Danton

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Danton
EN TORNO
A LAS
ÓPERAS
Nº 244 (JUNIO 2008)
SINOPSIS
En septiembre de 1793, el Comité de Salud Pública, instigado por
Robespierre, instaura el ”Terror”. El hambre reaparece y con ella la
revuelta: las cabezas caen. Danton regresa a París para oponerse a
Robespierre: es el choque entre dos políticos irreconciliables, entre
dos fuertes personalidades.
FICHA ARTÍSTICA
Danton.............................................................. GÉRARD DEPARDIEU
Robespierre ...................................................... WOJCIECH PSZONIAK
Camille Desmoulins ............................................. PATRICE CHÉREAU
Fouquier-Tinville ...................................................ROGER PLANCHON
Westermann ........................................................ JACQUES VILLERET
Lucile Desmoulins .................................................. ANGELA WINKLER
FICHA TÉCNICA
Duración....................... 103 min.
Nacionalidad...... Francia, Polonia
......... República Federal Alemana
Año de Producción .............. 1983
(Blanco y negro)
Dirección ......... ANDRZEJ WAJDA
Productora ........... GAUMONT INT.
Productor................M. MÉNÉGOZ
............ BARBARA PEC-SLESICKA
Guión . JEAN-CLAUDE CARRIÈRE
.... J. GASIOROVSKI, A. HOLLAND
............. B. MICHALEK, A. WAJDA
. (Basado en la obra de S. Przybyszewska)
Fotografía .............IGOR LUTHER
Montaje .....H. PRUGAR-KETLING
Música ....... JEAN PRODOMIDÈS
Dir. Artística .....GILLES VASTER
Vestuario ... Y. SASSINOT DE NESLE
EL DIRECTOR: ANDRZEJ WAJDA
Nacido en Suwalki (Polonia) en 1926, combatió contra el ejército nazi cuando era aún
un adolescente. Tras la Segunda Guerra Mundial estudió pintura en la Academia de
Bellas Artes de Cracovia antes de ingresar en la Escuela de Cine de Lódz. En 1954
trabaja como ayudante de Aleksander Ford, padre del Nuevo Cine polaco en el que
Wajda se consagraría como uno de sus máximos exponentes gracias a su primer
largometraje: Generación (1954). Con Kanal (1957) y Cenizas y Diamantes (1958),
Wajda cerraría su Trilogía de la Guerra sobre la glorificación del heroísmo y sus efectos en la juventud polaca. La devoción de Wajda por el movimiento del sindicato
Solidaridad se manifestó en El Hombre de Mármol (1976) y especialmente en El Hombre de Acero (1981), por la que obtendría la Palma de Oro en Cannes. Esta implicación política de Wajda llevó al gobierno polaco a ilegalizar su productora, viéndose
obligado a exiliarse en Francia. A comienzos de los noventa regresa a Polonia, donde
será elegido senador al tiempo que ejerce como director artístico del Teatro Powszchny de Varsovia, pero sin desligarse de la actividad cinematográfica. En el año 2000,
Wajda fue galardonado con un Oscar honorífico por toda su carrera.
FILMOGRAFÍA PRINCIPAL DEL DIRECTOR
1954
1957
1958
1959
1960
1970
Generación
(Pokoleine)
Kanal
(Kanal)
Cenizas y Diamantes
(Popiół i diament)
Lotna
(Lotna)
Los Brujos Inocentes
(Niewinni czarodzieje)
El Bosque de los Abedules
1977
1978
(Bez znieczulenia)
1979
1980
1973
1975
Paisaje después de la Batalla
(Krajobraz po bitwie)
La boda
(Wesele)
La Tierra de la Gran Promesa
1983
1990
1998
2002
La Línea de Sombra
(Smuga cienia)
Danton
(Danton)
Korczak
(Korczak)
Pan Tadeusz
(Pan Tadeusz)
Silencio Roto
(Przerwane milczenie)
2002
GALARDONES
PREMIOS
BAFTA
1984
(37ª Ed.)
El Hombre de Acero
(Człowiek z żelaza)
(Ziemia obiecana)
1976
Las Señoritas de Wilko
(Panny z Wilka)
El Director de Orquesta
(Dyrygent)
1981
(Brzezina)
1970
El Hombre de Mármol
(Człowiek z marmuru)
Sin Anestesia
Zemsta
(Zemsta)
Mejor Película
de Habla no Inglesa
COLABORA
COMENTARIO
Andrzej Wajda vivió en sus años jóvenes el horror de la lucha contra el
nazismo durante la Segunda Guerra Mundial y para él la implicación de
su cine con la historia no es nueva. En primer lugar en su trilogía sobre
la guerra que se nutre de lo trágico histórico reciente de su patria: Generación (1955), Kanal (1957) y Cenizas y Diamantes (1958) son filmes muy
influidos por el neorrealismo que tienen de común el escenario de una
Varsovia ocupada, no es menos cierto que se ajustan en gran medida a
un tratamiento estilístico y visual deudor del cine negro americano de la
época dorada. Pero su cine más que concebirse desde una óptica basada
en la precisión de la puesta en escena o en la experimentación con el
lenguaje cinematográfico ha estado ligado a la necesidad por recuperar
los valores inherentes a una tradición literaria a través de su traslación a
la gran pantalla. Y así ha reflejado la historia de Polonia con mirada
romántica a partir de la prosa de Iwaszukiewicz El Bosque de los Abedules (1971) y Las Señoritas Wiko (1978), el relato finisecular de Reymont
en La Tierra de la Gran Promesa (1974) o el de Wyspianki en La Boda
(1972). Todos ellos abanderados de una tradición que refleja el paso de
una sociedad agraria a otra industrial cuya clase obrera necesita organizarse en sindicatos que enarbolan la bandera de los derechos individuales frente al estalinismo. Este microcosmos sindical lo expone en El
Hombre de Mármol (1977) y posteriormente en El Hombre de Hierro
(1981) película que no cuenta con el beneplácito del gobierno de Jaruzelski, que fuerza la salida del director de su país al cristalizar su posición antisistema firmando un manifiesto que pedía la abolición de la ley
marcial instaurada frente a las movilizaciones de sindicatos como Solidaridad. En ese momento es cuando Wajda intenta seguir haciendo cine a
través de la coproducción, en este caso en Francia con Danton (1982)
escrita por Jean Claude Carriere. El cruce entre actualidad y política
promovió el comentario crítico que desde un anacronismo histórico,
Danton es asimilado con Lech Walesa y sus ideales humanistas y Robespierre con Jaruzelski, el frío y dictatorial líder de un régimen moribundo.
El director niega este extremo, pero concede en parte que Danton podría
ser vinculado con los ideales de la democracia occidental contra la dictadura de los países de Este. Curiosamente en la edición de 1983 del Festival de Teatro de Nancy, se representa La Muerte de Danton de George
Büchner en la que Robespierre es fatalmente asociado a Stalin y Danton
a Trostky. La película se enmarca en una revolución ya en marcha en la
que se ha venido abajo el sistema feudal y se ha derrocado al absolutismo monárquico. Ya se ha producido el asalto a las Tullerías el 10 de
agosto de 1792 que convierte a Danton en héroe popular y el aguillotinamiento del Rey Luis XVI en 1793 que da paso a la República. Para entender las líneas de tensión que la atraviesan, es importante recordar la
acción de los clubes políticos, por una parte los jacobinos de tendencias
radicalizadas capitaneados por Robespierre y por otra los cordeleros
encabezados por Danton, Desmoulins, Hébert y Marat. En el centro del
gobierno republicano Danton crea el Tribunal Revolucionario y luego
surge el Comité de Salud Pública, bajo la esfera de Robespierre, acompa-
ñado por el Comité de Seguridad general, policía secreta dirigida por
Héron. La versión de Wajda se basa en una novela de Stannislawa Przysbyszewska y la acción se inicia en el II año de la República centrándose
en el conflicto entre Danton y Robespierre y a partir de aquí, estalla una
tormenta de egos e ideas, un choque frontal entre distintas concepciones
de la acción política revolucionaria: Desmoulins ataca desde El Viejo
Cordelero a Robespierre acusándolo de tirano y de cercenar la libertad de
prensa, el desacuerdo se enciende y aunque Danton trata de negociar
directamente con Robespierre en audiencia privada no consigue acercamiento alguno. Aquí se definen los perfiles de ambos, Danton es el hombre de acción, el pragmático que se mueve en las fronteras de lo posible,
que ensalza lo popular pero al mismo tiempo es de gustos aristocráticos
en la decoración y la comida. El personaje de Depardieu predica el fin del
miedo, la clemencia luego de la furia de terror. Para ser fiel a esta nueva
tolerancia, prefiere ser aguillotinado antes que aguillotinar. Danton se
instala en el umbral de un idealismo que armoniza el arrepentimiento y
una renovada defensa de la confraternidad. Robespierre es la voz del
idealismo rígido, de la austeridad indiscutible, de una discreción en su
modo de vida solo compensada por su interés excesivo por la apariencia
personal, sus pelucas empolvadas, sus modales y lenguaje refinados, su
contención frente el carácter vital y expansivo de Danton. En términos
históricos un contraste similar al establecido en el Julio Cesar de Shakespeare entre Bruto y Marco Antonio. La figura de Robespierre no es
indagada con suficiente profundidad, no aparece su proyecto de sociedad, su complejidad solo se explora a través de la duda, sobre el posible
camino equivocado que adoptó la revolución con la ejecución de Danton.
Su inestabilidad y derrumbe emocional se patentizan cuando Wajda
introduce un elemento simbólico para fortalecer su tormento dubitativo:
el rol crítico de la inocencia infantil. En el comienzo del filme, la concubina de Robespierre baña a su hermano, un niño desnudo, al que toma la
lección sobre los artículos de la Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano. El niño al principio vacila. Su estar desnudo en la tina
es paralelo a un no estar vestido, un no estar impregnado aún por una
memoria sin fallas de los artículos revolucionarios. La figura del niño
como fuente de inocencia, es en buena medida una construcción del siglo
XIX, del Romanticismo y de los principios de Rousseau que idealizan la
conciencia aún no contaminada de la niñez. La duda como destello de la
complejidad del jacobino se agudiza entonces al final, cuando el niño ya
vestido, ya cubierto por una segura memorización de los cinco primeros
artículos de la Declaración…, los repite ante un azorado Robespierre,
como un golpe final que destruye su castillo de sueños, la fortaleza de
sus ideales republicanos. Siente entonces, y así se lo confiesa a Saint
Just, el peso de la responsabilidad moral por el terror. Por la dictadura
que se pretende legitimar como medio para la libertad. Y el film adquiera
así también una estructura cíclica donde la niñez abre y cierra un círculo
que contiene toda la narración.
SOBRE EL REPARTO
GÈRARD DEPARDIEU
WOJCIECH PSZONIAK
Nacido el 27 de diciembre de 1947 en Châteauroux (Francia) en una
familia de escasos recursos económicos, Gérard Xavier Marcel Depardieu
abandonó la escuela y malvivió como delincuente juvenil hasta que un
amigo le condujo al mundo de la interpretación. Tras estudiar en el Theatre National Populaire y representar varias obras en el Café de la Gare, a
finales de los sesenta comenzó a aparecer en cortos y películas para
televisión. En 1970 debuta en el cine con Le cri du cormoran, le soir audessus des ronques y pronto obtiene papeles protagonistas, principalmente en películas de Bertrand Blier como Los Rompepelotas (1974). Su
participación en Novecento (1976) lo confirmará como uno de los actores
más destacados del cine europeo, estatus confirmado con varias nominaciones a los César, premio con el que se alzaría por primera vez en 1980
gracias a El Último Metro (1980), de Truffaut. Será su trabajo en Cyrano
de Bergerac (1990) el que le lance a la fama internacional gracias a un
nuevo César y una nominación al Oscar al Mejor Actor. A partir de entonces, Depardieu ha trabajado de forma regular en cine y televisión en
títulos como Matrimonio de Conveniencia (1990, Globo de Oro al Mejor
Actor de Comedia), 1492: la Conquista del Paraíso (1992), El Hombre de
la Máscara de Hierro (1998), Vidocq (2001) y la saga de Astérix y Obélix.
Nacido el 2 de mayo de 1942 en Lwów, Polonia (actual Lviv en Ucrania),
Pszoniak comenzó su carrera en los escenarios teatrales, formando parte
de una de las compañías más prestigiosas del teatro polaco: el Stary
Teatr de Cracovia. Tras participar en una serie televisiva a mediados de
la década de los sesenta, da el salto a la gran pantalla en 1971 con un
pequeño papel en Twarz aniola de Zbigniew Chmielewski. Sus trabajos
para Andrzej Wajda en La Boda (1972) y, especialmente, en La Tierra de
la Gran Promesa (1975), supondrán no sólo sus primeros papeles destacables, sino que también le darán a conocer fuera de su país como uno
de los rostros del Nuevo Cine Polaco. Tras La Línea de Sombra (1976,
Andrzej Wajda) y la oscarizada El Tambor de Hojalata (1979), a principios
de los ochenta Pszoniak abandonó Polonia huyendo de la represión política de su país para asentarse en Francia, donde se convertiría en un
asiduo actor de reparto en producciones de cine y televisión. A esta época
corresponden títulos como Danton (1983, Andrzej Wajda) –por la que
obtuvo el premio al mejor actor en el Festival de Montreal- y Amarga
Cosecha (1985, Agnieszka Holland). Tras la caída del comunismo en
Europa, Pszoniak ha vuelto a participar en producciones de su país como
Korckzak (1990, Andrzej Wajda) o la más reciente Nadzieja (2007).
EL INVITADO
LA ÓPERA
MARIO PONTIGGIA
ANDREA CHÉNIER
DIRECTOR ARTÍSTICO DE ACO
Diplomado en Arquitectura y Semiología Arquitectónica y en Dirección Escénica. En 1990 viaja becado a
Italia para perfeccionarse con Pier Luigi Pizzi. Fue
Director de Producción de la Opéra de Monte-Carlo
(1994-2004). En 2001 asume la Dirección Artística
del Festival de Ópera de Las Palmas de G.C.
UMBERTO GIORDANO
Andrea Chénier es un drama de ambiente histórico
en cuatro Cuadros con música de Humberto Giordano y libreto de Luigi Illica La obra fue estrenada
en la Scala de Milán el 28 de marzo de 1896.
www.auladecine.ulpgc.es
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