Lecciones para una promesa

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LATERCERA Domingo 8 de febrero de 2015
Deportes
Tenis
RR Massú le da instrucciones
a Bastián Malla durante el
entrenamiento. FOTO: JOSE L. MUÑOZ
Bastián Malla escucha atento los
conceptos de Nicolás Massú. Actitud,
intensidad y un tenis agresivo son las
premisas que el campeón olímpico le ha
inculcado, en poco tiempo, al joven
valor. Por Carlos González Lucay
Lecciones
para una
promesa
C
omo todos los días
durante las últimas dos semanas,
la cancha central
del Club Providencia es el escenario
de los trabajos de
una dupla explosiva. Por un lado,
Bastián Malla; y por el otro, Nicolás Massú, doble campeón olímpico, capitán de Copa Davis y flamante asesor técnico de la joven
promesa.
Los conceptos que más se repiten
son intensidad y actitud. El ex número nueve del mundo observa a su
pupilo desde el fondo del court. Intercambia algunas opiniones con el
PF, Marcelo Clavero, y con el profesor Sergio Rodríguez; mientras
que, en el rectángulo de arcilla, el
alumno pelotea con Jorge Aguilar,
quien es asesorado desde el otro
extremo por el ex tenista, Sergio
Cortés.
El peloteo se transforma en un
partido de un set. Malla toma la
iniciativa, golpea duro, con un tenis mucho más ofensivo que el de
costumbre. Aguilar lucha y complica. Ese repunte y su servicio ofuscan un poco al zurdo de 18 años, que
en el siguiente punto afila la derecha para dejar sin opción a su rival.
Todo es alegría.
Entremedio, hay espacio para los
conceptos de Massú durante algunos descansos. Malla lo escucha,
atentamente y sin interrumpir.
Sin embargo, el héroe de Atenas
prefiere no explayarse. Conciso,
breve. El resto, lo dedica a contemplar a su pupilo y concentrarse en
su trabajo.
Otro aspecto destacado de estos
días de trabajo, es la buena prepa-
ración física del joven alumno. En
los pasillos del club es un comentario obligado, pues sus diferencias con años anteriores son notorias. Asimismo, los distintos índices de medición son sobresalientes,
lo que alimenta las expectativas de
que esta temporada pueda ser consagratoria.
Luego del vaivén de golpes, llegan
al 5-4. El antofagastino sirve para
cerrar su gran faena, pero se enreda. Cede su juego y el Zorrito Aguilar, fiel a su apodo y a su mayor experiencia, le rompe el servicio; gana
el suyo y le vuelve a quebrar para
cerrar el improvisado partido a su
favor. Malla se enoja, pero esa molestia duró 30 segundos. Massú se
acerca. Antes, esta misma escena,
podía durar horas, y muchas raquetas podían sufrir las consecuencias. Ahora no. Todo es distinto, y
eso es parte de un nuevo proceso,
una nueva escala de madurez para
el ex campeón mundial juvenil.
Como nunca antes, está consciente de sus falencias y de sus virtudes.
Sabe que esta nueva actitud es vital para pensar en nuevos objetivos.
“Siento que he progresado mucho
con el revés, y veo que puedo jugar
más agresivo. El Nico me hace jugar mucho más metido en la cancha”, confiesa.
A diferencia de la decena de entrenadores que lo han intentado ayudar durante estos años, el nortino
valora el carácter de Massú. “Es
una persona que trata de transmitir su manera de luchar y toda su
experiencia. Ahora ya no tiro los
partidos, como antes, cuando me
desmotivaba. Es algo que he venido practicando desde fines del año
pasado, y se me fueron dando los
resultados”, destaca, con mucha
ilusión.
También resalta la tranquilidad
con que el viñamarino guía sus entrenamientos, que se extienden en
doble turno. “Nico no me reta tanto. Él es muy táctico, y te plantea
con fundamentos lo que hay que
hacer. Además, tiene mucha paciencia, y también me dice que no
tire la raqueta y que no me enoje
tanto”, sostiene.
Sobre sus proyecciones, Malla va
con calma: “Quiero terminar este
año dentro los 300 mejores, y así
poder jugar la qualy del Abierto de
Australia”.
Massú se despide de su dirigido. La
rutina se repetirá en la tarde. Desde la próxima semana, en Viña del
Mar, comenzarán a notarse en la
cancha los efectos de esta nueva
sociedad tenística.b
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