Cantar de Mijo Ces 1 Leila era la estudiante más lista de su pueblo

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Cantar de Mijo Ces
1 Leila era la estudiante más lista de su pueblo en Tijuana, México, y la vida le pasaba muy bien. Su disciplina favorita era la literatura. Cada libro que ella leyó fue como si viviera otra vida entera. Sin embargo, la vida puede estar a las mil maravillas en un momento, y en el siguiente, todo lo bonito se convierte en pesadilla. Una noche mientras regresaba a casa de la universidad a pie, un hombre que no podía aguantar la crueldad de la vida se le acercó y la violó e inmediatamente después se suicidó. Leila se quedó embarazada. Por ser católica ella ni siquiera podía considerar un aborto. Ella sabía que no podía cuidar a su hijo en Tijuana y continuar su educación a la vez. Decidió dar a luz en Los Ángeles para que su hijo pudiera tener la mejor oportunidad de conseguir una buena vida y el ‘sueño americano.’ California es un lugar conocido globalmente como el lugar más amigable cuyo sol puede calentar cualquier viento frío que se sopla la vida. Aunque de día California fuera un paraíso, Leila llevó mucho tiempo sin encontrar alojamiento. Ella pasó seis días buscando un lugar y en el séptimo día halló un lugar y pudo descansar. Aquel descanso no duró mucho tiempo porque poco después rompió aguas y entró en su vida un regalo que sólo Dios podría haber hecho. Lo nombró, César. Él sólo había estado en este mundo por cinco minutos, pero en un abrir y cerrar de ojos, cambió la vida de Leila para siempre. Ella siempre creía que cada cosa en la vida sucede por una razón, y al ver los ojos del recién nacido César, iguales a los suyos, supo por qué ella tuvo que sufrir aquella noche. Decidió dedicarse a él y su éxito. Ya era tarde para ella ver el mundo. Pero César tenía una vida entera que acabó de empezar... Pasaban los años y crecía la relación entre los dos. Cada vez que Leila tenía tiempo libre (una ocasión rara por lo mucho que trabaja como camarera de día y llenando los estantes de Walmart de noche) ella jugaba con Ces. A Ces le encantaba jugar al fútbol. Leila nunca se consideraba atleta, pero no podía aguantar ver al Ces jugar solo con el único regalo de navidad Cantar de Mijo Ces
2 recibió. A pesar de tener dos pies izquierdos, se dejaba la piel para jugar con su hijo precioso. Era la relación más fuerte entre hijo y mamá que el mundo había visto. Sus corazones estaban llenos de amor y felicidad. Sin embargo, estaban vacías la despensa y la cartera de Leila. Con el tiempo Ces se maduraba y cuando entró la secundaria, sabía muy bien que su tesoro era la basura de sus colegas. Tuvo la idea (ingenua) de ganar una beca atlética para ir una universidad, así que no necesitaría diez mil dólares al año. A lo largo de su vida se desarrolló un carácter optimista, que sufrió el mayor daño cuando el entrenador del equipo de fútbol ni siquiera lo dejó participar en los ensayos para la selección porque Ces nunca entrenó en una academia ‘elite’ de fútbol para jóvenes. Aquel día Ces regresó a casa con los ojos tan llenos de lágrimas que toda su cara estaba mojada. Leila lo vi llorando y su corazón dio un vuelco. Enseguida lo abrazó y le preguntó que pasó. Ella asumía lo peor, que llegaría la policía para deportarla. Ces le contó lo que sucedió en el campo de fútbol. Leila se sintió aliviada, pero ese alivio no secaba los ojos de su hijo. Su cara seguía mojada y Leila decidió revelarle todo lo que él no sabía. Por qué vivían en Los Ángeles, Por qué a ella no le gustaba salir de casa y lo más difícil, quien era su padre. Le dijo todo. Para que no ser miembro del equipo no fuese tan importante en la vida después de todo lo que ellos habían superado. Mas al principio, Ces no reaccionaba cómo ella esperaba. Por un mes Ces regresaba a casa y actuaba cómo un rebelde, dejaba de estudiar y cada noche se dormía con el ruido de su propio llanto. Por fin Leila decidió tener otra conversación seria con él. Le dijo que si él no aprobara sus clases, todo lo que ella quería para él sería nada más un sueño nunca a ser hecho realidad. Más o menos nueve días tensos después, Ces le preguntó a su mamá, “¿Cómo puedo ir a una universidad si no tenemos recursos?” Leila no sabía responder enseguida, hubo un momento de silencio. Luego le respondió, Cantar de Mijo Ces
3 “Ces, mijo, no tenemos recursos como tus colegas, pero tenemos algo muchísimo más valioso que dinero, dedicación. Tus abuelos eran borrachos y yo no tenía ningún recurso además de mi dedicación. Yo asistía a la escuela todos los días porque allá dentro del aula me daba un sentido de refugio. Dios nos puso en este mundo para aprender. Saber es poder, mijo, nunca lo olvides.” ­ Respiró, pensó y continuó, “Sé que te he dicho cosas tan chocantes que has tenido una cara llena de lágrimas por cuarenta días. Sé que es difícil, pero sigues aquí. Eres fuerte, Ces. El lema de tu escuela es “El cielo es el límite” Bueno, déjame decirte que no existen límites en la vida de conocimiento. Siempre se puede aprender más. Si tú te dedicas a explorar y conocer el mundo, no tendrás que preocuparte con recursos financieros.” Ces se quedó asombrado por un rato. Nunca había visto a su madre hablar con tanta pasión. Finalmente él simplemente le dijo, “Voy a estudiar para la prueba de ciencias naturales que tengo mañana.” Se giró y empezó a andar lentamente hacia su cuartucho. Se le ocurrió a Leila una idea más y dijo, “Oye, mijo ces, si el cielo fuera el límite, el ser humano nunca habría llegado a la luna.” Por la primera vez en cuarenta día la cara de Ces estaba seca. Libre de lágrimas, él sentía que su mundo se ha renovando y él estaba listo para comenzar a disfrutar de su nueva vida. Desde aquel día, Ces se aprovechaba de la educación que su madre había luchado tanto para darle. Ces comenzó a sacar A tras A tras A y cuando recibía una A­, no se enfadaba, estaba agradecido por tener la oportunidad de entender cómo se equivocó y aprender para no cometer el mismo error de nuevo. Dentro de poco ya era hora de graduarse, él tuvo las notas más altas de toda su escuela y recibió una beca completa para estudiar en Europa. Cuando Leila se enteró de las noticias del éxito de su hijo, se puso a llorar y los dos juntos celebraron con alegría en la misma sala donde tuvieron la conversación más seria de sus vidas. Leila Cantar de Mijo Ces
4 estaba orgullosísima de su hijo, pero a la vez triste. La única persona en el mundo que ella consideraba familia se iba a explorar el mundo sin ella. Se pasaban los años y el éxito de César no cesaba. Después de viajar por toda Europa y obtener un doctorado en astronomía, él recibió varias ofertas de empleo. Pero su felicidad no duraba mucho. Un día recibió una llamada del hospital de Los Ángeles que su madre estaba muriendo de cáncer. César volvió a Los Ángeles lo antes posible y llegó al lado de su madre y allí tuvieron su última conversación; “Hola mamá. Te ves hermosa, como siempre.” “Gracias mijo, tú también, ojo cuidado con las europeas.” Los dos escondieron sus ríos de lágrimas detrás de unas risitas. Pasaron sus últimos momentos juntos haciendo lo que siempre les hacía feliz, verse a los ojos y sonreír. “Dime, mijo, ¿cómo es Europa? Siempre gozaba de leer sobre ese mundo.” “Es el lugar más diverso del mundo, mis palabras no pueden convenir una descripción adecuada para Europa.” “Muy bien, ¿cuál es la ciudad más preciosa?” “Tendría que decir Roma. Nunca imaginaba que tanta historia podría caber en una sola ciudad.” Leila sonrió y dijo “Ay la bella vita, molto bene.” Los dos rieron débilmente. De repente Leila comenzó a toser violentamente. Ces supo que llegaba el final. “Mamá, lo siento por las veces que nos peleamos­” “No pidas perdón de nada. Me dediqué a darte la mejor vida posible, creo que tuve éxito, ¿no?” César sonrió y señaló con la cabeza que sí. Le dijo suavemente, “Fui. Conocí. Y Aprendí.” Cantar de Mijo Ces
5 La última sonrisa de Leila fue la más bella. “Te amo, mijo Ces” “Te amo también, Mamá” Ces abrazó a su madre, y mientras la tenía entre sus brazos, ella se dio cuenta de que Ces será un gran hombre, y así mamá Leila, por fin, descansó. 
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