Michèlle Torr “la mujer nacida cantante” Con ese apodo la calificó el gran chanteur Maurice Chevalier. Michèlle Torr fue a Eurovisión ’66 por Luxemburgo y por Mónaco en el ’77. Es una de las mejores intérpretes de la escena francesa del siglo XX. Mujer de belleza suprema y elegancia extraordinaria se dio a conocer en Europa por sus participaciones en el Festival de Eurovisión, pero ella ya llevaba una carrera consolidada en el mundo de la canción en Francia, su país natal. El no ganar no supuso una catástrofe. Todo lo contrario. A Michèlle el Festival le sirvió de plataforma para vender más discos, sobre todo en el área francófona durante la década de los sesenta y setenta. Nació el 7 de abril de 1947 en la población de Perthuis en la Vaclause, en la Provenza. Eran años de ilusión después del desastre que supuso la Segunda Guerra Mundial para Europa, en especial para Francia. Hija de unos padres modestos y con gustos musicales exquisitos la niña Michèlle desde pequeña estuvo en contacto con la música. Cantaba desde los seis años. Su madre siempre se preocupó de formar a su hija dentro del mundo artístico y lo consiguió por que la niña valía y mucho. Concursó en muchos programas de radio local y ganaba todos los premios cuando tenía edad de jugar. Con 14 años fue telonera del gran cantante Jacques Brel en el Palais des Papes de Avignon en 1961. Dejó al público impresionado por el portento de su voz y de allí a París. En 1963 al ganar un concurso musical con el tema “Exodus” se dio a conocer en la escena musical francesa. Entonces la casa discográfica Mercury la contrató y grabó su primer disco titulado “C’est dur d’avoir 16 ans” que salió a la venta el 13 de enero de 1964. Entró en la lista de éxitos en cuestión de una semana. Ya nadie era indiferente a la voz de Michèlle, eran los años de aclamación de figuras jóvenes, adolescentes en la esfera musical que buscaban su lugar en medio de las grandes estrellas de la canción ya consagradas. Eso también pasaba en España. La televisión se fijó en ella y durante 1964 apareció en casi todos los programas de variedades franceses como “Jeneusse oblige” y “Le bon número”. Ese año sale su segundo título “Dans mes bras oublie ta peine”. Hizo una gira y la contrató el sabio empresario Paul Lederman para hacer un espectáculo en el Olympia de París con Claude François. Entró a formar parte de la escena de music-hall parisino en los meses de septiembre y octubre. Sacó trabajos como “Dis-moi maintenat”, “Le grande chanson” y “On se quitte”. Todo empezaba a irle bien, éxito tras éxito, cuando una tragedia la marcó para toda su vida. Quien podría pensar que con el coche que Michèlle regaló a su madre comprado con el dinero de sus primeras galas la pobre mujer sufriría un grave accidente en diciembre de 1965 y moriría. Desde entonces, dicen que llevan junto a su corazón el anillo de su madre en forma de colgante. Marcó toda su carrera posterior. Dejó a dos hijas huérfanas. Michèlle tuvo que encargarse de educar a su hermana pequeña Birgitte de nueve años. Permaneció con coraje en la escena porque ahora más que nunca no podía decaer. Todo lo contrario se creció y su éxito también. El 5 de marzo de 1966 fue escogida para representar a Luxemburgo la XI Edición del Festival de Eurovisión que se celebraba en el Gran Ducado. Como anfitriona estaba muy nerviosa y defendió el tema de Jacques Chaumelle y Bernard Kesslair “Çe soir je t’attendais” con una garra extraordinaria. Quedó décima con 7 puntos empatando con la alemana Margot Eskens y la intérprete de Finlandia Ann Christinne Nystroem. Fue el año en que Raphael con “Yo soy aquel”, quedó séptimo, y ganó el austríaco Udo Jürgens con “Mercie Cherie”. Pero también participaron Domenico Modugno por Italia con “Dio come ti amo”, incomprensiblemente último. La sueca Lill Linfors quedó segunda y la noruega Ase Kleveland, tercera, conocidas por los eurovisivos en los años ochenta por presentar los Festivales del ’85 y ’86 respectivamente. Saltó a las primeras páginas de la prensa rosa a finales de 1966 por su romance con el guapo cantante Christophe (en la foto) que hizo popular el tema “Aline”. De esa relación nació un niño el 18 de junio de 1967, Romain: Pero ella no quiso casarse con Christophe y con audacia inusitada en esos años fue madre soltera. Ya dijimos que coraje a esta mujer nunca le faltó. En 1968 hizo una gira con Salvatore Adamo por los países del Africa Negra. Tras la gira volvió a la televisión al show de Roger Lanzac “Tournée Téle Dimanche en vacances”. En 1969 se casó en Avignon con Jean Vidal en medio de una multitud de admiradores que abarrotaron las puertas de la catedral. Su fama era enorme en Francia, pero debía abrirse a otros países. En 1970 estuvo en el Olympia de París con un recital que llenó la sala durante los días 8 al 22 de febrero. Enrico Macias le escribió el tema “J’ai pleuré de joie” que fue otro gran éxito. Además nació una amistad enorme entre el autor y la cantante en los años siguientes. Participó en el Festival Internacional de la Canción Orfeón de Oro en Sofia, Bulgaria con el tema “J’ai arrête le temps”, canción que no tuvo éxito en Francia. En 1971 marcha a Japón y participa el 27 de noviembre en el Festival Mundial de la Canción de Tokio, como otros muchos eurovisivos, y ganó el primer premio con el tema escrito por Paul Mauriat “Enfant’s d’ujourd’hui, hommes de demain” cantada en japonés, lo que le valió una ovación del público nipón. Se los metió en el bolsillo. Menuda hazaña el cantar en japonés en pleno directo. El 27 de noviembre de 1973 tuvo se segundo hijo, esta vez una niña que llamó Emilie. Sin dejar el mundo de espectáculo los años setenta fueron los más productivos en la carrera de Michèlle Torr. Entre 1975 y 1976 vendió 1.600.000 discos, con trabajos escritos por grandes autores como Jean Albertini, Sylvain García y el eurovisivo Olivier Toussaint –que representó junto a su esposa Caline a Mónaco en París ’78 con la canción “Les jardins de Monaco”- Grabó los Lps “Une vague bleue” en 1974, “Cette fille c’était moi” en 1975 y “Je m’appelle Michèle” en 1976. Representó a Mónaco en la XXII Edición del Festival de Eurovisión en Wembley el 7 de mayo de 1977 con “Une petite française” escrita y compuesta por Jean Albertini, Olivier Toussaint y Paul de Seneville. Esta vez se le hizo más justicia que en 1966 porque quedó cuarta con 96 puntos, en uno de los Festivales más competitivos de la época. Fue inolvidable su traje rosa diseñado en volantes, la larga melena rubia y la peca al lado de la boca que la caracterizaba. Extraordinaria, la letra hablaba de su vida. Pero no pasó nada por no ganar, es más, consiguió en Francia el Disco de Oro por este trabajo. En 1978 con “Emmène moi danser ce soir” vendió más de tres millones de discos, que según prensa de la época se hizo “un himno para toda una generación de mujeres de su edad”. Fue recompensada con tres discos de oro. En lo sucesivo empezó a grabar sus temas en inglés, alemán, español e italiano. Junto a Albertini y Barbelivien hizo los trabajos “Quand un homme a du charme” en 1979 y “Lui” en 1980. Con C. Jérome hizo “Discomotion” en el ’79. Más títulos, “Le pont de Courthezon” en 1980, “J’en appelle a la tendresse” en 1981 “A faire pleurer les femmes” en 1983, “A mon père” (1983), “Qui” (1986) y “Et toute la ville en parle” (1990). En su repertorio había temas muy populares en Francia compuestos por Pierre Delanoë como “Ma vie avec toi”, “Argentina”, “Grace”, “Les femmes dansent” etc. Gracias a su trabajo con Mike Oldfield “Donne moi la main, donne moi l’amour” recibió otro disco de oro en 1981. Entre 1982 y 1984 hizo una gira por Francia visitando 240 ciudades. En 1987 hizo un homenaje a Edith Piaf en el Olympia de París incluyendo en sus conciertos uno de los éxitos más importantes de la Piaf, “L’hymne a l’amour”. La apodaron “la nueva Piaf rubia” y es que los franceses son así de rotundos. Momentos duros llegaron de nuevo a la vida de Michèlle Torr en 1989, cuando se separó de su esposo Jean Vidal y tuvo graves problemas de salud que la obligaron a dejar los escenarios por una larga temporada por recomendación de sus médicos. Vuelve a grabar en 1991 un trabajo de Christian Accardi “Ne m’oublie pas”. Descubrió el sabor de componer ella misma sus temas y lo hizo durante los años noventa con canciones como “Tu ne vaux pas une larme”, “Le mots pour te dire” en homenaje a su madre, Rentrer sur scène”, etc. Tuvo un nuevo éxito en el Olympia de París en enero de 1996 triunfando durante una semana entera. Entonces se convirtió en empresaria creando su propia sociedad M.T. Productions dedicada a la producción de discos. Con 50 años se había convertido en todo una estrella que además supo mantener el tipo a pesar de los baches que le trajo la vida. Por eso, por su tenacidad, en mayo de 1997 recibió la condecoración “Chevalier dan l’Ordre des Arts et des Lettres” de mano del Ministro de Cultura francés. Volvió al Olympia de París y al Gran Casino en los años 1998 y 1999 y sigue siendo una referencia en la escena musical francesa con 59 años y cincuenta en el mundo de la música si tenemos en cuenta que ella empezó a cantar a los 6 años. Algunas fotos de esta reseña están en la página web que se ha diseñado para la artista, http://jc.michel.free.fr. Allí podréis encontrar más como punto de referencia para sus fans. También publica en 2004 su autobiografía donde detalla lo más íntimo de su vida, libro que titula “La coleur des mots” editado por Jacques-Marie Laffont.