¡Es Catalunya, estúpidos!

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22 CAMPUZANO_42-43 LEGUINA.qxd 08/09/16 20:01 Página 22
TRIBUNA
Por Carles Campuzano*
¡Es Catalunya, estúpidos!
S
in abordar de cara la
cuestión catalana no
hay gobernabilidad en
España. Esa debería ser
la lección aprendida por los partidos de ámbito estatal después de
dos intentos fracasados de investir
a los candidatos Sánchez y Rajoy,
y ante la desastrosa perspectiva de
una nueva e inaudita repetición
electoral. Y es que, ciertamente, el
peso de la agenda catalana expresada por los diputados catalanes
en el Congreso no es nada menor.
De entrada, el peso de la delegación catalana en el Congreso es relevante. Los catalanes elegimos 47
diputados. Somos la delegación
más importante del Congreso, después de la andaluza. Y además, de
estos 47 diputados, 29 defendemos
el derecho a decidir de los catalanes, pero es que 36 diputados (lo
que representa el 76%) exigimos
un cambio radical de las políticas
del PP en materia de autogobierno, después de cinco años de contrarreforma constitucional encubierta, que ha llevado a cabo la
mayoría absoluta del PP a través
de un vasto proyecto recentralizador y del control financiero de las
Comunidades Autónomas.
Todo ello ocurre en un escenario parlamentario fragmentado, como nunca en la historia de la democracia posfranquista, sin mayorías, que necesariamente obligan
al pacto y que otorgan a las minorías catalanas del PDC y ERC, junto a las minorías vasca (PNV) y valenciana (Compromís) una fuerza
clave y decisiva. No es ninguna novedad. Desde 1977, los partidos de
ámbito catalán y vasco han sido determinantes. A menudo, lo han sido más allá de la aritmética. Sin lu-
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EUROPA PRESS
gar a dudas, durante los primeros
años de la Transición, donde estaba muy claro que sin el reconocimiento del autogobierno para Catalunya y Euskadi no habría democracia en España. Y hoy lo vuelven
a ser, guste o no, a pesar de la irrupción de Podemos y Ciudadanos. El
conjunto del sistema español, político y mediático, parece querer
ocultarlo, pero la realidad es muy
tozuda. Y la realidad española es,
en términos políticos, o sea, como
expresión de una realidad social,
tremendamente plural en lo nacional, reflejando ello en una determinada agenda, que algunos quieren llamar “territorial”. Operar políticamente obviando esa realidad
es ciertamente falaz y lleva al bloqueo de la política española. En España la política, sí o sí, incorpora
esa dimensión. Es consustancial a
la historia y a la realidad social.
Pero es que, además, la cuestión
no es simplemente aritmética. No
es un problema que los números
no salgan y falten unos pocos votos para alcanzar la mayoría absoluta. La cuestión es de fondo y
vuelve a tener que ver con la realidad. El peso de Catalunya en el
conjunto del Estado español es
12–18 de septiembre de 2016. nº 1167
¿Alguien cree
posible
gobernar
España contra
el deseo
mayoritario
de los
catalanes y
contra las
instituciones
de Catalunya?
No es tan sólo
irreal, sino
que es
simplemente
estúpido…
principal: el porcentaje de PIB más
alto, que representa el 20% del PIB
español, un 16% de la población,
cerca del 30% de las exportaciones de productos industriales, el
25% del gasto de los turistas extranjeros, el 25% del total de las
exportaciones… Y además está la
lengua, la cultura, la voluntad real
de autogobierno en mayúsculas
que tiene Catalunya y que no existe o tiene mucho menor pulso en
otros territorios ¿Alguien cree posible gobernar sin tener en cuenta
esa realidad? ¿Alguien cree posible gobernar España contra el deseo mayoritario de los catalanes y
contra las instituciones de Catalunya? No es tan sólo irreal, sino
que simplemente es estúpido…
Es tiempo para la política de verdad, aquella que aspira a encauzar
y resolver los conflictos sociales por
la vía del diálogo y el acuerdo. De
nuevo, el escenario político nos da
a todos la oportunidad de hacerlo.
Debemos aprovechar las oportunidades y rehacer los puentes que nos
permitan avanzar. Desde el PDC,
en los debates de investidura que se
han celebrado durante estos meses
hemos tendido la mano para el
acuerdo con el Partido Socialista y
Podemos. Y vamos a trabajar en ello
a fondo. Sin maximalismos de ningún tipo, pero sin renunciar a nuestros legítimos principios y a nuestros compromisos adquiridos ante
quienes nos votaron.
España no puede impedir que
los catalanes decidan su propio futuro, y los catalanes no vamos a
renunciar a la imperiosa necesidad del acuerdo para resolver los
conflictos. ●
* Diputado del Partit Demòcrata Català en el
Congreso de los Diputados
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