H I T Z A H I T Z con nombre propio Versalles pilla lejos “Yo sé que sólo agrada quien es feliz. Su voz se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.” (Bertolt Brecht: “Malos tiempos para la lírica”) E n estos tiempos en los que meterse con ELA se ha convertido en socorrido lugar común, la acusación de haber roto el diálogo social es una de las que más se prodigan. Portavoces patronales y gubernamentales, y no pocos políticos, sindicalistas, comentaristas y “hombres buenos” de diversa condición plañen por el diálogo social perdido y, de forma más manifiesta o velada, apuntan hacia nuestro sindicato. Curiosos tiempos éstos en los que a no aceptar la imposición se le llama ‘romper el diálogo’. Porque, por empezar por alguna parte, habrá que preguntarse con quién han dialogado el Gobierno vasco, las diputaciones o la Asociación de Municipios Vascos (Eudel) para privatizar los servicios públicos e imponer al personal condiciones laborales inferiores. O qué tiene que ver con el diálogo el juramento cuatripartito de PNV-EA-PSOE-PP para vetar cualquier movimiento que atienda las demandas del personal en huelga contra la discriminación. ¿Es diálogo, acaso, acosar a huelguistas con sanciones y servicios mínimos o dar carpetazo a los conflictos a laudo limpio? ¿Qué lecciones de diálogo puede dar Eudel, que impone un “acuerdo” en la Administración local con un sindicato (CCOO) cuya representación se limita al 14%, o el Gobierno presidido por Ibarretxe que –con la minoría y contra la mayoría– impone en la administración autónoma un modelo de EPSV contrario al que fue negociado y acordado mayoritariamente para la administración local? ¿Son dialogantes la administración navarra y la CEN, que pactan con el sindicalismo español la exclusión de los sindicatos abertzales? ¿Habrá que poner como ejemplo de diálogo a la dirección de Caballito, que prefiere irse con la música a otra parte a aceptar que los ajustes de plantilla sean negociados, o a las patronales de la CAPV, que consideran una provocación que se intente hablar de discriminación o de estabilidad en el empleo? 4 Diálogo sobre los problemas reales Para ELA, el diálogo debe servir para abordar los problemas que plantea la realidad. Y nuestra realidad, la de los trabajadores y trabajadoras, nos dice que tenemos una tasa de temporalidad tres veces superior a la media de la UE; las mujeres cobran un 33% menos que los hombres; la subcontratación alcanza la tercera parte del empleo; la participación de las renta de trabajo en el PIB ha bajado cinco puntos en la última década; los beneficios han crecido tres veces por encima de los costes laborales, y tenemos una productividad por persona empleada que supera en 15,1 puntos a la de la Unión Europea de los quince. Esta es la realidad sobre la que ELA quiere dialogar, negociar y llegar a acuerdos que, de hecho, se están ya consiguiendo en diversos ámbitos. Lo que resulta un sarcasmo es que se dediquen a predicar diálogo quienes, para empezar a hablar, exigen que estos temas sean retirados de la agenda y a la primera de cambio rompen las más básicas reglas de respeto de las mayorías. En estas condiciones, por mucho que incomode a quienes consideran el consenso un valor en sí mismo, ELA no está para complacencias ni besamanos. Versalles nos pilla lejos. GERMAN KORTABARRIA Responsable de comunicación de ELA Ekaina/Uztaila 2004