Tomografía axial computerizada (TAC) ¿Qué es? La tomografía axial computerizada (TAC) es una técnica diagnóstica que utiliza un equipo especial de rayos X para obtener imágenes del cuerpo desde distintos ángulos. El equipo necesario para realizar una TAC es una máquina grande de forma cuadrada con un orificio en el centro. En él se sitúa una camilla en la que se posiciona el paciente. Dentro de la máquina hay un tubo que emite un haz de rayos X en forma de abanico que rotan alrededor del paciente y penetran a diferente velocidad en los tejidos corporales. Una matriz de pequeños detectores mide la cantidad de rayos que penetran en el área analizada. A continuación, una computadora procesa los datos y los analiza, formando una imagen transversal de tejidos y órganos (corte). Una nueva técnica, la TAC helicoidal o espiral, ha supuesto un avance respecto a la TAC normal, ya que ha aumentado su precisión en muchas enfermedades, con imágenes más rápidas y de mejor calidad con menor radiación. Además, a diferencia de la TAC convencional, la TAC helicoidal detecta lesiones pequeñas que antes pasaban desapercibidas. La tomografía axial computarizada tiene como principal ventaja, frente a otros métodos diagnósticos como la radiografía, que no sólo detecta posibles problemas, sino que también los evalúa. La TAC se usa mucho en estudios sobre el tórax y el abdomen. Otro uso habitual es el diagnóstico de muchos tipos de cáncer, como el del pulmón o hígado, ya que también mide el tamaño y la ubicación exacta del tumor. También se usan para guiar procedimientos de intervenciones como la biopsia o la cirugía. La prueba también es de utilidad en los problemas de la columna y otros problemas óseos como la osteoporosis, ya que puede mostrar hasta los huesos más pequeños y los tejidos que los rodean. Además es útil para analizar lesiones vasculares y de órganos internos como el hígado o los riñones. Preparación del examen No debes comer ni beber nada desde al menos una hora antes a la prueba. A veces se usan medios de contraste y la ingesta de alimentos se detiene desde las 4 o 6 horas previas a la prueba. Las mujeres deben avisar al radiólogo si están embarazadas o pueden estarlo. Además, las personas con sobrepeso deben tener en cuenta que los equipos de TAC pueden sufrir daños internos cuando el paciente sobrepase los 140 kilos. Durante el examen Para la prueba es posible que tengas que llevar una bata de hospital y quitarte todos los objetos metálicos que te sea posible (joyas, gafas, audífonos), para evitar que haya interferencias con la imagen. Durante la prueba permanecerás tumbado en la camilla situada dentro del orificio de la máquina. La posición varía en función del estudio requerido. Aunque la TAC no duele, la posición puede resultar incómoda, ya que además hay que permanecer inmóvil para evitar distorsiones en la imagen. Esto se puede solucionar mediante la colocación de almohadas. En ocasiones es necesario administrar un medio de contraste de forma oral, por enema o mediante una vía intravenosa en el brazo o la mano. El líquido ingerido no es agradable para muchos pacientes, pero se puede tolerar. Cuando el medio de contraste se administra por enema se puede sentir una sensación de hinchazón en el abdomen y una necesidad de expulsar el líquido, pero esta sensación dura poco tiempo. En el caso del medio de contraste introducido a través de las venas se puede sentir una breve sensación de quemazón en el brazo inyectado, un sabor metálico en la boca o un calor súbito en el cuerpo, pero estas sensaciones desaparecen en uno o dos minutos o se pueden tratar con medicamentos. En general, la duración de la prueba oscila entre los 5 y los 30 minutos. La TAC helicoidal requiere menos tiempo. A veces tendrás que esperar hasta que se compruebe que las imágenes se han obtenido correctamente. Posibles riesgos La tomografía axial computarizada produce niveles bajos de radiación ionizante, que puede ocasionar cáncer y defectos hereditarios. Sin embargo, los niveles de radiación son mínimos. El TAC abdominal no es aconsejable durante el embarazo, ya que implica riesgos de malformaciones en el desarrollo y cánceres en el niño. El medio de contraste intravenoso más común está hecho a base de yodo, y puede provocar alergia, con riesgo de náuseas, estornudos, vómitos, prurito o urticaria. Además, las personas que sufren enfermedades como la diabetes, el asma o algunas patologías del corazón pueden reaccionar al medio de contraste o presentar problemas para eliminarlo tras el examen. Asimismo, los pacientes con diabetes o enfermedades renales requieren una hidratación continua y una vigilancia de la función renal a causa de la filtración y eliminación de los medios de contraste. Estas personas también tienen que tener cuidado si toman medicamentos para disminuir los niveles de glucosa o se someten a diálisis renal.