La construcción del espacio social y la

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La construcción del espacio
social y la territorialización
de la memoria: el caso del
ex Centro Clandestino de
Detención Mansión Seré
Cora Escolar
Universidad de Buenos Aires
Silvina Fabri
Universidad de Buenos Aires
p. 446 – 457
revista
Artigo disponível em:
http://www.revistas.usp.br/geousp/article/view/84544
Como citar este artigo:
ESCOLAR, C.; FABRI, S. La construcción del espacio social y la territorialización de la memoria: el caso
del ex Centro Clandestino de Detención Mansión Seré.
GEOUSP – Espaço e Tempo (Online), São Paulo, v. 18,
n. 2, p. 446-457, 2014.
Volume 18, no 2 (2014)
ISSN 2179-0892
Este artigo está licenciado sob a Creative Commons
Attribution 3.0 License.
La construcción del espacio social y la
territorialización de la memoria: el caso
del ex Centro Clandestino de Detención
Mansión Seré
Cora Escolar
Silvina Fabri
Resumen
El objetivo de este artículo está puesto en plantear una aproximación reflexiva en
torno a la relación entre las culturas de la memoria y la espacialización del recuerdo a partir de la recuperación de un ex centro clandestino de detención (Mansión
Seré) como lugar de la memoria. En las últimas dos décadas la proliferación de
estudios sobre la construcción de la memoria social emplazada en espacios significativos de los ámbitos urbanos han cobrado un interés y una relevancia especial
dentro de los estudios en las ciencias sociales. Espacios públicos se invisten de
nuevas significaciones: la memoria social requiere lugares y tiende a la espacialización.
Palabras clave: Memoria. Espacio social. Territorialización. Lugar. Ámbitos
urbanos.
Memory and social space: the territorialization of
memory
The aim of this article is to attempt a reflective approach to the relationship between the cultures of memory and the spatialisation of remembrance as from
the recovery of an ex-clandestine detention center (Mansión Seré) as a place of
memory. In the last two decades the proliferation of studies on the construction
of social memory located in significant urban areas have taken a special interest
and relevance within the social sciences. Public spaces bear new meanings: social
memory needs places and tends to spatialization.
Keywords: Memory. Social space. Territorialization. Place. Urban areas.
GEOUSP (Online), São Paulo, v. 18, n. 2, p. 446 – 457, mai/ago 2014
ESCOLAR, C.; FABRI, S.
Abstract
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A construção do espaço social e a territorialização
da memória: o caso do ex-Centro Clandestino de
Detenção Mansión Seré
Resumo
O objetivo deste artigo é propor uma aproximação reflexiva da relação entre as
culturas da memória e a espacialização da lembrança a partir a recuperação de
um ex-centro clandestino de detenção (Mansão Serei) como lugar da memória.
Nas últimas duas décadas, a proliferação de estudos sobre a construção da memória social localizada em espaços significativos do âmbito urbano tem cobrado
um interesse e uma relevância especial dos trabalhos em ciências sociais. Espaços
públicos se revistem de novos significados: a memória social requer lugares e tende à espacialização.
Palavras-chave: Memória. Espaço social. Territorialização. Lugar. Âmbitos
urbanos.
Introducción
El objetivo de este artículo está puesto en plantear una aproximación reflexiva en torno a
la relación entre las culturas de la memoria y la espacialización del recuerdo a partir de la recuperación de un ex centro clandestino de detención (Mansión Seré) como lugar de la memoria.
En las últimas dos décadas la proliferación de estudios sobre la construcción de la memoria social emplazada en espacios significativos de los ámbitos urbanos han cobrado un interés y una relevancia especial dentro de los estudios en las ciencias sociales. Espacios públicos
se invisten de nuevas significaciones: la memoria social requiere lugares y tiende a la espacialización. Con este fin presentamos una breve historia del caso de la ex Mansión Seré1 como
un condensador de estos procesos que ponen en diálogo el pasado y el presente a partir de su
nueva configuración en el espacio urbano.
En esa dirección hemos trazado, en un segundo momento, un esbozo acerca de los
lugares de memoria pensados como signo que acentúa el papel del espacio material y simbólico puesto que la relación entre memoria y lugar sólo puede ser comprendida mediante la
introducción de un tercer término, el espacio social, entendido como un sistema interindividual
y estructurado a partir de prácticas sociales, un espacio relacional y simbólico que contiene
varias capas de sentido yuxtapuestas e imbricadas. Allí las prácticas institucionales posibilitan
1 A continuación presentamos el caso en estudio.
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Sólo aquello que no deja
de doler permanecerá en la memoria.
Friedrich Nietzsche
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la emergencia de esos espacios de la memoria, coadyuvan a delimitar el espacio y a hacerlo
visible como marca como soporte, como mecanismo de disrupción en el entramado urbano. Es
así que el espacio no permanece inmóvil y estático sino que se encuentra en movimiento, en un
proceso de constante resignificación.
En un tercer momento del escrito, ya con anclaje en la existencia de un ex centro clandestino de detención, hemos intentado poner en relación la triple articulación entre las luchas
simbólicas en el espacio urbano, en el espacio institucional y las nuevas formas de territorialización en la construcción de los lugares de memoria.
Finalmente reflexionamos sobre la necesidad de que estos “acontecimientos” no permanezcan inmóviles en su pasado, sino que sea posible convertirlos en presente y en futuro.
Definir este sitio como un sitio de memorias2 a partir de la puesta en marcha de las políticas públicas implementadas por el municipio de Morón nos lleva al nudo principal de nuestro
trabajo, pues creemos que con ellas el sitio es reconfigurado y resignificado en pos de la narración sobre un pasado reciente que es preciso denunciar, visibilizar y con el cual se debe trabajar
para activar una tarea reflexiva en torno a la construcción de una memoria social. Dicha tarea,
es llevada a cabo a partir de la gestión institucional que el Municipio de Morón desarrolla en
el predio a través de la Dirección de Derechos Humanos (DDHH) con sede en La Casa de la
memoria y La Vida.
Entendemos que esto es posible a partir de re-emplazar este sitio como un lugar de
la memoria, e inscribirlo en la trama urbana con nuevos objetivos y a partir de nuevos sentidos. La indagación en el predio que hoy ocupa La Casa de la Memoria y la Vida, con sus
características particulares y los relatos sobre el pasado reciente que de él se desprenden
pueden contribuir a re-pensar los modos y las estrategias sociales que están en juego cuando
se activa la memoria.
A fines de 1976, la Municipalidad de Buenos Aires le cedió la mansión en comodato a
la Fuerza Aérea Argentina con el fin de utilizar dicho espacio para el alojamiento del personal
destinado en la VII Brigada Aérea de Morón:
El préstamo de uso del inmueble facilitaría a esta Institución el cumplimiento de
su misión específica. Hoy se conoce a qué tipo de misión se refería y cuál fue
el uso que se le dio. […] El Centro Clandestino de Detención (CCD) conocido
como Mansión Seré o Atila funcionó allí entre marzo de 1977 y fines del mismo
mes de 1978. Su cierre habría estado motivado por razones de seguridad, ya que
personas que permanecían secuestradas consiguieron escaparse del Centro clandestino (Dirección de Derechos Humanos, 2012, p. 4).
2 Sitio de memorias aparece en cursivas por tratarse de la denominación que de manera recurrente utilizan diversos
actores político-institucionales para referirse tanto en discursos orales, en la folletería, como en los soportes virtuales
(www.moron.gov.ar, www.facebook.com/pages/Mansión-Seré) en relación al Espacio Mansión Seré.
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Presentación del estudio de caso: el ex Centro Clandestino de Detención
Mansión Seré
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En el marco de las políticas públicas destinadas a la recuperación de espacios públicos
vinculados con la aplicación del terrorismo de Estado y el andamiaje represivo de la última dictadura militar en nuestro país el lugar al que hacemos mención es considerado:
3 Intendente radical del Municipio entre 1984-1988.
4 Esta construcción se realizó sin consulta previa al Consejo Deliberante y su uso fue exclusivo de la intendencia de ese
momento.
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Estos sucesos activaron una serie de mecanismos que podemos denominar de ocultamiento o borramiento de todas las huellas que existiesen en relación con las actividades
represivas que se implementaron en ese sitio. El proceso de desarticulación de la Mansión Seré
como CCD implicó en un primer momento el traslado de algunos detenidos desaparecidos a
la Comisaría 2da de Morón (Haedo) y tiempo después el pasaje de los mismos a disposición
del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Al quedar la casona vacía se provocó su incendio, a raíz
del cual sólo las paredes interiores y perimetrales quedaron en pie. Este contexto sociopolítico
en el que las instituciones represivas intentaron no dejar huellas muestra cómo el efecto de
invisibilización y de ocultamiento para con el predio en cuestión traza una particular forma de
intervenir en el lugar.
En 1983, con la llegada de la democracia y en el marco del Juicio a las Juntas Militares,
el predio ocupado por la Mansión Seré fue reconocido por algunos sobrevivientes como el
sitio en donde habían estado secuestrados, con estas inspecciones oculares la Mansión pasó a
ser uno de los Centros clandestinos de Detención identificados en el informe de la Comisión
Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). A pesar de ello, el intendente de Morón, Norberto García Silva3 presentó un proyecto para la instalación de un polideportivo en el
predio. Es interesante señalar que en el decreto que planeaba la construcción de este lugar no
se mencionaba el uso que la mansión había tenido durante la dictadura militar y que a pesar
de ciertos reclamos y solicitudes realizadas por vecinos y organismos de Derechos Humanos
para la preservación de la casona la misma fue finalmente demolida y sobre ella se instaló una
cancha de fútbol, a partir de allí el predio pasó a tener el nombre de Polideportivo Gorki Grana
(Doval; Giorno, 2010).
En la década del 1990 y con la utilización de recursos públicos el intendente Juan
Carlos Rousselot ordenó la construcción de otro edificio en el predio para realizar reuniones personales,4 es allí donde funciona La Casa de la Memoria y la Vida, sede de
Derechos Humanos del Municipio de Morón desde el año 2000, desarrolla trabajos de
investigación:
[…] vinculados a delitos de lesa humanidad cometidos en el ejercicio de la aplicación sistemática del terrorismo de Estado y propone la sistematización de la
información tanto como aporte a las causas judiciales […] y a la transmisión y
reflexión sobre las memorias asociadas al pasado reciente (Dirección de Derechos
Humanos, 2012, p. 5).
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[…] como un sitio de memorias, donde el Estado municipal asumió la responsabilidad indelegable de abrir sus puertas en búsqueda de distintos objetivos que
apunten a la reconstrucción histórica, la búsqueda permanente de justicia y la
elaboración de propuestas participativas en torno a la reflexión del pasado, el presente y el futuro del país (Dirección de Derechos Humanos, 2012, p. 10).
El Espacio Mansión Seré,5 donde se encuentra emplazada en la actualidad la Casa de
la Memoria y La Vida, se inauguró el 1º de julio del año 2000, ubicado en el Predio Quinta
Seré, en el Municipio de Morón, Provincia de Buenos Aires, posee rasgos particulares, testigos de diversos usos urbanos a lo largo de la historia. Este espacio pasó de un uso residencial
(1864-1948), por diversos usos recreativos (1949-1975), más tarde por un abandono del predio
(1976-1977), para convertirse luego centro clandestino de detención (1977-1978). Más tarde,
desde 1979 hasta la llegada de la democracia el predio sufre un periodo de destrucción y usos
de carácter privado por parte del intendente Juan Carlos Rousselot para luego en 1999 ser eje
del Proyecto Municipal de lugar de memoria.
En ese espacio, lugar en el que funcionó el CCD Atila, el área de DDHH desarrolló un
proyecto arqueológico, a partir del año 2000, que intentó recuperar los restos del edificio y los
objetos son mostrados a la comunidad y son también evidencia material de lo allí sucedido.
Desde un primer momento, el objetivo principal del proyecto fue rescatar, preservar e integrar la Mansión como patrimonio histórico-cultural, y convertirlo en un
espacio abierto al uso público (Dirección de Derechos Humanos, 2012, p. 15).
En este lugar el área de DDHH desarrolló un proyecto arqueológico que intentó recuperar los restos del edificio, los resultados de las excavaciones y los objetos recuperados son
también evidencia material de lo allí sucedido.
Desde un primer momento, el objetivo principal del proyecto fue rescatar, preservar e integrar la Mansión como patrimonio histórico-cultural, y convertirlo en un
espacio abierto al uso público (Dirección de Derechos Humanos, 2012, p. 15).
5 Nombre que se le da al predio en el año 2013, con motivo de la conmemoración del 24 de marzo (Día Nacional de la
Memoria por la verdad y la Justicia en Argentina).
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Con la apertura del espacio al público, múltiples actividades se llevan adelante con el fin
de reflexionar sobre el pasado reciente, entre ellas podemos mencionar las muestras fotográficas, de pinturas y esculturas, talleres y debates en torno a la última dictadura militar, presentación de libros relacionados con la temática de derechos humanos, recitales conmemorativos,
trabajos con alumnos de diversas instituciones educativas, pruebas atléticas como la maratón
por la Memoria y la Vida. A partir de estas actividades se trata de recuperar y ejercitar la memoria colectiva. El predio
Quinta Seré es un espacio público destinado a actividades sociales, artístico-culturales, deportivas y recreativas, en el que conviven el denominado Proyecto Mansión
Seré, la Casa de la Memoria y la Vida, el Polideportivo Gorki Grana y la Dirección
de Deporte y Recreación (Dirección de Derechos Humanos, 2012, p. 39).
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Con la apertura del espacio al público, múltiples actividades se llevan adelante con el fin
de reflexionar sobre el pasado reciente, entre ellas podemos mencionar las muestras fotográficas, de pinturas y esculturas, talleres y debates en torno a la última dictadura militar, presentación de libros relacionados con la temática de derechos humanos, recitales conmemorativos,
trabajos con alumnos de diversas instituciones educativas, pruebas atléticas como la maratón
por la Memoria y la Vida. A partir de estas actividades se trata de recuperar y ejercitar la
memoria colectiva. El predio Quinta Seré es un espacio público destinado a actividades sociales, artístico-culturales, deportivas y recreativas, en el que conviven el denominado Proyecto
Mansión Seré, la Casa de la Memoria y la Vida, el Polideportivo Gorki Grana y la Dirección de
Deporte y Recreación (Dirección de Derechos Humanos, 2012).
El lugar de la memoria pensado como signo (Halbwachs, 2004a; 2004b) acentúa el papel del espacio material y simbólico puesto que la relación entre memoria y lugar sólo puede ser
comprendida mediante la introducción de un tercer término, el espacio social, entendido como
un sistema interindividual y estructurado a partir de prácticas sociales, un espacio relacional y
simbólico que contiene varias capas de sentido yuxtapuestas e imbricadas (Gensburger, 2008).
Allí las prácticas institucionales posibilitan la emergencia de esos espacios de memoria, coadyuvan a delimitar el espacio y a hacerlo visible como marca (Escolar; Palacios, 2010) como
soporte, como mecanismo de disrupción en el entramado urbano. Es así que el espacio no permanece inmóvil y estático sino que se encuentra en movimiento, en un proceso de constante
resignificación.
La simbolización/construcción de los lugares de memoria implica un interjuego entre
espacio material, espacio de la percepción y espacio relacional. En esta triple articulación se
efectivizan las políticas de memoria. Al mismo tiempo los resultados de las luchas simbólicas en
el espacio urbano y en el espacio institucional trazan una nueva forma de territorialización en
la construcción de los lugares de memoria. La memoria territorializada ayuda a revisar cómo
ha sido narrada y cómo esa narración se materializa en el espacio público y en la construcción
de ciudadanía.
La categoría analítica lugar de memoria, trabajada por Pierre Nora (1998) implicó una
exploración selectiva de aquellos constructos sociales que habían cristalizado ciertos aspectos
de una forma de relatar la memoria francesa a partir de la puesta en consideración de lo inmaterial (memoria histórica), lo material (el patrimonio estatal con sus instrumentos simbólicos
de conformación de una identidad), y lo simbólico (los relatos sobre la historia de la idea de lo
nacional, sus héroes, sus mitos, sus marcas en la gloria militar).
Estos bloques de memoria, afianzados en la conformación de una manera de contar la
historia propulsaron la necesidad de reconstruir esa mitología, ese sistema de representaciones
y emblemas pero, al mismo tiempo, fue un intento por desnaturalizarlos. Como señala Nora:
[…] la memoria es por naturaleza lo que se hace de ella. […] Un inmenso capital de memoria colectiva, un stock de memoria histórica vivido al calor de una
tradición, […] de un contexto de la memoria en el que la Historia había sido la
principal fundadora de la conciencia nacional (1998, p. 27).
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Reflexiones en torno a la categoría lugar de la memoria
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Ahora bien, hacer referencia a estos planteos para analizar un lugar de la memoria posibilita repensar aspectos que dan forma y constituyen nuestro caso de estudio. Reflexionar
en torno a la marcación del ex Centro Clandestino de Detención, Mansión Seré (Atila) como
un lugar de la memoria nos lleva a una consideración particular. Si bien no podemos afirmar,
de manera acabada, que los procesos dados en este enclave territorial puedan aunar todas las
capas de memoria caracterizadas en la obra de Nora (1998), podemos pensarlo como un lugar
de la memoria en donde se cristaliza y se naturaliza la memoria nacional en torno a cómo se
piensa y caracteriza al Terrorismo de Estado llevado a cabo por la última dictadura militar en la
Argentina (1976-1983) a escala nacional y como un espacio en donde se articulan mecanismos
de marcación y visibilidad de ese pasado reciente .
Entendemos que es posible tender puentes conectores entre este sitio y el elemento
simbólico estructurante que lo sustenta como lugar de la memoria y reconfigura una forma
de narrar ese pasado traumático en consonancia con objetivos precisos que involucran a los
ciudadanos en pos de una participación y una toma de posición con respecto a ese pasado en
función de la construcción de un futuro. Y por supuesto, teniendo en cuenta que esta triangulación entre pasado, presente y futuro es dilemática y problemática, y se apoya en lo que
efectivamente se relata, se elige conmemorar/rememorar y se pretende denunciar a través del
proceso de territorialización de la memoria, sobre lo cual volveremos más adelante.
En este sentido, el estudio de estas prácticas:
[…] sólo tiene interés si permite tipificar un estilo de relación con el pasado, si ponen en evidencia una organización inconsciente de la memoria colectiva, si articula una red hasta entonces invisible mediante la iluminación repetida de identidades
diferentes. […] Lo que cuenta es el tipo de relación con el pasado y la manera en
que el presente lo utiliza y lo reconstruye; los objetos no son más que indicadores
y signos de pista (Nora, 1998, p. 33).
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Para él, la memoria sólo puede ser explicada si es pensada a partir de las capas sedimentarias que la constituyen, capas sedimentarias de significación simbólica que hacen emerger y
posibilitan pensar en una Memoria-Estado, una Memoria-Nación, una Memoria-Ciudadano
y una Memoria-Patrimonial. Y aquí, en suma es donde se pregunta acerca de la capacidad
explicativa de este concepto de lugar de memoria en otros contextos y en otros marcos de
relaciones.
Hablar de lugares de la memoria impone, de alguna manera tomar ciertos recaudos y
precauciones ya que no son meros elementos materiales como los monumentos puramente
físicos, palpables y visibles o, acontecimientos pasibles de ser memorables, que contienen por
sí mismos la capacidad de dar un sentido memorial de los acontecimientos pasados. La idea
avanza, hacia una dimensión más compleja que anuda:
[…] una noción abstracta, puramente simbólica, destinada a desentrañar la dimensión rememorada de los objetos que pueden ser materiales, pero sobre todo
inmateriales […] Se trata de comprender la administración general del pasado
en el presente, mediante la disección de sus polos de fijación más significativos
(Nora, 1998, p. 32).
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Este punto cobra importancia si lo enmarcamos en lo que Halbwachs (2004b) sostiene
como elemento constitutivo de la relación entre espacio social y memoria y es la idea de que
cada sociedad situada históricamente produce una impronta sobre la sensibilidad de sus miembros, siempre inscripto en los marcos del lenguaje y del pensamiento colectivo. La memoria
informa sobre un pasado, pero éste es un pasado que cambia y que se inscribe y reinscribe en
función del presente y los cánones que ese presente puede (o quiere) dejar entrever.
Ahora bien, ¿dónde opera esta memoria que se pretende construir a partir de los múltiples recuerdos que proporcionan los testigos, los sobrevivientes, los sujetos sociales actuales
que pugnan por la concreción de ciertas políticas de memoria que afectan el entramado urbano? Para Halbwachs, según Gensburger (2008) la construcción de la memoria colectiva
resulta indisociable del concepto de espacio social. Pero marca al mismo tiempo que a pesar de
que el primero está ampliamente difundido el espacio social nunca es utilizado por los investigadores que trabajan sobre memoria. Hay un uso privilegiado del término lugar:
[…] que por la imagen concreta a la que remite, conduce muy frecuentemente
a descuidar la densidad social de la memoria, esquivando la cuestión de las relaciones entre espacio físico y espacio social, entre lugares de memoria y entornos
sociales de la memoria (Gensburger, 2008, p. 22).
Nos preguntamos: ¿Cómo se inscribe la memoria en la trama urbana considerada como
espacio social, qué articula un espacio relacional y un espacio simbólico que sustenta y posibilita una red compleja de relaciones socio-espaciales?
¿De qué manera, en consonancia con nuestra primera aproximación a lo que podemos
entender como lugar de la memoria planteamos el tratamiento del caso del ex Centro Clandestino de Detención “Atila” (en adelante ex CCD) como un proceso complejo que puede articular
estas categorías? ¿Cómo puede leerse el pasaje de un espacio a secas a un lugar de la memoria?
Y al mismo tiempo, ¿qué implicancias en las representaciones cotidianas de los ciudadanos
tiene este proceso?
Cabe destacar que la iniciativa de llevar a cabo la recuperación del predio a partir de
políticas orientadas a transmitir y a preservar la memoria de los acontecimientos sucedidos en
la última dictadura militar, posibilitan la discusión sobre la utilización de estos espacios, que, en
definitiva plantean la cuestión profunda acerca de cómo transmitir la memoria y la historia de
los hechos ocurridos (Sonderéguer, 2000). La pregunta entonces girará en torno a cómo se lee
ese pasado reciente para poder construir un relato de los acontecimientos y, al mismo tiempo,
reflexionar sobre cuáles fueron las condiciones de posibilidad para que esto efectivamente se
signifique.
Es la forma en cómo ese pasado es leído lo que construye nuevas narrativas que posibilitan la materialización-territorialización la memoria. De allí que resulten complejas las tramas
de relaciones que se tejen a la hora de implementar una política pública para la concreción
institucional de determinado proyecto. Creemos que si interpretamos a:
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De espacio urbano a lugar de la memoria
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[…] las políticas públicas como resultado de enfrentamientos y negociaciones
sociales entre diferentes proyectos los que a su vez emergen de diferentes actores sociales, se entiende que no hablamos de un proceso lineal y continuo, libre
de conflictos. Esto implica la distribución del poder dentro del Estado como así
también dentro de la sociedad (Escolar; Besse; Lourido, 1994).
Es importante destacar que el espacio ocupado por el ex Atila6 dejó de utilizarse como
Centro Clandestino de Detención en el año 1978 y, debieron transcurrir 16 años para que se
encare la tarea de reconstruir su historia. Hasta entonces y aún en períodos democráticos,
los distintos gobiernos se caracterizaron por el abandono, destrucción y ocultamiento de los
edificios y la funcionalidad represiva que estos habían tenido. En el año 2000, se decidió rescatar su dimensión histórica, simbólica y educativa y articular los tópicos que este sitio había
ido adquiriendo en el marco de una política de memoria y la gestión municipal coadyuvando a:
[…] que el predio se haya conformado como un espacio de uso público que convoca a varias generaciones, por diversos intereses sensibles. El valor de esta iniciativa y el trabajo sostenido a lo largo del tiempo, convirtieron a la Quinta Seré
en una referencia para el tratamiento de la temática de los derechos humanos y la
gestión de sitios de memoria a nivel regional. La recuperación del predio se llevó
adelante bajo la convicción de que el Estado tiene la obligación de bregar por los
derechos de los ciudadanos y generar acciones tendientes a mejorar la calidad de
vida propiciando un contexto social justo y equitativo (Argentina, 2010).
A través de estos lugares de la memoria se impone una cultura de la memoria. Hacen
presente una historia oculta, dolorosa, que ha quedado en el camino. Se materializa territorialmente. Como sostiene Lowental (1998) examinar cómo y porqué trabajamos con el pasado,
analizar el efecto de este trabajo en nuestro medio y en nosotros mismos implica identificar
y reconocer los alcances de las marcas que nos permiten el acceso a ese pasado. Las permanencias físicas tienen sus limitaciones a la hora de proporcionar información puesto que en sí
mismas son mudas y sólo pueden hablar si son interpretadas.
Esa memoria específica y particular crea (y re-crea) nuevos espacios, nuevos lugares y
nuevos territorios. El vínculo con el territorio, entendido como enclave político institucional,
plantea el anudamiento entre recuerdo/olvido y prácticas socioespaciales. Los lugares cobran
nuevos sentidos a partir de cómo se van implementando las políticas públicas de la memoria
6 Se denominaba así al Centro Clandestino de Detención en la jerga militar.
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La reconfiguración del lugar ocupado por el ex CCD se muestra actualmente como un
lugar de la memoria con sentido histórico, pedagógico y de investigación e información acerca
de los hechos traumáticos de la última dictadura militar. Comprender, escribía Hannah Arendt
(2006, p. 45):
[…] no consiste en deducir a partir de precedentes lo que no tiene precedentes;
no es explicar fenómenos mediante analogías y generalidades tales que el choque
de la realidad se encuentre suprimido por ellas.
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en determinados espacios urbanos. Como la búsqueda inalcanzable de los orígenes destruidos.
Pues, la marca territorial debe rendir cuentas también de ese dato incuantificable, la pena de
las vidas mutiladas que no debe volverse, como escribía Michel Foucault, “ese resto mudo de
la política” (Foucault, 1989).
Espacio-Lugar-Territorio de la Memoria
La narratividad sobre el espacio de memoria se evidencia entonces en el espacio social
y en el espacio institucional a partir de las políticas concretas que marcan los lugares dándoles
un nuevo sentido y una resignificación. Materializan la memoria a través de los valores icónicos
(materialidad) o de los valores simbólicos (subjetividad). Como sostiene Bustigorry (2005) el
estatus de los objetos o lugares que son susceptibles de recuerdo, conmemoración u homenaje
es el resultado de una construcción y definición social, cultural y política.
Mediante los procesos de lugarización de la memoria podemos mostrar cómo los interjuegos entre política pública y espacio social visibilizan los lugares en pos de una nueva construcción de sentido.
Estos lugares, según Agnew (1993), pueden considerarse como una yuxtaposición de
emplazamientos materiales en los que se constituyen las relaciones sociales (locale), junto con
los efectos de diversos procesos sociales a escalas más amplias (localización) y la estructura
del sentimiento local que da ese emplazamiento a determinada comunidad (sentido de lugar).
Esta forma de pensar el lugar se complejiza y enriquece si logramos pensarlo como un enclave
territorial.
La territorialidad de los lugares de memoria hace referencia al carácter productivo de
las relaciones de poder que moldean a través de diversas acciones y gestiones de carácter
institucional los sitios propiamente dichos. Este accionar, táctico y estratégico de las políticas
municipales implementadas en el ex CCD para visibilizar socialmente el sitio como un lugar de
rememoración/conmemoración y denuncia ha significado repensar este sitio no sólo como un
mero sistema de objetos y de relaciones. El territorio opera en una dimensión compleja. Implica
relaciones político-jurídicas, culturales y simbólicas que rebasan la materialidad del sitio y su
reconfiguración práctica en términos de visibilidad social y de construcción de sentidos.
Los espacios sociales incesantemente transitados por los transeúntes en el sentido que
le confiere al término De Certeau (1990) obligan a tomar en cuenta los significados que incorporan las narraciones de dichos desplazamientos. El modo en que los sujetos sociales transitan
por la ciudad introduce nuevas fronteras visibles e invisibles, pero en todo caso sometidas a un
continuo cambio y produce también constantes procesos de apropiación y resignificación de
espacios construidos e ideados para otros usos y funciones. Por consiguiente, el significado de
la ciudad contenedora de la vida social es inseparable de las formas en que los distintos grupos
desarrollan sus prácticas sociales en unos espacios incesantemente transformados por las mismas. Porque la ciudad es, esencialmente, el lugar de la memoria. Y por ello, contenedora de las
representaciones colectivas de la nación, en la época contemporánea.
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La espacialización de la memoria y el recuerdo
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Si una sociedad se constituye a partir de la idea que se hace de sí misma (Durkheim,
1981, p. 27), las conmemoraciones son aquellas prácticas de escenificación social en que esta
idea se expresa (placas, recuperación de ex centros clandestinos, museos, archivos).
De esta manera, los lugares de memoria representan la espacialización del recuerdo y su
proyección en términos físicos y los aniversarios expresan la dimensión temporal de la cultura
del recuerdo. Lo hacen a través del anclaje en el calendario de los acontecimientos a ser recordados, y por otro lado, al desarrollo ritualizado de acciones con valor simbólico.
Una reflexión en torno a la memoria social relacionada con las conmemoraciones nos
lleva a profundizar sobre cuál es el repertorio de formas territoriales simbólicas – y sus significados – en las ceremonias de recordación.7 Tal vez, la espacialización de la ceremonia permite
su actualización: leer el pasado a la luz del presente.
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