HERMOSILLO Ana Johnson / EXPRESO Ana Johnson / EXPRESO La joven es auxiliada para que se acueste en la tabla. “ El que viene conmigo se ahorra muchas vueltas y mucho tiempo, el ir al hospital, el comprar medicamento, no necesitamos radiografías, no necesitamos nada, es muy económico y el alivio es más rápido” Cristina se levanta y aunque dice aún sentir una molestia, el dolor insoportable que tenía, ha desaparecido. TIENE MÁS DE UNA DÉCADA ‘ACOMODANDO’ HUESOS Y MÚSCULOS Hereda oficio de SOBADOR José Salazar Quiropráctico Ya no me duele Aprendió de su padre a ‘sentir’ los dolores y hoy José es el quiropráctico de la Balderrama “ Ana Johnson / EXPRESO [email protected] Con sus manos presiona sobre la parte afectada para acomodar el hueso y dar masaje. rehabilitación física a domicilio, incluso en otras partes del estado. Se ahorran tiempo y dinero “El que viene conmigo se ahorra muchas vueltas y mucho tiempo, el ir al hospital, el comprar medicamento, no necesitamos radiografías, no necesitamos nada, es muy económico y el alivio es más rápido”, afirma. “Hay dos tipos de gente, la que sí cree y la que no cree. La que sí cree viene conmigo, y la que no, va al médico y batalla, y la operan. Pero la gente que no quiere batallar pues viene aquí y se alivia”, expresa José, el quiropráctico de la colonia Balderrama. Tienen quiroprácticos sus límites: Villegas “ Es un trabajo muy necesario para personas con lesiones no complicadas. Un quiropráctico sabe que si tiene duda con un caso, vale más mandar al paciente a un servicio de rayos X, que comprometerse a meter mano a algo que no está seguro si es fractura o nada más una lesión muscular”, opinó el doctor Luis Fernando Villegas Encinas. El médico general particular, quien también se desempeña en el Centro de Salud Lomas de Madrid, de la Secretaría de Salud, señaló que incluso él mismo recomienda a sus pacientes que visiten al quiropráctico. “Hay muchos tipos de pacientes a los cuales yo les digo que vayan con uno, pero el quiropráctico tiene sus límites, sabe hasta dónde Práctico meterse”, señaló el galeno. Opinó que no existen posturas antagónicas entre la ortopedia y la quiropraxia. “Incluso el ortopedista tiene algo de quiropráctico, y algunas técnicas que usan los médicos especialistas en medicina física y de rehabilitación, las usan los quiroprácticos”, indicó el médico general, egresado de la UNAM en 1984. Una paciente de 60 años le pregunta al doctor - Verá, cuando subo una pendiente me fatigo muchísimo, ¿qué me aconseja tomar? Y el médico dice: - Un taxi, señora. “ Sí hay charlatanes, pero a mí me dio confianza (el quiropráctico), las manos tienen mucho qué decir, porque ‘orita’ no me podía ni voltear sola del dolor” Cristina Alvarado Chávez Vecina de la colonia 4 de Marzo Ana Johnson / EXPRESO Me siento bien, muy a gusto, ya no me duel e”, manifestó Cristina Alvarado Chávez, de 30 años, quien desde hace cuatro años sufre de dolor en la columna vertebral, provocado por un cuadro de leucemia con artritis reumatoide. “Sí hay charlatanes, pero a mí me dio confi anza (el quiropráctico), las manos tienen mucho qué decir, porque orita no me podía ni voltear sola del dolor”, manifestó Cristina, quien vive en la colonia 4 de Marzo. “Ya me había atendido con otro (quiropráctico) pero no me funcionó, me dejó igual”, señaló la paciente, quien supo de José Salazar “porque me dijo un taxista”. “Orita vengo de con el doctor y no me dijo nada, nomás vio la radiografía y fue todo, y me dijo que volviera en dos semanas (...) pero los estudios están muy caros, y el Seguro Popular no me cubre nada de eso, recetas, consulta, ni medicamentos”, explicó. Por Abraham Espinoza Dentro del pequeño cuarto pintado de azul, hay una una cama individual con una almohada, en la cual Cristina Alvarado Chávez, de 30 años, está recostada boca abajo quejándose y llorando por un dolor de cintura con el cual lleva cuatro años “batallando”. José Salazar Castelo, pasa su mano por la espalda baja de Cristina buscando una respuesta a través del tacto, mientras levanta su cabeza y mira fijamente al techo del cuarto con una expresión de reflexión en su rostro: José lleva 13 años “acomodando huesos”, lo cual le ha dado fama como el “sobador” de la colonia Balderrama. El quiropráctico de 35 años de edad, heredó el conocimiento de manera oral y empírica de parte de su padre, Alonso Salazar Pico, un popular “sobador” que atendía en Cuernavaca y Nogales, quien ya falleció. Hoy, el quiropráctico atiende por 100 pesos la consulta, a un promedio de 8 a 10 personas diarias en su consultorio ubicado en Naranjo y José Carmelo, lugar en donde practica la quiropraxia desde hace 5 años. “Aquí atiendo diariamente lastimaduras de cintura, hombros, brazos, rodillas, todo lo relacionado con los huesos y todo lo muscular que sean nervios (...) este es un trabajo manual, todo se hace con las manos, se acomodan los huesos o los nervios, según el caso”, explica el quiropráctico, quien inició esta práctica cuando tenía 22 años. “El alivio es rápido porque es contacto directo, si queda bien “de volada” se siente el alivio a los 10 ó 15 minutos. Si es hueso, el alivio es inmediato, y si es muscular no es inmediato porque queda un pequeño dolor, pero el alivio básicamente es rápido”, señala José en su consultorio, al cual también atiende a gente proveniente del extranjero. En las paredes del cuarto, están expuestos una serie de dibujos ilustrativos de los huesos y el sistema nervioso del cuerpo humano. El quiropráctico realiza una serie de movimientos y estirones en las piernas de Cristina. José presiona fuertemente con sus dos manos la cintura de la paciente, lo cual provoca un pequeño sonido semejante a un tronar de dedos. La paciente llora de dolor. “Es hueso, nunca se le iba a quitar el dolor, nomás se lo estaban calmando (los doctores) con las pastillas”, asegura el quiropráctico, quien fuera de su consultorio, da terapias de E X P R E S O 7B Martes 27 de Julio de 2010