron a cabo una
reunión de testimonios en torno a su fogata. Era una noche fría y no ayudaba a conciliar el sueño; en las partes altas
del volcán todavía había un montón de nieve y el viento bramaba a su alrededor todo el tiempo, lo que los obligó a
buscar protección en medio de rocas grandes y grietas. A la mañana siguiente, el 6 de abril, ascendieron por tres
horas más; sin embargo, debido a la altitud y la falta de oxígeno varios se fatigaron y tuvieron que detenerse. Habían
llegado al extraordinario “Pico del Fraile", una importante obstrucción de columna de roca a un nivel de aproximadamente 5.000 metros del volcán de 5.426 metros de altura (la altura varía ampliamente; éste ejemplo se tomó de
Smithsonian Institute-Global Volcanism Program). En el Pico del Fraile tuvieron su conferencia, que comenzó justo
cuando el sol se levantaba a las 8:00 am, con algunos anuncios, el sostenimiento de las autoridades generales, y el
ordenar a Lino Zárate a élder, y se dio por concluida la primera conferencia de la Iglesia en México. Posteriormente,
Thatcher, Young, y otros dos miembros mexicanos continuaron su ascenso al volcán. Cerca de la cumbre el élder
Thatcher dedicó el país por segunda vez (véase Geilman, “Llevando el Evangelio a los lamanitas”, 108-120).
29
Rey L. Pratt, “La historia de la misión mexicana”, Improvement Era 15 (1911-12): 487; Geilman, “Llevando el Evangelio a los lamanitas”, 112, n. 138; Kenneth W. Godfrey, “Moses Thatcher y los comienzos mormones
en México,” Brigham Young Universit Studies 38:4 (1999): 139-155; y Feramorz L.Young, Journal, 6 de abril de
1881, BYU Digital Collections, 36.
30
Véase Andrew Jenson, Latter-day Saint Biographical Encyclopedia: A Compilation of Biographical
Sketches of Prominent Men and Women in The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints (Salt Lake City, Andrew
Jenson, 1926)
31
Pratt, “Historia de la misión mexicana”, 489.
____________________________________________________
Nota de archivo
Las siguientes personas han contribuido con este artículo ya sea como traductores, correctores de estilo, o críticos de los borradores: Ivette
Cuautle Sánchez, Sharman Gill, Richard Thomas, Ricardo Cruz Orozco, Rubén Omar Soto, Eileen Roundy-Tullis, Matthew Geilman, Clint
Christensen, Armando Ceballos y Dina De Hoyos.
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 15 de 21
Apéndice 1
Carta del Dr. Plotino C. Rhodakanáty
a
Orson Pratt, 15 November 1878
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 16 de 21
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 17 de 21
Apéndice 2
Carta del Dr. Plotino C. Rhodakanáty et al.
al presidente de la Iglesia y a los apóstoles
15 de diciembre de 1878
Tenga en cuenta que la calidad de archivo de la carta es disminuida porque alguien
intentó escribir una traducción entre los renglones.
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 18 de 21
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 19 de 21
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 20 de 21
La misión del apóstol Thatcher a la Ciudad de México en 1879, página 21 de 21
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