ORIGINAL Valoración de la formación de postimágenes mediante una nueva aplicación informática en pacientes con neuropatías ópticas desmielinizantes Héctor Fernández Jiménez-Ortiz, José Alberto Reche-Sainz, Beatriz Villarrubia-Torcal, Nicolás Toledano-Fernández, Susana Perucho-Martínez Introducción. En las neuritis ópticas se afecta, entre otras funciones visuales, la percepción del color. La mayoría de las pruebas existentes para evaluar discromatopsias se basa en evaluar el matiz, pero no se ha estudiado clínicamente la formación de postimágenes en la retina en estos pacientes. Servicio de Oftalmología. Hospital Universitario de Fuenlabrada. Fuenlabrada, Madrid. Objetivo. Evaluar la discromatopsia adquirida en las neuritis ópticas desmielinizantes mediante la formación de postimágenes en la retina. Correspondencia: Dr. Héctor Fernández JiménezOrtiz. Servicio de Oftalmología. Hospital Universitario de Fuenlabrada. Camino del Molino, 2. E-28942 Fuenlabrada (Madrid). Sujetos y métodos. Estudio observacional, transversal, de casos y controles. Los casos son pacientes con al menos un episodio de neuritis óptica y esclerosis múltiple confirmada. Se seleccionó un control sano por cada caso, emparejado por edad y sexo. La variable principal es la capacidad de ver postimágenes tras saturar los fotorreceptores retinianos. Para evaluar dicho fenómeno se desarrolló una aplicación informática específica. Resultados. La muestra comprende 30 casos y 30 controles (63% mujeres; edad media: 33 años; rango: 18-48 años). Los casos mostraron menor probabilidad de ver la postimagen (el 36,6% de los casos y ningún control no veían postimagen) y, en caso de verla, una menor permanencia de ella. La curva ROC muestra una sensibilidad del 86,3% y una especificidad del 83,3%. La odds ratio era de 5 (intervalo de confianza al 95%: 2,21-11,3) para la probabilidad de ver la postimagen en los controles frente a los casos. Conclusiones. Los pacientes con al menos un episodio de neuritis óptica presentan una menor capacidad de observar post­ imágenes, por lo que la prueba es útil para la evaluación y el seguimiento del daño funcional en neuropatías ópticas desmielinizantes. Palabras clave. Células fotorreceptoras. Células ganglionares de la retina. Discromatopsia. Esclerosis múltiple. Ilusión óptica. Neuritis óptica. Introducción La neuritis óptica (NO) se define como una inflamación del nervio óptico [1]. Presenta mayor incidencia en las mujeres (ratio 1,5:1,3) [1], edad media de 20-50 años, raza caucásica y latitudes altas [2-4]. Cursa con dolor retroorbitario con los movimientos oculares, defecto pupilar aferente relativo, pérdida de la sensibilidad al color (discromatopsia), defectos en el campo visual y disminución de la agudeza visual [5,6]. Puede afectar tanto la porción anterior como la posterior del nervio óptico [7]. La NO desmielinizante es la que se presenta en pacientes con esclerosis múltiple [8]. La exploración oftálmica incluye la tomografía de coherencia óptica, que se considera un buen predictor del riesgo de progresión de la esclerosis múltiple, tanto del daño oftalmológico como del sistémico [9], y se ha asociado a las alteraciones en la neuroimagen y el líquido cefalorraquídeo [10]. Tam- www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344 E-mail: [email protected] Aceptado tras revisión externa: 08.06.16. Cómo citar este artículo: Fernández Jiménez-Ortiz H, Reche-Sainz JA, Villarrubia-Torcal B, Toledano-Fernández N, PeruchoMartínez S. Valoración de la formación de postimágenes mediante una nueva aplicación informática en pacientes con neuropatías ópticas desmielinizantes. Rev Neurol 2016; 63: 337-44. © 2016 Revista de Neurología bién es de utilidad el campo visual, que permite conocer el umbral de sensibilidad para diferentes localizaciones topográficas de la retina [11]. La discromatopsia es un síntoma característico, constante y residual. Consiste en la percepción de los colores menos brillantes y se evalúa mediante pruebas diseñadas para discromatopsias congénitas y no validadas para NO, como las pruebas de Ishihara, Farnsworth [12], Shalgren [13] o el Cambrid­ ge Color Test [14], etc. Nuestro grupo se planteó desarrollar una prueba para evaluar discromatopsias en la NO que mejorara las prestaciones de las existentes, reduciendo costes y tiempo. Los tres componentes del color (matiz, saturación y luminosidad) permiten distinguir y reproducir todos los colores sensibles al ojo humano. Se pueden representar de forma gráfica en el cilindro de Münsell (Fig. 1). El matiz ha sido empleado en múltiples pruebas para la evaluación de discromatopsias [15]; sin embargo, es la saturación la propie- 337 H. Fernández Jiménez-Ortiz, et al 338 Figura 1. Cilindro de Munsell. Representación gráfica de las tres propiedades básicas del color: matiz, saturación y luminosidad. Figura 2. Representación de los tres colores básicos (azul, rojo y verde) y sus complementarios (amarillo, magenta y cian), formados por la mezcla de dos de ellos. El blanco es la mezcla de los tres. dad más afectada en las NO, pues es el mejor predictor del daño residual [2]. Estos tres componentes se perciben por los fotorreceptores, pero se procesan por las células ganglionares de la retina [16,17]. La prueba del presente estudio fue concebida para evaluar la formación de postimágenes en la retina. Este fenómeno estudia la función de las células ganglionares de la retina, que es una de las dianas en las NO y responsable de la integración del color percibido por los fotorreceptores, y es una de las características que diferencia el daño sufrido en las NO de las patologías retinianas. Se basa en que la exposición prolongada (aproximadamente 30 s) a un mismo color (p. ej., azul) produce una saturación en el fotorreceptor que percibe dicho color; si presentamos a continuación un color blanco (mezcla de azul, rojo y verde), sólo se percibe el impulso de los otros dos fotorreceptores no saturados (rojo y verde), y se ve la postimagen del color complementario (en este caso, amarillo) (Fig. 2). El ejercicio de la postimagen tras la saturación del fotorreceptor pretende encontrar ese punto en el cual los fotorreceptores se vuelven insensibles al color; en ese momento, las imágenes percibidas dependen en mayor medida del procesamiento de la imagen posterior al fotorreceptor. Para que se forme esta postimagen, es necesario que el procesamiento e integración de la información aportada por las células ganglionares se encuentre íntegra, por lo que deducimos que la no percepción de la postimagen traduce un defecto en el procesamiento cromático de las células ganglionares que integran el nervio óptico. Nuestra hipótesis de trabajo es que la discromatopsia adquirida en las NO desmielinizantes se de­ be a una alteración cuantificable en el procesamiento del color en las células ganglionares de la retina. Nuestro objetivo es evaluar esa discromatopsia mediante la formación de postimágenes en la retina. Sujetos y métodos Estudio observacional, transversal, de tipo de casos y controles, simple ciego para los investigadores. Se desarrolló una prueba original con el programa Key­ notes v. 2.0. Se compararon las respuestas en dicha prueba y en las pruebas de práctica clínica habitual entre casos y controles. Los casos se seleccionaron desde la base de datos de nuestro centro. Los criterios de inclusión fueron el diagnóstico previo de al menos un episodio de NO y haber superado la fase aguda (más de tres meses desde el último episodio). Se consideró brote de NO como síntomas visuales de nueva aparición y al menos 24 horas de duración, consistentes en disminución de agudeza visual asociada a dolor con los movimientos oculares o diplopía. No se consideraron los síndromes clínicos aislados sin confirmación de esclerosis múltiple. Los criterios de exclusión fueron: patología oftalmológica asociada, excepto defectos refractivos, tratamiento oftalmológico concomitante, excepto lágrimas artificiales, negativa a participar en el estudio o incapacidad para realizar las pruebas. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344 Formación de postimágenes en neuropatías ópticas desmielinizantes Para la selección de los controles se realizó una búsqueda entre el personal sanitario y pacientes que acudían a consulta por otro motivo. Se seleccionó un control por cada caso, pareado por edad y sexo, y se excluyeron los que tenían patología oftalmológica, excepto defectos de refracción o tratamientos oftalmológicos concomitantes, salvo lágrimas artificiales, y aquellos cuyas pruebas no fueran fiables o resultaran patológicas. Se realizó una anamnesis dirigida a descartar episodios previos no diagnosticados de NO de cualquier causa. Se calculó el tamaño muestral con el programa estadístico Epidat v. 4.0, con una frecuencia esperada de discromatopsias en pacientes con NO del 40% (2) y del 5% en la población general. Se consideró un control por cada caso, un intervalo de confianza del 95% y un poder estadístico del 80%, y resultó un tamaño muestral de 26 casos y 26 controles. Se estimaron pérdidas de sujetos del 15%. El tamaño muestral fue de 30 casos y 30 controles. Se identificaron todos los pacientes con historia clínica de NO en nuestra base de datos, y resultaron 32 casos ordenados por fecha de aparición. Se incluyeron de forma secuencial todos ellos hasta completar el tamaño muestral, por lo que dos pacientes quedaron fuera del estudio. La variable principal fue el tiempo de permanencia de las postimágenes en la retina. Se comparó la puntuación en los casos y los controles para el ojo afectado en las NO unilaterales y el de peor agudeza visual en las bilaterales (o menor grosor en la tomografía de coherencia óptica si la agudeza visual era igual). Se comparó el mismo ojo de cada caso y control pareados, y se obtuvo una curva ROC (característica operativa del receptor, por sus siglas en inglés) de sensibilidad y especificidad. El resto de las variables (agudeza visual, tomografía de coherencia óptica, campo visual, Pelli-Rob­ son y Farnsworth) se empleó para realizar un análisis estratificado por grupos, para estimar la correlación entre el grado de afectación visual y el resultado de la prueba. La medida de las variables fue: agudeza visual, como logaritmo de la máxima agudeza visual corregida (logMAR) utilizando optotipos del Early Treat­ ment Retinopathy Study retroiluminados; el campo visual, como índice de campo visual, que es un porcentaje de la sensibilidad detectada (en decibelios) respecto a la estadísticamente normal; el grosor de la capa de fibras nerviosas de la retina en micras, medida por OCT Stratus Zeiss; la sensibilidad al contraste, como fallos en la prueba de Pelli-Robson; y la prueba de Farnsworth, como número de fallos [16]. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344 Figura 3. Prueba de postimagen. Pantalla 1: presentación de tres círcu­ los con los colores básicos en el área perifoveal. a) Ficha azul en el haz papilomacular, pantalla para presentación en el ojo izquierdo; b) Fi­ cha azul en el haz papilomacular, pantalla para presentación en el ojo derecho. a b La prueba de formación de postimágenes se realizó con en el programa Keynotes v. 2.0. Se aplicó de forma monocular, primero en el ojo sano y después en el enfermo (para suprimir el efecto aprendizaje sobre el ojo enfermo). En caso de bilateralidad se aplicó primero al ojo menos afecto. Entre un ojo y otro se esperó al menos dos minutos (para permitir la recuperación completa del fotopigmento) y con luz ambiental totalmente suprimida. La única fuente de luz fue la del propio dispositivo, para asegurar la reproducibilidad. Se evaluó si el sujeto era capaz de ver o no la postimagen y, en el caso de verla, durante cuánto tiempo (medido en décimas de segundo, con un cronómetro de pulsador manual). Este ejercicio constó de dos pantallas para cada ojo; en la primera aparecían los tres colores dispuestos en los vértices de un triángulo imaginario (Fig. 3), y la segunda pantalla se presentó en blanco sólo con un punto de fijación central. Para el ojo derecho se mostró el color azul a la izquierda y para el ojo izquierdo el color azul a la derecha, para presentar un color en el haz papilomacular en ambos ojos. Se mostró la primera pantalla durante 30 s, al cabo de los cuales apareció la segunda. El paciente informó si veía las postimágenes y, en caso de verlas, se le preguntó cuándo desaparecían los tres colores (no se paraba el cronómetro si dejaba de ver uno o dos colores). Para comprobar si este método permitía valorar el resultado con exactitud de décimas de segundo, se realizó un análisis de repetibilidad. Se realizó una calibración del dispositivo empleando un fotómetro (Flashmate SL 308S SEKONIC) que medía la emitancia luminosa (flujo luminoso que se emite por una superficie) de la pantalla en lumen 339 H. Fernández Jiménez-Ortiz, et al Figura 4. Barras de error para la diferencia entre el tiempo de percepción de postimagen en segundos (eje vertical) entre el grupo de casos y el de controles. Las barras representan el intervalo de confianza al 95%. ET: error típico. Figura 5. Barras de error que muestran el porcentaje de casos y de controles que no ven la postimagen tras la saturación de fotorreceptores. Las barras muestran el intervalo de confianza al 95%. por metro cuadrado (lm/m2 = Ev), que resultó ser de 10,1 lm/m2. Estos valores permiten reproducir la iluminancia en otro dispositivo, asegurando la reproducibilidad de las condiciones de iluminación. Para el análisis estadístico, las variables cuantitativas se expresaron como media, desviación estándar e intervalo de confianza (IC 95%). La distribución normal de los datos se comprobó mediante Kolmogorov-Smirnov y Shapiro-Wilk. El impacto de las variables demográficas (edad y sexo) y clínicas (tiempo de evolución) sobre el resultado de la prueba se realizó mediante análisis estratificado. Se elaboró una curva ROC para definir el punto óptimo de sensibilidad y especificidad que discriminaba casos y controles. El resultado de las pruebas estructurales se expresó como variable cuantitativa, y se estudió su correlación con la prueba mediante la prueba de correlación de Pearson. La prueba se repitió dos veces en el 30% de los sujetos para conocer la variabilidad de la respuesta individual y estudiar su reproducibilidad. Se analizó con la prueba de correlación de Pearson la puntuación obtenida para determinar la validez interna de la prueba. Se informó a los pacientes de la naturaleza del estudio y se pidió consentimiento escrito para el tratamiento y la publicación de los datos, garantizando el anonimato de todos los sujetos del estudio se- gún la normativa de Vancouver y la declaración de Helsinki. El proyecto fue aprobado por el comité de bioética de nuestro centro. 340 Resultados Todos los casos y controles seleccionados completaron el estudio: 30 casos y 30 controles; las características demográficas de la muestra se recogen en la tabla I. Con la prueba de la t de Student se observan diferencias estadísticamente significativas entre casos y controles en agudeza visual, campimetría (expresada como índice de campo visual), Pelli-Robson y Farnsworth. El grosor de la capa de fibras nerviosas de la retina no muestra diferencias significativas si se tiene en cuenta el grosor total; sin embargo, el análisis por sectores sí muestra una diferencia significativa en el sector temporal (Tabla II). La distribución de los resultados de postimágenes no cumple la normalidad, por lo que se emplearon pruebas no paramétricas W de Wilcoxon y U de Mann-Whitney, y resultaron diferencias significativas (Tabla II). En la figura 4 se muestran las barras de error con intervalo de confianza al 95%. Entre los casos era más probable no visualizar postimágenes, con diferencias estadísticamente sig- www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344 Formación de postimágenes en neuropatías ópticas desmielinizantes nificativas (p < 0,001). Entre los casos, hasta un 36,6% era incapaz de ver la postimagen, mientras que entre los controles no hubo ninguno incapaz de verla, lo cual indica una odds ratio de 5 (IC 95% = 2,2111,31) para la probabilidad de ver la postimagen en los controles frente a los casos (Tabla III) (Fig. 5). Se comparó la formación de postimágenes entre el ojo más afecto y el menos afecto entre los casos, y se obtuvieron diferencias significativas (media en casos de 1,9 s frente a media en controles de 4,7 s; p < 0,05) (Fig. 6). Se realizó un estudio de correlación con el estadístico r de Pearson entre el tiempo de visualización de postimágenes y las pruebas rutinarias de función visual, pero no se encontró correlación significativa con ninguna de ellas. Se estudiaron la sensibilidad, la especificidad, el valor predictivo positivo, el valor predictivo negativo y la curva ROC. El punto de corte óptimo se encuentra en 3,2 s, con una sensibilidad del 86,3% y una especificidad del 83,3%. En uno de cada tres sujetos se repitió la prueba a los 10 minutos de realizarla por primera vez. Con una muestra de 20 sujetos se empleó la t de Student para datos pareados y se comparó el primer y el segundo resultados obtenidos en cada sujeto, y se observaron diferencias no significativas (p > 0,05). Tabla I. Características demográficas de la muestra. Casos (n = 30) Controles (n = 30) 37 30 34,20 (18-55) 34,33 (21-56) Varones 9 (30%) 9 (30%) Mujeres 21 (70%) 21 (70%) Número de ojos Edad media (rango), años Sexo Bilateral 7 (23,3%) Mayor en el ojo derecho 3 (42,8%) Mayor en el ojo izquierdo 4 (57,2%) Afectación Unilateral 23 (76,6%) Ojo derecho 10 (43,4%) Ojo izquierdo 13 (56,5%) Tiempo de evolución (rango), semanas 145,1 (15-574) Número medio de brotes por ojo afectado 1,36 Megadosis de corticoides (1 g/día durante 3-5 días) Tratamiento inmunosupresor 28 (93,3%) 27 (90%) Tabla II. Comparación de medias entre casos y controles. Discusión La muestra presenta una relación entre mujeres y hombres de 2 a 1, y una distribución etaria predominante en la tercera y cuarta décadas de la vida, similar a la de otros estudios [2]. Es característico un alto grado de recuperación después de las dos primeras semanas tras un brote de NO [7]. Nuestro estudio ha buscado el daño residual pasados los tres primeros meses. El interés de detectar daños en la fase residual reside en monitorizar la evolución funcional de la enfermedad, pues está descrita una pérdida de fibras nerviosas de la retina aun en ausencia de brotes clínicamente evidentes y a pesar del tratamiento [18]. El seguimiento se basa en cuestionarios y pruebas funcionales según la afectación de cada paciente, puesto que no existe ningún método de referencia para el diagnóstico ni para el daño global [19]. En el estudio ONTT [2] se observó que la principal alteración visual a largo plazo es la sensibilidad al contraste (mayor que la agudeza visual o el campo visual). Nuestros resultados coinciden y muestran una alteración significativa en la prueba de Pelli-Robson. El mecanismo de afectación de la sensi- www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344 Grupo Prueba t para la igualdad de medias Media de los controles (ET) Media de los casos (ET) Diferencia de medias Diferencia de ET t p 0 (–) 0,05 (0,017) 0,05 0,017 2,79 b 0,001 c CFNR 97,74 (4,35) 88,46 (3,42) 9,28 5,53 1,68 a 0,099 CFNR (sector temporal) 70,23 (2,18) 73,59 (2,46) 2,45 0,28 2,30 0,048 c Índice de campo visual 99,00 (0,15) 88,40 (4,06) 10,60 4,06 2,61 b 0,014 c Pelli-Robson 0,13 (0,10) 1,47 (0,42) –1,33 0,43 –3,10 b 0,004 c Farnsworth 1,10 (0,48) 27,97 (6,88) –26,86 6,90 –3,89 b 0,001 c Postimagen (s) 7,50 (0,70) 1,90 (0,50) 5,67 0,86 6,58 a < 0,001 c AV (logMAR) AV (logMAR): logaritmo de máxima agudeza visual; CFNR: capa de fibras nerviosas de la retina; ET: error típico. a Se han asumido varianzas iguales; b No se han asumido varianzas iguales; c Diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05). bilidad al contraste es similar al de la discromatopsia. Las vías que conducen ambos estímulos (sensibilidad al contraste y percepción cromática) son la 341 H. Fernández Jiménez-Ortiz, et al Figura 6. Barras de error que muestran la diferencia en el tiempo de permanencia (s) de la postimagen entre el ojo más afecto y el menos afecto entre los casos. Las barras muestran el intervalo de confianza al 95%. ET: error típico. Tabla III. Tabla de contingencia para la estimación del riesgo considerando un punto de corte en 3,2 s. Umbral postimagen 3,2 Total Sano Enfermo Recuento observado 5 25 30 Frecuencia observada 16,7% 83,3% 50% Recuento observado 25 5 30 Frecuencia observada 83,3% 16,7% 50% 30 30 60 100% 100% 100% Caso Control Recuento Total Frecuencia observada coniocelular y la parvocelular, que dependen de la discriminación fina en la excitabilidad de unos fotorreceptores y la inhibición de los contiguos y están integradas en las células ganglionares. El grosor de la capa de fibras nerviosas de la retina en nuestro estudio no mostró diferencias significativas cuando se estudió el grosor global, pero sí cuando se estudió de forma aislada el sector temporal. Esta mayor afectación del sector temporal está descrita en la bibliografía [20,21]. La prueba se concibió para aislar la función de la unidad fotorreceptor-epitelio pigmentario de la retina (más afectada en la patología retiniana y menos en las neuropatías ópticas). Intenta explorar la función integradora de las células de procesamiento de la imagen situadas en la célula ganglionar. No estudiamos colores por separado, porque en la bibliografía no hemos encontrado una afectación selectiva de ningún color [22]. La prueba de postimagen no evalúa si el matiz o la saturación del color se perciben con normalidad (función que necesariamente involucra los fotorreceptores), sino la capacidad de integrar los impulsos recibidos de los tres tipos de fotorreceptores. Evalúa si las células ganglionares pueden interpretar la ausencia de señal de un tipo de fotorreceptor como la mezcla de los otros dos colores primarios (respuesta normal) y no como blanco, que sería la mezcla a partes iguales de los tres colores primarios. Todos los controles eran capaces de percibir la postimagen durante varios segundos (media: 7,5 s); sin embargo, entre los casos, un número significativo de ellos (36,6%) no veía la postimagen y, en caso 342 de verla, el tiempo de permanencia de ésta en la retina era significativamente inferior al de los controles (Tabla III). El análisis de subgrupos por sexos no arrojó diferencias significativas. La mayor prevalencia de es­ ta enfermedad en el sexo femenino no condiciona un peor pronóstico visual [23]. El análisis por edad tampoco arrojó diferencias significativas, a pesar de que estudios previos han descrito la disminución de la sensibilidad al color (principalmente umbral de matiz) y de sensibilidad al contraste con la edad [24]. No se obtuvieron diferencias significativas según el tipo de esclerosis múltiple o por haber recibido megadosis de corticoides, lo que coincide con estudios previos [23]. No obstante, el estudio ONTT [2] no detectó diferencias en la sensibilidad al contraste tras dos años de tratamiento en el grupo tratado con megadosis respecto al de placebo, por lo que es posible que la afectación residual cromática dependa del daño causado en el brote agudo y, al igual que la agudeza visual, no se modifique a largo plazo por el tratamiento. Existe un posible sesgo de selección, como en to­ do estudio de casos y controles. Desconocemos si hay pacientes seleccionables que no se han podido estudiar por falta de inclusión en nuestra base de datos. No obstante, el tiempo de recogida de los datos y el número de historias que figuran en él es compatible con la prevalencia de la enfermedad: 0,942,18 casos por 100.000 habitantes al año [25]. Nuestra población de referencia son 250.000 habitantes, por lo que nuestra base de datos debería compren- www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344 Formación de postimágenes en neuropatías ópticas desmielinizantes der entre 18 y 38 casos (porque tiene siete años de antigüedad) y tiene 32, por lo que consideramos que el archivo es fiable. Se sabe que la agudeza visual o el campo visual se afectan menos que la discromatopsia, la sensibilidad al contraste y la respuesta pupilar [26], por lo que hemos elegido la discromatopsia como diana para buscar una alteración en el procesamiento de la imagen en el nervio óptico. Nuestra prueba se basa en un fenómeno conocido, pero no explorado clínicamente. Los fotorreceptores, al saturarse, dejan de emitir señal por fatiga del pigmento rodopsina. Se requiere un tiempo de recuperación de éste de la forma no excitable a la excitable para que el fotorreceptor pueda volver a funcionar. Saturando los fotorreceptores, aislamos el efecto del posible mal funcionamiento de la unidad fotorreceptorepitelio pigmentario. De esta forma, cualquier diferencia observada se encuentra en el procesamiento posfotorreceptor. Esta diferencia en el mecanismo fisiológico explorado explica la falta de correlación entre el resultado de postimagen y el Farnsworth, e incluso por qué se detecta un daño residual en sujetos aparentemente recuperados totalmente después del brote de NO. Nuestra prueba presenta una exposición lumínica con menor variabilidad que las pruebas tradicionales. En estas últimas se aconseja emplear luz ambiente, pero ésta cambia con las condiciones climáticas y la hora del día; en cambio, la pantalla del dispositivo iPad con brillo al 100% y luz ambiental suprimida (condiciones escotópicas) es constante. Aunque existen algunas pruebas aplicables con ordenadores, la nuestra es la primera descrita validada para NO con dispositivo portátil. El diseño de la prueba se concibió para aplicarla en casos de diagnóstico confirmado, por lo que no es válido como cribado si no ha habido una exhaustiva evaluación clínica previa por un experto. Suponemos que nuestra prueba ha detectado una disfunción común a múltiples patologías del nervio óptico, más que una característica de las NO desmielinizantes, y que permite discriminar la patología retiniana o ciliar, por lo que resulta útil en el diagnóstico diferencial [27]. Futuros estudios podrán corroborar si esta prueba es útil para monitorizar la función visual a largo plazo y detectar el daño precoz [28], pues ha sido capaz de discriminar con una sensibilidad y especificidad adecuadas los controles sanos de los casos con NO previa. Se ha descrito una mayor dificultad en las tareas visuales cognitivas [29] en pacientes con esclerosis múltiple. Especialmente se afectan la velocidad de los movimientos sacádicos y la atención en la fija- www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344 ción [30]. Nuestra prueba no requiere participación de sacádicos ni seguimiento, y tan sólo requiere mantener la fijación unos 30 s. Un nistagmo subclínico puede provocar micromovimientos de la proyección de los colores en la retina que dificulten la saturación de los fotorreceptores en la parte externa de cada círculo, pero no en la parte central; por el mismo motivo, también facilitarían que la postimagen se formara en la parte periférica de cada círculo. Por ello, consideramos poco probable que nuestros resultados hayan sido sesgados por alteraciones subclínicas de la motilidad ocular. Es la única prueba que describe los cambios en la percepción de postimágenes de la que tengamos constancia. Este fenómeno no había sido estudiado clínicamente en pacientes con neuropatías ópticas, por lo que creemos que abre un nuevo y relevante campo de estudio que puede ayudar a localizar y comprender mejor el fenómeno patológico específico de la NO. La prueba se enviará gratuitamente si se solicita por correo electrónico al autor. Bibliografía 1. Toosy AT, Mason DF, Miller DH. Optic neuritis. Lancet Neurol 2014; 13: 83-99. 2. Optic Neuritis Study Group. The clinical profile of optic neuritis. Experience of the Optic Neuritis Treatment Trial. Arch Ophthalmol 1991; 109: 1673-8. 3. Nilsson P, Larsson EM, Maly-Sundgren P, Perfekt R, SandbergWollheim M. Predicting the outcome of optic neuritis: evaluation of risk factors after 30 years of follow-up. J Neurol 2005; 252: 396-402. 4. Lucas RM, Ponsonby AL, Dear K, Valery PC, Pender MP, Taylor BV, et al. Sun exposure and vitamin D are independent risk factors for CNS demyelination. Neurology 2011; 76: 540-8. 5. Bradley WG, Whitty CW. 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This is an observation-based, cross-sectional, case-control study. The cases are patients with at least one bout of optic neuritis and confirmed multiple sclerosis. A healthy age- and sex-paired control was selected for each case. The main variable is the capacity to see afterimages after saturation of the retinal photoreceptor cells. A specific computer application was developed to evaluate this phenomenon. Results. The sample consisted of 30 cases and 30 controls (63% females; mean age: 33 years; range: 18-48 years). The cases showed less probability of seeing the afterimage (36.6% of the cases, while none of the controls failed to see an afterimage) and, if it was seen, it remained for less time. The ROC curve shows a sensitivity of 86.3% and a specificity of 83.3%. The odds ratio was 5 (95% confidence interval: 2.21-11.3) for the probability of seeing the afterimage in controls versus cases. Conclusions. Patients with at least one episode of optic neuritis presented a lower capacity to observe afterimages. The test is therefore useful in the assessment and follow-up of functional damage in demyelinating optic neuropathies. Key words. Color vision defects. Multiple sclerosis. Optic neuritis. Optical illusion. Photoreceptor cells. Retinal ganglion cells. 344 www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (8): 337-344