Bibliografía. - Universidad de Antioquia

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La mirada transformadora de la mujer libre
Miryam Johanna Rodas Ramírez
Fundamentos teóricos, metodológicos y disciplinares de trabajo social I
Docente: Nubia Aristizábal Salazar
Universidad de Antioquia
Facultad de ciencias sociales y humanas
Departamento de trabajo social
Medellín
2010-1
La mirada transformadora de la mujer libre
Me enfocaré en el proceso desarrollado por dos de las mujeres clásicas del trabajo
social, su papel protagónico no sólo en la profesión sino también en la vida
pública, es un ejemplo para personas que como yo estamos empezando este
camino que aún no se ha terminado de construir. Resaltaré su heroísmo por
decidir ir en contra de las imposiciones sociales de su época, buscando
alternativas de cambio en beneficio de toda la sociedad. ¿Por qué heroísmo? , lo
explicaré citando a la profesora Bibiana Travi “… incluyendo a su vez una mirada
desde la perspectiva de género, que permita interpelar a cierta caricatura de las
primeras trabajadoras sociales como “conservadoras garantes del orden moral”
sumisas, con escasa autoestima, con una simple vocación de servicio sin ningún
otro objetivo que “hacer el bien”, etc. para aproximarse a noción más realista
acerca de qué significó, hace más de un siglo, irrumpir en el ámbito público
(absolutamente reservado para varones), participar en los movimientos de
mujeres, abolicionistas, sufragistas, pacifistas, llevando a cabo la organización y la
administración de las obras más importantes en el área de acción social, tanto a
nivel estatal como privado” (2006:28). Su tarea fué muy difícil, recordamos que el
ingreso a la universidad o al mundo laboral estaba negado para las mujeres, lo
cual complicaba creer en sus propuestas y en la forma en que ellas idealizaban su
nuevo mundo.
Estas mujeres cuyo destino era dedicarse a ser esposas, madres o monjas, se
armaron con argumentos sólidos y trabajo arduo para hablarles a los hombres
encargados de tomar las decisiones que regían a toda la comunidad. Vieron la
sociedad de una manera diferente, con posibilidad de transformación desde sus
individuos. Sabían que para poder generar el cambio, necesitaban modificar
primero el contexto en el que vivían mejorando sus condiciones económicas,
laborales, políticas y culturales, para que fueran precisamente ellos quienes
impulsaran el cambio social.
Es pertinente recordar que en una época de grandes transformaciones, donde la
mayoría de la población era cada vez más pobre pese a las crecientes industrias y
los hacinamientos crecían de manera acelerada con la llegada de los emigrantes,
que buscaban un mejor futuro económico, pero lo que lograban era más pobreza y
el rechazo por parte de los locales, estas heroínas no se olvidaron de esta
población, ni la hicieron a un lado como muchos ciudadanos que preferían
ignorarla antes de conocer los verdaderos orígenes de su condición. Descubrieron
que no era suficiente la ayuda que se les brindaba o mejor dicho no era la forma
ideal para proporcionársela. Se dieron a la tarea de conocer de cerca los procesos
de intervención social de los países europeos y los llevaron a Norte América
como referentes de actuación. Dos ejemplos de esto son las Charity Organization
Societis (COS) y los Settlements Houses.
El primero introducido a Estados Unidos por Joséphine Shaw Lowell, esta
organización estaba encargada de controlar y distribuir ayudas a las personas de
bajos recursos económicos. Aquí se implementó un nuevo sistema de
organización que consistía en visitas donde se realizaban entrevistas, se
recopilaba toda la información para hacer analizada y saber con exactitud que
ayuda necesitaba la familia. Se procuraba que ellos también participaran de su
propia transformación con la ayuda de las diferentes instituciones voluntarias. “En
fin, se constituirá un repertorio de obras, que permitirá eliminar las instituciones
parásitas, orientar las intervenciones con conocimiento de causa, descubrir las
lagunas y las duplicidades de las organizaciones de beneficencia.” (Miranda
Aranda, 2004:142). Toda la información que se obtenía luego de las visitas era
almacenada para tener control de las personas que recibían las ayudas. Desde
aquí se cambiaron los sistemas de caridad, que pasaron de crear mendigos a un
sistema organizado con objetivos definidos y metodologías claras para tener
contacto con los individuos y sus familias a través de visitas.
Este proceso era de admirar si nos detenemos a imaginar la forma como
recolectaban y guardaban toda esta información, sabiendo que contaban con
pocos recursos, no como ahora que contamos con la maravilla de la tecnología,
las computadoras y la internet.
El segundo ejemplo son los Settlements Houses, se abrieron alrededor de 400 en
Estados Unidos, con aspiraciones más grandes que las europeas ya que las
consecuencias de la industrialización así lo requerían. Las fundadoras en Chicago
fueron Jane Addams y su amiga Ellen Gates Starr, lo llamaron Hull House.
Considero que este sitio sobresalió ante los otros porque allí se atendían todas las
necesidades del individuo, lo trataban como ser integral al que además de
brindarle un plato de comida, se le daba educación; no sólo encontraban ropa
sino también música, pintura y bibliotecas, de acuerdo con Miranda Aranda (2004:
170) le brindaban atención sanitaria y ponían a su alcance dispensarios médicos
para comprar la droga a bajo precio; formaban clubes de niños, jóvenes y adultos
para que interactuaran, sin importarles que fueran extranjeros, mendigos,
desempleados, viudas o negros, porque es sitio era para la comunidad que
requiriera sus ayudas; más que una casa, era un centro social para el recreo y el
juego.
En Hull House la mujer se daba la libertad de pensar y filosofar al mismo nivel de
hombres como John Dewey y George Mead, que conocían el trabajo hecho por
Addams y Richmond. Ellas cambiaron la forma de ayudar, sabían que para poder
generar el impacto social que deseaban, no bastaba con una simple capacitación
a las personas que voluntariamente se ofrecían a distribuirla, necesitaban primero,
realizar un proceso investigativo para recopilar información sobre las experiencias
pasadas, tarea complicada, conociendo que a finales del siglo XIX era muy escasa
la bibliografía que se podía encontrar sobre el tema. Segundo, crear teorías y
metodologías que le dieran a la labor social un carácter científico y firme en el
mundo profesional y laboral. Tercero, centros universitarios para preparar
correctamente a los trabajadores sociales para que su intervención sea realmente
transformadora.
Este proceso le dió al mundo una nueva profesión, criticada por muchos que no
creían que la ciencia podía cambiar la caridad. Mary Richmond con su libro
“Diagnóstico social” (1971) le abrió las puertas a este proceso de
profesionalización del trabajo social, una mujer a la que sólo le esperaba la cocina
y los niños.
No puedo terminar sin expresar mi admiración por Jane Addams, una maravillosa
mujer revolucionaria que luchó por la igualdad económica y social, pudo influir en
las decisiones políticas de Norte América, sí, otra mujer que quiso cambiar su
futuro. Ganadora del premio Nobel de paz en 1931 según Miranda Aranda (2004:
200) por su trabajo en las reformas sociales, sufragismo (consigue la aceptación
del voto femenino), de la población negra, derechos civiles y pacifismo, este último
ideal también logró alejarla de la vida política, cuando el estado la trató como
traidora por ir en contra de la segunda guerra mundial. Considerada por algunos
como la fundadora de la sociología, rechazada por otros que veían este campo
como exclusivo para los hombres.
La labor de estas decididas mujeres nos deja una herencia incalculable de
experiencias, teorías, metodologías de una profesión tan compleja que incluye a
todos los individuos y su entorno, pero sobre todo nos queda el reto de seguir
contándole al mundo qué vemos y cómo podemos mejorarlo, para así ratificar el
por qué de la igualdad profesional y laboral con la que contamos.
En estas cortas palabras me concentré sólo en las acciones de las pioneras del
trabajo social, sin embargo la lista es muy larga y vale la pena que tratemos de
conocerla. En el transcurso de la historia hay muchas mujeres que sobresalieron
por su participación en diversas áreas como la salud, las artes, la política, la
ciencia, la literatura y la física entre otras, sería muy interesante relatar el proceso
que les tocó seguir.
Bibliografía.

Travi, Bibiana. (2006). La dimensión técnico-instrumental en trabajo social.
Argentina: Espacio editorial.

Miranda, Miguel. (2004). De la caridad a la ciencia. Pragmatismo,
interaccionismo simbólico y trabajo social. España: Mira editores.
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