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ENCUENTROS EN VERINES 2014
Casona de Verines. Pendueles (Asturias)
Del Aforismo
Fernando Menéndez
El objetivo de este texto es el de reflexionar sobre el aforismo como una
forma de pensar y sobre qué pensamientos se estructuran en mis aforismos.
Parto del presupuesto Nietzchiano de que no hay hechos sino
interpretaciones. Toda interpretación es unilateral, apunta a un objetivo,
también la mía, pero no deseo pretender que sea única.
Podemos empezar diciendo que el aforismo se integra en la familia de
formas agudeza del discurso lapidario caracterizadas por el carácter incisivo
y la agudeza. Con más rigor diremos que el aforismo como forma de pensar
es una forma de expresión y exposición, de reflexiones escuetas,
fragmentarias, fugaces y no discursivas, siendo por ello la forma más densa
y más corta por excelencia. Mayormente hay dos clases de aforismo :
aforismo escrito intencionalmente por el autor para ser aforismo y el
aforismo extrapolados a partir de una obra de arte. Esta segunda clase de
aforismo es lo que se denomina como cita y de éstas se nutren muchos
diccionarios de formas aforísticas.
Pero no nos dejemos engañar, como dice U. Eco : "no hay nada menos
definible que qué es aforismo". Y más en estos tiempos en que la brevedad
es uno de los mitos. Hoy vivimos en un mundo de códigos cortos o
acortados , ligeros de pensamiento y de lucidez moral e informes que se
consumen cuando llegan a su fin. Al contrario, el aforismo se caracteriza por
la agudeza y el ir más allá de lo dicho, por eso mismo su campo habita entre
lo literario y lo filosófico que debe ser alimentado con experiencia y filosofía
donde el tiempo corre detrás de pensamientos y hendiduras verbales.
Estas formas literarias que son los aforismos se caracteriza por su
parquedad o brevedad y su condensación, como la mónada de Leibniz, un
pensamiento autónomo y un punto de vista certero y de diferente valor. El
valor del aforismo radica en su inmediatez y en la capacidad de expresar su
profunda, y a veces, escondida verdad subjetiva, ello es debido a una
iluminación o gracia repentina, que padece el aforista de donde emanan
todas las posibles significaciones que guardan sentido. El aforista piensa o
pretende retratar en ese momento o instante la capacidad de comprender el
ser humano y su mundo. Porque el aforismo como dijo Malishev es un
pensar como pretexto y un pretexto para pensar, donde juegan la paradoja y
la ironía a ser la luz y la reflexión mordaz en este “maremagnum terrenal” y
vital, donde los hombres se resumen en unas pocas palabras aforísticas.
Los aforismos tienen una una dilatada historia. Nacen como una variedad
de frases cortas dedicadas al campo de la medicina en el siglo IV y V A.C
Siendo su creador Hipócrates. Por ese tiempo encontramos otro creador de
la frase intencionada y breve a Heráclito con una temática no medica sino
filosófica. Mas adelante aparecerá Marco Aurelio con sus Recuerdos, pero
será en el siglo XVII con Gracián, Erasmo, Vives y Francis Bacon, quienes
recogen y crean sus famosas frases y adagios, donde el aforismo se va a
convertir en método de conocimiento. En el mismo siglo y el siguiente siglo
XVIII la escritura aforística será de una gran importancia dando lugar a un
nuevo género literario: la máxima moralista , siendo sus cultivadores Pascal ,
La Rochefoucould, Jean de la Bruyére, Chamfort, Joubert...etc.
Con el Romanticismo Alemán a finales del mismo siglo XVIII, Friedrich
Schlegel y Novalis darán valor al fragmento y al aforismo por su inmediatez y
la capacidad de expresar profundas verdades subjetivas y repentinas. No
debemos olvidar la importancia por esta época de los almanaques que ya no
eran los almanaques astronómicos árabes o los anuarios litúrgicos sino
almanques de breves consejos cívicos, morales, agrícolas...etc En realidad
eran textos intencionadamente fragmentarios. Pero es a finales del siglo XIX
con la figura de Nietzsche cuando los aforismos como sentencias breves,
maximas condensadas de pensamientos se convierten en la maxima
expresión del genero literario breve e inicia el auge del aforismo en el siglo
XX.
Como dijo Paul Valery : "Nietzsche no es un alimento sino un excitante
poderoso, constante y retorcido". Ell aforismo del siglo XX no se puede
entender sin la aportación y figura de Nietzsche. Se puede afirmar que la
mayor parte del aforismo va a recibir una gran influencia en la forma y
contenido cobrando una plena conciencia de su significado. Como dice
Andrés Sánchez Pascual se consolidan
así las tres características
principales del género: concisión didáctica, agilidad crítica y tendencia
ilustrada,. Con Nietzsche el aforismo toma una forma filosófica o de
pensamiento cuya gravedad y levedad no son el resultado de esfuerzos
esteticistas, sino de trabajo o iluminación del pensamiento. Esto nos lleva a
la subjetividad de la verdad y no el absolutismo del saber, porque el aforismo
contiene una visión verdadera pero no una certeza acabada o conclusa.
Como dijo el propio Nietzsche en el prologo de La genealogía de la moral :
«...la forma aforística produce dificultad: se debe esto a que hoy no se da
suficiente importancia a tal forma. Un aforismo, si está bien acuñado y
fundido, no queda ya "descifrado" por el hecho de leerlo; antes bien,
entonces es cuando debe comenzar su interpretación, y para realizarla se
necesita un arte de la misma...». Con estas palabras tan certeras del
pensador nos indican no solo la dificultad de llegar a la comprensión y a la
interpretación correcta del propio aforismo. Esto nos lleva a una nueva
hermenéutica del aforismo para que pueda hacernos reconocer lo que
habíamos mirado, pero no habíamos visto.
También podemos percatarnos de varias limitaciones del aforismo: que la
captura aísla aspectos de la verdad, y sin explicación o elaboración. La
tentación a decir cosas brillantes o la distorsión de la realidad que viene de
ver todo de acuerdo a nuestras creencias personales. No debemos olvidar
que los escritores de aforismos son escritores , ante todo de la meditación,
sondean los estados de ánimo fluctuantes de nuestro tiempo, como ya dijo
Bufalino , el aforista es un solitario y un malpensante por definición, un
censor implacable de los vicios del mundo que tiene una diferencia de
opinión y el desapego a la hipocresía del mundo.
Siguiendo este breve discurso e interpretación sobre el aforismo como una
forma de pensar del hombre o un intersticio por el que intentamos
acercarnos a la verdad escondida detrás del lenguaje tendremos que
preguntarnos cuáles son las características que deben o tendrían que
contar los aforismos. Podemos entrever cuatro en este género literario
breve:
Primero sería la brevedad, segundo el aislamiento del texto, donde el
aforismo juega con el espacio en blanco y el silencio que deja y dice más
que lo que dice; en tercer lugar se caracterizará por su expresión en prosa y
por último la iluminación o sorpresa, es decir el valor de la matización,
sugerencia y contenido pensante expresado.
A estas cuatro características de aforismo les sumaría cinco más: la primera
sería que el aforismo se mueve en el terreno de las verdades poéticas,
verdades que están abiertas al horizonte humano, donde todo es
incertidumbre, abismo poético y metafísico. La segunda que el aforismo
como todos los aspectos importantes del hombre como el amor, el arte...no
se pueden planificar, cuando llega, llega. Aquí cito uno de mis aforismos
sobre los aforismos: “No todos nacen, pero todos mueren”. La tercera
supone que el aforismo en sí mismo no tiene límites, como dijo José
Bergamín, el aforismo es inconmensurable. El único que puede poner límite
al aforismo es el lector que se acerque a ellos. La cuarta nos dice que el
escritor de aforismos es un nómada de tinta negra que busca en los límites
del pensar, del lenguaje y del mundo sus errantes certidumbres e
incertidumbres y penitencias como hombre que sueña y padece su
existencia. Y la quinta y última característica añadida sería que escribir en
aforismos significa asumir la fragmentación del tiempo en que vivimos y la
fragmentariedad del propio pensar humano, que es una invitación a vivenciar
la abertura del pensamiento y del corazón.
En cuanto, a la interpretación que puedo realizar sobre mis aforismos diría
que son frases que compendian en un breve giro de palabras el resultado de
reflexiones, observaciones y experiencias. La forma aforismo me ofrece un
perfecto mecanismo expresivo que establece un equilibrio entre la elegancia
y la sustancia del pensamiento. Intento además ironizar y hacer reflexionar al
lector sobre las cosas mínimas y grandes de la vida.
Formalmente persigo la elegancia y la ambigüedad del escrito. La estructura
de mis aforismos aspiran a una máxima densidad conceptual y poética con
la mínima brevedad formal, buscando la austeridad y desnudez para
conciliar lo inconciliable: la riqueza y la profundidad del significado con la
concisión del significante. En consecuencia, mi aforismo intenta conciliar lo
particular con lo universal, la subjetividad y la universalidad.
Para acabar con esta breve presentación del aforismo citaré a Horacio:
Saepe stilum vertas " corrige a menudo. A Morandotti : "el mayor peligro
para cualquier persona que se dedica a los aforismos, es el surgimiento de
sentimientos en el mundo del pensamiento". A Adriano de Sicilia: "sé un
escéptico y pesimista con tus propias ideas". A T. De Kempis: "si miras lo
que eres dentro de ti mismo, no tendrás cuidado de lo que te digan los
demás hombres". Y por último a Hipócrates padre del aforismo: "la vida es
breve, la ciencia larga, la oportunidad pasajera, el experimento peligroso y el
juicio difícil".
Fernando Menéndez
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