la mansión de ida sin vuelta

Anuncio
LA MANSIÓN DE IDA SIN VUELTA
Nuria Calle Escuredo • 6º Primaria • C.C. Sagrada Familia (C/ Jorge Juan)
En un pueblo maravilloso, donde todo el mundo ansiaba vivir, existía una
mansión que no conseguía vender ni tan siquiera el mejor vendedor
inmobiliario de la zona.
Era una mansión con aspecto tenebroso y destartalado. Su fachada era
negra como el carbón, con una puerta de madera en la que había un
pomo dorado en forma de puño. El interior de la casa era aún más
tenebroso que la fachada. El suelo hecho de una madera oscura
chirriaba al andar sobre él. Los techos mugrientos y llenos de telarañas
hacían que diera la sensación de que la casa había estado deshabitada
durante varias décadas. En las paredes colgaban cuadros que te seguían
con la mirada y en el pasillo había bustos que se giraban al pasar. En la
casa se hallaba un patio interior y en el centro de él había un pozo de
más de cuatro metros de profundidad, con una polea y un cubo de metal
oxidado. Claro está, que la casa no se conseguía vender por eso.
Un día una pareja acudió a la inmobiliaria del pueblo con la intención de
comprar una casa en ese maravilloso pueblo en el que todo el mundo
quería vivir, pero su desilusión fue grande al enterarse de que la única
casa que quedaba a la venta era la que todos conocían como la mansión
de ida sin vuelta, pero aún así, la compraron.
Cuando se instalaron en la mansión tiraron todos los cuadros, bustos,
muebles... Pero se olvidaron de quitar un retrato que se encontraba en la
sala principal. En él aparecían un señor, una señora, dos niños y una
niña. Daba la sensación de que fueron los antiguos habitantes de esa
mansión.
Después de cuatro meses viviendo en la mansión, el chico cayó al pozo
muriendo ahogado, y al mes siguiente la chica desapareció sin dejar
rastro.
Curiosamente, al cabo de unos días, en el cuadro aparecían nuevos
personajes. Además de la antigua familia se podían ver en él a un chico y
a una chica y sin nadie saber por qué, la casa volvió a estar como antes.
Con sus antiguos cuadros, bustos y demás mobiliario. Y de nuevo, la
casa volvía a estar a la venta.
Descargar