Agradecimientos - José Luis Gómez Urdáñez

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Agradecimientos
Hemos sido muy afortunados en nuestro trato con los autoleños. A todo
el que pedimos ayuda nos la brindó inmediatamente. En el lado oficial, el
alcalde Pedro Arnedo y los concejales –así como el personal del ayuntamiento- han sido leales colaboradores y, además, nunca nos dijeron quita o
pon. Hemos tenido total libertad. Habrá quien piense todavía en izquierdas
y derechas, en tendencias y orientaciones ideológicas, pero se equivoca si
piensa que han influido en este libro de Historia hecho por profesionales de
la Historia. Pues hemos hablado tantas veces con el actual alcalde como con
el anterior, Valentín Jiménez, o con el amigo Carlos Hernández, a los que ya
conocíamos de atrás. Igual ha ocurrido con el cura, don Ángel, quien nos
ha ayudado en todo y con quien ha sido siempre un placer dialogar.
En el plano histórico, el maestro José Ignacio Hernández Barrero y el polifacético Víctor Ruiz Soldevilla han sido nuestros lazarillos en todo. Debemos
a ellos materiales arqueológicos, fotográficos, documentales, de primerísima
importancia. También ha sido importante la colaboración de la becaria de
investigación de la UR, Ianire Galilea Salvador, cuyos planteamientos geográficos complementaban los del historiador y ampliaban sus horizontes.
Nos han dejado fotos muchas familias, como la de Justo Fernández
Herreros, el alcalde republicano, o la del alcalde falangista José Marrodán.
Carlos Hernández nos ha prestado fotos y materiales, así como Antolín
Ezquerro, ese incombustible político autolano de la Transición. También
Víctor Ruiz Soldevilla o José Ignacio Hernández, la familia Baroja, de “El
Cidacos”, el gerente de “Picuezo”, Carlos Cuevas, que nos ha facilitado datos
y fotografías de la conservera Ayecue, y la eficiente Ana de Miguel, de
Conservas Emperatriz. Ha sido un leal colaborador José Antonio Jiménez
Hernández, presidente de la Asociación de Cultivadores de Champiñón.
De importancia capital ha sido la colaboración de Jesús Vicente Aguirre,
el autor de Aquí nunca pasó nada, seguramente el mejor libro sobre la
represión franquista –sobre los “tumbaos”- en una provincia española. En la
actualidad, prepara otro libro sobre los “caídos” riojanos en el frente –o que
fueron víctimas de la represión en la zona roja-; así, tendremos al fin toda
la verdad. Al llegar la Democracia al ayuntamiento de Autol, los nombres
de los leales asesinados, víctimas de la represión de militares, falangistas y
requetés rebeldes, se añadieron a los que figuraban como mártires desde
1943. Hoy, todos juntos, son el testimonio de que aquel torrente de odio y
enfrentamiento civil no debe volver a desbordarse jamás. Consideramos que
la obra total –tumbados, más caídos- de Jesús Vicente Aguirre va a ser,
desde el punto de vista de la historia, el broche final de la reconciliación,
esa necesidad que quizás comenzó sin que la guerra civil terminara, cuando el presidente Azaña pidió “paz, piedad, perdón”.
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Con Aguirre, es un placer citar como colaboradores de siempre a Paco
Bermejo –cuya web www.bermemar.com es la mejor sobre historia de La
Rioja- y a la gran profesional y amiga Micaela Pérez, directora del Archivo
Histórico Provincial. Con ellos, también Juan José Sañudo y José María
Espinosa de los Monteros, que ya forman parte de esta farándula riojana de
historiadores, y el siempre querido, el profesor Pedro Luis Lorenzo Cadarso,
y la “secretaria de todo” -y por lo que haya que traducir-, Julia Baigorri.
También, nuestro filósofo de guardia en la UR, José María Aguirre Oraa, y
la psicóloga Anabella Martínez Pérez, que seguramente son los únicos que,
con el editor Alberto Rueda, han leído y corregido pruebas con el debido
detenimiento, y que siempre han estado en las discusiones eternas sobre la
historia de Autol con todo el equipo.
Desde octubre de 2010, los que quisieron colaborar con los autores, criticar su trabajo, entablar cualquier debate, pudieron hacerlo en www.historiadeautol.com. Es una pena que no haya habido mucha participación, salvo
para los elogios. También, desde septiembre, el director de la obra ha dedicado el programa que tiene en Radio Rioja Cadena Ser, dirigido por Laura
Cermeño, a divulgar, domingo tras domingo, la historia de Autol. En otras
lides de la información, Rubén Marín, del servicio de prensa de la UR, ha
demostrado su cálida manera de ser eficaz.
No damos el salto a facebook –aunque sí colgamos los borradores- o a los
blogs, pero estamos en ello. Quién sabe hasta dónde nos llevarán estos
caminos de la revolución internet, en los que va ya muy adelantado Carlos
Ezquerro con su interesante blog: http://elpicuezo.blogspot.com. Los que se
parapetan contra este fatum de los tiempos son como los incrédulos que
vieron llegar la luz a Autol por un hilo de cobre hace más de un siglo y dijeron: ¡Adónde vamos a llegar! Pues ya veis, hemos llegado …a despertar
cada mañana y ver el sol y ver el sol, en nuestro pueblo, como decía aquella
cantante que pensaba que un pueblo es, un pueblo es…, etc. (y perdonen).
Pero también hemos llegado a pensar que seguimos haciendo historia …con
luz. Y con luces. Y con buenos amigos y muchas esperanzas.
Sirva también este libro para sumarnos al centenario de Electra Autol y
para agradecer la colaboración de la familia García del Moral en esta edición, así como la del Gobierno de La Rioja, en la persona de su consejero
y conocido autoleño consorte, Luis Alegre Galilea, y por supuesto, la de
nuestro querido amigo el rector de la UR, José Mª Martínez de Pisón.
Como dice José Luis Gómez Urdáñez en la Introducción, éste es un libro
de todos y para todos, abierto a la opinión y a la crítica, por supuesto, pues
se ha realizado en libertad y sin imposiciones de ninguna clase. A todos los
autores, muchas gracias y gracias también a los autoleños y a mis compañeros de la corporación por hacer realidad este sueño de todos.
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Disculpa
La historia de un libro es a veces tan interesante o más que lo que cuenta. Esa historia
no termina hasta que el autor ha sufrido el primer encuentro con la criatura nacida de la
imprenta. En mi caso –y en el de los colaboradores más cercanos-, ese emocionante acto me
provocó un enorme asombro, pues se habían caído las dos fotos de las personas que han
estado más presentes en el periodo de investigación y redacción de este Autol histórico. La
foto de Carlos Hernández, mi amigo, al que tanto le agradecemos haber sido un verdadero
cicerone de lo mejor de los catones, desapareció de la galería de agradecimientos. Con su foto
se fugó también la de Julia Baigorri, la “secretaria de todo”. Seguramente, no se han ido
juntos, pero que desaparezcan los dos mejores amigos es una cruel jugada del maligno duende
de la imprenta.
Por eso las ponemos aquí. Esperemos que el duende no siga haciendo de las suyas.
7 bis
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