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Bases Línea de Programas
Modalidad: Reinserción y Fortalecimiento Familiar
(PRF)
BASES TECNICAS
LÍNEA DE ACCIÓN: PROGRAMAS.
MODALIDAD: REINSERCIÓN FAMILIAR
(PRF)
MAYO 2008
Departamento de Protección de Derechos
Servicio Nacional de Menores
1
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Modalidad: Reinserción y Fortalecimiento Familiar
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INDICE
I.
II.
PRESENTACIÓN. ................................................................................................ 3
OBJETIVOS ......................................................................................................... 4
2.1 Objetivo General................................................................................................ 4
2.2 Objetivos Específicos ........................................................................................ 4
2.3 Resultados Esperados ...................................................................................... 4
III. ORIENTACIONES TÉCNICAS ESPECÍFICAS........................................................ 5
3.1 Sujeto de Atención ............................................................................................. 5
3.2 Vía de ingreso .................................................................................................... 6
3.3 Cobertura y focalización territorial ...................................................................... 6
3.4 Principios generales a considerar en la intervención.......................................... 6
3.5 Criterios metodológicos orientadores de la intervención familiar........................ 7
3.6 Enfoques de trabajo familiar............................................................................... 9
3.7 Enfoque de Género .......................................................................................... 11
3.8 Enfoque de Gestión Intersectorial .................................................................... 13
3.9. Orientaciones generales sobre las fases a considerar en la intervención ....... 13
IV. SOBRE EL EQUIPO DE TRABAJO...................................................................... 18
4.1 Criterios generales ........................................................................................... 18
4.2 Composición..................................................................................................... 18
4.3 Funciones básicas............................................................................................ 18
V. SOBRE EL PRESUPUESTO................................................................................. 19
VI. SOBRE LOS RECURSOS MATERIALES............................................................. 19
6.1 Respecto del inmueble de funcionamiento....................................................... 20
6.2 Respecto del equipamiento .............................................................................. 20
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I. PRESENTACIÓN.
Los programas de reinserción familiar se definen en la Ley Nº 20.032 como “aquellos
destinados a afianzar la capacidad de los padres o de quienes puedan asumir
responsablemente el cuidado personal del niño, niña o adolescente que se encuentre en un
centro residencial para ejercer directamente dicho cuidado, propiciando su pronto egreso y su
reinserción familiar”.
Los principios normativos y valóricos que sustentan a los presentes proyectos derivan de lo
establecido en la “Convención de los derechos del niño”en sus artículos Nº 5 y 18 respecto de
“…que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en
el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión” y “…que la
familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el
bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección
y asistencia necesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de
la comunidad”, como también de que “los Estados Partes pondrán el máximo empeño en
garantizar el reconocimiento del principio de que ambos padres tienen obligaciones
comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño. Incumbirá a los padres
o, en su caso, a los representantes legales la responsabilidad primordial de la crianza y el
desarrollo del niño”.
En este contexto, los proyectos de reinserción familiar forman parte del compromiso de Estado
de brindar ayuda a la familia cuando ésta lo requiere, mediante un servicio que les permita reasumir el cuidado de sus niños/as y adolescentes de manera apropiada. Por tanto, los
Programas de Reinserción / Fortalecimiento1 Familiar están llamados a concretar dichos
postulados y dar cumplimientos a los compromisos del Gobierno, tanto internos como
internacionales, referidos a favorecer y proteger los derechos de la infancia y adolescencia.
Es relevante para efectos de estas bases de licitación, la definición del término familia, que se
entenderá como “todo grupo social, unido por vínculos de consanguinidad, filiación,
biológica o adoptiva, y de alianza, incluyendo las uniones de hecho cuando son
estables”2, esta conceptualización propugna una amplia aceptación de la diversidad que es
posible encontrar en la realidad del niño/a adolescente en situación de vulneración, al mismo
tiempo permite incorporar, cualquiera sea su estructura, el concepto de responsabilización por
parte de los adultos significativos o responsables en la tareas de cuidado, crianza, educación y
protección que les competen.
1
2
Para efectos de esta Bases el término fortalecimiento es conducente a la reinserción familiar, por tanto se utilizará este último
para designar al programa.
Comisión Nacional de la familia 1994.
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II. OBJETIVOS
2.1
Objetivo General
Favorecer la reinserción familiar y socio-comunitaria de los niños/as y adolescentes que
permanecen en centros residenciales, a través de un proceso de intervención técnica que
desarrolle en sus familias o adultos responsables y en los propios niños/as, herramientas
necesarias que les permitan responsabilizarse del cuidado, crianza y efectiva protección de sus
derechos.
2.2 Objetivos Específicos
a. Apoyar el desarrollo de las potencialidades y competencias protectoras del grupo
familiar o de quienes se hagan cargo del cumplimiento de las funciones de cuidado y
protección.
b. Apoyar el desarrollo de las potencialidades del propio niño/a, en función de favorecer
procesos de autonomía.
c. Propiciar la coordinación con redes de apoyo social y comunitario, a fin de mejorar la
calidad de vida de las familias participantes y favorecer su capacidad de autogestión.
2.3
Resultados Esperados
Los resultados esperados se evaluarán periódicamente a través de la supervisión como
también a través de procesos de evaluación anual y auto-evaluación institucional, a partir de lo
cual se emitirán los informes correspondientes con los logros del proyecto.
Corresponderá al proponente explicitar los porcentajes (%) que considera puede llegar a
alcanzar, en la ejecución del primer año:
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
N % de las familias, de origen, extensas o sustitutas adscritas al proyecto, cuyos niños/as se
encuentran en un centro residencial, asumen sus funciones de cuidado y protección, como
consecuencia de la intervención del proyecto.
N % de los niños, niñas y adolescentes se vinculan afectivamente o se reinsertan en sus
familias o con adultos responsables, como consecuencia de la intervención del proyecto.
N % de los niños/as comprometidas con el proyecto, desarrolla capacidades autoprotectoras, de autonomía progresiva y de autogestión, construyendo soluciones desde sus
propias competencias, como consecuencia de la intervención del proyecto.
N % de las familias o figuras adultas acceden a las redes de servicios básicos y/o
comunitarios presentes en el medio local y desarrollan capacidades de autogestión, como
consecuencia de la intervención del proyecto.
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III. ORIENTACIONES TÉCNICAS ESPECÍFICAS
3.1 Sujeto de Atención
Niños, niñas y adolescentes vulnerados en sus derechos que se encuentran en una residencia
y sus familias o quienes asuman el rol protector para el proceso de reinserción familiar.
El perfil3 de los niños, niñas y adolescentes ingresados a la línea de atención residencial sujetos
de atención de este programa combinan características individuales, familiares y del entorno
que desembocaron en una ruptura de la relación familiar.
Cualquiera sea la problemática surgida a raíz de la incompetencia parental resulta determinante
visualizar fortalezas y debilidades en los actores involucrados.
El niño/a o adolescente usuario de la protección residencial ha sido víctima de prácticas
negligentes, abusivas o maltratadoras que pueden expresar malestar mediante diferentes
trastornos del apego, del desarrollo o del comportamiento socio-emocional observables en el
ambiente residencial, como por ejemplo: pasividad, complacencia con las figuras adultas,
irritabilidad, dificultad para el control de impulsos, alteraciones de la alimentación, del sueño, en
el control de esfínteres, en la relación con los pares, retraso escolar, dificultades de aprendizaje,
entre otras.
Si bien es cierto pueden existir conductas como las antes señaladas, no es menos cierto que
éstas están en directa relación a las capacidades plásticas y resilientes de los niños/as y
adolescentes. Siendo posible revertir los obstáculos e instaurar nuevos procesos basados en
experiencias re-significativas de la relación con los adultos/as afectivamente representativos,
con el objeto de que ayuden a encauzar positivamente el desarrollo futuro del niño/a o
adolescente.
Dentro de los factores de la familia son recurrentes incompetencias parentales derivadas del
abandono de uno o ambos padres, negligencia severa, maltrato físico y emocional, abuso
sexual, falta de destrezas parentales, poca estructura y definición de roles al interior de la
familia, entre otras. No obstante, reviste mayor importancia reconocer en la familia la apertura al
cambio y la aceptación responsable de prácticas derivadas de la inexperiencia al ejercer su
función parental, en un ambiente de confianza y respeto incondicional de su condición.
En relación a los factores del entorno es importante considerar que si bien la mayoría de los
usuarios/as de este programa provienen de familias que viven situaciones de exclusión,
marginalidad y pobreza, este factor forma parte de las condiciones socio-ambientales en que se
desenvuelve la familia y deben ser considerados para efectos de la intervención, vistos como
variables externas estresantes y de crisis que están incidiendo como un agente interviniente
más.
Las características antes señaladas han de considerarse al momento de definir el perfil del
sujeto a abordar pues tipifican las situaciones que derivaron en la separación del niño/a de su
entorno familiar original.
3
Los componentes de esta caracterización referida a niños/as institucionalizados, fueron obtenidos del libro” Los Buenos Tratos
a la Infancia, J.Barudy y M.Dantagnan, Cáp. 8, Pág. 211-230.
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3.2 Vía de ingreso
Los 100% de los niños/as, adolescentes y familias a atender deben encontrarse en una
residencia de protección para mayores4 y/o para la discapacidad, por una medida de protección
de un Tribunal competente.5
3.3 Cobertura y focalización territorial
Estos programas se instalarán de preferencia en residencias de mediana y alta cobertura de
protección para mayores y/o para la discapacidad.
Los programas de reinserción familiar pueden ejecutarse con una o varias residencias, siempre
y cuando se encuentren en la misma comuna o en las aledañas y que exista fácil acceso dentro
de una distancia razonable para el desplazamiento de los equipos técnicos.
Las definiciones específicas respecto de este punto se encuentran en anexo Nº 1.
3.4 Principios generales a considerar en la intervención
a) Integralidad, este criterio al estar centrado en la intervención familiar alude
principalmente a brindar un servicio que reconozca al sistema familiar en su totalidad e
incorpore en su actuar un conocimiento cabal de las estructuras familiares y de sus
componentes ( dinámicas, posibilidades de aprendizaje de competencias para la crianza
y de modificación de pautas relacionales, capacidades de resiliencia de sus miembros
etc.) , de modo que, el abordaje sea amplio, centrado en todo aquello que define las
particularidades del sistema familiar a intervenir.
Significa en la práctica reconocer y explorar todas las condiciones culturales,
comunitarias, sociales, e internas que permitan a cada familia en específico funcionar de
manera competente frente a la crianza de sus hijos/as.
La intervención deberá ser respetuosa de la calidad de sujetos de derechos tanto del
niño/a o adolescente como de los adultos responsables, incorporando la participación y
opinión del niño/a, adolescente de acuerdo a sus potencialidades, necesidades
especiales y etapas del desarrollo en que se encuentren, como también de las familias o
adultos responsables.
Lo anterior se integra a todas las fases por las que cursa el proceso de intervención. Se
espera una acción sinérgica y holística en el sentido de abordar los distintos aspectos
que la resolución del problema amerita, e interdisciplinaria, considerando a lo menos la
integración entre el equipo residencial y el de este programa en función de optimizar los
recursos al servicio de la intervención familiar y social.
b) Territorialidad, este principio presenta dos aristas para este tipo de proyectos, una dice
relación con su instalación en una o varias residencias susceptibles de ser abarcadas
4
5
Este modelo de intervención excluye los sujetos de atención de las residencias especializadas y de diagnóstico.
Tanto el ingreso como los avances, o el egreso deberán informarse al Tribunal competente, responsabilidad radicada en el equipo
técnico de la residencia con los insumos proporcionados por el programa de reinserción familiar.
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dentro de un mismo perímetro, y la otra se refiere a la organización de los casos
seleccionados en sectores compartidos por las probables familias con quienes
egresarían los niños/as y adolescentes, implica para el proyecto optimizar al máximo sus
rutas e itinerarios en torno a las localidades definitivas de sus usuarios/as.
Alude también a la dispersión territorial dada la cantidad de centros residenciales a
cubrir asociado a la dispersión de territorios en que pudieran encontrarse las familias
significativas a explorar, esta situación debe ser paliada, aumentando la efectividad y la
gestión del programa, planificando la intervención en grupos de casos que comparten
territorio, agendando y desarrollando acciones grupales etc.
c) Calidad, este criterio se enmarca en el concepto de mejora continua del hacer, implica
un trabajo reflexivo y auto-crítico, en permanente innovación estratégica, capaz de mirar
los recursos existentes fuera y dentro del programa en pos de su propósito, es decir,
restituir con la mayor celeridad posible el derecho de todo niño, niña o adolescente de
vivir en un sistema familiar competente en sus capacidades protectoras para personas
en desarrollo.
Con ese norte, será indispensable para el programa plantearse y presentar una
metodología de trabajo que enfatice la colaboración entre los equipos técnicos de
reinserción y del proyecto residencial, con el objeto de evitar intervenciones
contradictorias o sobre-intervención con los niños/as y sus referentes familiares.
Indispensable también asegurar en la operativa, la coordinación y comunicación
expedita entre equipos.
En definitiva, este programa brindará una atención de calidad en la medida que se
exprese y acote a un proceso de intervención familiar orientado hacia logros, en los
tiempos requeridos, mediante las coordinaciones necesarias y optimizando acciones y
recursos.
Al mismo tiempo, se espera, la plena participación de las familias y del niño, niña o
adolescente, potenciando las capacidades parentales y de auto-gestión de éstas, la
generación y gestión de recursos que les permitan elevar su calidad de vida,
involucrando a las instituciones públicas y privadas existentes a nivel local.
Por último, se trata de resolver la situación familiar de grave vulneración de derechos
que estuvo a la base del ingreso del niño o niña a una residencia de protección. Esto
implica haber culminado los procesos para que los adultos responsables asuman los
roles de crianza y protección y al mismo tiempo los niños, niñas o adolescentes hayan
re-significado de manera estable las experiencias que ocasionaron la separación de su
familia de origen.
3.5 Criterios metodológicos orientadores de la intervención familiar
La intervención familiar desarrollada por el programa de reinserción familiar debe orientarse de
acuerdo a las necesidades, fortalezas y recursos de cada familia, por lo que el equipo de
intervención debe adherir a criterios de flexibilidad, de adecuación a los procesos y ritmos de
las familias y de los niños/as.
Lo mismo respecto a sostener acuerdos metodológicos entre el equipo abocado a la reinserción
familiar de los niños, niñas y adolescente y los de la o las residencias con los cuales se realiza
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el trabajo, este programa deberá coordinarse con el equipo residencial favoreciendo en forma
pro-activa instancias de encuentro y colaboración conjunta en razón del logro de sus objetivos.
El trabajo se hará operativo en la medida que la coordinación entre equipos se concuerde
según la realidad vivida por los niños/as y adolescentes de la residencia a intervenir. Por ende
establecer el “modus operandi”, es primordial a fin respetar las esferas de acción, se considera
que los siguientes criterios u otros que surjan del común acuerdo entre equipos deben guiar el
desarrollo metodológico de los proyectos de fortalecimiento adosados a residencias, y éstos
son:
•
•
•
•
Los programas PRF y los centros residenciales de protección son modalidades
complementarias, en consecuencia trabajan en conjunto y de común acuerdo en los
aspectos referidos a la intervención familiar, no se derivan casos unilateralmente, los
concuerdan.
El perfil de los usuarios/as del PRF es complejo y por ello requiere de especialización y
despliegue de competencias técnicas en lo que se refiere a intervención familiar. Lo cual
se potencia con el trabajo de ambos equipos estableciendo responsabilidades claras e
informadas.
Concordar el ingreso sólo de aquellos casos que se considere que ameritan una
intervención familiar de mayor especialización. Priorizar a la luz de factores que tipifican
cada caso y presentan algunos indicadores de pronóstico favorable (edad, permanencia,
complejidad de la situación de vulneración que justificó el ingreso, hipótesis inicial
respecto de la familia etc.).
Los casos que presentan susceptibilidad de adopción, y por ende egreso con una
familia adoptiva, serán de responsabilidad del equipo residencial, lo mismo respecto de
aquellos que se encuentran en etapa de seguimiento (esta labor queda a cargo de la
residencia que intervino con el caso) o prontos a egresar por alguna razón, tampoco
cuando el caso está siendo trabajado por un programa especializado de modo de evitar
la sobre intervención de los equipos.
La forma de operar en consecuencia a estos criterios técnicos, quedará registrada desde el
inicio del programa en un acta de compromisos para la ejecución, que refleje la planificación
conjunta y colaborativa de los equipos ejecutores de la residencia y del programa de
fortalecimiento familiar con copia escrita al supervisor/a técnico de la residencia o residencias
que formarán parte del proyecto adjudicado.
Se espera que los equipos estipulen y definan en este documento todos los acuerdos respecto
del trabajo a realizar con las familias y los niños/as y adolescentes que se encuentran en
protección residencial, quedando elaborada una planificación preliminar que puede ser nutrida y
retroalimentada durante el proceso.
El acta también debe incluir aspectos prácticos para la ejecución tales como: reuniones de
coordinación, horarios, espacios físicos donde trabajar con las familias, ámbitos de acción intra
y extra residencia, otros o nuevos criterios concordados de acuerdo a las particularidades etc.
Este documento elaborado por los actores involucrados y conocido por el supervisor
técnico de Sename debe estar confeccionado dentro de un plazo máximo de (1) mes,
posterior a la fecha de inicio del convenio, pues contiene los acuerdos iniciales para
comenzar el trabajo.
Además, se registrará el listado de los casos seleccionados y su fundamentación de ingreso al
programa, proceso en el cual es deseable contar con los aportes conforme el criterio técnico de
supervisor correspondiente.
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Considerando lo anterior, se espera implementar una intervención versátil centrada en la
intervención familiar, es posible entonces realizar la atención psicoterapéutica breve con el niño
y/o los adultos responsables, con la familia, en forma individual o grupal, el acompañamiento
social, el trabajo de redes, entre otras, estimándose innecesario el transcurrir por un currículo
homogéneo a todas las familias del programa.
En todo caso y como ya se ha dicho, los equipos han de tener el mayor cuidado de no
sobrecargar la intervención con el niño/a o la familia, en el sentido de repetir las mismas
acciones o realizar intervenciones contradictorias que pudieran ocasionar tensión para los
niños/as o adolescentes, las familias o entre los equipos responsables.
El fortalecimiento y habilitación de las capacidades y potencialidades de las familias, parte de
un supuesto fundamental, los adultos han fallado en alguna medida en sus roles de protección,
por ende, el equipo debe ser capaz de evaluar pre y post intervención el desarrollo de las
competencias parentales fundamentales de quienes debieran garantizar el desarrollo, la
educación y formación integral de un niño/a o adolescente.
Por último, se espera que el equipo de reinserción familiar sea capaz de despejar las
alternativas considerando y priorizando diferentes posibilidades, las cuales obviamente no
incluyen sólo la familia de origen.
3.6 Enfoques de trabajo familiar
A continuación se presenta una breve reseña de algunos enfoques utilizados en intervención
familiar, los cuales no son otra cosa que formas de encarar la realidad, de abordar una
dirección, en este caso frente a la parentalidad.
El objeto al incorporarlos es concitar la complementariedad entre ellos al servicio del
mejoramiento de las competencias de las familias. Constituyen un apoyo para los equipos
técnicos ejecutores en una perspectiva de fortalezas, visibilizando lo que funciona en la
intervención familiar como práctica de cambio y oportunidad para que desde sí mismas
produzcan las respuestas que necesitan.
Enfoque Psicosocial6:
Este enfoque es utilizado como una forma de rescatar una visión integrada de la persona,
centrándose en variables personales y sociales. El modelo se entiende abocado al proceso de
desarrollo humano como producto de la interacción entre las capacidades, necesidades,
expectativas y exigencias del medio, considerando las aptitudes de las personas para contribuir
a su propio desarrollo entendiendo que existen complejas y variadas situaciones en que las
familias pueden ser afectadas o dañadas. Por lo tanto, la idea de conceptualizar y aplicar un
modelo de intervención psico-social al servicio de las familias, es que promueve la potenciación
de sus recursos familiares.
6
Las referencias bibliográficas de este enfoque se recogieron de. Minuchin, P.; Colapinto, J.; Minuchin, S.: Pobreza, Institución,
Familia. Edit. Amorrortu, 2000. y Coletti, M.; Linares, J.L., compiladores: La Intervención Sistémica en los Servicios Sociales
ante la Familia Multiproblemática. Edit. Paidós, 1997.
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La intervención psico-social apunta para estos efectos, a las familias en situación de exclusión
que han visto limitada sus posibilidades de acceso a recursos de la red, lo cual constituye un
obstáculo para su promoción social, por ende, se trata de apostar a la valoración de las
capacidades que tienen para participar en forma pro-activa de las soluciones a sus problemas.
Enfoque Relacional / Sistémico7
El aporte de la teoría de sistemas visualiza a la familia como una totalidad donde el todo es más
que la simple sumatoria de las partes, apuesta a que cada miembro de la familia tiene una
doble identidad, la suya propia y aquella que emerge por el hecho de formar parte de esta
totalidad.
Esta forma de pensar la familia demanda un actuar interdisciplinario, pues es concebida
ampliamente en todos sus ámbitos biopsicosociales y culturales y no debe percibírsela desde
una sola mirada, es un sistema integral, que es parte y todo a la vez.
Se entiende por tanto, a la familia como un sistema vital que se afecta por cada componente, es
así como si un individuo como subsistema flaquea en su funcionamiento repercutirá al resto del
sistema o a la inversa si el todo no está funcionando bien, los síntomas de esa disfunción se
desplazarán hacia los demás miembros.
Esas influencias entre integrantes son vistas y analizadas en su contexto tratando mediante la
intervención familiar de descubrir cuales son las reglas de funcionamiento que esa familia se ha
dado. Aquí interesa la interrelación e interacción del sistema en función del contexto, se analiza
el funcionamiento de la familia en su complejidad organizada, que puede ser entendida al
darnos cuenta que cada miembro de la familia es interdependiente de otro, ejerciendo una
continua y recíproca influencia entre ellos.
Visto así, los sistemas familiares se organizan bajo diferentes condiciones, tienen límites
selectivos en relación a la energía que permiten recibir o expeler, tienen límites en sí mismos y
con respecto a otras familias, se retroalimentan, crecen, se diferencian etc. y tienden siempre a
mantener la estabilidad. De allí que los ciclos que cursan, los ajustes que deben enfrentar, el
estrés que han de soportar, los desequilibran y exigen una reorganización en los diferentes
componentes del sistema familiar, (estructuras, roles, crisis, relaciones, etc). Todas cuestiones
a valorar y analizar al enfrentar los procesos de intervención dirigidos hacia la reinserción
familiar de niños/as y adolescentes institucionalizados.
Enfoque Ecológico8
Este punto de vista está ligado al anterior, promueve la idea del hábitat natural, aborda el vivir
en un hogar de familia equilibrando las relaciones de dependencia e interdependencia de todos
sus miembros en armonía con los espacios que les rodean cuando son propicios para su
desarrollo.
Visualiza los problemas de la familia respetando la manera de su organización interna o de las
representaciones mentales que las personas tienen acerca de como proyectar sus vidas, al
7
8
Las referencias bibliográficas de este enfoque fueron obtenidas del artículo “La teoría de sistemas como marco de referencia
para el estudio de la familia, Steven Preister, revista de Trabajo Social. Ediciones Universidad Católica de Chile.
Las referencias bibliográficas de este enfoque fueron obtenidas del libro Trabajo Social Familiar, N. Alwin A. y Mª Olga Solar S.,
Ediciones Universidad Católica de Chile, año 2000
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mismo tiempo considera el medio en que la familia se desarrolla y la forma en que ésta
interactúa con este, destacan la influencia significativa respecto de lo que las personas y las
familias pueden ser o llegar a ser.
La ecología traduce o se encarga de que se realicen los ajustes adaptativos necesarios y
funcionales entre los miembros que constituyen la familia y su ambiente. Se trata simplemente
de entender la reciprocidad y complejidad de las relaciones familiares en congruencia con un
entorno.
Enfoque Socio-crítico9
Esta manera de intervenir en familias nace como una respuesta a las maneras tradicionales de
intervenir referidas a posturas positivistas e interpretativas ejecutadas clásicamente. El objetivo
desde esta perspectiva es el análisis de las transformaciones sociales como respuesta a
determinados problemas generados por éstas, lo que implica en concreto la generación de
propuestas conjuntas de cambio, significa re-construir el hacer a partir de un análisis crítico de
las prácticas.
Los principios fundamentales del enfoque señalan la necesidad de conocer y comprender la
realidad como praxis y se introduce expresamente el factor de autorreflexión permanente sobre
los procesos, explicitando el factor ideológico, no neutral de los actores implicados.
Aplicada a la intervención con familias supone una visión democrática, participativa entre
intervenidos e interventores en tanto comparten responsabilidades y son los actores de la toma
de decisiones.
Subyace la tensión dialéctica constante entre conocimiento y realidad, no obstante, la
intervención se articula y organiza desde la práctica, construida en la realidad situacional, social
y educativa de las familias que se caracterizan por sus intereses, preocupaciones y problemas.
Se entiende entonces la socio-crítica como un hacer comprometido con la transformación de la
realidad en que se encuentran las familias, desde una dinámica liberadora y emancipadora de
las personas involucradas.
3.7 Enfoque de Género
Las arraigadas percepciones culturales y sociales van manteniendo patrones de exclusión de
los beneficios de la vida en sociedad, discriminatorios y por ende desiguales. A lo largo de la
historia hemos visto discriminación de raza, clase social, edad, como también de género. La
discriminación de género puede entenderse como los supuestos que las sociedades han
construido a partir de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, creando identidades
de género y generando discriminación de género.
Si bien en nuestro país se han dado importantes avances en materia de género, la política
gubernamental releva el continuar desplegando esfuerzos en este sentido. Por tanto el
construir programas con perspectiva el enfoque de género tiene como propósito la integración
de las necesidades y experiencias de hombres y mujeres, niñas y niños, desde el diseño de los
9
Las referencias bibliográficas de este enfoque se obtuvieron de libro “Paradigmas epistemológicos de investigación y evaluación”,
bajo citas de autores tales como: Arnal y otros (1992:41), Pérez G (1989:34), Popkewitz (1988:75)), entre otros.
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programas, de forma de crear oportunidades para la igualdad que signifique condiciones
igualitarias para elegir la forma y acceso a los diferentes bienes sociales, y no en función de
roles asignados culturalmente.
Desde esa perspectiva y con el propósito de visualizar ambos sexos, los programas de
Fortalecimiento Familiar que atiendan a población infantil o adolescente mixta, deben consignar
en la propuesta la información desagregada por sexo, tanto en el diagnóstico del proyecto como
en la intervención propiamente tal, acompañar con un breve análisis que considere las
similitudes y diferencias tanto de la situación de vulneración de derechos que afectan a niños y
niñas, como de las características que definen a las familias usuarias.
Al mismo tiempo, deben plantear algún objetivo o meta tendiente a trabajar el enfoque de
género en los niño/a y familia, particularmente el involucramiento igualitario de adultos/as en los
diversos momentos de la intervención técnica.
Puntualizar un poco más como pueden usar este enfoque. Ver frase ofrecida por Vivi o Ana
De igual manera, la institución debe incorporar la evaluación de su trabajo con perspectiva de
género en los informes de avance y final.
En la presentación del proyecto, se debe consignar, de manera resumida, la o las estrategias
y/o metodologías de trabajo para la intervención desde un enfoque de género.
Es también necesario, tanto cuando se tiene población mixta o de un solo sexo, agregar otras
iniciativas como las siguientes:
• De preferencia son las mujeres (abuelas, tías, madres y otras), quienes se han involucrado
en los programas de SENAME, por tanto es importante incentivar en estos programas la
responsabilización equitativa de figuras significativas masculinas (adultos) estimulando y
planificando estrategias de participación e involucramiento en las distintas actividades que
realice en el programa (entrevistas, talleres u otras). Ello siempre y cuando el no se afecte el
interés superior del niño/a, o no exista alguna prohibición en este sentido emanada desde el
tribunal.
• Considerar la opinión de niños y niñas para la realización de las distintas actividades que
desarrolle el proyecto de fortalecimiento familiar, respetando sus intereses y evitando que los
estereotipos de género coarten la posibilidad de participación de cada sexo.
• La posibilidad de contar en el equipo de trabajo, con profesionales que tengan alguna
formación en género, ya sea por su propia experiencia, o por estudios acreditados.
En el formulario de proyectos, se debe consignar, de manera resumida, la o las estrategias y/o
metodologías de trabajo para la intervención desde un enfoque de género.
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3.8 Enfoque de Gestión Intersectorial
La intervención para la reinserción familiar de niños y niñas separados de su medio familiar por
vulneraciones de derechos, requiere del concurso y participación activa de todos los sectores
que de alguna forma se relacionan con ellos.
Es así, que las acciones del proyecto para la reinserción familiar de un niño/a no pueden ser
suficientes por si solas para el logro exitoso de dicho objetivo, debiendo necesariamente ser
complementados con el aporte de instituciones (por ejemplo OPD, Programa Puente,
Municipalidad, Servicio de salud, entre otros) y organizaciones de la red del niño o niña y su
familia y de organizaciones sociales y comunitarias.
Las dificultades que enfrentan las familias que accederán a un proyecto de fortalecimiento
familiar pueden ser múltiples. No es factible ni deseable que un sistema disponga directamente
de todos los recursos para la solución de un problema multi-causal como suele ser la grave
vulneración de los derechos infantiles, se trata entonces de convocar a las organizaciones
formales, informales y personas de la comunidad en que se desenvuelve la familia, para
contribuir desde sus competencias a los apoyos, materiales, afectivos y sociales necesarios.
Uno de los ámbitos de intervención del equipo de fortalecimiento familiar es trabajar con la
familia o adulto significativo/a y la comunidad, para integrar efectivamente a la familia y niños/as
en su comunidad de egreso, lo que implica construir en conjunto una red operativa que
funcione por medio de un intercambio de recursos destinados a apoyar y superar situaciones
críticas familiares, como también, instalar una red protectora social efectiva para el niño/a que
va a ser reintegrado a su familia.
El equipo del proyecto tiene la función de realizar la gestión general y particular de estos
recursos, y apoyar a las familias o adultos protectores para el logro de su autonomía y
autogestión en este ámbito, pensando en el egreso del proyecto.
Particularmente, se considera factible que la acción terapéutica especializada para algún
miembro adulto de la familia sea coordinada por el proyecto de fortalecimiento familiar con
servicios de salud u otros, para lo cual debería mantener coordinación sistemática con las
instancias que efectúen acciones complementarias.
3.9. Orientaciones generales sobre las fases a considerar en la
intervención:
Los Programas de Reinserción Familiar deben trabajar en forma articulada con el o los centros
residenciales de acuerdo a lo establecido en la ley 20.032. La definición específica de los
centros residenciales que se atenderán serán determinados de común acuerdo entre el
proyecto adjudicado y la contraparte regional de Sename quedando esto estipulado en el
Acuerdo Operativo respectivo. Corresponderá a la Dirección Regional incorporar este aspecto
en dicho Acuerdo.
Con el objeto de apoyar mutuamente las acciones de reinserción familiar y socio-comunitaria, el
programa debe articularse con los centros residenciales de forma que evite intervenciones
contradictorias o sobre-intervención con los niños/as y también con sus referentes familiares.
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La intervención se centrará por un lado en fortalecer competencias parentales, las cuales hacen
referencia a las capacidades y habilidades que padres, madres o adultos responsables de un
niño o niña, tienen para cuidarlos, protegerlos y educarlos, propiciando así su bienestar y un
adecuado desarrollo de estos/as.
Sin perjuicio de las distintas posturas teóricas en la definición y clasificación de las
competencias parentales, se espera que los Programas de Reinserción Familiar puedan ayudar
en forma sistemática y planificada, a generar, estimular, o mejorar las capacidades de los
padres, madres y adultos responsables de un niño/a para vincularse afectivamente, demostrar
y recibir cariño, reconocer las necesidades de cuidado, afecto y seguridad, como también
enseñar a establecer límites a la conducta infantil o adolescente de una manera adecuada,
mediante la regulación y control de las actividades de sus hijos/as o de quienes estén bajo su
cuidado, de acuerdo a las etapas de desarrollo evolutivo que estos viven, en un contexto de
flexibilidad y buen trato.
El desarrollo de estas competencias parentales, podrá ser evaluado con instrumentos
especialmente desarrollados por el equipo del proyecto o con cuestionarios estandarizados
para este efecto, como un elemento más para definir la factibilidad de egreso de un niño, niña o
adolescente que permanece en una residencia.
De igual manera, la intervención debe desarrollar una acción orientada a reconocer y fortalecer
en el niño/a, sus propias capacidades y potencialidades, en coherencia con su nivel de
desarrollo y superando los estereotipos de género. En este sentido, se espera también que el
Programa de Reinserción Familiar pueda ayudar en forma sistemática y efectiva, a que el niño/a
o adolescente atendido recupere su historia personal y familiar, que reconozca las emociones
asociadas a la situación vivida, que amplíe su comprensión de si y de las oportunidades
existentes para él, que diseñe e implemente estrategias de solución a sus problemas, resignificando el pasado y presente, al mismo tiempo que proyectando acciones hacia el futuro.
El trabajo previo de instalación debe resolver aspectos operativos y de funcionamiento práctico
del propio programa y simultáneamente de coordinación y encuadre con la o las residencias
con las que va a trabajar.
En estos proyectos se pueden considerar alrededor de cinco (5) momentos en el proceso de
intervención, los que se presentan por separado sólo con fines descriptivos, ya que en la
práctica se superponen y se retroalimentan (o surgen otros momentos tan relevantes como
estos):
1. La selección implica la recopilación de antecedentes existentes en la propia residencia
en que el niño/a o adolescente se encuentra u otros que se estimen pertinentes, éstos
debieran otorgar fundamentos para la definición individualizada de los participantes del
programa. Idealmente la residencia debiera contar con un diagnóstico de su población,
de forma que se pueda estimar el ingreso de los casos sobre información pre-existente,
que permita el análisis diagnóstico de la población vigente teniendo presente las
exigencias del proceso de reinserción sociofamiliar.
Esta primera fase de análisis consensuado entre equipos requiere de una
discriminación positiva de los ingresos de niños/as o adolescentes al Programa,
priorizando en aquellos casos que presentan indicadores de buen pronóstico (como por
ejemplo la evidencia de vinculación afectiva entre el niño/a y su familia o adulto
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responsable) con el fin de evitar la progresiva desvinculación entre ambos. Ello no obsta
la selección e incorporación de aquellos casos de mayor complejidad en que es posible
pronosticar grados de éxito.
Los criterios específicos y la incorporación de los casos propicios para el proceso
deberán quedar establecidos y registrados desde el inicio del programa, sin desmedro
de realizar las adecuaciones que se estimen durante el desarrollo del proyecto. La
selección será una actividad continua orientada por los criterios metodológicos
desarrollados anteriormente donde debe mediar la opinión del supervisor/a técnico en
casos que presenten discordancia.
2. La profundización del diagnóstico, este es el momento del primer contacto destinado
a sensibilizar a la familia para comprometer su participación y motivación respecto a
cursar un proceso de re-vinculación con sus hijos/as. Significa la presentación del
equipo de fortalecimiento familiar en conjunto con el de la residencia y el establecimiento
de las condiciones empáticas necesarias para sentar las bases del proceso de
intervención familiar. Implicará también un acercamiento informal con los niños/as o
adolescentes implicados. Se han de considerar los informes técnicos con que se cuente
u otros solicitados a profesionales del ámbito escolar o de salud, entrevistas,
observación directa de las interacciones del niño/a con su familia y aplicación de
instrumentos entre otras acciones. Es relevante trabajar desde las fortalezas del grupo
familiar, evaluando los vínculos de apego, potencialidades, discursos y actitudes
facilitadoras de la re-unificación familiar. Particularmente, integrar la opinión de los
usuarios/as.
En este momento se inicia con la evaluación de las competencias parentales, dinámicas
y recursos con que cuenta la familia. El propósito aquí es definir con la mayor rapidez y
eficiencia posible una planificación acerca de las líneas de intervención familiar a seguir
en cada uno de los casos, seleccionando y ponderando las mejores alternativas de
reinserción ya sea con su familia biológica, extensa o sustituta.
3. El Diseño de un plan de intervención en cada caso, incluye los ámbitos referidos al
niño, niña o adolescente, su familia (o adultos responsables) y comunidad.
Esta etapa considera como un pilar básico la participación y atención personalizada de
las familias y niños/as. Participación que ya se ha iniciado con la selección y
profundización del diagnóstico y que deberá caracterizar todo el proceso de intervención.
La participación es entendida no sólo como la necesaria entrega de información, sino
como la consideración de niños/as y referentes adultos como actores de su desarrollo,
de sus visiones y puntos de vista respecto del proceso de intervención que se quieren y
pueden dar, sus objetivos, compromisos y responsabilidades que les competen a los
participantes, incluidos el equipo profesional, y plazos involucrados. Todo lo anterior
implica por tanto una co-construcción del plan de trabajo familiar.
El Plan de Intervención Individual (PII) y Familiar contemplará a lo menos:
•
El diagnóstico de la situación del niño/a, debe considerar los aspectos más
relevantes relacionados con la vulneración de derechos que originó su ingreso a
un centro residencial, los factores que han generado la aparición y
mantenimiento de la situación de desprotección, los efectos en el niño/a,
evaluación de los mecanismos de riesgo y de resiliencia, necesidades evolutivas
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del niño/a y su relación con los adultos responsables, las fortalezas y aspectos
positivos que la familia o adultos presentan. Además del pronóstico del caso en
cuanto a conseguir un nivel adecuado de funcionamiento familiar que asegure la
protección del niño/a, y todo antecedente que oriente y respalde las acciones de
reunificación familiar que se propongan.
•
Objetivos del plan de intervención con el niño/a, con su familia o adultos
responsables, con la comunidad (diseño conjunto con equipo de centro
residencial).
•
Áreas de Intervención, actividades programadas y responsables de su ejecución.
•
Resultados esperados.
•
Plazos o tiempos estimados para la intervención.
4. Ejecución del plan de intervención. Esto implicará llevar a cabo y reevaluar
permanentemente la planificación realizada, con el fin de incorporar las modificaciones
necesarias en forma oportuna. significa para el equipo movilizarse, ir hacia la familia,
abordar la problemática familiar con una mirada holística que favorece y fortalece las
experiencias relacionales entre los usuarios/as. Es de máxima importancia la estrecha
coordinación que se deberá mantener con el equipo de la residencia, con el fin de
desarrollar acciones mutuas que contribuyan al éxito del Plan de Intervención. Se llevará
registro actualizado del estado de avance y resultados del PII.
Se llevará registro actualizado de las actividades esenciales desarrolladas y del estado
de avance del proceso de intervención familiar. Se estima imprescindible sostener
reuniones regulares para estudio y re-orientación de estrategias de los casos en
proceso, aparte de las necesidades o contingencias que la situación de cada caso
pudiera requerir.
5. Egreso y seguimiento del caso para evaluar la efectividad de las medidas adoptadas.
Esta etapa involucra la concreción de la decisión de reinsertar definitivamente al niño/a o
adolescente en su familia (o con el o la persona responsable de su cuidado) y/o en su
comunidad, en conformidad al cumplimiento eficaz del proceso de intervención.
Al llegar a este momento se han contemplado sucesivos acercamientos y estadías entre
adultos y niños/as, apoyados por el equipo del programa. Estas visitas, salidas o
estadías cada vez más estrechas han culminado con la decisión de alcanzar la
reinserción plena del niño/a. Es este el momento de la superación efectiva de los
efectos de la vulneración de derechos de que ha sido objeto, para avanzar
sostenidamente en el proceso de reinserción, una vez constatada la efectividad de las
acciones que han operado en tal sentido.
Exigirán también acciones seguimiento y la evaluación sistemática de los casos para
constatar la efectividad de las medidas adoptadas, las que darán cuenta de haber
revertido los déficit principales de la incompetencia parental reconocidos en la
evaluación inicial de la intervención, y haber realizado una constatación empírica,
idealmente con instrumentos de post – test, donde se pueda comparar las habilidades
desarrolladas por los adultos, situación que sustenta la presencia de condiciones
favorables para la reinserción del niño, niña y adolescente en la familia.
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El seguimiento debe contemplar una planificación especialmente diseñada para
este efecto por un período no menor de tres (3) meses ni mayor de seis (6) estable
previo al momento del egreso definitivo.
Los indicadores10 de logro para concretar esta etapa responden a las peculiaridades de
cada caso, no obstante se deben presentar como mínimo los siguientes:
a. Presencia de calidez emocional en las interacciones entre los adultos
responsables y sus niños/as o adolescentes.
b. Presencia de prácticas de socialización basadas en el buen trato por las figuras
adultas responsables, hacia el niño, niña o adolescente.
c. Presencia de condiciones materiales básicas.
d. Presencia de conductas responsables por parte de la familia para responder a
las necesidades básicas, de salud, educación y recreación de sus niños/as o
adolescentes.
e. Presencia de conductas pro-activas de los adultos pertenecientes al grupo
familiar para autogestionar los apoyos necesarios de la red.
La decisión final de egreso será consensuada entre ambos equipos y responderá a la
co-responsabilidad de los mismos, dentro del ámbito de competencias y
responsabilidades concordado.
En atención a que los niños/as son atendidos en las residencias de protección,
mediante una orden del Tribunal competente, los programas deberán mantener y
entregar la información al equipo residencial quienes tienen la responsabilidad de
informar a dicho Tribunal, respecto de la intervención familiar que se está llevando
a cabo el equipo PRF. Esto incluirá reportes de avances y resultados que
finalmente avalen la solicitud de egreso de la residencia en que el niño/a se
encuentra.
El tiempo de de permanencia en el programa de fortalecimiento familiar, puede ser variable en
cada uno de los casos dado que los ritmos en la intervención familiar pueden estar cruzados
por múltiples variables y circunstancias, teniendo en consideración lo anterior, se estima
razonable un tiempo de intervención no superior a los (18) diez y ocho meses de duración,
incluidos el seguimiento y el egreso definitivo por parte del Tribunal. Este plazo se puede
extender cuando exista justificación técnica, y un pronóstico acotado de reinserción familiar. Se
espera que esta situación sea justificada y conocida por la supervisión técnica de Sename.
10
Estos indicadores están basados en el Manual de Evaluación y Fortalecimiento de Competencias Parentales desarrollado por la
Universidad de Concepción, Facultad de Ciencias Sociales y Sename, año 2004
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IV. SOBRE EL EQUIPO DE TRABAJO
4.1 Criterios generales
Dado el carácter especializado que requiere la intervención con familias, más aún los niños/as
o adolescentes que se encuentran separados de su entorno y se aspira a restaurar una
situación grave de vulneración, es preciso contar con un equipo de profesionales con formación
y experiencia en el ámbito familiar y comunitario.
Es indispensable que este personal sea seleccionado en un proceso que permita asegurar su
idoneidad, exigiendo que las personas designadas para un cargo presenten su certificado de
título profesional o técnico según corresponda, sus antecedentes al día, y acrediten logros
curriculares en trabajo con familia. Además, deben demostrar salud compatible con el cargo, y
un perfil de competencias que develen a los menos un manejo óptimo de las relaciones
interpersonales, de la capacidad para trabajar en forma cooperativa y manejo empático de
niños/as y familias.
Importante resulta considerar que el perfil antes señalado será ponderado al momento de la
adjudicación de la propuesta y posteriormente constatado en curriculums análogos en caso de
modificarse la configuración del equipo ejecutor.
4.2 Composición
El equipo profesional podrá estar conformado por un/a director/a de proyecto profesional de las
ciencias sociales, profesionales psicólogas/os, asistentes sociales, educadores con formación
en familia, terapeutas u orientadores familiares titulados en universidades públicas o privadas.
Se podrá contar además con horas de jornadas atribuibles a personal de soporte, según sea el
funcionamiento propuesto por el programa, compartiendo espacios físicos con una residencia,
instalado en oficinas institucionales o propias del equipo externo ejecutor.
Las horas profesionales deberán ser acordes a la cobertura de atención planteada, siendo la
proporción mínima de profesionales del área social y socio-familiar de uno por cada 20 a 25
niños/as máximo y estar contratadas/os en jornada completa.
El número de familias a cargo de cada profesional y técnico de apoyo puede ser equivalente o
no al Nº de niños/as o adolescentes (se parte de la base que una familia ingresada al programa
puede contener dos o más hermanos/as al interior de la residencia).
4.3 Funciones básicas
Dentro de las funciones de este equipo se encuentra desarrollar estrategias activas y flexibles
de coordinación entre equipos, de desplazamiento en el territorio y en permanente innovación y
optimización de los recursos existentes en el medio. Corresponde al director/a responsable del
proyecto liderar las coordinaciones intra e inter-equipos y facilitar la labor entre sus integrantes,
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además de desarrollar la gestión técnico-administrativa del proyecto. Es importante que se
involucre en el quehacer profesional acompañando y realizando personalmente la intervención
técnica familiar de modo que pueda orientar y optimizar los recursos humanos y financieros
desde la práctica.
Otras funciones a desarrollar por el equipo son:
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
Elaborar el “Actas de Acuerdos” con el o los equipos de las residencias y socializarlo
con personal directivo / administrativo de los centros y Uprodes correspondientes a
través del supervisor/a técnico de Sename.
Desplazarse territorialmente hacia los /as residencias y familias con las que se va a
intervenir, incluyendo los contactos personales necesarios con las redes.
Planificar itinerarios conforme ubicación de las familias de egreso.
Elaborar el plan de intervención familiar de los casos ingresados al programa.
Coordinar reuniones, talleres o eventos con las familias y sus hijos/as.
Implementar sesiones de atención personalizada o terapéutica cuando corresponda
con miembros de la familia o con los niños/as y adolescentes.
Aplicar instrumentos de evaluación de competencias parentales u otros que se
estimen necesario.
Implementar estrategias que involucren a la figura masculina significativa en el
trabajo de reinserción familiar.
Mantener registros al día.
Registrar la información correspondiente a Senainfo
Mantener reuniones periódicas de evaluación de proceso, resultado y de los
usuarios/as e implementar las acciones prácticas que ello requiere.
Establecer contactos con las redes de sostén para la intervención familiar.
V. SOBRE EL PRESUPUESTO
Los programas de reinserción familiar subvencionados por Sename, se pagarán por sistema
combinado, es decir, por niño/a adolescente atendido a todo evento y un adicional por cada
uno/a reinsertado favorablemente a un grupo familiar estable.
Los recursos deben calcularse sobre la base asignada al programa de reinserción familiar, que
asciende a 3 USS mensual, más el factor de zona.
Adicionalmente se pagará 10 USS11 por niño/a favorablemente egresado12. Dicha suma
adicional no se incrementará por la aplicación de criterio alguno.
Valor Base
3 USS mensual
Criterio a aplicar
Zona
VI. SOBRE LOS RECURSOS MATERIALES
11
12
Unidad de Subvención Sename, reajustable anualmente según IPC.
El monto es el equivalente a 10 $ USS, este monto se paga una sola vez cuando se ha conseguido el egreso favorable es decir,
cuando el niño/a ha egresado exitosamente de la residencia y no ha reingresado a otro proyecto de igual o mayor complejidad al
cabo de 6 meses.
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6.1 Respecto del inmueble de funcionamiento
Dado que este programa puede trabajar con los niños/as y familias de una residencia de
protección correspondiente a la misma institución o trabajar con distintas residencias bajo la
administración de otra institución, los proponentes deberán explicitar claramente cuales serán
las dependencias que utilizarán para su funcionamiento. El programa tiene la libertad de
acomodar sus condiciones conforme su realidad.
No obstante los anterior, el funcionamiento del programa de reinserción familiar deberá contar a
lo menos con las siguientes condiciones mínimas:
•
•
•
•
•
•
Facilidad de acceso en términos de movilización y ubicación, favorable a los centros a los
cuales prestará servicio.
Contar con una oficina de Dirección.
Oficinas en número suficiente para desarrollar el trabajo, que permita atención
personalizada y con respeto a la privacidad de las personas.
Sala de recepción y espera,
Servicios higiénicos para público, y para el personal.
Dependencias en buenas condiciones de salubridad, seguridad, ventilación, iluminación,
calefacción y equipamiento.
6.2 Respecto del equipamiento
Se requerirá como mínimo, un computador con las siguientes condiciones: procesador Pentium IV
2.8 MGS, o equivalentes, disco duro no inferior a 20 GB, memoria mínimo 512 MB RAM u otro,
unidades de disco de 3 ½ pulgada de alta densidad y unidades lecto- grabador (opciones de
multimedia son necesarias por las características del software actual), impresora, tarjeta faxmodem, conexión con Internet que permita correo electrónico. Sistema operativo Windows 2000 o
superior, programas Office 2000 con Access incluido. Navegador Internet Explorer 6.0 o superior.
Un ADSL mínima de 512.
Teléfono, fax y correo electrónico institucional disponible a lo menos para la coordinación del
programa, el cual deberá ser informado a la Dirección Regional correspondiente.
Estos requerimientos están directamente relacionados con el cumplimiento de los registros
SENAINFO, los cuales deben permanecer actualizados.
Los estándares mínimos en materia de higiene y seguridad a considerar implican adecuarse a
normativa vigente con relación a: saneamiento básico (servicios higiénicos, servicios de
alimentación), seguridad (vías de circulación, vías de escape, señalización); servicios básicos
(instalaciones sanitarias, eléctricas y de gas, sistemas de detección de humo y combate de
incendios, extintores, red húmeda y seca cuando corresponda.
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