oremos la tragedia del paro

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OREMOS LA TRAGEDIA DEL PARO
El paro es una realidad de nuestros días; no la podemos ni queremos negar. De una o
de otra manera, a todos nos afecta. Ante el paro, se puede reaccionar de diferentes
modos. Nosotros, como creyentes, queremos mirar este grito de millones de seres
humanos con la mirada de Dios. Orar no es evadirse de una realidad sangrante, ni es
tratar el problema de los otros sin que a nosotros nos afecte.
Orar es acercarse al corazón compasivo de Dios ante los dolores de la humanidad. Orar
es abrirse al Espíritu, que regala una mentalidad nueva para una actuación más
cercana a los que más sufren. Orar es seguir a Jesús, que vino a sanar toda dolencia
humana. La oración no es lo mínimo que podemos hacer, es lo máximo. Los mejores y
más comprometidos caminos ante el dolor de los seres humanos nacen en la oración,
vivida en espíritu y en verdad.
Danos luz, Señor, para ver las cosas como tú las ves.
Danos un corazón grande, en el que todo lo humano tenga cabida.
Tú, que miras a los desvalidos, orienta nuestra mirada hacia los parados.
Tú, que abres el oído para escuchar el clamor de los que lloran, abre nuestros oídos al
llanto de los parados.
Tú, que arriesgas tu vida para levantar la dignidad del ser humano, danos audacia para
acercarnos a los parados y echar a andar la imaginación de la caridad.
Tú, que acompañas a los pueblos hacia la liberación, danos capacidad para poner
nuestros pies junto a los parados y abrir con ellos caminos de esperanza.
Símbolo para visualizar: Una fila interminable de hombres y mujeres en busca de
trabajo.
Canto: SUFRES, LLORAS, MUERES
Cuando un niño con hambre pide pan,
cuando llora pues nunca se lo dan.
¡Oh! Tiemblo por Ti, Jesús. Sufres, lloras, mueres.
Con los niños de hambre mueres Tú.
Cuando pasas enfermo junto a mí,
cuando olvido tu hambre y tu sufrir.
¡Oh! Tiemblo por Ti, Jesús. Sufres, lloras, mueres.
Por mi absurdo egoísmo mueres Tú.
EL SER HUMANO
Proyecto de amor salido de las manos del Padre
La gloria de Dios es que el ser humano viva. Esto no lo podemos olvidar. Para este
proyecto de vida, Él lo ha entregado todo, se ha encarnado haciendo visible el amor.
De sus manos creadoras salió todo bueno, embellecido con la frescura de una mirada:
“Vio Dios que todo era bueno” (Gn 1,31).
Coronó al ser humano de una dignidad y belleza, que llevan al asombro: “¿Qué es el
hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? Lo hiciste poco
inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad” (Sal 8,5-6).
Dios le confió al ser humano una tarea creadora; puso en él inmensas capacidades
para hacer visible, por medio del trabajo, su esperanza de humanidad. “Le diste el
mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies” (Sal 8,7).
La presencia de Jesús en medio de la historia recrea al ser humano a imagen y
semejanza de Dios; invita a todos a caminar hacia una nueva humanidad, de hijos y
hermanos.
El Espíritu mantiene viva esta música en el corazón de la humanidad.
EL PARO
Rompe el proyecto creador de Dios Padre
Símbolo: Un cristal roto
Muchas situaciones oscurecen el proyecto de Dios sobre el ser humano. El paro
es una de ellas.
El paro es un problema. Estamos ante un problema económico grave, personal y
social. Un problema que arrastra consigo hogares, hipotecas, vida digna… Del paro al
hambre no hay más que un paso.
El paro es un drama. Afecta, y de qué manera, al ser humano: jóvenes y mayores,
hombres y mujeres, familias, pueblos. Y, como siempre, las crisis las pagan los pobres
y, cuanto más pobres, más la pagan. Los inmigrantes, que han servido en momentos
de crecimiento, ya no son necesarios o no son necesarios tantos. Las políticas sociales,
en general, son las primeras en caer. El desempleo, el temor a perder el trabajo, la
dificultad de encontrarlo cuando se ha perdido… vuelven sombría la vida y causan un
daño moral grave. “El estar sin trabajo durante mucho tiempo, o la dependencia
prolongada de la asistencia pública o privada, mina la libertad y la creatividad de la
persona y sus relaciones familiares y sociales, con graves daños en el plano psicológico
y espiritual” (Benedicto XVI).
El paro es más que estadísticas. Más que una cifra, más o menos abultada, que sale
en los comunicados de prensa, más que puntos negros en la curva de un gráfico, para
quienes lo padecen en su propia carne el paro es una llaga sin esperanza de curación.
El paro esconde miles de historias personales, familiares. Millones de seres humanos se
sienten vulnerables, ven tambalear su autoestima al truncarse su proyecto vital,
experimentan el desarraigo y la frustración, pierden las esperanzas en los sueños y
hacen frente, como pueden, a la ansiedad y a la depresión, generadas por la
incertidumbre sobre su futuro laboral.
El paro es un relato que va de boca en boca y que siempre estremece.“Estoy en
el paro desde hace dos años, tengo 2 hijos y tengo que pagar mi alquiler y todo lo
demás. Me paso horas delante del ordenador mirando a ver si encuentro algo y lo
único que encuentro es mucha gente inscrita en las ofertas de trabajo y muy poco
trabajo. He estado buscando trabajo como administrativa, que es lo he hecho hasta
ahora, pero ahora me da igual, estoy dispuesta a trabajar en lo que sea, aunque tenga
que vender naranjas en el mercado. El problema es que, también para ese trabajo, hay
mucha gente esperando”.
“Feriante, frutero, camionero, albañil. Andrés Romero, 43 años, hizo de todo, hasta
trabajar en el pabellón de Kuwait que Santiago Calatrava diseñó para la Expo. El
sábado se quedó en el paro. Acude a la oficina de Empleo con sus tres hijos: Christian,
Jairo y Libertad: "Tres bocas que alimentar. Ellos lo llevan bien porque no se dan
cuenta. Yo lo llevo fatal".
“Con 56 años de edad, 35 cotizados y sin trabajo en los últimos 3 años, no tengo
derecho a cobrar nada ni a jubilarme, cuando un 25% de españoles de mi edad están
prejubilados y en algunos casos con menos años cotizados. Soy viejo para trabajar, me
dicen en las entrevistas, y joven para jubilarme con 35 años cotizados. Y si no cotizo
los 10 últimos, me queda una pensión minima”.
OREMOS
Entramos en sintonía con el Dios que destina su reino a los más pobres.
Símbolos: La Palabra de Dios abierta, una luz levantada, unas manos de caridad.
Proclamamos la Palabra de Dios, que llama a la vida, que se identifica con los
últimos, también con los parados. “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? En
verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a
mí me lo hicisteis”(Mt 25,37-40).
Levantamos la luz. Un paro tan generalizado es como una noche oscura. Los
creyentes encendemos la luz y nombramos a personas que se han quedado sin trabajo.
Al nombrarlas, sus rostros salen del anonimato, de la insignificancia.
CARITAS: 10.000 CÁRITAS parroquiales y 60.000 voluntarios en España ponen rostro
samaritano en medio de nuestro mundo, son presencia alentadora para los creyentes,
abren un espacio de ternura y compasión de Jesús por los caminos, son una
continuación del canto de María al Dios que mira a los que están abajo, encarnan la
atención creyente a los nuevos pobres por el paro, hablan de crisis de empleo pero
también de valores, marcan caminos para los que quieren atreverse a soñar algo
nuevo para los que peor lo pasan.
Canto: MANOS ABIERTAS
Qué suerte es tener un corazón sin puertas,
qué suerte es tener las manos siempre abiertas.
Manos abiertas, para luchar en el camino,
manos abiertas, para acoger las de un amigo.
Manos abiertas, para buscar un mundo nuevo.
Manos abiertas, para poder lograr un sueño.
Oración de un desempleado:
Querido Padre Dios.
Muchas gracias por tus dones y por estas manos, que nos das para trabajar y, así,
ganar el pan y sostener nuestras vidas.
Padre, en tu Palabra nos dices que el obrero es digno de su salario, y que aquellos de
nosotros que hemos perdido nuestro trabajo, sentimos que estamos perdiendo nuestra
dignidad.
Deja que te digamos, Padre, que no somos inútiles. Pero esta situación, y todo lo que
nos rodea, nos hace sentir inútiles.
Sabemos, Padre, que nos amas por igual, porque somos tus hijas y tus hijos. Pero
cada vez hay más personas desempleadas y el miedo a no conseguir un trabajo
realmente desespera.
Padre, sabemos que este es un mal de nuestro tiempo y de todo este mundo
globalizado, y que somos muchas las personas que sufrimos este dolor.
Confiamos en tu gran amor de Padre. Sabemos que ésta no es tu voluntad. Libéranos
de este mal. Ablanda los corazones duros y egoístas, que no tienen límite en su afán
de ganancia, de quienes debieran compartir para que haya pan y trabajo para todos.
Padre, te pedimos que nos mantengas firmes en la solidaridad. Ayúdanos a mantener
nuestras manos y nuestros corazones, dispuestos a ayudar y alentar al hermano y a la
hermana que siente sus brazos caídos.
Padre, sabemos que nos amas. Esto nos alienta. No permitas que tus hijas y tus hijos
pierdan su dignidad.
En nombre de Jesús. Amén.
HORA DE ACTUAR...
Los datos que maneja CÁRITAS no parecen vislumbrar un horizonte esperanzador,
pero la última palabra la tiene el amor, que se hace concreto y solidario en el día a día.
Las oscuridades más grandes retroceden cuando cada uno de los creyentes hace lo que
está en su corazón y en su mano. Es hora de unirnos, de amarnos, de ayudarnos. El
empleo es la mejor forma de ayudar a que las personas recuperen su dignidad.
Es la hora de la conversión. "Convertirse significa poner en tela de juicio el modo
propio de vivir y el modo común de vivir; dejar entrar a Dios en los criterios de la
propia vida; comenzar a ver la propia vida con los ojos de Dios; por tanto, tratar de
hacer el bien aunque sea incómodo” (Cardenal Ratzinger). Convertirnos puede ser:
- Acercarnos a los parados: Cada vez que, movidos por la compasión, tocamos la
debilidad de los parados tocamos la debilidad de Dios.
- Mirar a los parados: Superar la tentación de desviar la mirada hacia otro lado. “¿Qué
no soy mística porque canto en el suburbio? Y canto el suburbio porque en él veo a
Cristo… Yo no puedo pararme en la flor, me paro en los hombres que lloran al sol.
Nadie sabe lo lírico que es un mendigo que pide de pie” (Gloria Fuertes).
- Escuchar relatos de parados, aunque cansen y den ganas de desconectar.
- Compartir lo poco o mucho que tenemos con los parados. La crisis no
debe menguar nuestra solidaridad. Ayudar a los otros hace que seamos nosotros
mismos.
- Acompañar procesos, unir nuestras manos a otras manos, para dar color a la
esperanza perdida.
Canto: SI ME FALTA EL AMOR
Aunque yo dominara las lenguas arcanas
y el lenguaje del cielo supiera expresar,
solamente sería una hueca campana
si me falta el amor.
Si me falta el amor, no me sirve de nada.
Si me falta el amor, nada soy.
(Artículo publicado en la Revista Orar, 220, Monte Carmelo: http://www.montecarmelo.com/
CENTRO DE INICIATIVAS DE PASTORAL DE ESPIRITUALIDAD
www.cipecar.org * [email protected]
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