el ciego de betsaida: marcos 8, 22-26

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SHERMAN E. JOHNSON
EL CIEGO DE BETSAIDA: MARCOS 8, 22-26
Este relato sobresale entre las narraciones de curación, conservadas por Marcos,
porque es el único en todo el NT que presenta a Jesús haciendo un milagro que no tiene
éxito en el primer intento. Junto con 7, 31-37 son los únicos milagros recogidos por
Marcos que Mateo y Lucas omiten, por considerar irrelevantes las insólitas técnicas de
curación y el fracaso inicial en la curación del ciego. Lo más probable es que esta
perícopa haya sido suprimida porque Marcos la relaciona tan estrechamente con l a
ceguera de los discípulos, tema que no cuadra con las intenciones de los otros
sinópticos. Antes de discutir el motivo por el que Mc coloca esta perícopa en el
Evangelio y su relación con el tema de la ceguera-visión, el autor analiza la aportación
redaccional de Marcos en el relato.
Mark VIII. 22-26: The blind man from Bethsalda, New Testament Studies, 25 (1979/80)
370-383
I. TRADICION Y REDACCIÓN
A. Mc 8, 22ª
La descripción de la entrada de Jesús y su séquito en Betsaid a (8, 22a) es una
introducción marcana a la perícopa. Marcos usa frecuentemente el presente histórico
para describir la actividad de Jesús.
La mención de Betsaida como lugar del incidente se debe a Marcos, pues aumenta la
tensión entre la tradición y la redacción. Parece que el v. 22a se refiere a Betsaida Julia,
cercana a Cesarea de Filipo. No era un pueblo (8, 23.26), sino una ciudad bastante
grande (Lc 9,10; Jn 1,44; Josefo B.J. 2,515). Probablemente, en la perícopa tradicional
se hablaba de una "aldea" sin especificar ni el momento ni el lugar del milagro.
Marcos la pone aquí debido a la información poco consistente que da sobre el itinerario
de Jesús a lo largo de los capítulos 6-8. En 6,45 los discípulos se embarcan hacia
Betsaida, pero en el v. 53 desembarcan en Genesaret. Betsaida no vuelve a ser
mencionada hasta 8, 22a, cuando Jesús y los discípulos acaban el viaje comenzado en 8,
13. Este problema es más un procedimiento redaccional que un reportaje histórico. Hay
quien opina que la mención de Betsaida (6,45) es premarcana, mientras que 6, 53 sería
el final original de 6, 35ss. El conflicto surgió cuando Marcos insertó 6, 45ss (que serían
independientes en la tradición) entre 6, 44 y 6, 53 sin tener presente la dificultad creada
por la mención de Betsaida en 6, 45. Además, la falta de armonía entre los dos
incidentes demostraría que Marcos los unió. Aunque esta interpretación sea interesante,
no es posible que Marcos haya unido 6, 35ss y 6, 45ss, puesto que Jn 6, 16ss indica que
la multiplicación de los panes y el relato de Jesús andando sobre las aguas estaban ya
unidos en la tradición. Además, no se ve por qué Marcos mantendría la información
geográfica de 6, 53, una vez separado de su contexto original. Lo más plausible es que
la mención de Genesaret formaba parte originalmente de una perícopa separada y que,
aunque los vv. 53-56 ofrecen indicios redaccionales, están construidos sobre una
tradición general que describía el ministerio de Jesús en aquella región. Marcos inserta
aquí este sumario (a pesar de que choca con 6, 45) para que el entusiasmo de la multitud
pueda contrarrestar la actitud de los líderes judíos en 7, 1ss. Incluso es posible que
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Marcos quiera contrastar la actitud de la gente con la de los discípulos: éstos no creen
que Jesús pueda proporcionar pan suficiente, y no le reconocen cuando camina sobre las
aguas. En cambio, la gente le reconoce inmediatamente (v. 54) y comprende que El
puede colmar sus necesidades.
Las citas geográficas de 7, 1-8, 21 indican que Marcas se interesa más por los temas
teológicos que por establecer un itinerario coherente para Jesús: no se menciona el lugar
de la discusión de 7, 1ss; Jesús se dirige al mar de Galilea (erróneamente situado en
medio de la Decápolis, 7, 31) desde Tiro vía Sidón; no se menciona el lugar de 8, 1ss;
en 8, 10 Jesús se embarca hacia una región muy general llamada Dalmanuta, y en 8, 11
los fariseos parecen venir de no se sabe dónde. En 8, 22a Marcos acaba artificialmente
el tortuoso viaje, descrito en los capítulos 6-8, insertando una mención de Betsaida. Así
como la primera multiplicación de los panes terminó con la partida hacia Betsaida,
también la segunda multiplicación y los hechos consiguientes acaban cuando Jesús y los
discípulos desembarcan allí. Me 8, 22-26 es el colofón de la predicación itinerante de
Jesús. Después sólo realiza tres milagros más, disminuye su contacto con la gente para
dedicarse a la instrucción de los discípulos. Después de 8,22-26, el camino de Jesús
tiene una clara meta: Jerusalén y la cruz.
B. Mc 8, 26
Para determinar la comprensión marcana de este verso debemos considerar: 1) ¿Cuál es
la lectura correcta? 2) ¿ El v. 26 es de Marcos o tradicional? 3) ¿Tiene alguna relación
con el secreto mesiánico"?
1) Aunque hay varias variantes, la lectura del texto que se debe preferir es "no entres en
el pueblo".
2) Muchos suponen que v. 26 es una inserción de Marcos. Pero podría ser la conclusión
tradicional de la perícopa, dado que continúa el mismo tema.
Muchos creen que el v. 26 está influido por el "secreto mesiánico", pero, la oración "no
entres siquiera en el pueblo" no corresponde a las órdenes de silencio que hallamos en el
Evangelio, que a menudo van precedidas por hina (para que): 1,25.34.44; 3,12; 5,43;
7,36; 8,30; 9,9. En muchos de los relatos de curación, Marcos o bien subraya la
admiración de la gente que vio el milagro (1,27; 5,20; 7,36; cfr. 5,40) o menciona el
deseo del curado de proclamar su experiencia (1,45; 5,20). Sin embargo, en 8,22-26
Marcos no muestra interés alguno en la reacción del ciego o de los que se o trajeron a
Jesús. Esta narración difiere de los otros relatos de curación, ya que es más que una
simple descripción de un milagro: es una presentación simbólica de la curación de la
ceguera humana, por Jesús. Más abajo estudiaremos la naturaleza de la interpretación
simbólica que Marcos da a la perícopa.
C. Mc 8, 22b-25
Versos tradicionales. No se ve la mano redaccional de Marcos. La ausencia de su
vocabulario indica que Mc debe haberlos reproducido tal como los encontró en su
fuente. Aunque pálin (de nuevo) es una palabra marcana, no podemos atribuirla a la
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mano de Marcos en el v. 25 ya que es una parte esencial de la narración: Jesús tiene que
volver a imponer las manos al ciego para que pueda ver bien.
Una comparación del vocabulario y del estilo de 8, 22b-25 con 7,32-35 indica que estos
relatos de curación estaban ya unidos en la tradición premarcana: fueron compuestos
por el mismo autor o por la misma comunidad cristiana. Tal vez tenían una conclusión
similar a 7,37b y la Iglesia primitiva los usaba para mostrar cómo Jesús realizó las
profecías de Is 35,5s.
D. Lugar en el Evangelio
Se suele afirmar que la posición de 8,22-26 en la estructura del Evangelio se debe a la
tradición premarcana, donde el relato era parte de un duplicado de los mismos hechos o
al menos de unos ciclos paralelos que comparan hechos semejantes. Aunque los
paralelos entre 6,32-7,37 y 8,1-26 parecen evidentes a primera vista, un examen
minucioso revela enormes diferencias y demuestra que en estos versos, Marcos ordena
libremente los materiales tradicionales para tratar los temas que cree importantes.
El tema de 8,22-26 es fácil de descubrir. La unión de este pasaje con 8,14-21 indica
claramente que Marcos amplía la tipificación de la ceguera de los discípulos que
comenzó ya en 4,1-34. La situación de la perícopa es importante pues aparece en el
punto crucial del Evangelio. Mc 8,27-9,1 ocupa el centro del Evangelio. Con la
confesión de Pedro y el anuncio de la pasión, Marcos comienza la segunda parte. Hay
una especie de relación simbólica entre la curación del ciego y la confesión de Pedro:
8,22-26 hace de puente entre las dos mitades del Evangelio, enlaza la presentación de
los discípulos en 8,14-21 y 8,27ss. No hay acuerdo general sobre la naturaleza exacta de
esta relación simbólica (cfr. II infra), por eso conviene estudiar la terminología de la
perícopa para descubrir cómo entendió Mc este relato.
II. LA TERMINOLOGÍA DE LA CEGUERA-VISIÓN. SU SIGNIFICADO PARA
MARCOS Y SU IGLESIA
A. Análisis terminológico
El comienzo del proceso de curación lo describe el v. 23b, donde se dice que Jesús
aplica saliva a los ojos del ciego y le impone las manos. Aunque omma (ojos) sale dos
veces en el NT (aquí y en Mt 20,34), es usado en los
LXX para traducir el ain (Pr 6,4; 10,26; 23,5; Sb 11,8; 15,5). En Pr 7,2 es usado
metafóricamente (la pupila de los ojos). También es frecuente en el griego clásico.
Una vez aplicadas las técnicas de curación Jesús pregunta: "¿Ves algo?". Aunque la
respuesta del hombre es torpe en griego, su significado es claro: puede ver, pero su
visión es borrosa. Jesús debe tocarle una segunda vez (v. 25).
La respuesta del ciego (v. 24a) es introducida por " y habiendo levantado los ojos
decía". Anablepô significa "levantar los ojos", pero aquí describe el momento en que el
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hombre recupera su vista (Lagrange). Esto queda confirmado por el uso de anablépô en
el NT, los LXX, el griego clásico y los Santos Padres:
En Lc 19,5 y 21,1 y en Mc 16,4 significa "mirar arriba". En Mc 6,41 par; 7,34: "alzar
los ojos en oración". Con referencia a la ceguera, significa "recuperar la vista" (Mc
10,51s; Mt 20,34; 9,5 etc.).
En los LXX traduce diferentes verbos y tiene tres significados.
1. "Mirar hacia arriba, levantar los ojos": Gn 13,14; 18,2.
2. "Mirar al cielo, a lo alto, a Dios": Gn 15,5; Dt 4,19.
3. "Recuperar la vista" (con referencia a la ceguera): Is 42,18; To 11,8.
Unos significados parecidos tiene el uso de anablépô en el griego no bíblico.
El resultado de este análisis es que anablépô, con referencia a la ceguera, significa
"recuperar la vista", no "levantar los ojos", y que en Mc 8,24a describe la recuperación
parcial de la vista del ciego. En v. 25 (Jesús vuelve a tocar los ojos del ciego) se usan
dos verbos diferentes para describir la recuperación de la vista. Este significado queda
confirmado por su uso en el NT y en la literatura griega:
Diablépô (empezar a fijarse) no se encuentra en los LXX. Sólo tres veces en el NT. En
Mt 7,5 y Lc 6,42 significa "ver con claridad". En el griego no-bíblico tiene dos
significados afines:
1) "Mirar atento, fijamente" y, 2) "Distinguir, ver claro".
En Mc 8,25 dièblepsen contrasta la visión clara del hombre, después de la segunda
imposición de manos, con la visión imperfecta del v. 24. En el v. 25 el hombre mira
atentamente y con claridad lo que antes veía borroso. El uso del aoristo indica el
momento en que su vista queda restaurada completamente.
Las palabras "y quedó restablecido y lo veía todo claramente" completan la descripción
de la recuperación del hombre. En los LXX el verbo emple ado aquí para "ver"
(emblépô) traduce palabras que suelen significar "ver". En el griego no-bíblico puede
significar:
En Marcos emblépô tiene siempre un significado intensivo que conserva el matiz de la
preposición "en": una visión "hacia dentro" por la que podemos comprender a una
persona o situación al primer golpe de vista. En 9,21, p. Ej., Jesús intuye el modo de ser
del joven rico y, mirándole, le ama. En 10,27, Jesús acoge a sus discípulos, aturdidos
por su enseñanza sobre la dificultad de entrar en el Reino, con una penetrante mirada de
quien puede ver el corazón humano y sentir que están preocupados por la sinceridad de
su compromiso. Emblépô significa este mirar intuitivo en 14,66: la criada del sumo
sacerdote ve a Pedro calentándose y mirándole, conoce que es seguidor de Jesús. Vemos
un uso semejante en los otros evangelios: Mt 19,26; Lc 20,17; 21,61; Jn 1,36.42. Los
textos joaneos ilustran el uso intensivo de emblépô: en 1,36 Juan B. ve a Jesús y le
llama Cordero de Dios; en 1,42 Jesús mira a Simón y le pone el sobrenombre de Cefas.
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Este análisis confirma que la expresión " lo veía todo claramente" no es una mera
repetición de "empezó a distinguir". El tiempo empleado (aoristo) primero ("empezó a
distinguir") describe el momento de la recuperación de la vista: todo lo ve claro. El
imperfecto "y, lo veía" indica que su visión será una experiencia continuada: va
viéndolo todo con claridad.
B. El tema de la ceguera
Marcos ha situado esta curación en dos fases (8,22-26) en el centro del Evangelio para
seguir el tema de la ceguera- visión, dando una interpretación simbólica que enlace las
dos partes de su Evangelio. La historia de la redacción afirma que el Evangelio más que
una información biográfica sobre la vida de Jesús es una respuesta a las necesidades de
la Iglesia de Marcos. El contexto de 8,22-26 muestra cómo Marcos aplica la imagen de
la ceguera a la situación de su propia comunidad, ya que el milagro está intercalado
entre dos pasajes centrales que describen la ceguera de los discípulos. Marcos quiere
hacer un paralelo entre la miopía de los discípulos y la ceguera espiritual de sus propios
contemporáneos.
El tema de la ceguera de los discípulos está presente en todo el Evangelio, pero tiene su
centro en 8,22-26. En 8,14-21 por causa de la incredulidad y cerrazón de los discípulos,
Jesús les aplica la crítica reservada a los "de fuera" (4, 10-12) y a los enemigos (3,5;
pero cfr. 6,52). El duro lenguaje de 8,15-18, junto con el pasaje precedente (8,11-13),
advierte a los discípulos, y por tanto a los lectores de Marcos, que una prolongada falta
de percepción podría causar una ceguera total como la de los fariseos que no quieren
ver. El capítulo de las parábolas (4, 1-34) advierte a los lectores que no estén tan
seguros de su posición de ser de "los de dentro". Estos pueden ser como "los de fuera"
cuando se trata de la comprensión del Reino de Dios (4,1113). Los relatos del mar
(4,35ss y 6,45ss) vuelven a describir los peligros del "ver" y del "no- ver". El poder de
Jesús de calmar el viento y las olas produce oleadas de temor más que de calma y
motiva a los discípulos a que se pregunten quién es El (4,41s). 6,45ss presenta el retrato
de los creyentes que no reconocen a Jesús en: las dificultades porque no le buscan.
Aunque le ven (v. 49) creen que es un fantasma.
A pesar de todas estas advertencias de Marcos, su intención es más pastoral que
polémica. Los estudios recientes que intentan demostrar que Marcos pretende
desacreditar a los discípulos o combatir una cristología del theîos aner ("hombre
divino"), predicada por los herejes de su Iglesia, no son convincentes pues no llegan a
ponderar suficientemente los aspectos positivos del tema de la ceguera y de la visión.
Los discípulos han de contrarrestar a los herejes en el Evangelio; el hecho de que
reciban una enseñanza especial y la misión de expulsar demonios indica que son los
precursores de la Iglesia, que ha recibido estos dones. Los discípulos han de ser guiados
por el Espíritu Santo. Serán los responsables de la proclamación del Evangelio. Me
8,22-26, con otros pasajes (4,21-25.26-32.34; 10,46-52), muestra de un modo positivo
la presentación de la ceguera de los discípulos, porque después de una severa censura en
8,11 comunica una clara palabra de esperanza: tal como la segunda imposición de
manos (8,25) restablece la vista al ciego, así Marcos cree que se corregirá la borrosa
visión espiritual de su Iglesia, que acabará por verlo todo con claridad. Y su nueva
visión interior será una experiencia continuada. El poder de Jesús de curar en 8,22-26,
apunta a una realidad más importante: el Cristo resucitado curará la ceguera espiritual
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de todos los que le seguirán. Un examen de la comprensión simbólica de Marcos de este
pasaje manifestará la naturaleza de la ceguera de su Iglesia y el modo como cree Marcos
que recuperará la visión.
C. Posiciones exegéticas
Los exegetas aceptan que la clave de la comprensión marcara de 8,22-26 se halla en su
relación con 8,27ss, pero discrepan en la naturaleza exacta de su significado.
1. Lightfoot subraya la construcció n paralela de las dos perícopas y sugiere que la
pregunta de Jesús en 8,23b y la respuesta del ciego son análogas a la encuesta de 8,27b
y a la respuesta de los discípulos en v. 28. La segunda imposición de manos
corresponde a la segunda pregunta de Jesús (8,29a) y la recuperación de la vista es el
paralelo de la confesión de Pedro (8,29b); 8,26b es comparado a la reprensión de 8,30.
Richardson amplía este simbolismo: "El ciego de Betsaida es Pedro, cuyos ojos fueron
abiertos en Cesarea de Filipo".
2. 8,22-26 muestra los esfuerzos de Jesús por abrir los ojos de los discípulos a la verdad
de su persona. La confesión de Pedro de que Jesús es el Mesas manifiesta que Dios, a
través de Cristo, abre sus ojos a la verdad en la segunda parte del Evangelio (8,2710.46) (Nineham).
3. Antes de 8,27ss, los discípulos no conocen quién es Jesús, pero después de la
confesión de Pedro, las escamas caen de sus ojos y le reconocen como el Cristo. Su
fracaso para comprender la identidad de Jesús acaba ahora, pero comienza su
incapacidad de comprender la pasión de Jesús (8,32ss) (Kuby).
4. Best recalca que 8,27ss marca un paso de la ceguera a la "media visión": Pedro en
8,27-30 no "ve" del todo; no acepta que la mesianidad de Jesús pase por su pasión y
muerte. Será necesaria la resurrección para que Pedro quede completamente
restablecido.
Respuesta a estas posiciones
A pesar de la variedad y profundidad de estos análisis ninguno es satisfactorio.
1. La confesión de Pedro no es análoga a la segunda fase de la curación cuando el
hombre lo ve todo claro. 8,31s afirma que esta visión no es perfecta. Pedro ve sólo
parcialmente; no quiere aceptar que Jesús debe sufrir, morir, y resucitar.
2. La segunda mitad del Evangelio no revela un avance en la comprensión de los
discípulos acerca de la persona y misión de Jesús. Después de 8,27ss no alcanzan a
comprender las otras predicciones de la pasión (9,30ss; 10, 32ss), y en 9,6 son incapaces
de comprender su glorificación. 9,19. 38 expresa la dificultad que tienen en el campo
misional. En 9,35 ss Santiago y Juan se disputan los sitios de honor en el Reino. Pedro y
los discípulos son incapaces de velar con Jesús en el huerto y acaban negándole.
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3. No es del todo válido distinguir entre el Pedro que reconoce a Jesús como el Cristo y
su posterior fracaso para comprender la necesidad de la pasión. La construcción de
Mc 8,27-9,1 indica que estas ideas son inseparables. No podemos conocer a Jesús como
Mesías sin reconocerle como el Señor sufriente y resucitado. 8,31 no es la primera vez,
en Marcos, que los discípulos interpretan mal el logos de Jesús sobre la pasión que se
avecina. Dado que el Evangelio de Marcos es una narración de la pasión con prólogo
extenso, se supone que el contenido de su predicación se daba ya desde el comienzo
(2,4; 4,1-34). El pasaje de 8,27ss es el punto crucial del Evangelio, porque la confesión
imperfecta de Pedro y las predicciones de la pasión ponen en evidencia el problema que
había desde el principio: la ceguera espiritual, como falta de comprensión de la Palabra
de Jesús y de seguimiento por el camino del sufrimiento. Este tema abre la segunda
parte del Evangelio que revela el significado del Reino de Dios y finaliza con la cruz y
la resurrección.
4. La confesión de Pedro corresponde a la primera fase de la curación en 8,23s. Pero
8,29 no señala el momento en que la ceguera ha cambiado en "media visión". A lo largo
de Mc 1-8, Marcos da por supuesto que tenían una visión parcial. Mientras los "de
fuera" sufren una ceguera total, los discípulos y la Iglesia de Marcos han sido llamados
a ver. Marcos no especifica el momento en que se abren los 'ojos de los discípulos. Tal
vez cuando les llamó Jesús a seguirle (1,16ss; 3,13ss), les dio el poder de predicar y
expulsar demonios en su nombre y les dio el misterio (4,11).
Captaremos mejor la relación simbólica que Marcos establece entre 8,22-26 y 8,27ss si
entendemos que la visión imperfecta del hombre en el v. 24 corresponde a la
comprensión de los discípulos tal como en vv. 30 y 33 los reproches de Jesús son
similares a los de otros pasajes del Evangelio donde se corrige la ignorancia y la falta de
fe de los discípulos (4,13.40; 7,18; 8,17b.21; 9,19). En 8,27ss se reprocha a los
discípulos el que todavía no conozcan quién es Jesús, a pesar de toda la enseñanza
particular que han recibido. La confesión incorrecta de los discípulos lleva a Marcos a
mostrar cómo Jesús no tiene que ser proclamado y le da la oportunidad de llenar el
título "Cristo" con su propio contenido. Los reproches de v. 30 y v. 33 son parecidos al
de 9,9, donde se manda callar a los discípulos por su miedo (v. 6) y porque no
comprenden el logos de Jesús (v. 10). Así Marcos deja bien claro que ni los discípulos
ni la Iglesia debieran predicar el Jesús glorificado si no le asocian con el Hijo del
Hombre que sufre, muere y resucita (9,9.12).
Conclusión
La interpretación marcara de 8,22-26 podemos sintetizarla así: a lo largo del Evangelio
los discípulos sólo tienen una visión espiritual imperfecta. Será preciso que tengan un
segundo contacto con Jesús (la resurrección) antes de que puedan ver claramente.
Marcos describe la ceguera parcial de los discípulos partiendo el Evangelio en dos
mitades para hacer una comparación entre la miopía de su Iglesia y la visión deficiente
de los discípulos y también para estimular a los cristianos inmaduros. "El Evangelio,
dice Marcos, es difícil de comprender y tú no eres el único que no llegas a comprender a
Jesús. Incluso sus propios discípulos no comprendieron del todo sus milagros y su
enseñanza". Durante la vida terrena de Jesús sólo tuvieron media visión. Pero vieron
claro después de la resurrección cuando recibieron al Espíritu Santo (13,11). Estos
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mismos discípulos fundaron con éxito la Iglesia de la que Marcos y sus lectores forman
parte. Marcos sabe que así como el ciego y ol s discípulos recobraron totalmente su
visión, su Iglesia se recuperará de su ceguera espiritual. Su miopía se tornará visión
cuando comprendan el logos de Jesús sobre el significado del seguimiento y su
enseñanza acerca de su pasión, muerte y resurrección, "Verán claramente" cuando
experimenten la presencia de Cristo resucitado con más densidad en sus vidas.
Tradujo y condensó: IGNASI RICART
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