Niñez y Nazismo: la vida de Helmuth Hübener - Darío

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Niñez y Nazismo: la vida de Helmuth Hübener
Por Darío Fernández (estudiante de Derecho – UBA)
Trabajo monográfico presentado en la materia Los Derechos del Niño
Frente al Holocausto, a cargo de la Prof. Verónica Kovacic – Facultad de
Derecho - UBA
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la presente investigación pretenderé exponer cómo el Art.
37 Inc. a) de la Convención de los Derechos del niño1 no se vio respetado
en la situación particular del niño Helmuth Hübener, ya sea desde su
detención por la GESTAPO2 hasta su enjuiciamiento del 11 de agosto de
1942.
Lo atractivo del desarrollo del presente trabajo va a ser poder analizar un
caso tan particular como el de un niño que fue condenado por la justicia
nazi en una total enajenación de los derechos que a nivel mundial se le
venia reconociendo a los niños, tanto a nivel normativo como en la
costumbre internacional.
Siendo conciente de que se trata de un tema poco incursionado y por
ende su dificultad en la obtención de fuentes adecuadas para su
tratamiento, el ensañamiento sufrido por este joven merece nuestra
mayor atención.
A continuación se desarrollarán diferentes aspectos que permitirán al
lector entender el contexto histórico, político y jurídico en el que
sucedieron los hechos. Se trataran temas como la manipulación del
Derecho, el singular funcionamiento del sistema judicial por parte del
Régimen Nazi y su aplicación en el caso del joven Helmuth Hübener, todo
esto sin dejar de hacer una breve reseña de la evolución en el
reconocimiento de los derechos del niño a nivel mundial.
ÁMBITO DE DESPROTECCIÓN
El régimen Nazi significó, para un sector de la sociedad alemana, un
periodo en que no tuvo razón de ser la idea de estar amparado por un
Estado, ya sea protegiendo sus derechos como garantizándolos. Existió
una Alemania que no vio en éste régimen un gobierno que los dirigiera a
un futuro prospero, sino un aparato autoritario que los condujera al
sufrimiento y la muerte.
La llegada al poder del nacionalsocialismo en 1933 provocó que aquellos
que por una cuestión biológica o ideológica, se encuentren en el mayor
1
Los estados partes velaran por qué: Ningún niño sea sometido a torturas ni a otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. No se impondrá la pena capital ni la de
prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18
años de edad;
2
Policía secreta de la Alemania Nazi
estado de desprotección imaginable, rehenes de una “administración
racional”3 sistemáticamente planeada para la consecución de sus fines.
EL VACIAMIENTO DEL DERECHO
Cuando Hitler logra la mayoría de los votos del pueblo alemán en enero
de 1933, dio comienzo a un proceso en el que logró neutralizar las
herramientas con las que cuentan los ciudadanos para poder resistir a
todo ataque a sus derechos y libertades, “fue demoliendo paso a paso
todo vestigio de Estado de Derecho y comenzó – a pocos días de asumir –
con la prohibición de todo periódico o acto público que atacara al nuevo
Estado (4 de febrero de 1933), la disolución del Poder Legislativo (28 de
febrero de 1933), el establecimiento de un sistema único (14 de julio de
1933, la supresión de toda autonomía de los estados federados (enero de
1934)) y la virtual anulación del Poder Judicial a lo largo de todo ese
tiempo”.4
Durante el período del tercer Reich existió un absoluto dominio del Partido
Único, haciendo carecer al sistema de manifestaciones opositoras de
importancia.; desembocando en que la escasa disidencia se concentrara
en pequeños círculos conspirativos y clandestinos. Los pocos grupos que
lograron organizarse para entablar una oposición al régimen fueron
desbaratados y sus integrantes condenados a penas extremadamente
excesivas.
Con este nuevo marco jurídico, Hitler logró imponerse con el monopolio
del poder estatal. Solamente en manos del Führer descansaba el destino
de la Alemania nazi; reflejo de esto lo podemos encontrar en el gran
esfuerzo para poder legitimar este poder por parte de las autoridades
más notables de la Teoría del Derecho en Alemania, y en las explícitas
declaraciones del Ministro de Justicia Hans Frank: “No existe
independencia de la ley respecto al nacionalsocialismo. En cada decisión
que adopten, díganse a si mismo: ¿cómo actuaría el Führer en mi lugar?
En cada decisión, pregúntense: ¿Es compatible con la conciencia del
pueblo alemán?”.
EL SISTEMA PENAL DEL RÉGIMEN NACIONALSOCIALISTA
El régimen nazi volcó todo su esmero en lograr ampliar, casi sin barreras
posibles, los espacios del Estado policial. Se hizo corriente la continua
emisión de legislación en materia penal, dando cada vez más
herramientas al aparato burocrático que se interponía notablemente por
sobre las personas. Este accionar fue el que daría origen a la inminente
reducción de libertades y el posterior Holocausto, primera vez en la
historia en donde se ponen a disposición todas las herramientas técnicas
con la finalidad de eliminar a una comunidad: En Auschwitz se ponen de
acuerdo, para el exterminio de un pueblo, la política (todo un pueblo
detrás de Hitler), la técnica (que ya había renunciado a preguntarse por el
fin de sus aplicaciones) y la filosofía (antes de la liquidación física el
3
Traverso, Enzo. La Violencia Nazi. Una genealogía europea. Buenos Aires, 2003, p. 51
Rafecas, Daniel. El Derecho Penal Frente a la Shoá. En Revista Nuestra Memoria, Nº 23.
Buenos Aires, 2004, p. 10.
4
idealismo alemán había procedido a la ejecución metafísica del judío,
expulsándole de la condición humana)5.
Ya en su primer año, el régimen realizó reformas en el Código Penal,
donde se destaca la “Ley sobre el delincuente habitual”. En ese mismo
año se obligó a la expulsión de sus cargos a jueces, abogados y
profesores universitarios judíos.
Para 1934 se creo el Volksgerichtshof6 como órgano judicial especial
encargado del enjuiciamiento y condena de los actos de traición contra el
Estado Nacional-Socialista cometidos en Berlín. Dos años más tarde, en
1936, se convirtió en un órgano judicial común y plenamente integrado en
la planta jurisdiccional alemana. Este órgano se caracterizó por
desconocer casi la totalidad de las garantías procesales a las que tiene
derecho un acusado.
A mediados de 1935 se reforma el Código Penal Alemán, con la
infortunada inclusión de la analogía en perjuicio del acusado. El 15 de
septiembre del mismo año se dictan en Nuremberg la “Ley de defensa de
la sangre y el honor alemán” y la “Ley de ciudadanía del Reich”; ambas
leyes con un contenido sumamente racista.
En 1939 se comienza a aplicar el “Código Penal Especial de Guerra”, el
cual era aplicable también a los civiles.
En general, el sistema penal nazi se caracterizó por ser sumamente
inquisitorio, irracional y por darle cada vez más recursos al poder
punitivo estatal, logrando que éste pueda avasallar al Estado de Derecho.
UN NIÑO CONTRA EL REICH
Helmuth Hübener nació en Hamburgo el 8 de enero de 1925. Era un
miembro de la tercera generación de la iglesia Latter Day Saints 7
(mormones). En su infancia estuvo ligado a los Boy Scout, hasta que la
institución fue abolida por el régimen nazi. Como muchos de los jóvenes
alemanes de la época, se incorporó a las Juventudes Hitlerianas, donde
pronto comenzó a sentirse en contra de la política oficial.
En 1941, al finalizar la escuela media, continuo su aprendizaje en la
Sozialbehörde8, institución alemana donde empezó a ser influenciado por
ideas de algunos compañeros comunistas contrarios al régimen nazi.
Como producto de estas interrelaciones, Hübener inicio su carrera en la
resistencia, comenzando con la escucha en forma clandestina de las
emisiones de radio de la BBC - un delito considerado por los nazis como
traición y penado con la ejecución – de donde obtuvo la suficiente
información para desarrollar su particular postura sobre los
acontecimientos que sucedían en Alemania.
De las emisiones de la BBC, Hübener fue tomando conciencia que la
información trasmitida por los órganos oficiales eran falsos, que se estaba
manipulando al ciudadano alemán, filtrando datos viciados por la
manipulación del régimen. Pudo entender que existía otra realidad, la cual
debía ser transmitida al resto de la comunidad. Fue así que aprovechando
su acceso a una máquina de escribir que había en la oficina del
5
6
7
8
Reyes Mate. La singularidad del holocausto. Barcelona, 2003, p. 63
Tribunal del Pueblo
Ultimos Dias Santos
Oficina de Seguridad Social
instituto en donde se desempeñaba, empezó a escribir volantes
informativos donde enuncia su versión no oficial de los hechos,
describiendo la situación real de la guerra. En el contenido de los volantes
se podían encontrar acusaciones directas a los principales dirigentes del
régimen totalitario, como Joseph Goebbels y Adolf Hitler, en donde se los
tildaba de ser los mayores criminales de guerra debido a sus aberrantes
comportamientos delictivos.
Sus volantes comenzaron a circular por la ciudad de Hamburgo. Pero
Hübener era conciente de que necesitaba el apoyo de más personas para
poder distribuir los volantes, y fue así que consiguió el apoyo de dos de
sus amigos, Rudulf Wobbe y Karl-Heinz Schnibbe, quienes lo
acompañaron en las escuchas de las emisiones de la BBC y ayudaron en
la distribución de los volantes mecanografiados por toda la ciudad, ya sea
desde lugares destinados para anuncios como de buzones elegidos al
azar.
El arduo labor de esta pequeña célula de la resistencia al régimen duró
poco. El 5 de febrero de 1942, en su lugar de trabajo, Helmuth Hübener
fue arrestado por la GESTAPO mientras estaba realizando la traducción de
los volantes a francés, para luego poder repartirlos entre los prisioneros
de guerra. Fue denunciado por Heinrich Mohn, .un compañero de trabajo,
miembro del partido nazi. Algunos días más tarde fueron arrestados
también Schnibbe y Wobbe. Los tres jóvenes sufrieron durante su
custodia un serio maltrato físico.
Desde que fueron detenidos, pasaron más de seis meses recluidos en
prisión. Recién el 11 de agosto de 1942 el caso fue tratado por el
Volksgerichtshof en Berlín, donde Helmuth Hübener fue encontrado
culpable de la “conspiración para cometer alta traición y traidor de la
promoción de la causa del enemigo”. Con la edad de diecisiete años, fue
condenado a muerte y a la pérdida permanente de sus derechos civiles.
Pasara a la historia no sólo por ser la persona más joven de nacionalidad
alemana que fue ejecutada por el Tribunal del Pueblo, sino también por
ser apenas un niño.
Fue sumamente inusual, incluso para el régimen nazista, condenar a un
niño a la muerte, pero la corte argumento su decisión en que el acusado
era poseedor de una inteligencia que superaba a la media de cualquier
sujeto de su edad, que sumado a su amplio conocimiento tanto general
como político y su comportamiento ante la corte, fuera necesario juzgarlo
de esa manera.
Los abogados defensores y la madre de Hübener apelaron al tribunal para
pedir clemencia, con la esperanza de que se conmutara la pena al menos
a condena perpetua. Estos pedidos no fueron correspondidos,
entendiendo que las actividades realizadas por el acusado significaron un
gran peligro al esfuerzo puesto en la guerra, haciendo de la pena de
muerte una decisión necesaria.
El 27 de octubre de 1942 fue llevado a cabo el veredicto del tribunal,
procediendo a la ejecución del acusado por medio de la decapitación por
, en Berlín. Los otros dos jóvenes Plötzenseela guillotina en la prisión de
acusados, Schnibbe y Wobbe, debido a que Hübener se hizo cargo
absolutamente de todos los delitos por los cuales fueron detenidos, fueron
condenados a la pena de prisión de cinco y diez años respectivamente.
LA NIÑEZ OLVIDADA
El concepto de niñez no ha sido el mismo a lo largo de la historia de la
humanidad, es más, talvez solo en los siglos recientes el hombre tuvo la
capacidad de poder reconocer este tipo de sujeto diferente al de los
adultos.
Como sostiene Ariés, en la sociedad medieval no existió la niñez, el niño
muy prontamente podía pasar a vivir sin los adecuados cuidados de su
madre o niñera.; después de los siete años de edad entraba en el mundo
de los adultos.
En el siglo XVI los niños pasaron a ser como juguetes para los adultos,
simplemente como objeto de diversión, pero siempre alejado de un
verdadero concepto de niñez que los separe del de la edad adulta.
Un siglo después se comenzó a reconocer una diferencia entre el niño y
el adulto, pero siempre limitada a una visión del primero como una
versión menor aquellos últimos.
Recién en el siglo XVIII podemos encontrar una tendencia más importante
a la búsqueda de un concepto moderno de niñez. El niño comenzó a ser
entendido como un ser inocente auque débil. Su presencia y futuro pasó a
ser motivo de atención, junto con su existencia misma. De aquí en más,
el niño comenzó a ser identificado como un ser diferente del adulto, con
características y necesidades propias, las cuales deben ser respetadas.
El siglo XX fue testigo del mayor esfuerzo por lograr la debida protección
del niño. El 26 de diciembre de 1924 La Sociedad de las Naciones aprueba
Naciones Unidasla Declaración de los Derechos del Niño. En 1948 Las
, donde Declaración Universal de los Derechos Humanosaprobaron la
Asamblea implícitamente se incluían los derechos del niño. En 1959 la
aprueba la Declaración de los Derechos del Niño, en General de la ONU
cuyo preámbulo queda plasmada la intención de otorgar a los niños un
trato diferente y adecuado: “Considerando que el niño, por su falta de
madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso
la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”.
Esta evolución en el reconocimiento de los derechos de los niños
Derechos del Niñodesembocó en la aprobación de la Convención sobre los
, en el año 1989. Naciones Unidaspor parte de la Asamblea General de las
Este tratado logró ser rarificado por casi la totalidad de los estados del
mundo, y en el caso particular de la Argentina, es incorporado a su
ordenamiento con rango constitucional.
UNA HUELLA EN LA HISTORIA
Lo determinante en el caso de Helmuth Hübener es que fue víctima del
accionar de un régimen feroz, deshumanizado y completamente ajeno a
las corrientes humanísticas que predominaban en el resto del mundo
occidental. Este niño fue detenido, encarcelado, procesado y condenado
sin distinción alguna, ningún tipo de protección especial le fue reconocido.
La justicia nazi lo sometió con un accionar, si se quiere, característico de
varios cientos de años atrás, pero aberrante para casi mediados del siglo
XX.
En la detención por parte de la GESTAPO ya se puede percibir una
ausencia de tratamiento adecuado. La Policía Secreta Alemana sometió a
Hübener y sus compañeros a un serio maltrato físico, reprochable para
cualquier ser humano, y más agravado aun por tratarse de niños menores
de 18 años. Pero esto recién fue el comienzo de una tortuosa continuidad
de violaciones de derechos.
El juzgamiento estuvo lejos de asegurar la imparcialidad y objetividad del
tribunal, de buscar la verdad de los acontecimientos, de brindarle al
acusado el efectivo acceso a una asistencia jurídica y de garantizarle un
proceso acorde a su calidad de niño. Por el contrario, luego de meses de
detención, su caso fue tratado por el Tribunal del Pueblo, en Berlín. Ese
mismo que se caracterizaba por una metodología muy particular;
condenaba con extrema facilidad a la pena de muerte a delitos menores o
aquellos que a su celoso entendimiento consideraba peligrosos a la causa
del tercer Reich.
No utilizaba fundamentos jurídicos, sólo buscaba la venganza contra todas
al régimen nazi, tanto en círculos civiles como resistencialas formas de
militares.
El tribunal estaba compuesto en forma casi exclusiva por funcionarios
del partido nazi;
Tenía como características particulares de su funcionamiento la exclusión
del derecho del acusado a poder interponer recurso alguno contra las
resoluciones del Tribunal; los procesos eran especialmente sumarios y
breves; los magistrados eran seleccionados directamente por Hitler y el
acusado tenía prohibido la libre elección de su abogado defensor.
La decisión a la que llegó el Tribunal del Pueblo con respecto a los delitos
por los que se acusó a Helmuth Hübener no respetó el contenido del
articulo 37 Inc. a) de la Convención de los Derechos del Niños, al
condenar al acusado a una pena cuya prohibición está manifiestamente
contenida en el artículo de la misma.
Este acto del Tribunal del Pueblo quedará marcado en la historia de la
“justicia nazi” como ejemplo de el accionar aberrante y desproporcionado
de un régimen cuyo objetivo no era hacer justicia, sino realzar su
autoridad.
CUENTA PENDIENTE
En pleno siglo XXI los grandes esfuerzos realizados por la comunidad
internacional en materia de respeto de los derechos del niños aun no se
pudieron ver completamente plasmados. Todavía existen Estados que no
Organización de la Convención sobre los Derechos del Niñorarificaron la
son las Somalia y Estados Unidos de América. Los de las Naciones Unidas
excepciones a nivel mundial con respecto a esta tendencia por el
reconocimiento de los derechos del niño. En el caso de Somalia, el gran
impedimento esta dado debido a que carece de un gobierno reconocido.
Pero el caso de los Estados Unidos es aun más grabe, ya que siendo una
de las potencia más grandes de mundo, y por ende exigírsele mas
atención a esta importante necesidad global, no avanza por una simple
inacción. Conducta que dificulta la posibilidad de que se pueda concretar
la finalidad con la que se ideo este instrumento.
Pero este no es el único inconveniente con el que se encuentra un
derecho tan sensible como lo es el de la prohibición de la pena de muerte
contra menores de 18 años; en pleno transcurso del año 2009 existen dos
países que aun siguen siendo verdugos de sus niños. Irán, desde 1990, al
menos ha ejecutado a 45 de estas personas y 130 están condenadas a la
pena capital en la actualidad. El otro país es Arabia Saudita, quien en lo
que va del 2009 ha ejecutado a por lo menos 2 niños.
CONCLUSIONES
Luego de este humilde recorrido por diversos puntos en lo que concierne
al lamentable
final que tuvo que afrontar el niño Helmuth Hübener en manos de la
“justicia nazi”, entiendo que nuestra generación debe hacerse del respeto
de los derechos del niño una causa propia, comprometerse en esta lucha
que se encarnó a nivel internacional ya desde el siglo XX y que aun en
nuestros día sigue vigente. Exigiendo que a nivel interno los Estados
adecuen sus legislaciones y se comprometan efectivamente al respeto de
los derechos del niño, el cambio va a ser posible; mientras tanto, una
pasividad frente a los arrebatos perpetrados contra los niños que
podemos ver en diferentes partes del mundo nos hace estar cada ves más
cerca de tribunales inquisitivos, autoritarios y de políticas de estado
completamente ajenas a las contempladas en los instrumentos
internacionales que tratan sobre el tema.
BIBLIOGRAFIA
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