CxUZFiMI^1^ÍTO

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CAFITULO VIII
^
CxUZFiMI^1^ÍTO ^
OBSERVACIONES PRACTICAS
Hemos estudiado.en el capítulo V las diferentes
razas de Martas y Fuinas, así como en el VI lo
relativo a Instala^ciones y Material y en el VII los
datos más necesarios para su alimentación.
Vamos a abordar en este capítulo el estudio cíe
los cruzamientos, empezandq por anut.zr, en primer lugar, las observaciones eféctuadas por diversos criadores, observaciones que nos permitirán
formar juicio acerca del problema.•
Debemos hacer cofLStar que estas ob^ervaciones
son incornpletas, toda vez que la cría y explota,ción
de la Marta cuenta con muy pocos años de existencia, y que, por lo tanto, los datos recogidos no
son suficientes para formar juicio y verdadero
cuerpo de doctrina sobre el asunto, y yue, al mismo
tiempo, é^te es el primer libro que en lengua española abarda este tema en la forma éxpuestá.
Agradeceremos a nuestros lectores que nos re-
- 9i -
niitan sus puntos de vista, sus conocimientos, sus
observaciones, csu práctica, e] día que la posean, para que, debidametrte aquilatada, entre todo en el
archivo de datos para impulsar esta industria, datos que se encuentran, cíesde luego, a dispos:ción
de todos los interesados.
La cooperación es práctiea httmanitaria y altamente beneficiósa ; solicitacucs, pues, vuestra cooperación, y el que suscribe os ofrece la suya, y de
esta mutua ayuda nos beneñciaremos cuantos, profesionales o afi^cionados, nos interesamos por estos
a^untos.
Los primeros ensayos que vamos a exponer se
remontan al año igr6. En dicho año y en el mes
de mayo se empezó la explotación con 6 hembras,
a las que se añadieron, en enero de r9r7, otras
4 más, resultando en total ro hembras en explotación.
Hagamos la observación de que estas Martas no
nacieron en cautividad.
Fucron caza,das, y, por pri ^nera vez, tuvieron
qué aclimatarse a una vida sedentaria, bien contrapuesta á la salvaje, que es su característica. .
Observemos, por lo tanto, la importancia de los
datos obtenidos, toda vez que, en un mismo tieu^po, se produjeron dos hechos : reproduoción y aclimatación, que en realidad debieron ser sucesivas
ti^ no simultáneos.
.
^ Los datos que se van a exponer tienen todavía
un valor mayor,^ pues el personal a cuyo car^o estuvieron las Martas fué compuesto de profesionales y técnicos, siendo sus resultados dignos de te-
nerse en cuenta, ya cluc fueron dehidamente traducidos.
He aquí el resumen cíe la historia de la explotación :
Durante el año 1917 se conservaron separados
mach^s y hembras, e^cepto los meses de enero }^
febrern, época^ en que se considcró más propicia
a los cruzamientos.
El resultado dc este procedimiento fué nulo, ya
que ni durante los años 191^, Iglq y Iq2o se obtuvieron nacimientos.
De aqtú parece deducírse que Ios meses de enero
y febrero no son favorables para la reproducción.
por ctrya razón se rectificó el criterio expuesto y
se mocíificaron las condiciones de vida a los animales.
Durante esta época se redujo el ganado disponible, ya que en t91^ y 1918 murieron tres henr
bras de enfermedad, dos más pór gotpes y una çe
es^capó al bosque, quedando únicamente para ensayo cuatro hembras.
^
En,los años Iqlq y Iq2o se observó que machos
y hembras podían convivir en el misnio espacio
durante la mayor parte del año, pues los animales
hacían agujeros de comunicación entre los distintos parques y costó gran trabajo mantenerlos separados.
Conforme el nuevo criterio, el Io de máyo .se'
deiaron juntos machos y hémbras, conviviendo
amistosamente.
No se observó en ellos nada de particular hasta
fines del mes de julio, época en que los ruídos y
-93-
gritos de los anitnales hicieron necesaria una vigilancia más activa y apareció una hembra herida
en la oreja.
En vista de los acontecimientos, se separaron
los machos de las hcmbras; pero el i3 de agosto
del 20, las Martas hembras hacían tanto ruido que
el guarda vigiló más estrechamente y pudo presenciar el acoplamiento de una pareja, pGro como
el macho présentaba un ligero tumor, se procedió
a separarlo de la hembra por tecnor a un posible
contagio.
'
En este lugar se colocó otro^ macho, y el acoplamiento tuvo lugar varias veces seguidas.
A la mañana siguiente se retiró este segundo
macho y se colocó nuevamente el priméro, volviendo otra vez a verificarse el acoplamiento, hecho que se volvió a repetir los días r3 y i6 de
agosto.
En su vista, el 2o del mismo mes se separaron
machos y hembras, permaneciendo en esta situación hasta fines de noviembre; época en la que se
volvieron a juntar, permaneciendo juntos hasta el
día 4 de abril, en que se separaron de nuevo.
La hembra acoplada el día r3 de agosto de
r9zo parió el is de abril del 2r, resultando que,
de ser ciertos los datos anteriores, la gestación fué
de ocho meses.
^'
Esta hembra parió tres pequeños, uno de los
cuales párecíá tener muy po^ca vida; pero como la
madre aparecía muy ne>'viosa, se le dejó en aquel
estado sin tocarlo más. Este enfermo desapareció
sin saber ^cómo, quedando solamente dos crías.
Las pequeñas 1lartas nacieron completamente
desnudas, sin pelo. Algunos días de^pués empezó
el pelo a salir, y a las cuatro o cinco seri^anas poseían ya un pelo bastante espeso.
A los treinta y uno y treinta y cinco días empezaron a abrir los ojos, y el día treinta y siete los
tenían completamente abiertos.
El crecimiento de las :^Iartas empezó en el sentido de la longitud, y luego fué por aumento de
volumen de sus diferentes partes.
A]as tres semanas, las pequeñas Martas se
arrastraban sobre el vientre ; a los cuarenta y cinco días se aventuraron a salir al parq.ue, y a los
cincuehta y seis comían en el mismo plazo que la
tnadre.
A las ocho semanas se mantenían habitualmente de pie.
Vamos a resumir y a traducir los resultados
obtenidos de esta.primera serie de experiencias :
i a Los machos y hembras pueden víwír juntos
en cualquier época del año, pero no es conveniente la conviven^cia durante el período del parto y cría de los peqúeñuelos, época que se aproxima a marzo, abril y mayo.
2 a Que las Martas se acoplan normalmente
dttrante los meses de julio y agosto.
3.a Que el período normal de gestación par^ce ser el de ocho meses.
4 a Que los machos deben vivir separados, a
fin de evitar riñas, siempre. peligrosas.
-95OSSIiN\'ACIOf^TE$ DURANTE LA TEí\fPORADA IC^2I-1922
Siguiendo el criterio mantenido durante el año
anterior, machos y hembras convivieran juntos durante los meses de julio y agosto, no habiéndo^e
observado ningún acoplamíento. Pero el 13 de
abril de 19z2, la misma Marta del añ^^ anterior
parió tres hembras.
Estu pnieba que ]as condiciones de observación
en este período no fueron todo lo satísfactorias que
debieron ser, por falta de vigilancia en el personal
auxiliar.
La. misma hembra madre aceptó al macho, y varias veces, entre el a8 de julio y el 8 de agosto,
rehuyéndolo después; pero en 3 de septiembre volvió a acoplarse, no habiendo^observado níngún cruce entre el 19 de agosto y la tzltima fecha citada.
Durante este verano, Ig22, machos y hembras
convivieron juntos durante el día y se separaron
por la noche, para ser más exactas las observaciones, y los acaplamientos tenían lugar antes de una
hora de convivencia, generalmente en el momento
de juntarlos y a pesar de la presecvcia de los encargados de la vigilancia.
Se comprobó que lós machos eran polígamos y
que las hembras aceptaban las caricias de los maclios y aun diferentes, así como una de las Martas,
nacida en abril de Igal, aceptó al macho el 4 de
agosto de 1922, es decir, a los quincé mesés de
edad, y otras dos de la misma edad, dos o tres días
más tarde.
ResulYado, de esta campaña:
_,^,_.
t.° Yarece coufirmarse rlue abril y ma^^o son
los mese^ más favorables a1 parto:
2° Parece confirmarse también que la mejor épc^ca para el acoplamiento es el mes de agosto.
3° Que las :lfartas producen toclas los años.
.}.° Que son polígamos, y
^ .° Que las hemhras, a la edad de quince ^ucses, son aptas para la reproducción.
OBSER\'ACIO\ES DI;RANTE LA CAb1I'A\TA IC^22-23
Se empezó con cuatro hembras, separadas el Io
de septiembre del 22 y guardadas en esta forma
hasta julio.
Dos de ellas murieron en enero del 23, sin señales de concepción, y las otras dos, acopladas a ta ^
cuatro meses, no pradujeron descendencia.
Resultados :
.
I° Que las Martas a la edad de cuatro meses
no son aptas para la reproducción.
2° Que cabe la sorpresa de si las Martas, camo las culebras, tienen forma especial de desarrollo del embriócl, de que trataremos en otra lugar.
Los resultados de los años siguientes no tuvíeron gran valor debido a la edad de los reproductores, síempre los mismos, y a[gunos de diez años,
inipropios pará gestar y en condiciones de franca
dec:adencia fisiológica.
AFIRMACIONES DE OTRO CRIADOR
El año 192I experimentó con una pareja de
Martas, observando acoplamíentos a fines de agosto de 192I, con nacimientos en abril del 22, a&r-
- y^ -.
mando clara y rotundamente que aquella 1llarta
parida no había tenido contacto coli el macho después de agosto del z I y afirmando a su vez :
I° Que la época del celo en las Martas es alrededor del mer de agosto, pudiéndose verificar
acoplamientos durante el invierno.
2° Que todas las hembras paridas se aproximaron al macho durante el invierno y durante el
verano.
3° Que ninguna hembra, acoplada SOLAMENTE durante el invierno, produja descendencia.
OPINION DE MR. WILLIANS
El hecho de qire las Martas acopladas en invierno no hayan tenido de ^cendencia, unido al hecho de que sí la hayan tenido las acopladas durante el mes de agosto y que, durante el invierno,
y al hacerles la autopsia, no hayan aparecido síntomas de concepción en Martas acopladas con anterioridad, nos ohligan a hacer constar la opinión
de Mr. W^llians como algo posible, aunque.no escrupulosamente verdadero pnr el ínomento;
Este célebre naturalista opina que ei período de
gestacíón de lo^ ofidios, culebras, es de cuarenta
semanas entre la fecundación y el nacimiento; pero este período no representa el período del clesarrollo del £eto, como lo compren ^íemos en la mayor parte de los animales.
EI óvulo de la culebra permanece en el útero
durante cuatro meses en estado de somnolencia v
hacia diciembre comienza el desarrolló embrionarir^
produc:éndase el na^cimiento en mayo o junio, es
decir, alrededor de cinco meses más tarde.
Se supone que este retraso en el desarrollo del
cmbrión es una medida natural que permite el nacimiento en la estación más favorable.
Entre las Martas muertas algunos meses desptiés de su açoplamiento no se ohservó en la autopsia indicio alguno de gestación, lo que hace pensar
a DZr. ^^'i]]ians si en ]a Marta se producirá lo que
anteriormente hemos expuesto sobre los ofidios.
Opinión un tanto libre, pero que no dejamcs de
consignar.
Claro está.que pudo muy bien ocurrir que dichas
hembras no quedaran preñadas en sus acoplamientos; pero de no ocurrir este 11eC110, ía observación
de Willians tiene un gran valor y como tal se debe
tener en cuenta:
Por esta razón, todos, profesionales y aficionados, deben efectuar repetidas e incesantes observaciones y comunicarlas, a fin de que el conjunto de
todas ellas permitan aquilatar las condiciones en
rlue debe desarrollarse iridustria tan ltrcrativa,
Estamos en los principios, y toda ayuda es digna ^
de tomac^e en consideración, y las observaciones
aportadas por cada uno permitirán formar un conjunto homogéneo de datos que serán suficientes
para el progreso de la cría y explotación de la
Marta en cautividad.
Hemos visto, en la primera parte de este capítulo, las observaciones de varios criadores, así como la marcha e historia rle su explotación, y iie
.^ yy .....
cstus datos hemos deducido una serie de consecuencias.
No somos partidarios de seguir los procedimientos comentados, pues no los creemos perfectos ;
ahora bien, entre no ser partidario del sistema y
desdeñar sús enseñanzas, media un abismo.
Queremos píiblicamente afirmar que las observac^ones anotadas son preciosas y que ellas mismas
nos permiten aclelantar en los procedimientcz, industriales. Sin ellas seguiríamos ignorando muchos puntos de capital importancia, y.por esto debemos inmensa gratitud,a los que, con paciencia
benedictina y gran eritusiasmo, han dado los primeros pasos para desbrozar un camino tan difícil
y que requiere preparación técnica ^profesional y
un conjunto de dotes extraordinarias.
Y pasemos a exa.minar un ^puntó iilteresante : la
convivencia de machos y hembras.
Una de las consecuencias que obtuvimos .de los
datos suministrados por la campaña i92o-2t fué
la posibie convivencia de machos y hembras, y así
lo anotamos en su resumen.
Es más, las Martas abrieron comunicación entre los díferentes parques y costó trabajo mantenerlas aisladas, lo que pr ^eba, al parecer, que desean la sociedad.
•
F.ste hecho parece sugerir la necesidad que sienten estos animales de vivir juntos; pero recordemos, por otra parte, que, llegado el mnmento cíe
celo, huba necesidad de separarlas, ya que una
hembra apareció con una herida en la oreja.
Llegado eI momento o époCa de la monta, no ca-
^ IDO ^--
be duda de que la ^convivencia de machos y hembras, varias de cada clase en el mismo recinto, daría
origen a riñas de consecuencias desastrosas y seguramente mortales.
Si en la isimensa amplitud del bosque los machos riñen por la posesión de la hembra preferi
da, calcúlese cual sería la ^ituación de estos aníma]es en un parque e^trecho, en que todcrs se ven y
nada puede ocultarse a la vista.
^ No cabe duda, pues, que hay ^que separarlos y
desechar el procedimiento de tener varios machos
y varias hembras reunid^s en un inismo parque.
Queda, pues, como solución, la reunión de un
solo macho y. varias hembras. Aquí las serias disputas entr^ los machos se habrán evitado, pero no
la rivalidad entre las hembras, ni la preferencia
que el maclio ^p^ede sentir, y de heeho la sentirá,
por alguna hembra determinada, con lo qiie las
restantes pueden quedar inactivas y proporcionar
datos £alsos.
Como último recurso, se podría tratar cie hacer
convivir a cada macho con su hembra, en régimen monógámo.
En primer lugar, como hemos deducído ^le las
observaciones anotadas, tanto los machos como las
hembras son polígamos. En segundo lugar, en la
época del parto y lactancia de las crías, canviene
separar la pareja y dejar tranquila a la madre, a
fin de que cumpla corvcienzudamente con los deberes de la maternidad, y, por último, el macho acosará a la hembra estando preñada, lo que constituye un peligro, }^ aunque no lo esté, el macho sufri-
rá tm desgaste innecesario al cuhrir a la hembra
en épocas que no son, preci^samente, las de celo.
Además, y en todos los casos, no cabe duda de
que señalar a cada hembra su correspondiente macho eleva los gastas todos de la explotación casi en
un I00 1)or IoO, y esta práctica, anticconómica, se
podría tolerar sí fuera imprescindible, pero no siéudolo, no existe razón alguna para que sea practicada.
Como resumen : el único régimen aceptable en
la explotación de Martas es un macho que sirva
a determinado número de hembra ^ ; cada hembra
en su jaula o departamento, y ésta a su vez en 1a
jaula de cría hasta el momento del destete, y los
machos en sus departamentos, aislados, y no cubriendo a las hembras más que en los dias y en las
horas fijadas que de antemano se puederi determinar.
SINTOMAS DE CELO
El momento más favorable al acoplamiento es
cuando la hembra siente síntomas de celo, momen to que conviene aprovechar.
Por regla general, el animal que no está'en celo
no soporta las caricias del macho, y ert el caso de
soportarlas, la unión resultaría infructuosa y sin
re^ ultado, no habiéndase consegu^do más que debilitar y cansar inútilménte al macho.
Por está razón, és necesario conocer las síntomas de celo eri las hembras para poner en contacto
a machos y hembras llegadó este momento.
Durante la época clel celo, la hernbra emite u ❑
sonido especial y característico, bien diferente del
peculiar suyo ; se agazapa en tierra, revolcánclose ;
se sienta levantando ligeramente el cuarto trasero,
bate la cola contra el suelo y se encurntra inquieta v nerviosa dentro de la jaula.
Por poca práctica que se tenga en la explotación cie estos animales, son síntomas que no pueden pasar inadverticlos.
Colocados macho y hembra eu el mismo departamento, es ésta la que pretende jugar con el macho, obligándole a éste, e incluso montándole, provocándole, hasta que el macho cumple su misión.
Hay muchos casos en que, a pesar. de que ]a
hembrá provoca a] rnacho, cuando éste toma la
actitud de montarla, la hembra se queja con gritos violentos, no acepta sus servicios y se desarrolla una verdadera lucha, que termina siempre con
]a ejecución del acto, no sin que el macho castigue
a la hembra con brutalidad.
I,a cíuración del celo es, aproximadamente, ^lc
trece días.
Durante este tiempo debe efectuarse el acoplamiento y retirar el macho una vez cumplída su misión, pues una vez preñada la hembra, adopta actitudes violenfas y el macho se acobarda, cosa qtre
hay que evitar a todo trance.
Otro medio de conocer si la Marta está en celo
consiste en cogerla, y sosteniéndola con ambas manos, se la retiene el cuerpo entre las piernas del
^ operador, y'con ayuda del índice y pul^ar, o con
ambos pulgares,'se la abre la 1n^h^a. Si ésta repre-
- Io3 ---
senta color amarillento, la hembra no está en celo;
pero si adquicre la vulva un color rojizo, puede
ponérscla al macho.
PRAC'TICA DEI. CR['ZAMIENTO
Partimos clel hecho cle que machos y hembras
^^iven aislados en su jaula respectiva.
En el momento de que la hembra presenta señales de cela, sc transporta a la jaula del macho
y se la deja en medio de la mayor quietud y silencio, pero observando todos sus movimientos.
^ Inmediatamente, ambos animales adoptarán su
determinación, y por sus movimientos puede adquirirse bien ,pronto la convicción de si consumarán o no el arto.
Se espera en el primer caso a que se consume
una vez, lo que a veces sucede en muy pocos minutos, quizá en el mismo momento del encuentro,
y se apuntan en un cuaclerno todas las observaciones anotadas, dejándoles el tiempo sufi^ciente para
que el acto sea ejecutado por segunda vez, en cuyo
momento se retira la hembra, con<luciéndala a su
domicilio.
A1 cabo de ocho días es conveniente poner otra
vez frente a frente a macho y hembra y anotar
los resultados de este segunda a^coplamiento.
Si el acto no se consumara, se conduce otra vez
la hembra a su jaula, y por las observaciones Lechas. podrá formarse iuicio de si deben volverse
a calocar juntos al día siguiente o ha s^do una
falsa interpretación de los caracteres del celo.
Ocurre a veces que las ^Zartas primerizas no
dejan cubrirse fácilntente. En este caso, la convivencia de ntacho y hemhra debe alargarse y se
debe perntitir que el ntacho castigue a]a hembra; pero en este ntomento, y con ^luble motiv^^.
no debe dejarse de hacer la segunda monta al cabo
de ocho días, corno ya se ha indicado anteriormente.
Existen Martas que, una vez cumplido el acto
carnal, mediante una contraaián de la vtilva, armjan el semen al exterior. Como sc comprenderá, el
acto no se ha cumplido, y hay que volver a cr,locar otra vez la hembra al macho en aqueI mis:ne
momento o repetir la operación otro día y efectuar la anotación correspondiente en su tarjeta
ficha, no sólo para evitar falsas interpretacíonr_s,
sino para conocimiento de los empleados 'y que
extremen la. observación cuando de anotar aquella
hembra se trate.
Una vez preñada ta Marta, se la deberá dejar
disfrutando de la máxima tranquilidad, y antes de
que pueda llegar el momento del parto, se colocará a su alcance paja larga, de embalajes o eosa
análoga, para que ella m^sma la transporte a su
nidal y con calma y tiempa prepare el nido en
que ha de recibir a su futura prole.
En estos rnomentos no debe faltarle el a^ua, v^
que siempre el parto produce ttn poco de fiebre,
sienten sed y deben satisfacerla, constituyendo la
falta de agua un pel^gro para Ia éxistencia de sus
hijos.
La alimentación de esta época debe mejorarse y
se procurará darles sustancias lactógenas y produ^ toras de leche, a fin. dc que críe a sus l^equeños en medio de la mayor abundancia.
Una obstirvación debe hacerse, muy interesa.nte
y dificil dc cumplir : la curiosidad es, a veces, la
causante de la pérdida de la cría.
Y cíertámente que es una cur:osidad natural y
.
lógica.
E^perar durante un año el acontecimiento de
un nacimiento, y llegado éste no ver lo que ha sucedido, examínar e incluso TOC^R a las pequeñas Martas, comprendemos que es mucho pedir;
pero no hay más remedio, ya que existen rnadres
tan celosas que no permiten, e inclusa abarrecen, a
la cría que ha sido vista o rnanoseada por personas extrañas.
Llegado este caso, hay que examinar el nida3 y
retirar, si existiera, algún muerto. Pero este examen deberá ser hecho rápidamente, con delicadeza, con.cariño, y precisamente por la misma per^ona encargada de la explt^tación, la que dístribuye el al:mento y a ia que conocen y quiéren los
animales.
Es^ persona es la más indicada para ejecutar la
operación, y a pesar de ello, es práctica recomcndable que se tape la comunicación del parque Gon
el animal y aun que se impregné la persona encargada con fuertes olores en la mano, bien por
esencias artificiales o; lo qtre es mejor, can naturales. tomillo, retama, hierbabuena, albahaca, etc.
Y llega el momento en que las pequeñas Martas abren las ojos, salen al parque, crecen, pro-
gresau y, pur último, se aproxima el mamento del
destete, y en este caso se les transporta a su jaula
correspondiente, donde machos y hemhras juuto.,,
al principio, prosiguen su crecímiento, y más tarde
se les separa por sexos hasta que llega el momento del sacrificío para la obteneión de la piel o bien
su venta como ejemplar reproductor.
TARJETA-FICHA
Aparte de la documentación general de la ex-
plotación, que no es de este lugar su explicación,
toda hembra y macho deben poseer una tarjetaficha que acompañará como su sombra al animal
•
en todos sus desplazamientas.
Previamente, todos los animales de.la Granja
estarán numerados, así como las jaulas y departamentos.
El procedimiento más sencillo es eI de los núnieros para los departamentos y las letras para ]as
jaulas.
Así, como cada jaula consta de tres departamentos, éstos quedarán determinados mediante la
letra de ]a jaula, A, por ejemplo, y el número i
para el piso más bajo, el 2 para el central y el 3
para el piso superior.
En este caso, los departamentos recibirán las ^_Icnominaciones A-r, A-2 y A-3.
En tma pequeña explotación, Ias hembras pueden recibir las letras consonantes B, C, D..., y los
machos, las vocaIes A, E, I...
^n esta forma, el animal nacido de la hembra R
--- I O^ -
y del niacho U recibirá como nombre y seña R O.
En el caso de que sea una gran explotación, se
divide ésta en seccicmes, y dentro cíc cada seccibn,
se puede seguir el mismo procedimiento.
Cada seeción puede recibir nornhres esprc^ale-^.
de poblaciones, de personas, de animales, etc.
La tarjeta-ficha qtte se expresa a rnntinuación.
y que debe a^compatiar a todo animal, dehe ser lo
suficientemente clara para que se sepa al animal
a que pertenece y]a jaula o departamento que.
ocupa, más las anotaciones especiales que le corresponden.
Un modelo muy práctico es el siguiente :
TA RJ ETA-FI C AA
Granja .. . . . . . . . . . . . . Sec. de Martas . . . . . . .
Hembra ..... .... .... Jaula . .. . ,
.......
Nacida e( . . . . . . . . . . . . Departamento . . . . . . . .
Día
Verano...
Macho que la
cui rió
I a monta .
.........
2.a monta ..........
Ia monta ...........
. '
Invrerno. ^ `, a monta
'
Nacimiento . . .. . el día . . .. . de . . . . . de . .. . .
.
Número de nacidos . . . . . . . . . . . . . .
Muertos . .. .. . . .. . .. . .. . . .. .. . . .
Quedan ........................
Destete .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .
- ioó --
ORSERVACIONES
............................................
La escrupulosídad en ias anvta^ciones es prueba
de buena organización, y del examen de los lib7^o:;
se desprende, con toda claridad y^ exactitud, la
procedencia, el origen, la ascendencia y la historia
completa de cualquier animal.
Estas anotaciones son necesarias e imprescindibles para la marcha de la Gran ja ; péro es muy
apreciable cuando de adquirir' reproductores se
trata, ya que esta escrupulosidad es prueba de competencia técnica y organizadora y es causa, a la
vez, de que se pueda ped:r por los ejemplares
precios muy superiores a los que ri,gen en las Granjas en que todo lo fían al azar, a la casualidad y a
la buena suerte, sin que el estudio y la organización pongan nada de su parte.
Sed metódicos y ordenados, que el método y el
nrden son las mejores armas para la conquista del
éxíto.
ENFERMEDADES DE LAS bfARTAS
Es regla, que hay que tener presente siempre,
que en la cuestión de enfermedades es preferihle
prevenir que curar.
Si siempre es difícil el diagnóstico en una enfermedad, aun tratándose de hombres, en los que
los síntomas son fácilmente observables y ellos mis^
._. . 1 oC) ^
tnos explican la causa de su dolencia ; si talavia
en el niño se dificulta por la poca precisión cle sus
indicaciones, calcúlese cuál será la situación del
l;ranjcro cuando sospecha que un animal se en_•ue^^tra enfermo.
Y si el aniinal es de ín^lole que }iace casí impc,sihle su examen, las dificultacles son todavía mayores.
>\TO hay, pues, que buscar una ecouomía en los
gustos correspondicntes a la cuestión higíene, y es
de absoluta e imprescind:ble necesidad observar,
ha.sta en sus menores detalles, sus pr^ceptos.
En todos los animales el examen más campleto
y fácil es el de sus excretnentos; este examen puede ser no sólo útil, sino lo suficiente para darnes
cuenta del estado de salud del animal.
Y los excrementos deben ser duros, pero nunca
desecados. Con una práctica, aunque pequeña, basta ver las deyeccioiies sólidas en el parque, para
darse cuenta de las ncce5idades del an:mal.
En cuanto una Marta aparezca enferma, el pri^ner cui,dado que hay que poner en práctica Es el
afslamíento rnás absoluto, e inmediatamente elegir
un sitio que reúna condiciones, que sea seco, aireado, cálido, muy especialmente cuando el animal padezca de reuma, pneumonía, etc.
Una práctica muy conveniente es el ^de purgar
a los animales de tiempo en tiempo, toda vez qtie
5us intestinos son asiento de parásitos, con ?crlo
el cortejo a ellos anexo. Una purga bien espaciada
y bien elegida desembaraza el intest.no d:e estos
iiu :..
1»rásitos^ tan peligrusos y proporciona al anin^al
una temporada de verdadero descanso.
Puede bastar, por regla general, y como meli<í.i
higiénica y preventiva, el uso de una pequeña dosis de sal (^laubcr en la lecbe y de 3 a 4 veces por
año, regularmeute espaciadas.
Avudan a esta acción el uso de frutas en ]a alimentación.
Una de las afecciones más corrientes son las correspondieutes á las deI tubo digestivo. Por esta
razón se debe dejar en el parque, y a su disposic:cín, un buen pedazo de carhón de madera, y
cuando los animales lo necesitan, van a rcerlo; La
Naturaleza es el mejor ayudante del granjero.
También los piojos, pulgas y demás insectos provocan especiales estados de inquietud y de desasosíego én los animales, los que acaban depauperán,
cíose en tal forma due incluso pueden morir.
Es necesario desembarazar a las 1^Zartas de todoc estos parásitc^, y entonces se hace impres,^indible el uso de un buen insecticida que no sea tcíxico ni maloliente. Estos polvos se distribuyen sobre
la piel, y al cabo de algunos dias los animales viven tranquílos y engordan inclusive,
Otra cattsa n^uy corriente de enfertnedad es la
llaga, bien por riña con sus congéneres o por otra
causa cualquiera.
Las llagas frescas o recientes se tratan con tula
mezcla por partes iguales de trementina y aceite
de lino cocido, y las llagas supuradas deberán ser
lavadas diariamente con jabón negro y agua ca-
,
1^
(iente y tratadas con un antiséptico ni ^;átl^tit^6 ni
colorante, como el aniodol al Io pcr^ xbo. -
Cuanto hemos dicho respecto a^ lxs ^lartá^, se
puede repetir para las Fuínas y, en genq9,a1, `p^ra
^
^^
todos les anitnales productores de ^ piel.
Respecto al resto de las enferntedades que puerlen sufrir las Martas, ni exísten pro^edimientos
ctn^ativos sancionados por la práctica ni creemos
que pueda en la mayor parte de los casos ]levarse
a una realizacióu verdad. Por esta razón, nos abstendremos de hablar más del a^unto, debiendo úni^amente advertir que se puede hacer uso de ct^anto hemos expuesto en ENFERMEDADES DE
LOS CONEJOS, ya que teóricamente tienen aplicación.
PREPARACION DE LA PIEL
Las pieles requieren una preparación especial,
además de haber sacrificado al animal en el momento conveniente. Este es precisatnente cuando
su piel tiene el máximo valor, es decir, después
de pasados los fríos más rigurosos de la localidad.
En cuanto al modo de darles muerte, remitimos
al lcctor a nuestro tomo del Curso de Cunicultura
por correspondencia, donde se explica detallac?amente este punto interesante.
Por esta razón, pasaremos a explicar cómo debe
sacarse la piel, una vez sacrificado el animal.
Muerto éste, se le coloca, pendiente de un garfio,
con la cabeza arriba, Se le hieride la piel a lo largo de la cara interior de las patas de atrás, pasando
de una a otra por el ano.
La piel se vuelve, como si se tratara de un guánte, subiendo ha,cia la cabeza y tomando precaución
espec^al para que no sea de^garrada ninguna parte.
Se separan las adherencias de grasas existentes
con un cuchillo de hueso o de lámiuas no cortante,
y se extiende la piel sobre una plancha de madera bien abierta.
Entonces se la desembaraza de toda^partícula de
grasa y se la lava y trata con jabcín de Marsella,
y una vez bien limpia, se enjuga con un lienzo
para quitarle la humedad.
Se la coloca sobre el molde correspundiente, que^
es una plancheta de 75 centímetros de longitud, 6
a 8 de anchura y un centímetro de grueso, de bordes adelgázados, y una vez en ella, se la deja a la
sombra unas dos a ocho días, según la temperatura y humedad del añ^biente, para su desecamiento:
Estará completamente seca cuando el cuero se
encuentra apergaminado, y entonces se recogen y
se guardan para la venta.
F^ay que tener presente que no es cónven_ent2
que la dé el sol, e íncluso conviene que los rayos indirectos vayan contra el cuero y no contra el pelo,
para que no se deterioren ni se decoloren.
Una piel de Marta parece llegar, y de hecho
ha llegado, hasta el valor de io6 dólares oro americano.
Tenemos a la vista la lista de precios del Canadá, y según ellos, se vendíeron unas 45.00o pieles
de Marta con un valor total de i.o45.8ro dólares,
que dan un promedio de aa,95 dólares por pieza.
En septiembre de rg23 se vendieron en Mon-
treal 7.^}58 pieles de l^^larta, y de ellas i i piele^, extraoscuras a io6 dólares; dos oscuras, a 60; las
claras, de 2o a 4o dólares, y las pieles inferiores, de
^
To a 30.
Por ténuino medio, una piel de Marta varía entre 25 y'^.50o franco,, ^ sea i a^oo deílares. Esta
escala, tan variable, es del^icla a ia iml>erfección
con que se obtienen las pieles y, sobre todc^, a que
las obtenidas por animales salvajes están niu^chas clc
; tlas deterioracias.
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